Algunos sostienen que el karma
Es parte de la acción
metafísica
Que reparte premios o castigos
Según nuestras acciones de
vida.
¿Pero quien lo determina?
¿En qué libro de la
existencia está escrito?
Me digo: el caos genera caos y la Naturaleza
Sólo elabora planes
Vinculados a la vida y la muerte
Sin consideraciones morales.
Entonces, ¿quién "maneja" los
karmas?
¿Acaso la Matriz de
realidad virtual
A modo de ente cibernético que alza
pancartas
Del bien y del mal, avasallando omnipotente
Nuestra sufrida humanidad?
¿Un Dios único exclusivo y
excluyente
No abonado a ningún sindicato de
fieles?
¿Un Dios pragmático y asequible
A católicos,
cristianos de toda laya,
musulmanes,
brahmanistas,
confucionistas,
sintoístas
judíos :-ortodoxos de la Torá;
sionistas pro imperiales; liberales de las sagradas
escrituras;
animistas
y todo el resto de las creencias seculares y
profanas?
¿Estará escrito en las runas?
¿Es parte acaso de los textos
védicos?
¿Menciona la Kábbala el karma
Como parte de un orden arcano
De características legislativas
metafísicas?
Yo he cometido adulterio
-y en cantidades "industriales"-;
Yo he sido inmoral
Con algunas conductas puntales
(la rima es casual pero vale).
Yo he sido y soy aún
-aunque algo atenuado por la cercanía de
la muerte–
Egoísta y egotista.
Por lo tanto, me digo: no me quejo de mi
karma.
Acepto pagar culpas como parte activa
De causa y efecto
(o es efecto y causa?)
Y está bien que así sea.
(después de todo, la justicia que
tenga al hombre
Como hacedor, se desvirtúa por imperio
De nuestra propia subjetividad).
Pero Dios.sabes que muchos te tienen
Por un Dios de Mansedumbre y de Justicia
(yo prefiero hablar de ira y de venganza).
Por eso te pregunto(a ti, sí, claro):
Me pregunto (otra vez):
¿Por qué, amparado en la
potestad
De tu propia justicia
(Supuestamente divina; supuestamente
justa)
¿No laceraste el tronco de mi propio
árbol?
¿Por qué no quistaste parte de mi
savia
Socavando el conducto de humedales
¿Y el humus de mi hábitat?
¿Quién debe pagar sino quien
hace el mal?
Pero no fuiste al tronco.
Caíste con una ira despreciable
Sobre una de mis ramas.
Y la desgajaste.
La quebraste.
La dejaste sin hojas
Para que los vientos se ensañaran con
ella.
(Hablemos claro, Dios: con unción
religiosa
No tuviste reparos morales
En escoger como sujeto de tu ira
Al más frágil e inocente de mis
hijos).
Y llenaste de tinieblas su intelecto
Apagando cada una de las luces
Que iluminaban la recámara de su
espíritu.
Furtivo ladrón, tomaste sus
neuronas
Como velas de cuya luz se apodera el
viento.
Desquiciaste su cabeza (léase cerebro)
Y enfermo de venganza
Liberaste el sello originario
Dejando que la suma de todas las angustias
Y los miedos
Penetraran en ese recinto inviolable.
(Esquizofrenia es el rótulo
médico).
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