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La motivación, necesidad de la Pedagogía (página 2)




Enviado por Ibrain Salgado Paz



Partes: 1, 2

que inician, sostienen o detienen la conducta.

Al revisar estas definiciones se evidencia que la
motivación es algo: dinámico, que genera
cambios en las personas – que toma en cuenta la historia personal y su
experiencia, – que puede atribuirse a estímulos externos
pero también hay reacciones provocadas por
estímulos internos. Pero, aplicada al proceso
docente, ¿cómo definirla?

Según el doctor en Ciencias
Psicológicas y profesor de la
Facultad de Psicología de la
Universidad de La
Habana, Fernando González Rey (1983), la
motivación es un proceso síquico y
manifestación caracterológica de doble contenido y
determinación: cognitivo y afectivo.

Sin dudas que MOTIVAR es una de las palabras cuyo
significado es diverso y a la vez es una de las partes medulares
y más complejas del proceso enseñanzaaprendizaje, que
impulsa a aprender y en general actúa como componente
catalizador en la actuación del hombre. Por
ello el componente volitivo desempeñará un papel
fundamental.

En síntesis,
la motivación
es un proceso dinámico en el cual el individuo
orienta sus acciones hacia
la satisfacción de las necesidades generadas por un
estímulo concreto y, al
conseguirlo, experimenta una serie de sentimientos
gratificantes.

Es importante destacar que jamás se puede separar
al maestro de la persona y cada
educador debe saber cómo desea ser en su profesión.
Está demostrado que los maestros evaluados como
"MOTIVANTES" hacen que se distinga y aprecie la materia que
explica. Son muchos los casos de estudiantes que hasta un momento
determinado no esperan con agrado el desarrollo de
una disciplina.
Sin embargo, al tener la oportunidad de compartir e intercambiar
con un profesor verdaderamente comprometido con su rol y sus
funciones como
educador, comienzan a experimentar cambios en el proceso
de recepción y aceptación plena del contenido que
está recibiendo.

El alumno debe ser un objetivo para
alcanzar la secuencia de los propósitos docentes y
educativos a partir de los mejores esfuerzos, y por tanto,
requiere que el maestro siempre desarrolle acciones POR y PARA el
estudiante, activando los impulsos de estos y haciendo que la
enseñanza constituya un acto estimulante.
Alentándolos ampliamente, pero permitiéndoles
avanzar a su propio paso, la enseñanza resulta más
efectiva que cuando se obliga a todos a transitar por un
único camino. Tener en cuenta las diferencias individuales
de los estudiantes es fundamental en el proceso motivacional. No
se olvide que el docente debe trabajar para lograr el aprendizaje
significativo o sea, el que penetra en los estratos profundos
de la conciencia del
estudiante. El maestro debe orientar al alumno y ayudarlo a
asumir responsabilidad por su propio
aprendizaje.

Desarrollo

La motivación constituye una parte importante
de la
personalidad. No está implantada en ella, sino que
surge desde dentro como una fuerza motora.
Gran parte de ella está debajo del nivel de la conciencia,
de tal forma, que el individuo mismo a menudo no entiende por
qué actúa. Hay muchas formas para equilibrar el
patrón de motivaciones y evitar desniveles en los
educandos.

Cuando hay ausencia de motivos para el estudio, puede
caerse en el formalismo y en la superficialidad en la
asimilación de los conocimientos, por lo que resulta
fundamental la formación de adecuados motivos que
garanticen el hecho de que los alumnos participen en la actividad
docente y se entreguen a ella con placer. Esta tarea adquiere
mayor relevancia en el caso de los Institutos Superiores
Pedagógicos desde el primer año y en su antecedente
inmediato de los Politécnicos: el aula pedagógica,
la que debe prepararlos para enfrentar con interés el
llamado Curso Introductorio. Esta tarea reclama atención por parte de cada
institución, en la medida de sus posibilidades.

Para lograr la formación del joven con vastos y
profundos conocimientos (perfil amplio), comprometido con el
momento que vive, competente y eficiente en su función,
con las habilidades necesarias y con una motivación para
el estudio, conformada por fuertes motivos e intereses
cognoscitivos, de autopreparación y
autorrealización, es necesario que el trabajo del
profesor se oriente y organice en óptimas condiciones con
el propósito de desarrollar las potencialidades de cada
joven. Por ello, los primeros motivados, los más
comprometidos, deben ser los educadores. Construir el imaginario
de las clases, enseñarles a pensar, a estudiar, para que
puedan por sí solos alcanzar objetivos
superiores, para que puedan buscar e investigar en beneficio de
su nivel de actualización, debe llegar a constituir una
necesidad social fundamental en el comportamiento
e interés profesional de un docente.

Partiendo de nuestra experiencia se propone pensar la
motivación como la voluntad cognoscitiva y afectiva del
estudiante para implicarse con su maestro en el cumplimiento de
los objetivos de un Programa, un
proyecto, una
tarea; mediante la acción
consciente, planificada, original, estimulada por un conjunto de
factores de diversa índole, sustentada
científicamente y que es llevada adelante por el docente
como guía del proceso y ejecutada por sus protagonistas,
los alumnos.

En este proceso resulta fundamental el establecimiento
de un ambiente
agradable a través de la comunicación
afectiva
que propicie el diálogo y
la reflexión libre y voluntaria, el intercambio y la
expresión emocional, es decir, fomentar un clima que
favorezca estados sicológicos de seguridad,
confianza y respeto mutuo
para así lograr una disposición favorable no
sólo hacia el intercambio y la reflexión, sino
también hacia los contenidos abordados e incluso, hacia la
vida en general.

Por lo tanto, es esencial trabajar en interés
de que la actividad docente y extradocente y el clima en el aula
estimulen la reflexión y el complemento vivencial del
proceso.

Resulta de gran interés preguntarse
entonces:

¿Qué características debe reunir
un profesor evaluado como motivante?

Diversos especialistas se han referido a las cualidades
que deben identificar al buen maestro. Entre ellos están
los ya mencionados José María García
Garduño y Armando Rugarcia (1985), además, Beatriz
Junquera Cimadevilla (1995) y Nancy Chacón Arteaga (1995),
quienes abordan tan importante temática a partir de la
condición formadora como profesional de la educación que debe
distinguirlos. Debe pensarse en ese ideal teniendo como soporte
su función social, ética,
estética y cultural, al levantarse como
sujeto – paradigma ante
sus alumnos, en primera instancia, ante la sociedad a la
cual tributa y ante sí mismo. Adjetivos como respetuoso,
exigente, justo, culto, capaz, activo, amable, digno, optimista,
honesto, cumplidor, abnegado, maestría pedagógica,
amor a la
profesión, se lee de una u otra forma en los muchos e
importantes discursos al
respecto. Todos destacan valores que
resultan incuestionables y muy necesarios en la personalidad
del educador. A partir de estas ideas y las derivadas de la
experiencia de la autora se propone un sistema de
atributos que deben cultivarse en todo hombre, sobre todo si
estos se están preparando como educadores.

. Humanismo:
capaz de ejercitar la integridad propia y desarrollar la ajena.
En este sentido de totalidad, de plenitud, se piensan en virtudes
como: alto concepto del
deber y de la obligación moral al tener
la responsabilidad de ser ejemplo y de preocuparse por su
instrucción como forma de desarrollar el pensamiento,
así como por la educación de los
sentimientos, todo lo cual debe tener su reflejo armónico
en la colectividad humana. Es por ello que la honestidad,
dignidad,
generosidad, bondad, solidaridad,
respetuosidad, optimismo, exigencia, incorrupción;
capacidad de analizar y disculpar, se alzan como justas y
equilibradas fortalezas en la entereza del carácter.

. Nexo coherente entre el pensar, el decir y el
hacer.

. Patriotismo, sentido de pertenencia, voluntad de lucha
y aptitud de servicio.

. Laboriosidad y disciplina: ver el trabajo como
hábito moral.

. Cultura,
inteligencia,
sensibilidad, espíritu creativo, renovador e
investigativo. Dominio
científico de la materia que imparte.

. Capacidad de reflexión, autoridad y
tolerancia,
paciencia, comprensión, flexibilidad, sistematicidad,
crítica
y autocrítica.

. Demostrar su maestría
pedagógica.

. Ser un buen comunicador.

. Velar por proyectar una imagen
agradable.

Poco ayuda al perfeccionamiento en cuanto a
formulación de objetivos, contenidos, métodos,
sistema de evaluación, etc., si no tenemos en cuenta
todos estos elementos que forman parte del sistema de
motivaciones que determinan la actividad docente, es decir, la
motivación no se improvisa, constituye un engranaje
múltiple donde el profesor tiene que ser capaz de cultivar
y conjugar todas esas virtudes con el objetivo de favorecer el
desarrollo armónico de la personalidad individual del
estudiante, formar hombres, crear un puente entre el aula y la
vida, teniendo como subsuelo su propio ejemplo.

¿Qué factores "otros" pueden resultar
motivantes en un aula?

Llama la atención la tendencia que defiende A.
Bandura (1976) para quien la primera fuente de motivación
son: nuestros propios pensamientos, basados en
anteriores experiencias, a través de los cuales las
personas tratan de imaginar cuáles serán sus
consecuencias, mientras que una segunda fuente de
motivación es la fijación de objetivos para
enjuiciar lo realizado. De este modo, cuando los alumnos adoptan
como propios los objetivos propuestos por el profesor, o lo que
es lo mismo, cuando se sienten fuertemente comprometidos con
él, se vuelven más automotivados para obtener
logros escolares, valorándolos de forma más positiva
si son claros, específicos, razonables, asequibles, y en
caso de que sea posible, alcanzarlos en un período
relativamente corto de tiempo. Todo
lo cual halla franca correspondencia en la idea que sobre
motivación se expuso anteriormente.

Se suele decir que una enseñanza de calidad es
motivadora pos sí misma, aunque la experiencia demuestra
que esto es sólo verdad en cierta medida., porque hay que
tener presente todo un sistema de factores capaces de propiciar
el éxito
en el proceso educacional-instructivo. Se trata, por lo tanto, de
comprobar cuáles pueden ser algunos de los factores
motivacionales que apoyan la perseverancia del alumno en las
actividades del proceso docente educativo.

Partiendo de las diferentes teorías, se analizan algunos factores que
pudieran resultar motivadores en las aulas.

En cuanto a la labor de un docente, son varias las
dimensiones más relevantes. Sin olvidar lo declarado
anteriormente por el alcance y trascendencia indiscutible que
tiene, se presenta una relación, teniendo en cuenta los
aportes de las distintas teorías acerca de la
motivación y los criterios de varios especialistas. Son
ellas las referentes a:

– La diferenciación del contenido respecto a
cualquier tipo de discurso, su
nivel de interés, capacidad explicativa y
dosificación.

– Las técnicas y
métodos que se introduzcan, así como la posibilidad
de seguimiento y asimilación por parte de los
alumnos.

– La utilización de la anécdota oportuna,
atrayente, educativa, que movilice el pensamiento y posibilite su
dimensionamiento universal.

– La puntualidad y dedicación a cada aspecto por
parte del profesor.

– La estructuración de la exposición.

– La utilización de referencias y citas,
así como las menciones a material impreso y bibliografía más
actualizada.

– La utilización correcta y oportuna del
pizarrón, diapositivas, transparencias, películas,
o cualquier tipo de material ilustrativo e incluso situaciones de
la vida cotidiana, cuando se ajuste a la
situación.

– No debe descuidarse la intención de que el
estudiante compruebe la aplicación que tiene lo que
aprende en el entorno en que vive, es decir, la utilidad de lo
aprendido.

– El estilo de explicación del docente, el tono
de voz, así como su modulación
y velocidad,
apoyado por el lenguaje
extraverbal. Todas las acciones de un verdadero profesor deben
ser portadoras de su ética
profesional.

– La interrelación con la audiencia a partir del
componente afectivo y la competencia
comunicativa del docente.

– La evaluación de la comprensión de la
audiencia ante lo explicado, también conforman la compleja
red de ejes que
pueden incidir en el éxito del proceso de
enseñanza.

A todas hay que dedicarles tiempo en el proceso mental
de construcción de una clase. Mucho
más cuando los estudiantes llegan con deficiencias y en
muchos casos desmotivados hacia la futura
profesión.

Siguiendo a Keller (1983), a Keller y Kopp (1987), y a
Keller y Susuki (1988), entre otros autores, se ha expuesto por
estudiosos del tema que es posible sistematizar todos los
factores motivaciones y reducirlos al hecho de que la información recibida se procesará
mejor si existe: atención y reconocimiento de la utilidad
de algo, si se prevé que se va a tener éxito y si
la actividad produce alguna satisfacción.

La atención es una concentración
selectiva sobre algo que encaja en los esquemas previos, o
reconocimiento de la información, y supone el primer paso
para que e aprendizaje sea significativo. La imagen del profesor,
su capacidad como comunicador eficiente, puede favorecer la
aproximación al auditorio.

Uno de los factores que más incide en la
atención es la: curiosidad, relacionada con el
interés que el docente ha logrado despertar por el tema en
los alumnos y provocada por la novedad, la paradoja o lo absurdo,
aunque siempre en pequeñas dosis, lo cual se puede lograr
en clase mediante el planteamiento de preguntas-problema al
inicio del tema, que creen entre los alumnos conflictos
entre datos y
conceptos, hechos y principios, o
también a partir de una técnica participativa que
propicie la construcción o consolidación de
conocimientos, al dejar alguna interrogante en una clase, que
incluso los propios alumnos pueden investigar, o la
presentación por los propios estudiantes de otras
alternativas que les resulten atractivas, etc.

También la ordenación de
conocimientos
con algún esquema, de contenido
más fácil a más difícil y la
incitación al alumno mediante preguntas-problemas que
se intentarán resolver. Estos elementos se denominan por
algunos especialistas: organizadores (son aquellos que
facilitan la adquisición de los conocimientos por parte
del alumno, teniendo en cuenta sus posibilidades), los que se
deben dosificar durante el transcurso de la clase.

Otro factor que incide, ya aludido anteriormente, es la
: capacidad de comunicación del docente, es decir la
claridad de la exposición, modulación de la voz,
entonación, en fin, técnicas de dicción, la
cual se encuentra interrelacionada con su competencia
comunicativa y todos los componentes de carácter verbal y
extraverbal, incluso de carácter afectivo, que facilitan
el trato alumno- profesor sobre la insoslayable base respetuosa
que debe identificar la relación docente- discente. Se
reclama particular reflexión sobre el término
"respetuosa". No debe confundirse el trato solidario y
camaradería, con la "confianza" y el desconocimiento de la
frontera:
alumno – profesor.

Por otro lado, para mantener la atención son muy
útiles los ejemplos y anécdotas, tanto de
naturaleza
positiva como negativa, para la mejor comprensión de un
texto, las
cuales pueden extraerse del entorno, de lo cotidiano, de la
realidad que se vive, de la historia que identifica a los
pueblos. Con estos recursos,
utilizados inteligentemente, se favorece el grado de
actualización de los alumnos y se dimensiona su desarrollo
cultural, aspecto medular en la formación de un joven.
Esto puede relacionarse con las técnicas de
explicación.

Por último, los mismos alumnos pueden resolver
los conflictos
mediante el uso de estrategias
algorítmicas y heurísticas
, así como
los pasos del proceso hipotético-deductivo. De este modo,
cuanto más atención logre atraer el docente, mayor
será la motivación del alumno.

Se insiste en el hecho de no olvidar las
características generales que deben identificar al
buen educador.

En segundo lugar, la motivación en el aprendizaje
puede mejorar si el alumno percibe que puede resolver alguna
utilidad propia mediante la instrucción. Los deseos
y necesidades que pueden mover a la acción, aunque son
múltiples, pueden clasificarse como sigue:

  • personales ( jerarquía de necesidades, que
    comienzan a partir de las de más bajo nivel-
    supervivencia, pertenencia, autoestima y concluye en las de
    nivel superior, logro intelectual, apreciación,
    autorrealización, de forma que cuando quedan
    satisfechas las necesidades de un determinado nivel, las
    personas se sienten motivadas para satisfacer otras de nivel
    superior) .

  • instrumentales (una meta inmediata se percibe como
    requisito para obtener metas deseadas posteriores
    )

  • culturales (coinciden con los valores de ciertos
    grupos de preferencias).

El problema está en cómo incitar al alumno
a que considere una información útil. Un análisis, teniendo en cuenta propuestas de
estudiosos del tema, puede orientarse a que :

La adquisición de resultados positivos,
propicia el esfuerzo, por lo que conviene que el alumno logre
resultados efectivos en condiciones de riesgo moderado.
Así, el profesor debe establecer una línea base,
con variedad de metas, de forma que cada uno alcance
calificaciones positivas que permitan el autorrefuerzo,
valorables tanto por él mismo, como por su entorno. Es
imprescindible demostrarle a los alumnos que pueden alcanzar un
objetivo. Para ello es vital la voluntad del sujeto y la
inteligencia del educador para distinguir situaciones de
"situaciones otras".

En el caso particular de la enseñanza
técnica y profesional esta recomendación resulta
fundamental. No se deben olvidar las características de
los alumnos que se reciben. En correspondencia con dicha
realidad, se debe trabajar y dirigir el aprendizaje,
después de un análisis lógico en los
espacios correspondientes de los ejes referidos.

La concesión de oportunidades a los
alumnos para que se responsabilicen y satisfagan sus necesidades
de poder, suele
fomentar la motivación mediante selección
de temas, debates, proyectos, etc.
Es indispensable conceder al alumno tiempo para la
reflexión. El trabajo en grupo, puede
ayudar. Claro, es primordial la orientación con suficiente
tiempo, así como todo tipo de indicación que
otorgue posibilidades de desarrollo al estudiante, incluyendo el
soporte material indispensable.

La importancia de que los alumnos consideren la
necesidad de las tareas para futuras metas. Todo esto
resulta substancial para la motivación de los alumnos. No
debe indicarse el estudio independiente por cumplir con un
requisito de la clase. Este debe responder a intereses
específicos del profesor, conocedor de sus alumnos, y debe
contribuir, en diferentes momentos, al desarrollo de los
educandos en el componente docente, investigativo y laboral.

Otro factor motivacional son las actitudes hacia el
éxito o hacia el fracaso
que influyen sobre los
sucesos reales, por lo que se trata de conseguir ambientes
educativos que estimulen a los alumnos. Para ello se suelen
emplear algunas de las técnicas siguientes:

– aportar éxitos continuados al alumno
de forma que el profesor aporte tareas que puedan resolverse sin
error, lo cual refuerza al alumno al tener conciencia de que
puede hacer lo que le propone el profesor.

  • el conocimiento por parte del alumno de las
    estrategias de enseñanza
    del profesor. Esto le
    proporcionará certidumbre, lo que hace aconsejable que
    informe y sugiera, entre otros elementos, sus objetivos (en
    el intento de que los alumnos se apropien de ellos), el uso
    de los llamados "organizadores" y de las técnicas de
    estudio específicas para cada asignatura.
    Recomendarles que es necesario que descubran sus
    posibilidades para fijar mejor los conocimientos, no
    está de más, es decir, conocer qué tipo
    de memoria poseen, qué métodos de estudio les
    resultan más efectivo. Además, mediante el
    autocontrol, los alumnos aprenden a operativizar las
    conductas que llevan a un determinado objetivo, contando que
    los avances conscientes le motivan, a la vez que controlan su
    atención en el tiempo de clase, el horario de estudio,
    lleva llevar la materia al día, etc. Por último
    el profesor ayuda al alumno a valorar su esfuerzo,
    reconociéndolo con algún tipo de refuerzo o
    estímulo.

Finalmente las valoraciones tanto
intrínsecas como extrínsecas, potencian los
resultados del alumno. Para mantener la satisfacción
intrínseca en la instrucción conviene usar los
premios derivados de la misma tarea, más que los
externos a la misma (alabanzas verbales y otros efectos
retroalimentadores). .

A manera de resumen se puede destacar que: La
incitación a la atención y la apertura hacia nuevos
horizontes de expectativas por parte de los docentes, influye
positivamente sobre el grado de motivación de los
discentes.

La percepción
por parte del estudiante de la obtención de utilidad
propia, influye positivamente sobre su grado de
motivación.

La certidumbre de los alumnos acerca de las actitudes que
permiten obtener el éxito, influye positivamente sobre su
grado de motivación

Las valoraciones positivas y estimulantes realizadas a
los alumnos, influyen positivamente sobre su grado de
motivación.

Estos son factores que pueden explicar el grado de
motivación de los alumnos.

Y en lo referido a la motivación profesional
¿qué elementos deben considerarse?

La Dra. Viviana González Maura, (1997)
especialista en el tema, opina que la orientación
profesional concebida a partir de un enfoque personológico
se expresa en lo que se denomina la educación profesional
de la personalidad, la cual genera la necesidad de dirigir el
trabajo de orientación profesional al desarrollo de la
esfera motivacional y cognitiva de la personalidad del sujeto, es
decir, de conocimientos, habilidades, capacidades, motivos e
intereses profesionales y lo que es muy importante, al desarrollo
de la autovaloración del sujeto y de cualidades de la
personalidad tales como la independencia,
la perseverancia, la flexibilidad que le posibiliten lograr una
selección profesional a partir de su
autodeterminación.

En este sentido a la escuela y en
especial al maestro le corresponde un papel fundamental en la
educación profesional de la personalidad, no menos
importante que el que corresponde a la sociedad en general y a
la familia en
particular, la cual comienza en edades tempranas y afirma la
especialista que continúa aún después de la
incorporación del joven en la vida laboral, teniendo como
objetivo priorizado lograr en el sujeto la
autodeterminación en la selección y
actuación profesional
, así como la
flexibilidad del sujeto en el análisis y ejecución
profesional que favorezcan la capacidad de explorar otras
variantes, reorientar, si es necesario, su motivación
profesional ante la búsqueda de soluciones a
los conflictos que pueden presentarse. En todos los casos,
independientemente de la decisión adoptada, la
autodeterminación se expresa en el compromiso del sujeto
de llevarla a cabo así como ante el convencimiento de su
necesidad.

Atendiendo a la motivación profesional, en la
etapa de la formación vocacional general, es importante
dirigir las influencias educativas y permitirle a cada sujeto
"descubrir" sus inclinaciones y aptitudes. Objetivos importantes
en esta etapa lo constituyen la formación de cualidades de
la personalidad tales como la: independencia, la perseverancia,
la autovaloración adecuada, la capacidad de buscar
alternativas, mediante la explotación de recursos
pedagógicos que favorezcan el desarrollo de la
flexibilidad del pensamiento y la creatividad en
el sujeto, factores importantes para lograr la
autodeterminación de la personalidad.

En la etapa de formación y desarrollo de
intereses y habilidades profesionales no se concibe la
impartición de una asignatura al margen de los objetivos
de la formación del profesional.

Muchos profesores piensan que el trabajo de
orientación profesional culmina con el ingreso del
estudiante al centro de formación profesional. Sin
embargo, y este es otro criterio que se comparte, es precisamente
en ese momento que la orientación profesional requiere de
una atención especial si tenemos en cuenta la necesidad de
su carácter diferenciado, toda vez que al centro de
formación profesional ingresan sujetos con diferentes
tipos de orientación motivacional hacia la
profesión y con diferentes niveles de desarrollo de sus
conocimientos y habilidades generales.

En el caso particular de las carreras
pedagógicas, lo expresado, alcanza extraordinaria
importancia. Actualmente se desarrollan acciones diversas con el
objetivo de rescatar el prestigio que debe gozar dicha
profesión. Por ello, la labor de los claustros desde los
llamados "cursos introductorios" requiere de esfuerzo,
dedicación, de profesores competentes y paralelamente la
aplicación de sistemas de
"estímulos" para el personal docente en general, aspecto
este que se sabe no es de fácil solución, pero que
sí reclama atención.

Por otra parte, lograr la formación de un
profesional capaz de resolver con calidad los problemas que de
él demanda la
práctica, sólo es posible a partir del desarrollo
óptimo de sus intereses y habilidades
profesionales.

Dos estudiantes pueden al concluir su formación
profesional haber logrado semejante nivel de desarrollo de sus
conocimientos y habilidades profesionales, sin embargo, la
calidad de su actuación profesional será diferentes
en dependencia del contenido y nivel de desarrollo funcional de
las formaciones motivaciones que lo orienten y que fueron
madurando durante toda la carrera. .

La Dra. González Maura (1997), entre otras ideas,
asegura que teniendo en cuenta el hecho de que los estudiantes
ingresan a los centros de enseñanza profesional con
diferentes niveles de desarrollo de su motivación
profesional y de los conocimientos y habilidades que sirven de
base al desarrollo de los conocimientos y habilidades
profesionales, es necesario realizar estudios diagnósticos
de la esfera motivacional e intelectual de los estudiantes de
nuevo ingreso cuyos resultados permitan organizar y dirigir sobre
bases científicas un trabajo diferenciado de
orientación profesional, el cual no debe descuidarse al
transitar por los diferentes años de la carrera. Se
considera que en esta etapa el trabajo debe orientar al
estudiante en: el
conocimiento de la profesión seleccionada, el logro de
un vínculo afectivo con la misma a través de la
calidad e integración de actividades docentes,
científicas y laborales, con un enfoque profesional que
posibilite la formación de intereses, conocimientos y
habilidades profesionales.

La tarea no es fácil, muy por el contrario, puede
calificarse de ardua, delicada y embarazosa, pero no es
imposible. Además, no se detiene aquí,
continúa en primer y segundo año con un singular
seguimiento, al incorporarse otros objetivos que persiguen
extender el universo
cultural de los alumnos y su preparación como futuros
docentes.

Actualmente se considera que hay un reclamo muy especial
de atención al sistema de influencias educativas,
las cuales deben incidir, como destaca la Dra. González
Maura (1998), en la esfera motivacional e intelectual de la
personalidad del estudiante, además de contribuir a su
formación integral.

Se sabe que los alumnos que ingresan en los Institutos
Superiores Pedagógicos poseen diferentes niveles de
desarrollo de su motivación hacia la profesión,
así como de sus conocimientos y habilidades generales. Es
por ello que desde que se matriculan en primer año se va
estudiando la personalidad de los estudiantes realizando los
diagnósticos y la caracterización de este nuevo
ingreso.

Teniendo en cuenta los resultados, se trabaja
por:

. La lección humana de cada clase a partir de una
formación científico humanista.

. El acercamiento del alumno a los problemas del
subsistema para el cual se prepara.

Para ello es imprescindible desarrollar intereses,
conocimientos, habilidades, un pensamiento reflexivo y flexible
con el objetivo de que bajo la guía del tutor del
Politécnico y del profesor asesor del ISP, puedan "pensar"
y "actuar" por la solución de los problemas en la
Práctica Laboral Responsable.

. La integración de los tres componentes:
académico, laboral e investigativo.

Se piensa que mediante estas vías, se crean
condiciones positivas para desarrollar un trabajo educativo
orientado hacia la esfera motivacional intelectual.

El estudiante debe formarse para y en la Práctica
Laboral Responsable. Es por ello que a través de las
disciplinas, debe conocer sus perspectivas de desarrollo.
Así podrá valorar en su justa dimensión la
profesión para la cual se prepara.

. Alcanzar la eficiencia en el
proceso de dirección del aprendizaje mediante el logro
de:

– la calidad requerida en las tareas y acciones que se
programen y su enfoque profesional

– la unidad de acción del colectivo
pedagógico

  • demostración de la utilidad de las
    asignaturas que reciben

  • aplicación de los Programas Directores
    coherentemente

  • interdisciplinariedad

  • sistematización en los hábitos de
    estudio

  • nivel de actualización y cientificidad de la
    bibliografía sugerida

  • orientación acertada del trabajo
    independiente de acuerdo al tipo de alumno (alto, medio y
    bajo rendimiento) y el tratamiento pedagógico
    diferenciado

  • vinculación con las líneas de
    investigación de los Departamentos

Además, se intenta que el claustro de I y II
año favorezca y garantice el proceso de dirección
del aprendizaje y la labor educativa.

Se piensa que la Universidad en su rol social debe
estudiar las condiciones que le permitan desarrollar
sistemáticamente
los niveles globales de la calidad
del aprendizaje a partir de la modernización de la tarea
educativa. Esta debe facilitar: el acceso a la cultura y el
consecuente desarrollo del pensamiento, el crecimiento personal o
desarrollo progresivo de las personas durante toda su vida, la
adquisición de conocimientos y competencias
básicas en correspondencia con los avances
científico-técnicos que le permitan responder a las
prioridades derivadas de los cambios sociales, mediante
estrategias de actualización y la creatividad. Es
necesario desarrollar la posibilidad de dar respuesta a las
constantes exigencias del país, al formar un profesional
de "pensamiento abierto", capaz de enfrentar y solucionar
problemas y en el caso particular de los futuros pedagogos,
educarlos en esa vocación de servicio que identifica al
magisterio.

Por lo tanto, es fundamental realizar un trabajo
educativo afectivo y comunicar a los estudiantes vivencias
positivas en torno al desempeño de la
profesión.

Para alcanzar estos propósitos se precisa de ese
profesor motivante, de su condición de
excelencia como agente educativo porque constituye el espejo en
el que la sociedad que se construye, fijará su
mirada.

Conclusiones

Al pensar en la motivación debe hacerse en
términos de proceso dinámico, activo, complejo,
infinito e inseparable de la condición humana.

Al respecto son muchas las definiciones que se pueden
encontrar en la literatura de los
últimos tiempos desde el punto de vista
psicológico, social y pedagógico, pero en todas, lo
expuesto anteriormente constituye ideas comunes. No obstante,
desde el punto de vista docente, partiendo de la experiencia
propia y la de otros autores se piensa en la
motivación como la predisposición
cognoscitiva y afectiva del estudiante para involucrarse con su
maestro en el cumplimiento de los objetivos de un Programa, un
proyecto, una tarea; mediante la acción consciente,
planificada, original, impulsada por un conjunto de factores de
diversa índole, sustentada científicamente y que es
llevada adelante por el docente como guía del proceso y
ejecutada por sus protagonistas, los alumnos.

. Es fundamental destacar la importancia que se le
concede al componente comunicativo afectivo en este
proceso. Teniendo como soporte, además, el respeto
recíproco profesor-alumno, la experiencia es el mejor
testigo del ambiente feliz que se puede alcanzar si se construye
la clase o cualquier acción extradocente, sobre la base
del diálogo y la reflexión abierta, disciplinada y
equilibrada.

. Se comparte el criterio de estudiosos del tema
motivación, los cuales, aseguran que los maestros
evaluados como "motivantes" logran que se aprecie y estime la
materia que imparte.

Las características que distinguen a este docente
están relacionadas con un sistema de normas,
principios, cualidades y valores afines con la existencia humana,
su riqueza espiritual en cuanto a su comportamiento, su conducta
moral, sentimientos positivos que identifican sus acciones y que
han sido incorporados a su personalidad como formas de una
concepción humanista. Además, se añaden
elementos relacionados con la profesionalidad y competencia del
educador.

Estos atributos merecen consideración porque la
educación en sus múltiples aspiraciones,
está llamada a favorecer al cultivo de virtudes y valores
del hombre, de manera tal que se incida en todos los aspectos de
la personalidad humana. Mucho más cuando se trabaja en la
formación de futuros profesores.

Sería conveniente que aquellos docentes que se
sientan interesados en el tema, se interroguen y se
autoevalúen a propósito de todos los indicadores
que se relacionan en el trabajo, como características que
debe reunir un profesor categorizado como "motivante".

. Hay otros factores que pueden favorecer al proceso
motivacional. Entre ellos se consideró: – la
atención y dentro de ella la curiosidad, la
ordenación de conocimientos, la capacidad de
comunicación del docente, los ejemplos y anécdotas
y el uso de estrategias algorítmicas y
heurísticas.

  • la utilidad propia en la que se analiza la
    adquisición de resultados positivos, la
    concesión de oportunidades y la necesidad de las
    tareas.

  • las actitudes hacia el éxito o hacia el
    fracaso
    en las que se tienen en cuenta aportar
    éxitos continuados al alumno y el conocimiento por
    parte del estudiante de las estrategias de
    enseñanza.
    Aquí debe atenderse al
    autocontrol y a los refuerzos o
    estímulos.

  • Las valoraciones, por último,
    también pueden influir en el grado de
    motivación de los estudiantes.

. En cuanto a la motivación profesional se deben
considerar las investigaciones
de reconocidos especialistas que otorgan particular importancia a
la educación profesional de la personalidad. Esta no
culmina con el ingreso de los jóvenes a un centro
específico.

Como los conocimientos, habilidades y niveles de
motivación profesional son diferentes, es imprescindible
realizar diagnósticos que permitan dirigir
científicamente el trabajo en los dos primeros años
de la carrera.

En todo este proceso se considera priorizada la
atención al sistema de influencias educativas en todas
direcciones y a los objetivos que deben constituir tareas de
carácter puntual en la dirección del
aprendizaje.

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Autor:

Ibrain Salgado Paz

Profesor asistente

Centro de Software ISP Silverio
Blanco.

Partes: 1, 2
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