Introducción
Hoy, vivimos en un mundo convulso, un mundo casi
agonizante, donde está de moda la pobreza el
hambre y la miseria. El nuevo desorden mundial impone leyes que
posibilitan pandemias, guerras y
boletos de primera clase hacia
la muerte. Un
desordenado mundo en donde es tanto la diferencia abismal que
unos pocos observan con potentes telescopios a la gran
mayoría, pobre. En donde otros pocos escriben y teorizan
sobre la mejora y la paz pero no se atreven a levantarse en
contra de los males con acciones
reales, estos se llenan la panza, escriben, y que el mundo siga
su camino, a ellos no les faltan los carbohidratos.
Un mundo donde no existe valentía política suficiente
para actuar en consecuencia con el discurso que
se propugna. Se exportan modelos
sociales para demostrar un falso nivel de civilización. No
existe conciencia y la
desigualdad se manifiesta cada día a partir de la
imposición de igualdades culturales que contienen un
trasfondo de explotación, de intentos para desnudar al
hombre de su
cultura,
haciéndole perder lo que le erige como ente libre e
individual: su conciencia histórica. Un mundo donde muchos
estados se jactan de solidarios y de propugnadores de la
hermandad, cuando realmente en sus territorios existe la
opresión, la desigualdad y la restricción de
libertades sociales.
Ante estas premisas sería difícil hablar
de igualdades sociales y políticas,
más aun de libertades y democracias, estas últimas,
realidades tergiversadas por los intereses de cada estado.
El presente trabajo se
plantea como problema la siguiente interrogante
¿Qué relación existe entre libertad y
democracia? Tiene como objetivo
analizar la relación existente entre la libertad y la
democracia. Partiendo de considerar como idea
científica que el conjunto de libertades aprobadas por
el régimen de gobierno va a
determinar el tipo de democracia y su esencia.
Partiendo de un enfoque dialéctico materialista
en la
investigación se emplearon los métodos
siguientes: el histórico-lógico en el
análisis del concepto de
democracia y de libertad en contexto en que se conciben y el
inductivo-deductivo para el análisis de lo general
hasta llegar a las particularidades del fenómeno, desde el
paradigma
hermenéutico de las ciencias
sociales.
En la actualidad la precisión de las libertades
que nos debe garantizar un sistema
democrático es necesario por cuanto así podemos ver
los regímenes sin la pintura
política que los disfraza y oculta su esencia explotadora
e individualista. Es de vital importancia investigar y
reflexionar sobre el fenómeno de la democracia. Más
aun cuando los gobiernos del mundo se erigen como
democráticos siendo en esencia neoliberales.
Desarrollo
Fueron los griegos los primeros que en la
antigüedad le dieron tratamiento conceptual a la democracia.
Etimológicamente la palabra se deriva de demos
que significa pueblo y kratia que significa poder y
autoridad. Es
que para los griegos la democracia significaba gobierno del
pueblo, ya que este participaba por entero de las funciones
públicas a través de las asambleas populares; pudo
ser practicada en el
estado-ciudad por sus demarcaciones delimitadas; por esto
tuvo un carácter restringido, pues al estar la
población dividida en ciudadanos libres y
esclavos, estos últimos no tenían el derecho a la
participación, tampoco las mujeres, ni los extranjeros o
plebeyos. Sencillamente el pueblo eran los hombres libres y como
para estos existía la posibilidad de la participación política había
democracia. Podemos apreciar que el concepto nace limitado,
atrofiado por los intereses de clase.
La evolución del pensamiento
iniciada con el Renacimiento y
la Reforma protestante, ejercieron una influencia en la
restitución de los ideales de la democracia. El nuevo
humanismo de
Moro, Campanella y Rotterdam, ubicaron al hombre como centro del
universo y
demandaron su participación activa en la sociedad y sus
reales derechos
ciudadanos, legitimando la rebelión contra la
tiranía y defendiendo estos al pleno desenvolvimiento de
las potencialidades individuales y creadoras del hombre, el culto
a la razón y a la libertad de pensamiento.
Las ideas religiosas de Lucero y Calvino provocaron una
fractura decisiva del orden medieval porque surgió
así el enfrentamiento entre las ansias de
liberación y la violencia del
poder político donde se daban todos los gérmenes de
lucha a través de los cuales las distintas clases
sociales adquirían conciencia de su libertad y de su
derecho a participar en las decisiones
gubernamentales.
En la época moderna el ingles John Locke fue
el primero en otorgar significación política a la
doctrina de los derechos naturales: libertad, propiedades
anteriores y superiores al estado, intangibles e inalienables,
términos con los que definió los principios del
parlamentarismo moderno, puesto que la conciencia individual es
el criterio último del hombre sobre lo justo y lo injusto.
Para este el concepto de pueblo era otro, planteaba que el pueblo
lo constituyen los contribuyentes, por lo que había la
democracia se establecía solamente entre
ellos.
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