- Desarrollo
del tema. - Hipótesis
central. - La
plusvalía relativa no existe. - Conclusiones.
- Bibliografía.
INTRODUCCIÓN.
Actualmente el conocimiento
humano ha avanzado de manera impresionante, pero también
se ha dispersado mucho, por lo que se hace necesaria una
revaloración en sus principales áreas, en las
cuales están sus fundamentos: filosofía,
física,
biología y
sociología.
En este trabajo
hacemos un análisis en el área de la
sociología por que nos interesa revalorar los
fundamentos de la teoría
sociológica científica, con el objetivo
fundamental de comprender con más profundidad el desarrollo
social. Y como los fundamentos de la sociología están en la economía
política, entonces haremos un análisis de la
teoría del
valor de Marx, ya que
consideramos que es la ley más
importante de la economía política.
Como sabemos, la base de cualquier teoría está
en sus postulados. Pero del hecho que los postulados de una
teoría sean válidos, no se sigue que toda la
teoría sea válida. Esto porque entre la esencia y
el fenómeno existen muchos eslabones intermedios, en los
cuales el investigador se puede perder. Consideramos que esto es
lo que le pasó a Marx con su teoría del valor.
Él planteó correctamente que el trabajo
abstracto es el creador del valor de las mercancías, pero
al desarrollar su teoría creemos que identifica al trabajo
abstracto con el trabajo concreto, y
como consecuencia identifica también el valor con el
precio. En
este caso Marx comete el mismo error que les achacaba a Adam Smith y a
David
Ricardo.
En el siguiente capítulo desarrollaremos nuestras
principales hipótesis con respecto a las modificaciones
de la teoría del valor de Marx, las cuales consideramos
fortalecen la capacidad analítica de ésta
teoría.
CAPITULO I
DESARROLLO DEL
TEMA.
Antes de plantear nuestra hipótesis central,
veamos lo que nos plantea Marx con respecto al significado de los
conceptos de trabajo abstracto y de trabajo concreto. Aquí
es necesario recordar que para los clásicos de la economía
política, Adam Smith y David Ricardo, no existía
ésta dualidad del trabajo. Ellos solamente hablaban del
trabajo como el creador del valor de las mercancías.
Veamos lo que nos dice Marx: "…he sido el primero en exponer
críticamente esa naturaleza
bifacética del trabajo contenido en la mercancía.
Como este punto es el eje en torno al cual
gira la comprensión de la economía política,
hemos de dilucidarlo aquí con más
detenimiento."[1]
Como vemos, Marx considera que las categorías de
trabajo abstracto y de trabajo concreto son las categorías
más importantes de la economía política. En
esto concordamos con Marx, pues de estas categorías, y en
especial de la categoría de trabajo abstracto se deriva la
ley más general y esencial de la economía
política: la ley del valor, la cual es el objeto de
análisis de este trabajo.
En cuanto al significado de los trabajos abstracto y concreto,
veamos lo que Marx nos dice en las siguientes citas:
"…si hacemos abstracción de su valor de uso,
abstraemos también los componentes y formas
corpóreas que hacen de él un valor de uso. Ese
producto ya no
es una mesa o casa o hilo o cualquier otra cosa útil.
Todas sus propiedades sensibles se han esfumado. Ya
tampoco es producto del trabajo del ebanista o del albañil
o del hilandero o de cualquier otro trabajo productivo
determinado. Con el carácter útil de los productos del
trabajo se desvanece el carácter útil de los
trabajos representados en ellos, y por ende, se desvanecen
también las diversas formas concretas de esos
trabajos; éstos dejan de distinguirse
reduciéndose en su totalidad a trabajo humano
indiferenciado, a trabajo abstractamente
humano".[2]
"Todo trabajo es, por un lado, gasto de fuerza
humana de trabajo en un sentido fisiológico, y es
en esta condición de trabajo humano igual, o de
trabajo abstractamente humano, como constituye el valor de la
mercancía. Todo trabajo, por otra parte, es gasto
de fuerza humana de trabajo en una forma particular y
orientada a un fin, y en esta condición de trabajo
útil concreto produce valores de
uso."[3]
"…si se prescinde del carácter determinado de la
actividad productiva y por tanto del carácter
útil del trabajo, lo que subsiste de éste es el ser
un gasto de fuerza de trabajo humana. Aunque actividades
productivas cualitativamente diferentes, el trabajo del sastre y
el del tejedor son ambos gastos
productivos del cerebro,
músculo, nervio, mano, etc., humanos, y en este sentido
uno y otro son trabajo humano. Son nada más que dos
formas distintas de gastar la fuerza humana de
trabajo…"[4]
Página siguiente |