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Aprendiendo a querer mi mundo natural



Partes: 1, 2

    1. Decreto
    2. Aprendiendo a
      querer mi mundo natural

    Monografias.com

    Poema

    Ví un cocuyo en lo alto.

    Corrí tras él, creyendo que era
    estrella.

    Se posó en una hoja
    ensombrecida

    por la inmensa noche que era
    bella.

    Y la hoja era parte de una rama,

    y las ramas formaban la corona

    de un árbol viejo y
    corpulento.

    Debajo de las ramas, ví el
    tronco.

    Sentado en sus raíces, estaba un
    hombre

    entonando una canción con dulce
    acento.

    La letra melodiosa, alababa

    al inmenso prodigio natural

    y al Dios poderoso lo colmaba

    de gracias infinitas, por
    brindar

    tantos recursos para
    subsistir.

    De pronto!, en la espesura,

    el hombre oyó un lamento
    singular!

    Era Dios que lloraba, porque
    nosotros

    no sabemos sus dones,
    apreciar!…

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    Prólogo

    Ante la obligatoriedad de la enseñanza de la Educación Ambiental en el
    hogar (informal), y desde la Educación Inicial (preescolar), dadas mis
    inquietudes literarias y vocación profesional, ejercida
    ésta, con entrega y dedicación durante mi función docente, impregnada
    del amor a los niños en los cuales
    conjugué la enseñanza activa con la satisfacción
    de sus intereses y necesidades, y ahora, desde la profundidad que
    reportan las experiencias compartidas, las añoranzas de la
    escuelita rural, la evaluación que conjuga el
    fruto del empeño; pretendo mezclar en el vaivén de mi
    vida de "Educadora Jubilada" la proyección de lo que nunca
    muere, sino que marcha acorde con las innovaciones educativas,
    para seguir forjando patria.

    La
    autora…

    Decreto

    Yo, Trina Leé de Hidalgo, o mejor
    díganme TrinaLírica, establezco el siguiente decreto
    para los niños de Venezuela:

    A partir de hoy, todos los niños deben
    transitar por el Camino de la Ilusión, tocar el rocío y
    oler las rosas, hablar con las plantas y animales, croar con la rana
    platanera, seguir la luz de las luciérnagas,
    observar el espíritu liberal del caracolito del río,
    sentarse debajo de los árboles frondosos, tener
    una Orquídea en la ventana de su cuarto, dejar que el
    Turpial se pose libremente en un Araguaney que van a sembrar en
    el patio de su casa.

    Que sus padres les regalen plantillas de animales para
    seguir por ejemplo, la silueta del pingüino, pintar su capa
    negra y su pecho tan blanco como el algodonero.

    Que le pierdan el miedo a los sapos que son feos pero
    espirituales y bondadosos porque se comen los insectos de charcos
    y pozos, que vayan con sus padres y amigos a las quebradas, para
    oír caer sus aguas cantarinas, lavarse la cara y
    después ir corriendo tras las iguanas y matos. Que los
    lleven a las playas para sentirse mas libres, observar las olas y
    el azul del mar, ver volar las gaviotas y a lo lejos, los barcos
    y lanchas que regresan. Que se ensucien todos con la arena, coman
    muchas frutas, busquen la chicharra estridente en los troncos de
    los árboles y dejen que la voz melodiosa de la maestra
    alegre a los pájaros en el aire y que al tocarlos; la rima
    de la canción los convierta en cometas para que puedan jugar
    con ellas en el recreo.

    Que el arco iris les preste sus colores, para ilustrar los
    garabatos de sus cuadernos, que se puedan convertir en cohetes,
    río pueblerino, hormiga navegando en una hoja seca, que
    jueguen al escondido con la luna, que oigan el rumor de las
    abejas en las flores o del viento que se posa tenue en sus
    mejillas, o perseguir el ejército de hormigas cargando
    boronas, o buscar en las sombras, los ojos grandotes de las
    lechuzas, o ver estampas de animales raros como el cachicamo, la
    pereza, la jirafa, el elefante, el puerco espín y los osos
    palmeros.

    Todo eso decreto para los niños y mucho más,
    gracias a los innumerables recursos que nos brinda la maravillosa
    naturaleza.

    Aprendiendo a querer mi mundo
    natural

    Yo quiero ser un niño feliz, vivir en una casa
    espaciosa, ventilada, con ventanas grandes desde donde pueda
    observar las flores hermosas que siembra mi mamá.

    Por las mañanas ayudar a regarlas y cortar las
    más hermosas para ponerlas en un florero que llene de
    colores nuestra sala.

    También quiero un patio grande con gallinas a las
    que pueda echarles maíz, mientras las llamo
    cariñosamente: tico, tico, tico…

    Partes: 1, 2

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