Los Derechos Humanos de los jóvenes ante la equidad de género y la diversidad sexual
- ¿Qué
hay detrás de estas conductas? - Ley
y conductas - El
caso del Matrimonio Heterosexual (normal) - La
controversia en Sí - Bibliografía
La convivencia
cívica
Hace no mucho tiempo, en la
estación del Metro Hidalgo del Sistema de
Transporte
Colectivo (STC-METRO) de la Ciudad de México,
una madre de familia le tapaba
los ojos a su hijo de nueve años al tiempo que le gritaba
a la policía del lugar que la auxiliase; la razón:
un par de hombres se estaban besando momentos antes cerca de
ellos, por lo que la señora pidió el apoyo de los
guardianes del orden para que su descendiente evitase ver tal
escena, a la cual -según manifestó la dama a los
gendarmes- era un acto inmoral.
Más tarde, en una entrevista que
un periódico
local les hiciera a estos servidores
públicos por causa de este incidente, comentaron que
legalmente hablando, el beso de estos dos muchachos no es un
delito, por lo
que explicar este hecho a la gente cuando acontece este tipo de
actos es difícil, ya que la posición que adoptan es
similar a la que recogió la dama a la que atendieron
aquél día.
¿Son malas las personas del mismo sexo que se
besan entre sí? ¿Es adecuada la posición que
señala la de no permitir actos con los que no se
están de acuerdo, como lo fue la postura que tomo dicha
señora? ¿Cómo tendrían que ser
entonces las relaciones
humanas para asegurar que éstas fueran provechosas
para todos?.
Pongamos todos los elementos sobre la mesa…
Cada acto contenido en esta pequeña anécdota de
convivencia social, responde a una creencia individual que dicta
cómo deben ser las cosas: la mamá
considera que no es apto que su hijo vea el beso que se dan dos
hombres, los jóvenes piensan que la manera en que expresan
su afecto es la correcta, en tanto que los guardias analizan que
ambas conductas se encuentran dentro de los esquemas normales de
conducta en
concordancia con la Ley.
De los tres estratos de pensamiento,
dos corresponden al ámbito personal en tanto
que el último recae en la esfera jurídica: tanto la
madre de familia como ambos varones se mueven según les
dictan sus propios criterios, valoraciones que durante el
transcurso de sus vidas han adoptado como los modelos a
seguir, si desean llegar a constituirse como seres humanos
plenos.
En otras palabras, la moral, las
creencias propias que señalan como es y cómo debe
ser la vida, provocan tal estado de las
cosas: los muchachos dan como bueno su beso, en tanto
que la ama de casa reprueba esta conducta.
¿Qué hay detrás de estas
conductas?
Dichas normas de
comportamiento
-la señora que reprueba y los jóvenes que aprueban-
se asientan en valores
previos que cada uno de estos actores ha internalizado para
sí; por la manera en que despliega sus acciones, la
dama cree en los valores
tradicionales de la familia
(los hombres se comportan como hombres, como gente
viril[1]las mujeres, como señoras, como
personas con ciertos patrones de conducta), por lo que los
varones y las damas deben guardar cierta compostura, deferencias,
ritos para el beso, por lo que dentro de este esquema no caben
las acciones que durante su estancia en el tren
subterráneo presenció.
Por otra parte, los jóvenes envueltos en el caso
admiten estándares divergentes de vida con respecto a
la mujer en
cuestión: admiten besos entre sí… el modelo de
trabajo admite
premisas que para el sistema anterior pudieran ser exclusivos
para las mujeres.
Sin embargo, ambas creencias, ambas morales se quedan en eso,
en el ámbito moral,
representaciones que son válidas para el individuo que
las practica; en este sentido, por la existencia de
múltiples morales, se hace necesaria la existencia de una
norma común a todos la cual que les indique qué
prácticas comprendidas dentro de sus respectivos
catálogos no son susceptibles de ser desplegadas por
existir riesgo de
dañar la acción
e intereses de terceros.
La conducta que causa controversia en Sí
La razón por la que la actuación de los
jóvenes es señalada, es porque dentro del esquema
social mexicano ha imperado desde siglos atrás, el modelo
tradicional de operación basado en la familia -ya
enunciado- el cual impone la obligación a hombres y
mujeres de ajustarse a ciertos moldes de conducta, donde un beso
dado entre miembros del mismo sexo se encuentra fuera de
contexto.
Este arquetipo se basa en la convivencia de hombres y mujeres
entre sí, quienes forman una familia para criar a los
nuevos miembros que en un futuro no muy lejano se habrán
de integrar a la sociedad; el
noviazgo, el matrimonio y las
vestimentas que atañen a cada sexo de acuerdo a este
paradigma
(hombres con pantalón; mujeres, vestido.) son parte de sus
características innatas. Es decir, la construcción del mundo se hace a partir del
reconocimiento de que existen dos sexos diferentes, hombre y
mujer, a los que
se les atribuyen cierto status y valoraciones.
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