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Desarrollo de la materia Educación ambiental (página 5)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

Las zonas tropicales situadas entre los 20º y los
40º de latitud, en las que el aire desciende
desde la altura, se caracterizan por el predominio de las altas
presiones (aire frío y denso que se acumula contra la
superficie). Esto supone precipitaciones escasas, normalmente
inferiores a los 250 mm anuales, ya que la circulación
vertical descendente impide el desarrollo de
nubes, pues el aire al bajar aumenta su temperatura y
por tanto aumenta su capacidad de contener vapor de agua (mayor
humedad de saturación). Por esto en estas zonas hay
grandes extensiones desérticas en los continentes, tanto
en el hemisferio norte como en el sur.

6.12.3 Zonas templadas

Son las situadas al norte (hemisferio norte) o al sur
(hemisferio sur) de las zonas tropicales. Justo al norte (o al
sur en el hemisferio sur) de donde surgen los alisios, la misma
masa de aire que al desplomarse desde la altura ha originado esos
vientos, provoca también que parte de ese aire viaje hacia
el noreste (o hacia el sureste en el hemisferio sur). Se forman
así los vientos occidentales (de oeste a este)
típicos de las latitudes templadas.

Las masas de aire que arrastran los vientos occidentales
llegan a chocar con las masas de aire frío procedentes de
las zonas polares y se desplazan montándose sobre ellas,
al ser más calientes. Este ascenso provoca la
formación de nubes y precipitaciones en el fenómeno
meteorológico que llamamos borrasca. En las borrascas es
típico que el aire al ascender adquiere un movimiento
giratorio, formándose un frente cálido que suele
ser seguido de otro frente frío. El paso de los frentes
cálido y frío es el que trae las lluvias.

Las borrascas tienden a desplazarse de oeste a este, de tal
manera que al paso de un frente cálido le suele seguir una
mejoría transitoria y viene luego un frente frío
con empeoramiento del tiempo que
termina por alcanzar y neutralizar al frente cálido
produciéndose así la desaparición de la
borrasca. Estas continuas variaciones provocadas por la
alternancia de anticiclones (altas presiones) y borrascas (bajas
presiones) son las típicas del "tiempo" atmosférico
de las zonas templadas.

6.12.4 Zonas polares

En ellas la situación es casi siempre
anticiclónica porque las masas de aire frío
descienden desde las alturas y se desplazan lateralmente hacia el
sur (hacia el norte en el hemisferio sur). En estas zonas llueve
muy poco, menos de 250 mm anuales (situación
anticiclónica), por lo que se suele hablar de desiertos
fríos, a pesar de que se mantengan cubiertos por hielos y
nieve.

6.12.5 Climas locales

En las distintas regiones o localidades hay una gran
variación de tipos de clima que no se
pueden explicar si atendemos sólo a las grandes zonas
climáticas. Esto sucede por la importante influencia de la
distribución de las masas de tierra y de
agua, de montañas y de vegetación en el clima.

a) Influencia de las masas de agua. El agua tiene una
gran capacidad de almacenar calor, por su
elevado calor específico, y durante el día o en
verano toma calor que luego libera por la noche o en la
estación fría. Por esto las zonas costeras
disfrutan de un clima suave, sin bruscas variaciones de
temperatura.

Las brisas que se forman en las zonas costeras
desempeñan un importante papel en esa dulcificación
de las temperaturas. Durante el día soplan del mar a
la tierra,
trayendo aire fresco, mientras que por la noche lo hacen de la
tierra al mar.

Las corrientes marinas tienen también un gran
influencia en el clima de las zonas costeras que bañan.
Por ejemplo, la corriente del Golfo que es cálida, hace
más suave y más húmedo el clima de toda la
Europa
atlántica. Las corrientes frías provocan un clima
más frío y brumoso, aunque no siempre más
lluvioso; por ejemplo, cerca de los trópicos facilitan la
aparición de zonas desérticas costeras.

b) Influencia de las montañas. Cuando las masas
de aire que vienen del océano cargadas de humedad se
encuentran con el obstáculo de las montañas,
ascienden para poder
sobrepasarlas. Al ascender se enfrían por lo que pueden
admitir menos vapor de agua y parte del que llevan se convierte
en nubes y se producen precipitaciones. Así las laderas de
las montañas que reciben habitualmente aire del
océano son húmedas. Pero cuando el aire sobrepasa
las montañas cae hacia niveles más bajos,
produciéndose el efecto contrario. Puede contener
más agua en forma de vapor por lo que las nubes
desaparecen y esas laderas de la montaña reciben mucha
menos lluvia.

Este efecto, denominado efecto Foehn, es el responsable de las
grandes diferencias de pluviosidad que se producen entre zonas
muy cercanas de la península Ibérica, por ejemplo
entre el sur y el norte de los Pirineos o de la cordillera
Cantábrica.

c) Influencia de la vegetación. Las plantas toman
agua por sus raíces y la transpiran, en forma de vapor,
por sus hojas. De esta forma contribuyen a aumentar de forma muy
significativa los niveles de evapotranspiración y se ha
comprobado que cuando en algunas zonas de selva tropical se ha
producido la tala de grandes extensiones de árboles, al subir menos vapor de agua del
suelo a la
atmósfera,
se han producido notables alteraciones climáticas,
disminuyendo las lluvias en ese lugar.

6.13. BIOMAS

La cualidad más relevante del ecosistema
estriba en su independencia
energética, su autarquía, ya que se conjugan en el
marco de esta categoría ecológica todos los
eslabones necesarios para constituir un ciclo energético
completo. El ecosistema viene a ocupar entre todas las
categorías de organismos ecológicos un lugar
principal porque representa la unidad de convivencia
energéticamente autárquica más
pequeña. Por debajo de este lugar en el escalafón
no se encuentran, en consecuencia, combinaciones de organismos y
ambientes capacitadas para desarrollar un ciclo completo de
transferencias energéticas. Sin embargo es posible
construir, en un plano abstracto, unidades ecológicas
superiores de mayor cuantía.

Es así como se agrupan todos los ecosistemas de
estructura y
organización semejante bajo el concepto de
"bioma", término propuesto por el ecólogo vegetal
norteamericano Clements en 1916.

Un bioma es una comunidad de
plantas y animales con
formas de vida y condiciones ambientales similares e incluye
varias comunidades y estados de desarrollo. Se nombra por el tipo
dominante de vegetación; sin embargo, el complejo
biológico designado bajo el término de bioma
engloba también al conjunto de organismos consumidores y
detritívoros del ecosistema. El conjunto de todos los
biomas viene a
integrar por último la biosfera.

Los biomas no se distribuyen en forma aleatoria sino, por el
contrario, con una cierta regularidad tanto en el plano
horizontal (o mejor dicho, en latitud) como en el vertical
(altitud).

6.13.1 Distribución según la latitud

La distribución de los grandes biomas terrestres
según la latitud está primeramente condicionada por
la de los climas; los restantes factores
abióticos intervienen ya en mucha menor
cuantía.

Si caminamos del ecuador a los
polos, podremos observar una cierta simetría en el
gradiente de biomas atravesados en cada uno de los dos
hemisferios.

Los bosques pluviales tropicales o selvas alcanzan su
máxima extensión en el ecuador y forman una banda
casi continua dentro de la zona intertropical. Son las regiones
de la biosfera que reciben la máxima cantidad de
insolación; además el flujo solar es
prácticamente constante a lo largo del año. Las
precipitaciones que recibe la selva tropical son superiores a
1,500 mm. Estos bosques están caracterizados por la
predominancia de árboles gigantes con hojas de gran
superficie. También las lianas (plantas trepadoras) y
epifitas que crecen sobre troncos y ramas constituyen grupos dominantes
y típicos de estos ecosistemas.

 

Ningún otro ecosistema terrestre alberga una cantidad
de biomasa tan elevada como la selva tropical. Tanto la densidad de
materia viva
como la diversidad de especies son máximas en
comparación con el resto de los biomas terrestres. El
bosque pluvial tropical alcanza su máxima extensión
en una zona comprendida entre los 10º de latitud N y S.

Si nos alejamos fuera de estos límites,
la pluviometría se reduce rápidamente dando lugar a
la aparición de estepas – llamadas sabanas en
África y
América
–, que aunque en principio incluyen un estrato
arbóreo abierto, van haciéndose cada vez más
pobres en plantas leñosas a medida que nos apartamos del
ecuador. En las sabanas, el estrato herbáceo de este bioma
está formado por gramíneas que alcanzan a veces
más de un metro de altura. En África, la abundancia
de las herbáceas durante la estación húmeda
permite la multiplicación de los ungulados de gran
tamaño: cebras, búfalos, antílopes, gacelas y otros
herbívoros. La biomasa de los mamíferos llega a alcanzar valores
inigualables: en ninguna región del mundo aparece
espontáneamente tal concentración de grandes
mamíferos.

Los desiertos, cuya extensión máxima se
establece al nivel de los trópicos, suceden a la sabana
sin transición neta. Vienen caracterizados por las
mínimas precipitaciones que reciben, inferiores a los 200
milímetros/año, y por el elevado grado de aridez,
tanto más grande cuanto menores y más irregulares
son las lluvias: en las zonas hiperáridas de la biosfera
llega a haber más de doce meses seguidos sin agua. La
cubierta vegetal es escasísima y está constituida
por plantas vivaces leñosas y xerófilas o por
anuales de período vegetativo muy corto. Las partes
subterráneas de estos vegetales están muy
desarrolladas como adaptación a la extrema sequía y
a la poca variación de temperatura. La biomasa es, por
consiguiente, muy pequeña, igual o inferior a unas 20
toneladas/hectárea, y pobre la diversidad de especies.

Más allá de los 30º de latitud la
pluviometría vuelve de nuevo a ascender, de forma que las
comunidades se diversifican y su biomasa vuelve otra vez a ser
considerable.

Los ecosistemas mediterráneos, muy variados y
complejos, corresponden a zonas templado-cálidas
caracterizadas por un período más o menos largo
(que supera en ocasiones los cuatro meses) de sequía
estival. Las precipitaciones, a menudo torrenciales, se
distribuyen principalmente durante los equinoccios de primavera y
otoño. Aparecen estos biomas en ambos hemisferios entre
los 30º y 50º de latitud, principalmente en torno al mar
Mediterráneo, desde Marruecos y la Península
Ibérica hasta el Cáucaso, pero también en
otras regiones del mundo como Australia, Chile y en el Oeste de
Estados
Unidos.

Las formaciones potenciales de estos ecosistemas son los
bosques esclerófilos (con dominancia de especies vegetales
con hojas perennes duras y gruesas como los géneros
Quercus y Eucalyptus), aunque en algunas
ocasiones lo son de bosques perennifolios de coníferas.
El hombre ha
favorecido esta última formación ampliando
notablemente los pinares en la región mediterránea.
Cuando el bosque esclerófilo se degrada se transforma
generalmente en formaciones arbustivas (chaparrales, maquis o
garrigas) de carácter xeromorfo.

Las regiones templadas, situadas en latitudes medias,
están ocupadas fundamentalmente por dos biomas. En primer
lugar, en aquellas regiones con abundante pluviometría los
inmensos ecosistemas forestales que allí se establecen
están caracterizados por la presencia de especies de hoja
caduca.

Este bioma de los bosques caducifolios templados cubría
antiguamente toda la Europa templada (incluso la parte meridional
de Escandinavia) desde el Atlántico hasta la vertiente
siberiana del Ural, China
septentrional y central y las regiones del continente
norteamericano situadas al este desde el meridiano 100 hasta la
latitud de Saint-Laurent. Estos ecosistemas son, por el
contrario, casi inexistentes en el hemisferio sur (salvo en
Australia y Nueva Zelanda), debido a la escasez de
tierras emergidas más allá del paralelo 40º
S.

En Europa este bioma está representado por bosques de
robles y hayas, según las variaciones locales en humedad
atmosférica, dentro de los que se encuentran otras
especies menos abundantes como tilos y arces. El bosque
caducifolio templado, de diversidad de especies bastante elevada,
posee una clara estratificación arbustiva y
herbácea. Las especies que componen estos estratos poseen
cortos períodos vegetativos y están adaptadas a las
particulares condiciones del subsuelo del bosque que permanece
sometido a una intensa penumbra desde el comienzo de la
estación cálida por la rápida e intensa
entrada en foliación de las especies arbóreas.

El bosque caducifolio templado alberga una importante biomasa
que, no obstante, es inferior a la de los biomas tropicales. El
robledal puede llegar a tener más de 400 toneladas en
materia viva por hectárea, mientras que la selva tropical
supera las 500 toneladas/hectárea.

En las zonas templadas en que las precipitaciones son
insuficientes para permitir el desarrollo de los árboles,
en lugar de bosques aparecen enormes estepas, muy frecuentes en
el hemisferio boreal. La pradera norteamericana es un buen
ejemplo de este bioma, caracterizado por la predominancia del
estrato herbáceo de gramíneas.

Los suelos de las
estepas presentan grandes diferencias con los de los bosques
templados establecidos en análogas latitudes y sobre unos
mismos substratos geológicos. Son mucho más ricos
en humus que los suelos forestales equivalentes; en efecto, por
causa de la brevedad del ciclo vegetativo de las plantas
herbáceas, se produce una importante acumulación de
materia orgánica, de tal forma que la humificación
es más fuerte que la mineralización. Además,
y en razón del clima, la evaporación es superior a
la pluviometría, lo que se traduce en una ausencia de
lixiviación y en una acumulación de sales minerales –
particularmente de calcio y potasio – en las capas
superficiales. No es raro por consiguiente, que ciertos suelos de
estepa como el chernozem (tierras negras de Europa oriental Y
América del Norte) figuren entre los más
fértiles del globo.

Las estepas de las zonas templadas, antaño pobladas por
grandes herbívoros, han sido desde hace mucho tiempo
utilizadas por el hombre para el
pastoreo o para el cultivo de cereales en aquellas zonas en las
que la pluviometría lo hacía posible. La
sobreexplotación de estas regiones estépicas ha
conducido hacia la degradación irreversible de estos
ecosistemas y a su transformación en desiertos.

La taiga o bosque boreal (subárctico) de
coníferas es uno de los más importantes biomas del
hemisferio norte. Cubre el escudo siberocanadiense a lo largo de
una docena de millones de kilómetros cuadrados,
extendiéndose aproximadamente entre los 45º y
57º de latitud norte. No obstante, sobrepasa localmente el
círculo polar en Alaska, en Siberia y en Escandinavia.

El bosque boreal de coníferas se establece en unas
regiones en las que las precipitaciones son bastante
débiles (entre 400 y 700 mm), pero distribuidas a lo largo
de todo el año, con un máximo estival. A causa de
las condiciones climatológicas y de la cubierta vegetal,
los suelos boreales, en permanente lixiviación, son de
pH
ácido y pobres en cationes, sobre todo en los horizontes
superiores del suelo, en los que se acumula la materia
orgánica. La diversidad de especies de este bioma es
bastante reducida y su biomasa, inferior a la de otros sistemas
forestales, aunque no obstante alcanza las 250
toneladas/hectárea.

La tundra es el bioma que ocupa las regiones comprendidas
entre el límite natural de los árboles hacia los
polos y las zonas parabiosféricas árcticas y
antárcticas. Su distribución es casi enteramente
boreal por causa de la ya comentada escasez de tierras emergentes
entre el paralelo 45 y la Antártida, en el hemisferio austral. Ocupa
sobre todo territorios situados más allá del
círculo polar en el antiguo continente, pero desciende por
bajo de los 60º N en Alaska y Labrador.

La tundra está formada por un mosaico de ecosistemas
cuya composición botánica está condicionada por
factores edáficos y climáticos. La brevedad de la
estación vegetativa (sesenta días de media) y la
parquedad de las temperaturas estivales (siempre por debajo de
10º C) constituyen sus principales factores limitantes. A
causa de la gran duración del período invernal y
del rigor de las temperaturas, el suelo de la tundra
(permafrost) está helado permanentemente en
profundidad, sólo unos cuantos decímetros de las
capas superficiales pueden deshelarse durante el exiguo verano.
Esta estructura y génesis edáfica impide el drenaje
de las aguas superficiales y origina formaciones particulares de
estas regiones árcticas como los suelos poligonales.

La composición florística de los ecosistemas es
poco diversificada, y varía localmente según la
latitud, las precipitaciones y otros factores ecológicos.
Las plantas arbustivas (brezos, sauces y abedules enanos)
aparecen en las zonas menos septentrionales y frías. En
otras situaciones son plantas herbáceas –
gramíneas y Carex principalmente – y
criptógamas – como los líquenes del género
Cladonia – los que se establecen y sirven de
alimento a los herbívoros (renos y caribús). La
biomasa es pequeña, del orden de 30
toneladas/hectárea, es decir apenas superior a la de los
desiertos. Como en éstos últimos, aunque por causas
climatológicas muy distintas, el estrato
subterráneo es muy importante.

Biomas marinos

A pesar de que la zonación en latitud de los biomas se
presenta como algo claramente definido cuando se estudia su
distribución sobre la superficie de los continentes e
islas, no ocurre lo mismo con lo que respecta al estudio de la
hidrosfera.

A causa de la isotropía del medio acuático, los
factores físico-químicos varían mucho menos
y de forma más lenta que en el medio terrestre. Los
fenómenos de convección y difusión de
sustancias solubles, junto con las corrientes marinas, aseguran
una cierta uniformización de los factores
abióticos, lo que limita el número de
hábitats posibles y hace difícil la
distinción de biomas. Los oceanógrafos no
utilizan desde luego este término. Las variaciones
climáticas tienen menor amplitud en la hidrosfera que en
los ecosistemas terrestres, lo que también hace aleatoria
la existencia de una zonación neta en latitud de las
biomasas de las diversas comunidades oceánicas.

Tan sólo algunas biocenosis presentan zonación
latitudinal. Este es el caso de los arrecifes de
coral para cuyo desarrollo se necesitan temperaturas altas en
el agua,
superiores a los 20º C, lo que justifica la estricta
localización de las madréporas en la zona
intertropical. También las biocenosis circumpolares
están localizadas en latitud y caracterizadas por especies
adaptadas a las aguas frías.

Realmente, al mismo nivel que la luminosidad y más
todavía que el de la temperatura, la concentración
en fosfatos y nitratos del agua marina, constituyen un factor
limitante primordial para el desarrollo de las biocenosis
oceánicas. Esto ocurre también en los ecosistemas
lacustres: estanques, lagos, etc. El papel esencial que estos
elementos minerales juegan puede intuirse sin más que
citar el suceso, aparentemente paradójico, de que los
mares árcticos y antárcticos, a pesar de sus bajas
temperaturas, tienen las biomasas más elevadas entre las
que pueden encontrarse en la hidrosfera. La explicación es
bien simple: la fusión
del hielo en primavera engendra corrientes de superficie que
provocan indirectamente la ascensión de aguas profundas
cargadas de bioelementos. Como resultado inmediato se produce una
increíble proliferación fitoplanctónica
desde los primeros momentos de la estación favorable, y
junto con ella la aparición de numerosos vertebrada e
invertebrados atraídos por las óptimas condiciones
creadas para su nutrición.

En términos generales, las mayores concentraciones de
materia viva y las biocenosis más ricas se encuentran al
nivel de la plataforma continental cualquiera que sea su latitud.
Estas zonas están siempre próximas a la
desembocadura de los ríos que descargan en ellas los
nutrientes y sedimentos extraídos y transportados, lo que
implica un importante flujo de fósforo y nitrógeno.
Por eso no es sorprendente el que los estuarios y marismas se
encuentren, junto con las aguas litorales polares y los arrecifes
de coral, entre las regiones oceánicas de mayor
biomasa.

Por el contrario, las aguas azules tropicales, muy pobres en
bioelementos, son casi desérticas y albergan una
débil biomasa, a pesar de la considerable diversidad de
sus biocenosis.

6.13.2 Zonación en altitud

En función de
la altitud, la zonación de la biosfera está
todavía más definida que en latitud. Desde el fondo
de las profundidades oceánicas hasta la cima de las
más altas montañas, presenta una sucesión de
medios muy
diferentes.

El dominio
oceánico se extiende desde las fosas más profundas
(aproximadamente 11,000 m) hasta la cota 0 (superficie de los
mares). La profundidad media es de 3,800 metros. La existencia de
una plataforma continental, delimitada por una brusca ruptura de
la pendiente (talud continental) situada hacia los -200 metros
permite distinguir: una provincia nerítica, con
concentraciones en bioelementos muy variables
según los aportes fluviales y otros factores, y una
provincia oceánica, más alejada de las
costas, con aguas de gran constancia fisioquímica y con
profundidades por encima de los 200 metros. Esta última
ocupa una superficie igual a los 9/10 de la oceánica
total.

Más importante es todavía la distinción
entre zonas eufótica y
disfótica:

La zona eufótica corresponde a la región en la
que penetra la luz y en la que
por consiguiente es posible la fotosíntesis. Todos los organismos
autótrofos (algas y fitoplancton) se concentran en estas
aguas que no sobrepasan generalmente los 100 metros de
profundidad, tanto en los océanos como en los lagos
continentales más transparentes. Tan sólo pues una
pequeña capa superficial es responsable de toda la
producción primaria del medio
acuático.

La zona disfótica, que se extiende por debajo de los
100 metros está caracterizada por una permanente oscuridad
y desprovista por tanto de organismos autótrofos. Los
heterótrofos – principalmente invertebrados –
se nutren a expensas de la materia orgánica sintetizada
por los productores de las capas superficiales, que alcanza estas
profundidades en forma de cadáveres y restos de la
excreción de los organismos de la zona eufótica, en
perpetua sedimentación hacia los fondos abisales.

La zonación vertical de las biocenosis terrestres
aparece muy netamente en las regiones continentales de relieve
acusado. Desde muchos puntos de vista, la distribución en
altitud de las comunidades ecológicas es muy parecida a la
distribución latitudinal de los principales biomas. La
extensión vertical máxima de la biosfera se alcanza
en las regiones ecuatoriales y disminuye progresivamente hasta el
nivel del mar en las zonas polares.

El límite superior de los vegetales
fotosintéticos está situado en torno a los 6,000
metros de altitud. Por encima de este nivel entramos en la
región de nieves eternas. Para los humanos, el
límite superior de su hábitat
se sitúa en la región de las praderas alpinas, a
5,200 metros de altura (en los Andes). La pradera alpina es una
tundra de montaña, desprovista de árboles;
está ocupada por hierbas o sufrútices (=plantas
semejantes a arbustos, generalmente pequeñas y solo
lignificadas en la base) de porte almohadillado. Las especies
vegetales que allí se establecen están adaptadas a
las particulares condiciones climáticas reinantes (gran
insolación, variaciones térmicas de marcada
amplitud, menor presión
atmosférica, etc.).

El límite superior de los bosques se encuentra a 4,500
metros, aunque realmente éstos raramente superan los 4,000
metros, incluso en las regiones ecuatoriales. La actividad
agrícola tampoco es posible por encima de los 4,500
metros, ni siquiera en las zonas tropicales. La altitud media de
los continentes – 875 m – corresponde pues con la
zona de desarrollo óptimo de bosques, praderas y cultivos,
ecosistemas éstos de importancia relativa en
función de la región considerada.

6.14. METEOROLOGÍA CLIMA Y AGUA

Desde la predicción del estado del
tiempo hasta la
investigación del cambio
climático o la alerta temprana sobre riesgos
naturales, la
Organización Meteorológica Mundial (OMM)
coordina las actividades científicas mundiales para
proporcionar información oportuna y exacta sobre
el estado del
tiempo y otros servicios a la
comunidad de
usuarios, incluidas las empresas de
transporte
aéreo y marítimo. Las actividades de la OMM
contribuyen a la seguridad de las
personas y los bienes, al
desarrollo
económico y social y a la protección del
medio
ambiente.

Dentro de las Naciones Unidas,
la OMM es la máxima autoridad
científica sobre la atmósfera y el clima del
planeta. La organización facilita la cooperación
internacional estableciendo redes de estaciones de
observación meteorológica,
hidrológica y de otra índole; promueve el
intercambio rápido de información
meteorológica, la estandarización de las
observaciones meteorológicas y la publicación
uniforme de observaciones y estadísticas; fomenta la aplicación
de la meteorología a la aviación, el trasporte
marítimo, los problemas del
agua, la agricultura y
otras actividades socioeconómicas en las que incluye el
clima; promueve la hidrología operacional y alienta la
investigación y la capacitación.

La piedra angular de las actividades de la OMM es el programa
Vigilancia Meteorológica Mundial, que ofrece
información de última hora sobre el estado mundial
del tiempo mediante sistemas de observación y conexiones
de telecomunicación operadas por diversos estados Miembros
y territorios mediante 16 satélites,
3 000 aviones, 10 000 estaciones terrestres de
observación, 7 300 estaciones a bordo de buques y 900
boyas fijas y a la deriva con estaciones meteorológicas.
Todos los días se transmiten datos y mapas del tiempo
por conexiones de alta velocidad a
través de tres centros meteorológicos mundiales, 34
regionales y 187 nacionales, que cooperan en la
preparación de análisis y predicciones del tiempo. Gracia
a ello, los buques y aviones, los investigadores
científicos, los medios de difusión y el
público en general reciben una corriente de
información constante y actualizada.

Además, los complejos acuerdos sobre normas,
códigos, mediciones y comunicaciones
referentes a la meteorología se establecen a nivel
internacional a través de la OMM. El Programa sobre
Ciclones Tropicales
ayuda a más de 50 países
vulnerables a esos problemas a minimizar las pérdidas
materiales y
humanas mejorando los sistemas de predicción y alerta,
así como la preparación para casos de desastre. El
Programa de prevención y mitigación de desastres
naturales
se ocupa de integrar diversas actividades de
la OMM en esta esfera y de coordinarlas con otras actividades
conexas llevadas a cabo por diferentes organizaciones
internacionales, regionales y nacionales, incluido organismos de
protección civil. También presta apoyo
científico y técnico y técnico a la labor
desempeñada por la OMM en casos de desastre.

El Programa Mundial sobre el Clima recopila y
conserva datos para ayudar a los gobiernos a planificar su
respuesta ante el cambio climático. Esta
información puede servir para mejorar la
panificación económica y social relativa a los
procesos
climáticos y la comprensión de estos
últimos. También puede servir para detectar
inminentes variaciones climáticas. (Como los
fenómenos de El Niño y La Niña) y predecir
su repercusión con varios meses de anticipación y
advertir a los gobiernos de ellos y de otros cambios naturales o
causados por el hombre que puedan afectar a las actividades
humanas esenciales. Para evaluar toda la información
disponible sobre el cambio climático, la OMM y el PNUMA
establecieron en 1988 el Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio
Climático.

El Programa de Investigación de la Atmósfera
y el Medio Ambiente

coordina las investigaciones
sobre la estructura y composición de la atmósfera,
las características físicas y químicas de
las nubes, la modificación climática, la
meteorología tropical y la predicción del tiempo.
El Programa ayuda a los Estados Miembros a realizar proyectos de
investigación, divulgar información
científica e incorporar los resultados de las
investigaciones a los métodos de
predicción y otras técnicas.
Como parte del Sistema Mundial de Vigilancia de la
Atmósfera
, unas 340 estaciones ubicadas en 80
países forman una red mundial que vigila
la acumulación en la atmósfera de los gases de
efecto
invernadero, así como los niveles de ozono,
radionúclidos y otros gases y partículas.

En algunos países las pérdidas causadas en la
agricultura por el estado del tiempo llegan casi al 20% de la
producción anual. El Programa de
aplicaciones de la Meteorología
ayuda a los
países a utilizar esta disciplina
para proteger a las personas y sus bienes y promover el desarrollo social
y económico. Su objetivo es
mejorar los servicios meteorológicos públicos,
aumentar la seguridad de los viajes por
aire y por mar, mitigar las consecuencias de la
desertificación y mejorar la agricultura y la
ordenación de los recursos
hídricos, energéticos y de otra índole. En
la agricultura, por ejemplo, el asesoramiento
meteorológico ofrecido a tiempo puede ayudar a reducir
considerablemente las pérdidas causadas por la
sequía, las plagas y las enfermedades.

El Programa de Hidrología y Recursos
Hídricos
ayuda a evaluar, administrar y conservar los
recursos hídricos del planeta y fomenta la
cooperación mundial para evaluar los recursos
hídricos y establecer redes y servicios
hidrológicos, incluidos los de reunión y procesamiento de
datos, predicción y alerta y suministro de
información meteorológica e hidrológica a
efectos de diseño.
Por ejemplo, facilita la cooperación entre países
que comparten cuencas hídricas y ofrece servicios
especializados de predicción en las zonas propensas a las
inundaciones, ayudando así a salvar vidas y bienes.

El Programa Espacial de la OMM se creó para
combatir al desarrollo del Sistema Mundial
de Observación del programa Vigilancia
Meteorológica Mundial, así como otros programas
respaldados por la OMM y sus sistemas de observación
conexos. Su finalidad es proporcionar mejores datos, productos y
servicios de forma continua y facilitar su mayor disponibilidad y
mejor utilización en todo el mundo. El Programa de
Educación
y Capacitación
fomenta el intercambio de
conocimientos científicos mediante la organización
de cursos, seminarios y conferencias, la preparación de
planes de estudios, la introducción de nuevas técnicas y
materiales de formación y el respaldo a los centros de
capacitación. Cada año participan en los cursos
avanzados centenares de especialistas de todo el mundo.

El Programa de cooperación Técnica
ayuda a los países en desarrollo a obtener los equipos y
conocimientos técnicos y especializados que necesitan para
mejorar sus servicios nacionales de meteorología e
hidrología y fomenta la transferencia de tecnología y de
información y conocimientos meteorológicos e
hidrológicos. El Programa Regional respalda la
realización de programas y actividades de carácter
regional a través de ocho oficinas regionales y
subregionales de la OMM ubicadas en distintas partes del
mundo.

7. LOS GRANDES
PROBLEMAS AMBIENTALES GLOBALES

Los problemas
ambientales globales son aquellos que, por su
dimensión planetaria, afectan de forma mundial o global al
medio ambiente de la Tierra. Los grandes problemas
ambientales mundiales han alcanzado tal dimensión que
constituyen parte de lo que ya denomina CAMBIO GLOBAL. Ese cambio
global estaría constituido fundamentalmente por los
siguientes componentes:

7.1. EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA

La población humana altera el entorno de
manera muy significativa y sobretodo progresivo. Tenemos unos
grandes momentos: cuando apareció la agricultura, episodio
bastante difuso que no fue instantáneo en todos los
sitios. Se debe modificar el entorno para poderla ejercer (quemar
y sacar árboles de en medio). La agricultura
permitió comer más, por tanto… más gente y
un crecimiento demográfico muy grande (aparte del gran
aporte de nuevas proteínas
y aminoácidos que antes no estaban en la dieta y que
permitieron al hombre desarrollar su musculatura y cerebro). El otro
gran episodio es la Revolución
Industrial, que provoca un aumento considerable de la
población y hace un aumento muy grande
-por acumulación- de residuos, y se dispara el
consumo de
energía exosomática (superando la
endosomática de mucho). Y el tercer episodio, consecuencia
de la Revolución
Industrial, es el progreso tecnológico, que provoca una
revolución médica en la que baja la tasa de
mortalidad. Si la natalidad se mantiene y la mortalidad baja, y
la población crece. A consecuencia de esto se llega a una
explosión demográfica. La población humana
de la tierra pasa el límite K (concepto que significa el
nº de individuos máximo en una especie), pero la
población la ha ido modificando (o sea, que el
límite nunca está claro… la ONU cree que la
tierra sólo soportará 10.000 Millones de personas,
cosa que a este ritmo, será en el 2050 cuando nos quedemos
sin recursos de forma agónica).

7.1.1 Demografía

Área interdisciplinaria que abarca disciplinas como
matemáticas, estadística, biología, medicina,
sociología, economía, historia, geografía y antropología. La demografía tiene
una historia relativamente corta. Nació con la
publicación en 1798 del Ensayo sobre el principio de
la población,
del economista británico Thomas
Robert Malthus. En su obra, Malthus advertía de la
tendencia constante al crecimiento de la población humana
por encima de la producción de alimentos, e
indicó las diferentes formas en que podría
ralentizarse este crecimiento. Diferenciaba entre frenos
positivos (guerra, hambre
y enfermedad) y frenos preventivos (abstinencia y
anticoncepción).

El uso cada vez más generalizado de los registros
parroquiales y civiles con datos relativos a natalidad y
mortalidad, y de los censos (a partir del siglo XIX) con
referencias al tamaño y composición de la
población ha permitido el desarrollo de la
demografía. El avance de las ciencias del
comportamiento, de la estadística y la
informática en el siglo XX, también
han estimulado la investigación demográfica y de
las sub áreas de esta disciplina: demografía
matemática, económica y social. Las
Naciones Unidas tienen un centro de formación
demográfica para América
Latina, situado en Santiago de Chile.

7.1.2. Datos y medidas demográficos

Los gobiernos modernos y las organizaciones internacionales
están muy interesados en la determinación exacta de
su población y del resto del mundo. Para poder describir
la población actual y predecir la del futuro con exactitud
razonable se requieren datos fiables.

7.1.3 Métodos de
investigación

Las principales fuentes de
datos demográficos son los censos nacionales, el registro civil y,
a partir de la década de 1960, los muestreos a nivel
nacional. Estas fuentes proporcionan el material de base para
investigar las causas y las consecuencias de los cambios de
población. La fuente más habitual es el censo de
población, que contabiliza en un cierto momento todas las
personas de un área dada, con sus datos personales y
características sociales y económicas
específicas. Un registro civil es la
contabilización continua, por parte de las
administraciones locales, de los nacimientos, fallecimientos,
migraciones, matrimonios y divorcios. Su fiabilidad depende de lo
veraces que sean los ciudadanos al proporcionar los datos. En el
muestreo se
utiliza una selección
estadística representativa de la población
total.

En España,
los datos de población general se recogen en las oficinas
del censo, y se encuentran en el Instituto Nacional de
Estadística. Algunas Comunidades Autónomas elaboran
registros de población, donde se recogen los datos
actualizados cada cinco años, y en todos los municipios
suele disponerse del archivo del
Registro Civil, aunque no siempre está completo. En la
mayoría de los países de América Latina se
utilizan procedimientos de
registro similares.

Los datos sobre la población mundial son publicados de
forma sistemática por la Oficina de
Estadística de las Naciones Unidas en su Demographic
Yearbook
(Libro anual de Demografía), por la
División Demográfica de las Naciones Unidas en sus
estudios y estimaciones bianuales sobre la población
mundial, y por el Banco
Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo.

7.1.4 Índices de población

La variación en el tamaño de la población
viene determinada por el número de nacimientos,
fallecimientos, inmigrantes y emigrantes habidos a lo largo de un
periodo de tiempo dado. Estos factores de cambio se expresan como
porcentajes de la población total para calcular por
comparación el índice de natalidad, de mortalidad,
de migración
y de crecimiento de la población; los índices de
natalidad y mortalidad se suelen expresar como tantos por mil
(‰) anual. Estos índices dependen en exceso de la
edad media de
la población, lo que puede crear importantes distorsiones.
Así, por ejemplo, una población con elevado nivel
de vida que incluya un gran número de personas mayores,
puede tener un índice de mortalidad similar al de una
población pobre compuesta en su mayor parte por miembros
jóvenes. Por esta razón los demógrafos
suelen utilizar índices que no dependen de la
distribución por edades. Dos índices de este tipo
son el índice total de fertilidad y la esperanza de vida
en el momento de nacer.

El índice total de fertilidad es el número de
hijos que una mujer
podría tener durante su vida fértil si se
cumplieran los índices vigentes de fertilidad cada
año. Los países de fertilidad alta pueden alcanzar
índices de natalidad de 40-50% (por año), e
índices de fertilidad total de 5-7 hijos por mujer. Los
países de fertilidad baja presentan índices de
natalidad del 15-20 (‰), e índices de fertilidad
total de 2 hijos por mujer. La fertilidad a "nivel de reemplazo"
(nivel en que cada persona tiene de
media un solo hijo en la siguiente generación) corresponde
a un índice de fertilidad total de 2,1 hijos en
condiciones de baja mortalidad.

La esperanza de vida al nacimiento es la vida media de una
población en la que los riesgos de mortalidad en ese
momento a cada edad se mantuviesen de forma indefinida. Las
poblaciones preindustriales se caracterizaban por grandes
fluctuaciones en la mortalidad. Sin embargo, a largo plazo, los
índices medios de mortalidad podrían haber sido del
30-40‰ y las esperanzas de vida media de 25-35
años. En las condiciones actuales de sanidad, resulta
normal un índice de mortalidad inferior al 10‰ y
una esperanza de vida superior a 70 años.

Un índice importante de mortalidad es el de mortalidad
infantil, la probabilidad
de fallecimiento durante el primer año de vida; suele
calcularse como el número de fallecimientos por cada 1.000
nacimientos. Muchos países poco desarrollados presentan
índices de mortalidad infantil superiores al 100‰,
es decir, más del 10% de los niños
mueren durante su primer año. Los países con
eficaces sistemas de sanidad y de educación tienen
índices de mortalidad infantil del 15‰ o incluso
inferiores.

7.1.5 Crecimiento y distribución de la población
mundial

Según las estimaciones de las Naciones Unidas,
autoridad de reconocido prestigio en el cálculo de
niveles y tendencias de población, la población
mundial alcanzó los 5.300 millones en 1990 y aumenta cada
año en más de 90 millones de personas. El
índice de crecimiento (1,7% anual) se encuentra por debajo
del máximo de 2% anual alcanzado en 1970. Sin embargo, no
se espera que el incremento anual absoluto comience a decrecer
hasta después del año 2000.

7.1.6 Crecimiento pasado y presente

Las estimaciones de la población mundial antes de 1900
se basaban en datos parciales, pero los investigadores coinciden
en que, en general, el crecimiento medio de la población
se acercó al 0,02‰ anual. El crecimiento no era
constante y variaba en función del clima,
producción de alimentos, enfermedades y guerras.

A partir del siglo XVII, los grandes avances del conocimiento
científico, la agricultura, la industria, la
medicina y la organización social hicieron posible que la
población creciera de forma considerable. Las maquinarias
fueron sustituyendo poco a poco la mano de obra humana y animal,
aumentando lentamente el
conocimiento y los medios para controlar las enfermedades. La
población mundial se quintuplicó en 300 años
(pasando de 500 millones en 1650 a 2.500 millones en 1950) y el
crecimiento fue más espectacular en las regiones donde se
inventaron y aplicaron nuevas
tecnologías.

Hacia 1950 se inicia una nueva fase en el crecimiento de
población. Se logra controlar el hambre y las enfermedades
incluso en zonas que no habían alcanzado todavía un
alto nivel de escolarización o que no estaban
tecnológicamente desarrolladas. Las causas de este cambio
fueron el bajo coste de importación de vacunas,
antibióticos, insecticidas y variedades de semillas de
alto rendimiento. Al mejorar la red de abastecimiento de
agua, las instalaciones de alcantarillado y las redes de
transporte, aumentaron las cosechas y disminuyó mucho el
número de fallecimientos por enfermedades infecciosas y
parasitarias. En la mayor parte de los países
desarrollados, la esperanza de vida al nacimiento pasó de
35-40 años en 1950 a 61 años en 1990. La
rápida disminución de fallecimientos en una
población con altos índices de fertilidad hizo que
muchos países en vías de desarrollo alcanzaran un
índice de crecimiento anual superior al 3,1%,
índice que duplicaría la población en
veintitrés años.

7.1.7 Distribución regional

En 1990 había una población de 1.200 millones de
personas en los países desarrollados y de 4.100 millones
en los países menos desarrollados del mundo. Más de
la mitad de la población mundial habita en el este y en el
sur de Asia, destacando
China con más de 1.200 millones de habitantes e India con 880
millones. Europa y los países de la antigua URSS
representaban el 15%, América el 14% y África el
12% de la población mundial.

Los diferentes índices de crecimiento regional alteran
sin cesar estos porcentajes. La población de África
se duplicará para el 2025, mientras que la
población del Sureste asiático permanece casi
constante y la de Latinoamérica crece a un ritmo fuerte
aunque desigual; y las demás regiones, incluida Asia
oriental, disminuyen de forma considerable. Para el 2025 se
estima que el porcentaje relativo a los países
desarrollados actuales (23% en 1990) descenderá al 17%. El
90% de los nacimientos actuales tiene lugar en los países
menos desarrollados.

7.1.8 Concentración urbana

A medida que un país pasa de una economía
agrícola a una economía industrial, se produce una
migración en gran escala de los
residentes rurales hacia las ciudades. En este proceso, el
índice de crecimiento de las áreas urbanas duplica
el índice de crecimiento global de la población. En
1950, el 29% de la población mundial vivía en
áreas urbanas, en 1990 esta cifra era del 43% y para el
año 2000 se estima que aumentará a más del
50 por ciento.

Esa migración a las ciudades conlleva una importante
disminución del número de personas que vive en el
campo, y en consecuencia índices de crecimiento negativos
en las áreas rurales. En los países menos
desarrollados, el rápido crecimiento de la
población mundial ha diferido este fenómeno
aplazándolo hasta las primeras décadas del siglo
XXI. La previsión para América Latina es que en el
año 2020 más de 300 millones de niños vivan
en las ciudades.

7.1.9 Estimaciones de población

La mayor parte de los padres potenciales de las
próximas dos décadas ya han nacido. Esto permite
realizar estimaciones de población para este periodo con
fiabilidad razonable, salvo imprevistos. Por otro lado, a lo
largo de dos décadas, el grado de incertidumbre, tanto de
los índices demográficos como de otras
características de la sociedad,
crece a un ritmo vertiginoso, haciendo que cualquier
estimación resulte sólo especulativa.

Las estimaciones de las Naciones Unidas publicadas en 1990
indican que la población mundial pasará de 5.300
millones de personas en 1990 a 6.200 millones en el año
2000 y a 8.500 millones en el 2025. La estimación
máxima y mínima para el año 2025 son de
9.100 millones y 7.900 millones respectivamente. El índice
medio de natalidad mundial, que en 1990 era del 26%, se
reducirá al 22% para finales del siglo, y al 17% en el
año 2025 (con la correspondiente reducción del
índice total de fertilidad de 3,3 en 1990 a 2,3 en el
2025). El mayor porcentaje de población con edades de alta
mortalidad hará que el índice de mortalidad media
mundial se reduzca sólo un poco, pasando del 9% en 1990 al
8% en el 2025. La esperanza de vida media mundial, sin embargo,
pasará de 65 años en 1990 a 73 años en el
2025.

Seguirán existiendo amplias variaciones en el
crecimiento de la población. En el mundo desarrollado, el
crecimiento de la población seguirá siendo muy
lento y en algunos países incluso disminuirá. Se
estima que la población de Europa occidental
decrecerá a partir del año 2000. En 1996 en las
ciudades de Madrid y
Londres había más habitantes de 65 años que
menores de 15. En España el índice de fecundidad es
de 1,4 hijos por mujer, siendo uno de los países, junto
con Italia, con menor
natalidad del mundo. En el caso estadounidense, las previsiones
hablan de un crecimiento hasta el año 2050, debido a la
inmigración. A partir de este momento el
índice de crecimiento será prácticamente
nulo. En cambio, para el año 2000, América Latina
tendrá la mayor tasa media anual de crecimiento del
mundo.

Las Naciones Unidas estiman que los países menos
desarrollados tendrán unos índices de crecimiento
de población en continuo descenso. Para el conjunto de
países menos desarrollados, el índice de
crecimiento, que en el 1990 era del 2% anual, en el 2025 se
reducirá a la mitad. África seguirá siendo
la zona con el índice de crecimiento más alto (en
1990 este índice era del 3,1% y para el 2025 se estima que
se reducirá al 2,2%). La población africana se
triplicará pasando de 682 millones de personas en 1990 a
1.580 millones de personas en el 2025 y se estima que
seguirá creciendo hasta duplicar su volumen de
población en otros 35 años.

7.1.10. Políticas
de población

Las políticas gubernamentales de población
pretenden alcanzar objetivos de
desarrollo y bienestar aplicando medidas que, directa o
indirectamente, inciden sobre procesos demográficos como
la fertilidad y la migración. Como ejemplos cabe citar el
establecimiento de la edad mínima reglamentaria para
contraer matrimonio, los
programas de divulgación de uso de anticonceptivos y los controles de
migración. Cuando estas políticas se adoptan por
razones distintas a las demográficas reciben el nombre de
políticas implícitas.

7.1.11. Políticas de población en los
países desarrollados

Los países europeos no tuvieron políticas de
población hasta el siglo XX. Se concedían ayudas a
las familias numerosas en países tan dispares como Gran
Bretaña, Suecia, España y la Unión
Soviética. Los fascistas italianos en la década de
1920 y los nacionalsocialistas alemanes en la década de
1930 incluyeron el crecimiento de la población como parte
importante de sus doctrinas.

Japón, con una economía comparable a la de los
países europeos, fue el primer país desarrollado en
la era moderna que inició un programa de control de
natalidad. En 1948 el gobierno
japonés instituyó una política que
incluía la anticoncepción y el aborto para
limitar el tamaño de las familias.

Las políticas europeas a favor de la natalidad no
tuvieron mucho éxito
en la década de 1930 y sus ligeras variantes de las dos
últimas décadas (en Francia,
España y en muchos países europeos del este) no
parece que hayan logrado detener la continua y preocupante
disminución de la natalidad. El control gubernamental de
la migración parece que resulta más eficaz. La
migración a corto plazo por demanda de
trabajo ha
sido una práctica común en Europa occidental y ha
dado a los diferentes países la flexibilidad para reducir
la migración durante las recesiones económicas.

7.1.12 Políticas de población en América
Latina

Desde su independencia, los países hispanoamericanos se
plantearon los problemas de población derivados del
mestizaje y la existencia de amplias zonas de escasa presencia
humana. "Gobernar es poblar", fue una consigna generalizada,
mientras se planteaban programas de atracción de colonos,
preferentemente europeos, que no siempre llegaban con
facilidad.

El vertiginoso crecimiento de los índices de natalidad,
las tradiciones y prejuicios religiosos y familiares, las
costumbres de fuerte arraigo, contrarias a la
contracepción, han obligado a todos los gobiernos a
desarrollar campañas de información y
educación, a promover el control de la natalidad y los
programas de planificación
familiar.

7.1.13 Políticas de población en el Tercer
Mundo

En 1952 la India fue el primero de los países en
vías de desarrollo que adoptó una política
oficial para ralentizar el crecimiento de su población. El
objetivo era facilitar el desarrollo social y económico
reduciendo la carga de una población joven y en constante
crecimiento. Estudios para investigar los conocimientos, actitudes y
prácticas sobre anticonceptivos de la población
pusieron de relieve que un alto porcentaje de parejas no deseaban
tener más hijos, aunque algunos ya practicaban una
anticoncepción eficaz. Los programas de planificación familiar fueron considerados
como una forma de satisfacer el deseo de un amplio sector de la
población de limitar y controlar la natalidad.

La reducción del índice de crecimiento en Asia
puede atribuirse sobre todo a las estrictas políticas de
control de la población en China. A pesar de su inmensa
población, China ha reducido con éxito los
índices de natalidad y mortalidad. Recientemente, el
gobierno está apoyando una política de familias con
un solo hijo con el fin de reducir el índice actual de
crecimiento anual del país del 14‰ al 0‰ en
el año 2000.

En 1979, más del 90% de la población de los
países en vías de desarrollo vivía bajo
gobiernos que, al menos en principio, permitían el acceso
a anticonceptivos por razones de sanidad y garantizaba el derecho
a elegir el número de hijos y controlar los intervalos
entre nacimientos. Estudios recientes muestran que en muchos
países se están reduciendo los índices de
natalidad y de crecimiento de la población nacional, en
parte gracias a los programas de planificación familiar
propiciados por los gobiernos.

Cuadro de Rasgos de la población del mundo a comienzos
del siglo XXI

 

ESPACIO

GEOGRAFICO

POBLACION

2005

(MILLONES)

INDICE

SINTETICO

DE

FECUNDIDAD

2000-2005

H/MADRE

INDICE

BRUTO

NATALIDAD

2000-2005

%0

INDICE

BRUTO

MORTALIDAD

2000-2005

%0

INDICE

CRECIMIENTO

NATURAL

2000-2005

%

INDICE

CRECIMIENTO

NATURAL

2000-2005

%

INDICE

CRECIMIENTO

NATURAL

2000-2005

%

INDICE

CRECIMIENTO

NATURAL

2000-2005

%

INDICE

CRECIMIENTO

NATURAL

2000-2005

%

MUNDO

6,465

2,66

21.10

9.0

12.1

1.21

57.0

86.0

65.4

AFRICA

905

497

36.7

15.3

22.3

2.18

94.2

159.0

49.1

AMERICA

LATINA

Y EL CARIBE

561

255

21.7

6.1

15.6

1.42

26.0

35.0

71.6

AMERICA

ANGLOSAJONA

331

199

13.7

8.3

5.4

0.97

6.8

8.0

77.6

ASIA

3,905

247

20.1

7.6

12.5

1.21

53.7

74.0

67.3

EUROPA

728

140

10.1

11.6

1.5

0.00

9.2

11.0

73.7

OCEANIA

33

232

17.4

7.4

10.0

1.32

28.7

39.0

74.0

7.2 EL CAMBIO CLIMATICO GLOBAL

El Cambio Global Climático, un cambio que le atribuido
directa o indirectamente a las actividades humanas que alteran la
composición global atmosférica, agregada a la
variabilidad climática natural observada en periodos
comparables de tiempo (EEI, 1997).

La IPCC (Panel Internacional sobre Cambio Climático),
un panel de 2500 científicos de primera línea,
acordaron que "un cambio discernible de influencia humana sobre
el clima global ya se puede detectar entre las muchas variables
naturales del clima". Según el panel, la temperatura de la
superficie terrestre ha aumentado aproximadamente 0.6°C en el
último siglo. Las emisiones de dióxido de carbono por
quema de combustibles, han aumentado a 6.25 mil millones de
toneladas en 1996, un nuevo récord. Por otro lado, 1996
fue uno de los cinco años más calurosos que existe
en los registros (desde 1866). Por otro lado se estima que los
daños relacionados con desastres climáticos
llegaron a 60 mil millones de US$ en 1996, otro nuevo
récord (GCCIP).

Aumento de temperatura global (Miller, 1991)

De acuerdo a la IPCC, una duplicación de los gases de
invernadero incrementaría la temperatura terrestre entre 1
y 3.5°C. Aunque no parezca mucho, es equivalente a volver a
la última glaciación pero en la dirección inversa. Por otro lado, el
aumento de temperatura sería el más rápido
en los últimos 100000 años, haciendo muy
difícil que los ecosistemas del mundo se adapten.

El principal cambio a la fecha la sido en la atmósfera,
Hemos cambiado y continuamos cambiando, el balance de gases que
forman la atmósfera. Esto es especialmente notorio en
gases invernadero claves como el CO2, Metano (CH4) y
óxido nitroso (N2O). Estos gases naturales son menos de
una décima de un 1% del total de gases de la
atmósfera, pero son vitales pues actúan como una
"frazada" alrededor de la Tierra. Sin esta capa la temperatura
mundial sería 30°C más baja.

El problema es que estamos haciendo que esta "frazada" sea
más gruesa. Esto a través de la quema de
carbón, petróleo y
gas natural
que liberan grandes cantidades de CO2 a la atmósfera.
Cuando talamos bosques y quemamos madera,
reducimos la absorción de CO2 realizado por los
árboles y conjuntamente liberamos el dióxido de
carbono contenido en la madera. El criar bovinos y plantar arroz
genera metano, óxidos nitrosos y otros gases invernadero.
Si el crecimiento de la emisión de gases invernadero se
mantiene en el ritmo actual los niveles en la atmósfera
llegarán a duplicarse, comparados con la época
preindustrial, durante el siglo XXI. Si no se toman medidas es
posible hasta triplicar la cantidad antes del año 2100
(GCCIP, 1997).

El consenso científico como resultado de esto, es que
seguramente habrá un aumento global de la temperatura
entre 1.5 y 4.5°C en los próximos 100 años.
Esto agregado al ya existente aumento de 0.5°C que ha
experimentado la atmósfera desde la revolución
industrial (UNEP/WHO, 1986).

Poder predecir cómo esto afectará al clima
global, es una tarea muy difícil. El aumento de
temperatura tendrá efectos expansivos. Efectos inciertos
se agregan a otros inciertos. Por ejemplo, los patrones de lluvia
y viento, que han prevalecido por cientos y miles de años,
de las que dependen millones, podrían cambiar. El nivel
del mar podría subir y amenazar islas y áreas
costeras bajas. En un mundo crecientemente sobre poblado y bajo
estrés,
con suficientes problemas de antemano, estas presiones
causarán directamente mayor hambruna y otras
catástrofes (UNEP/WMO, 1994).

Según la Organización Mundial de la Salud (WHO), aun un
pequeño aumento de temperatura puede causar un aumento
dramático de muertes debido a eventos de
temperaturas extremas; el esparcimiento de enfermedades tales
como la malaria, dengue y cólera;
sequías, falta de agua y alimentos. La IPCC lo plantea
así: "El cambio climático con certeza
conllevará una significativa pérdida de vidas"
(Dunn, 1997).

La cantidad de dióxido de carbono ha aumentado desde
295 ppm anterior a la época industrial, a una cifra actual
de 359 ppm. Este aumento corresponde a un 50% de lo esperado,
basado en la tasa de quema de combustibles fósiles. Varios
procesos naturales parecen actuar como moderadores, por ejemplo
el océano actúa como reserva, donde el
dióxido de carbono se disuelve como tal y como carbonatos
y bicarbonatos. Un aumento del dióxido de carbono en el
aire, actúa como estimulante del crecimiento
vegetal, de esta manera se fija más de este gas. El
calentamiento de la Tierra, además de descongelar las
capas polares, puede causar un cambio en el sistema de
circulación del aire, cambiando patrones de lluvia. De
esta manera, por ejemplo, el Medio-Oeste norteamericano (fuente
agrícola de Estados Unidos), podría transformarse
en desierto, y las zonas de cultivo moverse hacia áreas de
Canadá.

7.2.1 Causas del cambio Global Climático

La energía recibida por la Tierra desde el Sol, debe ser
balanceada por la radiación
emitida desde la superficie terrestre. En la ausencia de
cualquier atmósfera, la temperatura superficial
sería aproximadamente -18° C. Esta es conocida como la
temperatura efectiva de radiación terrestre. De
hecho la temperatura superficial terrestre, es de aproximadamente
15 °C.

7.2.2 El Efecto Invernadero

La razón de esta discrepancia de temperatura, es que la
atmósfera es casi transparente a la radiación de
onda corta, pero absorbe la mayor parte de la radiación de
onda larga emitida por la superficie terrestre. Varios
componentes atmosféricos, tales como el vapor de agua, el
dióxido de carbono, tienen frecuencias moleculares
vibratorias en el rango espectral de la radiación
terrestre emitida. Estos gases de invernadero absorben y remiten
la radiación de onda larga, devolviéndola a la
superficie terrestre, causando el aumento de temperatura,
fenómeno denominado Efecto Invernadero (GCCIP, 1997).

El vidrio de un
invernadero similar a la atmósfera es transparente a la
luz solar y opaca a la radiación terrestre, pero confina
el aire a su interior, evitando que se pueda escapar el aire
caliente (McIlveen, 1986; Anderson et al, 1987). Por
ello, en realidad, el proceso involucrado es distinto y el nombre
es bastante engañador, el interior de un invernadero se
mantiene tibio, pues el vidrio inhibe la pérdida de calor
a través de convección hacia el aire que lo rodea.
Por ello, el fenómeno atmosférico se basa en un
proceso distinto al de un invernadero, pero el término se
ha popularizado tanto, que ya no hay forma de establecer un
término más exacto.

Una de las muchas amenazas a los sistemas de sostén de
la vida, resulta directamente de un aumento en el uso de los
recursos. La quema de combustibles fósiles y la tala y
quema de bosques, liberan dióxido de carbono. La
acumulación de este gas, junto con otros, atrapa la
radiación solar cerca de la superficie terrestre, causando
un calentamiento
global. Esto podría en los próximos 45
años, aumentar el nivel del mar lo suficiente como para
inundar ciudades costeras en zonas bajas y deltas de ríos.
También alteraría drásticamente la
producción agrícola internacional y los sistemas de
intercambio (WMO, 1986).

Uno de los resultados del Efecto Invernadero, es mantener una
concentración de vapor de agua en la baja troposfera mucho
más alta que la que sería posible en las bajas
temperaturas que existirían si no existiese el
fenómeno. Se especula que en Venus, el volcanismo
elevó las temperaturas hasta el punto que no se pudieron
formar los océanos, y el vapor resultante produjo un
Efecto Invernadero, exacerbado más aún por la
liberación de dióxido de carbono en rocas
carbonatadas, terminando en temperaturas superficiales de
más de 400 °C (Anderson et al, 1987).

Cuadro resumen sobre gases invernadero

Gas Invernadero

Concentración 1750

Concentración 1992

Fuerza Irradiactiva (W/m2)

Dióxido de Carbono

280 ppmv

355 ppmv

1,56

Metano

0,8 ppmv

1,72 ppmv

0,5

Oxido Nitroso

275 ppbv

310 ppbv

0,1

CFC-11

0

280 pptv

(siguiente)

CFC-12

0

484 pptv

0,3 (todos los CFCs)

HCFCs/HFCs

0

Sin datos

0,05

Ozono Troposférico

Sin datos

Variable

0,2 – 0,6

Ozono Estratosférico

Sin datos

300 unidad. dobson

-0,1

7.2.3 Mecanismos forzamiento de radiación

Un proceso que altera el balance energético del sistema
climático global o parte de él, se denomina un
mecanismo forzado de radiación. Estos están
separados a su vez, en mecanismos forzados internos y externos.
Los externos, operan desde fuera del sistema climático,
incluyen variaciones de órbita y cambios en el flujo
solar. Los mecanismos internos, operan desde dentro del sistema
climático, como por ejemplo la actividad volcánica
y cambios en la composición de la atmósfera.

7.2.4 Variaciones de Orbita

Los cambios en el carácter de la órbita
terrestre alrededor del Sol, se dan en escalas de tiempo de
milenios o más largos. Pueden significativamente alterar
la distribución estacional y latitudinal de la
radiación recibida. Son conocidas como Ciclos
Milancovitch
. Son estos ciclos los que fuerzan cambios entre
condiciones glaciales e interglaciales sobre la Tierra, con
escalas de entre 10.000 y 100.000 años. El máximo
de la última glaciación, ocurrió hace 18.000
años.

7.2.5 Variabilidad Solar

Otro de los mecanismos de fuerza
externa, corresponde a cambios físicos en el mismo Sol,
que pueden alterar la intensidad y el carácter del flujo
de radiación solar. No existe duda que éstos
ocurren en un rango variable de tiempo. Uno de los ciclos
más conocidos es el de las manchas solares, cada 11
años. Otros parámetros, como el diámetro
solar, también varían. Aún no existen datos
suficientes como para corroborar variaciones suficientemente
fuertes como para generar cambios climáticos.

7.2.6 Actividad Volcánica

Es un ejemplo de un mecanismo de fuerza interno, erupciones
volcánicas por ejemplo, inyectan grandes cantidades de
polvo y dióxido de azufre, en forma gaseosa a la
atmósfera superior, la estratosfera, aquí son
transformados en aerosoles de ácido sulfúrico.
Ahí se mantienen por varios años, gradualmente
esparciéndose por todo el globo. La
contaminación volcánica resulta en reducciones
de la iluminación solar directa (puede llegar a
un 5 ó 10%) y generan bajas considerables de
temperatura.

7.2.7 Composición Atmosférica

El cambio de composición de gases, especialmente los
gases invernadero, es uno de los más grandes mecanismos de
fuerza internos.

Cambios naturales en el contenido de dióxido de carbono
atmosférico, ocurrieron durante las transiciones glaciales
– interglaciales, como respuesta a mecanismos de fuerzas
orbitales. En la actualidad, la humanidad es el factor más
sustancial de cambio.

7.2.8 Retroalimentación

El sistema climático está en un balance
dinámico. Por ello está continuamente
ajustándose a perturbaciones forzadas, y como resultado,
el clima se ve alterado. Un cambio en cualquier parte del sistema
climático, iniciado por mecanismos forzados internos o
externos, tendrá una consecuencia mucho más amplia,
A medida que el efecto se propaga en cascada, a través de
los componentes asociados en el sistema climático, se
amplifica. Esto es conocido como
retroalimentación. A medida que un efecto es
transferido, desde un subcomponente del sistema a otro, se
verá modificado en carácter o en escala. En algunos
casos el efecto inicial puede ser amplificado (feedback
positivo), mientras que en otros, puede verse reducido (feedback
negativo).

Un ejemplo de un mecanismo de feedback positivo, involucra el
vapor de agua. Una atmósfera más caliente
potencialmente aumentará la cantidad de vapor de agua en
ella. Ya que el vapor de agua es un gas invernadero, se
atrapará más energía que aumentará la
temperatura atmosférica más todavía. Esto a
su vez, produce mayor vapor de agua, estableciéndose un
feedback positivo.

7.2.9 Cambios Climáticos anunciados para el siglo
XXI

Queda claro que la previsión de cambios en los
próximos 100 a 150 años, se basan
íntegramente en modelos de
simulación. Comprensiblemente la gran
mayoría de los modelos se han concentrado sobre los
efectos de la contaminación antrópica de la
atmósfera por gases invernadero, y en menor grado, en los
aerosoles atmosféricos. La mayor preocupación
presente, es determinar cuánto se entibiará la
Tierra en un futuro cercano.

En la última década, varios modelos complejos de
circulación general (GCMs), han intentado simular los
cambios climáticos antropogénicos futuros. Han
llegado a las siguientes conclusiones:

  • ? Un calentamiento global promedio, de entre 1,5 y
    4,5 °C ocurrirá, siendo la mejor estimación
    2,5 °C .

  • ? La estratosfera se enfriará
    significativamente.

  • ? El entibiamiento superficial será mayor en
    las altas latitudes en invierno, pero menores durante el
    verano.

  • ? La precipitación global aumentará
    entre 3 y 15%.

  • ? Habrá un aumento en todo el año de
    las precipitaciones en las altas latitudes, mientras que
    algunas áreas tropicales, experimentarán
    pequeñas disminuciones.

Modelos más recientes dependientes del tiempo, que
acoplan los componentes oceánicos y atmosféricos,
han entregado estimaciones más confiables, los resultados
más significativos indican:

  • ? Un calentamiento global promedio de 0,3 °C por
    década, asumiendo políticas no
    intervencionistas.

  • ? Una variabilidad natural de aproximadamente 0,3
    °C en temperaturas aéreas superficiales globales,
    en una escala de décadas.

  • ? Cambios en los patrones regionales de temperatura y
    precipitaciones similares a los experimentos de
    equilibrio.

Aunque los modelos CGM proveen las simulaciones más
detalladas de los cambios climáticos futuros, los
constreñimientos computacionales evitan que sean usados en
estudios de sensibilidad que permitan investigar los defectos
potenciales futuros en el mundo real, con respecto a las
emisiones de gases invernaderos.

Usando las sensibilidades de "mejor estimación", se
generan escenarios que dan un rango de calentamiento entre 1,5 y
3,5 °C para el año 2100. Bajo condiciones sin
intervención, la temperatura superficial global promedio,
se estima aumentaría entre 2 y 4 °C , en los
próximos 100 años. Hasta las proyecciones
más optimistas de acumulación de gases invernadero,
no pueden prevenir un cambio significativo en el clima global del
próximo siglo. En los peores escenarios, la temperatura
superficial global promedio, podría aumentar en 6 °C
para el año 2100.

Como conclusión, la temperatura global promedio
podría aumentar entre 2 y 4 °C para el año
2100, si el desarrollo global continúa a los ritmos
actuales. Si se incorpora la influencia de los aerosoles
atmosféricos al modelo, el
calentamiento disminuye a aproximadamente 0,2 °C por
década, en los próximos 100 años. Esta tasa
de cambio climático, aún así, es más
rápido que en cualquier otro momento de la historia de la
Tierra. Si las naciones no actúan, el mundo podrá
experimentar numerosos impactos adversos como resultado del
calentamiento global futuro.

Esquema del Calentamiento Global

Monografias.com

República Dominicana en el 2100, producto del
Cambio Climático

Monografias.com

7.3 FALLECIMIENTO DE LA CONCENTRACIÓN DEL
OZONO

El ozono (O3) en la estratosfera filtra los UV dañinos
para las estructuras
biológicas, es también un gas invernadero que
absorbe efectivamente la radiación infrarroja. La
concentración de ozono en la atmósfera no es
uniforme sino que varía según la altura. Se forma a
través de reacciones fotoquímicas que involucran
radiación solar, una molécula de O2 y un átomo
solitario de oxígeno. También puede ser generado
por complejas reacciones fotoquímicas asociadas a
emisiones antropogénicas y constituye un potente
contaminante atmosférico en la troposfera superficial. Es
destruido por procesos fotoquímicos que involucran a
raciales hidroxilos, NOx y cloro (Cl, ClO). La
concentración es determinada por un fino proceso de
balance entre su creación y su destrucción. Se teme
su eliminación por agentes que contienen cloro (CFCs), que
en las alturas estratosféricas, donde está la
capa de ozono,
son transformadas en radicales que alteran el fino balance que
mantiene esta capa protectora (GCCIP, 1997).

El ozono es una molécula formada por tres átomos
de oxígeno y se forma a partir de moléculas de O2
más radicales sueltos de oxígeno… O2+O=O3.

Estos reactivos se encuentran porqué las
moléculas de O2 se rompen por la absorción de
radiación Ultravioleta. El ozono, a su vez, tiende a
romperse (reacción inversa) por otra onda de rayos
Ultravioletas (espectro de onda más largo que el anterior
comentado). O sea, la corta rompe el O2 y la larga el O3.

La cantidad de ozono en la atmósfera es un proceso
dinámico de formación y destrucción, y como
consecuencia se absorben la mayoría de radiaciones UV que
nos llegan del Sol, las cuales tienen mucha Energía y
pueden provocar mutaciones (las ondas gamma o
rayos X tienen
muchísima más energía y por eso son
muchísimo más peligrosas), las mutaciones son
causadas por qué la energía puede variara la
composición inicial de una molécula (como el
ADN), y
así provocar cambios radicales que pueden provocar el mal
funcionamiento de la célula
(cáncer). Sin duda, sin la capa de ozono, siempre
mutaríamos y provocaría cánceres, cataratas
y destruiría la vida tal como es hoy.

El Agujero de la capa de ozono (a nivel global): Desde los
años 70 se ha detectado un agujero en la capa de ozono en
los polos de la tierra. Un agujero es una bajada de
concentración de O3 en la capa. Tiene carácter
estacional (o sea, se hace más grande y luego más
pequeño, dependiendo de la estación del
año), se hace cada vez más grande al paso de los
años a fin de cuentas. En el
Ártico ha crecido lentamente pero fue descubierto antes el
antártico (que se hace muy ancho, pudiendo llegar a las
antípodas y a la Patagonia).

Causantes: Clorofluorocarburos (CFCs o friones), son inertes,
no contaminan y se pueden inhalar. Se utilizaban para la refrigeración y como propálenles de
líquidos en botes (lacas, espumas y sprays). El consumo
masivo fue a partir de la 2a Guerra Mundial.
Estos gases pasan a la estratosfera y se rompen con el contacto
de rayos UV. Entonces los cloros sueltos catalizan el ozono y lo
destruyen ellos (y no los rayos UV). Eso provoca que por cada
destrucción pase sin obstaculización un rayo UV y
así sucesivamente. Los óxidos de nitrógeno
también perjudican el problema.

Los CFCs tardan una década aproximadamente en subir a
causa de su densidad (eso hace que sintamos los efectos de los
CFCs durante 10 años después de su
prohibición).

Evolución de los niveles de Ozono.

Monografias.com

7.4 LLUVIA ÁCIDA

Normalmente la lluvia normal ya es ácida (pH < 7).
La causa son los SO2 y óxidos de nitrógeno a parte
de los distintos sulfatos. Pueden reaccionar y producir
Ácido Sulfúrico y Ácido Nítrico.

Las fuentes de emisión son el carbón, petróleo y gas natural para los azufres y
las combustiones para los nitrógenos.

Acostumbran a tener efectos a mucha distancia de la fuente (en
Kilómetros). La acidificación del suelo y de las
aguas es lo que realmente contamina porque cuando el medio es
ácido se liberan metales pesados y
provocan la muerte de
la mayoría de los organismos y bosques y lagos.

Solución: Filtros disminuidores de gases, mejores
catalizadores y energías
alternativas.

7.5 REDUCCIÓN Y PÉRDIDA DE LA
BIODIVERSIDAD

Nuestro planeta se enfrenta a una acelerada
desaparición de sus ecosistemas y a la irreversible
pérdida de su valiosa biodiversidad.
Por diversidad entendemos la amplia variedad de seres vivos
-plantas, animales y microorganismos- que viven sobre la Tierra y
los ecosistemas en los que habitan. El ser humano, al igual que
el resto de los seres vivos, forma parte de este sistema y
también depende de él. Además, la diversidad
biológica incluye las diferencias genéticas dentro
de cada especie y la variedad de ecosistemas.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6
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