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La educación del niño de edad preescolar en la sociedad cubana (página 2)



Partes: 1, 2

Como se puede apreciar, los fundadores del marxismo
ofrecieron grandes aportes para la interpretación científica de las
relaciones entre los hombres y del hombre en sus
principales contextos por lo que sus teorías
en la actualidad poseen una absoluta vigencia para sustentar las
aspiraciones que en cuanto a la educación familiar
y comunitaria tiene nuestra sociedad. La
concepción materialista- dialéctica expuesta acerca
del condicionamiento histórico social de las relaciones
entre los hombres y de su actividad en dicho sistema de
relaciones, de la manifestación de los rasgos contextuales
en las particularidades individuales y su importancia en la
formación y desarrollo del
individuo,
así como de la significación de la subjetividad en
toda la vida social constituyen fundamentaciones de gran valor para la
interpretación de la educación familiar a
la luz de una
educación contextual institucional dirigida al desarrollo
infantil.

En el sistema de educación cubano el primer
eslabón lo constituye la Educación
Preescolar que abarca a los niños y
niñas de cero a seis años, es decir, desde su
nacimiento hasta su ingreso a la escuela primaria.
Este proceso es
organizado en dos formas diferentes de aplicación en la
práctica: por vía institucional y por vía no
institucional con el fin de alcanzar el óptimo desarrollo
en los niños y niñas de estas edades, lo que
significa lograr el máximo desarrollo integral posible en
cada uno. Las dos vías señaladas se concretizan de
la siguiente forma:

  • La vía institucional, que se realiza en los
    Círculos Infantiles y en las aulas de preescolar para
    niños y niñas de cinco a seis años en
    las escuelas primarias.

  • La vía no institucional, mediante el Programa Educa
    a tu Hijo, el que esta dirigido a lograr el desarrollo
    integral de los niños y niñas que no asisten a
    instituciones infantiles, desde antes del nacimiento hasta su
    ingreso a la escuela, tiene un carácter comunitario y
    eminentemente intersectorial y toma como núcleo
    básico a la familia la que orientada, es la que
    realizan las acciones educativas con sus hijos desde las
    primeras edades en el hogar.

Existen múltiples teorías educativas y es
válido decir que en última instancia, cada una
responde a una concepción de la relación entre la
educación y el desarrollo. Para unos, la educación
debe esperar a que el desarrollo ocurra; para otros, es un
proceso donde ambos ocurren simultáneamente; otros
entienden que la educación antecede y guía al
desarrollo. (Díaz Izaguirre, 2008)

La teoría
pedagógica cubana actual, parte de un enfoque
histórico cultural, sobre la base de las ideas de S L
Vigotski, teniendo como premisa el carácter rector de la educación en
su relación con el desarrollo. Partir de un enfoque
histórico cultural es fundamentalmente, adoptar una
posición humanística y optimista.

Sobre la educación del niño, L. S Vigotski
apuntó que el proceso de crecimiento y
diferenciación de las células
nerviosas implica nuevos y sucesivos cambios funcionales, que
determinen el surgimiento de nuevas facultades y cualidades
psíquicas y señaló que al ejercer la
educación su influencia sobre estructuras
que están en franca formación y maduración,
permite actuar directamente sobre los procesos y
facultades que dependen de estas estructuras y, como
consecuencia, accionan sobre el propio desarrollo
humano.

Un concepto
importante a ser considerado en la educación es la
socialización. En la trama de relaciones y
vínculos, interacciones e interrelaciones en que se mueve
el hombre, que
es un ser social desde que nace, se destaca la importancia de la
educación como núcleo del proceso socializador,
entendida como las acciones de
preparación del individuo para la vida en los distintos
ámbitos en que se desenvuelve y desarrolla.

Los estudios sobre el comportamiento
del sujeto en el medio social, y relativos a la
socialización del individuo, fueron iniciados por G.
Tarde, E. Durkheim, J.
Piaget y H.
Wallon, entre otros. La permanente búsqueda de
explicaciones acerca de cuándo se producen los
intercambios del individuo con la sociedad sentó bases
importantes para contar hoy en día con conocimientos
sistematizados sobre el problema de la socialización.
(AMEI, 2008)

Se considera que la referencia a planteamientos expresados por
Vigotsky sobre
los trabajos iniciales del Piaget permite ganar en claridad en
este análisis. El autor señala que los
distintos aspectos de la actividad psíquica no pueden ser
entendidos como hechos dados de una vez y para siempre, sino como
producto de
una evolución filo y ontogenética,
entrelazándose con el desarrollo histórico cultural
del hombre.

Para Vigotsky, el instrumento cultural se integra en la psique
del sujeto, es parte fundamental de esta: todas las funciones
psíquicas superiores son relaciones de orden social
interiorizadas, base de la estructura
social de la
personalidad. La cuestión es que la
socialización, su valor, radica no solo en hacer del
individuo un ser social, sino cómo, mediante la interacción social, se forma el individuo;
es decir, cómo se conforma la psique.

La educación, como fenómeno social
históricamente desarrollado, como núcleo del
proceso socializador
, ejerce una influencia decisiva en la
formación del hombre a lo largo de toda su vida, y debe
prepararlo tanto para el logro de una incorporación
personal y
social activa, como para el disfrute y plenitud que se derivan de
ella.

Es importante destacar el nexo que se establece, por un lado,
entre la educación y los objetivos
sociales a que debe dar respuesta, y, por otro, la
contribución que debe brindar al desarrollo individual,
como dos polos de una cuerda en tensión que representan
los puntos de llegada y de partida respectivamente en el trabajo
educacional. En este nexo es donde más se aprecia la
relación socialización-educación, ya que,
mientras la primera se produce espontáneamente, la
educación impregna una dirección hacia los objetivos sociales a
tales procesos, puesto que no solo se da en la escuela, sino
también en otros ámbitos: la familia, la
comunidad, la
sociedad.

Al respecto Jurado Jurado (2002) expresa que la
educación en la actualidad se ha reconfigurado,
convirtiéndose en una práctica cultural que
compromete todos los lugares y edades de las personas, y que ya
no sólo es potestad exclusiva de la escuela. Desde esta
perspectiva la educación infantil ya no es concebida como
una antesala de la escuela (educación pre-escolar), sino
como un proceso específico y propio de la edad infantil
(educación inicial), que debe ser abordado desde enfoques
integrales y
de Desarrollo Humano logrando cierta independencia
del clásico sistema escolar.

En el criterio de este autor como resultado de la
globalización, la educación, que antaño
era monopolio
exclusivo de la escuela, se ha convertido en una práctica
cultural que impregna todos los procesos y espacios sociales de
la sociedad contemporánea. La escuela ha sido desbordada y
la educación ya no tiene como escenarios exclusivos la
familia y la
escuela, por el contrario, se encuentra dispersa y ubicua en los
procesos de socialización y desarrollo que logran ser
bastante complejos y cambiantes en la actualidad. Por tanto, es
perceptible que el problema de la educación cobra gran
importancia, pues los nuevos paradigmas
culturales tornan central el problema de la formación
humana. (Jurado Jurado, 2002)

El Círculo
infantil como institución educativa

La indiscutible importancia de las edades comprendidas entre 0
y 6 años para todo el desarrollo integral de la infancia hace
que en las políticas
educativas de los diferentes países se haya entrado
seriamente a valorar cómo y por qué vías
sería posible estimular el desarrollo general infantil:
emocional, intelectual, físico, motriz, social.

En este sentido, la Convención sobre los Derechos del
Niño, adoptada por la Asamblea de las Naciones Unidas
en noviembre de 1989 y ratificada por 191 países, declara
como 7mo principio que "El niño tiene derecho a recibir
educación, que sea gratuita y obligatoria, por lo menos en
las etapas elementales. Se dará una educación que
favorezca su cultura
general y le permita, en condiciones de igualdad de
oportunidades, desarrollar sus aptitudes y su juicio individual,
su sentido de responsabilidad moral y
social, y llegar a ser un miembro útil de la sociedad"

El centro de Educación Infantil, tal y como hoy se
concibe, ha de ser la piedra angular donde se produzca la
educación del niño y la niña en las primeras
edades, a la vez que sirva de referente para la
formación de los padres en las propias tareas educativas.
(AMEI, 2008)

Al respecto Martínez Mendoza (2008) plantea "El centro
infantil, por su propia esencia, ha de ser un lugar en el cual
los niños y niñas encuentren las condiciones para
una estancia feliz y un sano desarrollo de su personalidad.
Esto sucede así cuando en el centro se realiza un trabajo
educativo técnicamente bien dirigido, y en el cual sus
necesidades básicas de afecto, estimulación y
socialización son plenamente satisfechas."

El sistema cubano de educación preescolar se
sustenta en bases integrales que posibilita a los menores,
más eficiencia y
calidad de
vida en su instrucción. Ejecutivos de la
organización mundial de educación preescolar
significaron que en Cuba los
niños de cero a seis años cuentan con un proceso
educativo de primer orden.

El círculo infantil es la vía institucional de
la Educación Preescolar responsabilizada con lograr el
máximo desarrollo posible de los niños y
niñas comprendidos en las edades de cero a seis
años matriculados en dichas instituciones
(Silverio, 2002).

Como centro cultural y metodológico más
importante de la comunidad en
la Educación Preescolar, posee la misión de
promover condiciones educativas favorables para el pleno
desarrollo infantil, así como de su contexto
familiar y comunitario y a la vez, ejercer una labor
sistemática de orientación pedagógica y
metodológica en las aulas de preescolar de las escuelas
primarias y hacia el Programa "Educa a
tu hijo" como vía no institucional para la atención integral a las niños y
niños de estas edades.

El programa de educación preescolar consta de
orientaciones metodológicas para su materialización
en la práctica pedagógica, y que constituyen
sugerencias a seguir por los educadores en su aplicación.
El programa se plantea como principio fundamental el situar al
niño como eje central de todo el proceso educativo para
que encuentre por sí mismo las relaciones esenciales,
sobre la base de los elementos que el educador organiza de manera
propicia, a su vez que enfoca la educación preescolar en
contacto directo con el medio circundante, la coeducación
desde las más tempranas edades y la interrelación
estrecha entre la educación familiar y la social. (OEI,
2008)

La igualdad de derechos y oportunidades
para todos los grupos
sociales, sin distinción de edad, sexo, color de la
piel, de las
características socio-clasistas y territoriales; permite
acometer la educación como una tarea de todos, o sea del
Estado y de la
población, a través de las organizaciones e
instituciones.

El círculo infantil posee todas las condiciones
técnicas, humanas, materiales,
para satisfacer una estancia plena y feliz del niño(a) y
un proceso de educación dirigido a su desarrollo
cualitativamente superior, apoyado por los familiares.

La familia del
preescolar y su influencia en el desarrollo del niño o
niña

La familia es el grupo humano
primario más importante en la vida del individuo, la
institución más estable de la historia de la humanidad. El
hombre vive en una familia, aquella en la que nace, y,
posteriormente, la que él mismo crea. Es innegable que
cada persona, al
unirse como pareja, aporta a la familia recién creada su
manera de pensar, sus valores y
actitudes;
trasmite luego a sus hijos los modos de actuar con los objetos,
las formas de relación con las personas, las normas de
comportamiento social, que reflejan mucho de lo que cada uno de
ellos, en su temprana niñez y durante toda la vida,
aprendió en sus respectivas familias, para así
crear un ciclo que vuelve a repetirse. (AMEI, 2008)

Históricamente, la familia ha devenido como una
institución social que en estructura,
funciones e integración social, regula determinadas
necesidades y motivaciones sociales y personales. Las formas
típicas de interrelación y funcionamiento familiar
han ido evolucionando en dependencia de las formaciones
económico- sociales y de las relaciones de clases
imperantes en una sociedad concreta.

Muy valiosos fueron los aportes de Marx y Engels
sobre la familia como relación social; en esta
concepción exponen el doble carácter de dichas
relaciones: una primordialmente biológica y otra, en
esencia, social constitutiva de las relaciones de
cooperación entre los miembros y de cuidado y
educación de los hijos, o sea, de educación
social

Muchas de las posiciones del marxismo, como filosofía orientadora del proceso educativo
en nuestro país, aparecen reflejadas en trabajos de
Patricia Ares al abordar el desarrollo familiar a un macro nivel
y a un micro nivel. Dicha autora considera en un nivel macro la
evolución de la familia en un contexto histórico
amplio, es decir, en calidad de
institución social en la cual se reflejan las
particularidades propias de una sociedad, en una etapa
histórica concreta del desarrollo; y en un segundo nivel,
micro, considera a la familia como grupo social que está
determinado por un tipo específico de relaciones
familiares, conformadas precisamente en el marco de un sistema
social dado y con un determinado funcionamiento en
correspondencia con sus propias regularidades internas. Estos
postulados favorecen la fundamentación de la
implicación de la familia en el contexto y la
significación del contexto en las particularidades
familiares y del desarrollo infantil.

Desde la antigüedad los pedagogos han destacado el papel
de la familia en la educación de sus hijos. J. A. Comenius
(1592-1670) planteó la importancia de la educación
desde los primeros años de vida, destacando el valor de la
educación, el rol de los padres y la necesidad de
orientarlos para enfrentar la tarea de la educación de los
hijos. Destaca en su periodización del desarrollo el valor
extraordinario que tiene el papel de la familia y en particular
de la madre en la etapa de 0-6 años. Su obra "La escuela
materna" (1631) se recoge en la historia esta obra como el primer
programa de educación preescolar a través de la
familia, es decir, como vía no institucional o no
formal.

Se destacan también pedagogos como J. E. Pestalozzi
(1746-1827) que concedía tanta importancia a la familia y
al vinculación hogar-escuela que las aulas que creó
para niños de 4-5 años, las organizaba y
estructuraba de forma semejante a la vida familiar.

Posteriormente, F. Froebel (1782-1852), creador de la primera
institución preescolar propiamente dicha, refiere en su
concepción sobre la edad preescolar que un salón de
clases para estas edades debe ser como "una familia feliz" y
enfatiza en el papel de los educadores (incluyendo los padres) en
la atención a las particularidades individuales de los
niños. Explica además, la significación que
posee la educación de la familia como vía para
mejorar la sociedad.

Otro aporte de Froebel a la educación familiar fue
introducir en las familias los materiales didácticos que
creó para satisfacer las necesidades de los padres y los
hijos mediante vías que podrían ser consideradas de
carácter comunitario; incluyendo en dichos materiales
el lenguaje y
los aspectos fundamentales para desarrollar el intelecto de los
preescolares.

En los inicios del siglo XX redestacan los aportes de
María Montessori (1880-1952) a la educación
familiar preescolar. Aún cuando centra su atención
en la educación preescolar institucional, considera que
las guías elaboradas para tales fines debían
también tener referencia para los padres y sugerencias a
partir de las interpretaciones que realiza la educadora de lo
observado en los niños y de esta forma potenciar en el
hogar las fortalezas que poseían sus hijos.

En la actualidad, la
investigación sobre la familia y su papel en la
educación de los menores, se ha desarrollado
considerablemente desde diversas disciplinas como la psicología, la
sociología y la pedagogía. Muchos trabajos debaten el
controvertido tema acerca de quién tiene la
responsabilidad mayor, la institución educativa o la
familia?

Es importante establecer que la familia es el primer educador
de los hijos, es el modelo por
excelencia, y la institución educativa refuerza esa
educación con conocimientos, valores, etc., que tienen un
carácter de mayor intencionalidad, y son expresados en un
currículo que, al mismo tiempo,
conduce a los Programas
Educativos de Centro y no formal.

Si se asume que el núcleo del proceso socializador es
la educación y se reconoce que la familia es la primera
escuela del hombre, en la cual sin aulas, ni pizarras todo educa,
pues forma sentimientos, actitudes, valores, de la que solo
egresa el individuo cuando va a constituir la suya propia; se ha
de estar de acuerdo en que es necesario incidir en los padres y
los primeros maestros, con vistas al perfeccionamiento de su
función
educativa, de la acción
socializadora que a esta célula
básica de la sociedad le corresponde. (AMEI, 2008)

La familia, como modelo que trasmite valores sociales, es un
modelo social, el cual depende mucho de la sociedad donde
está establecida, de los valores
sociales históricamente formados acerca del matrimonio, la
maternidad, las funciones familiares, la educación de los
hijos, etc. Pero trasmite también valores
morales que son imitados, acerca de las normas y reglas de
conducta, regidas
por las llamadas pautas de crianza.

La función educativa de la familia ha tenido siempre un
interés
particular para aquellos que se ocupan de la educación y
desarrollo de los niños, especialmente en los seis
primeros años de la vida, en que su influencia es
determinante. Arés (2008)[2], señala
que el proceso educativo en la familia, de ser estimulado por la
sociedad en sentido general, responde también a un sistema
de regularidades propias para cada familia, determinado en gran
medida por las normas morales, valores, tradiciones y criterios
acerca de qué debe educarse en los
niños.

Es imprescindible comprender que la función educativa
de la familia no es algo dado por su simple existencia, sino que
requiere de todo un proceso de formación en los padres, en
sus familias de origen y en el medio social en el cual se
desarrollaron, a lo que se une las posibles transformaciones
acaecidas en el sistema de relaciones familiares y sociales, a
partir del momento en que tienen una nueva descendencia que les
obliga a asumir el papel de primeros educadores de los hijos que
acaban de crear.

La personalidad infantil se estructura en la relación
con los otros, y del predominio de lo positivo o lo negativo va a
depender la consolidación de lo que habitualmente se
denomina como madurez y equilibrio. De
ahí que haya que plantear una reflexión sobre los
distintos modelos de
ambientes familiares y la influencia que estos pueden tener en
los niños.

Se puede observar en el siguiente cuadro (Fig. 1) las
consecuencias que ejercen sobre los pequeños los
diferentes ambientes familiares, los cuales han sido
extraídos de la experiencia clínica habitual:

Familias rígidas

Tienen por fin imponer a sus hijos sus
ideas y opiniones. Existe en ellas una tendencia general a
no querer tener en cuenta las particularidades de los
otros. Las ventajas que presenta son las de proponer puntos
de referencia muy precisos que pueden ayudar a la toma de
conciencia del exterior. Pero cuando la
rigidez se combina can una estrechez de miras y una
restricción de intereses, conduce muy a menudo a los
niños a actitudes de infantilismo o de abandono y,
más tarde, a una pobreza
de la personalidad.

Climas bohemios

La consecuencia de su anarquía es
muy frecuente, y destaca una cierta forma de abandono de
los hijos, que si bien no es un abandono efectivo, sin
duda, implica una falta de presencia que provoca un
abandono moral. A los niños les hace falta puntos de
referencia en la vida y bases suficientes que puedan
garantizarles un sentimiento de seguridad.

Padres ansiosos

Si su actitud
va acompañada de perfeccionismo, como suele ocurrir
a menudo, hacen que sobre los hijos graviten bastantes
tensiones; este se siente espiado, estrechamente vigilado,
cada uno de sus gestos hace nacer el temor. La ansiedad de
los padres provoca la ansiedad de los hijos.

Padres infantiles

Se niegan a tomar conciencia de sí
mismos en cuanto padres y retroceden ante toda toma de
responsabilidades, son a menudo producto de padres
posesivos. En estas circunstancias, les será muy
difícil a los pequeños situarse con
relación a las figuras de sus padres, corriendo el
riesgo de
no encontrar su propia identidad ni la de los demás. En
algunas ocasiones se ha dado el caso de que los
niños asumen demasiado pronto responsabilidades, en
contraposición a sus padres, convirtiéndose
en pequeños adultos.

Padres incoherentes

La incoherencia de los padres deja a los
infantes desprovistos de defensas, presentando reacciones
de desconcierto total, que se manifiestan muy a menudo en
una agitación absolutamente improductiva.

Padres demasiado indulgentes

Proporcionan a los hijos todo lo que
desean: el resultado de este tipo de reacción es en
general catastrófico, ya que el niño o la
niña no soportarán ningún tipo de
frustración.

Padres excesivamente unidos

Es el caso de aquellas parejas en las que
su vocación de pareja es mucho más fuerte que
la de padres. Los niños se pueden sentir frustrados,
prescribiéndose en ellos una nostalgia por un
contacto más íntimo con los adultos,
nostalgia que puede transformarse en agresividad contra
ellos.

Padre dominante

Los hijos de este tipo de padre se muestran
a menudo tímidos o inhibidos, incapaces de decidir
por sí mismos, dificultando su madurez. O, por el
contrario, puede dar lugar a niños rebeldes y
autoritarios.

Madre dominante

Sucede cuando se da el caso de que la madre
sea dominante y el padre infantil. Los hijos
encontrarán sin duda dificultades para equilibrar su
personalidad. Las hijas, al identificarse con la madre,
tienen el peligro de hacerse dominantes; los hijos faltos
de un modelo apropiado de identificación
tendrán tendencia a la indecisión y augura
cierta blandura.

Figura 1: Estilos de comportamiento familiar e influencia en
los hijos.

Fuente: Enciclopedia on-line de AMEI

La
relación familia institución

La Educación Infantil tiene la expectativa de que la
familia constituye su agente educativo principal, y espera de
ella apoyo, coordinación e intercambio comunicativo; es
por eso, que, como parte de su quehacer pedagógico,
organiza a los padres, los educa, los capacita mediante numerosas
vías. Al mismo tiempo, los padres mantienen una
expectativa del centro de Educación Infantil, o de la
vía no formal en caso de no asistir a un centro, que ayude
a desarrollar a sus hijos, que los socialicen, que los encaminen
intelectualmente. En este doble sistema de expectativas entre la
familia y la Educación Infantil, los niños son los
vínculos que unen ambos agentes educativos, y sobre la
base de su formación y educación, se concibe todo
el sistema mutuo de interrelaciones. (AMEI, 2008)

En la medida en que la institución se vincule a la
familia, irá tendiendo un puente que posibilitará
la vinculación de los padres a las actividades que ella
convoque. El trabajo con la familia favorece la relación
educador-educando mediante el
conocimiento de la composición familiar, formas de
crianza, valores, costumbres, normas, sentimientos, estrategias de
solución de problemas del
entorno familiar.

Al respecto, González Rey (1991) expresa "Le
corresponde a la escuela la continuación y el complemento
primeramente de la educación recibida por el niño
en el medio familiar y en muchas cosas debe compensar
déficit importantes en la educación familiar"

Por su parte, M. V. Peralta (1998), refiriéndose
propiamente a la educación preescolar institucionalizada
enuncia que "el kindergarten no sólo tiene la tarea de
apoyar o complementar la educación de la casa, sino
influir en lo que sea necesario indirectamente en las familias,
¡aún directamente con mucho tino!"

La vinculación familia- institución presupone
una doble proyección: la institución,
proyectándose hacia la familia para conocer sus
posibilidades, necesidades, condiciones reales de vida y orientar
a los padres para lograr en el hogar la continuidad de las tareas
educativas: la familia, ofreciendo a la institución
información, apoyo y sus posibilidades como
potencial educativo. Sobre esto opina López Hurtado (2001)
que debe lograrse la coherencia en la dirección de estas
dos influencias, de forma tal que se conjuguen
armónicamente y una refuerce a la otra.

Un criterio similar es declarado por Núñez
Aragón (1999) al explicar que las familias están
indisolublemente ligadas a los centros educacionales en la
consecución de su objetivo
principal: educar a los hijos y que a pesar de que ambas
instituciones poseen sus especificidades en cuanto a los
objetivos, métodos,
procedimientos
educativos, contenidos, etc., estos deben realizar una labor
educativa coherente de una manera que constituyen (familia y
educadores) similares ejemplos y patrones de conducta a imitar
por los pequeños en el proceso de su formación.

Dentro de las expectativas de los padres con relación a
los centros de Educación Infantil es que ofrezcan a sus
hijos una educación esmerada, que los ayude a seguir
creciendo en la espiral de la vida, con afecto, cuidados y
atención. Por otra parte, muchos padres esperan que los
educadores de sus hijos, especialistas en el difícil
arte de
educar, les ofrezcan orientaciones y métodos concretos
sobre cómo educarlos de la mejor forma; también los
elementos necesarios para conocer los requerimientos
psicopedagógicos de cada nuevo nivel escolar sobre las
regularidades y características de la etapa del desarrollo
en que se encuentran sus pequeños.

Es evidente que han de ser los centros de Educación
Infantil el punto de confluencia de padres, hijos y maestros, por
ello se afirma que educar es cosa de tres. El objetivo
común de la familia y de la institución educativa
es, de manera indiscutible, conseguir la formación
integral y armónica de los niños. Ambas vías
de actuación han de incidir en una misma dirección
para garantizar la estabilidad y el equilibrio,
factores indispensables para su adecuado desarrollo.

Es reconocido como principio pedagógico el
carácter activador que corresponde al centro en sus
relaciones con la familia, para influir en el proceso educativo
intrafamiliar y lograr la convergencia de las acciones sobre el
educando. No obstante, se debe tener en cuenta que la familia
cumplirá su función formativa en la medida en que
las condiciones de vida creadas por la sociedad, las relaciones
sociales instauradas y el desarrollo de la conciencia social,
contribuyan a la formación de un determinado modo de vida
hogareño. Hay que enfocar el proceso educativo familiar
como la actividad de un grupo socialmente condicionado, y
comprenderlo en sus referencias socioclasistas.

El desarrollo de la psicología y la pedagogía,
al revelar elementos del proceso de la formación de la
personalidad en el seno de la familia, hizo posible el
surgimiento de la educación a padres como
actividad pedagógica específica. Esta consiste en
un sistema de influencias psicológicamente dirigido,
encaminado a elevar la preparación de los familiares
adultos y estimular su participación consciente en la
formación de su descendencia, en coordinación con
los centros de Educación Infantil. La educación a
la familia suministra conocimientos, ayuda a argumentar
opiniones, desarrolla actitudes y convicciones, estimula
intereses y consolida motivaciones: contribuye a integrar la
concepción del mundo en los padres. Una eficiente
educación a la familia debe preparar a los padres para su
autodesarrollo, de tal forma que se autoeduquen y se autorregulen
en el desempeño de su función formativa
con sus hijos.

La educación familiar, con un carácter
intencional y dirigido
, se realiza mediante diferentes
vías. Entre las más usuales y productivas se
encuentran:

  • Las escuelas de padres.

  • Las consultas de familia.

  • Encuentros individuales.

  • Las visitas al hogar.

  • Las reuniones de padres.

  • La participación en el aula: talleres, encuentros,
    etc.

Como se aprecia, el centro infantil puede contribuir
decisivamente a la elevación de la cultura de la familia;
no obstante, esta potencialidad de la institución, se
dimensiona cuando incluye en estos propósitos a la
comunidad más cercana, cuando utiliza las posibilidades
educativas de esta, sus recursos
materiales y, fundamentalmente, humanos; cuando detecta aquellas
personas que por su autoridad,
prestigio, experiencia y preparación pueden participar en
los propósitos de lograr la educación familiar.

Es por ello que evaluar la efectividad de las acciones que se
realizan con la familia reviste una capital
importancia a los fines del trabajo y la función social
que tiene el centro infantil, pues ello repercute de modo directo
en la consecución de los objetivos que se plantea la
institución infantil en la primera infancia.

El círculo infantil recibe a los niños y las
niñas al año de nacidos o posteriormente, le
compete entonces a dicha institución, ejercer sus
funciones de centro metodológico y cultural de la
Educación Preescolar en la comunidad, y en especial, con
las ejecutoras del Programa "Educa a tu hijo" para garantizar la
preparación de las familias previo ingreso de sus
hijos(as) a dicho centro infantil. Le corresponde además,
mantener las interrelaciones con las restantes agencias
educativas de la comunidad para en conjunto y de forma
permanente, proyectar acciones con el objeto de fortalecer la
labor educativa hacia las familias y con carácter
recíproco, de la institución y de la comunidad.

La educación de las familias por las instituciones
educacionales cubanas se ha enfocado de diferentes formas.

En el Programa de Educación Preescolar (MINED, 1994) se
valora esta actividad como una interrelación que presupone
al centro proyectándose hacia la familia, para conocer sus
posibilidades y necesidades con vista a que los padres
continúen en el hogar la labor educativa, y a la vez, la
familia hacia la institución para ofrecer
información, apoyo y todas sus posibilidades como
potencial educativo.

En su criterio Rodríguez Barrera (2002) no considera
que la proyección del centro hacia la familia sea
solamente de continuidad, más que ello, se trata de
preparar a la familia para que pueda desarrollar, con
autonomía el proceso educacional con sus hijos en sus
condiciones de vida pertrecharlas de las herramientas
(métodos y procedimientos) para desarrollar con éxito
dichos procesos. Por estas razones se hace necesario y pertinente
organizar procesos de preparación de las familias desde el
Círculo infantil, sustentados en métodos
didácticos y participativos que favorezcan el
enriquecimiento mutuo y las relaciones de bilateralidad
familia-institución.

Bibliografía

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    educación infantil" Epígrafe 1: La familia en
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  • Arés, P, "La familia como sistema" en
    Enciclopedia on-line de AMEI, 2008

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    preparación a la familia para su participación
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    Título Académico de Master en Ciencias de la
    Educación. Instituto superior pedagógico
    "Félix Varela" Villa Clara

  • González Rey, F (1991) La
    Personalidad, y su formación en la edad infantil.
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  • Martínez Mendoza, F (2008): "La
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    http://www.waece.org/enciclopedia/index.php

  • MINED (1994) En torno al Programa de
    Educación Preescolar. Editorial Pueblo y
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    2.Nuñez Aragón, E (1999) "¿Qué
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    qué tiempo puede cambiarse la mente de un niño?
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  • OEI (2008): Sistemas Educativos
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  • Peralta, M.V. (1998) "Avances y
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    pág. 9

  • Rodríguez Barrera. N.A. (2002)
    Propuesta de un modelo de Educación Contextual
    Institucional dirigido a la preparación de las
    familias para su contribución consciente al desarrollo
    intelectual de preescolar. Tesis presentada en opción
    del título de Máster en Educación
    Preescolar ISP. Félix Varela. Villa Clara p. 81.

  • Rodríguez Pérez, M et al (1985)
    "organización y dirección del Circulo Infantil
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  • Silverio. A.M. (2002) en busca de la calidad
    en la atención educativa (en linea) enero 2/2002. VRL
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    http:/www.worldbank.orglchildren/niño/básico/siverio.htm

 

Autoras:

Lic. Belkis Aymeé Fernández Mederos.

CI Hermanos Díaz. Santa Clara. Villa Clara. CUBA

MsC Gislena Mesa Contreras.

Universidad Central de Las Villas. Santa Clara Clara. Villa
Clara. CUBA

[1] Martí
Pérez, J (1975) "Obras completas" Tomo 8. Editorial
Ciencias
Sociales. La Habana, pág. 281

[2] Arés, P, "La familia como sistema"
en Enciclopedia on-line de AMEI, 2008

Partes: 1, 2
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