Comienzo de nuestro proceso
histórico
Nuestra isla estaba poblada por pacíficos
habitantes, vivían de la agricultura
más primitiva, sus instrumentos de labranza eran muy
rudimentarios, vivían en comunidad, no
existían las clases
sociales, ni que pensar en el Estado y el
Derecho, sus normas de
convivencias se basaban en la moral, las
habilidades para la caza y la pesca., el
liderazgo era
natural y se quiere suponer que el respeto era mutuo
e imperaba como la principal normativa de la vida de estos
primeros lugareños o isleños de nuestro futuro
país que es hoy.
Es 1492, año terrible para estos hombres y
mujeres que aportaron a nuestros genes actuales y que conforman
"el ajiaco" de que hablo un sabio cubano refiriéndose a
nuestra cultura.
La sorpresa fue lo primero. Los llegados de improviso no
vestían ni hablaban igual a ellos y habían arribado
a las costas en enormes "canoas" y lo peor, montaban en animales mayores
en corpulencia y estatura a los que conocían, un hombre rubio,
de piel muy
blanca, subido a un caballo era para nuestros primeros habitantes
un solo ser sobrenatural.
Martí comienza a darnos respuestas: vencieron
ante todo -lo subraya- por la división reinante entre los
indios.
También España
contaba con armas mucho
más poderosas, en vez de lanzas y flechas, arcabuces y
cañones.
Decían los invasores –que no
conquistadores- que su propósito era evangelizar y
cristianizar, pero los evangelios predican no matarás, no
robaras, no mentiras, no desearas la mujer de tu
prójimo., y mataban, robaban todo, desde el oro y la plata
hasta los ídolos religiosos, secuestraban y violaban a la
mujer aborigen, a
la mujer del aborigen.
Al resumir lo corrido, de manera de vencer a una tras
otras las etnias aborígenes, que, a pesar de todo, eran
indomables y se resistían Martí
escribió: "El zutujil prendía a la tierra
fuego, para que no anduviesen sobre ella los invasores. Viene el
rubio de España, con el trueno en las manos., cayó
con su aliado el cachiquel sobre las ciudades que el
quiché alzó contra el chuzo y la flecha., y cuando
pasó la nube de humo, resplandecía el sol
indiferente en la caña y la pluma de las
hecatombes".
Lo que ocurrió en Cuba
también pasó en el resto de las colonias de
España en América. Martí,
hijo de españoles, quien desde niño exigió
que España cesara como dominadora en América, dijo
que con el transcurso de los siglos la historia podría
perdonarla por haber dado idiomas y cultura comunes a todo un
continente.
A lo largo del siglo XIX fueron cuajando nuestra
identidad
cultural y la nación
cubana, cuyo alumbramiento esta marcado por la primera gran
rebelión en 1868, con la voluntad de acero de Carlos
Manuel de Céspedes, en su arraigado patriotismo, de
Céspedes dijo Martí, "Es preciso haberse echado
alguna vez un pueblo a los hombros, para saber cuál fue la
fortaleza del que, sin más armas que un bastón de
carey con puño de oro, decidió, cara a cara de una
nación
implacable, quitarle para la libertad su
posesión más infeliz, como quien quita a un tigre
su último cachorro".
Es precisamente en 1853 que nace en La Habana capital de la
Isla de Cuba –se halla sometida al despotismo del
régimen colonial español–
en los albores, el día 28 de enero José
Julián Martí y Pérez bajo el signo de la
rebeldía contra la despótica metrópoli y el
ansia incontenible de independencia
y libertad.
Por otra parte aconteció el surgimiento de
Estados Unidos
país que pronto se convirtió en expansionista, por
lo que Martí lo bautizó de Roma
americana…
Desde el comienzo del siglo XX, antes incluso de que se
formara la nación cubana, el naciente imperio se
ilusionaba con poseer el territorio cubano., con razón
Martí expreso… desde la cuna soñó el
Norte con la posesión de nuestras tierras", y
precisó que… si bien la España colonial era
el enemigo inmediato a vencer, Estados Unidos representaba el
enemigo más peligroso para nuestra
independencia.
Pero nuestra América no hacia esperar su
despertar, surgían hombres como Simón Bolívar
que al elogiarlo Martí declaró:
"América hervía, a principios de
siglo, y él fue con su honor (…) Bajo la sotana de
los canónigos y en la mente de los viajeros
próceres venía de Francia y de
Norteamérica el libro
revolucionario, al avivar el descontento del criollo de decoro y
letras, mandado desde allende a
horca y tributo., y esta revolución
de lo alto, más la levadura rebelde y en cierto modo
democracia del
español segundón y desheredado, y va a la par
creciendo con la cólera
baja, la del gaucho y el roto y el cholo y el llanero(…)
la independencia de América venia de un siglo atrás
sangrando: ¡ ni de Rousseau ni de
Washington viene nuestra América, sino de sí
misma!".
Cuba aún se gestaba, nuestra nación
requería tener su propio pensamiento y
fue el presbítero Félix Varela, quien "nos
enseño primero en pensar" que junto a José de la
Luz y Caballero originaron un movimiento
liberal reformista en Cuba.
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