El movimiento obrero en Argentina: entre el anarquismo y el peronismo
Historia social del trabajo
Introducción
En la historia del movimiento
obrero, se perfilaron dos grandes líneas directrices: el
anarquismo y el socialismo. De
origen extranjero, ingresaron a Argentina con las políticas
inmigratorias de fines del siglo XIX y en las primeras
décadas del siglo XX; trajeron consigo ideas de
fraternidad humana, solidaridad de
clase,
dignidad y
lucha. Si bien los anarquistas rechazaban la participación política y cualquier
forma de organización estatal, pues el Estado era
un instrumento de control de los
burgueses para explotar a los trabajadores, proponían
manifestarse mediante huelgas; los socialistas, en cambio,
impulsaban a las clases a través de la
participación política de los
obreros y con este fin incentivar a que los trabajadores
participaran en las elecciones. Los ideales de ambas corrientes
se cimentaron en la clase obrera.
Con la era peronista, se borró en gran medida la
conciencia de
clase que existía en las filas obreras y se
implantó una nueva identidad. En
la década del "50, ya había una dualidad en la
clase trabajadora argentina en el momento en que Perón se
hace cargo del poder. Por un
lado, los "trabajadores viejos", fogueados con la experiencia
político-sindical y fuertes tradiciones anarquistas y
socialistas, que no fueron captados por el peronismo y
permanecieron en la oposición (al menos en un principio);
por el otro lado, estaban los "trabajadores nuevos", migrantes
internos recientes y sin experiencia de lucha, que fueron
atraídos fácilmente por el discurso y la
política de Perón.
A continuación, pretendo analizar las concepciones
anarquistas y peronistas, con respecto al Estado, los
sindicatos y
el trabajo.
Para esto, he estructurado el presente trabajo en
tres partes: por un lado, trataré los postulados
fundamentales del anarquismo, por otro, analizaré los
principios del
peronismo, teniendo en cuenta su contexto histórico,
puesto que no pueden ser considerados independientemente de las
condiciones históricas y sociales que le dieron origen ni
al margen de la lucha de clases. Por último,
intentaré explicar cómo se neutralizó la
lucha obrera con la ideología peronista.
Desarrollo
-I-
Podemos comenzar diciendo que el anarquismo, como doctrina
político-social revolucionaria, surge a partir de la
resignificación de conceptos de otras disciplinas.
Siguiendo a Suriano, esta corriente ideológica erige su
aparato simbólico, tomando elementos de la religión
católica, la política y la filosofía ilustrada, dotándolos de
nuevos significados. En otras palabras, los pensadores
anarquistas del siglo XIX no "fabricaron" ninguna
ideología de manera artificial sino que sistematizaron los
puntos más importantes de esta corriente, a partir de
otras ideologías y doctrinas.
Es objetivo del
anarquismo mejorar las condiciones de vida material y social de
la clase obrera. Por esto, sienta sus bases en el combate al
sistema que
produce los privilegios de los capitalistas. En este sentido,
decimos que el anarquismo es revolucionario, pues se presenta
como una alternativa al capitalismo,
por considerarlo "criminal"[1]. Postula que las
tierras y las máquinas
deben ser propiedad del
pueblo. Para el pensamiento
anarquista, la idea de trabajo implica la
realización del ser humano: comprende la noción de
pertenencia social, el trabajo es inherente al hombre, no se
separa de las personas. De este modo, entiende por "trabajo" todo
gasto de energía humana tendiente a satisfacer las
necesidades personales y sociales. Ése es el que le
proporcionaba al individuo el
sentimiento de utilidad.
En la sociedad
salarial, el trabajo alienado se vuelve contra la persona; la
des-realiza en tanto que implica una enajenación del hombre respecto al trabajo
en sí, al producto del
mismo y al propio sujeto. El obrero debe vender su fuerza de
trabajo a cambio de un jornal ("Todo está a mano de la
patronal. Por eso lo pobre estamo esclavizao. Porque ello tienen
todo y nosotro no tenemo nada, má que lo brazo pa
trabajá."[2]). De esta manera, el
trabajo se ha convertido en una mercancía que, junto a los
medios de
producción, es propiedad de la clase
dominante.
Para el anarquismo, la dignidad humana es la base de toda
relación, que debe ser fraterna. Por esto, la clase obrera
se organizó en sindicatos para obtener mejores
condiciones de vida y trabajo. Estas asociaciones reunían
obreros y empleados que trabajaban dentro de un mismo ramo del
sector de servicios.
La
organización, lejos de crear la autoridad es
el único remedio contra ella y el medio para tomar parte
activa y consciente en el trabajo colectivo y dejar de ser
instrumento en manos de los jefes. Sus dirigentes eran elegidos
en asambleas. Se trata de sindicatos por rama de oficio,
independientes de los patrones y del Estado.
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