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Caso difícil Número 25: Tanorexia, la piel, y las emociones



Partes: 1, 2

    1. Lo
      ya conocido
    2. La
      picazón crónica
    3. El
      misterio biológico del rascado
    4. La
      comezón es síntoma muy prevalente
    5. El
      caso difícil Número 25
    6. La
      Tanorexia, bomba de tiempo.
    7. La
      pitiriasis rubra pilaris (PRP)
    8. En
      resumen
    9. Bibliografía

    God has given you one face, and you make
    yourself another
    (William Shakespeare)
    Quizás una de las especialidades médicas que
    más estrechamente se relaciona con la psiquiatría
    — y asimismo, con las otras ciencias del
    comportamiento
    — es la dermatología, ya que ésta se ocupa de las
    partes más ostensibles del esquema emocional que todos
    poseemos. Consagrando sus esfuerzos a resolver los problemas que
    afectan nuestro ego visible y "externo": ocupándose de
    nuestra piel y de
    nuestro rostro.

    Entonces, hablemos aquí de la
    picazón como síntoma de presentación

    El prurito, o la picazón, es uno de los
    síntomas de introducción que más a menudo
    conducen a la consulta a los pacientes de todos los
    médicos, incluyendo a los pediatras, alergistas,
    endocrinólogos, generalistas, ginecólogos, los
    psiquiatras y, por supuesto, los dermatólogos.

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    Aunque muy común, como síntoma, la
    fisiopatología de la picazón y sus mecanismos
    permanecen misteriosos, si bien se reconoce que sistemas
    neuroendocrinos variados contribuyen a su entendimiento.

    Lo ya
    conocido

    Dermatólogos — investigadores de
    universidades prestigiosas — conceden, sin titubeos que acerca
    de la comezón, muy poco se entiende. Uno de ellos nos
    informa, que "para nosotros es tan difícil admitirlo,
    como imaginamos lo mismo sucede con la obesidad
    para nuestros colegas
    ".

    "Sabemos que existe, pero no sabemos
    qué la causa y, mucho menos, sabemos cómo
    controlarla
    ".

    En lo último no estamos del todo de
    acuerdo, ya que: de la obesidad, todos opinan y pocos
    saben
    (Larocca, 2007).

    Sea como sea, todos reconocemos que una buena
    rascada es un remedio efectivo para la picazón, aunque
    para el sistema nervioso,
    a veces resulta siendo, peor que el problema que propone
    remediar.

    Si bien hasta ahora se entendiera muy poco acerca
    de esta sensación molestosa, nuevos avances nos
    están ayudando a clarificarla.

    En esto consiste, en parte, esta
    lección

    Un neurocientífico que estudia la
    comezón, Glenn Giesler, nos recuerda de que "Nosotros
    sabemos acerca de la picazón menos que de cualquier otra
    sensación estudiada
    ".

    Giesler, acompañado de un equipo de
    científicos en la Universidad de
    Minnesota, ha encontrado que el acto de rascarse se "apaga", o se
    "inhibe", en sus acciones, por
    medio de las actividades de algunas neuronas de la médula
    espinal.

    Veamos

    Cuando una persona se rasca,
    en respuesta a una picazón, la señal producida por
    el prurito se atenúa o desaparece en 30 segundos de
    promedio.

    "Lo que queremos hacer, es determinar el
    mecanismo por medio del cual, el sistema nervioso,
    extingue el mensaje de la comezón durante el
    rascado
    ", nos dice Giesler.

    Se cree que si se entiende mejor este mecanismo
    — o los mecanismos envueltos — que los mismos, a su vez,
    podrían ser embridados para lograr producir el alivio
    procurado sin el daño, a
    menudo, asociado con la rascadera.

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    Parece ser que los investigadores están
    convencidos de haber localizado las neuronas específicas
    responsables por esta sensación tan molesta.

    Aunque confiesan que la historia no está
    totalmente narrada, ya que el rascado no alivia la picazón
    de manera consistente y porque, a menudo, no sirve ningún
    propósito, sino que, con frecuencia lo que logra hacer, es
    que empeora una situación ya mala.

    Giesler nos informa de que, en su experiencia, ha
    visto personas con picazón tan desesperada que hay que
    "amarrarlas" "para que paren de rascarse sin que logren
    hacerse daño
    ", nos dice en su artículo
    reciente.

    Además, indica el neurocientífico:
    "En personas con piel saludable, si uno localiza el
    estímulo que causa la picazón, rascarse, a menudo
    lo alivia. Pero, en casos como en la dermatitis
    atópica, el rascado en sí estimula la
    picazón, desatando un círculo vicioso
    ".

    La picazón
    crónica

    Partes: 1, 2

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