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Capitalismo y Socialismo




Enviado por ceciliacecilia



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    Capitalismo y
    Socialismo

    Indice
    1.
    Introducción

    2. El capitalismo y el
    socialismo

    3. La critica socialista y la
    planificación de actividades

    4. Varios
    5.
    Bibliografía

    1.
    Introducción

    Los países socialistas o también llamados
    diplomáticamente por las naciones unidas
    "países con economías de planificación centralizada".
    De acuerdo mas o menos visible en los campos socio
    económico que se están produciendo en la actualidad
    con una rapidez inesperada, podría parecer que en estos
    países se experimenta simplemente un cambio desde
    una "economía de planificación centralizada" a una "economía de mercado".
    Sin embargo esto no se ciñe tanto a la realidad. Debido a
    que la transformación del este (un este más
    político que geográfico), no solo se cuestiona las
    terminologías diplomáticas sino que provoca la
    necesidad de un replanteamiento general de los actuales sistemas
    socialistas.
    Porque decimos esto, porque, es bastante engañoso o
    ambiguo él termino "economías planificadas" del
    este, en contra partida con las "economías de mercado" del
    oeste. Debido a que en una economía a que en una
    economía occidental también se puede planificar y
    además porque en una economía con
    planificación o planificada no se puede eliminar por
    completo la existencia de mercados en
    especial los "subterráneos"

    2. El capitalismo y
    el socialismo

    ¿El fracaso del socialismo, deja
    invalida a la critica socialista de la irracionalidad del
    capitalismo?.
    Procuro contestar esta pregunta en términos de los
    proyectos, de
    su viabilidad y de las experiencias reales.

    Los Proyectos
    Las críticas socialistas del capitalismo a veces son
    pintorescas, a menudo incoherentes, y a veces, estrafalarias.
    Llevan la hulla del siglo diecinueve: la misma noción de
    que cualquier sistema social
    descentralizado pueda funcionar de forma ordenada sigue dejando
    la imaginación de muchos socialistas críticos del
    capitalismo en un estado de
    perplejidad.
    Para formular estas criticas de una manera moderna, es necesario
    que reconstruyamos el proyecto original
    capitalista, es decir recuerdo a los lectores el modelo del
    capitalismo que concede a los defensores todos los supuestos
    salvo la viabilidad. Este proyecto se
    desarrolla durante los últimos anos de la vida de Marx por
    Walras(1874) y Edgeworth (1881) y posteriormente la reformularon
    Pereto(1906), Pigou(1920) y otros.
    El modelo es
    sencillo: los individuos saben lo que se necesita, tienen
    dotaciones de factores de producción, realizan intercambios y se
    dedican ala producción cuando quieren. En el equilibrio,
    nadie desea hacer otra cosa, en vista de que otros habría
    hecho o, de forma equivalente, se cumplen todas las expectativas
    sé las cuales obran los agentes individuales.
    Además, en equilibrio
    todos los mercados se
    compensan. De ahí que a los precios a los
    cuales los individuos efectúan sus intercambios reflejen
    sus preferencias y escoceses relativas; estos precios
    informan a los individuos sobre las oportunidades a los que ellos
    renuncian. Como consecuencia, los recursos se
    distribuyen dé tal modo que se agotan todos los beneficios
    derivados del comercio.

    Nadie puede ser ya más rico sin que otra persona sea ya
    más pobre; se alcanzaría así una
    racionalidad colectiva "optimalidad", en el sentido aplicado por
    Pareto.
    En las economías reales, se infringen estos supuestos:
    hasta aquí todo el mundo esta de acuerdo. Pero, lo
    único que esto implica es que cualquier proyecto razonable
    del capitalismo ha de contar con formas de hacer frente a
    situaciones de las cuales difieren las tasa sociales e
    individuales de rendimiento.
    Una consiste en recurrir a la intervención fiscal
    correctiva otra a la redistribución de los derechos de propiedad. De
    ahí que, los mercados, incluso bajo el capitalismo, puedan
    hacer solamente lo que saben hacer bien y fallan, el estado
    pueda verse obligado a intervenir. Como dijo Arrow (cuando
    fortunados, producto de la
    distribución inicial de las taciones, la
    democracia les
    ofrece la oportunidad de hallar un desagravio a través del
    estado.

    Por lo tanto, (el pueblo), en su forma singular del
    siglo dieciocho, si es soberano, entonces tiene preferencia por
    un destino y una distribución de los recursos,
    diferentes de los resultados del mercado. Esta es la preferencia
    que no puede lograrse cuando las dotaciones son de propiedad
    privada y se destinan de forma descentralizada. Incluso los
    individuos, como ciudadanos, expresan su preferencia colectiva
    por un destino concreto y
    cuando existen las condiciones materiales
    para permitir la implantación a esta preferencia, el
    destino elegido democráticamente es inalcanzable por el
    capitalismo.

    Esta critica del capitalismo, implica que la frontera de
    posibilidades seria accesible si los recursos se destinaran
    racionalmente, bajo el socialismo, a
    satisfacer las necesidades humanas?. Podríamos alcanzar el
    punto E, es decir una utilización plena del potencial
    productivo y una distribución igualitaria del bienestar.
    No se me ocurre ninguna critica del proyecto socialista que
    niegue esta posibilidad. Si los individuos manifestasen sus
    necesidades y su potencial productivo de forma sincera, si
    hicieran un esfuerzo, independencia
    de la recompensa, si los planificadores actuasen como unos
    agentes perfectos y si supieran resolver los problemas del
    destino optimo de los recursos, entonces el socialismo
    produciría todos los efectos maravillosos que anuncian sus
    defensores. Todo esto sugiere que las criticas razonables al
    socialismo no están dirigidas contra el proyecto sino a la
    viabilidad de este proyecto y sus manifestaciones
    reales.

    La Viabilidad
    Los debates al respecto son mas acalorados, porque
    inevitablemente son menos concluyentes. Una vez establecidos los
    supuestos, las discusiones relativas a los proyectos exigen
    solamente una serie de deducciones lógicas. Sin embargo
    los veredictos sobre la viabilidad exigen una serie de juicios y
    por ello dejan mas margen para el desacuerdo.

    La línea socialista de ataque contra la
    viabilidad del proyecto capitalista son tres:
    No puede existir el capitalismo sin la intervención del
    estado
    El capitalismo nunca podrá alcanzar, sin un coste, los
    equilibrios en virtud de los cuales sus defensores proclaman
    todas sus virtudes.
    El capitalismo es autodestructivo porque conduce, por fuerza, al
    monopolio.

    He comentado el anterior punto y pienso que puede
    descartarse con un y qué?. El segundo punto es sumamente
    complejo y se encuentra fuera de mi competencia. La
    convergencia hacia el equilibrio, y las expectativas implicadas
    en ello, constituyen el tema más candente de
    discusión en la ciencia
    económica. La misma cuestión de la
    definición de una noción convincente del equilibrio
    es muy amplia y hasta ahora, nadie ha ofrecido una descripción satisfactoria de la
    convergencia hacia los equilibrios. Es difícil llegar a
    comprender la idea de que los mercados se encuentran
    permanentemente en un estado de equilibrio competitivo; la
    afirmación de que los ajustes suponen un despilfarro
    parece muy plausible. Por ultimo, el argumento que mantiene que
    los mercados competitivos son autodestructivos es verdad, en
    cierta medida, pero lo que no es tan evidente es el alcance de
    esta medida.

    Si trato estas afirmaciones de forma somera no es porque
    considere que carecen de importancia sino sencillamente porque
    parecen que aportan poco a la cuestión central. Si el
    proyecto capitalista es inviable, entonces, es posible que el
    capitalismo no sea capaz de cumplir ni siquiera con las promesas
    que ofrece. A mi juicio, sin embargo, la critica socialista del
    capitalismo va dirigida sobre todo contra el proyecto de este:
    los socialistas rechazarían su capitalismo aun cuando este
    sistema realizase
    su potencial pleno. Así pues, los argumentos en contra de
    la viabilidad de un equilibrio competitivo y permanente tienen un
    papel
    secundario en la critica socialista.
    Los argumento relativos a la viabilidad afectan también al
    socialismo. Reconsideremos, primer, el proyecto socialista. El
    problema con que se encuentra el planificador consiste en lograr
    la distribución de los recursos de tal modo que se
    maximice el bienestar que obtienen los individuos del consumo y del
    ocio.

    Las criticas de la viabilidad del socialismo de dividen
    en dos categorías:
    – Aunque los planificadores dispusieran de una información verídica, serian
    incapaces de manejarla a causa de la absoluta complejidad del
    problema.
    – Si los individuos se mueven por interés
    propio, no revela, de forma verídica, ni su utilidad ni su
    función
    productiva, y los planificadores no actúan para favorecer
    el bienestar general.

    El debate sobre
    él calculo socialista tiene una historia propia. Me
    abstendré de resumirlo aquí. Pero aunque los
    planificadores sean capaces de resolver el problema del calculo,
    el argumento en favor de la viabilidad del socialismo gira sobre
    el supuesto de que, una ves que los individuos se convierten en
    propietarios de la riqueza productiva, actúan de forma
    espontanea de tal modo que apoyan el bienestar colectivo.
    Concretamente todos los individuos revelan, de forma
    verídica, sus preferencias y sus capacidades productivas
    al planificador, mientras que los planificadores actúan
    como unos agentes perfectos del público. Además,
    una ves que el planificador encomienda los agentes individuales
    las tareas, estos deberían cumplirlas de la mejor manera,
    sin necesidad de una supervisión externa.

    Ninguno de estos supuestos han funcionado bajo el
    socialismo real. Este tal ves sea un argumento decisivo, puesto
    que es fácil mantener que la naturaleza no
    democrática de la toma de
    decisiones económica de los países parte de los
    salarios la
    inversión y el consumo por
    parte de los capitalistas. Para los asalariados la última
    parte esta perdida para siempre: es el precio que
    tienen que pagar por la propiedad privada de la riqueza
    productiva.
    Y este precio varia
    muchísimo en los países capitalistas: en 1985, por
    cada unida monetaria del valor
    añadido en la producción manufacturera el consumo
    por parte de los socialistas oscilaba entre unos 10
    céntimos en Australia y Noruega, algo menos de 40
    céntimos en el Reino Unido y los Estados Unidos y
    unos 60 céntimos en el Brasil y 70 en
    Argentina. De
    ahí que, en unos términos puramente distributivos,
    los asalariados austríacos y Noruegos tengan poco que
    ganar de la nacionalización o de la socialización. Dado que la
    transición acarea unos costes inevitables, se
    beneficiarían más de la utilización de su
    poder sobre el
    mercado y su influencia electoral. Los obreros británicos
    y estadounidenses tienen más que ganar experimentando de
    forma directa los beneficios, que tratando de apropiarse de la
    riqueza productiva: termina mas bien por ir a la huelga. Sin
    embargo, el efecto distributivo de una nacionalización en
    la Argentina como en
    el Brasil seria
    enorme.
    La paradoja consiste que aquellos movimientos obreros con la
    fuerza
    política
    suficiente para conseguir alguna forma de socialismo mediante el
    ejercicio de la democracia no
    tienen los incentivos para
    hacerlo, mientras que aquellos movimientos que más
    ganarían con el cambio carecen
    de poder para
    conseguirlo. De ahí que, el socialismo como programa de
    propiedad publique de la riqueza productiva sé solo el
    proyecto político de aquellos movimientos que no pueden
    conseguirlo.
    En ultima instancia, el socialismo de mercado, si que parece
    atractivo por motivos distributivos. Aunque no podamos anticipar
    con exactitud sus efectos sobre el empleo, la
    inversión y la productividad
    laboral, una
    combinación de cooperativas y
    mercados seria superior al capitalismo a la hora de igualar la
    distribución de los ingresos.
    A su vez, la información según la cual el
    socialismo de mercado seria un sistema de democracia industrial,
    en el sentido de que el proceso de
    producción seria democrático, no parece tener
    fundamento.
    Bajo el socialismo del mercado, la utilización de los
    recursos dependería de las tasas de rendimiento. Este
    sistema acusaría así la inviabilidad social de unas
    distribuciones del bienestar técnicamente viables: la
    irracionalidad que hemos indicado anteriormente como una característica del capitalismo.

    La premisa fundamental de la social democracia consiste
    en que la nacionalización de los medios de
    producción no es necesaria para reducir la irracionalidad
    del capitalismo, es decir para evitar las perdidas de bienestar
    ocasionada por los derechos inherentes a la
    propiedad privada de los medios de
    producción.
    Según estos puntos de vista, todo intento de redistribuir
    los ingresos provoca
    la retirada de los recursos de los usos productivos. Los impuestos sobre
    el rendimiento del trabajo causan una reducción del
    ahorro y de la
    inversión. De ahí que no sea imposible que los
    gobiernos deseen erradicar la pobreza a la
    ves que minimizar las perdidas de eficiencia de las
    economías capitalistas el modelo social democrático
    es económicamente viable. El grado de irracionalidad del
    capitalismo no viene dado de ante mano: los gobiernos elegidos
    con el mandato de garantizar la seguridad
    material de todo el mundo cuentan con instrumentos útiles
    para cumplir su misión.

    3. La critica socialista y
    la planificación de actividades

    La planificación global se desarrollo en
    el presente siglo a partir del momento en que los revolucionarios
    de 1917 se enfrentaron a los problemas
    prácticos relacionados con la construcción de un nuevo orden
    económico en la EX-URSS, inspirado en las doctrinas
    socialistas del S. XIX y opuestas a las clásicas
    instrucciones del liberalismo.
    Aunque a pesar de esa forma de organización de actividades esta
    directamente ligada a las doctrinas socialistas, son raras las
    preferencias explícitas a los propósitos
    prácticos de planificación en la las obras de los
    primeros pensadores socialistas, así como en los escritos
    de K. Marx y F.
    Engels.
    Los franceses como Babeuf, Blanc y Proudhon elogiaron los
    sistemas
    nacionales de cooperativas
    de trabajo, mientras que Fourier, propuso la creación de
    comunidades autosuficientes cuya producción seria
    repartida entre la colectividad.
    Entre los socialistas ingleses como Owen, Gray, Thompson, y Hall
    lo más común es encontrar referencias de ciertos
    tipos de
    organización que eliminarían la competitividad, el auto interés,
    así como la moneda, por medio de la socialización integral de la actividad
    económica.
    Por otra parte como señala Lange, los fundadores del
    socialismo científico Marx y Engels, dedicaron todos sus
    esfuerzos al análisis de la economía capitalista
    y solo hicieron unas cuantas observaciones muy generalizadas de
    la economía socialista. Por cuestiones de principio, se
    negaron a examinar el problema mas detalladamente, tal vez por
    temor a que sus escritos recibieran él titulo de
    utopías. Además, como reflexiona Bobrowski, es
    igualmente difícil encontrar en las obras de Marx
    referencias relacionadas con la planificación. En el final
    de su primer libro de El
    Capital (1867)
    Marx advirtió que se rehuso a formular recetas para las
    organizaciones
    sociales del futuro.
    Lo que los socialistas deseaban explícitamente era la
    eliminación de la propiedad privada de los medios de
    producción. El móvil predominante de la actividad
    seria la supresión de las necesidades de la colectividad y
    el no lucro institución básica del capitalismo. La
    desigualdad en la distribución de la riqueza, se
    atenuaría sensiblemente por medio de la eliminación
    de rentas de propiedad y, según creían, una vez. El
    Patrón capitalista, el obrero trabajaría
    libremente, en lugar de estar en la mano dura y muchas veces
    arbitraria de la autoridad.

    Con tales expectativas, los escritores socialistas no
    visualizaban los rigores de la planificación global. Todos
    en cierta forma, subestimaban los problemas prácticos que
    gravemente surgían para la eliminación de las
    instituciones
    económicas tradicionales del liberalismo.
    Aun después de los primeros años de la revolución
    socialista soviética, Lenin enfrento los problemas
    prácticos surgidos de la construcción de un nuevo orden social y
    económico, y no tuvo otra opinión que establecer
    las bases de una organización altamente centralizada,
    según la cual la economía seria dirigida por una
    planificación integral de todas las tareas relacionadas
    con la solución de las cuestiones económicas
    fundamentales.
    Surgieron entonces los primeros estudios sobre la
    planificación global de actividades, desarrollados por
    Gusov, Perobrazhenk y Bukharin, mientras otros autores se
    dedicaron a los aspectos sectoriales: Krennikov y Gartvan, del;
    sector industrial; Kondratev y Oganovski del agropecuario:
    Neopikanov del transporte y
    otros servicios
    básicos.

    Según esos autores, una vez eliminada la
    propiedad privada de los medios de producción,
    convendría al estado la tarea de dirigir centralmente las
    unidades productoras. Los organismos de planificación
    establecerían planes globales y sectoriales y
    cuidarían del control de su
    ejecución. Los problemas relativos a la inversión,
    a la distribución de la renta social, al establecimiento
    de estructuras
    económicas y al ritmo de actividades, serian competencia de
    las agencias de planificación. Por ultimo, un ves
    socializadas integralmente las actividades y evitadas las
    relaciones concurrentes entre las unidades de producción,
    la fijación de precios se constituiría
    también en tarea de responsabilidad de los organismos estatales.
    La planificación global de las actividades incluida una
    compleja problemática económica, desde la
    determinación de los objetivos
    macroeconomicos que habrían de alcanzar hasta el
    establecimiento de precios para la diversa producción
    interna, debería estar controlada, a nivel superior, por
    una central de planificación a la que se
    subordinaría lo otros organismos del sistema nacional de
    planificación.

    Los primeros estudios de la planificación
    socialista sostienen que para el control integral
    de la economía, la central de planificación y los
    numerosos organismos subordinados a ella deberían elaborar
    planes de variada envergadura; desde los de perspectiva para
    largos periodos, pasando por quinquenales pasando hasta los
    pormenorizados planes operacionales. Los primeros se
    ocuparían de fijar las metas económicas, regionales
    y sectoriales para periodos de 10 a15 años, caracterizando
    claramente por sus funciones
    provisionales. Los quinquenales indicaran el conjunto de medidas
    practicas en todas las esferas de la política
    económica, que asegurarían el crecimiento
    previsto de la economía interna. Los operacionales,
    formuladas para periodos anuales, determinarían el nivel
    microeconómico, los procedimientos
    que deberían ser adoptados por las diversas unidades de
    producción de sistema, teniendo a la vista las metas
    físicas fijadas cada uno de ellos. Esos últimos
    planes, desarrollados anualmente, serian además
    conductores de la correcciones o cambios de dirección que la central de
    planificación determina en función de
    los planes inicialmente trazados. En la figura se encuentra una
    representación esquemática de esas
    propuestas.

    Ese cuadro ideal de la planificación socialista
    habría sido adoptado efectivamente por la EX-URSS,
    inmediatamente después de la revolución
    de 1917. Habrían sido mantenidas sus características a lo largo de 70
    años de experiencia socialista. Y sobre que bases se
    implantan los sistemas centralistas de los países de
    Europa del este y
    de China
    continental en la segunda pos guerra. Como
    evolucionaron. Caminaron a la dirección de un centralismo cada
    vez mas rígido e inflexible o mitigaron el modelo
    planificador. En fin. Como se encuentra actualmente.

    Todas estas preguntas no tienen una respuesta
    única.
    En el este de Europa, los
    sistemas practicados por Hungría, Polonia Y Checoslovaquia
    fueron menos rígidos que los implantados por Alemania
    oriental, Bulgaria y Rumania. Yugoslavia cimento un modelo propio
    flexible y mas abierto. En el otro extremo Albania, inflexible,
    siguió el camino de la ortodoxia centralista. En
    posiciones también ortodoxas y alineadas al Marxismo
    Leninismo extremo, se mantuvieron las economías
    socialistas no Europeas de que son ejemplos: En Asia, Corea del
    Norte; en Africa, Angola y
    Mozambique; en América
    Latina, Cuba. En los
    70 años de sus experiencia socialista-colectivista la
    EX-URRS vivió momentos de centralismo
    inflexible, con frecuentes revisiones de flexibilidad.

    Sus marchas y contra marchas desembocaron en la
    glasnost/perestroica de Gorbachov. Siguiendo su desarrollo mas
    de cerca veremos c/u de esos modelos y sus
    evoluciones recientes.

    La planificación global: la experiencia y el
    modelo de la EX-URSS
    El fracaso militar del gobierno zarista,
    la crisis
    política
    resultante que se extendió en la ex-URSS en los
    últimos años de la ultima guerra mundial y
    la resistencia
    oficial a las reformas económicas fueron los principales
    factores determinantes de la revolución socialista de
    Octubre de 1917, que sustituyo al gobierno
    provisional de Kerenski, se instalo en febrero de ese
    año.
    Después de los primeros años de la
    revolución socialista, el comité revolucionario de
    Petrogrado busco eliminar las instituciones
    básicas del capitalismo e instalar un nuevo orden
    económico, político y social, a partir de la
    apropiación estatal de los medios de producción y
    de la centralización del poder económico
    por un consejo supremo.
    Para formarnos una idea de como evoluciono a partir de entonces
    la planificación global de la ex-URSS, describiremos
    algunas de sus características de sus fases mas
    significativas.

    Los Primeros Años Y La NPE
    Dos meses después de la revolución de octubre,
    Lenin (primer dirigente revolucionario del sistema
    político económico de la ex-URSS) creo el consejo
    supremo de economía nacional o Vesenkha. Reuniendo amplios
    poderes operacionales, ese organismo promovió la centralización de las decisiones
    económicas tratando de nacionalizar y estatizar los
    sectores principales de la economía. El nuevo sistema
    implantado, subordinado a las directrices establecidas por el
    Vesenkha, aboliría a partir de entonces los mecanismos
    indicadores de
    mercado y del sistema de precios. En su lugar, se fijarían
    las bases de un nuevo orden económico cuya
    característica principal seria la planificación
    global de la economía de todas las actividades internas de
    producción, distribución, consumo e
    inversión.

    Los primeros años de esa fase estuvieron marcados
    por el fracaso.
    La sustitución de los mecanismos inherentes a la libre
    iniciativa por un nuevo sistema con base en la
    planificación global creo, inicialmente, un conjunto de
    barreras institucionales y psicosociologicas. De 1917 a 1991 la
    economía rusa registra severas crisis
    sectoriales. La producción agrícola mostró
    en sensible caída y la
    administración de la industria
    basada en comités obreros no se consideró
    satisfactorias.
    La política de la nacionalización total de las
    empresas
    agrícolas, comerciales e industriales según relata
    Niveau había creado entre el poder central y la población, graves malentendidos,
    provocando, anarquía hambre y rebelión. Los precios
    subieron vertiginosamente mientras la producción se
    desmoronaba y la moneda, devaluada, dejaba de ser un medio normal
    de cambio. Los pequeños campesinos se sintieron frustrados
    en la esperanza de acceso a la propiedad individual. Los obreros
    incidieron en el mismo contrasentido al considerar que las
    fabricas bajo su control eran de su propiedad. La carencia de
    nuevos cuadros dirigentes y la pura y simple destrucción
    de los mecanismos de mercado condujeron, por lo tanto, al caos
    económico.
    Los mecanismos de sustitución no pudieron ponerse tan
    inmediatamente en acción, entre otras razones por tratarse
    de una experiencia sin precedentes históricos: el
    funcionamiento de un sistema colectivista centralmente
    planificado.
    El fracaso de los 1eros años condujo a Lenin a llevar a
    cabo profundas modificaciones en la economía, por medio de
    la redefinición de las directrices estatizantes
    establecidas inicialmente. Los cambios introducidos recibieron el
    nombre de nueva política
    económica (NPE), cuya característica
    básica era un especie de retorno a las instituciones
    capitalistas. El objetivo
    central de ese retroceso era la reanimación de la
    actividad económica, seriamente respaldada por los
    procesos
    revolucionarios implantados originalmente. Con vistas a esta
    finalidad, la NPE restituyo a la iniciativa privada un amplio
    campo de acción, llegando así mismo a admitir
    procedimientos
    que estimularan el interés personal. La
    libertad del
    comercio seria
    establecida para la mayor parte de los sectores
    económicos, permitiéndose también la
    propiedad privada para la agricultura,
    tanto para la pequeña como para la mediana industria
    urbana. Con tolerancia del
    comercio privado seria establecido las bases del mercado, a
    partir de lo cual se fijarían los precios en
    función de los mecanismos de oferta y
    demanda.

    A pesar de haber sido creada en ese año la
    Comisión Estatal de Planificación General (Gosplan)
    para operar al lado del Vesenkha, con la tarea de realizar
    estudios en el largo plazo con miras a una futura
    planificación integral de actividades, el hecho es que se
    descentralizaron las decisiones económicos bajo las nuevas
    determinaciones de la NPE. Era transitorio, mientras tanto, ese
    cambio de orientación. En realidad, el retroceso tuvo el
    fin especifico de reanimar el sistema, mientras las centrales de
    planificación no concluyeran los estudios técnicos
    de implantación del régimen colectivista de
    dirección central.

    La Era De Los Planes Quinquenales
    Con la reanimación del sistema y con la disponibilidad de
    planes técnicamente elaborados para una estatizacion y
    colectivización del sistema, a partir de 1924 se
    desvanecieron las tentativas de descentralización y supresión del
    poder absoluto del Estado, lanzadas por Lenin a través del
    NPE. En ese año, con la desaparición de su
    dirigente se reforzaron definitivamente las ideas favorables a la
    planificación global. El Vesenkha retoma sus poderes
    operacionales y el Gosplan intensifica sus estudios prospectivos,
    miras a la preparación e implantación de los
    primeros grandes planes sectoriales.
    Se elabora para la industria pesada un plan de
    desarrollo para el periodo 1924 – 1928. En 1925 surge el primer
    plan global
    para al colectivización de la agricultura y
    en 1926 se publica en plan general para las operaciones
    financieras internas.
    En ese ultimo año surgen los primeros planes globales,
    todavía anuales, denominados Cifras de Control de
    Economía Nacional, y en 1928, 11 años
    después de haber sido implantado el sistema socialista,
    fue elaborado el primer Plan Quinquenal. Publicado en septiembre
    de ese año, el plan establecía metas para el
    quinquenio 1928 – 1932. El segundo y el tercer Planes
    Quinquenales vinieron luego para los periodos 1933 – 1938 y 1938
    – 1943. La era de los Planes Quinquenales ponía fin a la
    NPE y la economía soviética, que alcanzaba entonces
    altos grados de colectivización y centralización,
    fue efectivamente controlada por el Vesenkha.
    El Vesenkha, organismo superior del sistema nacional de
    planificación, era asesorado por ministerios que se
    dedicaban a la elaboración de planes sectoriales. El 1932
    había tres de esos ministerios, que se fueron
    subdividiendo al paso de los años y llegaron a 32 en la
    época de la Segunda Guerra
    Mundial.

    Operando a través de esa organización
    ministerial, Stalin (que asumió el control del sistema
    después de la muerte de
    Lenin) promovió el control global de la economía,
    colectivizo la agricultura y construyo un sistema central para la
    dirección de la industria y el comercio. La
    planificación global tomo entonces su forma definitiva al
    abarcar también el sector bancario, por medio del Gosplan
    y de los bancos estatales
    de inversión para la industria, la agricultura y el
    comercio.
    Durante todo el periodo de esos primeros Planes Quinquenales, la
    economía soviética conoció varios grados de
    centralización y de rigor operacional. Permaneció
    sin cambios, por lo menos durante los tres primeros planes, el
    objetivo de
    promover esencialmente el desarrollo de la industria pesada y de
    la infraestructura económica. Las actividades dirigidas al
    consumo eran menos significativos. En esta transición como
    aclara Lajugie la moneda desempeño en el establecimiento de los
    objetivos de
    los planes centrales, un papel de
    segunda importancia. Los productos se
    distribuyen entre los consumidores mediante las tarjetas de
    racionamiento. No solo se determina la parte social de
    producción que pertenece a cada cual, como aun indica la
    central de abastecimiento a la que se debe dirigir, y los
    diferentes precios se fijan autoritariamente. Con esos primeros
    planes se eliminaron, por lo tanto, las funciones
    básicas del mercado.

    El criterio de firmes inversiones en
    áreas de base y reducción de consumo al
    mínimo admisible solo fue menos riguroso al inicio del
    tercer plan quinquenal. Se esbozo a partir de entonces un mercado
    incipiente y, aunque limitadamente, se restableció el
    poder de opción de consumir. Sin embargo, los rigores de
    la segunda guerra
    mundial impidieron la continuidad de dicha tendencia.
    Durante la post guerra se
    elaboro el cuarto plan quinquenal para el periodo 1946 – 1950. La
    contención del consumo permaneció no solo en
    razón de continuidad de los objetivos de
    implantación de infraestructura, sino para hacer posible
    la aceleración de las obras de reconstrucción y
    reequipamiento del sistema. Esos objetivos permanecieron sin
    cambio durante el quinto plan quinquenal, en el periodo 1951 –
    1955. En ese documento las actividades básicas se
    mantenían estimuladas, aunque algunas industrias
    ligeras (como la textil) recibieran un volumen de
    inversión un poco mas significativo que en los planes
    anteriores.
    La idea subyacente de un sistema de este tipo "encierra la
    pretensión- como señala Cornejo e Iturrioz- de
    alcanzar una sociedad
    organizada científicamente, sin concesiones a los deseos,
    veleidades y caprichos de los habitantes, pero si de acuerdo con
    las percepciones de sus gobernantes y planificadores. Los que
    dirigen la economía se proclaman interpretes de las
    aspiraciones de la colectividad y de las necesidades
    sociales.
    Parten de la premisa de que la libre iniciativa conduce al
    desperdicio en la escala social,
    aunque pueda maximizar los intereses privados de las empresas. Los
    intereses colectivos, según los dirigentes de los sistemas
    socialistas del Estado, se sitúan mas bien en centrales de
    planificación que por medio de mercados libres, aunque esa
    concepción implica el riesgo de
    subordinar por entero las aspiraciones de la sociedad a las
    opciones de los asesores técnicos del gobierno.
    Además, la planificación integral al destruir la
    ansiedad de lucro y de competencia, elimina las motivaciones para
    la reducción de costos y
    mejoramiento de los productos.

    Al lado de estas consideraciones existen aun la
    cuestión de la burocratización del sistema,
    incompatible con la deseada expansión de la productividad y
    de equipamiento económico. Cuando son excesivamente
    centralizados, los mecanismos de la planificación reducen
    los grados de eficacia del
    sistema económicos. Las posibles ventajas resultantes de
    opciones socialmente justificables se pierden con los posibles
    impedimentos operacionales de la implantación de los
    planes.

    Debido a tales razones, seria internamente contestadas
    en la década de los 50 las virtudes de la planeación
    global. Y como resultado se operan nuevos cambios en el sistema
    nacional de planificación. El debate en
    torno de ellos
    obtuvo mayor consistencia después de la muerte de
    Stalin en 1953. A partir de entonces se inicio una nueva
    experiencia histórica, políticamente conocida como
    periodo de desestalinización.

    La Desestalinizacion Del Sistema
    En 1956 Kruschev que asumió el mando del sistema
    soviético después del periodo de Stalin anuncio el
    inicio de un proceso de
    desestalinizacion de la economía: no un regreso a los
    tiempos de la NPE, sino una búsqueda de mayor descentralización de las decisiones.
    Los cambios enfocaban el fin del sistema ministerial. Y
    había, como señala A. Nove, suficientes motivos
    económicos para las nuevas modificaciones. Cada ministerio
    industrial mostraba marcadas tendencias a tomarse en un imperio
    económico independiente, no había autoridad
    responsable de la planificación regional y la
    concentración de autoridad en Moscú, sobre empresas
    esparcidas por todo el país, causaba retrasos
    burocráticos en el ajuste de muchas cuestiones cotidianas
    que invariablemente surgen.
    Anunciadas en 1956, las reformas se concretaron en 1957, a la
    terminación del sistema ministerial. El Gosplan, que
    entonces se dedicaba a la elaboración de planes y análisis prospectivos, se transformo en un
    organismo central del sistema nacional de planificación.
    Sus atribuciones fueron determinadas por un decreto publicado en
    ese ultimo año y desde entonces le correspondió el
    estudio permanente de las necesidades económicas
    nacionales, la preparación de planes de corto y largo
    plazo para la economía interna y la ejecución de la
    política descentralizada para el desarrollo de los
    sectores claves de la economía, la distribución
    regional de los recursos y la adopción
    de normas que
    aseguran la integral disciplina
    estatal en las entregas de la producción
    industrial.

    Las reformas introducidas en el sistema nacional de
    planificación económicas se esquematizan en la
    figura. Durante la vigencia del sistema ministerial, el Vesenkha
    ocupaba la posición de un organismo de mando y de
    centralización. Todo el proceso de elaboración,
    implantación y control de los rígidos planes
    económicos nacionales se desarrollaba bajo la
    orientación centralizada de ese consejo supremo.
    El Gosplan, durante la vigencia del sistema ministerial, se
    comportaba como un organismo de asesoría, cuidando de la
    preparación de proyectos de gran envergadura, de estudios
    prospectivos globales y sectoriales del desempeño de la economía,
    suministrando igualmente al Vesenkha bases técnicas y
    estadísticas para las actividades de
    planificación.
    Al Vesenkha se subordinaban los ministerios 1,2 y 3 y a cada uno
    de estos, enfocado fundamentalmente hacia determinado sector de
    actividad económica, se subordinaban las respectivas
    industrias. Con
    base en esa organización, la dirección del proceso
    de planificación, seguía las líneas
    jerárquicas de un mando inflexible de arriba hacia
    abajo.
    Los planes y los detalles de su ejecución provenían
    de Vesenkha. Eran impuestos
    obligatoriamente a cada ministerio y a partir de allí se
    distribuían a cada industria. En el caso de error u
    omisión, las correcciones necesarias se encaminaban en
    dirección opuesta; se consultaban obligatoriamente los
    niveles superiores y al final se canalizaba al Vesenkha toda la
    información de las distorsiones sucedidas. En ese
    organismo centralizado se efectuaban las correcciones. Estas
    regresaban a las industrias siguiendo de nuevo todo el complejo y
    largo proceso de la burocracia.

    Las dificultades burocráticas creadas por el
    sistema ministerial surgían sobre todo cuando
    sucedía la ejecución e implantación de los
    dos últimos planes quinquenales, lo que reducía
    sensiblemente le eficiencia del
    sistema económico. Para la corrección de los vicios
    existentes en 1957 se modificaron, las bases organizacionales de
    planificación. El sistema ministerial se desarticulo,
    suprimiéndose el Vesenkha. El Gosplan se reorganizo y se
    reestructuro para colocarse en el centro de una nueva
    sistemática de planificación económica,
    cuyas bases principales serian los sournakhozes (Consejos
    económicos regionales).

    El sistema sournakhozes permitió la
    descentralización de los ejes de decisión. Se
    crearon 107 consejos económicos regionales, establecidos
    en regiones con características geoeconomicas diferentes.
    Su misión era
    elaborar y ejecutar planes de producción en el interior de
    cada región, accionando directamente las industrias y las
    respectivas empresas instaladas en su jurisdicción. El
    organismo central cuidaría solo de las directrices
    globales de la economía, de la planificación en el
    largo plazo y de la conformación de los objetivos
    nacionales máximos.
    Las cifras globales esperadas, así como la
    distribución de las inversiones,
    eran comunicadas sounarkhozes, que luego procedía a una
    planificación mas pormenorizada, con bases en las
    proposiciones de las mismas industrias. Esta planificación
    llegaba al Gosplan para su consolidación y sus ajustes
    cuando fueran necesarios. Esa nueva sistemática implico,
    por lo tanto, un cambio radical de dirección.
    Los centros de decisión se establecieron en la periferia
    del sistema. El organismo central cuidaría mucho mas de
    supervisar las acciones de la
    jurisdicción de los organismos regionales, que de
    establecer planes y proyectos detallados para cada una de las
    unidades de producción en la economía nacional.
    De acuerdo con ese nuevo sistema se desarrollaron el sexto plan
    quinquenal, para el periodo 1956 – 1961 y el séptimo plan
    para el periodo septenal 1968 – 1970. Esos dos últimos
    planes, además de haber transferido la espina dorsal de la
    planificación y el eje de decisión de la
    economía de los ministerios hacia las regiones,
    estimularon la producción de bienes de
    consumo, que alcanzaron niveles superiores registrados desde
    1917. En ese mismo periodo también habían sido
    lanzadas las semillas de un sistema híbrido: el socialismo
    de mercado dirigido por la demanda del
    consumidor.

    Según la nueva orientación que a partir de
    entonces se deseaba imprimir, los medios de producción
    continuarían perteneciendo a la sociedad, pero la
    distribución de los recursos y la producción de la
    industria ligera dejarían de ser determinada por una
    agencia central de planificación. Tales cambios se
    iniciaron en 1962 cuando Yesei G. Liberman, de la Universidad de
    Kharkov, sugirió al gobierno central, en un articulo
    publicado en el
    periódico Prauda, la adopción
    de la política descentralizada y el recurso de
    estímulos propios de economías liberales. En 1964,
    se inicio esta experiencia y 1965 se extendió a 400
    fabricas, en relación con las que organismos
    gubernamentales retenían poderes suficientes para la
    fijación de precios y de tasas salariales. Los dirigentes
    de las fabricas obtuvieron mayor autonomía y el lucro
    sustituyo el volumen
    físico de la producción como indicador
    básico de la eficiencia.

    El Camino De Nuevos Cambios
    A pesar del vigor con que fueron implantadas y de la rapidez con
    que se extendían a varios sectores y unidades de la
    producción y de la economía soviética, las
    reformas sugeridas por Liberman no llegaron a sustituir por
    completo el sistema de planificación central. El
    liberalismo, asociado al sistema de sounarkhoz, promovió
    la clara descentralización de las enteramente del mando y
    la dirección de la economía. La propiedad colectiva
    de la libre iniciativa. La esencia y la profundidad de las
    reformas iniciadas en 1957 aun tenían nuevos rumbos y no
    llegaron a modificar las bases ideológicas del sistema ni
    a eliminar todas las herencias históricas del
    Stalinismo.
    La fuerza de esos legados, al termino del periodo comprendido por
    el séptimo plan, promovió nuevos cambios radicales.
    Se abandonaron las tendencias radicales. El estado
    volvería a encontrar mas de cerca las actividades internas
    de producción. La planificación centralizada
    desempeño un papel preponderante en la distribución
    de recursos
    humanos, materiales y
    fondos monetarios entre las necesidades competitivas de
    economía. El mercado como centro de orientación de
    los proceso económicos, volvió a ser sustituido por
    la administración descentralizada. Se
    suprimieron los consejos económicos regionales y se
    restableció la planificación por sectores.
    La resistencia de la
    burocracia
    central había vencido las tendencias liberales, surgidas
    por Liberman. Y el octavo plan quinquenal para el periodo 1966 –
    1970 seria un marco de retroacción. Sin embargo, las
    técnicas de planificación
    habían sido perfeccionadas; este ultimo plan se formulo
    por entero por la central de planificación y las
    industrias básicas volvieron a ser privilegiadas.
    El nuevo plan quinquenal para 1971 – 1975 se implanto a partir de
    esa misma línea operacional, no obstante que había
    sido el primer plan en proyectar una tasa de crecimiento mas
    elevada para la industria ligera que para la industria pesada. El
    décimo y el décimo primer plan quinquenal, para
    1976 – 1980, 1981 – 1985, mantendría la prioridad de la
    industria ligera, duplicando los programas de
    producción de algunos bienes de
    consumo de uso duradero. Estas nuevas directrices fueron la
    respuesta a las exigencias sociales ejercidas a través de
    presiones de demanda, por
    lo general manifestadas en mercados paralelos. El rigor de los
    postulados técnicos de descentralización fue
    suavizado por la capacidad orientadora de mercado. Como dijeron
    en 1980 los renombrados analistas del sistema soviético
    "las extensas filas, la limitada capacidad de elección y
    la mala capacidad de los productos forman parte de la vida del
    consumidor y todo
    parece indicar que no habrá una transformación
    considerable de lo que toca la oferta y
    demanda en cuanto estas no actúan mas activamente en la
    determinación de aquello que se produce".

    Al termino del plan 1981 – 1985, la planificación
    del la URSS sufrió un duro golpe causado por la Glasnost
    (apertura) y la perestroica (reestructuración) anunciadas
    por Mikhail Gorbachov. En su libro
    perestroica: nuevas ideas para mi país y el mundo, lanzado
    simultáneamente para todo el mundo, Gorbachov confeso: la
    situación que surgió en nuestro país en la
    década de los 80 hizo la perestroica necesaria e
    inevitable. El país comenzó a perder impulso. Los
    fracasos económicos se hicieron mas frecuentes.
    Surgió un especie de freno que afectaba todo el desarrollo
    económico y social. La mejoría del nivel de
    vida venia disminuyendo y había dificultades en el
    abastecimiento de alimentos,
    habitaciones, bienes de consumo y servicios. Y
    se inicio también una erosión
    gradual de valores
    morales e ideológicos. "Las reformas entonces
    desencadenadas se propusieron para restablecer mecanismos
    descentralizados de coordinación económica y para
    democratizar las relaciones sociales, restablecer el
    espíritu creativo y ampliar los grados de independencia
    y de empresas y asociaciones.

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