Indice
1. Del
Pleistoceno al Holoceno
2. Complejo Cultural de Clovis:
11.500-10.800 BP
3. Complejo Cultural de Folsom:
10.900-10.400 BP
4. Conclusiones
5.
Bibliografía
1. Del Pleistoceno al Holoceno
Los primeros seres humanos modernos no salen de Africa antes de
hace 100.000 años, llegan a la actual Indonesia en el
70.000 BP, cruzan el mar hasta Australia en el 50.000, aparecen
en Europa hace entre
35.000 y 40.000 años y se extienden por las estepas
siberianas tan sólo hace 25.000 años.
Durante dos fases de Würm -el último período
glacial- , hace entre 50.000-40.000 y entre 25.000- 14.000 el
actual estrecho de Bering se desecó. A la zona que
quedó al descubierto se la suele denominar Beringia y se
extendía desde Alaska hasta la península de
Chukchi, en Siberia. Esta retirada del mar, consecuencia de la
acumulación de agua helada en
los polos, hizo posible que animales y
humanos cruzasen desde un continente a otro.
Para la mayoría de los investigadores los seres humanos
emigraron al continente americano durante aquella segunda fase
seca, hace entre los 25.000 y los 14.000. Este momento coincide
con la expansión de los humanos modernos hacia el norte de
Europa y con los
primeros asentamientos de cazadores en el noreste de Siberia, que
datan entre los 18.000 y los 15.000.
Los primeros yacimientos en Alaska, como Bluefish (13.000 a C.),
Dry Creek (9.000 a C.) o Akmak (8.000 a C.); presentan una
técnica en microlitos similar a la de la tradición
siberiana de Dyukhtai. Dado que no se han encontrado indicios de
asentamientos humanos anteriores en Alaska, parece que el
noroeste de Siberia fue la tierra que
dio cobijo a los antepasados de los primeros
americanos.
Hace 12.000 años, a medida que los grandes
glaciares comienzan a fundirse, el nivel del mar inici
elevación y la plataforma continental que había
constituido la antigua Beringia va poco a poco
sumergiéndose hasta constituir el actual Estrecho de
Bering. Por otro lado, los casquetes norteamericanos se van
retirando al este y al oeste respectivamente y se abre un
corredor libre de hielos que se abre paso desde el actual
territorio del Yukón hasta Montana, permitiéndose
el avance y la colonización de todo un nuevo continente
por el ser humano. Algunos prehistoriadores piensan que la
colonización se produjo también siguiendo la costa
de Alaska hacia el sur (Fig 1). Esta última hipótesis haría encajar algunos
datos
cronológicos que se analizarán más abajo y
cuya apariencia inicial es algo chocante.
En su avance hacia el sur el ser humano se encuentra un
entorno ecológico muy diferente al de hoy con altos
herbazales que cubrían las llanuras actuales. Se mantienen
aun los enormes animales del
final del Pleistoceno: el mamut, el mastodonte, el perezoso
gigante, una especie de bisonte mucho mayor a la actual; algunos
carnívoros como el león americano o el oso
rostricorto del doble de tamaño que sus equivalentes
actuales. Sin embargo, este nuevo entorno virgen permite el
desarrollo del
gran complejo cultural de Clovis, que aparece hace entre 12.000 y
el 10.000 años.
Hace entre 11.000 y 10.0000 años se inicia un
cambio que nos
lleva a un nuevo período interglacial. Se produce el paso
del Pleistoceno al Holoceno con la retirada de los casquetes
polares a los límites
aproximados que conocemos hoy en día y un cambio
medioambiental de enormes proporciones, disminuyen las
precipitaciones de nieve y lluvia, se acentúan las
estaciones y se produce la extinción de los grandes
animales que habían servido de sustento a los cazadores de
Clovis. Alrededor de hace aproxima-damente 10.900 años
aparece un nuevo complejo cultural, el de Folsom, que presenta
diferencias grandes con el anterior y está adaptado a unas
condiciones ecológicas prácticamente iguales a las
que conocemos hoy en día. Ambos complejos, Clovis y
Folsom, constituyen lo que se ha venido en llamar Período
Paleoindio Temprano y abarca aproximadamente 1.000 años,
desde hace 11.500 años hasta 10.500 años
aproximadamente.
2. Complejo Cultural de
Clovis: 11.500-10.800 BP
Al extenderse hacia el sur, los pueblos que se engloban
bajo la denominación complejo de Clovis, se encontraron un
entorno poblado por grandes animales que no habían sido
cazados antes por el ser humano. Estos pueblos desarrollaron una
tecnología
eficaz que les permitió una gran eficacia
predatoria. Las enormes extensiones de terreno vírgenes
favorecieron que no hubiera competencia por
los recursos, no era
necesario defender los territorios de caza, cuando un área
se agotaba bastaba con que el pequeño grupo se
desplazara unos cuantos kilómetros. Estas circunstancias
llevaron a que el complejo de Clovis se extendiese por toda
América
del Norte, desde Canadá hasta el norte de México y
desde la costa este a la oeste.
Los yacimientos nos dicen que la presa principal de los
pueblos de Clovis fue el mamut, que en ocasiones se ha hallado en
lo que se supone son depósitos de carne congelada
olvidados o no utilizados. Se piensa que la finalidad de estos
depósitos era almacenar alimento para los duros inviernos
de las llanuras, alimentos que, en
caso de que no existiera necesidad, se dejaba perder. El mamut,
aunque principal, no era la única fuente de alimentos,
también cazaban mastodontes, formas extintas de bisonte,
caribúes, ciervos, pequeños mamíferos, se pescaban peces y
recolectaban diferentes tipos de bayas. No sabemos si los
cazadores de mamuts de Clovis lo hacían de manera
oportunista, en el curso de campañas estacionales o de
ambas maneras, lo que sí es cierto es que dominaban una
tecnología
que les hubiera permitido cualquiera de las
modalidades.
En cuanto a los restos materiales es
necesario destacar la punta de Clovis como fósil director
del complejo cultural. Si bien existen variedades regionales en
cuanto materiales
(que son siempre de gran calidad:
sílex, obsidiana…) y tecnología, la punta de
Clovis manifiesta un grado de perfección y belleza
difícil de encontrar en época prehistórica.
Es una hoja tallada por presión,
con una acanaladura proximal que avanza hasta, como
máximo, la mitad de la pieza. Esta acanaladura, que
servía para fijar la punta a un fuste con gran seguridad, es la
que le da identidad
propia (Fig. 2). Además de la punta de Clovis
también hallamos otros útiles líticos
(bifaces, objetos en forma de semiluna, núcleos, otros
tipos de hoja…) y útiles en hueso (leznas,
enderezadores de fuste…) que se relacionan con objetos
europeos y asiáticos, lo que enlazaría al complejo
de Clovis con el Paleolítico Superior del Viejo Mundo. La
mayoría de los arqueólogos piensan que la punta de
Clovis se descubrió en Norteamérica, una vez
atravesada Beringia. Muy recientes descubrimientos, sin embargo,
ponen entre interrogaciones esta tesis. En 1996
King y Slobodin informan del hallazgo de una punta con
acanaladura en Siberia, en Uptar, a 1.000 millas del Estrecho de
Bering. Es la primera de este tipo hallada fuera de América. Los autores del hallazgo opinan
que tiene una antigüedad considerable, aproximadamente de
10.000 a 11.000 años. Dado que es muy poco probable que la
tecnología se trasladara hasta Eurasia una vez inundado el
Estrecho de Bering, solo existen dos hipótesis: la primera es que la punta fuera
inventada por cazadores de Beringia y que, con la
inmersión de esas tierras, fuera trasladada después
hasta América y Siberia. Otra es que se inventara
simultáneamente en los dos continentes. Solo una mayor
investigación puede hacer que nos optemos
por una u otra alternativa.
Al final del período de Clovis se produce la
extinción masiva de las grandes especies
pleistocénicas americanas. ¿Fueron esos cazadores
altamente especializados los responsables de tal proceso?. Una
aproximación intuitiva podría hacernos inclinar por
tal posibilidad. El ser humano llega a un continente donde
encuentra a unos animales que nunca antes se habían
enfrentado con un predador tan eficaz y frente al que seguramente
no tenían un instinto defensivo. La caza masiva se
habría traducido en una extinción de los
herbívoros, en primer término, y de los
carnívoros después al disminuir críticamente
su sustento. Este panorama, sin embargo, se tambalea al revisar
el registro
arqueológico. Primero, sabemos que la dieta de los
cazadores de Clovis es mucho más variada de lo que tal
hipótesis
sugeriría. Segundo, la extinción también
afectó a especies que no se han asociado a yacimientos
Clovis, se han encontrado mataderos de mamut y mastodontes,
yacimientos relacionados con bisonte… pero no por ejemplo
de caballo o camélidos que también se extinguieron
en esa época. Parece necesario decantarse, por tanto, por
la hipótesis de que fueron los grandes cambios
climáticos, y no la expansión humana, los que
acabaron con la fauna
pleistocénica.
3. Complejo Cultural de
Folsom: 10.900-10.400 BP
Solapándose con los momentos finales de Clovis
aparece un nuevo complejo cultural, el de Folsom que, sin
embargo, va a tener una amplitud geográfica menor que el
anterior, los restos de Folsom se limitan a las llanuras, el
sudoeste de los Estados Unidos, y
la zona central y sur de las Montañas Rocosas.
Los pueblos de Folsom ya no van a ser cazadores de
mamuts, las presas principales eran una especie extinguida de
bisonte y ovicápridos, aunque se han hallado en los
yacimientos restos de camélidos parece que sus restos se
usaban para construir útiles y no existen pruebas de su
caza. Los bisontes se cazaban utilizando trampas naturales, lo
que explica las grandes concentraciones de huesos
fósiles que hallamos hoy. Estos mataderos, utilizados en
ocasiones por numerosas generaciones, son una de los principales
fuentes de
conocimiento
del complejo cultural al que nos referimos. Sabemos, por ejemplo,
que se acampaba al lado de donde se producía la matanza,
utilizando la carne, que seguramente se congelaba dado que las
cacerías se producían en invierno, a medida que era
necesario. El emplazamiento era abandonado en primavera.
Habitaban pequeñas viviendas similares a los tipis de los
posteriores indios de las llanuras y, casi con absoluta seguridad,
vestían prendas de piel.
Precisamente por comparación con estos pueblos y otros
grupos
cazadores-recolectores recientes se puede entrever cómo
sería la vida de estos paleoindios. Eran grupos que se
componían de 20 a 50 individuos, divididos en familias
nucleares de entre 4 y 10. Su principal sustento económico
era la caza, que era una actividad masculina y de prestigio,
aunque la recolección de plantas,
actividad femenina, era parte fundamental de la dieta. Eran
nómadas y su ocupación fundamental era la
supervivencia diaria. El poder lo
detentaba un varón cuyo carisma residía en ser el
mejor proveedor. La mayor parte del año el grupo se
dividía en subgrupos más pequeños, pero en
algunas ocasiones se juntaban varios grupos con motivo de
realizar rituales y cacerías masivas. Los grupos eran
territoriales y exógamos, emparejándose con
individuos de otros grupos siendo la mujer la que
se desplazaba a la residencia del marido.
La cacería se enmarcaba en toda una serie de
rituales complejos con objeto de favorecer la eficacia a la
hora de capturar un animal que se ponía a
disposición de los hombres a cambio de ser tratado con un
mínimo respeto. Una de
las características básicas de la
economía
era la cooperación, no importaba quien era el proveedor,
todos los miembros del grupo compartían el recurso, cosa
que constituía un seguro de vida en
momentos de escasez. Los individuos que más prestigio
social alcanzaban eran los mejores proveedores,
pero también, los mejores distribuidores.
Respecto al registro material
del complejo de Folsom hallamos objetos decorativos,
útiles de hueso como agujas, punzones… pero sobre
todo destacan los trabajos en piedra que muestran gran variedad y
una calidad
excepcional. Especialmente interesante es el fósil
director de este complejo cultural, la punta acanalada de Folsom,
que es similar a la de Clovis pero con la diferencia de que la
acanaladura se prolonga a todo lo largo de la pieza (Fig. 2), la
curiosidad de esta característica tipológica ha
generado gran cantidad de bibliografía. La
cuestión que se debate es
cuál es la función
que dicha acanaladura cumple. ¿Es un rasgo utilitario o
estético-artístico?. La cuestión es
interesante porque reflejaría, en último
término, diferentes modos de vida. Veamos las diferentes
posibilidades.
Respecto la opción primera, que sea un rasgo
utilitario se manejan diferentes hipótesis:
· La acanaladura cumple la función de
aligerar la pieza y obtener una mayor distancia de lanzado.
· La acanaladura busca conseguir un efecto bayoneta al
permitir un mayor flujo de sangre de la
herida y un más rápido desangrado de la presa.
· La acanaladura mejora el enmangue al adelgazar la base
de la pieza.
La primera hipótesis parece poco consistente dado
que la diferencia son muy pocos gramos de peso y muy escasa
diferencia en el lanzado, más si tenemos en cuenta que se
utilizaba un atlatl (propulsor). La segunda tampoco se sostiene
porque la mayor parte de la acanaladura va cubierta por el mango,
con lo que no se facilita el desangrado. La última es la
más comúnmente aceptada, aunque un análisis más detallado nos confirma
que tampoco es muy convincente. Siendo cierto que se mejora el
enmangue, la punta antecesora de Clovis puede cubrir la misma
mejora sin el aumento de fragilidad que conlleva la acanaladura
larga de Folsom. Hoy se sabe que el tallado tipo Folsom, aun
utilizando los mejores materiales, conlleva un mínimo de
pérdida de un 50% de las piezas intentadas, además
es un tallado muy complejo que requiere una gran inversión de tiempo. La
pregunta que surge es la siguiente, si la mejora en el enmangue
estaba conseguida por la punta Clovis sin los inconvenientes
señalados de la de Folsom ¿porqué se
desarrolla esta última técnica que supone una
significativa mayor inversión de trabajo y ninguna
mejoría en cuanto a eficacia?. Hay más preguntas
sin respuestas, si la punta de Folsom supone una mejora
técnica, ¿porqué esta mejora no es adoptada
por otras culturas contemporáneas?. Las respuestas son
más fáciles de encontrar si optamos por la
opción estético-artística.
Según Barker, los pueblos de Folsom modifican el
diseño
de Clovis añadiendo una mayor cantidad de trabajo y
dificultad en la realización de las piezas por que desean
sus cualidades estéticas. Los otros pueblos
contemporáneos no adoptan esta técnica por que, a
su vez desean las características estéticas de sus
propias puntas. Todas las puntas paleoindias son igualmente
funcionales y sus diferencias representan un arte nacional, se
hace un esfuerzo consciente para producir un diseño
representativo del grupo.
¿Son estas diferencias tecnológicas la
manifestación lítica del nacimiento de sentimientos
nacionalistas en América del norte?. Planteamos la
siguiente hipótesis. Tras la llegada a los grandes
espacios vírgenes de América del norte se produce
una gran expansión de los pueblos de Clovis. Al no existir
problemas de
recursos se
produce un rápido aumento de la población. Cuando en una zona los recursos
comienzan a disminuir se ocupa otro nicho ecológico virgen
hasta ese momento. Sin embargo, cuando todo el territorio es
ocupado por diferentes grupos y escasean las nuevas tierras,
surge la necesidad de defender el territorio y los recursos a
él asociados. Aparece el sentimiento nacional, en sus
diferentes manifestaciones, como un intento de alcanzar la propia
identidad por
oposición a otro que amenaza mis recursos y, en
última instancia, mi supervivencia. Las diferencias en
tipologías líticas son una manifestación
más de este proceso, la
mayor inversión de trabajo en la talla de las puntas no
supone una mejoría en la eficacia cinegética, pero
sí beneficia al grupo al convertirse en un elemento
simbólico de cohesión.
Barker además expone la necesidad de que las
puntas fueran realizadas por especialistas que invertirían
una gran cantidad de trabajo en realizarlas, cosa que nos
hablaría de una sociedad con una
gran cantidad de tiempo libre.
Relaciona, así mismo, la disminución en la calidad
de los trabajos líticos posteriores con una
disminución en el monto de ese tiempo libre.
En las líneas precedentes se ha intentado dar una
visión general del estado de la
cuestión de la colonización de Norteamérica
por los primeros habitantes del continente, sin embargo, algunos
datos
disonantes hacen que el panorama no resulte tan armonioso como a
primera vista pudiera parecer. En primer lugar, surge el asunto
pre-Clovis.
¿Son realmente los miembros del complejo Clovis
los primeros en ocupar el conti-nente?. Existen algunas
dudas.
Dillehay, habiendo excavado el yacimiento de Monte Verde, en
Chile, informa
de una ocupación de 33.000 años de antigüedad
datada por radiocarbono, los ocupantes de esta cueva
serían esencialmente recolectores de plantas y
crustáceos. Roosevelt encuentra niveles de
ocupación en la caverna de Pedra Pintada, en la selva
brasileña, datados en 11.000 años de
antigüedad. Estos contemporáneos tropicales de Clovis
no serían, según esta investigadora, descendientes
de aquellos, serían representantes de grupos llegados
hasta Sudamérica bordeando la costa oeste americana desde
Alaska. En la misma línea Sales Barbosa ha hallado en el
Brasil central
dos esqueletos datados, en una primera aproximación, en
11.000 años.
Barker analizando y comparando las tecnologías
líticas de Clovis y Folsom, llega a conclusiones
interesantes. Según él el complejo de Clovis
utiliza una tecnología de tallado en lascas versus la de
tallado en hojas de Folsom. Según el autor, la
tipología más parecida a la de Clovis en el antiguo
continente es la del Paleolítico Medio, anterior al 30.000
B.P. Propone una temprana migración
a América de Homo Sapiens Sapiens pertenecientes a alguna
tradición del Paleolítico Medio con
tecnología de lascas anterior al 20.000 y cercana al
30.000 B.P. Sin embargo, en algún momento entre el 17.000
y el 11.500 B.P. se produce una siguiente migración
de un mínimo contingente humano de tradición
Solutrense. Estos exportarían a los habitantes americanos
sus técnicas
de talla por percutor blando que, juntamente a la
tecnología de lascas preexistente, daría como
resultado la punta de Clovis. La pregunta que surge
inmediatamente es ¿porqué no se han hallado esos
útiles de lascas anteriores a Clovis? Barker da dos
explicaciones: una, los asentamientos serían muy escasos
por que pertenecerían a muy pequeñas bandas de
cazadores recolectores que se instalarían al aire libre y
sólo unos pocos días en cada sitio, lo que
haría muy difícil su localización. La otra
explicación es sencilla aunque sorprendente, los
asentamientos no se habrían encontrado hasta ahora por que
no se han buscado. La mayoría de los yacimientos hallados
hasta ahora han sido descubiertos por "cazadores de puntas de
flecha", no por arqueólogos profesionales. La
reacción de uno de estos investigadores aficionados al
encontrar algo diferente a lo que buscan (técnica
Levallois, por ejemplo) hubiera sido rechazarlo e irse a otro
lugar.
En cualquier caso, estos nuevos modelos de
población del Nuevo Mundo aunque muy
sugerentes y atractivos, hoy por hoy, no están sancionados
por los datos del registro arqueólógico de manera
contundente. De lo que no cabe duda es de que abren un campo de
investigación enormemente
interesante.
BARKER, T: Art and the Folsom Point. 1997.
BARKER, T: The Clovis First / Pre-Clovis Problem. 1997.
BURENHULT, G. (Ed.): Atlas Culturales de la Humanidad. Vol 2.
Más allá de Africa. Las
primeras migraciones. Ed. Debate.
1994.
MENON, S: The New Americans. 1997.
MORROW, J: The Early Paleoindian Period. 1996.
Autor:
José Mª San Román Sevillano