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El discurso democrático neoliberal




Enviado por cmarcano



Partes: 1, 2

    Indice
    1. La
    novedad como justificación de la desigualdad y la
    injusticia

    2. Los presupuestos para el debate
    sobre la democracia neoliberal

    3. Primera Tesis. (De
    carácter
    teórico-epistémico
    )
    4.
    Segunda Tesis. (De carácter
    teórico-metodológico

    5. Tercera Tesis. (De carácter
    historicista)

    6. Cuarta
    Tesis.

    7. Quinta
    Tesis

    8. Sexta
    Tesis

    9. Séptima
    Tesis

    10. Referencia
    Bibliográficas

    1. La novedad como
    justificación de la desigualdad y la
    injusticia

    A partir de la década de los ´80, con el
    advenimiento del neoliberalismo
    como paradigma
    social hegemónico, la discusión sobre la democracia
    como forma de organización política de la
    sociedad
    adquirió relevancia. Paradójicamente esta
    relevancia de la discusión no coincidió con una
    profundización conceptual de la misma. Por el contrario,
    las categorías que se pusieron de moda para
    estudiar la democracia
    fueron vaciadas cada vez más de contenidos
    económicos, sociales, políticos y
    filosóficos. En el nivel lingüístico,
    expresión de prácticas sociopolíticas, la
    palabra "democracia" perdió cualquier adjetivación
    crítica, popular o socialista. El neoliberalismo
    fue presentado como forma de modernización de la
    democracia y ambos identificados con el ejercicio pleno de la
    libertad.
    Sobre la base de esta identidad se
    hizo hegemónica una visión que redujo la
    discusión a un simple rito de legitimación
    ideológica del poder dentro
    de los límites
    del neoliberalismo. El "debate
    democrático" excluyó la alteridad y redujo la
    crítica a tímidos señalamientos sobre la
    contradicción que implica una democracia basada en un
    pensamiento
    único. La siempre postergada "perfectibilidad
    democrática" justificó la creciente
    "democratización" de la pobreza y la
    concentración del poder y reabsorbió la
    crítica difuminándola en la esperanza de la
    transformación por venir. Aún el diseño
    que no el desarrollo de
    proyectos
    políticos alternativos, entendidos como una nueva
    articulación de clases, sectores y movimientos sociales
    alrededor de una nueva conciencia
    política
    basada en una más justa distribución de la riqueza social y un
    ejercicio del poder que garantice la participación social
    en la cosa pública ha quedado en la opacidad.

    Esta obturación de la conciencia
    política y la voluntad de transformación social
    garantiza el consenso necesario para la legitimación de la
    democracia neoliberal pese a la dramática
    profundización de la desigualdad y la injusticia que ha
    traído consigo. Quizás un indicador de esta
    situación sea el hecho patético de que hoy, bromas
    aparte, dos de los críticos renombrados del sistema sean G.
    Soros y D. Kurten, mientras la critica radical a la
    dominación política de los grandes capitalistas ha
    sucumbido ante el chantaje del poder hegemónico bajo la
    argumentación de que el discurso
    critico y revolucionario es obsoleto y que la alteridad y la
    utopía de la transformación social han
    caducado.
    El panorama anterior encuentra en parte explicación en la
    forma como ha sido abordado el debate y las
    premisas epistémicas y metodológicas que se han
    hecho dominantes en el estudio de la política y la
    democracia. En efecto, se hizo dominante la lógica
    neoliberal que concibe la sociedad como el
    espacio neutral de relaciones de cooperación y la
    política como el proceso de
    negociaciones entre sujetos autónomos que, puestos
    procedimentalmente en condiciones de igualdad,
    convienen libre e igualitariamente las bases del sistema
    político, que no es otro que la democracia neoliberal,
    legitimado justamente por tal procedimiento
    libre e igual.

    El Estado como
    aparato coercitivo y de dominación fue difuminado en
    infinitos poderes locales que, como la red, no tiene un centro de
    gravedad y, por tanto, garantiza las condiciones de igualdad para
    todos. Las múltiples manifestaciones del poder como
    sustancia y contenido de las relaciones de dominación
    política, prerrequisito indispensable de las relaciones de
    explotación capitalista y la violencia y
    las múltiples formas de manipulación
    ideológicas en que se basan estas relaciones, han quedado
    relegados al pasado como parte de una visión que se
    pretende hoy obsoleta. La crítica suena como un
    arcaísmo "jurásico" disonante en los "sutiles"
    oídos de los magnates del capital,
    acostumbrados a la embriagadora e innovadora melodía del
    incremento constante y sonante de sus ganancias. Bajo el
    artificio de la actualidad de lo novedoso, de lo que en su
    emergencia desconoce su historicidad y "deslumbra" con su
    áurea de auto referencia, se descalifica cualquier
    visión critica de la sociedad, con el ejercicio de una
    jerga mass mediatica, basada en el dominio de la
    "palabra vacía" apenas recubierta de la cientificidad que
    le otorga cierta academia.

    La realidad sociopolítica, sin embargo, se
    empeña porfiadamente en mostrar la verdadera actualidad
    del capital: haber
    puesto de moda otra vez
    -ya había sucedido en la primera mitad del siglo pasado-,
    bajo la exégesis mercantil, las formas más
    bárbaras, ilegítimas e ilegales de violencia
    estatal y una profundización de la desigualdad y la
    injusticia sin precedentes en la historia humana que,
    paradójicamente, se legitiman en nombre de la
    "democracia", esta vez sin enemigo comunista a la vista. Esta
    profundización de la desigualdad y la injusticia, en
    momentos en que la sociedad ha alcanzado las más altas
    cotas de desarrollo
    científico y tecnológico, cuestionan el principio
    liberal de la escasez relativa y claman por una conciencia humana
    sensible al sufrimiento que se infringe de manera impune e
    innecesaria a la inmensa mayoría de seres humanos en todo
    el planeta, a consecuencia de la brutal concentración de
    la riqueza social y su irracional despilfarro por unos
    cuantos.

    Como causa y consecuencia de lo anterior, la
    política ha sido reducida, por un lado, a una mera
    descripción de los hechos mediante el
    expediente del reductivismo cientificista. Por otro lado, ha sido
    desnudada de cualquier mediación humana solidaria y
    reducida a una simple mediación perversa del poder, en el
    mejor sentido de la razón negativa hobbesiana, apenas
    disimulada con la "hoja de parra" de una "ética"
    que, sustentada en esas caricaturas de principios que
    son la libertad
    negativa mercantil y la igualdad de oportunidades son, en verdad,
    una defensa del capital y, en tanto tal, una justificación
    de la obliteración de la vida del sujeto
    social.

    A lo anterior ha venido a sumarse un nuevo concepto: la
    "democracia en red", la "democracia
    electrónica" o la también llamada
    "república electrónica" que ha ganado no pocos
    adeptos, los cuales confían en que las tecnologías
    de información y comunicación estén en capacidad de
    resolver los grandes problemas
    sociales y transformar la democracia representativa en
    participativa, superando "las debilidades, las incoherencias y
    las ficciones, tantas veces denunciadas, de la actual estructura
    parlamentaria y representativa de la democracia. Una vez
    más, pues, se asigna a la tecnología un
    papel
    taumatúrgico en la resolución de cuestiones de
    fondo de nuestra sociedad". (Maldonado, 1998: 13)

    La mistificación ideológica de la
    democracia es recubierta ahora por el determinismo
    tecnológico, ambos tributarios de los grandes monopolios
    que se han apropiado de los mass media y de las redes, a través de
    todo el proceso de
    liberalización y privatización de los medios de
    comunicación que, convertidos ellos mismos en la
    principal forma de acumulación de capital y considerando
    su potencia y
    penetración a través de las llamadas por Adorno
    industrias
    culturales, producen y reproducen incesantemente una escala
    distorsionada de valores en la
    más gigantesca operación de envilecimiento de la
    conciencia social y política que conozca la historia.

    De esta manera, apoyándose en el predominio de la
    "palabra vacía", ahora potenciado por el fetichismo
    tecnológico; en el "sentido común" que reivindica
    la actual democracia como el único sistema posible, pese a
    las evidencias irrefutables sobre su perversión; y en la
    descalificación del discurso critico y alternativo, se ha
    conformado una concepción de la democracia neoliberal que
    ha logrado obturar la conciencia de la necesidad del cambio y la
    transformación sociopolítica, pese a la
    dramática y creciente situación de
    degradación de las amplias mayorías en todo el
    mundo. Se comprende por sí mismo, la importancia de
    evidenciar las falacias de la democracia neoliberal, y de
    proponer una aproximación metódica que permita
    reconstituir la dimensión ética de
    la democracia como proyecto
    político de las mayorías con una orientación
    praxistica transformadora. En lo que sigue, fundamentamos unos
    presupuestos
    básicos de los cuales derivamos algunas tesis de
    aproximación de estudio de la democracia.

    2. Los presupuestos
    para el debate sobre la democracia neoliberal

    Nuestro primer supuesto es considerar que una
    aproximación a una caracterización correcta de la
    democracia neoliberal, debe tomar en cuenta que el orden social
    es el resultante de: a) el nivel alcanzado en el desarrollo de
    las fuerzas productivas y el modo y las relaciones sociales de
    producción, dentro de las que cabe destacar
    la centralidad de la explotación en los procesos de
    acumulación. b) las formas sociopolíticas
    específicas de dominación que garantizan tales
    relaciones de explotación. c) las formas socioculturales y
    el imaginario social que se hacen dominantes en un momento dado,
    que operan dialécticamente reflejando y condicionando a la
    vez, las relaciones de explotación y dominación que
    reproducen y legitiman. Tales dimensiones se articulan a
    través de las prácticas de los sujetos sociales
    constituyendo la estructura
    básica de la sociedad, que constituye el espacio donde hay
    que investigar el sentido real de la democracia
    neoliberal.

    El segundo supuesto explicita un enfoque
    epistémico y metodológico que permita la
    superación del reduccionismo cientificista de la
    política y la recomposición de su dimensión
    ética. En otras palabras, reivindicamos un enfoque
    epistémico fundamentado en una praxis axiológica
    que, por un lado, excluya el oportunismo ético que deriva
    del mercantilismo
    como fundamento social y, por otro lado, produzca un conocimiento
    que, como totalidad concreta, se oponga al abstraccionismo
    político o dominio de la
    "palabra vacía" propio del discurso político
    hegemónico. En suma, rescatamos la vigencia de la
    filosofía política y la teoría
    crítica como camino para orientar conceptualmente la
    construcción de nuevos espacios
    democráticos a través de la praxis política
    transformadora del sujeto social y la recuperación de la
    utopía como horizonte ético posible.

    El tercer supuesto replantea las relaciones entre
    igualdad y libertad, un viejo problema de la teoría
    política moderna. Se trata de cuestionar la igualdad que
    propone el discurso político neoliberal en tanto igualdad
    formal y la libertad negativa en tanto actitud
    defensiva de los propietarios frente a los no propietarios o la
    ingerencia redistributiva del Estado. Ambos
    principios,
    libertad e igualdad, como fundamentantes de la democracia
    neoliberal fallan a la luz de la
    experiencia, pues es imposible que tal régimen exprese
    realmente libertad alguna con un sujeto social fragmentado,
    alienado ideológicamente y extrañado de su propia
    condición humana por la absoluta miseria a que ha sido
    reducido a consecuencia, justamente, de la profundización
    de las desigualdades sociales. Sospechamos la invalidez del
    principio liberal de la escasez relativa frente a los grandes
    desarrollos actuales de la ciencia, la
    tecnología
    y las potencialidades productivas alcanzadas y creemos que se
    trata de una cobertura de la desigualdad, con el socorrido
    argumento de la competencia que,
    librada entre desiguales (propietarios y no propietarios) solo
    conduce a la profundización de la desigualdad como ha
    sucedido de forma brutal en la era de la
    globalización neoliberal.

    En definitiva, se trata de evidenciar la
    obliteración que el capitalismo en
    su fase actual representa para la producción, reproducción y desarrollo de la vida humana
    y el bloqueamiento del desarrollo de las fuerzas productivas. En
    otros términos, de examinar y evidenciar las formas
    específicas en que toma cuerpo la profundización de
    la contradicción entre el carácter
    crecientemente social de la producción que no es otra cosa
    que la revolución
    científica tecnológica actual en tanto "el
    conocimiento o intelecto colectivo social general se ha
    convertido en fuerza
    productiva inmediata" (Marx, 1973: 221,
    2 vol), por un lado; y por el otro, el carácter
    cada vez más mezquino del consumo, que
    hace de la "vida social" de la mayoría una circunstancia
    miserable e inhumana. En suma, mostrar la agudización de
    la contradicción entre la racionalidad parcial y la
    irracionalidad total del sistema.

    El cuarto supuesto plantea la urgente necesidad de la
    recomposición de la utopía como horizonte
    ético de trascendencia de las prácticas sociales
    meramente encaminadas al éxito
    mercantil. Ello solo es posible a través de
    prácticas sociales que superen la explotación y la
    cosificación, lo que hace necesario a) diferenciar
    claramente los procesos de
    trabajo como condición perenne de vida del hombre de los
    procesos de valorización como condición de
    acumulación del capital, a lo que habría que
    agregar también, que la sociedad es naturaleza
    humanizada, es decir, extensión y medio de vida humana, lo
    que obliga a frenar la irracional destrucción de la
    naturaleza
    misma, como condición de existencia del hombre. b)
    confrontar radicalmente la subsumisión de los procesos de
    trabajo a los procesos de valorización, o lo que es lo
    mismo, defender radicalmente la vida humana seriamente amenazada
    hoy por la voracidad del capital bajo el régimen
    neoliberal. c) propugnar practicas sociales participativas,
    comunitarias, solidarias y cooperativas,
    particularmente alrededor del trabajo, lo que implica
    prácticas sociales dialógicas, transparentes,
    racionales, criticas y humanas. d) reconstruir la utopía
    como horizonte ético posible como contenido del proyecto
    transformador el cual debe tener como eje la
    reconstrucción y recuperación de la subjetividad
    social.

    En otras palabras, entendemos la democracia como la
    sustantivación de la política, como la
    participación ciudadana en el espacio público
    constituido por el despliegue ético a través de
    prácticas sociales conscientes dirigidas a la defensa
    radical de todo aquello que permita el florecimiento de la vida
    humana en el mejor sentido aristotélico. Estos
    presupuestos fundamentan algunas tesis que
    desarrollamos a continuación, más como puntos de
    partida para la reflexión que como soluciones
    cerradas sobre cómo abordar el estudio de la democracia
    neoliberal con miras a descodificarla como lo que es: el discurso
    ideológico del poder político
    hegemónico.

    3. Primera Tesis. (De
    carácter
    teórico-epistémico)

    La sociedad es una totalidad histórica
    contradictoria
    Partimos de considerar la sociedad como una totalidad en movimiento
    contradictorio generado por la práctica social resultante
    de las relaciones de hegemonía, subordinación y
    emancipación que se establecen entre las diferentes
    clases, grupos y sujetos
    sociales en la defensa de sus intereses. Tales intereses,
    determinados históricamente, atraviesan la totalidad
    social, generan lógicas relativamente autónomas y
    crean y recrean diversas dimensiones ideológicas que
    solapan las ideas dominantes al interior de sociedad. Rechazamos
    pues la neutralidad axiológica y la abstracción
    universalizante y asumimos el análisis crítico concreto. Las
    consideraciones abstractas, al vaciar los conceptos de su carga
    cognitiva, es el camino para generalizaciones invalidas que
    terminan operando como simples coberturas ideológicas de
    la realidad.

    De lo anterior se sigue la consecuencia de que el
    conocimiento de lo social sólo es posible si se
    considera tal conocimiento
    como una totalidad concreta, esto es, como la síntesis
    teórica que selecciona la diversidad y la articula como
    unidad de aquellas determinaciones de lo real que configuran el
    espacio de la política como un todo orgánico
    diferenciado. Es decir, la "vida real" como escenario de
    prácticas sociales objeto de estudio es abrazada por el
    despliegue metódico, contrario a paradigmas de
    lógica
    cerrada y autoreferente. La tensión entre estas
    determinaciones, que se articulan de manera diversa en cada
    momento concreto del
    devenir de los hechos sociales, constituye su historicidad y el
    núcleo de su contradictoriedad, sin cuya
    comprensión la aprehensión de la complejidad de lo
    real se ve severamente limitada. En otras palabras, los hechos
    sociales y políticos solo pueden explicarse correctamente
    en el contexto del tejido histórico-social que los
    contiene, cuyo presente es siempre es un presente
    historizado.

    4. Segunda Tesis. (De
    carácter
    teórico-metodológico)

    La política es la síntesis
    de prácticas sociales articuladas alrededor de intereses
    contrapuestos
    De la tesis anterior, se siguen las
    siguientes consecuencias metódicas:
    Podremos aproximarnos a una comprensión de la naturaleza
    de la democracia, como hecho social concreto y
    materialización de la política y como
    expresión que al menos lingüísticamente y como
    imaginario social se pretende esencialidad de los
    regímenes sociopolíticos, si consideramos al menos
    los siguientes presupuestos:

    a) La política, como hecho social, es el
    resultado de la práctica de sujetos sociales. La dinámica de dichas prácticas
    consideradas como procesos abiertos constituyéndose en
    tanto que despliegue de intereses contrapuestos, es el tejido
    sustantivo de lo político. De allí se sigue la
    necesidad de superar los enfoques cosificados, que consideran la
    democracia, en tanto que principal hecho político, como
    "algo" autónomo de la práctica social,
    independiente de condiciones históricas, expresión
    de intereses sociales generales que sólo pueden ser tales,
    en tanto expresan una sociedad homogeneizada mediante el
    artificio de vaciarla de sus determinaciones concretas. La
    democracia se asume así como el espacio al que se accede
    desde una externalidad al mismo, que no demanda
    el trabajo
    político constante del sujeto social. Se oculta que la
    democracia como régimen sociopolítico sólo
    es posible si se construye a través de las
    prácticas permanentes de los sujetos sociales articuladas
    alrededor de diversos grados de conciencia política.
    b) Las prácticas sociopolíticas están
    condicionadas por intereses articulados alrededor de
    diferenciados grados de conciencia social que resultan de
    cómo el sujeto sintetiza interiormente sus condiciones
    materiales de
    existencia. Como pares dialécticos, conciencia
    sociopolítica y condiciones materiales de
    existencia se niegan en la unidad con su contrario, pero tienen
    una relativa autonomía y una recíproca y alternante
    condicionalidad que siempre dependerá de las
    circunstancias concretas. En las condiciones actuales de
    cosificación massmediatica y predominio de la "palabra
    vacía", la conciencia social crítica se encuentra
    severamente debilitada.
    c) La aproximación al conocimiento de la democracia y su
    problemática, la asume como proceso, y en tanto tal, la
    concibe de manera dialéctica, es decir, como proceso
    abierto que supone su propia reelaboración en la medida en
    que, como hecho político concreto se configura como
    resultante de prácticas sociales no homogéneas. Se
    sigue entonces que, las premisas metódicas al desplegarse
    de una manera específica y de acuerdo a una historicidad
    particular, excluyen a priori la dogmatización
    metódica y la universalización
    banalizante.

    Consecuencias y despliegue de la tesis:
    a) Diferenciamos como clases, grupos y sujetos
    sociales con prácticas claramente diferenciadas alrededor
    de intereses también diferenciados y en algunos casos
    encontrados irreconciliablemente: Instituciones
    supranacionales tales como el Fondo Monetario
    Internacional, FMI; el Banco Mundial,
    BM; la
    Organización Mundial del Comercio,
    OMC; la
    Organización de las Naciones Unidas,
    ONU, etc. Estados
    y Gobiernos (diferenciando Estados y gobiernos de la
    tríada, Estados y gobiernos de la megaperiferia, Estados y
    gobiernos ex-"comunistas", gobiernos "socialistas"). Capitalistas
    privados independientes y sus corporaciones monopólicas
    transnacionales. Partidos
    políticos, Movimientos sociales, clases y sectores
    sociales, diferenciados socio-político-culturalmente. El
    tejido de tales prácticas está unido por el hilo de
    las mediaciones socio-político-culturales, que en tanto
    representaciones sociales invaden el imaginario social, desde
    donde, en clara escisión con el mundo real, imponen
    conductas que retraolimentan prácticas sociales. Entre
    tales representaciones destacan, progreso, tecnología,
    democracia, libertad, igualdad y bienestar social, todas
    constitutivas del discurso político hegemónico, que
    potenciadas por el despliegue de las tecnologías de
    información y comunicación, articulan las
    fantasías sociales que operacionalizan el sistema y
    resuelven las tensiones internas a través de las
    prácticas consensuales. Como es evidente, la sociedad no
    es un todo homogéneo y armonioso y por tanto, la
    política deberá rendir cuenta de su estatuto
    epistémico y de los intereses a los cuales sirve, de lo
    contrario quedará en el nivel de la simple cobertura
    ideológica, vaciada de sus determinaciones concretas.
    b) Los intereses de las diversas clases y sujetos sociales, como
    factor determinante de la conformación de la sociedad y
    del espacio de la política, se articulan
    básicamente alrededor de las relaciones de propiedad y de
    un imaginario social que consolida en la vida cotidiana los
    grandes discursos
    ideológicos, los cuales no son neutrales, ni generales,
    sino que obedeciendo al interés
    particular de determinadas clases y sujetos sociales son
    impuestas a través de prácticas basadas en su poder
    económico y político y transformadas en "ideología de la vida cotidiana" mediante
    las políticas
    públicas de los Estados y gobiernos; los aparatos
    ideológicos, entre los que destaca el sistema educativo y
    la academia universitaria en tanto supuesta depositaria del saber
    científico, y las propias prácticas políticas
    de la sociedad.
    c) Los intereses socio-políticos comunes no generan
    prácticas homogéneas lineales de tales sujetos
    sociales. Generan más bien lógicas sociales, con
    relativa autonomía, que tiende a alinear las
    prácticas políticas cuando los intereses comunes se
    ven amenazados. Tales lógicas operan dentro de un contexto
    de diversidad de estrategias de
    los sujetos sociales en un escenario de fragmentación y
    recomposición constante de los agentes y sus relaciones,
    particularmente en los momentos de crisis.

    En conclusión, no es posible estudiar la sociedad
    como un todo homogenizado por la simple intencionalidad de la
    "cooperación social", dejando de lado la insociabilidad
    que deriva de intereses contrapuestos que en última
    instancia se explican por las relaciones de explotación y
    dominación imperantes, la que justamente convierte la
    sociedad en un espacio contradictorio y conflictivo. Tampoco
    puede estudiarse la política partiendo del supuesto de que
    ella es aquel espacio neutral de relaciones entre sujetos
    vaciados de sus determinaciones sociales y, por tanto de sus
    intereses, única manera de ubicarlos en una
    posición simétrica de igualdad. Como consecuencia,
    la democracia como sustantivación de un régimen
    sociopolítico no puede ser asumida como un simple procedimiento,
    vaciado de las determinaciones concretas que determinan la
    sociedad y la política. Reducir la política y la
    democracia a un simple procedimiento, obliga a la construcción de un sujeto social que para
    poder ajustarse a tal procedimiento, debe abjurar de su yo
    empírico y fundamentar su eticidad en la ignorancia, como
    supone Rawls. Como ha señalado correctamente Castoriadis:
    "La ´filosofía política´
    contemporánea –como también el núcleo
    de lo que pasa por ser ciencia
    económica- está fundada sobre esta ficción
    incoherente de un individuo sustancia, bien definido en sus
    determinaciones esenciales, fuera o frente a toda sociedad: sobre
    esta absurdo se apoyan necesariamente la idea de la democracia
    como simple "procedimiento" y el pseudoindividualismo
    contemporáneo. Pero fuera de la sociedad el ser humano ni
    es bestia ni es Dios (Aristóteles), pues simplemente no es, no
    puede existir, ni físicamente ni, sobre todo,
    psíquicamente"

    5. Tercera Tesis. (De
    carácter historicista)

    La globalización neoliberal o la etapa
    histórica del predominio total de los propietarios del
    capital monopólico mundial
    De las tesis anteriores se sigue la necesidad de un enfoque
    historicista como clave de conocimiento de los procesos reales y
    de reconocimiento de nuestra identidad e
    inserción social en los mismos. Esta tesis puede resumirse
    en:
    a) son los hombres, a través de sus prácticas
    sociales los que hacen la historia. No existe ni un determinismo
    histórico ni una ley
    suprahistórica que se imponga ciegamente a la practica
    social. Rechazamos pues una visión teleológica de
    la historia.
    b) prácticas sociales diferenciadas, como síntesis
    de circunstancias concretas, obligan a una
    contextualización específica del hecho
    político, esto es, de la democracia y sus problemas.
    c) con el advenimiento de la modernidad se
    establece una diferenciación de esferas: en la base, el
    marco para la "vida material" cotidiana (organización del trabajo, vida familiar,
    cotidianidad). En un nivel medio, el escenario mercantil de
    intercambios de acuerdo a la división del trabajo,
    (subsistema autónomo del mercado.) En un
    nivel superior, poder político, (subsistema
    autónomo del Estado), articulación de las clases,
    grupos y agentes sociales y resolución de
    contradictoriedad de intereses en el nivel político local,
    regional y mundial. La diferenciación y relación
    que se establece entre estos niveles diferenciados es clave en el
    análisis.

    El despliegue de la tesis:
    1) Como bien señala Del Águila, la democracia como
    concepto
    hegemónico de las prácticas políticas, es de
    muy reciente data, 1989. Tal delimitación
    cronológica es de gran importancia para no establecer
    generalizaciones arbitrarias.
    2) Una contextualización de la democracia neoliberal, para
    poder identificar las tendencias de su desarrollo aconseja la
    siguiente caracterización: La fase actual de desarrollo
    del capitalismo,
    conocida como globalización neoliberal, articula
    dialécticamente al menos los siguientes procesos: a) La
    crisis del
    régimen de acumulación de postguerra y las diversas
    políticas anticrisis puestas en marcha por los grandes
    centros de poder a partir de 1970. b) La ocurrencia de la
    revolución
    científico tecnológica con su desarrollo de las
    tecnologías de información y comunicación,
    el desarrollo de nuevos materiales y el dominio de las formas
    vivas a través de las biotecnologías, convertidas
    en el factor clave de la evolución de la actual sociedad. c) La
    emergencia de un nuevo paradigma
    productivo basado en la flexibilización de los procesos de
    valorización y la precarización de las condiciones
    de vida de las amplias mayorías. d) El colapso del
    "socialismo
    real" y la crisis de los paradigmas, la
    alteridad y la utopía. e) El ascenso del neoliberalismo
    como paradigma social hegemónico, cuyo núcleo
    central es la hegemonía mercantil, el "globalismo", el
    "Estado mínimo", la privatización de "lo político" y el
    relanzamiento de la democracia bajo su forma neoliberal. f) La
    hegemonía de una cultura basada
    en el consumismo hedonista elitesco, la cosificación
    mercantil y la exclusión de las grandes mayorías
    del bienestar social. Además, es clave considerar que la
    confluencia de estos múltiples y complejos procesos que se
    condicionan y complementan recíprocamente, está
    articulada hegemónicamente por los propietarios del
    capital financiero, los productos de
    la revolución científico tecnológica y los
    grandes monopolios que al integrar mundialmente sus actividades
    sobre la base de las tecnologías de la
    comunicación y la información, han sumido bajo
    su dominio los procesos políticos y sociales.

    Las consecuencias
    Las consecuencias de este proceso pueden sintetizarse
    así:
    Tanto el nivel de la vida material cotidiana como el nivel
    político han sido reabsorbidos totalmente por el nivel
    mercantil. La racionalidad instrumental mercantil de la ganancia
    se ha transformado en una expresión de la racionalidad
    humana misma. El capital es la máxima potencia. La
    enajenación lingüística fundamenta las
    práctica socio-políticas hegemonizadas por el
    capital: toda la organización de la vida social,
    política y cultural tanto pública como privada debe
    organizarse en función de
    los intereses de los inversionistas, ergo, los dueños del
    capital, so pena estar condenados a la "barbarie". En otras
    palabras, no existe alteridad posible al dominio de los
    propietarios del capital. Paradójicamente el pensamiento
    único se legitima, criticando la alteridad como ideología perversa y proclamando su
    muerte, aunque
    para ello tenga que decretar el "fin de la historia"

    La revolución científico
    tecnológica, en tanto privatizada al servicio de la
    acumulación, ha profundizado la brecha entre fuerzas
    materiales y relaciones sociales de producción, o en
    lenguaje
    ortodoxo, ha profundizado la brecha estructural entre una
    oferta
    tendencialmente ilimitada y una demanda cada
    vez más deprimida por la caída del ingreso y el
    empleo. Esto
    determina algunas de las más fuertes tendencias de la
    economía y
    la política mundial, claramente definidas a favor de los
    propietarios del capital, con gran incidencia en "lo
    político", particularmente en el funcionamiento del Estado
    y su política
    económica, guiadas por las necesidades de
    acumulación del capital financiero que requiere: – amplios
    espacios y garantías para la especulación
    financiera; – liberalización total de la economía para poder
    valorizarse, causa última del renacer de la
    hegemonía de las tesis mercantiles; – obediencia a la
    lógica de sus intereses de las organizaciones
    supranacionales, los Estados y gobiernos de la "megaperiferia"
    que convierten estos intereses en políticas
    públicas de obligatorio cumplimiento; – retiro del Estado
    como instancia que a través de una planificación autónoma obstaculiza
    la acumulación del capital, planificada rigurosamente bajo
    los intereses corporativos; – transferencia de los bienes
    públicos a estos propietarios mil millonarios como
    escenarios para ocupar rentablemente los excedentes de capital
    especulativo, razón del ataque contra el Estado de
    bienestar social y el propio estado democrático;
    -utilización del poder de los Estados y gobiernos
    centrales como apalancamiento de las políticas de los
    grandes monopolios transnacionales, -abandono por parte del
    Estado de su responsabilidad
    social y concentración del ingreso nacional como
    palanca al servicio de la
    acumulación privada.

    En conclusión, estas tendencias determinan en
    buena medida el discurso y el funcionamiento de la instancia
    política, cuya cobertura es justamente el relanzamiento de
    la democracia neoliberal, que no es otra cosa que la propuesta de
    un nuevo contrato social
    (el neocontracturalismo) cuyos objetivos
    centrales son: -Legitimar las nuevas formas de propiedad
    resultantes de la concentración grotesca del capital y los
    medios de
    producción, a través de la hegemonía de la
    lógica y la ética mercantil. -Crear el marco
    institucional necesario al predominio total de los monopolios y
    el capital transnacional, particularmente del financiero.
    -Convertir cualquier actividad humana en esfera de inversión del capital para que pueda vivir
    el capital especulativo: la salud, la educación, la
    policía, los espacios públicos, las comunicaciones
    etc., deben transformarse en esfera de inversión y el ser humano solo recibe
    licencia para vivir y participar en algún sector de la
    sociedad en la medida en que sirva a estos intereses en una feroz
    lucha contra el Otro a través de la competitividad, máxima norma de las
    relaciones sociales neoliberales, que recuerdan el "estado de
    naturaleza" hobbesiano. -Eliminar cualquier responsabilidad social del Estado restringiendo su
    papel al de
    aparato de sustento jurídico y coercitivo de la
    acumulación del capital. La liberación de las
    condiciones de venta de la
    fuerza de
    trabajo y la seguridad
    social a las fuerzas mercantiles, obscurece y refuerza la
    centralidad que sigue teniendo la explotación en los
    procesos de acumulación del capital, pese a los alegatos
    sobre el fin del trabajo como fuente de todo valor o el
    decreto de defunción de la ley del valor como ley
    fundamental que rige el modo de producción del capital,
    sustentada en las modificaciones que introduce en los procesos de
    valorización la actual revolución científico
    tecnológica.

    Puede verse aquí claramente la relación
    entre los intereses de los propietarios del capital y las
    modalidades necesarias a su acumulación y el discurso
    político hegemónico. La llamada
    modernización de la democracia bajo la égida
    neoliberal, es decir, la democracia neoliberal, no es otra cosa
    que la propuesta de un nuevo contrato (el
    neocontractualismo) que, al igual que el contrato
    clásico, busca legitimar las nuevas formas de propiedad,
    el predominio absoluto de los propietarios, el desmantelamiento
    del Estado de bienestar, la privatización de los espacios
    y los activos
    públicos, la imposición de la hegemonía
    mercantil y la competitividad. El resultado es una sociedad
    caotizada y violenta, en la que la exacerbación del
    individualismo rompe todos los nexos sociales de solidaridad y
    bloquea cualquier proyecto comunitario de construcción
    social. Este modelo de
    "democracia" sólo es posible desde una episteme escindida
    de cualquier escala
    axiológica que no sea la mercantil, lo que ha conducido al
    oportunismo ético tan en boga en nuestros días,
    pues la única racionalidad válida es la mercantil.
    El éxito
    social, cuyo basamento es el éxito mercantil o la
    absorción por las esferas del poder político a su
    servicio constituyen la máxima aspiración social.
    La consecuencia es la expulsión de la ética
    humanista de las relaciones sociales, a través del dominio
    de la palabra vacía, vale decir, del abstraccionismo
    político basado en construcciones teoréticas que
    parten de un sujeto abstracto, una sociedad vaciada de sus
    determinaciones concretas y la reducción de la democracia
    a un simple procedimiento.

    Partes: 1, 2

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