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Problemática Epistemológica de la Pedagogía




Enviado por carlos_si



    Indice
    1.
    Introducción.

    2. Marco Teórico
    Referencial.

    3. Desarrollo
    Temático
    .

    5. Conclusiones.
    6. Bibliografía.

    1. Introducción.

    Cuando se plantea el tema de la "Problemática
    Epistemológica de la Pedagogía", o, dicho de otro modo, si la
    pedagogía es o no una ciencia, cabe
    preguntarse: ¿tiene sentido esta discusión?.
    Si tomamos como referencia a las ciencias
    positivas o fácticas, a las que también suele
    llamarse básicas, vemos que la matemática
    constituye la base sobre la que se apoyan todas las demás.
    Seguiría la física, cuyo "idioma"
    es la matemática, pudiendo considerarse a la
    química
    como un compendio de casos particulares de la física. El campo de
    la biología
    es la interpretación de un conjunto especial de procesos
    físicos y químicos. Todos los seres vivos
    están constituidos por sustancias químicas, y su
    comportamiento
    obedece a leyes
    físicas. Ocurre lo mismo con la geología,
    ya que las rocas son
    agregados de minerales, los
    que constituyen las formas cristalinas de ciertos grupos de
    compuestos químicos. Las modificaciones que los minerales y
    rocas
    experimentaron desde el comienzo se rigen por leyes
    físicas. La meteorología comprende la
    interpretación de los procesos
    físicos que tienen lugar en la atmósfera, la cual
    está a su vez compuesta por un grupo reducido
    de moléculas.

    ¿Quién puede negar la validez como
    ciencias de
    las disciplinas descriptas en el párrafo
    anterior, a pesar, y tal como se vio, que las mismas siempre
    están englobando una o más de una de las otras?
    ¿Es necesario hallar los elementos que indiquen que la
    pedagogía es una ciencia?
    Sí, desde el punto de vista epistemológico. Pero la
    pedagogía abarca un grupo
    específico de conocimientos que tienen que ver con
    el hombre.
    Entonces, desde el punto de vista del hombre,
    ¿cuál es la importancia de esa pregunta?

    Los profesionales de la salud no se plantean si la
    medicina es una
    ciencia, y si ellos son científicos, sin embargo curan.
    Con este criterio podemos decir que los pedagogos, en vez de
    plantearse la validez científica de la pedagogía,
    tendrían que… ¿…? ¿Educar? No!, si los
    que educan o enseñan son los docentes. Entonces,
    ¿qué hace un pedagogo? ¿Qué es lo que
    investiga un pedagogo? ¿Cuál es el objeto de
    investigación de un pedagogo?
    ¿La educación?
    ¿La enseñanza? ¿Los educandos?
    ¿Los educadores? Probablemente, podamos decir que todos
    estos actores son estudiados por la pedagogía.

    Sin embargo, hay que tener en cuenta que la
    pedagogía no educa ni enseña, ya que eso compete a
    los docentes. Si planteamos que corresponde a la pedagogía
    decidir sobre los contenidos de la enseñanza, podemos encontrarnos frente a un
    planteo ético. ¿A quién compete decidir
    qué es lo que se enseña? ¿A los padres?
    ¿Al gobierno?
    ¿A los pedagogos? Si tomamos como educandos sólo a
    los habitantes con edades entre 0 y la conclusión de la
    etapa de la adolescencia,
    ¿quiénes son responsables de la educación? Si
    consideramos que tienen que ser los padres, entonces corresponde
    decidir a ellos sobre los contenidos de la educación. Pero la
    mayor parte de los padres no son ni docentes, ni pedagogos. Es
    así que es el gobierno quien
    toma para sí la responsabilidad de todas las decisiones referentes
    a educación,
    pero, ¿le corresponde?

    En esta confrontación de responsabilidades entre
    padres y gobierno, ¿cuál es papel de la
    pedagogía? Puede hallarse en esta pregunta el sentido de
    la existencia de la pedagogía, en forma independiente del
    hecho de ser o no una ciencia. ¿Por qué no
    considerar a la pedagogía como la disciplina que
    se dedica a investigar sobre las formas y medios para
    hacer más eficiente a la educación, en cada una de
    las etapas de la vida de los humanos, y en cada época?
    ¿No es ésta una contribución fundamental a
    la humanidad? ¿Para qué, entonces, continuar con el
    planteo sobre la validez científica de la
    pedagogía?
    Siguiendo la línea argumental de Laeng, citado por
    Stouvenel (1998), el objetivo del
    presente trabajo es quitar trascendencia a la discusión
    sobre la "Problemática Epistemológica de la
    Pedagogía".
    Tratándose, como se trata, de una monografía, y no de un trabajo de investigación, no puede seguirse todo el
    esquema de Ander Egg (1995), ya que la bibliografía consultada
    forma parte del cuerpo principal del informe, y no
    corresponde hacer una descripción de métodos y
    técnicas utilizadas.

    2. Marco
    Teórico Referencial.

    Teniendo en cuenta la naturaleza del
    presente trabajo, es necesario, inicialmente, reconocer las
    definiciones de epistemología y pedagogía.
    Gianella (1995) indica que la epistemología reflexiona y teoriza sobre
    el
    conocimiento mismo, considera centrales las cuestiones
    relativas a la estructura
    interna de las teorías. Se analizan los conceptos
    lógicos y semánticos de los conceptos y enunciados
    científicos, se estudia también la
    vinculación de las teorías
    con sus referentes, empíricos o no, y las relaciones entre
    distintas teorías. También indica que los temas
    clásicos de la epistemología son los relativos al
    modo en que se organizan y se fundamentan los conocimientos
    científicos, sus características y sus relaciones hasta los
    que constituyen explicaciones e interpretaciones de la realidad
    en las distintas teorías de la ciencia
    contemporánea.
    Si como indica Gianella (op. cit.), la epistemología es
    considerada la "ciencia de las ciencias", hay que recurrir,
    entonces, a la definición de ciencia.
    Planchard (1986) define a la ciencia
    como un conjunto sistemático de conocimientos relativos a
    un objeto determinado. La naturaleza de
    este objeto sugerirá el método que
    ha de emplearse para descubrir la explicación de las cosas
    de las que se ocupa.
    En forma similar, Fernández (1999) indica que una ciencia
    autónoma es poseedora de un objeto de estudio que no se
    confunda con otro.

    Una visión diferente es presentada por
    Quintanilla (1980), citado por Fernández (op. cit.), al
    presentar a las ciencias como programas de
    investigación, mientras que lo esencial en ellas pasa a
    tener carácter
    de plan, de proyecto, de
    acción, orientadas a finalidades específicas.
    En forma semejante (1989), dice que ciencia se define por ser un
    punto de vista determinado acerca de lo real, es decir, que el
    objeto de las diferentes ciencias no son partes distintas de la
    realidad, sino distintas ciencias leen el mismo mundo
    empírico desde interrogantes diferentes. También
    puede considerarse dentro de esta visión la
    definición de Dewey (1968), cuando dice que ciencia
    significa la existencia de métodos
    sistemáticos de investigación que, cuando se
    dirigen a estudiar una serie de hechos, nos ponen en condiciones
    de comprenderlos menos azarosamente y con menos rutina.
    En cambio,
    Durkheim,
    citado por Geneyro (1990), indica que ciencia es aquella que se
    ocupa de lo que es, no de lo que debe ser; estudia lo que es
    empíricamente observable, "los hechos", y debe orientarse
    a la construcción de conocimientos destinados a
    la resolución de los problemas que
    afrontan los hombres en sus prácticas
    concretas.

    Para la interpretación de Follari (1990) sobre
    pedagogía, Danelutto (1993) define ciencia básica,
    ciencia aplicada y tecnología de la
    siguiente manera: Ciencia Básica es un conjunto de
    conocimientos sistemáticamente organizados,
    metódicamente adquiridos, que tienen como finalidad
    producir conocimiento
    científico. Ciencia Aplicada, en cambio, se
    define como la aplicación del conocimiento
    de la ciencia básica, para la producción de bienes y
    servicios. La
    Tecnología
    se caracteriza por estar conectada con la Ciencia Aplicada. La
    tecnología no solo utiliza conocimiento
    científico, sino que se vale también del
    conocimiento
    del sentido común, para la producción de bienes y
    servicios.
    Habiendo presentado la definición de epistemología,
    y diferentes enfoques sobre el significado de ciencia, hay que
    establecer como se considera a la pedagogía.
    Pedagogía, según Planchard (1986) en una
    definición sencilla, es el arte de instruir
    y educar a los niños.
    Con mayor amplitud la define como la ciencia y el arte de la
    educación. En forma semejante, Fernández (1999)
    dice que la pedagogía recurre a su objeto compacto que es
    la educación, y Planchard (op. cit.) afirma que tiene un
    objeto que no se confunde con ningún otro.
    Fernández (op. cit.) amplía el concepto
    indicando que constituye el marco explicativo y orientador de la
    práctica de los profesionales de la
    educación.

    La pedagogía tomada como ciencia, según
    Fernández (1999) responde al deseo de conocer y de buscar
    comprender racionalmente el fenómeno educativo y los a
    él relacionados. Así el deseo del hombre de
    conocer, lo lleva a investigar y con el resultado de las investigaciones
    científicas se incrementa el cuerpo metódicamente
    formado y sistematizado de conocimientos pedagógicos.
    Según Follari (1990) no habría una ciencia
    básica que pudiéramos llamar ciencia de la
    educación, sino que existen ciencias aplicadas a la
    educación, que se constituye con los aportes de otras
    disciplinas sociales y, que de alguna manera van a marcar que las
    ciencias de la educación son más bien una
    tecnología, ya que su fin es la producción de
    nuevos avances
    tecnológicos en materia
    educativa.
    Todas las definiciones mencionadas indican que la
    pedagogía se ocupa de la educación, pero, como se
    pregunta Planchard (1986): ¿Qué es la
    educación? Este mismo autor dice que
    etimológicamente educar (e-ducere) es modificar en un
    sentido determinado, es conducir de un estado a otro.
    Y afirma, también, que el significado de la
    educación es la educabilidad, es decir, la virtualidad
    humana de preservar en su ser, de adquirir experiencia, de
    realizar la perfección de la que es capaz. Del mismo modo
    indica que la educación consiste en una actividad
    sistemática ejercida por los adultos sobre los niños y
    los adolescentes,
    con el fin de prepararlos para la vida en un medio
    determinado.
    Fernández (1999) amplía el concepto cuando
    apunta que la educación ha tendido a la expansión,
    poblándose de significados, y es concebida como proceso
    permanente a través del cual se van desarrollando las
    potencialidades del hombre, en tanto persona
    individual e integrante de una comunidad
    cultural y social, que está sujeta a los vaivenes
    emergentes de la compleja diversidad que caracteriza el
    tránsito de la sociedad de
    hoy.

    3. Desarrollo
    Temático.

    Si se tiene en cuenta la definición de Follari
    (1990) sobre pedagogía, ¿es la discusión
    sobre su problemática epistemológica un mero
    problema de status, o, como afirma Stouvenel (1998), un asunto
    puramente económico o de distribución de puestos de trabajo?
    Consideremos la definición de ciencia que da Langlois et
    Seignobos, citado por Stouvenel (1998), que afirma "la ciencia es
    un conjunto de conocimientos y de investigaciones
    sobre un objeto, que poseen un grado suficiente de unidad,
    generalidad y capacidad de llevar a los hombres a conclusiones
    concordantes, que no resultan ni de convenciones arbitrarias, ni
    de gestos o intereses individuales , sino de relaciones objetivas
    que son descubiertas gradualmente y que son susceptibles de ser
    confirmadas mediante métodos de verificación
    definidos." Si esta definición fuera cierta, habría
    que preguntarse si realmente existe alguna ciencia. Analicemos.
    Si el conjunto de conocimientos tiene que poseer un grado
    suficiente de unidad, entonces, ¿para qué continuar
    investigando? Y, si no se investiga, ¿existe la ciencia?
    Que los hombres tengan que llegar a conclusiones concordantes, es
    una negación al avance del conocimiento científico,
    ya que es justo la disparidad de opiniones la que motoriza el
    avance de las investigaciones. Por otro lado, en los
    ámbitos científicos son extremadamente comunes las
    convenciones arbitrarias, y los gestos e intereses individuales.
    Finalmente, es cierto que se puedan definir métodos de
    verificación, pero lo que no es posible definir es la
    interpretación que se haga de los resultados de esos
    métodos.

    La definición mencionada anteriormente, tal como
    la mayor parte de las consideraciones sobre el carácter
    científico de la pedagogía, permiten suponer que
    son idealizaciones erróneas sobre la realidad de la
    ciencia, hechas por profesionales del ámbito de lo que se
    conoce como ciencias humanas, o bien por quienes nunca han
    estado cerca
    de la ciencia. Para facilitar la comprensión de las
    razones que permiten esta afirmación, es útil la
    comparación con las ciencias formales y fácticas,
    ya que a nadie se le ocurriría poner en duda su
    valoración como ciencias.
    Aunque no en toda su extensión, podría aceptarse la
    definición de Langlois et Seignobos en el caso de las
    ciencias formales (matemática y lógica), que son justamente aquellas que se
    basan sobre abstracciones, y su metodología es deductiva. Pero,
    ¿qué pasa con las fácticas? Veamos ejemplos
    conocidos por todos. Si se hubiera aceptado la unidad de las
    conclusiones concordantes de la física newtoniana, no
    hubiera existido Einstein y su física relativista, la que,
    a su vez, es puesta en partes en duda por los avances de la
    física cuántica. En la actualidad parecería
    existir concordancia con respecto a la teoría
    del "bigbang", y sus defensores se basan en la
    interpretación de los resultados de costosos experimentos.
    Pero como la física es una ciencia, y,
    ¿quién podría dudar de ello?, por suerte ya
    existen muchos que hacen una interpretación diferente de
    esos resultados. Si la ciencia resultara de "relaciones
    objetivas", como plantea Langlois et Seignobos, habría que
    preguntarse si la persistencia de la física relativista y
    la teoría
    del "bigbang" no tiene algo que ver con las características de sus creadores.
    Además de los "gestos e intereses individuales", sobre los
    que podrían mencionarse numerosos ejemplos, en forma
    extremadamente común la ciencia está regida por
    "convenciones arbitrarias", que muchas veces son de índole
    política y
    económica. Un caso conocido es el de la "cortina de
    hierro" y los
    regímenes comunistas en general. Como la autoridad
    imponía la ausencia de relaciones con el resto del mundo,
    se desarrollaron líneas de investigación y
    teorías totalmente independientes en las ciencias formales
    y fácticas.Un cambio en el enfoque rígido
    propuesto, entre otros, por Langlois et Seignobos, es dado por
    Laeng, citado por Stouvenel (1998), cuando afirma: "Si hacemos
    referencia a la historia, recordemos que la
    clasificación de las ciencias, durante siglos la empresa
    favorita de eruditos, de compiladores de
    diccionarios y
    enciclopedias, ha perdido hoy mucho su interés,
    desde el punto de vista ideológico, por los puntales
    jerárquicos que la sostenían desde el pilar
    metodológico, debido a que el crecimiento actual de los
    conocimientos es tal y se da en tan distintas direcciones que
    toda clasificación de investigación que se manejaba
    ha evolucionado desde la especulación pura hacia una mayor
    experimentación y operacionalización."
    Y siguiendo con esta idea, y el aporte de los que proponen el
    posmodernismo cuando mencionan "la muerte de
    las ideologías", se enmarca lo que recuerda Stouvenel (op.
    cit.): "…la clasificación de las ciencias y las
    disciplinas tomó un auge particular con la
    reivindicación positivista de la autonomía de la
    ciencia. Hoy, consumado ese proceso, el
    acento se pone menos sobre el desarrollo
    ramificado en direcciones y más sobre la
    intersección cada vez más densa de los diferentes
    planos de investigación y de acción.

    Las definiciones sobre ciencia dadas por Durkheim,
    citado por Geneyro (1990), Dewey (1968), y también Follari
    (1989), que fueron mencionadas anteriormente, se acercan
    más a la visión posmoderna más realista, que
    a la positivista. Justamente es el texto de
    Follari (op. cit.) el que interrumpe la rigidez de las
    exposiciones de Langlois et Seignobos, Planchard (1986) o
    Fernández (1999), en particular cuando indican que los
    conocimientos tienen que ser sobre un objeto determinado.
    Sobre el tema, dice Laeng (op. cit.): "Ya en este momento es
    prácticamente imposible implantar criterios
    taxonómicos que delimiten la clasificación de
    campos objetivos
    definidos por género y
    diferencia específica." Y Stouvenel (1998):
    "También sigue vigente la idea que afirma que un mismo
    objeto puede ser considerado desde varios puntos de vista, como
    una pluralidad de objetos formales."
    Bunge (1986), citado por Stouvenel (1998), afirmaba que a pesar
    del espacio propio que cada ciencia supone, la
    investigación actual se vuelve más
    interdisciplinaria en tanto los problemas que
    trata son más trascendentales.
    De acuerdo a esta visión posmoderna de la ciencia,
    expresada en estos últimos párrafos, es cierto que
    puede tomarse a la pedagogía como ciencia. En las
    definiciones sobre pedagogía de Planchard (1986) y
    Fernández (1999) mencionadas anteriormente, se indica que
    el objeto de la pedagogía es la educación. Los que
    relativizan su carácter científico dicen que
    ésta se basa sobre investigaciones de otras "ciencias",
    pero en la comparación con las ciencias fácticas,
    de indudable naturaleza "científica", hemos visto que esto
    no es un impedimento. Y también podemos afirmar que
    aquellos que plantean que son muchas las disciplinas que se
    ocupan de aspectos relativos a la educación,
    restándole así validez a la pedagogía, se
    han quedado con los ideales "positivistas" del modernismo.

    No es como afirma Fernández (op. cit.), que la
    biología,
    fisiología, psicología, sociología, historia, etc. son "ciencias
    de la educación". La "ciencia de la educación" es
    la pedagogía que toma investigaciones de esas otras
    disciplinas para aplicarla específicamente a su objeto, o
    trabaja en forma sinergística con las mismas en el
    desarrollo de "su objeto".
    Algunos (Follari, 1990; Stouvenel, 1998; Fernández, 1999)
    orientan la discusión a la diferenciación entre
    ciencias básicas, aplicadas, tecnologías, y, como
    Planchard (1986), arte.
    Follari (1990) "reduce" la pedagogía a la categoría
    de tecnología, y Stouvenel (op. cit.) y Fernández
    (op. cit.) se orientan hacia lo que se considera una ciencia
    aplicada (de acuerdo a las definiciones de Danelutto, 1993).
    Planchard (op. cit.) dice que es ciencia y arte, entendiendo el
    arte como la aplicación de conocimientos a la
    realización de una concepción, oponiéndose a
    la naturaleza en el sentido que realiza cosas nuevas y
    artificiales.

    Es cierto que la educación genera un individuo
    "educado" que es artificial desde el punto de vista de la
    naturaleza. Según este concepto, entre otros, los
    ingenieros son artistas, pero es muy poco probable que
    éstos interrumpan su trabajo para dedicarse a esta
    discusión. Y yendo a la diferenciación de
    categorías, Stouvenel (op. cit.) se acerca a una
    interpretación cuando expone que el sociólogo hace
    sociología, el psicólogo hace
    psicología, el químico hace química, y el
    biólogo hace biología, pero es un criterio
    incompleto. Las ciencias química y biológica son
    básicas en las investigaciones químicas y
    biológicas, pero cuando un químico "hace"
    química y un biólogo "hace" biología,
    están aplicando los conocimientos que resultaron de sus
    respectivas investigaciones. En este último caso
    serían ciencias aplicadas. Es más, teniendo en
    cuenta el argumento que la pedagogía sería una
    ciencia aplicada porque utiliza resultados de investigaciones de
    otras disciplinas, podríamos entonces afirmar que la
    física es aplicada porque utiliza resultados de
    investigaciones matemáticas, y así con todas las
    otras ciencias fácticas, sobre las que nadie pone en duda
    su carácter de "básicas".

    4.
    Interpretación.

    El "arte" de educar (Planchard, 1986) no es patrimonio de
    los "pedagogos". Prácticamente todos los integrantes de la
    sociedad, en
    alguna manera, educan. Además, cada uno también va
    educándose mediante la experiencia.
    ¿Cuál es la participación de los "pedagogos"
    en, por ejemplo, la forma como una madre "educa" a su bebé
    en la percepción
    del mundo que lo rodea, o en los contenidos que la iglesia
    católica incluye en el catecismo? ¿Tienen los
    pedagogos que expandirse más allá de lo que sucede
    con relación a las aulas? ¿Tienen los pedagogos que
    expandirse más allá de la didáctica? ¿Son los pedagogos los
    que tienen que tomar decisiones?
    En el párrafo
    anterior queda evidenciada la problemática
    epistemológica sobre la identificación del objeto.
    Pero, ¿la problemática epistemológica es
    real, o es el resultado del intento de los "pedagogos" de
    incumbir un campo cada vez más amplio? ¿Hay alguna
    razón que justifique que los pedagogos excedan el campo de
    la didáctica?Cuando Fernández (1999)
    tipifica las investigaciones pedagógicas
    enmarcándolas en la comprobación de las
    teorías sobre las prácticas educativas, y en el
    estudio de las prácticas educativas para retroalimentar a
    las teorías, está equiparando a la pedagogía
    con la didáctica.
    ¿Qué hay en el objeto "educación" más
    allá de la didáctica? Podemos mencionar a los
    contenidos, comunidad,
    instituciones,
    educadores y educandos. ¿De quién es la responsabilidad sobre todo lo que en
    "educación" esté más allá de la
    didáctica? ¿El gobierno? ¿Le corresponde?
    Cuando el gobierna toma decisiones en materia de
    educación, ¿no está avanzando sobre los
    derechos de los
    individuos? ¿Los pedagogos investigan a las comunidades, o
    los pedagogos investigan la didáctica apropiada para cada
    comunidad, y cada tipo de institución, adaptándose
    a los contenidos pretendidos?
    ¿Decide un astrónomo sobre la existencia de una
    supernova, o simplemente la describe e interpreta, adaptando
    el
    conocimiento sobre la evolución del universo a su
    existencia? ¿Decide un pedagogo sobre el posmodernismo, o
    por más que el cueste aceptar que el positivismo,
    el marxismo y el
    evolucionismo han desaparecido, tiene que desarrollar
    didácticas que se adapten a la realidad? No le corresponde
    al pedagogo modificar la comunidad, a través de las
    decisiones que pudiera llegar a tomar en materia de
    "educación".

    Si se resolviera la problemática
    epistemológica de la pedagogía, identificando la
    misma con la didáctica, ¿sienten los pedagogos que
    se está reduciendo su campo? ¿Necesitan los
    pedagogos modificar la comunidad?
    Si se aceptara, como afirma Planchard (1986), que el ser humano
    como educando resumen en sí y domina toda la naturaleza,
    que es un microcosmos en el que se encuentran todos los elementos
    de los demás seres, con el agregado de la inteligencia y
    la voluntad, ¿no obedece a un propósito más
    elevado hallar las formas para servir mejor a éste, que
    pretender moldear una comunidad?
    Si a través de la constante revisión de la
    problemática epistemológica de la pedagogía,
    existiera la intención de avanzar sobre el funcionamiento
    de la comunidad, los pedagogos tendrían que plantearse si
    con esta discusión no están perdiendo protagonismo,
    justamente en lo que concierne a su pretendido objeto: la
    educación. Si ese objeto se fuera adaptando a la mayor
    especificidad que representa la didáctica, ¿no
    pasarían los pedagogos a ser los especialistas consultados
    en las decisiones que se tomen en materia de educación? Y
    en otro nivel, no va a ser el pedagogo quien decida la oferta de una
    institución, pero sí puede ser el que determine los
    medios para
    que esa oferta sea
    llevada a cabo en la forma más eficiente.
    En el último párrafo la pedagogía
    estaría planteada como una disciplina
    tecnológica, y no como una ciencia, pero es una
    discusión carente de sentido. Por un lado, existe la
    realidad planteada por Stouvenel (1998) cuando se refiere al
    aumento en la unidad del saber, a la relación ciencia
    – técnica, que es ya indiscutible a nivel de la
    práctica, y que releva el problema teoría –
    práctica. También hay que considerar que la
    "tecnología" que desarrolla un pedagogo, se basa sobre
    investigaciones "pedagógicas", a su vez basadas sobre los
    aportes de otras disciplinas.

    5.
    Conclusiones.

    Las comparaciones propuestas en el presente trabajo
    evidencian que la pedagogía puede ser considerada una
    ciencia, y que los pretendidos problemas aparentemente planteados
    desde la epistemología, obedecen a una visión
    positivista que no representa la realidad. Que no haya unidad en
    cuanto a la definición del objeto, y sobre la
    terminología específica, no invalida el
    carácter "científico" de la pedagogía.
    Tampoco tiene sentido intentar definir a la pedagogía como
    ciencia básica, aplicada o tecnología, ya que, como
    se ha visto, pueden caber los tres adjetivos para una misma
    disciplina.
    Probablemente, el planteo sobre la pretendida problemática
    epistemológica evidencia una intención de avanzar
    sobre la comunidad, cuando la pedagogía perfectamente
    podría ajustarse a la didáctica, que necesariamente
    engloba a la educación, aunque sin avanzar sobre
    decisiones comunitarias.
    ¿Tiene sentido continuar buscando la reivindicación
    positivista sobre la autonomía de la ciencia? ¿No
    es ésta pretendida reivindicación una
    posición discriminadora? ¿Es válida
    cualquier tipo de discriminación en épocas del
    posmodernismo? Independientemente de cualquier valoración
    que se tenga sobre esta época, ¿puede cambiarse?,
    o, ¿quién puede afirmar con certeza que la anterior
    fue mejor? Puede aceptarse que los sucesivos episodios de
    metamorfosis que han sufrido las diferentes comunidades, han
    ocurrido en forma independiente de quien las haya estudiado. No
    corresponde a los pedagogos como tales cuestionarlas, sino
    simplemente adaptarse.
    Se inició el presente trabajo con la pregunta:
    ¿tiene sentido la discusión sobre la
    problemática epistemológica de la pedagogía?
    En vez de esta confrontación, no habría que
    preguntarse tal como hace Fernández (1999):
    ¿Ofrecen las investigaciones pedagógicas soluciones y
    respuestas coherentes, con cierta sistematización a la
    educación?
    ¿Qué es el "objeto educación"? ¿No
    podría decirse que el "objeto" es ese ser único e
    irrepetible que es cada hombre y cada mujer a lo largo
    de toda su vida? ¿Es necesario "materializar" el objeto?
    Si se asumiera que la pedagogía tiene como "objeto"
    determinar las formas más eficientes para que cada ser
    humano tenga la oportunidad de desarrollar sus potencialidades
    (Fernández, 1999), ¿es necesario que se
    continúe con la discusión sobre su
    cientificidad?Como reflexión final se transcribe a
    continuación, aunque ligeramente modificada, una frase de
    E. Mounier, citada por Planchard (1986): El objeto de la
    educación no es tallar al ser humano para una función o
    moldearlo en determinado conformismo, sino madurarlo y armarlo, a
    veces desarmarlo, lo mejor posible para el descubrimiento de esta
    vocación que es su ser mismo y el centro de reunión
    de sus responsabilidades de hombre.

    6. Bibliografía.

    ANDER EGG, Ezequiel. Técnicas
    de Investigación
    Social. Ed. Humanitas. Buenos Aires.
    1995.
    DANELUTTO, Nancy Gabriela. El debate entre
    Pedagogía y Ciencia/s de la Educación.
    Monografías.com. 1993.
    DEWEY, J. La Ciencia de la Educación. Losada, Argentina.
    1968.
    FERNÁNDEZ, Estela Claudia. Pedagogía de la
    Mediocridad. Balcarce. 1999.
    FOLLARI, R. Extracto de la conferencia:
    "Jornadas Regionales de Didáctica". 1989.
    FOLLARI, R. Filosofía y Educación: nuevas
    modalidades de una vieja relación, en Teoría y
    Educación (de Alba, A., comp.). 1990.
    GENEYRO, J. Pedagogía y/o Ciencias de la Educación:
    una polémica abierta y necesaria. México,
    1990.
    GIANELLA, A. Introducción a la Epistemología y
    Metodología de las Ciencias. Universidad
    Nacional de la Plata. 1995.
    PLANCHARD, Emile. Complejidad y Unidad de la Pedagogía. En
    su: Orientaciones actuales de la Pedagogía. Editorial
    Troquel, Buenos Aires.
    1986.
    STOUVENEL, Marisela R. Revista
    Novedades Educativas N° 91. Julio, 1998.
    Palabras Clave: Educación, Pedagogía,
    Epistemología, Ciencias de la Educación

    Trabajo enviado por:
    Carlos E. Barbosa

    Edad: 44 años
    Título: Licenciado en Ciencias Geológicas
    Post-título de formación docente

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