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¿Existe la Moral Pública?




Enviado por solyasoc



    Indice
    1.
    Introducción

    2. Introducción a la
    moral

    3. Filosofía
    moral

    4. Existe la doble
    moral

    5. ¿Existe la moral
    pública?

    6. Conclusión
    7. Bibliografía

    1.
    Introducción

    El tema que se revisará mediante este ensayo, es el
    intentar dar respuesta a la pregunta ¿Existe la moral
    pública? Y en consecuencia, si ésta existe
    ¿estamos ante un solo tipo de moral ó
    ante un concepto
    teórico de doble moral?; dicho esto en otras palabras,
    reconocer y aceptar la existencia de una moral individual y una
    moral pública.
    Hablar de moral, siempre resulta difícil, ya que este
    concepto es
    sumamente abstracto e inespecífico; esto es, porque
    dependiendo de la persona en
    particular y de la sociedad en que
    esta se encuentre inmersa, tendrá su propia
    concepción del significado de moral, viéndose
    influenciado de manera definitiva por su propio desarrollo,
    sobre la base de la educación que
    recibió de su núcleo familiar, de su
    formación académica y del momento histórico
    en que le haya tocado vivir; además, también se
    vé influenciado, por aspectos de carácter
    geográfico, cultural y de formación religiosa.
    La teoría
    del relativismo nos dice que la moral, o
    los principios
    varían de acuerdo a la época en que se este
    viviendo o el lugar. La cultura
    influye mucho. Una persona
    podría decir que matar es una moral universal, tratando de
    justificar el hecho con el argumento como el de que nosotros
    matamos para vivir, inclusive se puede robustecer diciendo que es
    un instinto como el de los animales. Lo
    anterior ¿será suficiente para poder aceptar
    como correcto el matar a nuestra propia especie?; tratemos de
    visualizar la siguiente escena: "Si pones a dos personas en un
    cuarto sin alimento lo más posible es que luchen por
    sobrevivir matando al otro"; ¿esto se puede aceptar
    justificable?.
    El matar, en ciertas culturas fue un rito, por lo que ello
    podría haber parecido como una moral pública o
    universal. Pero al mismo tiempo, otras
    culturas consideran el no matar como parte de una moral
    pública o universal. Todo individuo, cualquiera que sea su
    ideología religiosa y filosófica,
    requiere y adquiere una moral, aunque esta sea distorsionada de
    los parámetros ordinarios en la que la clasificamos. Esto
    nos obliga, a que resulte indispensable tratar de constituir un
    concepto de moral que sea aceptable al mayor número de
    personas y sociedades
    donde requiera de aplicarse.
    Esta idea de moral, no busca verse involucrada con aspectos de
    carácter religioso ni tampoco de
    carácter étnico; si no más bien, aspira a
    que mediante su aplicación, "el hombre se
    convierta en un mejor ciudadano" y que con ello, venga a resolver
    el conflicto de
    que "aunque no exista amor, por lo
    menos deje existir a la justicia".
    Resultando importante lo anterior, porque independientemente del
    concepto que tenga la persona de su propia moralidad, como un
    concepto autónomo, parte de una proyección de
    carácter social y que constituye una valoración
    ético-social o en otros términos, de
    carácter normativo-cultural, que vendría a ser la
    respuesta para que el Estado,
    como encargado de tutelar los derechos de la sociedad, pueda
    establecer principios de
    moral pública o de buenas costumbres, que no serían
    otra cosa, sino la elaboración de un conjunto de normas
    consuetudinarias de convivencia civil.

    2. Introducción a la moral

    Concepto de moral
    La moral según el diccionario
    enciclopédico Salvat, la define como un adjetivo que
    significa entre otras cosas:

    • De las costumbres o de las normas de
      conducta;
    • Que concierne al respeto
      humano o fuero interno y no al orden
      jurídico;
    • Ciencia que trata de las acciones
      humanas en orden a su bondad o malicia;
    • Conjunto de normas doctrinales de conducta, o
      inherentes a determinada condición; y
    • Moralidad, cualidad o condición de
      moral.

    La moral, a partir de la ley natural
    Establecido el concepto anterior, podemos afirmar que la moral,
    tiene sus orígenes sobre las bases que le
    estableció la ley natural o
    "ius naturalismo"; esta ley natural sirve de fundamento a la
    Ética,
    a los actos morales y tiende a expresarse por medio de principios
    que se fundamentan en que "se debe hacer el bien y evitar el
    mal", del cual se derivan de manera lógica,
    toda una serie de postulados morales, que bien pueden ser
    cumplidos ó no cumplidos, por la voluntad libre de los
    seres humanos.
    Según Santo Tomas, la participación o cumplimiento
    del orden eterno que regula el libre albedrío es racional,
    esto es, que resulta voluntario, activo, libre y que la ley que
    los obliga, es una ley ética
    natural: "Lex ethica naturalis", esta ley rige su conducta,
    resultando ser a la que se deben sujetar los hombres en su
    actividad, constituyendo una forma voluntaria de
    participación de los seres humanos en el orden eterno del
    universo. Esta
    ley eterna, definida como la luz de la
    razón natural por medio de la cual distinguimos lo que es
    bueno y lo que es malo.
    Por lo tanto esa ley no se encuentra recopilada o escrita en
    ningún código,
    sino que es como una impresión de la luz divina en
    nuestra mente o como expreso San
    Agustín, la ley natural se encuentra escrita en el
    corazón
    de los hombres: "Lex naturalis est scripta in cordibus
    hominum".
    Bajo este mismo tenor de ideas, podemos afirmar que la moral,
    partiendo de un término concreto,
    expresa la exigencia de una forma de vida social; se convierte en
    la voz de la sociedad y de los miembros de esa sociedad. Su
    función
    es guiar la conducta, según maneras que estén en
    consonancia con la forma de vida social.

    3. Filosofía
    moral

    La filosofía moral que también
    podría llamarse simplemente moral, es el estudio de
    la ciencia del
    bien o el estudio de la ciencia del
    deber y de los deberes.
    El escritor francés Félicien Challaye, en su obra
    filosofía moral dice que: "Se le puede considerar como la
    psicología
    del hombre honrado
    y también del sabio, del santo, del héroe".
    La filosofía moral, tiene una cercana identidad con
    la filosofía científica ya que se identifican con
    la lógica
    aplicada o metodología, por ello es que la
    filosofía moral se identifica con la moral. Pudiendo
    afirmar que la moral manifiesta un notorio interés en
    establecer como propósito principal ¿Cuál es
    la mejor manera de obrar?, y ¿Cuál es la mejor
    manera de vivir?.
    Podemos definirla "como el estudio o la ciencia del
    bien", porque se dedica a oponer el bien y el mal; también
    se le puede definir, "como el estudio o la ciencia del
    deber y de los deberes", con lo anterior, nos trata de dar a
    conocer cuál debe ser nuestra manera de comportarnos o de
    obrar; o también, como dice el moralista francés
    contemporáneo Rauh, "la ciencia del orden ideal de la
    vida".
    La moral, al igual que la psicología, se
    empeñan estudiar las ideas, los sentimientos, los deseos y
    la voluntad del hombre; pero
    aporta algo nuevo que la psicología no incluye; es decir,
    la idea de que el hombre debe
    de actuar de cierta manera, cuando algunos actos o sentimientos
    por él experimentados sean buenos o malos. Coincidiendo en
    lo anterior con Rauh, quien afirma que esto se le conoce "como la
    psicología del hombre honrado".
    Si tomamos en consideración todo antes mencionado, podemos
    afirmar, que en el estudio de la moral se puede dividir en moral
    teórica, que estudia el deber en general, como los
    caracteres generales de la vida moral; y la moral
    práctica, que se encarga de estudiar los diferentes
    deberes.

    La moral teórica
    La moral teórica, según algunos autores, se encarga
    de estudiar el deber en general; esto dicho en otras palabras,
    intenta describir los hechos esenciales de la vida moral o
    también, todo lo que se refiere a la conciencia moral;
    un ejemplo de lo anterior, serían los sentimientos y los
    juicios morales. La moral teórica se hace la pregunta
    ¿De qué si es una ciencia? y en caso de serlo,
    ¿Cual seria el mejor método
    para estudiarla?. Esta moral teórica, se encuentra
    discutiendo, los problemas de
    la obligación y busca la sanción que se
    aplicaría a dichas obligaciones.

    Su objetivo
    principal, es conocer el móvil de la conducta en
    relación con cuál sería el fin de la vida
    humana, llevando a cabo una crítica de las distintas
    teorías
    existentes ó propuestas en torno a la moral,
    con el objetivo de
    encontrarles una solución y trata de llevarlo a cabo
    mediante el estudio y análisis de las siguientes
    variantes:

    • La conciencia
      moral;
    • El método de la moral;
    • Las condiciones psicológicas de la vida
      moral;
    • El deber y la obligación moral;
    • La sanción moral; y
    • Las concepciones de la vida moral.

    Moral Práctica
    La moral práctica estudia la manera como el hombre debe
    obrar con relación a sí mismo, a hacia los
    demás hombres y grupos de hombres
    y con similitud a otras realidades. Es el estudio de los deberes.
    Estos deberes no son, en general, opuestos ni verdaderamente
    distintos.
    Sin embargo, en ciertas circunstancias puede existir alguna
    oposición entre ciertos deberes. Entonces se presenta lo
    que se llama un caso de conciencia. La casuística es el
    estudio de los casos de conciencia. Se distinguen en la moral
    práctica: la moral personal, la
    moral doméstica, la moral cívica – política y la moral
    social.
    Como ya antes se había mencionado, la moral
    práctica se encarga del estudio de los deberes y estos
    deberes, en principio, no deberían de oponerse unos con
    otros; ejemplo, la propiedad es
    el reflejo de un deber del hombre para consigo mismo y para con
    los demás. La justicia es un
    deber del individuo para consigo mismo y también parea con
    los demás, porque la injusticia representa una
    inferioridad, un rebajamiento; destacando que este deber, se
    tiene al mismo tiempo para con
    el Estado, que se
    ejercita mediante el respeto de los
    derechos de los
    demás; también se traduce entonces, en un deber
    para con la comunidad, ya que
    no resulta lícito causar daño alguno a sus iguales,
    como a sus hermanos.
    Esta distinción clásica de deberes nos resulta
    moda, porque
    nos permite describir la vida moral en todas sus acepciones; pero
    resulta discutible, que esos deberes resultasen diferentes. La
    vida moral, debería ser un todo armonioso, un progreso,
    una accesión.
    La moral práctica no resulta indispensable para la
    práctica de la misma moral. El
    conocimiento de esta moral, no lleva consigo necesariamente
    la práctica de la misma; Sócrates y
    sus discípulos afirmaban que no se podía conocer el
    bien sin antes amarle. De ahí nace la fórmula:
    "Nadie es voluntariamente malo"; esto resulta así, porque
    todos los hombres buscan la felicidad y tratan de encontrar una
    identidad
    entre la moralidad como sinónimo de verdadera
    felicidad.
    Como tesis
    contraria, afirman los moralistas cristianos, que el hombre puede
    conocer el bien y hacer el mal. "No hago el bien que
    querría hacer; hago el mal que no querría ser",
    esto es dicho por San Pablo.
    Partiendo de los conceptos antes mencionados, la vida por la
    experiencia que nos da, tiende a confirmar la segunda tesis antes
    expuesta. Los deseos egoístas generalmente triunfan sobre
    las aspiraciones morales. Resulta necesario haber avanzado mucho
    en la vida moral para comprender, para sentir la identidad entre
    la virtud y la beatitud.
    En síntesis,
    la moral práctica nos enseña a veces donde esta el
    deber y mediante este conocimiento
    nos hace comprender mejor todos los motivos para obrar bien; es
    decir, nos ayuda a hacer el bien y evitar el mal.

    4. Existe la doble
    moral

    La esfera de lo privado y lo público
    Es de tomarse en consideración que toda sociedad ha
    definido siempre cierta distancia entre la esfera de lo
    público, con relación de lo privado,
    desplazándose desde un contexto de la realidad social. No
    obstante lo anterior, divergen mucho las maneras como se ha
    entendido la distinción antes hecha, no sólo por lo
    que se refiere a qué clase de actividades son
    específicamente públicas o privadas; un ejemplo de
    lo anterior, podría ser que pudieran existir sociedades en
    donde las relaciones de una pareja de esposos, se
    considerarán como parte de lo público, pero que en
    otras, se determinen que son relativos a la vida privada de dicha
    pareja.
    En este apartado, la pretensión del mismo, es sugerir o
    responder a la interrogante ¿si existen dos concepciones
    de la moral en el mundo moderno? o lo que seria igual ¿si
    existe la doble moral?; debemos entender, que podemos aceptar la
    existencia de una moral propia de la vida pública, y otra
    moral propia de la vida privada.
    Las dos morales podemos aceptar de manera general y sin entrar en
    un análisis detallado de las mismas, que se
    pueden oponer a menudo una a otra; aunque en un sentido profundo,
    se pueden considerar complementarias.

    ¿Existen dos morales?
    Los valores y
    la moral enmarcados dentro del ámbito de la sociedad, se
    pueden considerar que forman parte de la cara pública y
    resulta muy probable que éstos, estén en contraste
    con los valores y la
    moral privada. Dentro de la sociedad, se supone que la identidad
    de cada individuo es independientemente de sus actividades o
    relaciones especificas; es decir, el valor que
    induce el actuar del individuo es el interés
    instrumentalmente racional con miras al propio bienestar a largo
    plazo.
    Hablar de la moral, dentro del ámbito público en
    una sociedad capitalista, respecto de un individuo que pertenezca
    a la misma, su motivación
    será la de llevar al máximo su poder; es
    decir, su capacidad de actuar sobre el mundo, de controlar y
    organizar a los demás, dentro de sus actividades de
    consumo. Estas
    relaciones siempre serán impersonales, por cuanto a los
    individuos que tengan relación entre sí, su
    estandarte será la cantidad de propiedades que posean y
    por consecuencia el poder que ejerza sobre ellas. Por tanto,
    preferentemente, sólo tendrá relaciones con otros
    individuos con posesiones o poderes semejantes.
    En este caso la moral, será determinada
    específicamente sobre la base de los derechos y deberes
    que se pudieran establecer entre los poseedores de dichos
    bienes. Su
    componente de mayor peso será el principio de justicia
    formal que exigirá el reconocimiento recíproco de
    esos mismos derechos y deberes. Hará abstracción de
    las relaciones personales en que puedan hallarse los individuos y
    de las emociones que
    puedan sentir unos respecto de otros.
    En contraparte, en este mismo tipo de sociedad, en la esfera de
    lo privado, las cosas serán muy distintas. Las relaciones
    de tipo personal,
    serán objeto de emociones
    intransferibles y, en particular, por cuanto son depositarios de
    valores y
    compromisos especiales. La individualidad del hombre aquí
    no es necesariamente la de la característica específica, resaltada
    por medio del pronombre posesivo personal "mi hijo", "mi mujer", "mi
    amigo". Paradójicamente, la esfera de lo impersonal y
    universal es también el ámbito del egoísmo
    más rampante; mientras que la esfera de la vida privada,
    egocéntricamente delimitada de la manera indicada, es el
    ámbito en el que el egoísmo, en principio, es
    trascendido.
    Determinadas relaciones, por ejemplo la de la amistad, no son
    posibles en la esfera de lo público y por consiguiente,
    hallan su sitio dentro del ámbito de lo privado. En el
    ámbito público, a los demás se les valora
    sólo en cuanto son medios para
    determinados fines diferenciables. Pero ser amigo de alguien
    implica, entre otras cosas, que uno esté dispuesto a
    actuar respecto de esa persona solo en atención a ella. La actuación es,
    por lo menos normalmente, un medio para un fin que uno tiene: por
    lo general, ayudar a un amigo es causa de satisfacción.
    Pero ayudar a un amigo para obtener satisfacción no es lo
    mismo que ayudar a un amigo por amor del
    amigo; y ésta es la
    motivación que fundamenta necesariamente la amistad.
    Cómo podemos darnos cuenta en lo antes mencionado, tanto
    en el ámbito público como en el privado, no
    resultan ser independientes; de hecho, cada uno presupone al
    otro. Pero estas dos concepciones morales existen en
    situación de tensión; se refieren de forma distinta
    a las motivaciones de quienes están sometidos a ellas y
    por lo menos, les proponen exigencias incompatibles.
    De lo antes podemos deducir, que es precisamente en ello donde
    radica su esencial complementariedad y que sólo esta se
    encuentra segura cuando la esfera de lo privado se subordina
    debidamente a las concepciones públicas de la razón
    y de la justicia.
    Otra forma de poder encontrar estos contrastes de las dos
    moralidades, es mediante el reconocimiento de que la moral
    pública adopta la forma de deber y como tal, se tiende a
    imponer sobre las inclinaciones no morales de los sometidos a
    ella. El cursar esta frontera puede significar castigo y hasta
    culpabilidad, implicando una verdadera amenaza a la identidad
    individual.

    5. ¿Existe la
    moral pública?

    Generalidades
    Dentro del concepto de moral pública, independientemente
    de que exista o no, podemos entender que ésta se
    encargaría de estudiar los deberes del hombre para con la
    misma sociedad en la que vive, para con su nación,
    para la patria y el Estado.
    Dentro del concepto sociedad como nación,
    se puede entender que es el grupo de
    individuos que radican en una misma situación
    geográfica y que por lo tanto estarían sometidos a
    las mismas leyes;
    considerando lo anterior desde un punto de vista sentimental, la
    nación se le podría llamar patria; considerada
    desde un punto de vista administrativo y jurídico, a la
    nación se le llama Estado.
    La sociología enseña que han existido
    diversos tipos de
    organización política: clan
    totémico, tribu, pueblo, nación. Todos estos tipos
    de organización política antes
    mencionados, obligan a los individuos que pertenecen a las mismas
    a vivir en sociedad y ello da origen a la creación de una
    posible moral pública que se manifestaría mediante
    el dictado de ciertos deberes que se deberán de respetar
    entre sí y que por voluntad propia se someten a
    ellos.

    La sociedad y los deberes de justicia
    La moral pública si existiera, se aplicaría a la
    convivencia en sociedad, se encargaría de estudiar los
    deberes de los miembros de esa sociedad hacia con la misma
    sociedad, justificando dichos deberes, en una especie de solidaridad que
    uniría al ser individual con todos los demás que
    conforman esa sociedad.
    Estos deberes se suelen confundir con los, deberes de justicia y
    deberes de caridad. La justicia sería el sentimiento que
    nos impulsaría a no causar daño a otros; la
    caridad, sería el sentimiento que nos llevará a
    hacer el bien. La justicia, sería el respeto del derecho o
    de los derechos de otro y otros; la caridad, que no responde a un
    derecho es el amor
    fraternal para con el prójimo. Estos sentimientos deben
    soldarse en la conciencia. Por lo demás, algunos deberes
    de caridad han llegado a convertirse en el pasado, y otros
    llegarán tal vez a convertirse en el porvenir, en deberes
    de justicia.
    Algunas personas y escritores suponen que la caridad no es
    más que una justicia reparadora; otros creen que la
    caridad, cuando es inteligente y sincera, lleva aparejada la
    justicia. Existen serías diferencias entre la justicia
    conmutativa, que dirige los cambios de cosas; la justicia
    distributiva, que se aplica a las personas y la equidad, que
    sería la misma justicia pero moderada por la bondad.
    En la actualidad el derecho ha sido mal llamado poder moral. Lo
    anterior es porque la libertad del
    individuo se encuentra definida o limitada por la ley de la
    sociedad; bajo este contexto, el punto de referencia de la
    legalidad y el de la moralidad son distintos; pero los deberes
    consisten en respetar los derechos del prójimo.

    La justicia y la caridad
    En cuanto este tema y tomado por referencia que la caridad
    equivaldría a la moral tendríamos entonces que el
    sentimiento que nos lleva a no perjudicar a otro es el de la
    justicia. El sentimiento que nos impulsa a hacer el bien a los
    demás, bien se le puede llamar caridad; este sentimiento,
    puede también llamarse bondad o fraternidad.
    Los deberes de justicia se consideran negativos, esto es, que se
    expresan por medio de generaciones: no hacer mal, no matar, no
    robar. En contrapartida los deberes de caridad son positivos; es
    decir, se expresan por afirmaciones: hacer el bien, amar, ayudar.
    Esta forma de distinción resulta de aplicación y
    ejecución verdadera en la mayoría de los casos,
    salvo como en todo con sus excepciones. La justicia siempre nos
    obliga a cumplir cabalmente con los que nos obligamos, esto es
    porque son actos que ella misma nos impone; la caridad en
    contrapartida, nos prohíbe la ironía que puede
    causar algún dolor. Esto es, se nos ordena una
    abstención.
    Finalmente, los deberes de justicia suelen ser estrictos,
    rigurosamente definidos; mientras que los deberes de caridad,
    generalmente son amplios y no por ello, dejan de ser moralmente
    obligatorios, pero siempre esta generalidad nos permite llevar a
    cabo una interpretación personal y es aquí
    entonces, en donde surge la teoría
    de la posible existencia de una moral pública o doble
    moral.
    "La justicia es el respeto al derecho o a los derechos de otro.
    La caridad es el amor
    fraternal de otro"

    El derecho
    El derecho puede considerarse primeramente como un hecho de
    conciencia. Bajo este concepto, Leibniz la definió en el
    sentido de que el derecho es un poder moral. El derecho es ante
    todo, una noción de orden sociológico. La sociedad
    es la encargada de definir los derechos y la misma sociedad a
    través del Estado, los tiende a hacer respetar. El derecho
    es la libertad del
    individuo, definida o limitada por la ley social.
    La historia nos
    permite demostrar, que el derecho siempre presupone cierta
    igualdad; el
    derecho definido por las leyes, tiende
    establecer la igualdad de
    todos los individuos de una sociedad. Estas consideraciones, nos
    ayudan a resolver el problema existente entre el derecho y el
    deber; entre la legalidad y la moralidad. Para muchos estos dos
    campos son claramente distintos. Kant
    señalaba la diferencia de ambos puntos de vista afirmando
    que el deber se identifica con la buena voluntad libre, en
    cambio el
    derecho, se caracteriza por la coacción; el derecho es "la
    posibilidad de una coacción general y recíproca, de
    acuerdo, según leyes universales, con la libertad de cada
    uno".

    6.
    Conclusión

    Ahora bien, de todos los conceptos e ideas que con
    anterioridad se señalaron, podemos hacernos las preguntas
    que dieron origen a la exposición
    de este tema, en primer término ¿Existe la moral
    publica?, la que de acuerdo a las concepciones que ya se
    expusieron, "no existe", sino más bien tiende a ser
    confundida con ciertos principios, deberes y derechos que la
    sociedad impone a sus integrantes, y que se encuentran inmersos
    en el ámbito de la justicia (igualdad entre las personas),
    derecho (leyes que rigen la convivencia y el respeto entre los
    individuos) y caridad (hacer el bien a los demás), siendo
    entonces que dependiendo de las circunstancias particulares de
    cada individuo será la moral privada que se aplique, en la
    que cada ser influenciado por su ideología, cultura,
    creencias religiosas, estatus económico, determinara la
    actitud y
    tendencia de la conducta que manifestará ante la
    sociedad.
    El individuo como ser, es reconocido en una existencia propia, en
    tanto que la sociedad es una ficción humana creada para el
    terreno de lo colectivo, lo que la hace carecer de una existencia
    real tangible, por que en todo momento una sociedad es el
    resultado de la integración de sus individuos, y es la
    conducta definida en un campo determinado de estos individuos lo
    que produce una conducta específica, así la
    conducta del individuo podrá revestir o no un
    carácter moral, pero la sociedad se determina por la
    conducta de sus propios individuos, de aquí que no
    podrá ver dualidad, en defecto, lo que se puede llamar
    para efectos de estudio y análisis como moral
    pública es el resultado de la conducta en el terreno moral
    de sus miembros en conjunto.
    Por lo que es imposible el manejo de una doble moral, ya que
    estaríamos ante la situación de que una moral
    (pública) se enfrentaría con la otra (privada), ya
    que el actuar del individuo tendiente a hacer ambas le
    daría un descontrol al grado de que sería rechazado
    por la sociedad además de llevar consigo el estigma de
    inadaptado.
    La regulación de las Instituciones
    de Estado son creaciones que tienden al equilibrio de
    la convivencia y que en sus normas reflejan las conductas morales
    que los ciudadanos deben de preservar, regulados y coaccionadas a
    restricciones de orden institucional, pero las leyes y las normas
    son la materialización de la necesidad de la convivencia
    social que procure reafirma la moral individual. Pero toda ley
    individualmente puede ser moral o no, pero es ante todo un
    precepto de orden positivo que regula una conducta, ya sea por
    acuerdo o imposición de un orden social planeado. Lo que
    en consecuencia, puede entenderse como la acción de un
    individuo o un grupo de
    individuos (gobernantes) que establecen las reglas del juego, aunque
    su propia participación esta sujeta a un desempeño de orden moral, así la ley
    se difiere de la moral, para convertirse de un valor de tipo
    subjetivo, a un dispositivo de orden coercitivo.
    Teniendo entonces que determinar que el rol que el individuo
    juega ante la moral es unipersonal, siendo el único
    responsable de su actuar y consecuencias que este conlleva para
    consigo mismo porque solo su conciencia puede reclamarle el
    acatamiento de lo ordenado.
    La sociedad en tal situación no puede intervenir o
    castigar por la violación que el individuo haga de su
    propia moral, ya que esta como lo dijimos con anterioridad
    conlleva su propio castigo en la conciencia, pero si puede
    señalar y condenar por dejar de hacer o no hacer los
    principios y deberes que ella misma establece para sus
    integrantes.
    Pudiendo concluir que todo individuo que pretenda vivir en
    sociedad deberá de tener una moral propia y de respetar
    los derechos del prójimo, para poder vivir en sana
    convivencia entre sí. Ya que si no existiera la moral no
    podría desarrollarse una sociedad con principios y mucho
    menos con derechos y obligaciones,
    es decir la moral rige la conducta humana
    en todos los sentidos de
    coexistencia social.
    Ahora bien de existir la doble moral ¿cuál
    sería el equilibrio o
    punto de partida de una sociedad hacía una fusión con
    diferentes principios y directrices en la que no exista un
    proyecto de
    vida en común, con una total y notoria inestabilidad entre
    sus integrantes sin augurar un futuro prospero como
    sociedad?

    7.
    Bibliografía

    Porrúa Pérez Francisco. "Teoría del
    Estado". Editorial Porrúa. Vigésimo tercera
    edición. México
    1990.
    Vidal Marciano. "El nuevo rostro de la moral". Ediciones
    Paulinas. Madrid 1976.
    Instituto Superior de Ciencias
    Morales. "La moral al servicio del
    pueblo". Editorial Covarrubias. Madrid 1983.
    Poole Ross. "Moralidad y Modernidad".
    Editorial Herder. Barcelona
    1993.
    Vidal Marciano. "Moral de aptitudes". Editorial Covarrubias.
    Quinta Edición. Madrid 1981. Tomo I.
    Challaye Felicien. "Filosofía Moral". Trad. Huidobro y
    Huidobro Edith Tech. Editorial Labor, S.A. Barcelona 1958.
    Instituto de Investigaciones
    Jurídicas. "Diccionario
    Jurídico Mexicano". Editorial Porrúa. Quinta
    Edición. México
    1992. Tomo I.

     

     

    Autor:

    Abog. Alberto Solorio Becerra.

    Guadalajara, Jalisco México.

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