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FOTOGRAFIA AMERICANA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX




Enviado por jl1



    Dos periodos diferentes se suceden en la fotografía
    americana desde el final de la primera guerra
    mundial en 1.918, hasta el final de la segunda en 1.945. En
    ambas, las fotos eran
    modernas, por cuanto sus formas y temas procedían de la
    vida y del arte
    contemporáneo. Sin embargo, en cada uno de ellos la
    fotografía
    parecía diferente, en respuesta a diferentes conjuntos de
    circunstancias sociales, políticas
    y económicas, poseedoras a su vez de estilos distintos.
    Durante la época de gran prosperidad económica que
    se extendió desde el final de la primera guerra mundial
    hasta el crack de la bolsa de Wall Street en 1.929, la
    fotografía americana estuvo dominada por un estilo actual
    moderno, caracterizado por atrevidas geometrías y por la
    fascinación en ellas ejercidas por los materiales
    modernos y la maquinaria industrial, una fascinación de la
    que hacia gala la vanguardia
    artística europea. Durante la depresión
    y la segunda guerra
    mundial, ese estilo moderno e intruso fue mayoritariamente
    abandonado en aras de otro estilo actual documental, que
    abría una ventana aparentemente transparente sobre
    aquellos terribles acontecimientos
    contemporáneos.

    Para acceder a una comprensión de las corrientes
    de los fotógrafos
    americanos de entreguerras, es preciso retroceder en el tiempo para ver
    lo que sucedió en el mundo de la fotografía en el
    siglo XIX y principios del
    XX. Desde la época de la invención, en 1.839, hasta
    aproximadamente 1.890, solo los profesionales y aficionados
    serios se molestaban en aprender las complicadas habilidades que
    requería la realización de fotografías; sus
    imágenes eran en general documentos
    realistas; lo mas habitual eran los retratos, seguidos por
    paisajes y fotos de viajes. De
    acuerdo con la estética naturalista imperante en aquellos
    días, sus mejores obras lograban reunir en ellas la
    satisfacción artística y la precisión
    realista, sin por ello ocultar que se trataba de
    fotografías. Tan solo algún que otro aficionado,
    como Oscar Rejlander o Julia Margaret Cameron en Inglaterra,
    realizaron fotografías con intención puramente
    estética, prescindiendo de
    propósitos utilitaristas o de
    representación.

    Sin embargo dos innovaciones de fin de siglo hubieron de
    alterar esa placida mezcla de utilidad y
    arte. En
    1.888, George Eastman presentó la primera cámara de
    instantáneas Kodak, susceptible de ser usada por
    cualquiera, aun careciendo de cualquier tipo de
    preparación, para dejar constancia de sus actividades
    cotidianas, tras realizar las exposiciones, la cámara se
    expedía en la fabrica, donde trabajando en serie, se
    llevaba a cabo el revelado y se hacían las copias.
    También durante los años ochenta de ese siglo, se
    creó el primer sistema eficaz de
    impresión de fotografías en prensas
    mecánicas junto con el texto, lo cual
    condujo a una conducción generalizada de imágenes
    fotográficas. En respuesta a la industrialización,
    comercialización y
    profesionalización de la fotografía que
    representaban esas innovaciones, los fotógrafos
    aficionados hicieron hincapié en las cualidades
    artísticas de su trabajo y comenzaron a llamarse a si
    mismos "pictorialistas", para enfatizar su pretensión de
    alinear a la fotografía con otros medios
    gráficos, como por ejemplo la pintura, el
    dibujo y el
    grabado; compartiendo muchas de las ideas e ideales de los
    reformadores ingleses John Ruskin y Willian Morris, y de los
    movimientos esteticistas y Arts and Grafts, los fotógrafos
    pictorialistas rechazaron el cómodo acceso a la
    fotografía que ofrecía la Kodak de Eastman.
    Insistían que el industrialismo degradaba el arte y
    amenazaba con despojarlo de toda vida. Para manifestar su
    protesta, se negaron a utilizar productos
    fotográficos producidos industrialmente; en su lugar,
    experimentaron con técnicas
    anticuadas que otorgaban a sus fotos una apariencia artesanal;
    realizaban la exposición
    de la película sin enfocar o con objetivos
    blandos; dibujaban o pintaban en los negativos; hacían las
    copias en papel
    impregnado manualmente con sales de metales
    preciosos; las recubrían con maderas impregnadas
    coloreadas y las enmarcaban para que pareciesen dibujos o
    grabados. A su vez, sus mejores fotos se exhibían a menudo
    en exposiciones internacionales organizadas en Europa y América
    bajo el patrocinio de Clubes pictorialistas; los mas importantes
    eran el Linked Ring de Inglaterra, el
    Photo Club de Paris y la Photo Secesión de Nueva
    York
    .

    Esta ultima fue fundada en 1.902 por un grupo de
    fotógrafos americanos encabezados por Alfred Stieglitz.
    Siendo él mas progresista entre los partidarios de la
    fotografía artística, Stieglitz llevó a cabo
    su cometido mediante la lujosa publicación que editaba la
    Photo Secesión entre 1.903 y 1.917 (Camera Work), y
    también a través de las Little Galleries
    (pequeñas galerías) de la Photo Secesión,
    entre 1.905 y 1.907, en el 291 de la Quinta Avenida de Nueva
    York. Stieglitz permaneció fiel hasta 1.908 a las
    tonalidades brumosas y a los típicos temas del
    pictorialismo, tomadas del impresionismo
    francés de la ultima época de la pintura
    victoriana y del arte simbolista de fin de siglo; a partir de ese
    momento se sumergió en lo mas reciente del arte europeo a
    través de los reportajes y las piezas que le enviaba desde
    Paris su colega y también miembro de la Photo Secession,
    Eduard Steichen. Hasta que la exposición
    internacional de arte moderno presentó obras recientes de
    Picasso,
    Duchamp, Picabia y otros artistas vanguardistas al numeroso
    publico de Nueva York, Boston, Chicago… etc. Stieglitz fue el
    promotor más visible de la modernidad
    europea en América. El fue quien dio a conocer a
    Rodin, Picasso y
    Matisse en Camera Work y en "291", también en parte para
    estimular a sus compañeros pictorialistas a abandonar
    aventajados modelos
    artísticos a favor de otros mas
    contemporáneos.

    Entre los primeros fotógrafos americanos que
    reaccionaron a la luz de esa
    modernidad
    europea, se cuentan dos jóvenes colegas de Stieglitz, Paul
    Strand y Charles Sheeler. Trabajando en su casa estival de
    Conecticut durante los veranos de 1.915 y 1.916, Strand se
    sumergió en una serie de experimentos
    fotográficos, incluyendo primeros planos de bodegones con
    tazas y platillos, con la intención de investigar lo que
    el cubismo
    podía ofrecer a la fotografía. Los resultados de
    este intento se cuentan entre las fotografías que
    Stieglitz le publico en 1.916 y 1.917 en los dos últimos
    números de Camera Work. Sheeler, un pintor que en un
    primer momento se introdujo en la fotografía por razones
    económicas, estuvo experimentando, en unas
    fotografías realizadas entre 1.914 y 1.917, con la
    capacidad de la abstracción geométrica cubista para
    reducir los elementos arquitectónicos de su casa del
    condado de Bucks, en Pensilvania, a rígidos
    diseños. Alabado por Stieglitz y asimilado por Strand y
    Sheeler, el cubismo
    ofrecía a la fotografía no un mero programa formal,
    sino algo mucho más importante: Una justificación
    estética del tipo de examen de superficies intimo y
    penetrante que la fotografía bien podía llevar a
    cabo.

    Los experimentos de
    ese puñado de fotógrafos, justo antes y
    después de la primera guerra
    mundial, cristalizaron posteriormente en el estilo moderno que
    prevaleció en los años veinte, cuando los
    profesionales crearon una imagen
    técnica, iconografica y formalmente al día. La
    intima asociación de la fotografía americana con el
    arte vanguardista, inspirada por Stieglitz en los años
    diez, continuó durante la posguerra. Los vanguardistas
    europeos abrazaron la fotografía: el constructivismo
    ruso y la nueva visión de la Bauhaus alemana suplieron al
    cubismo francés como fuente del gran arte mientras en
    cuanto a aquellas formas (geometrías graficas
    abruptas) y aquellas teorías
    (anteponiendo por ejemplo la producción mecánica a la artesanal) que
    constituían la base del rango artístico de la
    fotografía. A partir de esas vanguardias, y en neta
    oposición al pictoricismo, los fotógrafos modernos
    de los años veinte realizaron negativos nítidamente
    enfocados y los ampliaron en papeles satinados para explotar
    mejor la gama de grises fotográficos, desde los negros mas
    ricos a los blancos mas luminosos. La novedad formal de su obra
    consistía en el diseño
    de un espacio achatado y de unas osadas geometrías
    logradas mediante curvas, líneas y ángulos
    apremiantes. En la selección
    del tema, también siguiendo la modernidad, abrazaron su
    dialogo con lo
    cotidiano en unas imágenes que ensalzaban la vida moderna,
    especialmente Nueva York y las maquinas.

    A pesar de que el estilo moderno dominó
    claramente la fotografía americana durante los años
    veinte, la intención subyacente al uso no era muy
    consistente; a lo largo de la década se pueden distinguir
    varias actitudes para
    con las aplicaciones comerciales del estilo moderno. Esto ultimo
    resulta de especial importancia, pues muchos fotógrafos
    fueron arrastrados desde el reino del arte por el arte, propio
    del pictoricismo elitista, hasta la brega del comercio, tan
    pronto como las paginas editoriales y publicitarias de las
    revistas más populares comenzaron a confiar en las
    deslumbrantes geometrías de la fotografía moderna
    para distinguir como "a la ultima" a personalidades y proyectos
    comerciales. Pese a que Stieglitz había colaborado en la
    importación de la modernidad europea de
    vanguardia,
    conservó su carácter
    elitista e individualista. Bajo su guía, la vanguardia
    americana de los años veinte, careció del aspecto
    político que si ostentaba su contrapartida europea,
    consagrada a los recientes medios de
    masas. En su lugar, el discurso de la
    fotografía moderna americana de los años veinte
    permaneció anclado en el elitismo y en su posición
    del arte por el arte, que muchos de quienes la adoptaron
    habían interiorizado como pictoricistas; y ello hasta
    incluso el punto que el éxito
    de los trabajos que elaboraron para los medios de
    comunicación llegó a depender de su acierto en
    la creación de las imágenes idealizadas del lujo de
    la elite.

    El fotógrafo que cosechó mas éxito
    en cuanto a satisfacer las exigencias de la fotografía
    comercial fue Edward Steichen. Steichen había sido desde
    la década de 1.890 a 1.900, uno de los pictoricistas
    punteros a escala mundial,
    pero las experiencias que tuvo que atravesar en su paso por el
    ejército como fotógrafo de reconocimiento
    aéreo durante la primera guerra
    mundial lo indujo a abandonar los turbios tonos del
    pictoricismo por otras imágenes mucho mas nítidas y
    repletas de información y detalle. Utilizando este
    recién hallado poder
    descriptivo, Steichen aceptó trabajos en Nueva York en
    1.923 para la agencia publicitaria de J. Walter Tompsom y para la
    editorial Candi Nast, entre cuyas populares publicaciones se
    contaba la chic Vanity Fair y la revista de
    modas Vogue. Steichen creó para estas y para otros
    clientes unas
    fantasías modernas que ensalzaban a celebridades, a la
    moda en si, y
    determinados artículos comerciales. Gracias a una muy
    cuidada iluminación y situación de los
    modelos,
    Steichen produjo imágenes que no eran solamente elegantes,
    sino que poseían un vigor grafico que quedaba bien en la
    pagina impresa.

    Al escoger emplear comercialmente su talento, Steichen
    se alejó de su intimo amigo Stieglitz, la
    fotografía era un arte pero solo cuando los individuos
    expresaban con ella sus personalidades únicas; para el, la
    connivencia de Steichen con los nacientes medios de masas
    invalidaba el potencial artístico de su fotografía.
    Tal como la obra comercial de Steichen ofendió al elitismo
    estético de Stieglitz, Charles Sheeler ofendió al
    idealismo
    político de su socio Strand cuando se fue a trabajar para
    MW. Ayer and Sons, una agencia de publicidad de
    Philadelfia en 1.924, para Steichen en la Candi Nast en 1.926, y
    para la Empresa Ford
    Motor en 1.927
    (la recién inaugurada planta de fabricación de
    automóviles de River Rouge, Michigan). Sheeler
    recuperó las atrevidas geometrías y espacios
    aplanados que había desarrollado en los años diez,
    y las adoptó con éxito a la glorificación de
    la era de la maquina en la industria
    americana en una elegante presentación de las chimeneas y
    cintas transportadoras de la Ford.

    Durante los primeros veinte, Strand continuó
    explorando el potencial fotográfico de la mejor
    modernidad. En 1.920 comenzó a realizar unos retratos
    penetrantes y elaborados de su esposa Rebeca, posiblemente
    influido por el prolijo retrato de Georgia O´Keeffe que
    Stieglitz había comenzado tres años atrás.
    Hacia 1.922, impresionado por la pureza de sus líneas y su
    acabado industrial, Strand fotografió el tomavistas de
    Akeley que había comprado. Posteriormente se fue alejando
    de las aplicaciones comerciales de la modernidad; siguiendo las
    consecuencias del interés de
    la fotografía directa por el objeto ante la cámara.
    Strand rechazó la estetización que aplicaba la
    modernidad americana a la experiencia visual, y en su lugar, y
    como persona
    políticamente comprometida, adoptó una
    posición firme en cuanto a la importancia social y
    política
    de lo que fotografiaba. En los treinta, trabajó en un film
    documental para el Gobierno
    Revolucionario de Méjico y fundó la
    Compañía Frontier Films junto a otros cineastas
    progresistas, con la intención de rodar documentales
    pro-obreros y antifascistas. Tras la segunda guerra
    mundial, Strand realizó una serie de libros que
    mostraban panoramas y gentes de varios países.

    Muchos de los mejores fotógrafos comerciales de
    los años veinte absorbieron la estética
    pictoricista que se enseñaba en la Clarence H. White
    School of Photography de Nueva York. Su fundador, el
    fotógrafo Clarence White, y Stieglitz habían sido
    compañeros desde la cofundación de la Photo
    Secession en 1.902; pero su relación comenzó a
    deteriorarse hacia 1.910 cuando White puso en tela de juicio el
    liderazgo
    elitista y autoritario de Stieglitz a la cabeza del movimiento
    pictoricista, y cuando Stieglitz tachó de retrogrado y
    reñido con la modernidad el pictoricismo de White.
    Habiendo abandonado a Stieglitz y la Photo Secession, White
    fundó la revista
    Platinum Print, en 1.913 (rebautizada Photographic Art en 1.916),
    la Clarence White School of Photography en 1.914, y la Pictorial
    Photographers of América en 1.916. A través de todo
    ello, White abogó por una estética
    fotográfica mas abierta y tolerante que la de Stieglitz, a
    la cual pudiese conciliar las aspiraciones de los
    fotógrafos aficionados y los comerciales, además
    del mas encumbrado y autentico artista.

    La escuela de White
    puso en contacto a sus alumnos con la modernidad gracias a la
    presencia en sus aulas desde 1.914 hasta 1.918 de Max Weber y
    Dow, los alumnos de White aprendieron un cierto tipo de elegancia
    moderna que luego aplicaron a la presentación de
    artículos de consumo en
    publicidad y
    revistas.

    Max Weber fue el
    pintor mas versado en cubismo en su época en
    América y también gracias a la estética de
    Arthur Wesley Dow, profesor de arte en la Universidad de
    Columbia, cuyas enseñanzas y publicaciones (sobre todo su
    libro
    Composition 1.899) proponían un estilo artístico
    derivado de los grabados japoneses, que valoraban la simplicidad
    grafica decorativa.

    Entre los alumnos de White encontramos a Paul
    Outerbridge, Margaret Baunke-White, Laura Gilpin y Ralp Steiner.
    Steiner que estuvo como alumno en la White desde 1.921 hasta
    1.922, se quejaba al cabo de los años de que el
    énfasis que se ponía en el diseño,
    fue como un corsé del que solo se pudo liberar mucho mas
    tarde. Como alumno y luego como profesional en los años
    veinte, sin embargo, lo cierto es que se ajustó al tenor
    estético de la escuela con unas
    vistosas composiciones formales que hallaba por casualidad o que
    construía. A diferencia de la mayor parte de sus
    condiscípulos de los veinte, los cuales trabajaban en
    publicidad o en revistas, Steiner se dedicó a la
    fotografía de relaciones publicas con clientes que
    pretendían aparecer gratuitamente en calidad de
    noticia. Su opinión era que este tipo de trabajo resultaba
    mas libre que dedicarse a la publicidad, porque no tenia encima a
    directores publicitarios diciéndole que hacer. Steiner se
    sintió impulsado a lograr una perfección
    técnica superior en 1.927, tras haber contemplado las
    fotos de Strand. Un empleo
    comercial de la fotografía completamente diferente es el
    que aparece en la obra de Man Ray, un americano asociado al
    "Dada" de Nueva York en los años diez, que trabajó
    en Paris en los veinte y treinta como fotógrafo retratista
    y de modas, y como artista surrealista. Por encargo de la
    Compagnie Parisiene de Distribucion di Electricite, Man Ray
    realizó en 1.931 la carpeta Electricite, conteniendo
    trabajos que combinaban fotografías y fotogramas, las
    cuales eran fotos hechas sin cámara situando los objetos
    directamente sobre el papel
    fotográfico y exponiéndolo a la luz. A diferencia
    de los fotógrafos de modas y de artículos de
    consumo, los
    cuales mostraban artículos palpables que se encontraban a
    la venta, la carpeta
    de Man Ray pretendía al mismo tiempo dar forma
    visible a una energía invisible y mostrar como la electricidad da
    forma a la vida moderna. La modernidad elitista de Stiegitz tuvo
    su contrapartida en la costa oeste de la mano de Edward Weston y
    de su hijo Brett. De 1.911 en adelante, Weston trabajó en
    California como retratista comercial en un estilo de objetivo
    blando y vagamente orientalista, mientras recibía atención nacional en exposiciones
    pictorialistas. A comienzos de los veinte, se decantó
    hacia un estilo moderno que combinaba formas cubistas con tonos
    ambientales suaves. En 1.922 realizó fotografías en
    un estilo moderno geométrico durante un viaje para visitar
    a Stieglitz en Nueva York. De 1.923 a 1.926, Weston vivió
    con la poetisa y fotógrafa Tina Modotti en el
    Méjico posrevolucionario; su compromiso con un estilo
    fotográfico directo, papel brillo y una temática
    cotidiana, surgió y se consolidó en ese periodo,
    influido en parte por su amistad con los
    revolucionarios del movimiento
    expresionista extridentista, quienes le publicaron algunas fotos
    en sus revistas. Tras su regreso a California, Weston
    vivió una vida sencilla a orillas del Pacifico en el
    pueblo de Carmel y siguió trabajando en un estilo
    completamente moderno, fotografiando sujetos aislados, como por
    ejemplo pimientos y hongos, prestando
    una infinita atención a la nitidez y al matiz en el
    tono. Hacia 1.933, la obra de Weston no solo presentaba
    descripciones de objetos sino también de los entornos
    donde se encontraban, paisajes de dunas, playas oceánicas
    y otros tipos de paisajes.

    Brett Weston consiguió un admirable éxito
    precoz, tras haber aprendido fotografía de su padre en
    Méjico en 1.925 a la edad de catorce años. Su padre
    se dio cuenta de que a los catorce Brett estaba logrando un
    trabajo mejor que el suyo propio a los treinta. En 1.929, Brett
    Weston se hallaba entre los fotógrafos que representaban
    el oeste americano en la prestigiosa exposición de
    Stuttgart Film and Foto. Comparada con la fotografía de su
    padre, la de Brett Weston es mas abstracta, utiliza tonos mas
    extremos y posee mas drama.

    Además del elitismo de Stieglitz y Weston, de la
    comercialidad de Steichen, Sheeler y los alumnos de la Clarence
    H.White y del idealismo de
    político de Strand; hubo dos posiciones mas respecto a la
    modernidad de los años veinte. La primera fue una especie
    de pictoricismo moderno híbrido, que influía a
    Margrette Mather, Imogene Cunningham y Laura Gilpin. Sus
    imágenes hacían gala a un tiempo de las atrevidas
    formas de la modernidad y del esteticismo hermético y la
    suavidad atmosférica del pictoricismo.

    Margrette Mather entabló amistad con los
    Weston en 1.912 y fue su ayudante de estudio en 1.921 y 1.922. Al
    igual que Weston, había sido una notable pictoricista en
    los años diez en una línea estética
    orientalista de composición parca y asimétrica muy
    popular por aquel entonces en California. En la década de
    los veinte, junto a su amigo y entusiasta del arte moderno
    William Justema, comenzó a utilizar modelos formales mas
    contemporáneos en sus exploraciones fotográficas
    sobre la superficie y la forma. En sus fotografías de
    alrededor de 1.930 conservó retazos de su primitiva
    estética de diseño orientalista en la
    organización del espacio plano.

    Imogene Cunningham se inició como
    fotógrafa de estudio en Seatle, Washinton y en la parte
    norte de la costa del Pacifico. Aunque no pertenecía a la
    Photo Secession, si conocía el trabajo de
    sus miembros y, de hecho, las primeras fotografías que
    realizó guardaban cierto parecido con las de ellos y
    también con las obras del pintor prerafaelista ingles
    Dante Gabriel Rossetti y con las del valedor de las Arts and
    Grafts ingleses, William Morris. En su intento de equilibrar sus
    papeles como esposa (del grabador de aguafuertes Roi Partridge,
    con quien se trasladó a la bahía de San Francisco
    en 1.917), y como madre y artista, durante los años
    veinte, Cunningham a menudo se vio limitada a fotografiar las
    plantas y flores
    que crecían cerca de su casa o que podía llevar
    hasta allí. El resultado fotográfico, en parte
    copias de platino, es osadamente grafico, con espectaculares
    contrastes de luz y sombras.

    Tras estudiar en la Clarence H.White School of
    Photograpy en 1.926, Laura Gilpin regresó a su Colorado
    nativo, en la parte occidental de los Estados Unidos,
    donde hizo retratos y libros
    ilustrados con sus fotografías mientras participaba en
    exposiciones de salones gráficos internacionales. Al igual que
    Cunningham, continuó utilizando el papel de platino
    preferido por White, mucho después de que los
    fotógrafos progresistas ya hubieran rechazado su suavidad
    matizada, combinándolas con los tonos duros y ricos del
    papel brillo industrial. Las fotos en platino de Gilpin conservan
    aquel espacio indefinido del primer pictoricismo, logrado
    mediante una gama tonal suave y reducida. Sin embargo, y al menos
    parcialmente, a la vez exhibía vigorosas formas
    geométricas fuera de todo tipo de contexto
    espacial.

    Separar a Mather, Gilpin y Cunningham como ejemplos de
    una modernidad pictoricista híbrida resulta un poco
    engañoso y supone una partición mas clara que en la
    que en realidad hubo entre ellas y los fotógrafos
    supuestamente mas avanzados. Pese a que la atención
    prestada al diseño de superficies decorativas y que a un
    uso ocasional por parte de Cunningham y Gilpin del papel de
    platino, ciertamente sitúa su obra dentro del esteticismo
    pictoricista, sus fotografías resultan un poco mas
    herméticas que las que había realizado Edward
    Weston poco tiempo atrás. Aun mas se ha sugerido una
    reevaluación positiva del arte a menudo realizado por
    mujeres y a menudo no tomado en consideración por su
    faceta decorativa a partir de la exploración de que los
    últimos sesenta realizaron, en zonas anteriormente
    tabú, referidos a la decoración y al diseño,
    artistas femeninos como la escultora americana Judy Plaff.
    Artistas que pretendían incluir en la corriente central
    del arte el interés de
    las mujeres por el trabajo
    manual y la
    decoración, actividades que antes se despachaban como
    insignificantes habilidades domesticas.

    La postura final fue adoptada (inadvertidamente fuera de
    los cánones modernos) por los innumerables
    fotógrafos de estudio cuyo trabajo permanece
    mayoritariamente sin recopilar. Estos cándidos
    fotógrafos, indiferentes a las corrientes
    artísticas, mientras pudieran entregar a sus clientes
    resultados satisfactorios, disminuyeron cada vez mas en los
    Estados Unidos
    después de la segunda guerra
    mundial por cuanto la creciente accesibilidad a las
    cámaras instantáneas permitía que la gente
    hiciera sus propios retratos de familia y sus
    propios recordatorios de acontecimientos, sin tener que depender
    de los profesionales. Sin embargo, un fotógrafo comercial
    cuyo negocio resistió fue James Van Der Zee. Sus
    fotografías tomadas en Nueva York, especialmente en la
    comunidad
    negra de Harlem, entre 1.916 y 1.968, nos dan testimonio visual
    de un modo de vida que de otra forma pudo haberse pedido, no solo
    por el paso del tiempo, sino por que la segregación racial
    también lo convertía por aquel entonces en
    invisible para la cultura
    dominante blanca. Entre sus fotografías vemos a Marcus
    Garvey, líder
    del movimiento nacionalista negro, y a Moorish Jews, parroquiano
    de una iglesia de
    Harlem.

    El crack de 1.929, tuvo efectos inmediatos no solo en el
    bienestar económico de los Estados Unidos, sino
    también en su vida cultural. El refinado estilo moderno de
    los años veinte y los artículos de lujo cuyo
    consumo promovía, rápidamente dejaron de ser
    relevantes en cuanto los ricos perdieron sus fortunas basadas en
    stocks sobredimensionados y en valores
    inmobiliarios, y los asalariados sus puestos de trabajo. El
    país se concentró en la difícil
    situación de los desempleados y en la batalla por la
    recuperación económica. La necesidad de los
    ciudadanos americanos por comprender lo que sucedía y la
    necesidad del gobierno de
    comunicarse con esos ciudadanos transformó el país
    en una cultura de
    imagen y
    sonido
    habitada por gente del cine y
    la
    radio.

    El estilo documental con que se transmitía esa
    información (tanto si el medio utilizado
    era el cine, la
    pintura, el texto escrito
    o la fotografía) imitaba el estilo franco y directo de la
    fotografía instantánea, que los americanos de los
    años treinta consideraban como prueba inalterable de una
    experiencia visual directa y en consecuencia digna de crédito.

    Los fotógrafos americanos no abandonaron
    únicamente un estilo moderno por otro documental,
    también se apartaron del prolongado énfasis que el
    pictoricismo ponía en la laboriosa realización de
    las ampliaciones que se exhibían ante un publico directo.
    En sus mansiones en la modernidad comercial de los veinte, cada
    vez mas fotógrafos de los treinta comenzaron a considerar
    las paginas de las revistas, libros y periódicos como
    lugar idóneo para la presentación de sus trabajos.
    A causa de este estilo documental de los treinta, desarrollado en
    los medios de
    comunicación y en el medio político y social
    mas allá de las galerías y exposiciones,
    probablemente se encontraron mas próximos al
    espíritu de los fotógrafos modernos europeos de
    después de la primera guerra mundial de
    lo que estuvieron los fotógrafos de los veinte, pese a que
    estos últimos fueron mas conscientemente
    modernos.

    Los efectos de la depresión
    se dejaron sentir mas tarde y con menos intensidad en la costa
    oeste, entonces aun mayoritariamente agrícola, que en las
    ciudades industriales del este. Quizá por tal motivo se
    aprecia en la obra del fotógrafo californiano Ansel Adams
    una especie de transición entre los estilos modernos y
    documental. Adams estudió piano cuando era joven, pero lo
    abandonó como profesional en 1.926 para dedicarse por
    completo a su interés por la fotografía, nacido
    como pictoricista aficionado. En 1.930 la creciente
    insatisfacción que le producía el pictoricismo
    culmina cuando conoció a Paul Strand en Tass, Nuevo
    Méjico y pudo ver sus negativos. Años
    después con Imogene Cunningham, Edward Weston y otros
    fotógrafos de la costa oeste, fundó el reformista
    Group 64f, que abogaba por una clara explotación de las
    cualidades únicas del medio, en oposición al
    reciente estilo pictoricista expuesto por William Mortenson. Los
    paisajes en gran formato de Adams de los treinta, poseen la
    minuciosa perfección de las obras de Weston y Strand de
    los veinte; ahora bien, en oposición a sus tendencias
    abstractas. Adams se interesaba mas por una representación
    visual precisa del mundo.

    La modernidad documental de los treinta resultó
    especialmente institucionalizada durante la presidencia de
    Franklin Delano Roosbelt cuyo programa de
    recuperación económica, el New Deal implicaba a los
    Estados Unidos por primera vez en una planificación social a gran escala opuesta a
    su sólida tradición de capitalismo
    individualista. Los administradores que dirigían la New
    Deal pronto reconocieron el poder de la
    fotografía para suscitar el apoyo popular en esa
    reorientación de la ideología del país e indujeron
    equipos de fotógrafos en la mayoría de sus programas; estos
    equipos crearon las imágenes que se difundieron en la
    prensa local y
    nacional. El programa del New Deal que reunió
    fotógrafos de mas talento fue la Farm Security
    Administration, responsable de la asistencia a los granjeros y a
    la población rural en general. Bajo la
    dirección del economista Roy Striker, la
    sección fotográfica de la F.S.A. fue mas
    allá de simplemente dejar constancia de las actividades de
    la F.S.A. y constituyó un archivo
    gráfico enciclopédico que abarcaba todos los
    aspectos de la vida en el campo y los pueblos pequeños.
    Los mas famosos de los fotógrafos que trabajaron para
    Striker en la F.S.A. eran Walker Evans y Dorotea Lange;
    también estaban Arthur Rothstein y Marian Post Wolcott.
    Mediante su publicación en periódicos locales y en
    revistas de ámbito nacional la situación de la
    población rural americana llegó al
    conocimiento
    de sus contemporáneos urbanos. Pese a que el estilo
    realista de aquellas fotos, sugiere que se adoptaron
    inapelablemente como documentos
    imparciales y ciertos, un reciente estudioso de la materia ha
    subrayado que en ellos existe un intento deliberado de conformar
    una determinada imagen de América sobre si misma,
    retratando nostálgicamente como real una tradición
    agraria que ya entonces era marginal.

    Antes incluso de trabajar para la F.S.A., Walker Evans
    ya practicaba un estilo documental. Como amigo y colega de
    Berenice Abbott, Evans estuvo viviendo en Paris a finales de los
    veinte hasta que regresó a los Estados Unidos en 1.929. Al
    volver, tanto Evans como Abbott comenzaron a fotografiar Nueva
    York en un estilo cuboconstructivista que utilizaba enfoques de
    ángulo elevados para construir imágenes fuertemente
    geometrizadas. A principios de los
    treinta, sin embargo, ambos fotógrafos abandonaron este
    estilo moderno. En su lugar adoptaron otros estilos documentales,
    sutilmente transparentes, que no impedían a los
    espectadores reconocer lo que estaban viendo.

    Abbott poseía un estilo realmente único.
    Estuvo expuesto a la influencia del surrealismo y
    de otras corrientes modernas europeas como ayudante en el estudio
    de Man Ray en Paris; sin embargo, volvió a los Estados
    Unidos para fotografiar Nueva York emulando al fotógrafo
    francés Eugene Atget cuyo corpus de elegantes
    fotografías de calles y parques parisinos adquirió
    tras su muerte con la
    intención de preservarlo.

    Abbott fotografió Nueva York durante seis
    años sufragando el proyecto de su
    bolsillo; luego prosiguió de 1.935 a 1.939, bajo el titulo
    Changning New York, con
    el apoyo del Federal Arts Projets del New Deal, un proyecto dirigido
    por la Works Projets Administration, que constituía un
    esfuerzo gubernamental para proporcionar trabajo a artistas
    desempleados durante la depresión.

    Además de modelar el rostro público de los
    proyectos
    oficiales del New Deal, el estilo documental dio origen en los
    años treinta a las revistas ilustradas. Entre las
    más notables se encuentran Life y Look, fundadas en 1.936
    y 1.937 respectivamente. Adoptando la misma apariencia que
    ofrecía la fotografía gubernamental del New Deal y
    con la colaboración de editores y periodistas
    gráficos fugitivos del nacionalsocialismo alemán,
    estas publicaciones explotaron el ansia de noticias de los
    americanos de aquella era de la depresión sobre sus
    ciudadanos y sobre los esfuerzos del gobierno por resolver los
    devastadores problemas
    económicos y sociales planteados. Entre los periodistas
    gráficos de Life estaba Margaret Bouske White, una antigua
    alumna de la Clarence H.White School of Photograpy, que
    había publicado fotos sobre la industria
    norteamericana en la revista mensual hermana de Life, Fortune;
    dedicada a los negocios de la
    clase alta; también estaba W.Eugens Smitz, que
    trató infructuosamente de reconciliar los encargos
    políticos con la política editorial de
    la revista; y Andreas Feininger nacido en América. El mas
    joven de los Feininger estudió arquitectura,
    pero en Suecia, donde vivió desde 1.933 hasta 1.939, se
    pasó a la fotografía arquitectónica. Incapaz
    como ciudadano americano de encontrar trabajo en Alemania
    posteriormente, se trasladó a los Estados Unidos y
    trabajó en Life desde 1.943 a 1.962. En Look
    también estuvo Arthur Rothstein, que entró en la
    revista tras abandonar la F.S.A.

    A lo largo de los años treinta, la prensa diaria
    también se orientó hacia el gráfico. En
    parte como respuesta a la competencia que
    representaba el éxito de los periódicos tabloides
    ilustrados, el uso de la fotografía en los
    periódicos americanos del tipo de hoja suelta impresa,
    aumentó en unos dos tercios en los años treinta,
    alcanzando un punto de saturación en 1.938, cuando el
    treinta y ocho por ciento del espacio no publicitario de los
    periódicos metropolitanos, era dedicado a la
    fotografía. Pero pocos de los fotógrafos que
    trabajaban en la prensa diaria se ganaron un reconocimiento de
    carácter local. Como excepción cabe
    destacar a Arthur Felling, un fotógrafo asentado en Nueva
    York dedicado a asuntos de crímenes. Felling se llamaba a
    si mismo "Weegee", una traducción fonética de
    "Quija", el nombre comercial del tablero en el que se intentaban
    recibir mensajes telepáticos. Weegee, que trabajaba por su
    cuenta, fue tantas veces el primero en llegar a la escena del
    crimen en asesinatos y otras terribles ocasiones, como accidentes,
    etc.., que sus competidores llegaban a pensar que poseia
    algún tipo de poder místico de adivinación,
    antes de suponer que, como resultó ser, disfrutaba de la
    única licencia de la radio de la
    policía concedida a un fotógrafo. Weegee tenia una
    especial capacidad para captar en un quiebro de su enorme
    cámara de prensa, el terror de lo sucedido grabado en el
    rostro de los mirones.

    Los fotógrafos también dispusieron de otro
    medio de publicación durante los treinta y los cuarenta.
    En los últimos treinta sobre todo, la popularidad de la
    fotografía documental tipo F.S.A. dio pie a un mercado de libros
    comercializados en masa, que mezclaban imágenes y texto.
    Entre los que disfrutaron de mayor éxito están "You
    and Paul Taylor" y "Let us
    now praise famous man", de Walker Evans y James Ager. Mientras
    que esos libros constituían esfuerzos conjuntos de
    fotógrafos y escritores, Wright Morris entró en el
    mundo de la fotografía en 1.938, con la capacidad de crear
    imágenes verdaderas con el mismo realismo
    fotográfico que surgía de su prosa descriptiva. El
    primero de sus dos libros, "The Inhabitans", concluido en 1.942 y
    publicado en 1.946, recoge en texto e imágenes un viaje en
    coche, en solitario a través de los Estados Unidos, en el
    cual atravesó el extraño sur antes de llegar al
    medio oeste y el oeste, zonas del país más
    familiares para él. Para su segundo libro, "The
    home place" (1.947), Morris regresó al escenario de su
    infancia, al
    estado de las
    grandes llanuras, Nebraska, en el norte-centro de la
    Unión, y allí fotografió con disciplinado
    cariño las granjas de su tío y de su recientemente
    fallecido vecino.

    Además de la fundación de Life y Look, los
    treinta fueron testigos, en el negocio editorial, de la
    revitalización de la revista de modas Harpers Bazaar, de
    la corporación Hearts, y de la contratación de
    Camel Snow como director en 1.932 y de Alexey Brodovitch como
    director de arte dos años después. Bajo su creativo
    liderazgo, la
    revista promocionó a Robert Frank, Man Ray, Richard Avedon
    e Irving Penn como fotógrafos de modas, dándoles
    una increíble libertad y una
    remuneración sustancial para que definiesen sus propios
    enfoques sobre la moda. Otro
    miembro de Harpers Bazaar fue Luise Dahl-Wolf que se formó
    como pintora en California y se introdujo en la fotografía
    en los años veinte tras conocer a la pictoricista Anne
    Brigman en San Francisco. Habiendo comenzado en 1.936, Dahl-Wolf
    trabajó fotografiando moda, principalmente trajes de
    baño. Posteriormente, juzgando intolerables los cambios
    experimentados por la revista tras la jubilación de Snow y
    Brodovitch, se retiró en 1.957. Su salida coincidió
    con la aparición de un estado de
    opinión de los fotógrafos en el sentido de que la
    creciente estructura
    corporativa de las revistas, resultaba contraria a la libertad
    creativa que les había llevado hasta ellas.

    Lisette Model también hizo fotografías
    para Harpers Bazaar. Nacida en Viena, la abandonó en 1.937
    para ir primero a Francia y
    después a Nueva York, donde en 1.940, fue contratada por
    Ralph Steiner, quien entonces trabajaba como director
    fotográfico de un periódico
    diario; al año siguiente, Brodovitch se hizo con sus
    servicios.
    Mediante unas imágenes gráficamente consistentes y
    socialmente satíricas, y también con su labor de
    enseñanza en la New School of Social
    Research de Nueva York, iniciada en 1.950, Model ejerció
    una gran influencia en la joven generación de
    fotógrafos, especialmente en Diane Arbus.

    Durante la segunda guerra
    mundial, el periodismo
    gráfico de revista continuó con su papel de
    reportero, introduciendo en los hogares americanos
    imágenes de las actividades de sus tropas en el
    extranjero. Pero incluso antes de la guerra ya
    había indicios de que algunos fotógrafos se
    sentían insatisfechos de la fotografía documental,
    y consideraban que sus exigencias de reportajes imparciales o
    hasta complacientes resultaba en exceso restrictivo para su
    propia creatividad.

    Frank Cappa, que ya seria por aquel entonces uno de los
    mayores exponentes del reporterismo gráfico gracias a sus
    fotografías en la guerra civil española,
    jugó un papel importantísimo en la creación
    de las imágenes mas impactantes del horror de la guerra.
    Mas tarde, junto con otros fotógrafos de igual talla como
    Cartier Brenson, crearía una de las agencias más
    importantes por la calidad de sus
    contenidos en la segunda mitad del siglo, la agencia
    Mágnum. "Si tus fotografías no salen bien es porque
    no te acercas lo suficiente", fue una de sus frases más
    famosas, y quizá la causa de su muerte
    años después.

     

     

    Autor:

    Javien López.

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