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Lengua Española (página 2)




Enviado por latiniando



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5. Apéndice

Lenguaje
Introducción  
Lenguaje,
medio de comunicación entre los seres humanos a
través de signos orales y escritos que poseen un
significado. En un sentido más amplio, es cualquier
procedimiento
que sirve para comunicarse. Algunas escuelas
lingüísticas entienden el lenguaje
como la capacidad humana que conforma al pensamiento o
a la cognición.

Formas De Abordar El Estudio  
El lenguaje
puede ser estudiado desde dos puntos de vista: según el
uso o la estructura.

El uso se relaciona con otros campos, como la literatura, la
comunicación de la información, la enseñanza de idiomas, la sociología, la ciencia
política y
la psicología. Los estudios sobre el uso del
lenguaje
tratan sobre lo que dicen las personas, lo que piensan que dicen
y lo que significa aquello que escriben o hablan para
comunicarse. Todo ello incluye el análisis de los contenidos, la
crítica literaria, el estudio del cambio
lingüístico y los factores sociales que determinan
los comportamientos lingüísticos de los miembros de
una comunidad
idiomática. También se aborda el estudio de los
efectos de la lengua en la
conducta humana.
Para la crítica literaria el lenguaje está
integrado por palabras que, adecuadamente ordenadas, producen una
emoción o un razonamiento. Para la lexicografía, es
el conjunto de palabras que poseen un significado, un origen y
una historia. Por
último, se puede entender el lenguaje como la forma en que
las palabras se seleccionan y combinan, proceso
inherente a los individuos, a los grupos o a los
géneros
literarios.

La estructura del
lenguaje concierne a la lingüística. Cada movimiento o
escuela
lingüística plantea diferentes enfoques sobre el uso
y la estructura. Aquellos que se centran en la
comunicación escrita, estudian la estructura del
texto
—es decir, de qué forma hay que ordenar las palabras
y las oraciones para que constituyan un todo coherente— y
les preocupa la posibilidad de traducir una lengua con
toda exactitud. Por otro lado, los lingüistas comparativos
agrupan e identifican las familias lingüísticas que
proceden de un tronco común. Los partidarios del estructuralismo afirman que el lenguaje tiene tres
niveles organizados de forma jerárquica: sonidos,
combinaciones de sonidos para formar palabras y combinaciones de
palabras para formar frases y oraciones. En el plano
fonemático se analizan los sonidos; en el
morfemático se describen las combinaciones de sonidos en
unidades con significado (los morfemas y sus combinaciones para
formar palabras), y en el sintagmático el enfoque se
centra en las combinaciones de palabras. Para los generativistas,
el lenguaje es un conocimiento
inherente a los seres humanos que les permite la competencia
lingüística; asimismo, estudian la capacidad y el
proceso de
adquisición de un idioma.

Comunicación Humana Y Comunicación Animal  
Si entendemos el lenguaje como un medio de expresión y de
comunicación, hay que incluir el estudio de los sonidos y
los gestos. Como es evidente que los animales emiten
sonidos y producen gestos, la pregunta es inmediata:
¿poseen un lenguaje como los seres humanos? Está
claro que muchas especies animales se
comunican entre sí. Sin embargo, la comunicación
humana difiere de la animal en siete razones que los
lingüistas han formulado: 1) posee dos sistemas
gramaticales independientes aunque interrelacionados (el oral y
el gestual); 2) siempre comunica cosas nuevas; 3) distingue entre
el contenido y la forma que toma el contenido; 4) lo que se habla
es intercambiable con lo que se escucha; 5) se emplea con fines
especiales (detrás de lo que se comunica hay una
intención); 6) lo que se comunica puede referirse tanto al
pasado como al futuro, y 7) los niños
aprenden el lenguaje de los adultos, es decir, se transmite de
generación en generación.

Sin embargo, recientes investigaciones
sobre los primates han demostrado que muchas de estas características no son exclusivas de los
seres humanos. (Véase Conducta animal).
No obstante, se puede afirmar con cierta seguridad que el
lenguaje humano posee características especiales. Los seres
humanos relacionan una serie limitada de unidades gramaticales y
de signos separados para formar un conjunto infinito de oraciones
que bien pudieran no haber sido oídas, emitidas,
leídas, escritas o pensadas con anterioridad. Los niños
que todavía no han aprendido gramática establecen sus propias reglas de
lenguaje empleando su capacidad lingüística,
así como los estímulos que reciben de la comunidad
lingüística en la que han nacido.

Fundamentos Del Lenguaje  
Para que exista el lenguaje se requieren ciertos factores: de
índole fisiológica (el organismo tiene que ser
capaz de emitir sonidos); de índole gramatical (el
discurso tiene
que poseer una estructura), y de índole semántica
(es imprescindible que la mente pueda entender lo que se
habla).

Fisiología  
Aunque muchos de los órganos humanos de la fonación
tienen otras funciones (como
la de comer), están perfectamente dispuestos para el
habla, por lo que el lenguaje humano aparece como el mejor
sistema de
comunicación entre los seres vivos. En el acto de hablar,
una corriente de aire sale de los
pulmones y se ve modificada por la vibración o no de las
cuerdas vocales (después de pasar por la laringe), por el
movimiento de
la lengua, el paladar y los labios. Las personas que sufren de
trastornos fisiológicos en el habla, como los sordomudos,
cambian su sistema de
comunicación, por ejemplo por medio de signos
visuales.

Cualquier lenguaje humano tiene una estructura
gramatical en la que las unidades fónicas
(señalizadoras) se combinan para producir un significado.
Las unidades mínimas portadoras de significado son los
morfemas. Un morfema puede ser una palabra, pero también
un prefijo o un sufijo (véase Afijos). Por ejemplo, en la
palabra coexistir hay dos morfemas co y existir. Las palabras y
los morfemas se clasifican según el papel que
tengan en la oración. Las clases de morfemas se
corresponden con las partes del discurso (como
nombres y verbos) pero también con prefijos, sufijos y
otros elementos. Los distintos tipos de palabras forman sintagmas
que a su vez se combinan para formar unidades mayores, como
oraciones y párrafos.

Semántica  Por último, en el lenguaje
humano es imprescindible que el hablante relacione unos sonidos
con un significado y que a su vez ese significado sea percibido y
comprendido por las demás personas que comparten la misma
lengua. En este proceso de comunicación, la gramática adopta el papel de
mecanismo que enlaza el pensamiento y
las ideas con la lengua que las transmite. Cada oración o
emisión portadora de significado posee una estructura
profunda y una de superficie. En la de superficie se encuentran
las palabras y los elementos de la oración tal y como se
dicen e interpretan. En la profunda, las palabras y los elementos
de la oración se estructuran gramaticalmente. En este
nivel, la estructura de la oración es ambigua. Existe la
posibilidad de que dos estructuras de
superficie tengan el mismo significado (Juan parece estar
contento y Parece que Juan está contento). Asimismo, una
estructura de superficie puede tener dos significados (Comer
carne puede ser peligroso puede significar que para alguien el
comer carne sea peligroso y que siempre que se coma carne exista
peligro). Las dos interpretaciones de esta oración surgen
porque una sola estructura de superficie es el resultado de dos
estructuras
profundas. Sin embargo, en el caso anterior las dos estructuras
de superficie corresponden a una sola estructura
profunda.

La comunicación humana es un proceso único
que combina la actividad de los órganos del habla, la
estructura gramatical y los significados denotados y
comprendidos.
Las Lenguas Del Mundo  Sea cual sea la comunicación
que establecen los seres humanos por medio de la lengua, los
gestos o los signos, debe cumplir el mismo proceso: adecuarse al
pensamiento que se quiere transmitir; sin embargo, las lenguas
que se hablan en el mundo, aunque cumplen con esa finalidad,
difieren ampliamente entre sí tanto en sus sistemas
fonéticos como en sus estructuras gramaticales.

Clasificación en función de
criterios formales  Se puede establecer una
clasificación de las lenguas sobre la base de sus
diferencias gramaticales. A principios del
siglo XIX los lingüistas de la escuela
comparativa intentaron agrupar las lenguas en cuatro grupos de acuerdo
con un criterio morfológico o tipológico. Estos
grupos de lenguas fueron los siguientes: lenguas
analíticas, aglutinantes, flexivas e incorporantes.
Las lenguas analíticas, también llamadas aislantes
o isolantes, son las que poseen palabras de una sola
sílaba que pueden ser portadoras del significado
básico o del equivalente de los elementos gramaticales
como persona, pasado.
Cada palabra es inmutable. Así, en chino para decir que
alguien vino hay dos palabras: lai (‘venir’) y li
(‘pasado’).
Las lenguas aglutinantes son las que reúnen (aglutinan) en
una sola palabra varios elementos, cada uno de los cuales posee
una significación fija e individual. A la raíz de
la palabra se le añaden los afijos (los prefijos se
colocan delante, los infijos van en el centro de la palabra y los
sufijos se colocan detrás de la raíz). La lengua
turca es un ejemplo de lengua aglutinante; así, la
raíz äv ('casa') puede recibir los sufijos, äv
dä ('en la casa'), äv lar ('las casas') y äv
lärda ('en las casas').
En las lenguas flexivas, los afijos aportan las variaciones de
género,
caso, persona,
número, voz, aspecto, tiempo y
conjugación que constituyen la flexión. El
latín, el griego y el español
son ejemplos de lenguas flexivas.
Por último, en las lenguas incorporantes se funde una
serie de elementos semánticos y gramaticales en una
palabra, como el objeto directo o el indirecto en el verbo. El
swahili es una lengua incorporante; por ejemplo, la palabra
hatukuviwanunulia significa 'no los compraremos para la gente' y
sus componentes son: ha (negación) tu (nosotros) ku
(pasado) vi (pronombre objeto de tercera persona plural y
género
neutro) wa (la gente) y nunulia (comprar a, comprar
para).

6. Clasificación
Genética O
Por Grupos De Familias  

El hecho de que dos lenguas tengan el mismo orden de
palabras dentro de la oración no quiere decir que
estén relacionadas entre sí. Para saber si existe
una relación hay que estudiar su genealogía y
clasificarlas desde el punto de vista genético. Esta
clasificación, a diferencia de la tipológica,
supone la comparación de los sistemas fonéticos y
de las unidades de significación para demostrar su grado
de parentesco. Del mismo modo que los parecidos familiares entre
las personas muestran su raíz genética,
entre las lenguas emparentadas existen parecidos aunque se trate
de lenguas muertas.

Los miembros de una familia
lingüística poseen una conexión
histórica y descienden de un antepasado idiomático
común. Los árboles
genealógicos muestran las relaciones entre las lenguas; la
lengua troncal más antigua se encuentra en la
cúspide del árbol y las ramificaciones
subsiguientes muestran el grado de alejamiento o proximidad entre
los miembros de la familia.
Las lenguas emparentadas lo están en sus elementos
gramaticales y en el léxico, y exhiben correspondencias
regulares entre los sistemas fonético y semántico.
Por ejemplo, la palabra inglesa fish y la española pez
corresponden a la latina piscem; asimismo, la inglesa father y la
española padre corresponden a la latina patrem. Donde el
latín tiene -t- en posición interior de palabra, el
español
tiene -d- y el inglés
-th-, como lo muestra el
grupo anterior
patrem, padre, father. Todas están emparentadas, son
calcos, es decir, genéticamente es la misma palabra. Donde
el latín y el español tienen p-, el inglés
tiene f-. La lingüística comparada estudia el campo
en el que se establecen las correspondencias sistemáticas
entre fonemas y sememas (sonidos y unidades de significado) de
las palabras calco (también llamadas cognadas); por medio
de la comparación entre las lenguas vivas ya agrupadas se
intenta reconstruir el antepasado común, perdido en muchos
casos. A estas lenguas precursoras, hoy total o parcialmente
reconstruidas, se les califica como proto, como el
proto-indoeuropeo.

Familias europeas y asiáticas  La más
conocida es la familia de
las lenguas indoeuropeas en la que están incluidas la
mayoría de las lenguas europeas, las del norte de la
India y de
otras regiones intermedias. Consta de las siguientes subfamilias:
itálica, germánica, celta, griega, báltica,
eslava, armenia, albanesa, indoirania y las extinguidas hitita y
tocaria. Hay otras subdivisiones en cada una de las subfamilias.
El español, por ejemplo, pertenece a la rama de las
lenguas románicas, que están incluidas en la
subfamilia itálica dentro de la gran familia
indoeuropea. El grado de parentesco que existe entre el
español y otras lenguas de la misma familia, como el
inglés, el griego y el sánscrito, es cada vez
más remoto.

La familia indoeuropea es una de las doce familias que
se han propuesto como extensas agrupaciones de lenguas. Existen
diversos enfoques lingüísticos a la hora de
establecer las clasificaciones. Por ello, cuando determinadas
escuelas anglosajonas hablan de familias de lenguas, los
lingüistas europeos, con mayor tradición comparativa,
prefieren hablar de subfamilias. Por otro lado, estos
últimos se muestran muy reticentes cuando se fijan
determinadas agrupaciones porque hay pocos datos y mucha
premura en las clasificaciones.

En Europa existen
otras lenguas que no pertenecen a la familia indoeuropea; es el
caso de la lengua vasca, lengua que al parecer no está
relacionada con ningún otro grupo de
lenguas conocidas. El finlandés, estonio, lapón (o
saami) y húngaro son las lenguas más occidentales
de la llamada rama ugrofinesa (que también incluye otras
lenguas de los Urales y de Siberia). Algunos autores vinculan la
familia altaica a las lenguas urálicas en un grupo
denominado uralaltaico (agrupación hoy desechada por la
escuela comparativa); la rama principal de las lenguas altaicas
está formada por el turco, el mongol y las
manchú-tungus. A los grupos de lenguas siberianas que no
parecen estar emparentadas se les ha denominado lenguas
paleosiberianas. En el Cáucaso se habla de las lenguas
caucásicas; la más estudiada ha sido la
georgiana.

Muchas lenguas de la India y de sus
vecinos al noroeste pertenecen a la rama indoirania de la familia
indoeuropea. Otros dos grupos de lenguas, la munda, que se suele
considerar como rama de las lenguas austroasiáticas, y la
dravídica (ambas incluidas en las lenguas indias)
representan a más de ochenta millones de hablantes. En el
sur de Asia encontramos
las lenguas chinotibetanas con cientos de millones de hablantes.
Sus ramas principales son la tibetano-birmana y la china (cuyos
numerosos dialectos suponen auténticas lenguas). Algunas
escuelas lingüísticas vinculan esta rama china con las
lenguas thaís (donde se incluyen la thai y la siamesa);
otras estiman que no forman parte de ellas.

Lenguas del Pacífico y africanas  En el
Pacífico existen tres grandes grupos: el primero comprende
a la familia malayo-polinesia, cuya rama occidental está
formada por la indonesia y la oriental por la oceánica; el
segundo grupo lo configuran las lenguas papúes, las de
Nueva Guinea, con numerosas lenguas aisladas y otras agrupaciones
(puede que exista algún tipo de conexión
todavía no encontrada); el tercer grupo lo constituyen las
lenguas indígenas de Australia (emparentadas entre
sí, aunque no se conoce una agrupación mayor que
las incluya). Aún cabría hablar de un cuarto tipo,
el referido a la lengua tasmana, hoy desaparecida.

En África centro-oriental se hablan las lenguas
de la familia camitosemítica o afroasiática.
Está integrada por cinco ramas semíticas:
además del árabe y el hebreo, la integran el
chadiano (que incluye el hausa, lenguas muy difundidas en el
occidente de África), el bereber (del norte de
África), la cusita (en el este de África) y la
copta, hoy desaparecida. Hay otras tres grandes familias
africanas: la nigero-kordofana, cuya rama más extendida es
la nigero-congoleña; la bantú, que es la
agrupación más difundida en el este y sur de
África, con el swahili y el zulú, y la familia
nilo-sahariana, cuya principal subdivisión es la
nilo-chari y la rama nilótica con la lengua de los masai.
La familia khoisán incluye las lenguas clic de los pueblos
que viven en el desierto de Kalahari.

Lenguas aborígenes americanas  La
clasificación de estas lenguas ha dado como resultado la
identificación de unas 150 familias, según
criterios muy estrictos. Desde otras escuelas se han agrupado en
torno a una
docena de conjuntos que
se han denominado superestirpes, aunque los últimos
estudios han echado abajo tales clasificaciones. Incluso
aplicando el primer criterio quedan sin agrupar bastantes
conjuntos de
ellas. En la costa del Ártico y en Groenlandia los inuit
hablan las lenguas aleutianas-esquimales; las esquimales se
subdividen en la inupik y la yupik. En la zona subártica
del Canadá se encuentran las lenguas athabasca y
algonquino. En Estados Unidos se
hablaba algonquino al este del río Mississippi, que
convivía con la iroquesa y la muskogee. En las Grandes
Llanuras se habla una familia de lenguas que recibe ese nombre,
cuyo principal idioma es el sioux, pero también se hablan
lenguas de la rama occidental del algonquino y las caddo. Las
shoshone (de la familia yuto-azteca) se hablan en la Gran Cuenca,
y más al norte se localiza la familia sahapta. En la Costa
Noroccidental se hallan las familias salish y wakashan, las
lenguas tlingit (que se creyeron emparentadas con las lenguas
athabascas) y la haida, que es una lengua aislada. Por toda la
región cultural del Suroeste se encuentra el apache, rama
de las athabascas, y junto a ella el grupo yuma y otra rama de
las lenguas yuto-aztecas. En
California se han encontrado muchas lenguas que constituyen
pequeñas agrupaciones, cuyas relaciones no parecen claras.
Véase Lenguas aborígenes (Estados Unidos y
Canadá).

La familia yuto-azteca esta muy difundida en México y
en Centroamérica, cuyo representante más importante
es el náhuatl; también se reconocen las lenguas de
la gran agrupación otomanque (mixteca, otomí y
zapoteca, entre otras) así como las familias mix-zoque,
totonaca o totonaco y tequistlateca. La familia maya, con varios
millones de hablantes, comprende unas 24 lenguas. Veáse
también Lenguas aborígenes de
Hispanoamerica.

Según el criterio que se aplique para clasificar
las lenguas de América
del Sur, cabe cifrar la existencia de unas 90 familias que no
incluyen todas las lenguas existentes en el subcontinente. El
quechua, el aimara, el tupí-guaraní y el mapuche
son las lenguas más habladas. En el norte de
Sudamérica, así como en el sur de Panamá, se
encuentran las lenguas del grupo chibcha (con el guaimí,
el paez y el warao), pero la familia que tuvo mayor
difusión la constituye la arawaca (con el isleño,
el guajiro y el campa). En el conjunto gê se pueden incluir
numerosas lenguas que se hablan en Brasil.

Clasificación Geográfica
 También resulta de gran utilidad analizar
y observar las vías de comunicación a través
de las cuales las lenguas vecinas han podido relacionarse. Cuando
se han estudiado, por ejemplo, las lenguas de la Costa
Noroccidental de Estados Unidos, se ha descubierto que estas
lenguas compartían el léxico (por ejemplo, en
relación con las faenas de pesca de
algunos de sus pueblos), demostrando que mantenían muchas
concomitancias. Todo ello implica que a lo largo de los siglos
han existido préstamos gramaticales, fonéticos y
léxicos entre las lenguas de una región
determinada. Sin embargo, los parecidos regionales no certifican
el parentesco, ni tampoco que pertenezcan a un mismo grupo de
lenguas.

Lenguaje Oral Y Lenguaje Escrito  Cuando una lengua
posee escritura y
expresión oral, es decir que no es una lengua muerta, su
escritura
puede presentar los caracteres gráficos de otra lengua y haber adaptado a
su alfabeto los fonemas, sílabas o morfemas que
ésta no tenía en sus orígenes. Al estudiar
la adaptación que existe entre escritura y
expresión oral, es posible comparar la forma oral y
escrita de una lengua.

Existen muchos tipos de escritura. En la china, cada
signo escrito es un morfema. En la escritura cherokee, cada
símbolo representa siempre la misma sílaba. El
japonés posee una escritura parecida, los llamados
silabarios. En las escrituras que emplean un alfabeto, como el
latino, cada signo representa un sonido de la
lengua hablada. El alfabeto latino posee 26 letras que suelen
mantener las lenguas que lo emplean, aunque no coincidan con el
número de fonemas que tienen que representar. Por ejemplo,
en español existen sonidos inexistentes en la lengua
latina; para representarlos se usan combinaciones de letras
denominadas dígrafos, como
ll, ch, o la tilde sobre la n (ñ), para representar
sonidos inexistentes en el latín
clásico.

La forma escrita de las lenguas es constante, estática y
suele reflejar la forma que tenía la lengua cuando se
adoptó el alfabeto, silabario o sistema gráfico del
que se trate. En cambio, la
lengua hablada es dinámica y cambia continuamente, aunque lo
haga con lentitud desde el punto de vista fonético. El
caso del español no ofrece grandes problemas de
adecuación entre la escritura y la pronunciación,
sobre todo si comparamos su situación con la de otros
idiomas, como el inglés, donde la inadecuación es
muy notoria. En las lenguas que han adoptado una escritura
reciente (como el swahili) o que la han reformado (como el
hebreo), es donde mejor se observa la adaptación entre la
lengua oral y la escrita.

A diferencia del habla, la escritura no representa el
timbre, el tono, la intensidad o la entonación; si acaso,
incluye, en el mejor de los casos, determinados signos, como los
de puntuación o las mayúsculas. Tampoco comprende
las variantes dialectales e idiomáticas. Prueba de ello es
que los chinos que hablan dialectos diferentes se entienden mejor
por medio de las formas escritas que por el lenguaje oral. Por
ese motivo, los hablantes de los distintos dialectos del
alemán escriben en alto alemán, que han adoptado
como norma escrita. En Latinoamérica no existe en general una
aguda situación de incomunicación entre los
hablantes de las diversas zonas, por lo que ni la lengua escrita
ni la hablada suponen una barrera para la
comprensión..

La Norma Lingüística  La forma escrita
del lenguaje goza de un prestigio mayor que la oral y suele tener
una complejidad gramatical y un léxico más preciso.
Así pues, la norma escrita, que se suele denominar
literaria, suele influir en el habla de la población escolarizada. En ciertas
situaciones, esos hablantes intentarán imitar la norma
escrita e, incluso, por razones de cultura,
evitarán el empleo de sus
usos orales, que relegan para las situaciones menos relevantes.
En los países árabes, por ejemplo, las personas
cultas emplean la norma del árabe clásico tanto en
el habla como en la lengua escrita, mientras que las personas
menos instruidas sólo emplean el árabe coloquial.
El uso de dos variedades de la misma lengua y por un único
hablante en situaciones distintas se denomina diglosia. Son
diglósicos los hablantes que emplean la norma literaria
como lengua oral si están en público, y su norma
nativa regional cuando están entre amigos (como ocurre con
los suizos germano-hablantes).

La norma en una lengua es aquella variedad que se ha
convertido en dominante; esta situación puede darse por
razones políticas
y es la legislación o las costumbres las que la consagran.
La norma lingüística es la que rige la escritura,
esto es, es la variedad literaria de la comunidad de hablantes o,
al menos, la que posee una norma ortográfica o un conjunto
de materiales
escritos en ella. Cuando se enseña una lengua, se
enseña la norma lingüística y quienes la
aprenden no pueden incorporar sus propios hábitos
personales.

Dialecto, Argot Y Jerga  Un dialecto es una
variedad de una determinada lengua que se distingue claramente de
aquellas que se emplean en otras zonas geográficas y por
diferentes grupos
sociales. Por ejemplo, los habitantes de las islas Canarias
suben a la guagua igual que los chilenos, en tanto que los
hablantes del español en la península
Ibérica lo hacen al autobús. Entre aquellos que
hablan el mismo dialecto geográfico o social, existen
otras variedades lingüísticas que dependen de
situaciones específicas.

Un caso diferente es el de los lenguajes especiales que
emplean profesionales o gremios (abogados, médicos,
labradores, artesanos y otros) cuando hablan de su
profesión, o grupos
sociales (jóvenes, marginados) que se sirven de un
lenguaje informal bien como afirmación generacional o para
no ser entendidos por personas ajenas a ellos; en general, este
modo de expresión se denomina argot. Un argot compuesto
por toda una terminología especializada que emplean los
miembros de una determinada profesión, sin connotaciones
peyorativas, es lo que constituye una jerga. También se
considera jerga o germanía al lenguaje del mundo del
hampa. Lo emplean los abogados, médicos, los pescadores y
los críticos, por citar algunas profesiones. Sin embargo,
el empleo de los
términos argot, jerga y germanía varía
según los autores.

Sabir O Pidgin Y Lenguas Criollas  Dada la función
comunicativa del lenguaje, hay lenguas que desarrollan sus
propias variedades dialectales y de argot para asegurar la
comunicación hasta transformarlas por completo (el
latín vulgar sufrió esta evolución). Puede suceder que el cambio se
lleve a cabo con gran rapidez como resultado del contacto entre
pueblos que hablan idiomas distintos y tienen la urgencia de
establecer intercambios. En esas situaciones es posible que
aparezca un sabir o pidgin, lengua de urgencia que está
basada en la estructura gramatical de una sola lengua, pero en el
léxico y en la fonética recibe y adopta las formas
de cuantas lenguas poseen las personas que lo utilizan. En el
área hispánica se denomina sabir porque ése
fue el nombre de la primera lengua de intercambio que se
basó en la gramática del español; en el
área de influencia del inglés recibe el nombre de
pidgin por motivos análogos.

Estas lenguas no poseen hablantes nativos y suelen tener
por origen las necesidades de los comerciantes para hacerse
entender por los indígenas de regiones distantes en zonas
costeras. Cuando los hablantes de un sabir lo transmiten a sus
hijos, que lo acaban convirtiendo en su primera lengua, aparece
una lengua criolla. El criollo ya posee hablantes nativos que
constituyen toda una comunidad y evoluciona como un idioma
cualquiera. Un ejemplo de todo ese proceso lo representa el
papiamento, lengua que surgió en las Antillas como sabir
hasta convertirse en criolla. Otro ejemplo lo representa el
pidgin-english que se habla en los puertos chinos y que ha
evolucionado hacia una lengua criolla, el chinook. Otro ejemplo
es el caso del idioma de Sierra Leona, el krio, que surge a
partir de un pidgin inglés en la costa de
África.

Lenguajes Internacionales  Con el fin de resolver
los problemas de
comunicación que hay en el mundo, debido a la enorme
diversidad lingüística existente, se ha propuesto
establecer el empleo de un lenguaje internacional. En algunos
casos, ciertos idiomas cumplen esta función. Las
denominadas lenguas de amplia difusión (en inglés,
Languages of Wider Communication, LWC) —como el
inglés o el francés, que muchas personas hablan
como segundo idioma— cuentan con muchos defensores que
mantienen que cualquier persona debería conocer al menos
una de ellas. Por otro lado, ha surgido también un
movimiento a favor de la creación de un idioma artificial
que todo el mundo debería conocer.

Durante cierto tiempo estuvieron
de moda algunas
lenguas artificiales, que luego prácticamente han
desaparecido. De todas ellas, el esperanto ha tenido bastante
éxito,
ya que posee una gramática sin irregularidades, una
pronunciación sencilla y un léxico basado en el
latín, el griego, las lenguas germánicas y las
románicas. Ahora bien, para los hablantes de otras
lenguas, el esperanto no parece tan internacional y resulta
más difícil de aprender y de hablar. Una nueva
propuesta como lengua internacional la representa el LOGLAND (que
surge como lenguaje lógico), creado en laboratorio y
del que se dice que está libre de connotaciones culturales
y que permite a sus hablantes expresar los pensamientos con toda
claridad y sin ambigüedades. Posee muy pocas reglas
gramaticales, un sistema fonético escueto y un
léxico extraído de los idiomas más
difundidos por el mundo, incluyendo el kindi, el japonés,
el chino, el ruso y otras lenguas indoeuropeas.

Evolución, Cambio Y Crecimiento De Un Lenguaje
 Entendido el lenguaje como la producción y la percepción
de un idioma, hay que decir que evoluciona en la medida en que
progresa la especie humana. Como sistema de comunicación,
puede ser utilizado con los sistemas de comunicación de
otros animales. Sin embargo, como se ha apuntado en otro
epígrafe, el lenguaje humano tiene aspectos creativos e
interpretativos que parecen marcar sus diferencias. Se cree que
la comprensión de la lengua está ligada a la
función que realiza una determinada zona del cerebro conocida
como área de Broca. Hasta que se produjo esa
especialización fisiológica, se creía que no
había diferencias entre el lenguaje humano y el sistema de
comunicación utilizado por otras especies
animales.

Al parecer fue en la era de Neandertal cuando se
inició el lenguaje, pero hasta la aparición del
Homo sapiens no se dio una evolución lingüística
significativa. Así pues, el lenguaje humano puede contar
con 30.000 ó 40.000 años de existencia. La enorme
diversidad de lenguas que hay en el mundo demuestra que una vez
que apareció el lenguaje se produjeron los cambios a gran
velocidad. No
es posible saber si hubo una primera y única lengua, ni
cuáles fueron sus sonidos, gramática y
léxico. La lingüística histórica, que
se encarga de descubrir y describir cómo, por qué y
de qué manera surgieron las lenguas, apenas puede sugerir
algunas hipótesis para explicar esta
evolución.

En el siglo XVIII el filósofo alemán
Leibniz sugirió que todas las lenguas que existen y han
existido proceden de un único protolenguaje,
hipótesis que
recibe el nombre de monogénesis. Aunque muchas lenguas
vivas proceden de una única lengua anterior, esto no
significa que el lenguaje humano haya surgido en varias partes
del mundo de forma simultánea, ni que las lenguas vivas
precisen de un solo antepasado, sino que pudo haber varios. Esta
segunda hipótesis, que explica el origen
múltiple para las familias de lenguas, recibe el nombre de
poligénesis.

Sea cual sea el origen de las lenguas, monogenético o
poligenético, la opinión general es que las
diferencias que existen entre ellas son relativamente
superficiales. Aunque se tengan dificultades para aprender una
segunda lengua, y parezca que no existen grandes similitudes
entre el español, el swahili o el chino, las diferencias
entre los idiomas no son mayores que sus semejanzas. Es muy
posible que los fonemas y combinaciones de las lenguas
existentes, a pesar de lo que pueda parecer, pertenezcan a una
especie de inventario
universal donde cada una de ellas selecciona los que precisa.
Cualquier idioma posee determinadas características
estructurales que elige dentro de esa reserva universal de
propiedades disponibles. Es decir, ninguna lengua emplea todos
los fonemas que la persona puede emitir, ni dispone de todas las
categorías gramaticales posibles (como tampoco los
hablantes con su propia lengua ni con otra emiten todos los
fonemas ni utilizan todas las categorías).

Cuando una lengua sufre transformaciones sustanciales
tanto en su estructura fonética como en su léxico,
puede llegar a convertirse en otra lengua. Eso es lo que ocurre
durante la evolución de un sabir a una lengua criolla, o
del latín al romance, y quién sabe si no
podría haber sucedido durante la fragmentación del
español o del inglés, por ejemplo. Pero
también puede aumentar. Es el caso de un dialecto
considerado menor que se convierte en dominante y sustituye a
todos los demás. Con el paso del tiempo ese dialecto deja
de ser incomprensible y puede originar, a su vez, la
creación en su seno de nuevas formas dialectales, verse
sujeto a un proceso de aparición de sabires,
después criollizarse y así sucesivamente. Lo que
caracteriza al lenguaje es su continuo crecimiento y
evolución en todos los aspectos, en tanto que
expresión viva de la naturaleza y la
cultura de los
seres humanos.

7.
Ortografía

Introducción  Ortografía, palabra derivada del griego
órthos, correcto, y graphé, escritura, designa la
parte de la gramática que fija el uso correcto de las
letras y de los signos gráficos en la escritura de una lengua
cualquiera en un tiempo concreto.

Alfabeto Y Fonética  
La escritura alfabética es en su origen una escritura
fonética, aunque no existe alfabeto alguno que sea una
representación exacta de su lengua. Incluso en el caso del
español, que es junto al alemán una de las lenguas
que mejor representa su fonética, existen 28 letras para
representar sus 24 fonemas básicos. Esto demuestra que un
solo fonema puede escribirse con más de una letra, como el
palatal /y/, que se puede escribir según las normas
ortográficas con la letra y o con el dígrafo ll; el
fonema velar /x/, que se escribe por medio de las letras g o j (y
en México
también x); o el fonema /s/ que para los latinoamericanos
en general se escribe con las letras c, s y z, y en algunas
palabras de origen náhuatl (véase Lenguas
aborígenes de Hispanoamérica) con la letra x. En
otras lenguas el desajuste entre la fonética y la ortografía es mayor, como por ejemplo en el
caso del inglés, donde sólo un 25% de las palabras
se escriben siguiendo una adecuación fonética.
Además, hay que tener en cuenta que la
pronunciación de una lengua varía de forma notable
tanto en el espacio, por lo que aparecen los dialectos, como en
el tiempo. Por otro lado, algunas normas
ortográficas son de origen gramatical y no fonético
como por ejemplo el escribir con mayúscula cualquier
nombre propio, o escribir n ante f o v. Esta exigencia gramatical
se aplicará incluso a los neologismos que puedan entrar en
la lengua. Con respecto al uso de las mayúsculas, en la
lengua alemana éstas son normativas también para
los nombres comunes. En el campo de la creación literaria
surgen ‘heterodoxos’ de la escritura como Bertolt
Brecht, quien escribe su Diario de trabajo usando sólo
minúsculas. En España,
Juan Ramón
Jiménez propuso usar sólo la j para representar el
fonema /x/.

Ortografía Y Lengua Común  
La ortografía no es un mero artificio que pueda
modificarse con facilidad. Un cambio ortográfico
representa una alteración importante para una lengua. La
ortografía es el elemento que mantiene con mayor firmeza
la unidad de una lengua hablada por muchas personas originarias
de países muy alejados. Esto ocurre con el español,
el árabe, el inglés o el francés, por poner
algunos ejemplos. Si la ortografía cambiara para ajustarse
sólo a criterios fonéticos, el español
podría fragmentarse en tantas lenguas como regiones del
mundo donde se habla, pues poseen algunos hábitos
articulatorios diferentes y, si se representaran en la escritura,
aparecerían con el paso del tiempo graves problemas de
incomunicación por falta de un código
común comprensible para todos. La ortografía no es
sólo un hecho estrictamente gramatical, sino que
también obedece a motivos claramente
extralingüísticos.

Etapas del español escrito  En la escritura
del español se observan tres grandes etapas, que coinciden
en términos generales con los tres momentos de su
evolución histórica. Los primeros documentos que se
escriben en castellano no se
ajustan a una única norma ortográfica, porque no
existía, pero a partir del reinado de Alfonso X sí
se detecta una cierta uniformidad; ésta es quizás
la escritura más fonética de la historia del idioma, porque
intenta reproducir las creaciones recientes de una lengua que
pugna por ocupar el lugar del latín como lengua culta. Por
ejemplo, en esta gráfica medieval tienen su lugar
consonantes hoy desaparecidas: ss, que correspondería a un
sonido sordo
de [s] en posición intervocálica, ç para un
sonido [ts], que desapareció siglos después y
algunos otros.

En el siglo XV Nebrija escribe su Gramática de la
lengua castellana y fija en ella la primera norma
ortográfica que reproduce y retoca el humanista Gonzalo
Correas en el siglo XVII, estipulando que la diferencia entre b y
v es sólo ortográfica pero no fonética. De
acuerdo con ella, se publican y editan los textos del siglo de
Oro.

Los cambios fonéticos de la lengua hablada, que
se habían iniciado con el desarrollo y
expansión de la lengua española por el mundo,
habían concluido y se hacía necesaria una nueva
norma ortográfica que los fijara y divulgara a regiones
tan extensas como alejadas: por esta razón en 1741 la Real
Academia Española publica la Ortographía (en la
segunda edición, de 1752: Ortografía) que permanece
prácticamente en vigor hasta el siglo XX. En el año
1959 la Academia publica las Nuevas Normas de Prosodia y
Ortografía que se distribuyen por las estaciones de
radio, por las
redacciones de los periódicos y se pactan con las otras
academias de la lengua del continente americano, lo que garantiza
su cumplimiento y asegura un único criterio para la lengua
literaria impresa. Aquí reciben el mismo tratamiento tanto
las normas referidas a la escritura de las palabras como las
referidas a los demás signos que necesita la escritura. En
1999, la Real Academia Española publica la
Ortografía de la lengua española, edición
revisada por las diferentes academias de la Lengua. Entre otras
novedades de esta edición, se encuentra la que admite no
acentuar gráficamente formas verbales como
‘fie’, ‘hui’, ‘riais’ y en
sustantivos como ‘guion’ o ‘Sion’. La
razón es que, aunque la pronunciación parezca
indicar hiato, en realidad se trata de diptongos o triptongos y,
por tanto, responden a la norma general acerca de la
acentuación de los monosílabos. La observación no excluye mantener "las reglas
de ortografía anteriores a estas, si quien escribe percibe
nítidamente el hiato y, en consecuencia, considera
bisílabas palabras como las mencionadas"

Otras Lenguas  
En otras lenguas, las reformas ortográficas proceden
también de hechos relacionados con los cambios
fonéticos y gramaticales que cada una sufre a lo largo de
su historia; así el holandés, el francés o
el noruego, por citar algunos ejemplos, han sufrido recientes
reformas ortográficas que han patrocinado sus gobiernos
respectivos, porque durante el siglo XX todas las lenguas han
conocido la necesidad de adoptar préstamos procedentes de
la revolución tecnológica, informativa
y científica; todas están en contacto y se hace
necesario fijar con nitidez las características peculiares
de cada una. No hay que olvidar, no obstante, la presión
ejercida por el inglés, que se está consagrando
como una auténtica lengua franca. En esta lengua, la obra
de Noah Webster consagró los usos del inglés de
Estados Unidos y con ello sus cambios ortográficos frente
a las escrituras del inglés europeo. En el caso del
francés, la primera fijación de la
ortografía coincide también con el siglo XVII y es
resultado de la fundación de la Academia Francesa por el
cardenal de Richelieu, que fijó y consagró de forma
oficial el uso y las normas de la lengua culta. A finales del
siglo XVIII había tanta diferencia entre la lengua culta y
la popular, que los revolucionarios franceses podían
descubrir la condición de los nobles a través de su
pronunciación del diptongo oi, correspondiente al fonema
/e/ en la lengua culta y al fonema /wa/ en la vulgar y popular.
Se impuso por razones políticas
este valor
fonético, sin que ninguna reforma ortográfica
posterior lo haya recogido.

Como queda demostrado por todos estos hechos, la
ortografía no es tan arbitraria como parece y responde no
sólo a la representación fonética, sino que,
sobre todo, supone un elemento de cohesión que fija una
norma escrita única en las lenguas comunes a países
diferentes.

8. Bibliografía.

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área ibero-románica, hecho por uno de los
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Madrid: Ediciones del Ministerio de Educación, 1980.
Estudio de lingüística comparada e histórica
acerca del contacto entre lenguas peninsulares.
Lapesa, Rafael. Historia de la lengua española. Madrid:
Editorial Gredos, 9ª ed. (corregida y aumentada), 1981.
Clásico estudio sobre el desarrollo de
la lengua española, trabajado desde el comparatismo
histórico, la fonología y la retórica.
Mateos Muñoz, Agustín. Compendio de
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D. F.: Esfinge, 17ª ed., 1980. Minucioso estudio acerca de
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española.
Menéndez Pidal, Ramón. El
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Salvador, Gregorio. Lengua española y lenguas de
España. Barcelona:
Editorial Ariel, 1987. Estudio de lingüística
comparada
y política
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Vigara Tauste, Ana María. Aspectos del español
hablado. Madrid: Sociedad General,
1980. Estudio comparativo sobre la diversidad coloquial del
español en la actualidad.
Enciclopedia Encarta 1998.
Página
web de la Real Academia Española.
Revista Plaza
Educativa: http://www.plazaeducativa.com.ar

 

 

Autor:

Lic. José Luis
Dell'Ordine

Buenos Aires –
Argentina



http://fundaciontm.ecomundo.com.ar

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