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Psicopatología




Enviado por anacordero98



Partes: 1, 2

    Indice
    1.
    Primera Parte

    2. Segunda
    Parte

    3.
    Conclusiones

    4.
    Bibliografía

    1. Primera
    Parte

    Aspectos psicodinámicos del desarrollo y
    del devenir de un toxicómano.
    Admite que el problema de la droga es una
    ecuación de tres dimensiones :
    Producto
    El encuentro de una personalidad
    Un momento sociocultural

    El problema de la toxicomanía tiene que ver con
    una clínica de la intensidad además de una
    clínica de la causalidad.Los fenómenos
    clínicos que se encuentran en los toxicómanos
    serán más o menor banales sino se tuvieran en
    cuenta la cinética de las transformaciones intra
    psíquicas y del rol irreductible de la memoria en
    tanto evocadora del placer procurado y constantemente
    idealizado.
    Los descubrimientos traídos por la neurofisiología
    o la química
    biológica con respecto al funcionamiento del cerebro, no
    pueden explicar de forma satisfactoria el Imaginario de un
    toxicómano y su productividad en
    el sentido. Darle un enfoque científico del
    toxicómano, sobre todo vigilar, las reducciones
    aparentemente razonables.
    El Dr. Olievenstein plantea que un toxicómano autentico
    parte de un estadío del espejo roto (a) que va a
    constituir a través de otro estadío, la desmedida,
    el idiota familiar. Buscando su identificación(b) va
    exponer todas las formas de placer y/o de dolor hasta el
    estadío de la androgenia. Será el encuentro del
    producto(c)
    que hará de él un casi mutante, que no podrá
    cambiar salvo por la creación del estado de
    dependencia y generalmente por el dúo que integra con el
    sufrimiento " Estadío del sufrimiento del sujeto
    desintoxicado"(d).

    (a) Teoría
    del espejo
    Cuando un niño nace forma un todo, fusionando con la
    madre, de acuerdo a las teorías
    de Jacques Lacan, en un momento dado se mira en un espejo real y
    simbólico y se identifica a si mismo y se distingue de su
    madre; es lo que se llama el estadío del espejo que cada
    niño normal puede vivir.
    El niño psicótico no puede llevar a cabo ese
    estadío del espejo(el espejo no existe).
    Para el niño futuro toxicómano todo ocurre en el
    estadío del espejo posible y un estadío del espejo
    imposible, es lo que el denomina estadío del espejo roto,
    todo ocurre en el momento que el niño se mira en el espejo
    que constituye su identidad, el
    espejo se rompe en añicos. Las razones de estas roturas
    son múltiples.
    Entre el estadío del espejo posible y del imposible hay
    varias categorías intermedias, una de ellas es cuando el
    espejo esta más o menos roto, en ese momento intervienen
    otros elementos, la importancia de la oferta del
    producto en el
    mercado y sobre
    todo el momento cultural.
    Cada persona tiene que
    ver con la ley, la ley tiene tres
    dimensiones, la ley real, encarnada por los jueces,
    policías y maestros. La ley simbólica, encarnada
    por el padre y el apellido del padre y la ley imaginaria hecha de
    la síntesis
    entre la ley real y la simbólica.
    Cuando esta síntesis
    de la ley imaginaria falla , en ese momento en que las grandes
    fisuras del espejo conllevan a una cierta facilitación del
    uso de la droga.
    Es importante recordar que ese recuerdo de esa rotura del espejo
    que marca al
    individuo y que conlleva luego a través de los
    estadíos siguientes a toda una serie de verificaciones y
    reiteraciones que a su vez en ping pong los envía a una
    identidad
    imposible.
    (b) Segundo estadio: es la desmedida búsqueda de esa
    identidad perdida. Es interesante reconstruir la biografía de tal o
    cual paciente. Lo que no es banal es su identidad en el tiempo y en el
    espacio. Es el inmenso campo del terror nocturno y del insomnio.
    El niño mayor participa ya de una obligación
    lucida. Esta obligado a alucinar lo real, la vida escolar es
    ritmada por las imposibilidades de renuncias y exclusiones. Es
    perseguido y persecutor, el encuentro con la sexualidad
    será determinante. Es la practica de una
    masturbación repetida frenéticamente y prolongada
    en el tiempo.
    Después del pasaje al acto con una pareja, luego, la
    tentación y la aventura andrógena. Esta
    última no se debe confundir con la sexualidad ya
    que se trata de: una pulsión de deseo y una
    búsqueda de identidad en la bifase. En ese caso, en esa
    medida de la desmedida , que se van a construir lazos del
    sistema
    familiar la tendencia actual es ignorar la participación
    familiar en esa construcción. Si la oferta de la
    droga desempeña un papel al igual
    que el niño desempeña un papel en la
    economía
    familiar. Es en ese sistema que van a
    desarrollarse las verificaciones exclusivas que lo caracterizan .
    Dos elementos nos aparecen extremadamente frecuentes. Por una
    parte la negación del padre, o, de su nombre, vivido como
    incapaz de hacer gozar a la madre y por otra parte la
    relación compleja, ambigua y contradictoria y a la vez
    deseable y rechazante que muda la relación con la
    madre.
    (c)Tercer estadio es el encuentro con el producto. Si el
    niño frágil, débil, encuentra y busca la
    droga, va a encontrarse por primera vez en presencia de un
    instrumento, de un objeto inerte y exterior que va a permitirle
    dos cosas: 1) es colmar, en una atmósfera
    iniciática, el placer que busca ( una unidad totalizante
    que lo acerque a Dios). Ello colma completamente la fisura.
    2) después del almacenamiento en
    la memoria de esta
    experiencia inefable, tendrá la posibilidad aparentemente
    infinita de verificarla por la repetición.
    Asistimos por lo tanto aquí, en esta verdadera
    mutación explosiva, del encuentro de una carencia y de
    algo "el objeto droga" que trasciende esa carencia en y por un
    estado
    absolutamente único por la especie humana.

    La carencia inicial será importante y el efecto
    del producto será totalitario.
    En todos los casos, en ese estadío recomiénzale
    gran temor de encontrarse ante el vacío. Es allí
    que se juega la construcción psíquica, por lo menos
    tan activa como pasiva y al menos tan deseada como sufrida. La
    dependencia es la puesta en escena del deseo, es un
    fenómeno activo, voluntarista, que se convierte en un modo
    de existencia, una relación con la vida, que permite
    solamente evacuar por su propia existencia todo lo que le ha
    ocurrido al sujeto desde el estadío del espejo roto.
    En este sentido, la carencia es la verdad y aliena toda otra
    forma de verdad, un ser activo a la ilusión.
    Bernard Jeveaux plantea la extrema rareza de los estados de
    despersonalización en el momento de la sustitución
    / supresión.
    El sufrimiento se convierte en la alternativa deseada por falta
    de algo mejor que el placer y substituye al objeto droga que ya
    no puede desempeñar su rol más que por
    comparación.
    Es el objeto del deseo incomprendido, la carencia en sí
    misma son obstáculos para la cura del toxicómano;
    paradójicamente cuando está curado de la carencia
    que el toxicómano recae para encontrarla mejor.
    (d)Cuarto estadío que el sufrimiento admitido del sujeto
    desintoxicado. Lo que vive el sujeto es una verdadera guerra
    psíquica , una guerra
    psíquica interior, una guerra civil entre él y el
    mismo, forma con este sufrimiento un dúo tan terrible como
    el que formaba antes con el producto y con la carencia.
    Es al caer la tarde, cuando el tiempo vivido se instala en la
    espera ye en le recuerdo, es allí cuando se manifiesta ese
    sufrimiento inusitado, un minuto puede ser un siglo, y no nos
    asombramos del número de pasos al acto que en las instituciones
    se desarrollan en estos tiempos. Una posición perversa del
    sujeto y del terapeuta, que a lo largo del camino que va a
    acompañar el toxicómano, la reflexión
    ética
    es parte integral del trabajo a la vez clínico y
    terapéutico.
    No tomar posición desemboca inevitablemente en el trueque
    de una dependencia por otra pero también desemboca sobre
    un impasse grave, ya que cuando el sujeto trata de liberarse de
    esa dependencia no tendrá más que la
    recaída.
    Toda terapéutica lineal que no tuviera en cuenta las
    discontinuidades emocionales, afectivas, y cinéticas, se
    abocaría a un fracaso total. Un terapeuta solo no puede
    enfrentar tampoco tales discontinuidades, tendremos que poner en
    práctica entonces un sistema. Tomar el lugar del objeto
    droga y llegar a un compromiso ortopédico
    satisfactorio.
    Hay que organizar entonces un espacio y una vivencia
    transicional, que sea la primera transacción entre
    dependencia total y la independencia
    más o menos lograda El contrato es la
    primera concesión que el paciente toxicómano
    deberá hacer; el lugar y las figuras terapéuticas
    deben ser suficientemente fusionables y afectivas para que el
    paciente se permita esa concesión sin hacer trampa. Ese
    primer encuentro debe ser como el flash que
    sintió con el producto. Se debe buscar productos
    transicionales suficientemente buenos para actuar con poder sobre
    todo en el síntoma de abstinencia, pero suficientemente
    neutros para no evocar ante la extrañeza del paciente el
    placer del toxicómano. Las separaciones vividas como una
    propiedad
    ética,
    deben transformarse en la memoria del
    paciente, en un recuerdo suficientemente satisfactorio,
    aún en su parte dolorosa.
    La segunda fase es la aislamiento del medio, cuando la primera
    fase se ha logrado, se trata de concluir un segundo contrato, y de
    proponer una nueva posibilidad de identificación. El nuevo
    lugar debe ser suficientemente cálido, donde las
    posibilidades de juego quedan
    como importantes y donde el aprendizaje de
    la ley va progresando. En cada fracaso, el trabajo es
    vuelto a tomar pero en otros lugares, se utilizan los recursos de la
    institución y de la cadena terapéutica. Hay que
    ofrecer al paciente distintos modelos de
    identificación y diferentes espacios para que se vuelva a
    hallar con las piezas rotas del espejo y pueda hacer opciones
    parciales. Ese trayecto requiere de un terapeuta líder,
    es un trayecto de discontinuidad en la continuidad, una ruptura
    con los conceptos tradicionales de tomar a su cargo los
    toxicómanos. Recordemos que la ética de trabajo de
    nuevo contacto hasta el final del periodo transicional debe ser
    el cese de todo estado de dependencia sea con el producto, la
    institución o con los terapeutas.
    Tercera fase, la psicoterapia específica , es evidente que
    desde el primer contacto deben ubicarse dos elementos
    contradictorios: 1) un anuncio de un programa a largo
    plazo con la
    organización de los contratos
    sucesivos.
    2) una seducción del toxicómano en donde la
    intensidad lo lleva por encima de la de la situación
    causal.
    En el inicio el terapeuta sabe que si quiere éxito
    debe ubicarse en el lugar del tercer excluido, que es el objeto
    droga .Debe funcionar en dúo con el toxicómano como
    éste funcionó con el producto; aunque se trata
    únicamente de una herramienta y la relación
    dependente no debe terminar por ser un fin en sí
    misma.

    La herramienta debe llevar a una construcción
    "cultural" y ortopédica del YO, capaz de hacer una
    opción entre esas distintas identidades parciales. Cuando
    la consolidación del YO sea suficientemente fuerte, es el
    toxicómano, él mismo que decidirá dejar su
    identidad, abandonarla. El honor y la gloria del terapeuta
    especializado es organizar esa negación del YO y permitir
    la salida de su paciente.
    Los instrumentos clínicos de los cuales disponemos son
    insuficientes y en particular creo que estamos intoxicados por
    una concepción causalista, sobre todo a nivel de los
    afectos y las sensaciones; también estamos infectados por
    una concepción normalizadora del trabajo a realizar con
    los toxicómanos. La única concepción que me
    parece verdadera y eficaz es de aliviar una situación de
    sufrimiento. El toxicómano tiene una particularidad
    única en el ámbito de la patología que es de
    tener una parte sana (está constantemente oculta) y otra
    enferma (que todos la conocen). Esa parte no enferma, es el
    encuentro con un placer extraordinario , lo que debemos combatir
    es el recuerdo adornado de ese placer, En caso de proponerle al
    toxicómano de entrada una posición demasiado
    normalizadora va a llevarlo primero a seducirlo a uno,, en
    segundo tiempo a provocarlo y en un tercer tiempo a recaer.
    Para el Dr. Claude Olievenstein una política en materia de
    toxicomanía debe obligatoriamente cinco
    elementos:

    • Represión del tráfico
    • Recepción liberal de los adictos
    • Prevención e información
    • Inserción socio profesional
    • Política de la Juventud.

    Si estos cinco elementos no están reunidos no hay
    lucha contra la toxicomanía .
    Afirmaciones del Dr. Olievenstein con respecto a la familia de
    toxicómano son las siguientes:
    "No hay un modelo
    único de familia de
    toxicómano. Cuando se ve por primera vez una familia podemos
    tener los siguientes tipos de familias: dolorosa, resignada,
    científicas, culpables, cómplice, falsamente duras
    etc, por lo que no puede existir solo una estrategia en
    materia
    familiar.
    Primer paso: individualizar cada caso, y hacer tomar conciencia que
    los problemas
    anteriores persistían
    Segundo paso: obtener que los dos padres se presenten con su
    hijo. Recibir primeramente al adolescente solo y escuchar su
    versión y a continuación se reúne a los
    padres con los hijos. Frente alas distintas versiones que surgen,
    se propone al conjunto de la familia un
    compromiso, un contrato; Hay varias posibilidades:

    1. los padres y los hijos aceptan caminar un cierto
      tiempo juntos y se propone la estrategia de
      la terapia familiar.
    2. Los padres quieren ser seguidos, pero el hijo no
      acepta esto, hay que hacerse cargo de la angustia de la familia
      y seguir con ésta, aun si con el adolescente tenemos una
      posición de espera.
    3. El adolescente quiere ser seguido por sí mismo
      y los padres quieren ser sostenidos, a partir de ese momento el
      terapeuta comienza con el adolescente y comprometido con el
      secreto profesional, y los padres son seguidos por otro
      terapeuta.

    Los efectos de la droga pasan por tres fases: el
    flash que es
    como una explosión, como un orgasmo; el planeta donde el
    muchacho o la chica vive sus deseos y los vive realmente y el
    descenso donde se reintegra a la normalidad de una manera
    melancólica y real.
    Es decir, tenemos por un lado el recuerdo adorado del flash y del
    planeta y por otra parte la melancolía que no tiene
    más que un deseo de volver empezar y vuelve a empezar;
    pero en ese momento por razones neurobiológicas el
    cerebro
    reclama cada vez más droga, si no se le da suficiente se
    vuelve esclavo, está en carencia, organiza el sistema de
    dependencia, se ha vuelto toxicómano.

    Clasificación de las
    drogas:

    1. Euforizantes, cuyo tipo es la heroína.
      Tranquilizan a la gente
    2. Excitantes hacen creer que uno es Dios en persona, que
      uno es capaz de hacer cualquier cosa. Entre estas se encuentran
      las anfetaminas y la cocaína.
    3. Embriagantes, entre estas se halla el alcohol,
      solventes.
    4. Sedantes, los medicamentos
      psicotrópicos.
    5. Ideológicas, porque no crean dependencia pero
      al mismo tiempo han sido utilizada por los jóvenes como
      medio de cambiar la sociedad. Entre
      sus productos
      los alucinógenos y como derivado el haschih que se
      presenta como una droga de convivialidad.

    Riesgos:
    Alto riesgo: personalidad
    perturbada desde la infancia .
    Medio Riesgo: sujetos
    netamente menos perturbados y si existe ausencia de valores que se
    encarnan en los niveles reales, simbólicos , aún
    estos niños
    van a sucumbir a la tentación y unirse con los niños
    de alto riesgo.
    Chicos normales: no miden, como el resto de las categorías
    mencionadas, suficientemente los riesgos y pueden
    ser sometidos a tentaciones aunque las actitudes ni
    las soluciones son
    distintas que los otros.

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