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Plan Colombia – Visones del mundo (página 2)




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4. Impactos Globales Del Plan
Colombia

Los impactos del "Plan Colombia" pueden
ubicarse en varios marcos: geográfico, seguridad,
económico, ecológico y socio-político. El
debate hasta
ahora no ha involucrado mayormente a importantes actores de la
sociedad
civil, como los agricultores y las poblaciones involucradas
de las cuencas de coca, marihuana y
amapola. Los que están poniendo los muertos no tienen voz
en estos debates. Por tanto, es indispensable convertir a los
blancos de la violencia que
el Plan Colombia desata,
en sujetos de sus propias propuestas, en parte fundamental de la
solución.
En lo geográfico, la zona del conflicto
tiene un área de 3,5 millones de Km2 de la
región andino-amazónica, con 100 millones de
habitantes en un teatro de
operaciones
que va de la Amazonía, Orinoquía, selvas del
Chocó y golfo del Darién en los países
fronterizos con Colombia. Se trata del pulmón del mundo,
de la mayor reserva de agua dulce del
planeta con incalculable riqueza biológica y crisol de
culturas autóctonas con conocimientos secretos que la
humanidad no debería destruir.
En aspectos de seguridad, el
Plan Colombia busca aumentar la presencia militar de EEUU en la
región andina con el objetivo de
controlar las convulsiones sociales que trae la aplicación
de las políticas
neoliberales.
En lo económico, el Plan es el esfuerzo externo más
significativo de EEUU en su lucha antidrogas: $1,300 millones,
748 millones para asuntos militares, pero también 272
millones para el "desarrollo
alternativo", promover el respeto de los
Derechos
Humanos y fortalecer la justicia. No
obstante, si se produce una escalada militar regional, las
economías de los países se verán seriamente
afectadas: disminución del crecimiento
económico, incremento del déficit fiscal,
presiones inflacionarias, bajón de ingresos y
empleo,
compresión de la demanda,
recesión productiva, déficit de balanza
comercial y de pagos, fuga de capitales, aumento de la
deuda externa,
etc. Para Venezuela,
estos efectos serán particularmente graves pues nuestra
cercanía con el país protagonista agudizaría
la problemática socio-económica, particularmente en
la zona limítrofe.
En lo ecológico, la aplicación del Plan
acentuará la ineficaz política de
fumigación química y la
"guerra
biológica" con el uso del hongo Fusarium Oxysporum cuyo
efecto será devastador ha reportado por investigadores
serios. La erradicación forzosa, según la
experiencia de los países andinos, ha llevado a la
dispersión e internamiento de los cultivos hacia zonas
alejadas con la consiguiente ampliación de la frontera
agrícola, vía "tala y quema" de bosques, e
instalación de cultivos en las cabeceras de las
micro-cuencas con efecto devastador en épocas de
lluvia.
En lo social, aparte de los muertos y heridos de la
"cotidianidad" colombiana, se estima que en el sur de Colombia
provocará no menos de 30 mil desplazados hacia las
fronteras con Ecuador y
eventualmente el Perú y Venezuela. La
conflictividad social de la región se agravará por
la fragilidad social general y por la dramática crisis
humanitaria por la que atraviesa la población desplazada (más de 1
millón de personas en Colombia desde 1995) y masacrada
(más de 18 mil muertos sólo en el año 2000):
la segunda mayor tragedia del mundo reciente después de
Kosovo. En Venezuela los efectos sociales del Plan Colombia
pueden expresarse en una mayor miseria a consecuencia del
desvío de recursos
públicos hacia actividades de seguridad.

5. Anexos

El Plan En Números
La zona de conflicto
tiene una área aproximada de 3.500.000 kilómetros
cuadrados, e involucra a los países de la región
Andina: Colombia, Ecuador,
Perú, Bolivia,
Venezuela y parte de Brasil, con una
población aproximada de 100 millones de
habitantes. El teatro de
operaciones
directa de la guerra abarca
una zona importante de la Amazonía, que a decir de los
expertos, es el pulmón del mundo y la mayor reserva de
agua dulce
existente, además de que posee una riqueza
biológica incalculable. Su fragilidad biológica ha
sido amenazada permanentemente, debido a las actividades humanas
que se han desarrollado a lo largo de estas décadas, tales
como la extracción de petróleo y
de la madera, la
introducción de ganado y de cultivos de
Palma Africana, etc.
Del paquete económico entre el 70 y 80% se destina para
fines militares, -y de estos más del 60 % se reparte en la
industria
bélica norteamericana- y apenas el 20 % del total se
asignan para fondos que tienen que ver con política
social. Con lo que el componente fuerte del "Plan Colombia"
intensificará la guerra a lo largo y ancho del país
y puede extenderla a los países fronterizos.
Los 12.500 hombres que serán entrenados y organizados
directamente a órdenes del Plan Colombia provenientes de
la Policía, el Ejército, la Armada y la Fuerza
Aérea; los 500 asesores norteamericanos; los 80
helicópteros Huey y Black Hawk; los 60 millones de
dólares destinados a los radares; en fin, el uso de la
sofisticada tecnología militar
norteamericana, iniciará de inmediato la denominada
"Guerra del Sur", que cobijará los departamentos
colombianos del Putumayo y Caquetá.
La ayuda de US$ 1.300 millones fue aprobada por el Congreso bajo
ciertas condiciones: que los soldados estadounidenses no
participen directamente en operaciones de combate y que no haya
simultáneamente en territorio colombiano mas de 500
efectivos y 300 contratistas.

Voces
"¡Guillo!, Nos invade el plan Colombia"
"Nada ha sido más elocuente sobre esta cultura de lo
venezolano que la histeria colectiva desatada por el Plan
Colombia y su potencial trágica repercusión de este
lado del Arauca.
La prensa se
volcó a reseñar el tema con fruición y
razón no le faltaba. La visita de Clinton a la vecina
patria hubiera sido demasiado sosa si a ella no se le encontraba
algo jugoso que explotar a lo largo de los días siguientes
a su partida. Los prejuicios que siguen existiendo en contra de
cualquier género de
ayuda norteamericana a estos pobres países del sur, son
capaces todavía de derramar litros de tinta editorial.
Así que los opinadores encontraron terreno propicio para
dedicarse a analizar cómo la aplicación de este
instrumento político va a tener consecuencias
apocalípticas para los países vecinos de la
convulsionada Colombia.
Me pregunto cuántos habrán tenido la acuciosidad de
informarse en detalle acerca del contenido del temido Plan
Colombia. Es bien cierto que no se han distribuido centenares de
ejemplares de este programa en las
calles venezolanas y que nosotros nos hacemos fácilmente
propagadores de los ecos que generan otros igualmente
desinformados. Ello también es elemento muy ilustrativo de
la poca información que es necesario tener en esta
tierra de
gracia, para lanzarnos en una diatriba capaz de descalificar
cualquier hecho, proyecto o
persona, si el
tema resulta sabroso para convertirse en el centro de una
conversación de "cocktail" social o para abordar frente a
una cervecita playera.
Las opiniones van desde considerar que el equilibrio
militar del continente se va a ver severamente alterado, como si
en la agenda de nuestros países la disposición a la
guerra estuviera a la vuelta de la esquina, hasta a pensar que
hordas de desplazados de la violencia que
desatarán las armas
norteamericanas, vendrán a invadir los predios
venezolanos. No faltó quien quisiera significar que el
episodio de los refugiados del norte de Santander- familias
desplazadas la semana pasada por las luchas entre guerrilla y
paramilitares- eran ya una muestra de lo que
nos ocurriría de manera exponencial cuando el Vietnam que
se está fraguando al lado termine de tomar forma con la
ayuda americana. De telenovela.
¿Es que nadie se ha dado cuenta que Colombia es un
millón de veces mas peligrosa para sus vecinos sin el plan
que con él? A quien le quepa duda, no tiene sino que
sentarse frente a su televisor a mirar los noticieros de RCN
todas las noches, para perder la tranquilidad y el sueño,
al observar el nivel de violencia con que convive a diario la
patria que respira del otro lado de la frontera. Droga y
guerrilla son hechos tan corrientes del lado de allá, como
los partidos de beisbol del lado de aquí. Aquel pobre
país, en la realidad, ha tenido que amarrarse las tripas
para en medio de las lágrimas tratar de construirse a
sí mismo.
No he escuchado aun a nadie decir, de Cúcuta para
acá, que el crecimiento esperado del PIB de este
año- que superará 3,2% luego de una caída de
4,46 % el año anterior también forma parte del plan
que tanto torpedeamos. Ni que la inflación cercana a 10%
que alcanzaran este año y que también forma parte
de las propuestas del plan, ayudará a recuperar algo de
bienestar para sus coterráneos. No he leído a nadie
ponderando la ayuda de mas de 200 millones de dólares que
los planes sociales colombianos recibirán de parte de
Norteamérica, ni poner de relieve las
bondades de los planes de sustitución de cultivos para
provocar desarrollo en
las zonas desnarcotizadas.
Si no tuviéramos esa inclinación ancestral a
mirarle la paja en el ojo ajeno hace rato nos habríamos
percatado de otras cosas que son ciertas. Venezuela, desde que
Colombia comenzó y ha continuado con eficiencia su
gesta antinarcóticos, terminando con los carteles de Cali
y de Medellín, se convirtió en el target obligado
de quienes hacen de este delito un
fabuloso y lucrativo negocio. Si no fuéramos tan miopes,
lo que tendríamos es que estar preparándonos para
fumigar nuestra casa porque el vecino ya comenzó a fumigar
la suya.
La posición fácil – y la sabrosa para criticar un
rato- es la de encontrarle cuantos "peros" podamos a la
iniciativa que les costará a los gringos 600 millones en
equipamiento y en ayuda militar para combatir a un flagelo que
tiene captados para el consumo a los
niños
de las escuelas en cada pueblo y ciudad americana.
Más bien, yo invitaría a que miráramos con
interés
investigativo el uso que se dará a los otros dineros que
se estarán invirtiendo por parte de Colombia y de terceros
países e instituciones
financieras internacionales para rescatar la dinámica social, promover el progreso
económico, provocar la transformación institucional
del país vecino y para hacer de esa tierra un
lugar de paz. Una vez que se haya entendido el rumbo que se le
intenta dar a Colombia con su plan, y el esfuerzo titánico
que se ha hecho en conseguir la solidaridad
internacional con ese rescate, quizá nos animemos nosotros
a escribir menos en tono menos abrasivo y mas informado, y a
exigirle a nuestras autoridades -¿por qué no?, como
diría Pompeyo- un Plan Venezuela de este lado". Beatriz de
Majo C., El Nacional, Martes, 5 de septiembre de 2000.

"Y ahora, ¿el plan Venezuela?"
"Sentimos gran complacencia por el viraje en la política del
Presidente Chávez sobre el Plan Colombia. No de otra
manera tenía que ser y por ello tanto insistimos para que
se entendiera la equivocada actitud que se
venía asumiendo en el problema del vecino país.
Era de esperarse, si no el apoyo, sí la aceptación
nuestra, por cuanto como vecinos tenemos el derecho de reclamarle
a Colombia nuestro consentimiento, consulta y
participación, en una acción multinacional en su
lucha contra la producción ilegal de drogas, que
inevitablemente involucra su acción política contra
la guerrilla, necesariamente militarizable.
Era comprensible, mas no aceptable, la actitud
personalista del Presidente en el tratamiento del problema
colombiano, dada la escasa y elemental asesoría que
venía recibiendo, totalmente alejada de la realidad
política, vista solo con el prisma de la teoría
del libro militar
preglobalización. No por falta de especialistas en las
materias, sino por el prurito revolucionario de no admitir el
apoyo de los versados, sino de los convencidos. Es grave olvidar
en la continuidad social y cultural de los pueblos, aún
con revoluciones, que el
conocimiento se macera con la experiencia y ésta se
logra con la práctica y la vivencia, únicas formas
culturales para actualizar la historia, corregir los
errores y cambiar el pensamiento,
bases insoslayables para la elaboración del concepto
estratégico nacional en la relación
internacional.
El asunto no es para legos ni para aprendices coyunturales de
política, por ello el llamado a la reflexión a fin
de evitar continuar con el disparate. Las opiniones sobran.
Muchas sinceras pero irreales, otras equilibradas pero apegadas a
la coyuntura histórica sin sentido trascendente, por
cuanto van al juego de lo
histriónico, cuando se fundamentan en el equilibrio de
fuerza o
poder
nacional, visto solo desde el punto de vista de la beligerancia
entre dos actores, olvidando: el temido poder de la
fuerza multinacional, la rapidez de la moderna acción
bélica y la reacción globalizada regional,
continental y mundial, cuyo principal reflejo, hoy inmediato, es
la reducción de la economía local, el
cierre u obstaculización de las fronteras
económicas y la regresión de la pobreza.
No se trata de un asunto tinturado de nacionalismo.
No es el juego de una
revolución
otoñal, ni la oportunidad para el castigo a situaciones
melodramática del pasado independentista. Ni siquiera, la
opción oportuna para finiquitar las controversias
limítrofes. Se trata de la limpieza de la casa, cuyo
espíritu atenta contra el ánimo que tiende a
pervertir la salud mental de
los pueblos, embarcados con los Estados Unidos a
la cabeza, en una escalada de consumo de
drogas. Se
trata de engullir el contenido del plan, bautizado como Plan
Colombia, calificado por muchos, como el Plan América, el que necesariamente nos
involucra, aún cuando su acción y ejecución
sean soberanas de los actores. Un plan, del que no podremos
escapar aunque queramos, con o sin terquedad. Máxime,
cuando los principales actores son los dos mejores socios
comerciales de Venezuela, uno en importación petrolera y otro en exportaciones no
tradicionales. Otra visión es de mezquindad ignorante.
Como se venía manejando el problema, con la óptica
solo militarista, nos convertía en el país mas
extraviado y contracorriente de la era globalizante tercer
milenaria, tratando de resolver las diferencias interestatales
atacando o acosando al vecino con la negación del apoyo
solidario en su lucha política, sin intervenir en ella,
como es de lógica
internacional. Por ello consideramos que fue y sigue siendo un
error militarizar el problema fronterizo venezolano,
mezclándolo con el Plan Colombia. Mas aún, tratar
de hacer una amalgama "bolivariano-santanderina", con el desfase
de casi dos siglos de historia mal estudiada y mal
entendida. De continuarse con esta práctica,
volveríamos a las acciones
antihistóricas, surgidas del caudillismo de
mediados el siglo XIX.
La incorporación de elementos comparativos del equilibrio
del poder militar regional, ante la incorporación del
elemento militar en el Plan Colombia aupado y apoyado por
Estados
Unidos, no es solo una gracia tonta, sino que tiende a la
promoción de una carrera armamentista
innecesaria y dañina para nuestras economías, que,
sumada a la irracionalidad del uso de las Fuerzas Armadas en
tareas, que bien pudieran servir para incrementar el empleo, no
hacen otra cosa que dilapidar nuestros siempre escasos recursos.
Se trata de utilizar nuestras instituciones
en el fin para el cual fueron creadas, partiendo de la
racionalidad jurídica, bastante deteriorada por la
irracionalidad constituyente de dar funciones, sin
especificidad orgánica. Es decir, crear primero el
órgano y luego darle su función,
en contra de la simple teoría
organicista que, siguiendo las pautas de derecho
natural o de la naturaleza,
asigna la función al
órgano más idóneo y apropiado, cuando no es
de necesidad crearlo.
Siempre hemos creído y así lo hemos expuesto, que
el problema binacional fronterizo debe caracterizarse por un
tratamiento jurídico y político diferente en cada
uno de los Estados afectados y, la institucionalización
del problema tiene que ser necesariamente diferente, cuando se
involucra en él al componente militar. Para Colombia, el
binomio droga-guerrilla, puede ser atacado por sus fuerzas
armadas, como lo fue en su oportunidad atacado el problema
guerrillero en Venezuela, mientras que en nuestro país,
ese mismo binomio, partiendo de la nacionalidad colombiana, no
puede asignarse al componente militar venezolano. Hemos insistido
en que el problema guerrillero es un problema político en
cada Estado, que no
puede, por lógica
soberana, traspasar las fronteras como delito. Por ello
hemos insistido en que Venezuela no debe militarizar el problema
de la guerrilla colombiana y, mucho menos darle relevancia
jurídica en la jurisdicción militar, ya que ello
conlleva internacionalizar el problema, cuya situación
agrava las relaciones
internacionales de ambos países.
La situación en Colombia es de suma gravedad y más,
de fragilidad político-militar, donde desde hace tiempo, el
gobierno no ha
podido con el problema mixtificado guerrilla, droga,
paramilitares, sin que neguemos el esfuerzo que han hecho sus
presidentes por lograr la pacificación, hoy concretado en
el denominado Plan Colombia. Para Venezuela, fuera ideal
mantenerse alejados del problema, pero sería una
insensatez pensar en lograrlo y mucho menos intentarlo. Venezuela
jamás podrá alejarse y ni siquiera evitar el efecto
del problema colombiano, ya que se trata de un problema que nunca
ha podido ser controlado por Colombia misma.

Debemos insistir en que Venezuela, como Estado vecino
y de vívida influencia comercial y social con Colombia, no
puede conformarse en estar o no de acuerdo con la solución
"Plan Colombia", ya que con o sin intención, siempre hemos
estado involucrados en el problema y lo único que nos
queda, querámoslo o no, es prepararnos para enfrentarlo en
la medida de su penetración. Surge entonces, como lo hemos
propuesto, la necesidad de un plan paralelo o complementario, que
hemos dado en llamar "Plan Venezuela", que obliga a la coordinación entre los dos gobiernos
actores, sin menospreciar el apoyo ofrecido por Estados Unidos,
la Unión
Europea y otros Interventores internacionales.
Es bien importante entender, que Venezuela tiene que
desmilitarizar el Plan, ya que surge la necesidad de complementar
la acción social promovida y ejecutada por actores
específicos de este campo, incluyendo la acción
policial liderizada o dirigida por la Guardia Nacional, (no la
Fuerza Armada), en cumplimiento del contenido constitucional que
da a este componente o fuerza militar, la conducción de
las operaciones requeridas para el mantenimiento
del orden interno. Es en función civil y no militar,
función genérica de este órgano policial
desde su creación, cuya misión
justifica su existencia. Pueden mantenerse, modificarse o crearse
nuevos teatros de operaciones, donde la función principal
correspondería a la Guardia Nacional con la integración de Comandos
Específicos para operar en dichos teatros, que no son
organizaciones
sino ámbitos territoriales para la operación.
La Guardia estaría equipada policialmente y apoyada por
los otros cuerpos policiales nacionales y regionales, por los
órganos jurisdiccionales penales ordinarios y cualquier
otro elemento organizacional necesario al esfuerzo policial. En
la retaguardia estarían los otros componentes de la Fuerza
Armada, para brindar su apoyo si fuere necesario. No debe escapar
en el análisis, lo costoso que salen las
operaciones militares y el desgaste y deterioro del equipamiento
militar, que incluye la desmoralización de los hombres de
las armas.
En este respecto, pareciera que entraran en claridad los
analistas militares, al comprender que el problema fronterizo es
un problema político y social, engranado con una actividad
delictiva "civil", que compete a las autoridades funcionales
policiales. La acción militar por naturaleza tiende
al fracaso cuando se le asignan tareas diferentes a la seguridad
del Estado. Para eso son creadas y justificadas". Enrique Prieto
Silva – Miércoles, 25 de abril de 2001 – Venezuela
Analítica.

"Los escenarios de un nuevo mbr-200"
"La nueva posición ante el Plan Colombia ha sido
una de las razones de peso para llamar al renacimiento del
MBR-200. Las presiones de EE.UU., las actitudes
conservadores de los ejércitos de Colombia y Venezuela, y
la antesala de la reunión en Quebec, en el marco de los
acuerdos para crear el ALCA, son las
razones más importantes para que el Presidente decidiera
respaldar ahora al Plan Colombia.
Por supuesto que ésta, no es la única razón
para relanzar al MBR-200. Otras razones políticas
conducen a esta incierta salida de última hora. El curso
vegetativo que ha seguido el MVR, así como la generalizada
corrupción, el descontento del soberano, la
frustración de un proceso sin
rumbo, el terreno ganado por la derecha, la pérdida de
valores del
pueblo, las agudas críticas que pudieran generarse por el
respaldo al Plan Colombia, todo estas variables
inducen a la generación de alternativas que revitalicen el
poder del Presidente.
Su anuncio, en el contexto de la política nacional,
presenta dos posibles escenarios. Un primer escenario de
amplitud. Dirigido a reunir a todas las fuerzas con ideales
revolucionarios. Que se proyecte más allá del mismo
MBR-200, para reconducir la gestión
de gobierno hacia lo
que tiene vigencia todavía del proyecto
original. Este escenario exige limpieza del entorno. Reemplazar a
los puntofijistas del gobierno por aquellos que han estado
luchando toda la vida por un proceso de
cambio
estructural. Demanda tomar
medidas de inmediato en el orden moral, penal y
pecuniario contra los gestores de la corrupción. Exige convocar a los hombres
que mantienen sus ideales y principios
morales por encima de las desviaciones que produce la
fascinación del poder. Rescatar con ellos la dignidad, el
honor y todo el cuerpo de virtudes humanas que inducen la
felicidad y el bien común del colectivo. Este escenario
requiere reorientar los programas
sociales hacia la autogestión de las comunidades
organizadas. En este escenario el discurso del
Presidente tiene que ser consecuente con su práctica. El
Presidente tiene que ser un verdadero instrumento del pueblo.
Dejar de lado el verbo manipulador de un populista, para
sustituirlo por el buen juicio y el sentido común de un
estadista.
El segundo escenario es el sectario. Reeditar el Polo
Patriótico bajo el espíritu del MBR-200. Este
escenario convocaría solamente a quienes están a la
orden del Presidente. La construcción de un aparato limitado, sin la
participación de sectores vitales para la
reconstrucción nacional. Este sería un escenario
restringido, que reforzaría la plataforma política
del Presidente. Sin trascendencia. Circunscrito solamente a este
ámbito. No reuniría a todos los que han luchado y
lo siguen haciendo comiéndose las verdes por parir un
país que eleve el nivel de vida, la conciencia
política y el bagaje cultural del pueblo.
Definido los escenarios y con base a los anuncios hechos por el
Presidente y de acuerdo a las primeras reacciones del sector
político, el llamado apunta al segundo escenario. Por lo
que, ante su inminente desenlace, dudo que una nueva
versión del Polo Patriótico sea el factor para
satisfacer las metas del MBR-200: Cambio en las
relaciones de poder para crear el poder constituyente del pueblo.
Transferirle al pueblo la toma de
decisiones. Generar un sólido sector autogestionario
que permita romper y disminuir muy significativamente la pobreza del
pueblo. Respaldar y aupar las luchas sociales. Incentivar la
riqueza y prosperidad de cada individuo. Defender hasta la muerte
nuestra soberanía y no vacilar nunca en mantener el
principio de la autodeterminación de los pueblos.
La reedición del Polo Patriótico sin agrupar al
resto de las fuerzas políticas identificadas con la lucha
revolucionaria es fortalecer exclusivamente a la instancia
presidencial, pero no al proceso revolucionario como un todo. Si
de veras se quiere avanzar hacia la profundización de los
cambios a nivel de la estructura
social, hay que adentrarse en el significado de una revolución
y retar inclusive a los propios centros de poder que hoy dominan
al mundo". William E. Izarra – Lunes, 30 de abril de 2001 –
Venezuela Analítica.

6.
Bibliografía

BBC Mundo – Plan Colombia – "¿A
qué juega Pastrana?" http://www.bbc.co.uk/spanish/extra0008colombiaintro.shtml

Colombia y Venezuela: ¿socios petroleros? II – http://www.analitica.com/va/economia/opinion/default.asp

Colombia – Venezuela: construir canales de comunicación para prevenir el conflicto –
http://www.analitica.com/va/hispanica/colombia_paz/default.asp

El Plan América

http://www.analitica.com/va/hispanica/colombia_paz/default.asp

Falacias y verdades sobre el Plan Colombia –
http://www.analitica.com/va/hispanica/colombia_paz/default.asp

¡Guillo!, nos invade el Plan Colombia –
http://www.analitica.com/va/internacionales/fuentes/default.asp
El escarpado camino de Caracas a Bogotá y Washington –
http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/default.asp

El Plan Colombia –
http://www.analitica.com/va/internacionales/fuentes/default.asp
Venezuela-Colombia: Pastrana y Chávez liman asperezas –
http://www.analitica.com/va/internacionales/politica_exterior/default.asp

Y ahora, ¿El Plan Venezuela? –
http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/default.asp

Los escenarios de un nuevo MBR-200 –
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/default.asp
Chávez ofrece 'apoyo pleno' al Plan Colombia –
http://www.analitica.com/va/sintesis/nacionales/default.asp
Estados Unidos aplaude a Chávez por apoyo al Plan Colombia
– http://www.analitica.com/va/sintesis/internacionales/default.asp

 

 

Autor:

Bravo Vásquez

Do Couto G., Henrique

Partes: 1, 2
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