Las preguntas de la vida. Por Fernando
Sabater
EL ANIMAL
SIMBOLICO
Soy un ser parlante, un ser que habla; alguien que posee un
lenguaje y que
por tanto debe tener semejantes. El lenguaje
está abierto a la comprensión de seres
inteligentes. El lenguaje es el certificado de pertenencia de mi
especie, el verdadero código
genético de la humanidad. Lo más asombroso del
hombre es que
es hábil y se enseñó a sí mismo el
lenguaje y el alado pensamiento.
Nada de lo porvenir le encuentra falto de recursos puesto
que posee la capacidad técnica de controlar las fuerzas
naturales poniéndolas a su servicio.
Sólo de la muerte no
tendrá escapatoria. Quizás lo verdaderamente
más humano sea el propio asombro del coro
sofoclíteo ante lo humano, esa mezcla de
admiración, orgullo, responsabilidad y hasta temor de las
hazañas y fechorías humanas.
Pero según Giovanni Pico, la dignidad de
nuestra condición nos viene de que somos algo menos que
los demás seres. A las demás cosas no le queda
más remedio que ser lo que Dios ha hecho y ha querido que
sean. Todos los seres están así prefijados de
antemano menos el hombre. Lo
asombroso del hombre es que se mantiene abierto e indeterminado y
debe responder sin excentricidades a lo que marca su naturaleza. El
hombre es también un poco Dios. Puede hacer mal uso de esa
discrecionalidad pero también puede alzarse hasta la
mismísima inmortalidad.
Siempre se ha intentado definir lo humano por
contraposición con lo animal y con divino. El hombre
expresa siempre el latente temor a que se lo confunda con las
demás bestias. Pero Darwin con su
evolución
humana a partir de otras formas de vida animal, demuestra
nuestro parentesco con ellos. Tradicionalmente, se ha hablado del
ser humano como un animal racional. A los animales la
inteligencia
les sirve para procurarse lo que necesita y parece estar
exclusivamente al servicio de sus instintos. En cambio a los
humanos nos sirve para descubrirnos necesidades nuevas. El hombre
es un animal insatisfecho. Los humanos utilizamos la inteligencia
tanto para satisfacer nuestros instintos como para interpretar
las necesidades instintivas de nuevas formas. La conducta animal
es predeterminada; y el comportamiento
humano es indeterminado y libre. Filósofos distinguen entre el medio propio
en que habitan los animales y el mundo en que vivimos los
humanos. En el medio animal no hay nada neutral. En el mundo
humano cabe cualquier cosa, incluso lo que nada tiene que ver con
nosotros, o lo que perdimos o lo que aún no hemos
conseguido. No podemos hacernos la idea de lo que es ser un
murciélago o un lingueirón, simplemente por que no
lo somos.
El lenguaje humano es más profundamente distinto de los
llamados lenguajes animales. Estos últimos se refieren a
la finalidad biológica de la especie mientras que los
significados del lenguaje humano son abstracciones. Los lenguajes
animales (tan radicalmente distintos del nuestro que parece
abusivo denominarlos lenguajes) mandan señales
útiles para la supervivencia del grupo. Lo
característico del lenguaje humano es que sirve para decir
lo que queremos decir. Pese a la variedad de idiomas que no todos
manejamos, lo importante es lo que quiso decir la persona (su
voluntad).
Los niños
aprenden a hablar por que se les despierta esa intención.
El ser humano tiene el propósito de comunicarse ante de
disponer de los medios. Lo
característico del lenguaje humano es objetivar un mundo
comunicable de realidades determinadas en el que otros participan
conjuntamente con nosotros. Cada idioma abre un mundo
diferente.
El hombre es un animal simbólico. Un
símbolo es un signo convencional acordados por miembros de
la sociedad
humana para referirse o comunicar algo. Las palabras y
números son símbolos. Cualquier cosa natural o
artificial puede ser un símbolo si nosotros queremos que
lo sea. Los símbolos se refieren sólo
indirectamente a la realidad física y sin embargo
apuntan directamente a una realidad mental, pensada,
imaginada, hecha de significados y de sentidos.
ARTICULO DE
OPINION DEL TEXTO
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