El BIID, el cerebro vibrando, el lóbulo parietal superior (LPS) (página 2)
El índice de mortalidad para los
epilépticos es de dos a tres veces mayor que para el
resto de la población
El riesgo de la muerte repentina es 24
veces más elevado para las víctimas de esta
condición
200,000 casos nuevos se reportan todos
los años y más de 3 millones de americanos
activamente la sufren
El número de epilépticos
es mayor que el de los pacientes con múltiple
esclerosis, la distrofia muscular y el Mal de Parkinson
combinados
Entre un 1-3% de la población
total estadounidense desarrollará la epilepsia antes
de la edad de 75 años
Debido a traumas, resultados de
operaciones bélicas, existe una tendencia al
incremento estadístico de los trastornos convulsivos
para los veteranos que retornan de Irak y de
Afganistán
Los dólares dedicados a la
investigación de algunas condiciones, per
cápita, por año, contrastan de manera
dramática: Epilepsia $35, $129 para víctimas de
Alzheimer, y $280 para los de la esclerosis
múltiple.
Otelo da muerte a
Desdémona Museo de Chiado Portugal
La importancia, de la atención
recibida, para todos los asuntos de interés
público, especialmente en los EEUU, es la de gozar de un
proponente político
En la actualidad, el Senador Edward M.
Kennedy, quien ha sufrido convulsiones luego de la
remoción quirúrgica de un tumor cerebral y David
Axelrod — uno de los hombres de confianza más allegados
al presidente Obama — han mostrado interés en avanzar
legislación para encontrar cura a esta condición,
ya que el hijo de Axelrod, hoy de 27 años, ha sido
epiléptico desde los siete meses de edad.
Datos
históricos, en breve
La epilepsia y su descripción se
remontan a la antigüedad. Muchas culturas en el pasado la
han considerado un mal demoniaco.
Alrededor del año 400 AEC
Hipócrates la definió como física y no como
aflicción espiritual, ya que, hasta entonces, se llamaba
la "Enfermedad Sagrada". Hipócrates
reflexionó: "para mí no es más divina ni
más sagrada que cualquier otra dolencia, teniendo una
causa natural para explicarla".
Julio César sufrió de ella,
Jesús, de acuerdo a los evangelios, curó a muchos
epilépticos quienes le suplicaran ayuda.
Grand mal
La etimología de la expresión
deriva del latín, epilepsia, que significa
"apoderarse". En 1604, Shakespeare, hace que
Otelo sufra una convulsión, mientras que
Yago lo incitaba a un frenesí de rabia y celos.
(Othello: The Moor of Venice Act 4 Scene 1.
William Shakespeare).
La enfermedad jugó un papel decisivo
en la historia, y por todos los tiempos, en la condena de brujas
en épocas pasadas. Muy adelantado dentro del Siglo XX
algunos de los estados norteamericanos establecían la
esterilización compulsiva para quienes fueran
víctimas de esta condición, mientras que otros
prohibían el matrimonio entre quienes la
sufrieran.
La epilepsia… "problema
inexistente"… piensan algunos…
Meacham nos ilustra que la epilepsia es
vastamente ignorada por los médicos en los Estados Unidos
y por el público en general. Porque parece ser que la
mayoría de la gente piensa que la condición es
controlable y que por ello amerita muy poca
atención.
Lo que puede que así sea en el caso
de un 66% de las víctimas, dejando un enorme porcentaje
que no puede, ni debe de ser olvidado.
La ironía, tan pasmosa, como
horripilante, es que, aunque la mayoría de las personas
que sufren de la epilepsia no vive bajo la amenaza constante de
tener un ataque convulsivo, todos viven en peligro genuino, pero
latente, de sufrir uno, porque su condición — en la
realidad — es más seria de lo que, a simple vista,
aparenta.
Para quienes no comprenden la magnitud de
la cuestión, es muy difícil concebir el hecho de
que la epilepsia puede causar la muerte de sus
víctimas.
En este artículo nos proponemos
establecer los vínculos recíprocos que existen
entre ciertas patologías neuropsiquiátricas para
mejor entenderlas.
En el capítulo acerca de la
micropsia describimos el Síndrome de Alicia en el
País de la Maravillas y de su correlación
sintomática con algunas manifestaciones de las
migrañas. Aquí repetimos nuestro propósito
con los trastornos convulsivos y con otras condiciones
neurológicas.
Las convulsiones
musicales: Cuando escuchar una composición melodiosa puede
desatar un ataque epiléptico
En una previa ponencia destacamos la
importancia de la música en el desarrollo del ser humano
mientras que lamentamos las resistencias antitéticas hacia
este arte y habilidad, demostradas por algunos "expertos" en el
campo de la ciencia. (Véase: Música:
Evolución y Destino…)
En la revista digital Scientic
American en junio 9 del 2008 se describe el caso de Stacey
Gayle publicado bajo el título de
Musicophobia: When Your Favorite
Song Gives You Seizures
Por Nikhil Swaminathan
De acuerdo a este reportero
Stacey Gayle, solía amar la
música. Escucharla y tocarla constituían gran parte
de su vida. Stacey coleccionaba cantidades enormes de CD que
escuchaba en su vehículo y asistía a tantos
conciertos como pudiera para disfrutar de sus artistas favoritos.
Además de su afición a escuchar las canciones por
otros entonadas, Stacey era activa en el coro de su
iglesia
Entonces, un día, inesperadamente,
comenzó a sufrir de convulsiones
La primera convulsión sucedió
durmiendo, mientras escuchaba música, durante la noche del
3 de marzo del 2005. La joven mujer de 22 años, entonces
vivía en compañía de su mamá.
Despertando angustiada y sorprendida la madre la llevó a
un salón de emergencias, donde los doctores la
estabilizaron. Varios exámenes con escáneres
cerebrales y pruebas de laboratorio, no determinarían la
causa para las contracciones musculares generalizadas e
involuntarias.
Escuchando Música por
Vanessa Balleza (
Poco después, la paciente
sufrió otra convulsión. Esta vez durante una
actividad festiva en casa de unos amigos. De acuerdo a la
descripción, por testigos suministrada, Stacey se
desmayó y comenzó a sufrir contorsiones severas,
generalizadas, y sin pausa.Al principio los ataques
parecía que vinieran al azar. Sin embargo, en la primavera
del 2006, la paciente comenzó a distinguir un
patrón. Cuando una composición, favorita para ella,
tocaba en la radio, o Stacey la escuchaba durante una fiesta, las
convulsiones se desataban.
Yo me desmayaba y tenía una
convulsión de inmediato… Expresó la
joven mujer.Parecía ser que todo ocurría durante
los primeros segundos de escuchar la canción que provocaba
el episodioPara esta atormentada persona, era muy aparente que
los episodios eran causados por la música. Peor para ella
sería que, para sus médicos, la causa del problema
no se había establecido, a pesar de Stacey haber
compartido sus convicciones con ellos.
Siempre hay que escuchar la opinión
del paciente…
Eventualmente, Stacey probaría seis
medicinas específicas que no le proveyeron ningún
alivio para una condición que estaba gradualmente
empeorando.La posición del neurólogo que la
atendiera era que si dos ó más de esas medicinas no
conseguían interrumpir la actividad convulsiva, que los
chances de encontrar la que lograría controlar los
episodios serían muy remotos.En un esfuerzo para encontrar
el tratamiento que ayudaría en este caso, la paciente fue
admitida a una unidad de monitoreo epiléptico en el 2007.
La idea era dejar que ella sufriera una convulsión bajo
supervisión médica. Por cuatro días Stacey
usó un yelmo en la cabeza, incrustado por electrodos, para
que sus médicos pudieran monitorear la actividad de su
cerebro y para hacer una grabación de ella durante
cualquier actividad convulsiva.Los facultativos interrumpieron
todas las medicinas y nada pasaría. Los doctores la
forzaron a permanecer en vigilia, y nada…La paciente,
cansada de la espera, dejó el hospital, y, como ya tuviera
planes de volar a pasar unos días en Jamaica, la joven
decidió escuchar su música favorita mientras
durmiera en su propia cama, en la comodidad de su
hogar.
Esa misma noche la joven sufrió tres
convulsiones severas.
Electroencefalograma
Los doctores estaban estupefactos, ya
que no creyeran que lo que yo les dijera fuera verdad.
Repite la resignada mujer.
Al día siguiente, en el aeropuerto,
donde abordaría su vuelo a Jamaica, Stacey escuchó
a lo lejos su canción favorita, proveniente de una tienda
distante, y nunca llegó ni acercarse a su
avión.
Muy pronto su reacción a las
canciones se expandió. Al final las únicas
variedades de música que no le causaran problemas eran las
dos que a ella no le agradaban: la música clásica y
el jazz.Debido a la severidad de su enfermedad, la joven tuvo que
suspender su educación universitaria. La situación
había empeorado ya que aún los tonos de timbre
celulares personalizados, la enloquecían, porque
provocaban las descargas convulsivas.
La vida se trastorna si la
música y los sonidos musicales se eliminan de ella. Yo
recuerdo sentándome fuera de las tiendas llorando, porque
no podía entrar a comprar o arriesgarme a comer en un
restaurante. Comparte, con tristeza, la desesperada
mujer.Por un tiempo muy breve, Stacey trató de emplearse
en un banco, pero, los ruidos en el subterráneo, en que
viajaba al trabajo, la hacían perder el conocimiento y
provocaban las convulsiones.Con las medicaciones sin dar
resultados, los doctores propusieron alejarla de toda
música, lo que resultaría ser una
proposición imposible.
La epilepsia musicogénica y
su historia
El famoso neurólogo inglés
Macdonald Critchley fue quien describiera en el 1937 la epilepsia
musicogénica, que es el término técnico por
convulsiones causadas por la música. En su libro
Musicophilia: Tales of Music and the Brain, Oliver Sacks
llama la epilepsia musicogénica, una condición
excesivamente rara. Todos los expertos estando de acuerdo con que
hasta el momento de la publicación de su reciente obra,
solamente se habían reportado unos 150 casos mundialmente,
incluyendo los 11 originales de Critchley.
En general, las personas que padecen de la
epilepsia musicogénica reaccionan a todo tipo de
melodía, desde la música clásica hasta las
campanas de iglesia tocadas en la radio.
Muchos de los investigadores en esta
cuestión no creen que sea la canción o la
música específica lo que desencadena el episodio
convulsivo sino la emoción asociada con la
misma.
¿Pero cómo puede el timbrado
de un celular despertar emociones tan profundas? — nos
preguntamos nosotros, sin obtener una respuesta.
La
etiología
La etiología de la epilepsia, en
general, permanece desconocida, aunque muchos investigadores
proponen que las convulsiones son resultado de alguna
desincronización de la actividad cerebral — lo que
resulta ser obvio.En el caso de la epilepsia musicogénica
se contempla que la reacción emocional del individuo hacia
la música en cuestión, genera un patrón de
inestabilidad rítmica en la actividad del encéfalo,
que la induce.
Cuando el tratamiento es inefectivo…
¿Qué hacer?Cuando las medicinas se tornan
inefectivas, la única opción para remediar las
convulsiones, es la cirugía. Lo que constituye una
opción muy difícil a la que, por su parte, algunas
personas obesas se someten — a veces sin reflexión —
cuando el órgano involucrado es el estómago.
(Véase mi artículo: Gastroplastía y
lobotomía…).Como con toda cirugía, los
neurocirujanos tratan de ser discretos en la cantidad de tejido
que remueven y en la selección de las áreas
extirpadas.
Puesto que en el caso de Stacey nada
había dado resultados, la cirugía le fue propuesta,
lo que ella, en principio, rehusara. Dijo que no, porque
temía que sus actividades mentales serían afectadas
de manera negativa por este tipo de
intervención.
Neurocirugía
Pero, nada cambiaba para la joven mujer,
que ahora se empecinaba en evitar toda música entre los
ataques convulsivos.Finalmente, y hastiada de vivir una vida tan
deprimente, la recalcitrante paciente, decidió acceder a
una operación a la que tan sólo cuatro otras
personas se habían sometido por la misma
condición.
Antes de la operación los cirujanos,
por medio de pruebas neuropsicológicas, localizaron el
área de las células sobre-estimuladas del cerebro,
en la porción inferior de este órgano,
detrás de la oreja derecha, que es precisamente la
región que determina las reacciones vinculadas con los
sonidos. Éstas serían, asimismo, las mismas
células involucradas en las emociones y memorias,
asociadas a experiencias particulares.La operación
finalmente, comprendería dos visitas al quirófano,
durante las cuales se removieron áreas conservativas del
órgano afectado para que Stacey quedara libre de sus
síntomas.
Hoy, la recuperada paciente, se siente
feliz viviendo en un mundo donde la música se escucha por
todas partes.
Pausa
En este momento, y antes de proseguir con
esta ponencia, deseamos recordar al lector de las lecciones que
se encuentran contenidas en mi artículo acerca del
Síndrome de Alicia en el País de las
Maravillas, donde se discute el fenómeno de la
micropsia y de cómo este se asocia con las migrañas
— otra de las condiciones neurológicas que permanecen
poco entendidas.Nuestros conocimientos del cerebro, como ya hemos
expresado en otras publicaciones, muy a menudo derivan de los
estudios de pacientes cuyas funciones han sido afectadas por
lesiones funcionales de ese órgano.
Ahora tendremos la oportunidad de apreciar
otra forma distinta de la epilepsia que desorganiza la
memoria.
La epilepsia —
sin convulsiones — que trastorna las memorias
Una mañana un paciente descrito en
Annals of Neurology se despertó para comenzar el
día, sufriendo una convulsión cuyo único
síntoma consistió en una pérdida de memoria.
Esta nueva forma de epilepsia conocida como amnesia transitoria
epiléptica (ATE) fue estudiada por la vez primera en el
2007.
Por mucho tiempo ha habido reportes
anecdóticos de esta condición, hasta que hace un
año investigadores de la Universidad de Edimburgo
publicaron información que la confirman como otro tipo de
epilepsia que, estudiándola, nos asiste en entender la
memoria normal y sus procesos.
La importancia del estudio de ATE es que ha
puesto en duda muchas de las teorías existentes de
cómo se forman y se almacenan las memorias normalmente en
el cerebro, asistiéndonos en explorar en detalle, nuevos
métodos para asistir personas que sufren de problemas de
esta facultad…
Las peculiaridades de ATE son la
razón porque su entendimiento es muy importante. Un ataque
convulsivo de esta forma de epilepsia no produce pérdida
del conocimiento o dificultades cognitivas residuales, ya que
solamente resulta en una merma de la memoria. Como resultado,
muchas personas no pueden recordar eventos que pasaran pocas
horas antes del ataque.
Hipocampo cerebral
Para algunos científicos la ausencia
de otros trastornos en la función cerebral, en este tipo
de trastorno, además de la memoria perdida, sugiere que el
hipocampo — el área del cerebro involucrada en el
procesamiento de la memoria inmediata — es la única
región afectada por el ataque. Lo que no es del todo
convincente, ya que para algunos pacientes, muchas memorias
remotas, que asimismo fueran perdidas durante un episodio
cualquiera, no pueden recuperarse del todo.
Investigaciones recientes sugieren que el
hipocampo en pacientes con ATE es ligeramente más
pequeño que el de controles con quienes fueran comparados.
Lo que abre la opción a la explicación de que la
atrofia (si es que atrofia lo es) de este órgano pueda que
sea secundaria a las convulsiones mismas. (BrainDOI:10.1093/brain/awn336).
La importancia de la función del
hipocampo en la consolidación de las memorias se deriva de
un estudio muy original conducido en el año 2000 por
Eleanor Maguire de University College en
Londres.
Es un hecho conocido que los choferes de
taxis en esa metrópolis son entrenados rigurosamente por
dos años, hasta que son capaces de localizar miles de
direcciones sin dificultad, dentro del área cubierta por
la cuidad.
El grupo de Maguire determinó que
los conductores de esos vehículos poseían un
hipocampo más desarrollado que el de controles, y que el
tamaño de este órgano era proporcional a los
años de trabajo en dicha ocupación.
Lo que sugiere que para entender las
funciones del cerebro, y, para asimismo lograr establecer el
ámbito de sus funciones, el estudio de nuestra masa
encefálica desde todos los ángulos posibles es
esencial. (Véase mi artículo: La
autoconsciencia, la glándula
pineal…).
Por las razones enunciadas, ahora nos
movemos a otra área más complicada de las funciones
del cerebro.
El Desorden de
Identidad de la Integridad Corporal (BIID)
En inglés y para el futuro DSM-V se
conoce ya como Body Integrity Identity Disorder (BIID).
En español se ha traducido como Desorden de Identidad
de la Integridad Corporal, o Trastorno de Identidad de
Amputado.
La definición es simple: el BIID es
una condición "psicológica" en la cual el individuo
solicita una amputación electiva de un órgano
totalmente sano. Los individuos con esta condición
experimentan el deseo persistente de que su cuerpo corresponda a
una visión idealizada que poseen acerca de sí
mismos, de la que el órgano rechazado no forma
parte.
Apotemnofilia
La
dicotomía psiquis-soma: ¿Realidad o
fantasía?
Si alguien nos dijese que desea que una
pierna perfectamente saludable y funcional tenga que ser amputada
o pretende que posee tres brazos — cuando obviamente no es el
caso — nosotros consideraríamos a esa persona totalmente
fuera de contacto con la realidad.
Los psiquiatras, que las han evaluado, por
tiempo muy largo, han calificado tales condiciones como
"psicológicas" en su origen.
Desde el punto de vista de la
"teoría", las amputaciones voluntarias se consideraban un
fetiche porque el muñón del amputado se (cree) que
asemeja a un falo, mientras que extremidades supernumerarias se
dimitirían como productos de alucinaciones o de falsas
creencias o delirios. La existencia de órganos
supernumerarios e inexistentes confunde a la comunidad
científica — y, ¿por qué no? Ya que a
muchos de sus miembros, casi todo los
confunde…
Ambas condiciones, arriba descritas,
estudiadas bajo el nombre de Trastorno de Identidad de Cuerpo
o Trastorno de Identidad de Amputado y la extremidad fantasma
supernumeraria, hoy se postula, que son resultado de la
actividad anormal del cerebro.
Lóbulo parietal superior
derecho
Una profusión creciente de
literatura demuestra que estas condiciones que involucran la
consciencia del cuerpo son resultado de actividad anormal en el
lóbulo parietal superior derecho (LPSD). Región que
está cargo de integrar diferentes tipos de procesos e
información sensorial para generar un modelo interno del
organismo. Se sabe que dos estudios, ya en proceso, han provisto
evidencia sólida de que distorsiones severas de la imagen
corporal son resultado de disfunción del LPSD.
El miembro
"inútil" o la apotemnofilia
Las personas que sufren de apotemnofilia
dicen que una extremidad, o parte de la misma, se percibe como
siendo "intrusiva" o, "recalcitrante" al extremo.
Usualmente ellos reportan que han tenido el
deseo de amputar el miembro específico desde que fueran
niños. Un deseo que, en algunos casos, es tan poderoso que
las víctimas de esta condición, se hacen
daño a sí mismos para forzar a los cirujanos a
llevar a cabo la amputación anhelada.
Lo que para todas la victimas, es
constante, es que desconocen la razón para sentirse como
se sienten.
Además los individuos que presentan
esta curiosa entidad clínica, no sufren de otros
trastornos psicológicos, y, casi siempre admiten, sentirse
mejores con ellos mismos después de la
amputación.
Un grupo de investigadores de la
Universidad de California en San Diego, experimentaron con la
hipótesis de que el BIID pueda resultar de una actividad
anormal en el LPSD, lo que soportaran por medio de experimentos
utilizando magnetoencefalografía (MEG).
En sus hallazgos, se sugiere que el cerebro
no percibe la extremidad en cuestión como parte del
esquema corporal, y que, por tanto, carece de
representación topográfica de su existencia. El
paciente con apotemnofilia no posee un sentimiento de ser
"dueño" de la extremidad rechazada y, por tanto, desea que
sea removida, porque su "presencia" no consta.
Trastorno de la imagen del
cuerpo
El "tercer
brazo"
La extremidad fantasma supernumeraria es
una condición mucho más extraña que
generalmente ocurre después de un accidente cerebro
vascular. Aunque la extremidad esté paralítica, los
pacientes reportan con convicción que ellos pueden usar el
miembro afectado, eficientemente.
En la publicación Annals of
Neurology, un grupo de investigadores encabezados por Asaid
Khateb, reportan el caso de una mujer de 64 años de edad
que tuvo la experiencia de un miembro supernumerario el cual ella
creyera que podía sentir y asimismo mover y
controlar.
Los médicos la colocaron en un
escáner cerebral el cual confirmó las sensaciones
subjetivas experimentadas por la paciente. Las actividades del
cerebro eran compatibles con la "presencia funcional" de un
órgano que estaba inmovilizado por el accidente
cerebral.
Trastornando la imagen
corporal
Los hallazgos descritos conforman con las
teorías presentes de cómo el cerebro elabora y
construye una representación mental del cuerpo que lo
contiene.
En el caso del miembro fantasma
supernumerario, en la mujer descrita, las partes del cerebro que
transmiten las sensaciones relacionadas con la imagen corporal en
el LPSD fueron dañadas por la falta de oxigenación.
La muerte celular ocurrió conduciendo a que el LPSD fuera
privado de alguna información necesaria para sus procesos
normales. En turno, esto perturbaría el equilibrio del
LPSD lo que resultó en una distorsión de la imagen
corporal. En este caso específico, la
representación cerebral del brazo izquierdo había
sido duplicada e incorporada como tal, en el esquema funcional
del cuerpo.
En el caso del BIID la situación en
apariencia se revierte: La imagen corporal carece de una
representación del miembro afectado. Se cree que este
fenómeno es congénito y que esta cimentado en el
cerebro durante el proceso mismo de su desarrollo, lo que se
comprueba con el hecho de que niños carentes de
extremidades, aún así, experimentan el
síndrome de la extremidad fantasma.
Entonces, se puede concluir que los
cerebros de quienes sufren de la apotemnofilia fallan en generar
una representación del miembro afectado, resultado de
algún mecanismo aberrante del desarrollo.
La extremidad nunca ha sido componente del
esquema o de la imagen corporal así que la persona
afligida piensa que su presencia se siente
"extraña".
Órgano supernumerario
fantasma
En
resumen
En esta lección hemos descrito
ciertos fenómenos de apariencia extraordinarios y que en
el pasado han servido para justificar la noción caduca de
que existe una dicotomía establecida entre lo espiritual
(lo psíquico) y lo corpóreo (lo
somático).
Muchos síndromes que hemos
cubierto en ésta y en otras ponencias, incluyendo el de la
micropsia, resultan ser equivalentes de actividades en el cerebro
producidas por trastornos subyacentes — como son ciertas
convulsiones epilépticas y los fenómenos que se
asocian a la migraña.
Los trastornos clínicos que
aquí hemos examinado nos sirven, no sólo para
consolidar nuestra posición de que el cerebro no funciona
como si fuese entidad dicótoma, sino que reafirma la
noción empírica de que logramos cubrir más
terra firme cuando integramos los conceptos que
involucran la función mental dentro de una estructura
esencialmente psicosomática.
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autoconsciencia, la glándula pineal: El Encuentro de
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monografías.comLarocca, F: (2009)
Gastroplastía y lobotomía: La
conexión entre el estómago y el cerebro — La
serotonina reexaminada en psikis.cl y en
monografías.comLarocca, F: (2009) Música:
Evolución y Destino… "Yo sé por
qué, el pájaro, canta en su
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migraña y la micropsia: ¿Síndromes
paralelos? en psikis.cl y en
monografías.comLarocca, F: (2008) El holograma del
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Bibliografía adicional de
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Larocca, F: (2008) Neurociencia,
epigénesis, microbios, la mente arrebatada y la
ilusión del libre albedrío: La singularidad de
la Reina RojaLarocca, F: (2009)
Déjà vu. Cuando, lo nunca antes visto, es,
percibido de nuevo: La Psicología y la
Neurobiología de lo Insólito
Apéndice
Un portal que ofrece información
detallada acerca de la apotemnofilia, incluyendo consideraciones
éticas y legales relacionadas a la práctica de
amputar órganos sanos a petición:
http://www.biid.org/basics.php?lan=en
Autor:
Dr. Félix E. F.
Larocca
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