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Comercio exterior y el dólar (página 2)




Enviado por Edgar Tovar



Partes: 1, 2, 3

A corto plazo, los tipos de cambio,
determinados por el mercado, tienden
a experimentar grandes fluctuaciones cuando varían los
tipos de interés y
la tasa de inflación, se producen acontecimientos
políticos o cambian las expectativas.

A largo plazo, los tipos de cambio son determinados
principalmente por los precios
relativos de los bienes en los
diferentes países.

Ejemplo: – El precio de una
cesta de bienes (alimentos,
vestidos, petróleo,
etc.) cuesta $1.000 en los Estados
Unidos.

– El precio de esta misma cesta cuesta en Venezuela Bs.
100.000.

– Si el tipo de cambio
es de 500 bolívares por dólar, esta cesta cuesta en
Venezuela $200.

Dados estos precios relativos, es de esperar que los
norteamericanos compren en Venezuela. El resultado será un
aumento de las importaciones
norteamericanas y un aumento de la demanda de
bolívares, lo cual provocará una subida del tipo
del tipo de cambio del bolívar
con relación al dólar ($/Bs).

Como consecuencia, los norteamericanos
necesitarán más dólares para comprar el
mismo número de bolívares.

En este caso, se dice que el bolívar está
subvaluado porque éste puede comprar más bienes en
Venezuela, que cuando se cambia por dólares para comprar
bienes y servicios en
el exterior. En otras palabras, el poder
adquisitivo interno del bolívar es superior al
externo.

Los precios de los bienes venezolanos en dólares
subirán, aunque no hayan variado los precios en
bolívares.

Este proceso
concluirá cuando el tipo de cambio sea de 100
bolívares por dólar. A este tipo de cambio
únicamente, el precio de la cesta de bienes será
igual en los dos países.

A 100 bolívares por dólar, las monedas
tienen el mismo poder adquisitivo expresado en los bienes
comercializados.

La sobrevaluación ocurre cuando el poder
adquisitivo interno del bolívar es inferior al externo,
como ocurre en el siguiente ejemplo.

Ejemplo: – El precio de una cesta de bienes (alimentos,
vestidos, petróleo, etc.) es de $1.000 en los Estados
Unidos.

– El precio de esta misma cesta cuesta en Venezuela Bs.
1.000.000.

– Si el tipo de cambio es de 500 bolívares por
dólar, esta cesta cuesta en Venezuela $2.000.

En este caso, los venezolanos prefieren comprar en los
Estados Unidos.

La teoría
de la PPA también señala que las monedas de los
países que tienen elevadas tasas de inflación
tienden a depreciarse.

Por ejemplo, si la inflación es del 10% anual en
el país A y del 2% en el país B, la moneda de A
tenderá a depreciarse en relación con la de B un 8%
al año, que es la diferencia entre las tasas de
inflación.

Se debe señalar que la teoría de la PPA no
es más que una tendencia y no implica que se produzca una
completa igualación de los precios relativos.

Es necesario tomar en consideración que las
barreras comerciales y los costos de
transporte
facilitan que los precios varíen significativamente de
unos países a otros.

Además, los flujos financieros pueden superar a
los flujos comerciales a corto plazo.

Conclusión: La teoría de la PPA es
una guía útil para establecer los tipos de cambio a
largo plazo. Pero en la realidad, los tipos de cambio pueden
alejarse del nivel correspondiente a la PPA durante muchos
años.

Subvaluación de la moneda
nacional

Según Dani Rodrik, Profesor de
Economía
Política en la Escuela de
Gobierno John F.
Kennedy de la Universidad de
Harvard, Fuente Electrónica: Fuente:
www.project-syndicate.org, publica un trabajo
titulado: "El valor de la
subvaluación
" manifiesta:

El dilema de política más
importante al que se enfrentan hoy en día los mercados
emergentes es el siguiente: por un lado, el crecimiento
económico sostenido requiere una divisa competitiva
(léase "subvaluada"). Por el otro, cualquier noticia
positiva es recibida con una revaluación de la moneda, lo
que hace que la tarea de seguir siendo competitivos sea
más difícil.

Así que, ¿por fin logró usted que
se aprobara esa legislación esencial? ¿Su partido
políticamente responsable acaba de ganar las elecciones?
¿El precio de sus materias primas acaba de subir?
¡Lo felicito! Pero la revaluación de la moneda que
vendrá, probablemente desencadenará un aumento
insostenible del consumo,
causará estragos en su sector exportador, creará
desempleo y
absorberá todo el potencial de crecimiento. La recompensa
del éxito
es el castigo inmediato.

En respuesta, los bancos centrales
pueden intervenir en los mercados de divisas para
evitar la apreciación, al costo de acumular
reservas extranjeras de bajo rendimiento y de desviarse de su
meta principal de la estabilidad de precios. Esta es la estrategia que
siguen países como China y
Argentina.

O si no, los bancos centrales permiten que los mercados
se muevan libremente, al costo de provocar la furia del sector
empresarial, los obreros, el resto del gobierno y, de hecho, de
casi todo el mundo salvo los expertos en finanzas. Esta
es la estrategia que siguen países como Turquía y
Sudáfrica, que han adoptado regímenes más
convencionales de "fijación de objetivos de
inflación".

La primera estrategia es problemática porque es
insostenible. La segunda es indeseable porque genera estabilidad
a costa del crecimiento.

La importancia de una moneda competitiva para el
crecimiento económico es innegable. Prácticamente
todos los casos de crecimiento elevado sostenido han estado
acompañados de un tipo de cambio real significativamente
depreciado. Esto es tan cierto en el caso de Corea del Sur y
Taiwán en los años 1960 y 1970 como lo es en el de
Argentina actualmente. Chile llevó a cabo su
transición hacia un crecimiento elevado en los años
1980 con el apoyo de una gran depreciación. Desde los años 1990,
tanto China como la India han
recibido un enorme impulso de sus monedas subvaluadas.

Estos son sólo algunos de los ejemplos mejor
conocidos. Al revisar las experiencias de más de 100
países, mis investigaciones
indican que cada 10 puntos porcentuales de subvaluación
agregan 0.3 puntos de crecimiento.

La subvaluación de la moneda es un instrumento
tan potente para el crecimiento de la economía por la sencilla razón de
que crea incentivos para
los sectores que lo promueven. Aumenta los márgenes de
ganancias de los sectores manufactureros y agrícolas no
tradicionales, que son las actividades con la mayor tasa de
productividad
laboral y con
los ritmos más acelerados de incremento de la
productividad
.

Una moneda subvaluada permite que una economía se integre a
la economía
mundial sobre la base de un desempeño exportador sólido.
Estimula la producción (y por lo tanto el empleo), a
diferencia de la sobrevaluación, que estimula el
consumo
.

Entonces, ¿qué deben hacer quienes
diseñan las políticas?
Primero, es importante darse cuenta de que una divisa fuerte y
excesivamente volátil no es únicamente problema del
banco central.
Si bien el banco central carga con buena parte de la responsabilidad, necesita apoyo de otros sectores
del gobierno, principalmente del ministerio de hacienda. Mantener
una divisa competitiva exige un aumento en el ahorro interno
en relación con la inversión, o una reducción del gasto
nacional en relación con el ingreso. De otra forma, la
inflación creciente anularía los aumentos en la
productividad.

Esto significa que las autoridades fiscales tienen una
gran responsabilidad: fijar un objetivo de
superávit fiscal
estructural suficientemente alto con el fin de generar el espacio
necesario para la depreciación del tipo de cambio real.
Esto puede no ser popular, sobre todo durante un período
de contracción económica. Pero nadie tiene derecho
a quejarse de la política de "altas tasas de
interés y divisa sobrevaluada" del banco central
cuando la política
fiscal es demasiado laxa para que se puedan reducir las tasas
de interés sin arriesgar la estabilidad de los
precios.

Además del equilibrio
fiscal, hay otros instrumentos disponibles para aumentar el
ahorro interno y reducir el consumo. Las políticas
gubernamentales pueden orientarse directamente al ahorro privado,
creando incentivos mediante políticas fiscales y de
pensiones adecuadas. Lo que es aún más importante,
las políticas pueden desalentar la expansión del
consumo impulsado por el endeudamiento externo aplicando impuestos a las
entradas de capital (al
estilo de Chile) o aumentando los requisitos de liquidez para los
intermediarios financieros. Dejar que el dinero
especulativo llegue libremente a una economía no trae
demasiados beneficios.

Con el establecimiento de esas políticas, el
margen de maniobra de los bancos centrales se amplía lo
suficiente para relajar la política
monetaria. Igualmente importante es que el banco central
tiene que dar al público muestras de que ahora se preocupa
por el tipo de cambio real, ya que es importante para las
exportaciones,
el empleo y el crecimiento sostenido.

Esto se pude hacer sin anunciar una meta
específica de tipo de cambio. Hay mucho espacio para
maniobrar entre los extremos de fijar un nivel específico
de tipo de cambio real y no mostrar interés en él.
El banco central debe tener una opinión, actualizada con
el tiempo, acerca
del rango adecuado del tipo de cambio y debería dar una
alerta cuando considere que la moneda se mueve en la dirección equivocada.

Una vez que las reglas monetarias del juego
incorporen el tipo de cambio real, y suponiendo que la
política fiscal siga dando apoyo, los inversionistas
podrán esperar una moneda menos volátil y
más competitiva. Esto significará más
inversiones en
la industria,
más empleo en general y crecimiento más
acelerado.

3.- Analice el Valor Actual del Dólar Oficial
$ 2,15 como factor que perjudica o beneficia a las Exportaciones
No Petroleras.

Para responder a esta pregunta, considero analizar como
se encuentra actualmente el sector industrial venezolano: El
Día 11 de Noviembre del 2.008, el Economista
José Guerra

expone por la siguiente fuente electrónica: http://www.economialcuadrado.com/2008/11/11

La compleja situación que atraviesa actualmente
la industria venezolana, en vista de las inadecuadas
políticas económicas emprendidas por el Gobierno
que van en detrimento de la producción nacional.

Venezuela viene asistiendo a un proceso gradual pero
sostenido de desindustrialización que en tiempos recientes
comenzó desde mediados de la década de los noventa
y que se ha acentuado en el lapso 1999-2008
. Se trata del
desmantelamiento del parque industrial nacional lo que se ha
traducido en el reforzamiento de la dependencia externa de la
economía nacional en lo relativo a los bienes alimenticios
y a las materias primas e insumos. Siempre fue Venezuela un
país sujeto al abastecimiento exterior para la
satisfacción de sus necesidades básicas de
alimentos pero ese comportamiento
se ha exacerbado peligrosamente durante la
administración del presidente Hugo
Chávez. Son varios los factores que hoy conspiran
contra la industria nacional.

Basta observar la actitud de los
funcionarios del Ministerio de Industrias
Ligeras y Comercio
(Milco) para valorar adecuadamente el alcance de una estrategia
que concibe a los empresarios no como aliados sino como enemigos
a los cuales hay que arrinconar y destruir. En segundo lugar, el
control de
precios se ha traducido en una herramienta muy poderosa en manos
del gobierno para liquidar la rentabilidad
del sector productor al no reconocerles los aumentos de los
costos de
producción, entre otros la mano de obra y los
servicios. Una actividad económica sin rentabilidad
está condenada al fracaso porque no genera ingresos para
poder invertir.

En tercer lugar hay que mencionar el control de
cambio que se expresa en restricciones para la
adquisición oportuna de divisas fundamentales para la
manufactura de
bienes nacionales, situación que se traduce en la
postergación y retrasos de procesos de
producción o en su encarecimiento. Como cuarto elemento
debe señalarse la sobrevaluación de la moneda
nacional lo cual ha propiciado un incremento desmedido de las
importaciones y la extinción de las exportaciones no
petroleras, todo ello en detrimento de la producción
nacional. Entre 1999 y 2008 las importaciones saltaron desde US$
14.492 millones hasta US$ 45.000 millones, lo que denota un
crecimiento acumulado de 210%. Por esa razón para todos
fines prácticos Venezuela es una economía de
puertos que produce poco e importa mucho. Las escasas industrias
que antes exportaban ya no lo hacen como han sido los casos de
Sidor y Cemex, ahora en manos del Estado.

Si lo anterior no bastara, se ha sumado un clima de
conflictividad laboral fomentada desde el gobierno mediante la
constitución de sindicatos
paralelos que por cualquier motivo y sin ninguna causa
justificada paralizan las empresas y
detienen la producción. Ese ha sido el caso de las
compañías automotrices cuya producción ha
disminuido más de 20% con el consiguiente efecto sobre la
caída de la oferta de
vehículos y la subida de los precios.

Así, con cifras del BCV y estimaciones propias en
el gráfico se describe la declinación de la
producción de la industria manufacturera nacional con su
efecto en la pérdida de empleos bien remunerados y con
seguridad
social para ser sustituidos por un enjambre de vendedores de
productos
importados que entran por las aduanas para
luego ser transados en los centros comerciales, que cada
día se construyen para la negociación de bienes fabricados en el
exterior, dando una sensación de prosperidad cuando lo que
se esconde detrás de ello es un mundo ficticio y
artificial que no crea bienestar permanente.

Esta es la Venezuela que cierra 2008 con un
comportamiento mediocre de su industria, el principal sector
según su contribución a la generación del
Producto Interno
Bruto (PIB) y con un
gobierno que optó por sacrificar la producción
nacional para darle cabida a una vorágine importadora que
ahora se alza contra el empleo nacional. Se destruyó la
industria doméstica y hoy cuando las divisas comienzan a
escasear, Venezuela va a pagar un alto precio por una
política suicida que pretendiendo el desarrollo
endógeno hizo todo lo contrario.

Según, Ing. Carlos Mora
Vanegas,
correos electrónicos de contacto:
cmora[arroba]postgrado.uc.edu.ve;
camv12[arroba]hotmail.com , Ingeniero – Administrador,
Profesor Titular en el Área de estudios de Postgrado de la
Universidad de Carabobo (Venezuela), publicó en Internet:
http://www.gestiopolis.com/canales5/eco/emdeforim.htm, un
trabajo titulado: "Empresas Venezolanas, Debilidades y
Fortalezas en las Importaciones"

Venezuela se identifica plenamente como
hemos señalado en otras oportunidades por ser un
país más importador que exportador, por
tanto a la hora de analizar este tópico, es conveniente
tomar en cuenta algunos datos que como
nos los señala Miyelmi Abraham ayudan a entender el
alcance, repercusiones que las importaciones generan en el
país, así se tiene que si se toma en
consideración, los siguientes aspectos:

Las importaciones venezolanas superarían este
año los 11.500 millones de dólares, lo que
representaría un aumento de 30 por ciento respecto a los
8.902 millones del 2003, según estimaciones del Instituto
Nacional de Estadística.

El listado de mercancías y servicios que pueden
recibir dólares fue ampliado de 2.500 a 5.000 a fines del
mes pasado, lo que tendría un impacto significativo en las
importaciones.

La mayor parte de las importaciones venezolanas
provienen de Estados Unidos, Colombia y
Brasil.

La combinación de bajas tasas de interés,
que permiten obtener bolívares a bajo precio, y
dólares baratos en Cadivi, propician un nuevo boom de
importaciones.

Domingo Maza Zavala, aseguró que el tipo de
cambio va a permanecer anclado para ayudar a controlar la
inflación. De lo que se puede concluir que: Se está
volviendo a reeditar la vieja idea de utilizar los dólares
provenientes de un período de cierta bondad en los precios
del crudo, para sobrevaluar la moneda, aumentar el consumo de
bienes importados, mantener baja la inflación, y crear una
efímera sensación de bienestar
.

La sobrevaluación de la moneda, el hecho de que
un dólar sea capaz de comprar más afuera que su
contrapartida en bolívares en Venezuela, ha sido estimada
en la vecindad de 30%. Esto quiere decir que un empresario
venezolano que produce para la exportación y sigue siendo igual de
eficiente que siempre, hoy en día lo que él produce
es 30% más caro en el exterior de lo que era antes, y su
contraparte del exterior hoy en día es 30% más
barato en Venezuela".

La entrada al país de productos importados
más baratos que los nacionales podría aumentar si
el Gobierno concreta la entrada a MERCOSUR y el
acuerdo con China.

El pasado año las importaciones no petroleras
registraron un salto de 74% al ubicarse en 15 mil 945 millones de
dólares, el nivel más alto en los últimos
ocho años exceptuando 2001.

Por medio de la reforma a la Ley del Banco
Central de Venezuela, el Gobierno tendrá un fondo cuyo fin
será realizar compras en el
exterior para proyectos
especiales, pero ello implicará un aumento de las
importaciones que afectará el programa Compre
Venezolano, según estimaciones del reporte de
Ecoanalítica.

De acuerdo con lo que se ha previsto en las
modificaciones a la Ley del BCV el Fondo de Desarrollo Nacional
(Fonden) recibirá 5.000 millones de dólares para
proyectos de
inversión productiva, planes de salud y educación y pago de
la deuda.

Los recursos que
serán transferidos este año saldrán de las
reservas y en 2006 se nutrirán del remanente de divisas
que se obtendrán por la exportación de hidrocarburos.

A pesar de los altos ingresos petroleros percibidos en
los últimos cinco años (aproximadamente $121
millardos), Venezuela reporta niveles bajos de consumo de
alimentos y elevados volúmenes de importaciones de esos
productos. El consumo de alimentos está en su nivel
más bajo desde 1960 (2.352 Kcal/día) y, de América
del Sur, sólo Bolivia
está por debajo de nosotros". Destacó el
ex-embajador que según el último informe de la
FAO, Venezuela está entre los 10 países del mundo
en los cuales crece el hambre con mayor velocidad".
Indicó que se ha llegado a esta situación por
varias razones, entre otras, "porque estamos produciendo menos
alimentos internamente. En 2004 produjimos el 79% de los
alimentos que producíamos en 1998, es decir, 20% menos;
estamos exportando menos de la mitad de los bienes
agrícolas que exportábamos en 1998. En
contrapartida las importaciones, y dentro de ellas las
importaciones agroalimentarias alcanzan un récord
histórico".

Más de 60 por ciento de los productos que se
comercializan en el país tienen un componente importado
por lo que el cierre del acceso a las divisas afecta severamente
la producción nacional.

Avalado en todo lo anteriormente señalado se
tiene el siguiente análisis Interno y Externo de las
Importaciones Venezolanas:

FORTALEZAS:.-La ampliación
del listado de mercancías y servicios que pueden recibir
dólares..-La ubicación geográfica de
Venezuela, lo cual facilita los procesos de importación.DEBILIDADES:.-La mayor
parte de las importaciones venezolanas provienen de Estados
Unidos, Colombia y Brasil, con los cuales (al menos los dos
primeros) las relaciones no son las más
óptimas.

.-La burocracia y los
diversos procesos que hay que cumplir para realizar las
importaciones.OPORTUNIDADES:.-Tratados de
libre comercio
y demás acuerdos internacionales, establecidos con
países clave.

.-Diversidad de accesos a mercados de importación
en lo que a medios y
transporte se refiere.

.-Las modificaciones a la Ley del BCV, enfocadas en
proyectos de inversión productiva, planes de salud,
educación y pago de la deuda.

AMENAZAS:.-Control Cambiario.

.-El Programa Compre Venezolano, que parte del principio
regional del utilizar y consumir bienes y servicios de origen
Nacional.

.-La sobrevaluación de la moneda.

.-Bajas tasas de interés, que permiten obtener
bolívares a bajo precio.

.-Dólares Preferenciales en CADIVI.

.-Plan de
desarrollo endógeno para sustituir la cantidad de
productos importados, creado por el gobierno.

Big
Mac

El modelo
más simplista, el antipático Indice Big Mac, creado
por The Economist y que utiliza el costo de una hamburguesa Big
Mac de McDonald"s como la totalidad de la "cesta" de bienes, es
en realidad como una ilustración diseñada para permitir
que la teoría económica sea "más digerible"
que una metodología puramente formal.

Según ese índice, el bolívar se
halla sobrevaluado por un discreto 17,7%, lo cual significa que,
en términos de dólares, comprar un Big Mac en
Venezuela cuesta 17,7% más que en Estados Unidos. De
manera que el bolívar tendría que ser devaluado en
ese porcentaje para alcanzar su paridad competitiva. A pesar de
lo frívolo y simplificado que pueda parecer, un creciente
cúmulo de evidencias
sugiere que, al compararlo con otros índices más
sofisticados, el Indice Big Mac frecuentemente arroja una notable
precisión al estimar el nivel de sobrevaluación o
subvaluación en un momento dado.

El método
preferido por VenEconomía, que compara los Indices de
Precios al por Mayor de EE.UU. con el Indice de Precios al
Consumidor de
Venezuela, ubica la paridad competitiva actual en Bs.1.017:$;
más de 45% por encima del nivel del bolívar en este
momento. La mayoría de los economistas que creen en la
teoría de la Paridad del Poder Adquisitivo, ubican la
sobrevaluación actual del bolívar entre 30% y 50%.
Prácticamente todas las apreciaciones indican que el
bolívar es una moneda altamente sobrevaluada.

Este hecho ha creado una miríada de graves
problemas
económicos y sociales. Ha venido carcomiendo la competitividad
de los productores nacionales. Incapaz de competir con productos
importados más baratos, buena parte de la capacidad
industrial de Venezuela se mantiene inactiva, privando de empleo
a cientos miles de trabajadores manufactureros. La cesta de
exportación de Venezuela contiene cada vez menos y menos
productos, lo que hace al país cada vez más
dependiente del petróleo, y lo deja a merced de las
fluctuaciones en los precios petroleros, históricamente
inestables.
Los buhoneros que venden baratijas extranjeras de
contrabando
desplazan cada vez a más minoristas de la economía
formal. El año pasado Venezuela gastó más
que nunca antes en importaciones, lo que significa que la muy
cacareada recuperación económica es esencialmente
una recuperación impulsada por las importaciones, y ello
refleja un mayor consumo interno mas no un aumento de la
producción. Más aún, cuando ocurre una
crisis
cambiaria, la creciente dependencia del país de las
importaciones hará que los shocks de precios
relacionados con una maxidevaluación resulten mucho
más dolorosos, posiblemente hasta el punto de neutralizar
los logros que tanto costaron obtener en materia de
control de la inflación. En pocas palabras, una parte
extraordinaria de los desequilibrios macroeconómicos del
país tiene su origen en la excesiva fortaleza del
bolívar.

Distorsión
profunda

A la luz de semejante
sobrevaluación, ¿qué es lo que está
impidiendo que el bolívar se desplome? En una
situación en la que comprar casi todos los bienes
transables resulta más barato en el exterior que en el
país, ¿por qué no ha sobrevenido una crisis
de la balanza de pagos?
La respuesta, por supuesto, es que la macroeconomía de las exportaciones
petroleras distorsiona profundamente el funcionamiento del
mercado cambiario venezolano.

Hasta ahora, sólo un período prolongado de
ingresos petroleros extraordinariamente elevados ha permitido que
el BCV defienda su errada política monetaria. Ingresos por
concepto de
exportaciones petroleras sin precedentes, de $28.275 millones el
año pasado, permitieron que el BCV continuara aumentando
el nivel de sus reservas internacionales, incluso a pesar de la
fuga de capitales. A falta de tales niveles de ingresos
petroleros, el país con toda seguridad
habría presenciado una caída de sus reservas
internacionales lo suficientemente cuantiosa como para hacer
inminente una crisis cambiaria. Con los elevados ingresos
petroleros del año pasado como telón de fondo, y
considerando que el país registró un
superávit en su cuenta corriente de casi $13.000 millones,
el hecho de que la posición de las reservas
internacionales haya aumentado tan solo $2.000 millones, luce
más como un desastre de políticas que como el
éxito macroeconómico que el presidente
Chávez desea hacernos creer.

¿Por cuánto tiempo más el mercado
petrolero mantendrá a flote al peligrosamente sobrevaluado
bolívar? A pesar de los modelos y los
pronósticos de los economistas, es
imposible decirlo con grado alguno de precisión. No
obstante, uno de los pocos factores en que parecen coincidir
todos los economistas es que los mercados de productos
básicos ("commodities") son de naturaleza
cíclica, y el
petróleo no es una excepción. Aunque es casi
imposible predecir con exactitud cuándo ocurrirá,
sí se puede afirmar con total certeza que los precios
petroleros caerán. Cuando lo hagan —no es "si" lo
hacen, sino "cuándo"— la política actual de
contener la inflación manteniendo sobrevaluado el
bolívar parece destinada al fracaso.

¿Por qué? La respuesta la brinda una
escuela económica que surgió durante los
años '70 llamada la "teoría de las expectativas
racionales". Cuando un país se queda sin reservas
internacionales y se ve obligado a realizar una
maxidevaluación, los inversionistas que se quedan con
posiciones en la moneda de ese país se enfrentan
repentinamente a una pérdida de capital extraordinaria.
Una vez que la posición de las reservas internacionales de
un país comienza a deteriorarse ostensiblemente, todo
inversionista racional anticipa que esas reservas llegarán
a cero en algún punto del futuro, lo que provocará
una maxidevaluación y la consiguiente y cuantiosa
pérdida de capitales. El inversionista racional
procurará proteger su capital cambiándolo a otras
monedas (para los fines de este análisis, dólares
estadounidenses) justo antes del colapso final.

Pero si todos los inversionistas siguen el mismo
razonamiento, más y más de ellos procurarán
deshacerse de la moneda nacional, a medida que las reservas
internacionales de ese país van disminuyendo cada vez
más. Al final, una moneda sobrevaluada de manera
insostenible inevitablemente provocará este tipo de
pánico,
un ataque especulativo no planificado, aunque "coordinado", en el
que todos los inversionistas procuran sacar su dinero del
país al mismo tiempo, hasta que las reservas del banco
central quedan totalmente agotadas y la moneda se desplome. Paul
Krugman, el famoso economista de Princeton, observa que tales
colapsos no son resultado de conspiraciones internacionales ni de
conductas viscerales colectivas de los inversionistas. Por el
contrario, los ataques especulativos contra una moneda
sobrevaluada son enteramente predecibles; son el resultado de la
acción
colectiva de muchos inversionistas actuando racionalmente ante
una macrodevaluación que anticipan. Para Krugman, "las
corridas repentinas contra la moneda de un país no
necesariamente son resultado de comportamientos irracionales por
parte de los especuladores. Por el contrario, cuando un
país intenta fijar su tipo de cambio sin aplicar
también políticas internas coherentes con ese
objetivo, es posible predecir, de hecho, un ataque especulativo
que agote las reservas internacionales del país en un
plazo muy breve". A estas alturas, agrega, "el concepto de ataque
especulativo se ha convertido en una herramienta estándar
del análisis monetario internacional. Desafortunadamente,
los diseñadores de políticas siguen dándonos
oportunidades para aplicarla". Tal como observa Krugman, el
mecanismo básico que subyace a los ataques especulativos
contra una moneda ha sido bien comprendido por los economistas
durante ya 25 años, como mínimo y, sin embargo, las
autoridades monetarias venezolanas han preferido aplicar una
política monetaria que básicamente ignora dicho
mecanismo, para sustentarse en una fantasía de precios
petroleros en niveles permanentemente
estratosféricos.

La crisis
cambiaria

El resultado, según explica el economista
venezolano Gustavo García, es que la estabilidad monetaria
de Venezuela ha quedado en una situación desesperadamente
vulnerable a las caídas repentinas del mercado petrolero
mundial. Dado que los capitales se están marchando del
país a un ritmo considerable —un hecho
convenientemente ocultado por los ingresos petroleros
extraordinarios del año pasado— una baja repentina
de los precios petroleros haría que la posición de
las reservas internacionales del BCV comience a disminuir casi
inmediatamente. En vista de la reputación de incompetencia
que tienen actualmente los encargados del diseño
de la política
económica del gobierno, la aguda sobrevaluación
del bolívar y la falta generalizada de confianza en la
totalidad del proyecto
político del presidente Chávez, luce razonable
especular que una caída de los precios petroleros se
podría traducir en una crisis cambiaria con alarmante
celeridad.

Hasta ahora, los gerentes macroeconómicos del
gobierno han dado todas las señales
de ignorar ciegamente toda esa dinámica. No se trata ya de que el gobierno
no cuente con una estrategia para superar lo que muy
rápidamente se podría convertir en una
situación muy peligrosa, sino que los responsables de las
políticas claves se niegan obstinadamente a reconocer que
exista la necesidad de trazar tales estrategias. Peor
aún, varias de las más recientes medidas del
gobierno de Chávez lucen encaminadas a empeorar mucho
más las cosas, una vez que comiencen los
problemas.

En primer lugar, en las circunstancias antes
bosquejadas, el hecho de que los responsables del BCV
estén considerando, abierta y seriamente, imponer un tipo
de cambio fijo para el bolívar no resulta nada menos que
alarmante. A menos que el gobierno pretenda llegar a una
inflación de cero este año, fijar el tipo de cambio
sólo lograría exacerbar una sobrevaluación
de la moneda que ya ha destruido miles de empresas y cientos de
miles de empleos, además de ponerles en bandeja de plata a
los especuladores cambiarios un blanco jugoso y visible. Que
semejante curso de acción esté siendo siquiera
considerado revela un estamento generador de políticas
económicas en profunda negación de lo insostenible
de su propia estrategia monetaria. En segundo lugar, la Ley del
Banco Central de Venezuela propuesta recientemente por el
Ejecutivo convertirá la tarea de manejar la crisis
venidera de un ejercicio muy difícil en otro esencialmente
imposible. Al otorgar a los políticos una amplia serie de
nuevas facultades para interferir en los asuntos del BCV, esa ley
aumenta seriamente la clase de
incertidumbres institucionales que típicamente alimentan
el inicio de los ataques especulativos contra una moneda. Con un
banco central abierto a toda clase de presiones políticas,
lo más probable es que surja la incertidumbre en cuanto a
qué extremo está dispuesta a llegar la
institución para proteger la moneda. El profesor Krugman
advierte que "cuando la disposición del gobierno a
utilizar las reservas para defender el tipo de cambio es
incierta, puede haber una serie de crisis en las que el capital
salga del país para regresar posteriormente, antes de que
el problema sea resuelto definitivamente". Dada la existencia del
Fondo de Inversión para la Estabilización
Macroeconómica (FIEM), no resulta difícil prever de
qué manera se podría desarrollar ese escenario.
Cuando las reservas regulares del BCV estén cerca de
agotarse, habrá una incertidumbre inevitable sobre si
echar mano a los dineros del FIEM o hacer un último
intento de proteger la moneda. Incluso en las mejores
circunstancias, al instituto emisor le resultaría
difícil convencer a los inversionistas de que cualquier
decisión que tome en esta materia sería definitiva.
Sin embargo, con la Asamblea Nacional inmiscuida en el proceso de
toma de
decisiones, la tarea se hace imposible: a los inversionistas
siempre les quedará alguna duda. Ello podría
conducir a una serie de crisis cambiarias consecutivas, a medida
que los inversionistas agotan las reservas primarias del BCV a
punta de compras nerviosas, sólo para regresar al
bolívar cuando se haga evidente que también se
echará mano de su reserva secundaria, el FIEM, para
finalmente salir en estampida una vez que quede en claro que el
FIEM no aguantará. Es la receta de un prolongado ciclo de
crisis económica que se encuentra en pleno desarrollo, y
que el país a duras penas podrá
soportar.

¿Acaso una
bendición económica?

El impacto que tendrá el venidero colapso
cambiario sobre los niveles de vida en el corto plazo será
funesto, especialmente en vista de la profunda dependencia actual
del país de las importaciones. Las consecuencias
políticas de dicho shock son imposibles de
predecir, más allá del indudable hecho de que
serán sumamente graves. Sin embargo, desde una perspectiva
a mediano plazo, sólo una devaluación considerable del bolívar
podrá restablecer la competitividad internacional de la
industria manufacturera del país, lo cual es, en
última instancia, la única forma de producir una
recuperación económica real, impulsada por el
sector privado y que genere empleos. No será la primera
vez que una crisis cambiaria sea al mismo tiempo un desastre
político y una bendición económica:
únicamente el caótico desplome de la libra
esterlina en 1992 permitió que el Reino Unido hiciera lo
que tenía que hacer para sustraerse a una recesión
de tres años que parecía inmune a cualquier otra
medicina.

Claro que el punto de partida fundamental de cualquier
escenario de crisis cambiaria es una caída previa de los
precios petroleros, y aunque los economistas no dudan que los
precios de todos los productos básicos son
cíclicos, es imposible saber con exactitud cuándo
sobrevendrá una crisis. Las consecuencias potenciales
sociales y políticas de un colapso de la moneda son casi
demasiado terribles como para considerarlas aquí. Lo que
sí es cierto es que, incluso según los
parámetros venezolanos, hoy día el país es
excesivamente dependiente de la continuidad de los precios
petroleros elevados para su estabilidad financiera.-

Las consecuencias de las
políticas gubernamentales actuales sobre la
economía venezolana en 2009

La política económica iniciada en 2003
—basada en controles de cambio, precios y tasas de
interés— no ha podido contener las presiones
inflacionarias alcistas
. Venezuela cerró 2008 con la
más alta tasa de inflación de América
Latina. El aumento acelerado del gasto
público (Gobierno Central + FONDEN) a niveles cercanos
a los $90.000 millones de dólares en 2008, no tiene
precedente y no es sostenible. La falta de coherencia en la
política fiscal y monetaria lleva consigo la consecuencia
de elevar la tasa anual de inflación, agudizar
desequilibrios y distorsiones monetarias-cambiarias.

En el 2009, la baja calidad de la
política económica del Gobierno y del Banco Central
de Venezuela —revelada más abiertamente pero no
causada por la aguda caída de los precios del
petróleo— lleva a anticipar que la economía
venezolana entrará en una recesión a partir del
segundo trimestre del 2009. Está caída de la
actividad económica no petrolera, aunada a presiones
inflacionarias, amenaza con elevar los índices de pobreza y reducir
la efectividad del gasto público en los programas
asistenciales y sociales del Gobierno.

La caída del ingreso fiscal petrolero en 2009,
difícil de cuantificar con precisión dada la falta
de cifras oficiales confiables sobre los volúmenes de
exportación petrolera, y el uso de políticas
gubernamentales que elevan la inflación como lo es el
traspaso sin contrapartida en bolívares de reservas
internacionales del BCV al FONDEN para el financiamiento
monetario del gasto público, llevará a elevar la
tasa de inflación anual sobre el 40% durante el
2009.

El uso del financiamiento monetario directo para cubrir
gasto fiscal extra-presupuestario por el Gobierno, se ha
realizado desde el 2006, bajo distintos registros
contables en el BCV, pero ahora, en conjunto con la aguda
caída del ingreso en divisas petroleras por el colapso de
los precios del crudo, reduce drásticamente el respaldo
del bolívar y multiplica el impacto inflacionario
esperado.

En éste contexto, los precios de los alimentos,
los cuales se elevaron 46,7% en 2008, seguirán subiendo
aún más que la inflación promedio, y se
estima que el alza de precios de estos rubros puede estar sobre
el 60% en 2009. Es imposible que los salarios y
sueldos pagados en el sector privado y público puedan
ajustarse a estas mayores tasas, por lo cual el poder adquisitivo
del venezolano caerá en forma significativa. Los grandes
sectores de la población en pobreza, sin empleos estables
y dependientes de ayudas gubernamentales son vulnerables al
elevado costo de los alimentos.

Esta situación inflacionaria y de caída
del salario real,
unida a una severa restricción esperada en la entrega de
divisas por Cadivi
para las importaciones en 2009 (al menos
de 35 a 40%), sin poder estimular la producción nacional
(amenazada de estatización y por grupos sindicales
hostiles afectos al gobierno), acompañada del deterioro
del flujo de caja
de PDVSA y de otras empresas estatales, en conjunto
llevará a una recesión a la economía
venezolana en 2009.

La contracción anual de la economía (PIB)
en el 2009 se puede estimar en estos momentos entre -2 y -2,5%,
muy influida por la decisión de ajuste de la paridad
cambiaria y otras medidas oficiales. De igual modo, las
limitaciones del Gobierno y las empresas estatales para cumplir
con sus obligaciones
laborales y los pagos a contratistas y proveedores
pueden llevar generar una elevación importante del
desempleo.

El discurso
económico presidencial, sustentado en altos precios del
petróleo, en realidad no contó nunca con un
proyecto inteligible de desarrollo socioeconómico. La vaga
concepción de "desarrollo endógeno" para reducir la
dependencia petrolera de Venezuela, llevó exactamente al
resultado contrario: estimular el reemplazo de la
producción manufacturera y agrícola venezolana por
importaciones más baratas, gracias a la moneda
sobrevaluada, resultado de la alta inflación y control
cambiario. Además, el régimen de control de
cambio instaurado en febrero 2003 ha estimulado el
aprovechamiento de diferenciales cambiarios por montos de miles
de millones de dólares por parte de funcionarios
gubernamentales e intermediarios, lo cual desestimula el esfuerzo
productivo
.

En términos de política
social, las estructuras
paraestatales de misiones como Barrio Adentro ayudaron a proveer
acceso a servicios básicos de salud a los sectores
más pobres a partir del 2004, con creciente cobertura por
3 años y en forma decreciente en los últimos 2
años. Estos esquemas de servicios sociales se vienen
deteriorando. Por una parte, debido al fracaso en construir una
sola institución de salud
pública de calidad, y por otra parte, la
inflación ha comenzado a mermar el poder de compra de los
recursos fiscales asignados a estos programas y en el 2009
está situación se hará peor con una
inflación sobre el 40 por ciento.

La eventual alza de los precios del petróleo
aliviaría las necesidades fiscales venezolanas en 2009-10.
Es difícil esperar que la canasta de crudos y productos
venezolana pueda superar el promedio de $45 en el ambiente
recesivo de la economía mundial de 2009. Este precio u
otro incluso más alto, no puede detener el proceso de
deterioro económico ya iniciado. Al estar en
funcionamiento dentro del país un perverso círculo
de graves errores de política económica acumulados
por años y sus consecuencias ahora abiertas —alta
inflación, empobrecimiento, déficit fiscal,
devaluación, recesión y más
inflación— no hay forma de salir de ésta
situación sin un plan económico coherente que
inspire credibilidad y confianza en todo el
país.

Esto último es improbable que ocurra bajo una
línea de gobierno guiada por la concentración de
poder político, una argumentación ideológica
del siglo pasado y ausencia de comprensión de la necesidad
de una base económica sólida, privada y
pública (incluyendo el sector petrolero), para generar
avances sociales sostenibles y empleos bien remunerados.
Venezuela requiere con urgencia acordar en forma amplia una nueva
estrategia de desarrollo nacional, inteligente y coherente, con
contenido económico, social, petrolero e
institucional.

Un clima antiempresarial que desde las altas esferas
del gobierno se ha instalado como política de Estado, lo
que se ha expresado en un ambiente de persecución contra
la gente que trabaja y produce
. Basta observar la actitud de
los funcionarios del Ministerio de Industria Ligeras y Comercio
(Milco) para valorar adecuadamente el alcance de una estrategia
que concibe a los empresarios no como aliados sino como enemigos
a los cuales hay que arrinconar y destruir. En segundo lugar,
el control de precios se ha traducido en una herramienta muy
poderosa en manos del gobierno para liquidar la rentabilidad del
sector productor al no reconocerles los aumentos de los costos de
producción, entre otros la mano de obra y los servicios.
Una actividad económica sin rentabilidad está
condenada al fracaso porque no genera ingresos para poder
invertir
. En tercer lugar hay que mencionar el control de
cambio que se expresa en restricciones para la adquisición
oportuna de divisas fundamentales para la manufactura de bienes
nacionales, situación que se traduce en la
postergación y retrasos de procesos de producción o
en su encarecimiento. Como cuarto elemento debe señalarse
la sobrevaluación de la moneda nacional lo cual ha
propiciado un incremento desmedido de las importaciones y la
extinción de las exportaciones no petroleras, todo ello en
detrimento de la producción nacional
. Entre 1999 y
2008 las importaciones saltaron desde US$ 14.492 millones hasta
US$ 45.000 millones, lo que denota un crecimiento acumulado de
210%. Por esa razón para todos fines prácticos
Venezuela es una economía de puertos que produce poco e
importa mucho. Las escasas industrias que antes exportaban ya no
lo hacen como han sido los casos de Sidor y Cemex, ahora en manos
del Estado.

Si lo anterior no bastara, se ha sumado un clima de
conflictividad laboral fomentada desde el gobierno mediante la
constitución de sindicatos paralelos que por cualquier
motivo y sin ninguna causa justificada paralizan las empresas y
detienen la producción. Ese ha sido el caso de las
compañías automotrices cuya producción ha
disminuido más de 20% con el consiguiente efecto sobre la
caída de la oferta de vehículos y la subida de los
precios. De esta manera, se conforma un cuadro que se agrava en
la medida en que el gobierno no diseñas políticas
claras y estables para un sector clave en el relanzamiento de la
economía nacional. Así, con cifras del BCV y
estimaciones propias en el gráfico se describe la
declinación de la producción de la industria
manufacturera nacional con su efecto en la pérdida de
empleos bien remunerados y con seguridad social para ser
sustituidos por un enjambre de vendedores de productos importados
que entran por las aduanas para luego ser transados en los
centros comerciales, que cada día se construyen para la
negociación de bienes fabricados en el exterior, dando una
sensación de prosperidad cuando lo que se escande
detrás de ello es un mundo ficticio y artificial que no
crea bienestar permanente.

Esta es la Venezuela que cierra 2008 con un
comportamiento mediocre de su industria, el principal sector
según su contribución a la generación del
Producto
Interno Bruto (PIB) y con un gobierno que optó por
sacrificar la producción nacional para darle cabida a una
vorágine importadora que ahora se alza contra el empleo
nacional. Se destruyó la industria doméstica y hoy
cuando las divisas comienzan a escasear, Venezuela va a pagar un
alto precio por una política suicida que pretendiendo el
desarrollo endógeno hizo todo lo contrario.

Según Ing. Carlos Mora Vanegas, los
cambios constantes que se manifiestan en los escenarios
económicos, propiciados por la acción de los
sectores empresariales, así como la intervención
del Estado, la
Globalización ha incidido significativamente en el
sector empresarial, obligando a las empresas, a su gerencia,
estar atento a ellos, dando paso a las acciones,
planes que le favorezcan. Lo cierto, que la
características de los actuales escenario,
dinámicos, agresivos, llenos de oportunidades, pero
también de amenazas, obligan a la gerencia a determinar
cuál debe se su estilo gerencial que le permita garantizar
un buen desarrollo
organizacional, de tal forma que lo conlleve
 reestructurar sus funciones
administrativas, sus sistemas de ser
necesario. En esta oportunidad la pregunta se concreta en la
importancia y los beneficios que el desarrollo organizacional
aporta.

En los actuales momentos, Venezuela está
 desenvolviéndose en un escenario turbulento, pleno
de incertidumbre, riesgo por la
transición que el actual gobierno ha generado en su
interés de dar paso a un socialismo en
donde la Revolución
Bolivariana es su principal actor, todo ello ha incidido en
su economía, productividad, inseguridad,
inestabilidad
.

Resultado de ello ha sido, el que muchas empresas han
cerrado sus puertas y otras sobreviven trabajando con el 50% de
su capacidad instalada. Esto ha condicionado un incremento del
desempleo, el aumento de los trabajadores en la economía
informal y una disminución del poder adquisitivo de la
población
.  Definitivamente se han suscitados
muchos cambios, en donde la gran mayoría de las empresas,
especialmente las PYMES no se
habían preparado para afrontarlos En  esta
situación de recesión es difícil lograr el
crecimiento de las organizaciones.

La  sobrevaluación de la moneda favorece
las importaciones y desestimula la producción nacional. A
pesar de que unos aprueban y otros rechazan la posibilidad de
establecer restricciones a las importaciones, todos los actores
económicos coinciden en que por si  solas las
salvaguardias no solucionarán el problema estructural que
afecta al parque industrial y a la agricultura
nacional.

El sector industrial coincide en la necesidad de obtener
mejores condiciones para el financiamiento, más eficiencia en la
actuación de las aduanas, una reducción de los
costos de los servicios
públicos y una definitiva mejora en el sistema laboral y
social para poder lograr la reactivación
económica.

Barreras:

 Hay que aceptar, el que la mayoría de
las  pequeñas y medianas empresas (Pymes) carecen de
estrategias de crecimiento. Han descuidado su comportamiento
organizacional, su crecimiento y adaptación a los
cambios, descuidaron su asistencia técnica para organizar
la empresa y
definir su estrategia, es decir, tipo de negocio, objetivos y
metas de acuerdo a las características de los actuales
escenarios, lo que los consumidores demanda y lo que la
competitividad ofrece.  Sobre esta base se reestructura, o
sea, se adecuan los cuadros organizativos y las funciones y se
inicia la conformación de sistemas de
información, factor que buena parte de las empresas no
posee. En suma la empresa es
conducida a " buenas practicas de gestión".

La presidenta del Banco de Comercio Exterior
(Bancoex) Lieber Patiño explica que la falta de organización de la PYME es uno de
los problemas que dificulta su acceso a la
exportación.

Concretamente,  algunas  barreras
serían:  

  • Ausencia de una gerencia que sepa interpretar ya
    afrontar los retos, los cambios

  •  Ausencia de un liderazgo gerencial proactivo,
    participativo, estratega, generador de
    transformaciones.

  • Ausencia de tecnología desarrollada para
    afrontar los retos de la demanda

  • Estructura organizacional no adecuada a las
    necesidades de los escenario competitivos del
    presente

  • Recurso financiero no propicio para su
    operatividad

Logros:

Programa Coninpyme: La confederación venezolana
de industriales (Conindustria) a través del  programa
Coninpyme ayuda al mejoramiento del desempeño de las Pyme,
así como a su permanencia en el mercado, Coninpyme
desarrolla desde 1999 un programa de asistencia técnica
con el respaldo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Se
trata fundamentalmente de asesoramiento mediante 220 consultores
para elevar la productividad. Su objetivo es que la empresa
genere sus propias fortalezas a través de  servicios
que favorecen los procesos de cambio y el ahorro de
recursos.  El proceso se inicia cuando un equipo de 
especialistas de  Conindustria acude a la empresa ha
realizar una preevaluación y determina junto con el
empresario, las necesidades más urgentes  de la
empresa sobre esta base se define el perfil del consultor mas
apropiado. La asistencia técnica dura  90 horas (3
meses) y el costo de la  hora es de 60 dólares. 
El empresario paga el 60% y el BID el 40%.

El consultor elabora un plan de mejoras a un ano donde
establece áreas  prioritarias,  manejo de
alternativas y toma de decisiones, asignación de recursos
humanos, materiales
financieros y de información. Esta fase lleva 50
horas.

Otros servicios: CONINPYMe ofrece apoyo para la
asociatividad entre PYMES. Esta asociatividad puede
ser:

  • 1) Apoyo mutuo: El programa impulsa la
    asociatividad horizontal, que no es sino la
    conformación de consorcios. Las empresas tienen el
    mismo grado de participación y contribuyen con sus
    productos finales. Puede ser el mismo producto y entonces es
    asociatividad con productos competitivos. En el caso de
    productos diferentes pero del mismo ramo, se llama
    asociatividad de productos complementarios. La asociatividad
    es un mecanismo para enfrentar sólidamente los
    mercados.

  • 2) Vertical: La asociatividad vertical es
    la que se conforma a través de las cadenas
    productivas. Aquí una empresa es proveedora de otra y
    así sucesivamente hasta que la última elabora o
    completa el producto final. Cuando esta última empresa
    presenta dificultades de competitividad se extiende a toda la
    cadena. Al final la suma de todas se traduce en un producto
    de mayor calidad.

  • 3) Exposición en ferias y eventos
    internacionales
    : El Banco de Comercio Exterior
    (Bancoex), financia un porcentaje de los costos de
    exposición en ferias y eventos internacionales, de
    manera que el expositor tenga la posibilidad de mostrar sus
    productos. El banco asume parte de los costos de pasaje o de
    ospedaje en la ciudad donde se realiza la feria
    internacional. Al promover las exportaciones se favorece el
    desarrollo de las organizaciones.

Ejemplo:

Las empresas del Grupo
Polar:

En sus inicios fueron fabricantes de cerveza y malta,
luego, se extendieron abriendo fabricas en diferentes puntos de
la geografía
nacional y distribuidoras de sus productos. Posteriormente han
diversificado su producción y hoy día elaboran
refrescos (golden cup), harina de maíz
precocida (PAN), aceite
comestible (Diana), margarina (Nelly), arroz (Primor)
etc.

Todo
cambió

En un entorno donde las principales economías
disminuyen el consumo, el precio del petróleo, producto
que provee 94 de cada 100 dólares que ingresan al
país, se ha desplomado
.

El resultado es que el ingreso por exportaciones
petroleras registra una caída de 47%, desde 18 mil 138
millones de dólares en el cuarto trimestre de 2007 hasta 9
mil 581 millones en el mismo lapso de 2008.

Presionado por la pérdida de profundidad de la
chequera, el gobierno de Hugo Chávez comienza a restringir
la entrega de divisas para importaciones que considera no
prioritarias, y en enero disminuyó el cupo que dispone la
población para viajes al
exterior desde 5 mil hasta 2 mil 500 dólares al
año.

Limitar la entrega de divisas al tipo de cambio oficial
para las importaciones permite compensar la caída del
ingreso, pero obliga a los importadores a acudir al mercado
paralelo, donde el dólar tiene un precio muy superior y,
por tanto, lo previsible es que en el mediano plazo se acelere la
inflación.

Otro factor a tomar en cuenta es que existe un gran
incentivo para que los venezolanos consuman el cupo para viajes
al exterior y las empresas atiborren a Cadivi con solicitudes de
divisas para importar.

Desde febrero de 2005 la administración de Hugo Chávez
mantiene anclado el tipo de cambio en 2,15 bolívares por
dólar a pesar de que la inflación acumula en este
período un incremento de 85%.

El resultado es que la moneda está sobrevaluada,
un desequilibrio que deriva en que lo que se compra con 2,15
bolívares dentro del país es mucho menos de lo que
puede adquirirse con un dólar en el exterior y por tanto
se crea una fuerte propensión a importar.

Así, las importaciones de 2008 se ubican en 48
mil 95 millones de dólares, una magnitud que representa un
aumento de 182% respecto a 2004.

Analistas no descartan que ante una caída
prolongada de los precios del petróleo el Gobierno se vea
forzado a devaluar la moneda o a instaurar, abiertamente, un tipo
de cambio dual, donde sólo las medicinas y alimentos se
importarían a 2,15 bolívares por
dólar.

Según CONINDUSTRIA, en estos 10
años
:

• El número de empresas se ha reducido en
36% en una década.

• Se han perdido nada menos que 400.000 empleos
formales.

• La denominada Gran Industria ha perdido 15% de
sus fuentes de
trabajo desde 1998 (más de 39.000 empleos); la Mediana
Industria ha reducido en 21% su fuerza laboral
en el mismo lapso (más de 21.000 empleos) y la
Pequeña Industria, el sector con mayor potencial
empleador, ha perdido 46% de sus puestos de trabajo (más
de 43.000 empleos).

• La inversión pública
no ha crecido como porcentaje del PIB, manteniéndose en
alrededor de 10% del Producto, a pesar de la bonanza petrolera de
los últimos cuatro años. De ello se deriva que 44%
del empleo que se genera en el país es formal. Esto sin
contar que la inversión privada ha caído en niveles
superiores a 80% en el mismo período.4.-
¿Está Sobrevaluada o Subvaluada el Bolívar
en la actualidad?, explique su respuesta.

Es improbable que, en el futuro, el Gobierno venezolano
sufra una devaluación forzada del bolívar frente al
dólar, ya que éste tiene varias opciones para
lograr que la moneda local alcance niveles más
competitivos en el futuro.

Según el más reciente informe publicado
por el Center for Economic and Policy Research (CEPR), con
sede en Washington, Estados Unidos, aún cuando el
bolívar está actualmente sobrevaluado tras casi
seis años sin ajuste al tipo de cambio oficial (BsF 2,15
por dólar), "no existe razón para pensar que el
gobierno vaya a ser forzado a devaluar
".

Asimismo, refiere que, gracias a los altos niveles de
reservas existentes en Venezuela –que rondan los $82 mil
millones-, en caso de que el Ejecutivo Nacional decida adaptar el
tipo de cambio, éste podría hacerse de manera
progresiva, pues "tampoco existe una razón para que una
devaluación necesariamente tenga que darse repentinamente
o de manera drástica".

Partes: 1, 2, 3
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