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Comercio exterior y el dólar (página 3)




Enviado por Edgar Tovar



Partes: 1, 2, 3

El estudio, titulado El Gobierno de
Chávez después de 10 años: Evolución de la economía e indicadores
sociales, indica que si bien el tipo de cambio
vigente en el país está sobrevaluado no plantea
ninguna amenaza inminente para la economía criolla,
cuya solidez se refleja en 21 trimestres consecutivos de
crecimiento del Producto Interno
Bruto (PIB).

De hecho, señala que no existe comparación
posible entre la situación actual del sistema cambiario
venezolano y los panoramas que Argentina, México,
Brasil o
Rusia
planteaban en los años noventa, donde era impostergable
una forzosa devaluación.

A modo de previsión y sugerencia, los autores del
análisis –Mark Weisbrot, Rebecca Ray
y Luis Sandoval- plantean que "a mediano plazo, el país
querrá ajustar su tipo de cambio hasta
lograr un nivel más competitivo para diversificar su
economía y disminuir así su dependencia del
petróleo".

El Gobierno Nacional, a través de la Junta
Sectorial de Economía, evaluará al cierre del
primer trimestre del 2009 los indicadores económicos, para
así adoptar las medidas necesarias para sostener la
economía y fomentar el crecimiento del PIB venezolano
aún en medio de la crisis
financiera que sufren muchos países del mundo, incluidas
las potencias capitalistas.

El ministro del Poder Popular
para la Economía y Finanzas,
Alí Rodríguez Araque, ha informado que no se tiene
planteada una devaluación de la moneda en el corto plazo.
Sin embargo, ha manifestado en reiteradas oportunidades que
muchas decisiones dependerán del comportamiento
de los precios del
crudo, fuente de cerca del 50% de los ingresos del
Estado.

Cabe destacar que, durante los primeros tres años
de gobierno del Presidente Hugo
Chávez se aplicó un esquema de bandas
cambiarias, abandonado ante la caída de los precios del
petróleo; se adoptó, además,
un plan de subastas
diarias del Banco Central de
Venezuela
(BCV) que debió suspenderse como consecuencia del paro
empresarial y el sabotaje petrolero suscitados entre finales de
2002 y principios de
2003.

El impacto negativo de los ataques de la
oposición política venezolana
en la economía nacional se tradujo, entre otras cosas, en
la caída de las reservas internacionales y fuga de
capitales, panorama ante el cual el Gobierno optó por
impulsar el sistema de administración de divisas, hasta
hoy vigente.

Para 2003, el dólar oficial fue establecido en
1,6 bolívares fuertes; un año después la
tasa fue ajustada a 1,92 bolívares fuerte por cada divisa
estadounidense; y en 2005, el cambio oficial quedó
establecido en 2,15 bolívares fuertes, el cual mantiene
vigencia actualmente.

Se reduce en 32% la entrega de divisas
para importaciones

Corregir la sobrevaluación
implicaría colocar el dólar en BsF 4,76

Cadivi mantiene en fase de consulta una nueva normativa
que apunta a una mayor restricción en la entrega de
divisas para importar.

Cercado por un entorno donde la pérdida de brillo
del petróleo determina que en el cuarto trimestre de 2008
las importaciones
superan en 3 mil 724 millones de dólares al ingreso de
divisas, la
administración de Hugo Chávez comienza a cerrar
el grifo de Cadivi.

Las estadísticas del organismo encargado de
distribuir los dólares al tipo de cambio oficial, indican
que en los dos primeros meses de este año el monto
asignado a los importadores, incluyendo el convenio Aladi, suma 3 mil
394 millones de dólares, una magnitud que se traduce en
una caída de 32% respecto a 5 mil millones aprobados en el
mismo período de 2008.

Todo indica que el Gobierno se dispone a restringir
aún más los dólares para las compras al
exterior. En este momento Cadivi mantiene en fase de consulta una
nueva normativa donde establece que la disponibilidad de divisas
para importar dependerá, entre otras cosas, "del ajuste a
los lineamientos aprobados por el presidente de la
República en Consejo de Ministros".

La decisión de afrontar el declive de los
petrodólares mediante la disminución de la entrega
de divisas se traducirá en escasez o en el
incremento de los productos que
se importan a través del mercado paralelo
(divulgar su cotización es prohibido por ley) y, el
resultado previsible, es mayor inflación.

No obstante, Abelardo Daza, economista y profesor del
IESA, explica que "las importaciones también están
cayendo por la desaceleración del consumo y la
actividad económica, así no hubiese
restricción en la entrega de divisas habrían
disminuido este año".

Profundiza en el tema y añade que "es muy
difícil determinar si el descenso del consumo es
equivalente a la caída en la entrega de dólares de
Cadivi, sin embargo, creo que no hay riesgo de escasez
de alimentos,
medicinas, maquinarias y equipos, considero que hay divisas para
asegurar estos rubros".

Un estudio elaborado por la firma Ecoanalítica
sostiene que en 2008 las importaciones a través del
mercado paralelo sólo representan 5% del total y este
año, aumentarán su participación hasta
32%.

Un riesgo latente es que la historia de los controles de
cambio indica que cuando el ingreso petrolero deja de crecer y
por tanto las importaciones superan el ingreso de divisas, las
empresas se
adelantan a la devaluación, fijan los precios con base en
el tipo de cambio paralelo y la inflación se acelera
velozmente.

Operadores cambiarios aseguran que Pdvsa ha estado
vendiendo divisas en el mercado paralelo para evitar que el
dólar se dispare.

Pero este esquema, no confirmado por fuentes
oficiales, tiene costos. Al vender
las divisas en el mercado paralelo Pdvsa disminuye los
dólares que le entrega al Banco Central de Venezuela y por
tanto las reservas internacionales no crecen.

El estancamiento de las reservas, sostienen analistas,
aumenta la incertidumbre cambiaria y las expectativas de
devaluación, por lo que al final se estaría
obteniendo un resultado adverso a los fines de estabilizar el
mercado.

Mar de fondo Desde febrero de 2005 la administración de Hugo Chávez
mantiene anclado el tipo de cambio en 2,15 bolívares por
dólar a pesar de que la inflación venezolana
acumula en este período un salto superior a
80%.

El resultado es que la moneda está sobrevaluada,
un desequilibrio que deriva en que lo que se compra con 2,15
bolívares dentro del país es mucho menos de lo que
puede adquirirse con un dólar en el exterior y por tanto
se crea una fuerte propensión a importar.

Ecoanalítica construyó un índice
para medir cuán sobrevaluado está el bolívar
respecto al dólar, el peso colombiano y el real
brasileño, las monedas de los tres principales socios
comerciales del país.

El resultado, es que si el Gobierno se decidiese a
corregir el desajuste tendría que fijar el tipo de cambio
oficial en 4,76 bolívares por dólar, es decir,
"122% por encima del tipo de cambio oficial", precisa
Ecoanalítica.

Dólar
más caro o más limitado?

La devaluación será una alternativa del
Gobierno para el próximo año. La duda es si se
hará formalmente –ajuste del tipo de cambio
oficial– o mediante mayores restricciones en la entrega de
divisas .

El tipo de cambio invariable podría acabarse en
2009, luego de cuatro años con un dólar
vendiéndose a 2,15 bolívares fuertes (2.150 de los
antiguos).

Economistas prevén que, ante la caída de
los precios del petróleo y la consecuente reducción
de los ingresos fiscales, el Gobierno nacional devaluará
para equilibrar el presupuesto del
próximo año.

Los sectores empresariales también consideran que
un ajuste del tipo de cambio es inminente. Así lo han
expresado sus voceros gremiales. También lo han dicho los
empresarios de base, o al menos los que asistieron a un foro realizado el mes pasado por
la firma Ecoanalítica. Allí 94% del público
opinó que el dólar se encarecerá en
2009.

El economista Emeterio Gómez está
convencido de que la devaluación de la moneda será
la primera opción –entre muchas disponibles–
que tomarán en cuenta las autoridades. Esto por el efecto
inmediato que tiene en los ingresos gubernamentales:
automáticamente se obtienen más bolívares
por cada dólar proveniente de la exportación de crudo y
derivados.

Otros economistas creen que el Gobierno sólo
considerará la alternativa de ajustar el tipo de cambio
oficial por primera vez en cuatro años luego de agotar
opciones como la ampliación de los impuestos y el
aumento del endeudamiento público. En tal sentido, la
devaluación dependería de la efectividad de esas
medidas para equilibrar las cuentas
fiscales.

Moneda
sobrevaluada

Para Jesús Casique, economista y profesor de la
Universidad
Central de Venezuela (UCV), la modificación del valor del
dólar permitiría lograr dos objetivos. Por
un lado, compensar la disminución de ingresos fiscales que
se prevé para el próximo año. Por el otro,
corregir la sobrevaluación acumulada por el bolívar
en los últimos años.

Casique calcula que la sobrevaluación cambiaria
está en 105%, que es la variación acumulada por el
índice de precios al consumidor desde
que el Gobierno llevó el dólar oficial a 2,15
bolívares fuertes en febrero de 2005. La consecuencia ha
sido un abaratamiento de las importaciones –pues la
inflación de otros países es menor– que ha
afectado la balanza de
pagos.

Los extraordinarios precios petroleros del año
pasado ocultaron la realidad de la cuantiosa y persistente fuga
de capitales y permitieron que el gobierno se engañara a
sí mismo creyendo que todo está bien. Pero una vez
que los precios petroleros caigan, una crisis cambiaria no
será una mera probabilidad,
sino algo casi inevitable.

El bolívar se encuentra considerablemente
sobrevaluado. Ese hecho, por encima de todos los demás,
describe la situación macroeconómica actual de
Venezuela. Desde hace ya meses, VenEconomía ha venido
alertando a sus lectores sobre los peligros que acechan a una
moneda sobrevaluada. Sin embargo, ha sido relativamente poca la
atención que se ha prestado a lo que
probablemente ocurrirá una vez que los precios petroleros
comiencen a descender, y que el Banco Central de Venezuela
descubra que ya no está en condiciones de defender la poco
razonable fortaleza del bolívar.

Desde hace ya cuatro años, el ritmo de depreciación del bolívar frente al
dólar ha venido rezagándose considerablemente
respecto a la tasa de inflación interna de Venezuela. En
otras palabras, en términos de dólares, los
productores del país han venido enfrentando una
situación en la que sus costos aumentan consistentemente
con mayor rapidez que los de sus competidores foráneos.
Según la mayoría de las apreciaciones
convencionales, tal situación va erosionando
progresivamente la competitividad
de un país. Claro que existe un desacuerdo considerable
sobre la mejor manera de cuantificar el tipo de cambio
competitivo, y no todos los economistas coinciden siquiera en que
se trate de una medida significativa. Por lo tanto, determinar
exactamente el nivel de sobrevaluación del bolívar
constituye una tarea compleja y ambigua. Por lo general, los
economistas acometen esta tarea a través de una variante
de la teoría
de la paridad del poder adquisitivo, la cual postula que el tipo
de cambio competitivo es aquel que permite que los consumidores
de dos países adquieran la misma cesta de bienes por la
misma cantidad de dinero.

Según, Antonio Guillermo García Danglades,
Internacionalista, MA: Quien más pierde en un escenario de
revaluación es el aparato productivo necesario para la
diversificación de la economía, fin del proyecto
económico bolivariano. El país no podrá
diversificar su economía con una política
revaluacionista porque mas allá de las empresas que han
vivido de la teta del petro-estado, están las empresas
nacientes que frente a un mercado limitado no podrán
colocar sus productos en el exterior debido a que serán
muy costosos, ni en el mercado nacional ya que al Venezolano le
saldrá mas barato comprar importado que
nacional.

De acuerdo al economista Xiong Ye-Tian, Ph.D. del
"Institute of Latin American Studies" de la Academia de Ciencias
Sociales de China:

« Como consecuencia [de la
revaluación], no solamente la importación puede contar con el apoyo de
divisas suficientes, sino también los productos importados
son cada vez mas baratos. Convertido en la moneda nacional el
superávit de la cuenta de capital, los
bancos han
otorgado enorme cantidad de créditos de consumo en búsqueda de
ganancia. De esa forma los bienes importados baratos encuentran
cada vez mas compradores generando así una falsa
prosperidad comercial. Entonces unos capitales nacionales y
extranjeros que originalmente se proponían destinar a la
inversión productiva y a la
modernización de los sectores productivos se han
extraviado sucesivamente a los sectores de comercio y
servicio. Este
fenómeno no corresponde a la ley natural de mercado y
puede provocar una crisis que perjudicara notablemente a toda la
economía si el Estado no
toma la iniciativa para rectificarlo. »

En cambio, el neoliberal y pro-caja de conversión
Carlos A. Sabino, quien además de ser furibundo
antichavista que pelea "por la libertad en
Venezuela" es miembro de dos comisiones económicas de la
llamada Coordinadora Democrática que trabajan en el
programa
económico de la "transición", también
defiende la revaluación:

« La tendencia a la sobrevaluación, si
es compensada por la entrada de capitales externos que equilibran
la balanza de pagos, ejerce una presión en
sentido contrario [a la inflación]: va forzando a la
industria
local a adaptarse a los menores precios del mercado
internacional, a ser más productiva y eficiente y a
incorporar tecnología más
moderna. Las obliga a competir, para decirlo en una sola palabra.
Es verdad que los países que adoptan esta política
resultan entonces muy vulnerables al flujo y reflujo de los
capitales externos, lo que acarrea ciertas dificultades internas,
pero la experiencia muestra
-especialmente en Argentina- que tales problemas se
superan en el corto plazo y que, gracias a la política de
anclaje del tipo de cambio, existe hoy una continua tendencia
hacia una mayor productividad.
»

El caso
Argentina

Argentina es el caso mas palpable del fracaso que
significó la revaluación de la moneda, la cual se
produce una vez que se dolariza la economía.

Es cierto. Después de vivir una horrenda
pesadilla hiperinflacionaria, Argentina alcanzó, gracias a
la dolarización y revalorización del
signo monetario, un crecimiento
económico, baja inflación y precios estables
que la sociedad
recibió con las manos abiertas. Pero luego tuvo que pagar
un precio mas
alto por ello.

La entrada de divisas y reservas internacionales
mermaron significativamente cuando las exportaciones se
vieron amenazadas por el tipo de cambio.

En su trabajo, "El
fracaso de la convertibilidad", el profesor argentino Jorge
Schvarzer escribe:

« La sobrevaluación de la moneda local
convalidó la entrada masiva de mercancías del
exterior, mientras alentaba la salida, no menos masiva, de
turistas argentinos hacia todos los rincones del planeta. Ambas
demandas reclamaban divisas adicionales que debían
obtenerse por medio de mayores exportaciones. Pero, el esperado
aumento de la venta de bienes
al exterior resultó difícil por la
sobrevaluación de la moneda; en los hechos, el monto total
de las exportaciones permaneció estable durante varios
años cruciales. »

« El ingreso de bienes importados
inundó a la plaza local con bienes que podían
remplazar a la producción local, a precios menores que
éstos (gracias a la sobrevaluación cambiaria),
provocando una intensa crisis en la mayoría de las ramas
industriales de producción transable internacionalmente.
Además, este flujo de mercancías generaba un
déficit comercial que tendía, objetivamente, a
restringir el stock de moneda local; por lo tanto, las
posibilidades de expandir la actividad económica
dependían de obtener divisas por otros medios.
»

« La devaluación brasileña
redujo las exportaciones argentinas a ese mercado mientras
aumentaban las compras locales de bienes de ese origen. La
balanza
comercial con Brasil, que era prácticamente la
única positiva del país, tendió a invertir
su signo en una clara señal de que mantener el tipo de
cambio local perjudicaba a la producción local tanto como
al equilibrio
externo. »

La depreciación de la moneda produce
presión inflacionaria, que en el contexto político
actual podría tener un costo
político, mas que social y económico. La clase social
que mas pierde en el corto plazo con la devaluación es
aquella que ya está identificada con la oposición,
la clase media, mientras que la clase de escasos recursos no tiene
porque ser afectada por la devaluación debido a que
actualmente esta protegida por la red de asistencia
social.

La depreciación de la moneda no solo
coadyuvará a lograr las estimaciones económicas en
su conjunto, si es realizada de manera responsable, sino que el
crecimiento económico permitirá que el costo de la
devaluación sea asimilada por los agentes
económicos evitando una daño
mayor si la moderna continua sobrevaluada.

La devaluación con fines fiscales y privados
(corrupción), si puede causar grandes
perturbaciones a la económica. Sin embargo, si bien la
moneda se depreciará en un 20%, no podríamos
calificar la medida de devaluacionista siendo que su valor
permanecerá sobrevaluado con respecto a su
cotización en el mercado negro paralelo. La medida, no
obstante, busca el equilibrio.

Una política de privatización o estatización de la
banca no puede
ser tomada como respuesta a los problemas fiscales, tal y como lo
indica la escuela
neoliberal y que se encuentra dentro de los planes de la
oposición (vender activos de
PDVSA). No obstante, la privatización podría ser
positiva siempre y cuando los bienes en venta no representen un
activo de interés
geoestratégico par la nación
como lo es CITGO. Por su parte, la estatización de la
banca debe estudiarse como mecanismo para fomentar el desarrollo,
toda vez que la banca recuperaría su papel como agente
intermediario para el desarrollo hacia la diversificación
de la economía y no como una institución que vive
de la especulación.

La revaluación o devaluación del signo
monetario no deben ser vistas como políticas
ortodoxas, mucho menos como medidas revolucionarias y
bolivarianas o antipatriotas y conspiradoras, sino que deben ser
asumidas como instrumentos que respondan a una estrategia de
desarrollo integral.

Por el otro lado: el de los hechos, se confirma lo
expresado. Una moneda sobrevaluada afecta negativamente las
reservas internacionales. Estas, por el contrario, han estado
creciendo en los últimos meses, a tal punto que se han
recuperado alrededor de 560 millones de dólares de los
1.400 millones que habían disminuido al finalizar el
primer trimestre del año. Por cierto, hasta mediados de
septiembre, el país ha pagado deuda
pública externa por 2.196 millones de dólares,
lo cual ha incidido en el nivel de las reservas internacionales
sin que tal hecho tenga relación con proceso alguno
de sobrevaluación de la moneda nacional.

Con la sobrevaluación tienden a disminuir las
exportaciones no tradicionales y a aumentar las importaciones.
Las exportaciones no tradicionales, por el contrario, aumentaron
sostenidamente durante 1996, 1997 y 1998, llegando a 4.212, 4.790
y 4972 millones de dólares, respectivamente, en los
años señalados. En el primer semestre de 1999
disminuyeron, pero en su retroceso han pesado mucho más la
recesión por la que atraviesa Colombia y hechos
circunstanciales como los problemas con el transporte
terrestre fronterizo. Con esto del peso de la recesión
colombiana se ha demostrado que las fluctuaciones del ingreso
nacional de ese país son más determinantes en
nuestras exportaciones que el precio relativo de nuestras
mercancías, o más técnicamente, que la
elasticidad
ingreso de las exportaciones nuestras a Colombia es mayor que su
elasticidad precio. Téngase presente que con respecto a la
sobrevaluación de una moneda, lo que más interesa
es el precio, no el ingreso.

Por el lado de las importaciones, también se ha
presenciado una caída fuerte en el primer semestre del
año, de 43% según cifras del Seniat. Si el
bolívar estuviera fuertemente sobrevaluado, las
importaciones mostrarían tendencia a crecer. Nuevamente,
la caída del ingreso nacional, en este caso de Venezuela,
explica más el comportamiento de las mismas que el precio
al cual están sometidas. En todo caso, el movimiento de
exportaciones e importaciones es contrario a lo que
indicaría una sobrevaluación del
bolívar.

Con relación al mercado financiero, la
sobrevaluación de la moneda de un país incentiva un
aumento de las tasas de
interés internas, como compensación por las
expectativas de devaluación que se crean. En Venezuela, al
contrario, las tasas han venido cayendo.

Las expectativas de devaluación crecen con la
sobrevaluación de la moneda. En Venezuela, hoy en
día, pocos dudan sobre la sostenibilidad de los
parámetros de la banda cambiaria en un plazo razonable, lo
que equivale a descartar expectativas sombrías sobre esta
variable.

El mismo comportamiento de la tasa de cambio observada
rechaza la idea de la sobrevaluación, aun partiendo de la
tosquedad de las nociones contenidas en la PPC. Es verdad que
durante 1996 y 1997 hubo distanciamiento entre el diferencial de
inflación de Venezuela y sus socios comerciales, por un
lado, y la velocidad a la
que se depreció el bolívar. Pero también es
cierto que al abrirse el mercado cambiario durante 1996, luego
del control cambiario
de los dos años previos, se partió de una
subvaluación notable del bolívar, producto de
las fuertes devaluaciones acaecidas en 1995 y ese mismo
año de 1996. Tal interrelación entre todos esos
hechos llevó a algunos a sostener que a finales de 1997,
el bolívar podría estar subvaluado en cierto
margen. Al efecto, puede verse el trabajo de
Abdel-Mootal, K., de la firma J.P. Morgan en su Venezuelan
Bolivar
Overvaluation is Overvalued, (1998).

Cuando una moneda se sobrevalúa, tiene más
poder adquisitivo en el exterior que dentro del país. El
bolívar estaría sobrevaluado hoy, si a 503
bolívares por dólar pudiera comprar más
cantidad de bienes en el exterior que dentro de Venezuela: por
ejemplo, si con 503 bolívares se tuviera acceso a 3
lápices en Nueva York, y sólo a 2 en Caracas, en
tal situación, y si no hubiera que incurrir en costos de
transporte, de información, de tarifas, de comisiones
cambiarias, etcétera, se podrían tomar los 503
bolívares, comprar 1 dólar, adquirir los 3
lápices en Nueva York, traerlos a Caracas, venderlos y
quedarse con los mismos 503 bolívares y el lápiz
restante.

La teoría tradicional sostiene que con una moneda
sobrevaluada hay incentivos para
comprar bienes en el exterior porque resultan baratos y por ello
las importaciones tienden a crecer y, asimismo, a disminuir las
exportaciones porque los bienes nacionales son más caros
que los que se consiguen en el resto del mundo. El resultado es
que el balance entre flujos de bienes que entran y salen puede
hacerse sostenible sólo apelando a los ahorros que tiene
el país, es decir, las reservas internacionales. Si
éstas comienzan a disminuir peligrosamente, el resultado
de toda esta situación es que la moneda nacional se
devalúa, con lo que se tiende a reversar la
situación: a frenar las importaciones y a crecer las
exportaciones.

En el ejemplo anterior de los lápices se hizo
referencia a algunos inconvenientes para que el traslado de
bienes entre países a causa de las diferencias de
inflación entre ellas se lleve a cabo en toda su
extensión. Hay muchos otros elementos a tomar en cuenta
antes de llegar a la conclusión de que a mayor
inflación en el país en referencia que en los otros
países con los cuales se comercia, crezcan
automáticamente las importaciones, bajen las
exportaciones, se afecten las reservas internacionales y venga
como consecuencia, una devaluación. Un muy buen ejemplo es
Venezuela: siendo un país petrolero en expansión,
aun si hay más inflación interna que externa, las
reservas internacionales siguen creciendo, aumentando las
exportaciones de petróleo y las no tradicionales y
manteniéndose bajas las tasas de interés, las
cuales usualmente permanecen en niveles altos para frenar la
salida de reservas e incentivar la entrada de capitales,
contrarrestando de esa manera el deterioro en el flujo de
mercancías. Luego, las señales
tradicionales que anuncian una inminente devaluación no se
ven por ningún lado. La moraleja es que cualquier
teoría tiene que pasar la prueba de explicar la realidad
relativamente bien.

En Venezuela, aunque la inflación sigue siendo mayor
que la de sus socios comerciales, las consecuencias de tal hecho
divergen de las pronosticadas por la teoría tradicional.
Luego, hay que ser cuidadosos con el uso acrítico de
postulados generales que dejan escapar realidades muy
concretas.

Así, actualmente, la liquidez monetaria asciende
a 80 billones de bolívares y las reservas internacionales
se ubican en 32.000 millones de dólares (sin incluir los
$13.000 millones depositados en el FONDEN).  Al dividir la
liquidez entre las reservas se obtiene la cifra de  Bs.
2.500/dólar como tasa de cambio teórica actual.
Como la tasa de cambio real es de Bs. 2.150/dólar, se
concluye que el bolívar está actualmente
sobrevaluado en un 16,28%.

¿Por qué Venezuela, que no es un
país típicamente exportador de manufacturas, 
no puede sobrevaluar su moneda hasta en un 150%, si sabemos que
la revaluación de la moneda en un país
típicamente importador como el nuestro traería como
consecuencias positivas la caída abrupta de la
inflación, el retorno de los capitales fugados (Más
de 150.000 millones de dólares) y la reactivación
económica? La respuesta es que el gobierno actual no lo
hace porque estaría infringiendo los lineamientos del
FMI y
además perjudicaría a los grandes amigos de este
gobierno (léase: los banqueros y los tenedores de
dólares en el exterior).

Conclusiones

Uno de los grandes instrumentos en torno a los
cuales se debaten resultados de políticas
económicas, transacciones y conflictos
ante cambios en la economía
internacional, y la capacidad e inserción de las
monedas nacionales en las finanzas mundiales, tiene que ver con
la forma de determinar si una moneda está fundamentalmente
subvaluada o sobrevaluada. Hoy el argumento se complica en
la medida en que el mundo se hace cada vez más estrecho.
Al parecer, no hay un método  para saber si una moneda
está correctamente valorada. Al contar con el tipo de
cambio de la moneda con respecto a un socio comercial externo,
sabríamos qué relación guardan los billetes
y monedas con respecto a las reservas monetarias en las
bóvedas del Banco Central. No obstante, solo el tipo de
cambio real funciona en la práctica como el indicador
capaz de ofrecer el alcance analítico necesario para poder
interpretar el valor real de un signo monetario.

La mayoría  está familiarizada con el
tipo de cambio nominal de cada día. Este representa el
precio de una moneda en referencia a otra. Así, si a una
persona que
tiene dólares le cuesta 1.44 dólares de EE.UU.
comprar un euro, desde el punto de vista de la persona que tiene
euros el tipo nominal es 0.694. Pero la cosa no se acaba
allí. Lo que le interesa saber al comprador de
dólares o de euros (ya sea un particular o una empresa) es
qué se podrá adquirir con una u otra moneda.
Aquí  es que entra en juego el 
tipo de cambio real (TCR) de una economía, el cual mide el
valor de los bienes de un país frente a los de otro
país, grupo de
países o el resto del mundo al tipo de cambio nominal
vigente.

La teoría del Big Mac.  El tipo de cambio
real entre dos países se puede medir en base a un solo
producto representativo,  por ejemplo el Big Mac, la
hamburguesa de McDonald"s que es prácticamente
idéntica en todos los países. Si el tipo de cambio
real fuera 1, el Big Mac costaría igual en EEUU (1.44
dólares) y en Alemania (1
euro) con el precio expresado en una moneda común. En este
mundo teórico, donde existe un solo producto y el precio
equivale al tipo de cambio, la paridad del poder adquisitivo
(PPA) del dólar y del euro es la misma y el tipo de cambio
real es 1.

Ahora bien, si suponemos que en Alemania el precio del
Big Mac es 1.27 euros, eso significaría que la hamburguesa
costaría 27% más en la zona del euro, lo cual
querría decir que el euro estaría sobrevalorado un
27% respecto del dólar. Así, como el tipo de cambio
está "desalineado" lo lógico sería adquirir
dólares, usarlos para comprar Big Macs en Estados Unidos al
equivalente de 1 euro y venderlos en Alemania a 1.27 euros (sacar
beneficios de la diferencias de precios se llama arbitraje).
Obviamente, aunque el mundo no es tan simple como en este
ejemplo, lo que hay que destacar es que las divergencias en el
tipo de cambio real ejercen presión sobre las monedas
locales: si están sobrevaluadas, para depreciarse, y si
están subvaluadas, para apreciarse.

¿Sobrevaluado o subvaluado?  Cuando
los países venden más de un producto en el
exterior, el poder adquisitivo de la moneda se compara con otras
midiendo el tipo de cambio real en base a una amplia cesta de
productos. Como el precio de estas cestas por lo general se
expresa mediante un número índice (por ejemplo, el
índice de precios al consumidor), el tipo de cambio real
también suele expresarse como un índice que sirve
de referencia para cualquier período de análisis.
Volviendo al ejemplo dólar-euro, si el índice del
tipo de cambio es 127, los precios al consumidor promedian 27%
más en Europa que en
Estados Unidos en relación con el nivel de referencia
seleccionado. Los índices no miden precios absolutos (como
el precio de un Big Mac), sino variaciones de precios globales en
relación con un año base (si el índice es
100 en el año 1986 y 127 en 2007, eso significa que los
precios son en promedio un 27% más altos que en 1986). En
este caso, si los índices de tipos de cambio entre
países no varían con el correr del tiempo,
decimos que rige una PPA relativa.

Los tipos de cambios reales entre dos países
pueden ser importantes. El enorme déficit comercial de
EEUU frente a China se ha transformado en un tema político
y económico candente, y no está claro si su origen
es un tipo de cambio  desalineado. Por ello, al medir la
alineación global de una moneda, también interesa
a  economistas y  autoridades el llamado tipo de cambio
real efectivo (TCRE), que es un promedio de los tipos de cambio
reales bilaterales entre un país y sus socios comerciales,
ponderado según el peso de cada uno. Al ser un promedio,
el TCRE de un país puede estar "equilibrado" cuando la
moneda está sobrevaluada respecto de uno o varios socios,
siempre que esté subvaluada respecto de otros.

Para saber si una moneda está equilibrada y rige
una PPA absoluta o relativa, el TCRE no necesariamente
tendría que variar en el tiempo. Como los patrones de
consumo pueden cambiar más rápido que la
conformación de las cestas (igual que los aranceles, las
políticas comerciales, y los costos de transporte), una
desviación del TCRE no implica necesariamente un
desalineamiento fundamental. Sin embargo, a pesar de que los
costos de transporte y los aranceles han bajado mucho a lo largo
del siglo último, y de que las cestas nacionales de
consumo son más uniformes, los TCRE varían hoy
más que antes. Hace un siglo, su fluctuación estaba
contenida dentro de una banda de 30% en las economías
avanzadas. Durante los años ochenta, esa banda se
ensanchó a 80% en EEUU. A partir de los 90, otros
países tuvieron experiencias parecidas.

Los ajustes en los tipos de cambios reales a veces son
sumamente suaves, lo cual lleva a pensar que hay otros factores,
además de los costos de transporte, los gustos y los
aranceles, que determinan cambios en el intercambio de monedas.
Uno de esos factores podrían ser los avances
tecnológicos que estimulan la productividad en el
sector de los bienes transables. Como el aumento de la
productividad abarata la producción, los precios de los
bienes transables disminuyen, primero en el país
más productivo y luego en los demás por efecto de
la competencia
internacional. Pero no todos los bienes son transables. Los
bienes no transables, como la vivienda y muchos servicios
personales, enfrentan una competencia  mínima. De
modo que los precios de los bienes transables bajan en
relación con los precios de los bienes no transables. Y si
los bienes no transables tienen gran peso en la cesta de consumo
nacional, el índice de precios al consumidor aumenta en
relación con la cesta de consumo internacional, y el tipo
de cambio efectivo real tiende a apreciarse (esto suele
denominarse "efecto Balassa-Samuelson").

Las disparidades internacionales que pueda experimentar
un tipo de cambio real también puede ser producto de
variaciones persistentes de los términos de intercambio y
de diferencias entre las políticas fiscales, los aranceles
e incluso el desarrollo financiero de un país. Ya el FMI y
analistas e investigadores tienen hoy en cuenta esas influencias
fundamentales en el tipo de cambio real cuando intentan estimar
el llamado "tipo de equilibrio". Y la verdad es que como los
precios son un poco rígidos a corto plazo, los tipos de
cambio reales suelen exhibir una volatilidad considerable a corto
plazo. Por ello, no es sorprendente que muchos operadores y
autoridades lo calculen mal. Pero, aun así, y por
más imperfecto que sea el método, el cálculo de
tipo de cambio real de una economía ha puesto en evidencia
fuertes devaluaciones o sobrevaluaciones cambiarias que
precedieron a muchas crisis económicas y
financieras.

Fuentes
electrónicas

1.- http://www.aporrea.org/actualidad/a11073.html

2.-http://economia.eluniversal.com/2009/04/16/eco_art_se-reduce-en-32-la_1349500.shtml

3.-http://economia.eluniversal.com/2009/04/16/eco_art_se-reduce-en-32-la_1349500.shtml

4.-http://iies.faces.ula.ve/investiga/Chuecos/Lecturas%20del%20Seminario/Unidad%20I%5CI-1%5CG%C3%B3mez,%20E.%20%C2%BFEst%C3%A1%20realmente%20sobrevaluado%20el%20bol%C3%ADvar.doc

5.-http://www.atravesdevenezuela.com/html/modules.php?name=News&file=article&sid=22260

6.-

7.-http://www.oncop.gov.ve/vista/noticia/noticia.php?var=noticia_detalle&noticiaid=22

8.-http://el-universal.com/2009/04/14/eco_art_cadivi-mantiene-atra_1346736.shtml

9.-http://www.analitica.com/va/economia/opinion/4821286.asp

10.-http://www.atravesdevenezuela.com/html/modules.php?name=News&file=article&sid=16375

11.-http://www.liderazgoyvision.org/graves-errores-la-economia-venezolana/

12.- http://www.aporrea.org/actualidad/a6346.html

13.- http://www.hoy.com.do/negocios/2008/7/20/240534/Entendiendo-el-tipo-de-cambio-real

Entendiendo el tipo de cambio
real

14.-
http://www.dinero.com.ve/129/portada/fijo.html

15.-
http://www.venamcham.org/espanol/sala_venamcham_medios_nov10_08.htm

 

 

 

 

 

Autor:

Edgar Tovar Canelo

Partes: 1, 2, 3
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