Capítulo uno
Apocalipsis 1:1-20
Introducción
El libro de
Apocalipsis cierra el canon de las Sagradas Escrituras y culmina
la revelación escrita dada por Dios a los hombres. El
mensaje de Apocalipsis confirma la certeza del cumplimiento de
todas las promesas de Dios. Por eso este libro es la
revelación de Jesucristo.
El autor del libro fue Dios. El tema principal Cristo,
mientras que el escritor fue el Apóstol Juan. El lugar
donde fue escrito era la isla de Patmos frente a las costas de
Asia, al
sudoeste de Efeso. Esta isla era una prisión. La fecha en
que se escribió el libro fue entre los años 64 y 90
DC.
El Apocalipsis es el único libro de la Biblia que
contiene una promesa especial para los lectores obedientes (1:3),
y al mismo tiempo
pronuncia una maldición para los que alteren su contenido
(22:18-19).
Siete es el número dominante del libro: Siete
candeleros, iglesias, sellos, ángeles, trompetas, truenos,
tazas, espíritus, estrellas, etc.
El primer capítulo del Apocalipsis descorre las
cortinas de la revelación divina para descubrir ante los
ojos del lector la persona gloriosa
del Señor Jesucristo.
En este libro hay tres divisiones importantes: Ap. 1:19.
Aquí tenemos la clave a la comprensión de este
libro. Contiene un pasado, un presente, y un futuro:
1. Pasado: «escribe las cosas que has
visto.» Se trata de la visión de los vv. 10-18,
en la que Cristo, en medio de los siete candeleros de oro es
el objeto central.2. Presente: «escribe las cosas. que
son.» Éstas quedan expuestas en los
capítulos 2 y 3, donde se traza el camino de la
iglesia profesante a través de etapas
contemporáneas y sucesivas de su historia, desde su
decadencia (2:4) hasta su rechazamiento (3:16).3. Futuro: «escribe las cosas. que han de ser
después de estas.» Esta división comienza
con el capítulo 4 y sigue asta el 22:5. Ésta es
esencialmente la parte profética del libro: Los
sellos, las trompetas y las copas; Babilonia, las bodas, el
reinado, etc., son todas cosas que esperan su cumplimiento.
Concretamente, esta tercera división tiene que ver con
el cumplimiento de «el día del
Señor», que comienza con los juicios de la gran
tribulación o la semana setenta de Daniel.
El apóstol
Juan
El apóstol Juan era el más anciano que quedaba
vivo cuando se escribió este libro. Tal vez se le estimaba
como el santo más reverenciado de sus días, pero en
lugar de atraer la atención sobre sí, enseguida se
identificó con la gente al afirmar: «Yo Juan,
vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la
tribulación». Esta tribulación es diferente a
la gran tribulación de la que habla como un seceso futuro
(capítulos 4- 18). Atravesaba sufrimientos como miembro de
la iglesia
primitiva, perseguida sin misericordia por los emperadores
romanos que cobraron la vida de Pedro y Pablo, y quizá de
la mayoría de los otros apóstoles. El Señor
Jesucristo le hace saber a Pedro lo que él quería
del apóstol Juan (Jn. 21:20-24).
El autor presenta a los lectores sus «cartas
credenciales». Es evidente que los lectores sabían
con toda certeza quién les escribía.
«Hermano y copartícipe»
(adelphós kaí synkoinonós) son dos
sustantivos que expresan tanto intimidad como humildad. Dichos
vocablos expresan que «él estaba unido por lazos de
vida espiritual y relación familiar. Por lo tanto, era
copartícipe (participante en común) con ellos en su
tiempo de tribulación».
La
revelación de Jesucristo
A. «La revelación de Jesucristo»
Es la frase con la que abre el Apocalipsis. No hay
artículo determinado en el texto griego,
de modo que la frase dice: «revelación de
Jesucristo». El sustantivo
«revelación» (?p????????), es singular
y por lo tanto, habla de unidad. Dicho vocablo sugiere la idea de
"desvelar", "descorrer la cortina", "poner a la vista", "quitar
el velo".
«Ángeles» Significa
«mensajeros» y contiene dos ideas:
1. Representan a otro.
2. Ejecutar autoridad delegado por otro.
Probablemente por eso se usa la figura de
«estrellas», puesto que como tales:
1. Brillan: aunque no tienen luz propia.
2. Han sido designados para ministrar en una esfera
de servicio concreto.
«Candeleros» son luminares o portadores de
luz. El
candelero no produce ni genera luz, sino que la transporta. Las
iglesias deben ser portadoras de la luz del evangelio de la
gracia de Dios. Cristo es la luz que debe alumbrar a
través de las iglesias del Señor. (Jn.
8:12)
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