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Juan y el Apocalipsis (página 2)




Enviado por Julio C. Torres



Partes: 1, 2

Las siete iglesias:

  • 1. Éfeso

  • 2. Esmirna

  • 3. Pérgamo

  • 4. Tiatira

  • 5. Sardis

  • 6. Filadelfia

  • 7. Laodicea

Las siete divisiones básicas de la historia de la iglesia:

Un estudio de la historia nos revela que la iglesia
atravesó por siete períodos o etapas
básicas:

  • 1. Efeso: la iglesia apostólica (30-100 d.
    C.)

  • 2. Esmirna: la iglesia perseguida (100- 313 d.
    C.)

  • 3. Pérgamo: la iglesia del estado (313- 590 d.
    C)

  • 4. Tiatira: la iglesia papal (590- 1517 d. C)

  • 5. Sardis: la iglesia reformada (1517- 1790 d. C)

  • 6. Filadelfia: la iglesia misionera (1730- 1900 d.
    C)

  • 7. Laodicea: la iglesia apóstata (1900 d.
    C)

  • B. La visión de Cristo:

Apocalipsis 1:12-20, esta visión de Cristo no solo
describe gráficamente su gloria sino también su
relación con la iglesia de sus días y las iglesias
de todas las edades.

Cuando Juan se dio vuelta para ver quien era el que le estaba
hablando, vio siete candeleros de oro y a una
persona en
medio de ellos. Enumera diez detalles de aquella persona que son
muy descriptivos. Notemos que solo las estrellas y los candeleros
requieren una interpretación. No hay nada acerca de la
persona de Cristo que necesite interpretación. La pregunta
que puede sugerir es: ¿Por qué? Es porque el
Espíritu
Santo interpretó estos detalles en otras ocasiones en
las Sagradas Escrituras. Al contemplar este hecho, reconocemos el
principio básico de estudio de la Biblia que debemos
comparar escritura con
escritura. Tomaremos cada una de estas características de
la visión de Juan y veremos su significado a partir de las
Escrituras:

LAS DIEZ CARACTERÍSTICAS DE CRISTO:

  • 1. «Semejante al Hijo del Hombre».

Indica que esta persona no era una criatura grotesca del mundo
sobrenatural; más bien, era humano en su apariencia.
«Hijo del Hombre»
es uno de los títulos que Jesús se aplicaba
así mismo con más frecuencia. Se utiliza para
referirse al Mesías en los cuatro Evangelios como en
Daniel 7:13.

  • 2. «Vestido de una ropa que llegaba a sus
    pies».

Esta descripción es típica de las largas
túnicas que usaban los sumos sacerdotes cuando ministraban
en el Lugar Santo en el templo. Hebreos nos dice que Jesús
es nuestro gran sumo sacerdote en todo lo que concierne a nuestra
relación con Dios

  • 3. «Ceñido por el pecho con un cinto de
    oro».

Se refiere a un símbolo de fuerza y
autoridad
común para el mundo antiguo. El hombre
común vestía una túnica corta de tela
suelta. Solamente aquellos que tenían autoridad llevaban
un cinto. Recuerde que Jesús, hablando de sí mismo,
dijo: «Toda potestad me es dada en el cielo y en la
tierra» (Mateo 28:18).

  • 4. «Sus cabellos eran blancos como blanca lana,
    como nieve».

Transmite la idea de antigüedad y nos recuerda la
visión de Daniel 7:9-13 donde a Cristo se le llama
«Anciano de Días». Además, la blancura
aquí nos habla, por supuesto, de la justicia de
Dios que dura desde siempre y hasta siempre.

  • 5. «Sus ojos como llama de fuego».

El griego dice literalmente «sus ojos despedían
fuego», indicando que Cristo estaba indignado por algo; al
seguir adelante con la visión, encontramos que estaba
indignado por la indiferencia, en algunos casos, de las iglesias
apóstatas. Cada vez que la iglesia de Jesucristo no es lo
que debe de ser, podemos estar seguros de que
esto despierta la indignación de Cristo.

  • 6. «Sus pies semejantes al bronce
    bruñido, refulgente como en un horno».

El bronce nos habla del juicio. Nos recuerda al altar de
bronce del tabernáculo donde se juzgaba al pecado.

  • 7. Su voz como estruendo de muchas aguas».

Esta figura retórica se puede ilustrar mejor pensando
en las cataratas del Niágara. Cuando se llega al borde de
las grandes cataratas, los demás sonidos desaparecen
devorados por el ensordecedor rugido de las aguas turbulentas.
Esta figura parece indicar la actitud del
Hijo de Dios al venir en juicio en el día del
Señor. Hoy en día hay demasiadas personas que no
pueden escuchar su voz, pero en ese momento la escucharán.
En el día de hoy, el llamado del mundo, del materialismo, de
la ciencia, de
la
educación, de la psicología y de las
demás voces que
llaman al alma del ser
humano parecen sobrepasar la voz de Jesucristo. En aquel
día, todas esas voces quedarán silenciadas por la
ensordecedora y poderosa voz del Hijo de Dios, a quien todos le
prestarán atención, porque estarán entrando en
la hora del juicio. Sin embargo, la iglesia o el cristiano que
así lo desee puede escuchar su voz hoy.

  • 8. «Tenía en su diestra siete
    estrellas».

El mismo Señor le dio a Juan la interpretación
de las siete estrellas. En el versículo 20 dice:
«las siete estrellas son los ángeles de las siete
iglesias». El significado de la palabra griega que se
traduce como «ángeles», literalmente quiere
decir «mensajero». Hay dos puntos de vista sobre este
asunto:

  • 1) Muchos santos eruditos de la Biblia cree que
    aquí la palabra «ángel» no se
    refiere a los seres angelicales sobrenaturales, sino a los
    mensajeros divinamente señalados por Dios para
    conducir a las congregaciones locales. Por ejemplo, al
    dirigirse al líder espiritual o pastor de la iglesia
    de Éfeso se usa la siguiente expresión en el
    2:1: «Escribe al ángel de la iglesia en
    Éfeso».

  • 2) Otros sostienen que el mensajero es en verdad un
    ángel, un ser creado sobrenatural y especialmente
    designado a esa iglesia. esto pudiera significar que todas
    las iglesia tienen un ángel guardián,
    así como Cristo indicó que cada niño
    tiene un ángel guardián (Mateo 18:10). En el
    Antiguo Testamento podemos ver reinos bajo los dominios de
    ángeles principados (Daniel 10:12-14). La principal
    objeción es evidente y es que algunos de los
    ángeles fracasaran en mantener puras a las iglesias.
    Sin embargo, en respuesta a esto, ni siquiera los
    ángeles, a pesar de ser sobrenaturales, son divinos;
    ni tampoco pueden forzar la voluntad humana, porque esta es
    una libertad que Dios ha otorgado. Si Cristo se presenta como
    alguien que está fuera de la puerta de la iglesia,
    llamando para poder entrar (Ap. 3:20), no podemos imaginarnos
    que los ángeles tengan capacidad para hacer más
    que esto. Si una iglesia fracasó en su misión,
    no es debido a que su ángel haya sido irresponsable,
    sino porque la iglesia rechazó la dirección del
    Espíritu Santo.

  • 9. «De su boca salía una espada aguda de
    dos filos».

Efesios 6: 17 se refiere a la Palabra de Dios como a «la
espada del Espíritu». Hebreos 4:12 nos dice que la
Palabra de Dios es «más cortante que cualquier
espada de dos filos». Ciertamente, la palabra que Cristo
emitirá en el día del juicio traspasará como
una afilada espada contra la cual no habrá defensa alguna.
De esta forma podremos ver que en realidad no habrá una
batalla contra el anticristo, porque este se encontrará
indefenso ante la presencia de Cristo en su segunda venida (Ap.
19-20).

  • 10. «Su rostro era como el sol cuando
    resplandece en su fuerza».

Esto habla de la naturaleza
divina de Cristo y nos trae a la memoria lo
que sucedió en el monte de la transfiguración,
donde Cristo (Mateo 17:2). Solo por un instante en su ministerio
terrenal; Pedro, Santiago y Juan vieron a Jesús en su
gloria divina, tal como Juan lo vio aquí en esta
visión.

  • C. La reacción de Juan frente a la
    visión de Cristo:

Aunque somos los hijos de Dios, «coherederos con
Cristo» (Romanos 8:17), debemos tener bien claro que nunca
seremos divinos ni «deidades». Cristo está
exaltado tan por encima de nosotros, que aun cuando seamos
glorificados estaremos dispuestos a adorarle postrados a sus
pies. Este Juan que se postró a los pies del Cristo
resucitado es el mismo Juan que estaba tan familiarizado con el
Señor Jesús como para recostar su cabeza sobre el
regazo del Señor en el aposento alto. Ahora encontramos a
Juan cayendo a sus pies «como muerto», helado ante su
gloria. Cualquiera que tenga verdadera comunión con el
Espíritu de Dios por instinto se inclina para adorar a
Jesucristo. Cualquier espíritu que nos motive a desafiar a
Cristo no es el Espíritu Santo.

 

 

 

Autor:

Julio C. Torres

Partes: 1, 2
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