Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Origen y desarrollo del deporte en Venezuela (página 2)



Partes: 1, 2, 3

Cuando se aborda el tema del deporte se hace por lo corriente
sin conocer sus enormes implicaciones actuales. Se le aplican
esquemas, categorías e ideas que corresponden a otra
época y desde luego no a la presente, en la que la
práctica deportiva alcanzaba un lugar relevante. Esto no
debe extrañar ni debe pensarse que tal situación
nace espontáneamente. En mucho es buscada, es propiciada
desde determinadas instancias, que ven con ojos poco favorables
que el grado de conocimiento
de las distintas facetas del deporte sea lo más reducido
posible, con el fin de poder
someterlo a manipulaciones interesadas. La aplicación
continua de tópicos archiconocidos, la utilización
constante de lugares comunes, es un magnífico instrumento
para tal sentido.

En franca contraposición a esto, el estudio del deporte
como acontecimiento intrínsecamente ligado a la sociedad
contemporánea reclama un proceso de
actualización constante. Es inaceptable que las mismas
categorías y conceptos con las que se aplicaba el hecho
deportivo hace muchas décadas, sean hoy igualmente
aplicados cuando éste ha sufrido una transformación
radical. El problema se agrava si tenemos en cuenta la enorme
dinamicidad y la tremenda rapidez con la que suceden los
acontecimientos en el tema que nos ocupa. Esto hace que teorías
y explicaciones válidas en un determinado momento se
conviertan en obsoletas en breve espacio de tiempo. Esto
nos obliga a construir una alternativa para el deporte que nos
permita no solo desmontar el entrenado elitista y reaccionario
que impide el desarrollo de
un deporte para todos concebido como instrumento de educación y
formación integral de nuestro pueblo sino que
también nos permita la concepción de un modelo
deportivo viable que pueda ser insertado eficazmente en el
proceso de reforma del Estado que
actualmente se está desarrollando. Para ello resulta
necesario e imprescindible reflexionar sobre el papel
institucional del deporte desde sus orígenes
jurídico – sociales hasta nuestros días, a
fin de evaluar sus logros, sus carencias y quizás lo
más importante sus perspectivas, a no dudarlas
promisorias.

EL DESARROLLO DE
TODA FORMA DE
CULTURA FISICA ES CONDICIONALMENTE
CLASISTA

La cultura
física es
en fenómeno multifacético en la historia de la sociedad
humana. Como parte integrante de la cultura social, penetra en
muchos campos de la vida social y tiene muchas relaciones con la
política,
la economía, la ciencia,
la moral y el
arte. Para su
propio desarrollo, depende ampliamente del estado de la cultura
en general, del nivel de la producción material y de la forma de las
relaciones de producción. Al mismo tiempo, la cultura
física ejerce su influencia sobre el desarrollo
productivo, cultural y técnico. Ello crea importantes
condiciones para el mayor rendimiento físico y mental del
hombre,
desarrolla sus fuerzas de manera especial y coopera en el
dominio de la
naturaleza y
la sociedad, por medio del conocimiento y de la aplicación
de sus leyes, para
hacerlas más perfectas. Los ejercicios corporales que son
las características más sobresalientes de toda
cultura física, han sido consecuencias directas del
proceso laboral y
representan hoy una forma generalizada de la actividad humana.
Ellos ayudan a desarrollar la cultura humana hacia formas cada
vez más variadas y complicadas, teniendo cada día
mayor importancia para la existencia biológica de la
sociedad. La Cultura Física ha demostrado ser un factor
importante en la construcción del modo de vivir de la
sociedad en la edad de la técnica, del poder
atómico y de la conquista del
Cosmo y ha llegado a ser un fenómeno cultural y social de
importancia mundial.

Es reconocido con claridad meridiana que el desarrollo de toda
forma de cultura física está condicionado
histórico-socialmente, es decir, que es condicionalmente
clasista. Para su expresión y divulgación son
determinantes las ideas y los conceptos, la ideología de la clase en el
poder. Ella decide los medios,
amplitud e intensidad de los ejercicios corporales, determinando
también el circuito de los dirigentes y de los
beneficiados. Así, la gimnasia de los
griegos era un privilegio de la clase dominante, siéndole
prohibida a los esclavos. Los gladiadores romanos solo
podían practicar para los espectáculos mortales en
el "Circus Maximums" y en las Siete Destrezas de la sociedad
feudal solo los caballeros podían ser activos. En sus
comienzos, el deporte era una actividad de privilegios, en el
tiempo del capitalismo,
la burguesía se servía de los ejercicios
físicos y de la educación
física para lograr sus fines. Las fuerzas civiles y
militares abusaron de la cultura física,
utilizándola para los fines guerreristas del imperialismo.
Las organizaciones
burguesas deportivas en los estados capitalistas, ayuda a su
manera a mantener la sociedad de clases, que se basa en la
explotación del hombre por el hombre.

EN LA LUCHA DE
LAS MASAS POPULARES POR
JUSTICIA Y LIBERTAD, LOS EJERCICIOS
FISICOS JUGARON CONSIDERABLE PAPEL

En la historia de la sociedad humana como historia de lucha de
clases, también los oprimidos y explotados se aprovecharon
de la cultura física para prepararse para sus luchas de
liberación. Los ejercicios corporales fueron usados por
los oprimidos como medio para prepararse para la justa lucha
contra los opresores. En la lucha de las masas populares por
justicia y
libertad, los
ejercicios físicos jugaron un considerable papel. A pesar
de las formas bárbaras de explotación, las clases
dominantes jamás pudieron impedir la realización de
algunas formas de cultura física en las masas oprimidas.
En el siglo XIX, las fuerzas revolucionarias del pueblo y las
organizaciones avanzadas de la burguesía, se sirvieron de
los medios de la cultura física.

Para su lucha por la unidad, el derecho y la libertad. A fines
del siglo XIX, se fundaron las organizaciones de la clase obrera
y se desarrolló una cultura proletaria cuya meta principal
era cooperar en la lucha de liberación de la clase
obrera.

 

El carácter clasista se manifestó por
lo tanto en las clases dominantes y también entre las
clases oprimidas. Cabría preguntarse en este punto, si en
el desarrollo de las actividades deportivas, lúdicas o de
educación física en Venezuela, se
ha presentado el carácter clasista. Es importante
señalar que nuestros antepasados, llamados por algunos
despectivamente "indígenas" o "descubiertos" practicaban
diversas manifestaciones físicas que contribuían a
la integral de cada uno de ellos. Distintas formas de juegos,
bailes, danzas y competencias son
una clara muestra de la
importancia que para nuestros antepasados jugó la
actividad física, como instrumento de recreación
y formación social. De igual forma hay que resaltar, que
estas actividades se hacían en el marco de un desempeño comunitario, es decir, todos
participaban,
o mejor dicho todos tenían el derecho a
participar.

CON LA LLEGADA
DEL CONQUISTADOR
ESPAÑOL LAS ACTIVIDADES FISICO-DEPORTIVAS
COMENZARON A SUFRIR LA DIVISION CLASISTA

Con la llegada del conquistador español y
el tránsito del no descubierto a descubierto y con la
implementación de un modo de producción esclavista,
las actividades físico-deportivas comenzaron a sufrir la
división clasista en la valoración social de la
actividad, es decir, se implantó un valor a la
actividad deportiva para los conquistadores, distinto al valor
social que le imprimían nuestros antepasados. El deporte
del conquistador obedecía fundamentalmente a las
expresiones que para ese momento se daban en Europa, y por el
contrario, nuestras manifestaciones autóctonas fueron
prohibidas, avasalladas, aniquiladas para imponer por intermedio
de la espada o la cruz, la cultura del conquistador.

Como expresión neo-colonial del carácter
clasista de la actividad deportiva en Venezuela, podemos
establecer que la explotación de nuestras riquezas
(petróleo,
oro, diamante)
permitió el acceso de nuevos conquistadores, hoy llamadas
empresas
transnacionales, que implantaron en el país nuevas formas
de dominación y desarrollaron expresiones deportivas que
surgían fundamentalmente de su contexto social y que por
razón del dominio económico, político y
social se implantaron en Venezuela. Ejemplo de ello: baloncesto,
béisbol, fútbol,
tenis, golf, entre otros.

LA HISTORIA
OFICIAL RECOGE COMO LOS DEPORTISTAS PIONEROS DE VENEZUELA A LA
FLOR Y NATA DE LA BURGUESIA VENEZOLANA

De igual forma, los ricos o serviles de la forma neocolonial
de dominación enviaron a sus hijos a estudiar en el
exterior fundamentalmente en universidades norteamericanas o
inglesas, para prepararlos para el ejercicio de gobernar. Estos
estudiantes además de asimilar las nociones
académicas de su profesiones, también adquirieron
conocimientos teórico-prácticos de los deportes practicados en esa
sociedad y a su regreso al país, contribuyeron a que esas
expresiones deportivas se impusieran en Venezuela. Por esta
razón, es que la historia oficial, recoge como "deportista
pioneros" de Venezuela, a los hermanos Vollmer, los Machados
Zuloaga, los Phelps, entre otros, es decir, la flor y nata de la
burguesía venezolana. De más está decir que
sus entrenamientos y competencias se hicieron en los clubes
más elitescos de la ciudad capital.

De esta forma se fue consolidando en nuestro país una
concepción elitesca y discriminatoria del deporte,
negadora del derecho de un pueblo a la práctica de las
actividades deportivas. La dictadura militar
en el período 1948-1958 hizo uso del deporte como
expresión de Pan y Circo para ocultar su rostro represivo
y vejatorio.

IMPORTA PARA LA
DEMOCRACIA EL DEPORTE COMO INSTRUMENTO DE RENTABILIDAD
ECONOMICA

Las expresiones de cambio y
democracia del
pueblo venezolano en sus luchas del 23 de Enero de 1958,
paulatinamente fueron pasando a un estado de frustración.
La democracia representativa en el tiempo se transformó en
democracia de sectores adinerados, en democracia de sectores
financieros nacionales y transnacionales, en democracia de
dependencia neocolonial, dejando de ser lo que por esencia
etimológica del término vendría a ser un
gobierno del
pueblo. En este tránsito de una democracia representativa
popular a una democracia de los ricos, los valores
sociales de mayor importancia pasaron a ser el lucro y la riqueza
fácil no importando el medio usado para conseguirlo. La
corrupción y ahora el narcotráfico reflejan cruelmente pero a la
vez objetivamente cuan profundo es el daño
que tiene el sistema
democrático de los actuales momentos. Importa para la
democracia, el deporte como instrumento de rentabilidad
económica, clara e indiscutible concepción del
modelo capitalista y neo-colonial del deporte.

DEPORTE
ABORIGEN

El
conocimiento que se tiene sobre los deportes practicados por
los aborígenes en Venezuela proviene de las
referencias que de ellos hicieron los cronistas; a partir de
allí se infiere que algunos deportes eran practicados
antes del arribo de las naves españolas y otros pueden ser
ya producto del
proceso de aculturación. En Venezuela, la expresión
deportiva se caracterizó, en un principio, por la
práctica de la caza y la pesca; los pobladores
prehispánicos era diestros en el manejo del arco, flecha y
jabalina, realizaban también carreras de postas en
función
de las comunicaciones
o por competencia y
efectuaban juegos que eran una invitación al combate, a la
caza de animales o como
forma de distracción después de las actividades de
trabajo
diario. En su mayoría, los juegos se llevaban a cabo en
torno a una
pelota, pero en varias modalidades. La primera de ellas
denominada «pelota criolla», de la cual se afirma que
existía en el continente americano 2.000 años antes
de la llegada de los españoles. En Venezuela la observan
por primera vez los europeos en 1530 aproximadamente, en la
región que comprende hoy el distrito Torres del estado
Lara. Según cronistas e investigadores, los indios xaguas
que habitaban en esa región centrooccidental del
país, la jugaban con fines míticorreligiosos, para
lo cual elaboraban la pelota con el látex de un
árbol llamado caucho
(Hevea benthamiana, Hevea minor, Hevea rigidifolia) que
era muy elástica y al menor impulso, rebotaba muy alto.
Entre los guajiros de la región zuliana, se acostumbraba
utilizar una pelota hecha de cuero de
venado, rellena de algodón, con bastante peso, que
debía ser mantenida en el aire. Entre los
otomacos de la región de Apure existía otra
modalidad; se organizaban en 2 equipos de 12 jugadores cada uno y
comenzaban a jugar sin efectuar saques, pero un rechazo muy
diestro. La pelota era de caucho, muy grande y debía
mantenerse en el aire el mayor tiempo posible, pudiendo ser
tocada sólo con el hombro derecho, de lo contrario se
anotaba un tanto el equipo contrario; por esta razón los
jugadores se arrojaban al suelo para evitar
que ésta cayera y así levantarla por los aires
nuevamente. Las mujeres, al terminar sus quehaceres, se
incorporan al juego con una
pala redonda y desde entonces, cambian las reglas, se le permite
a los hombres rechazar con cualquier parte del cuerpo ya que el
juego con la pala se hace muy violento. Esta especie de
fútbol fue observado por los españoles
también en las Antillas, con la diferencia de que
allí impulsaban la pelota con las caderas, muslos y
nalgas, jugándolo hombre y mujeres en ambos equipos, o
formando uno de cada sexo. Los
indios guaraúnos practican, en épocas posteriores,
juegos heredados de sus antepasados, a los cuales se le agregaban
elementos hispánicos; entre ellos se cuentan: los que se
hacen con una rueda como el gato y el ratón, el acure, el
tigre y los zamuros; otros se hacen en colas o hileras, entre
ellos: la culebra, el simoku, el gavilán y la gallina, la
casita y juegos sueltos como el salto del sapo, el topo y la casa
del báquiro. Las niñas juegan a las olas, curiara,
toro y a la lucha. Entre los yanomamis, los padres confeccionaban
para sus niños,
con cualquier madera
flexible, un arco minúsculo y sus respectivas flechas,
para que fuesen iniciándose en los menesteres futuros. Los
pequeños se divertían con elementos de la
naturaleza circundante; con el hueso del corozo (Acrocomia
sclerocarpa
) se hacían trompos; con la palma de
cucurito (Maximiliana regia) hacían canoas con
canaletes que sus padres les proporcionan. Los adultos jugaban
una especie de volibol, sin reglas ni equipos; la pelota que
utilizaban era elaborada con la vejiga inflada de la pereza,
araguato o báquiro; lo jugaban durante las horas de
descanso dándole golpes para mantenerla en el aire.
También hacían careras de «cuerpo
invertido», es decir que sostenían el cuerpo sobre
las palmas de las manos que tocaban el suelo; y jugaban «a
la guerra»
con flechas viejas a las cuales les quitaban las puntas y les
ponían una cabeza hecha de una mazorca de maíz o de
plátanos verdes, para así jugar. Hombres y mujeres
jugaban con una macana hecha con un vástago de
plátano; los jugadores se pintaban de negro, entraban al
patio y formaban filas, una rente a la otra; primero las mujeres
pegaban a los hombres en la cabeza y luego los hombres
respondías. En Turiba, poblado indígena
guayanés, se practicaba un juego denominado «la caza
del aro», para el cual cortaban bejucos o caña brava
y hacía aros, el juego consistía en lanzar uno para
que cada miembro de un grupo de
cazadores, por turno, tratara de atravesar con su flecha el
círculo formado por el aro.

SIGLOS XVI-XVII
CONQUISTA Y COLONIA

Junto con otras facetas de su cultura, los españoles
trajeron a Venezuela desde el siglo XVI ciertas actividades, que
entonces era consideradas pasatiempos tales como el juego
«de la bola» y el ajedrez, a los
cuales, así como a la baraja, eran muy aficionados los
habitantes de Nueva Cádiz de Cubagua durante las
décadas de 1520 a 1540, según un testimonio de
1545. Mas tarde, continuarían practicándolos en
Tierra Firme,
aunque en ella la primacía le correspondió a la
lidia de toros. Sin entrar a considerar hasta qué punto
pueden caber actividades como ésta en el concepto moderno
del deporte, es un hecho que los españoles practicaron en
Venezuela, a partir de su asentamiento en el siglo XVI,
ejercicios físicos de destreza y fuerza que al
comienzo se hacían a caballo y en los cuales participaban
a veces toros, así como introdujeron también
enfrentamientos cruentos entre animales, como la pelea de
gallos.

Uno de los ejercicios más nombrados, que solía
llevarse a cabo en plazas mayores de las ciudades, era el de las
«cañas»: varios jinetes ricamente ataviados
galopaban llevando en la mano derecha una vara o
«caña» (como si fuera una lanza) y un escudo
en la izquierda, y cada uno trataba de tocar al adversario con su
«caña»; el perdedor debía retirarse, y
el vencedor recibía los vítores de los
espectadores. Era una reminiscencia de los torneos medievales, en
los cuales se combinaba el simulacro militar con el
espectáculo. En cuanto a lidia de toros (que con
frecuencia precedía o seguía a las
«cañas», se realizaba, igual que en la
España
de aquella época, a caballo, a modo de rejoneadores. Una
de las primeras noticias de
corrida de toros que se tienen en Venezuela es la de las fiestas
que celebró por enero de 1567 en la Villa Rica de Nirgua,
Diego de Losada, cuando con su expedición se
dirigía hacia el valle de Maya (o de Caracas). El 20 de
aquel mes, en honor de San Sebastián (patrono celestial
contra las flechas indígenas), se lidiaron toros y se
jugaron, como se decía entonces,
«cañas». Durante la época colonial,
estas actividades, y otras de carácter distinto como las
comedias, las danzas, la tarasca, solían estar
íntimamente vinculadas a efemérides religiosas o a
juramentaciones reales.

El juego de cañas fue volviéndose obsoleto en el
siglo XVII, pero los toros siguieron tomando auge y la forma de
lidiarlos se diversificó. A comienzos del siglo XVIII, en
Caracas, jóvenes atrevidos del pueblo llano desafiaban a
pie firme a los novillos que eran conducidos al matadero, en La
Candelaria y en El Valle. En las fiestas parroquiales de Caracas
y de otros lugares se jugaban «toros con cuerda», es
decir, amarrados de tal modo a un botalón o poste que si
bien se les dejaba campo para embestir, no podían ir
más allá del radio que les
permitía la soga; en el reglamento de los alcaldes
celadores de barrios caraqueños, elaborado en 1775, se les
encomendaba que no permitiesen este tipo de diversión sin
que los toros fueran «despuntados», es decir, que se
les cortase y amolase la punta de los cuernos. Hacia aquellos
mismos años, los indios del pueblo de misión de
Píritu, que eran los más hispanizados y ricos de la
región de Barcelona, realizaban también corridas de
todos.

Con motivo de la jura de Carlos IV, a fines de 1789, el
Cabildo de Caracas organizó rumbosas fiestas, en las
cuales tenían los toros un destacado lugar. Hacia 1796, se
abrió en la capital el primer coso taurino del cual se
tiene noticia, ubicado en las inmediaciones de la que era
entonces hospedería o convento de los padres
capuchinos, en la calle de San Juan (actual avenida
San
Martín). Al parecer, cuando en 1797 se
descubrió la conspiración revolucionaria de Gual y
España, las autoridades dispusieron que se lidiasen toros
para distraer la atención del pueblo. En 1799, el Cabildo
caraqueño les concedió autorización a los
empresarios pardos Juan José Landaeta y Juan Manuel
Irazábal para presentar en la Pascua de
Resurrección 9 corridas «.en la plaza que llaman de
Capuchinos.» Por aquella época existían ya
aficionados bien informados en Caracas, pues en un poema
satírico redactado en esta ciudad en 1801 se menciona al
célebre torero español Pepe-Hillo (José
Delgado y Guerra) que, ese mismo año, había muerto
de una cornada en la plaza de Madrid; y se
dice irónicamente que un doctor universitario oriundo del
llano «.con un torazo orejano/jugando estará tres
días.», además de ser capaz de «colear
un ternero» y de alcanzar a caballo una res que iba
corriendo. Estas últimas referencias aluden a una
actividad que formaba parte del trabajo de los vaqueros en el
llano y otras regiones ganaderas, consistente en perseguir reses,
terneros o novillos y agarrándolos por la cola, sin
desmontarse, hacerlos caer con las patas al aire a fin de
poderlos herrar. Esto se convirtió mas tarde en lo que el
historiador Nicolás Perazzo ha denominado «deporte
viril de Venezuela» los toros coleados.

Los gallos de pelea fueron traídos por los
españoles a tierra americana, después que la
Conquista se hubo estabilizado. En los buques de las
flotas los sacaban a cubierta y los ponían a pelear, para
distracción de los pasajeros, algunos de los cuales
harían sus apuestas, como sucede habitualmente hasta hoy.
En su Historia del Nuevo Mundo editada en 1636, el padre
Bernabé Cobo describe ya una lucha de ese tipo en México, a
la cual acudía «no poca gente». Según
el investigador Omar Alberto Pérez, en su libro La pelea
de gallos en Venezuela, Carlos II en 1688 y Felipe
V
, en 1727, reglamentaron este juego en América
y lo convirtieron en un monopolio de
la Corona, que lo arrendaba a particulares con buenos beneficios
para la Hacienda Real. La mas antigua noticia sobre la existencia
de una gallera en Venezuela la proporciona una real cédula
de Fernando VI de 15 de febrero de 1753, en la cual
aprueba el establecimiento de una en Caracas a condición
de que su proventos contribuyeran a sostener el hospital de San
Lázaro y de que la gallera se instalase en lugar cerrado y
funcionase únicamente a modo «de honesta
diversión» y «sólo los días
festivos». De la extensión que el juego de gallos
había alcanzado ya a mediados del siglo XVIII, da fe una
disposición del obispo Mariano Martí,
dictada en 1783 durante su visita pastoral en el pueblo de San
Lorenzo de Chaguaramas, donde prohibió «ciertas
correrías de gallos» que eran causa de
desórdenes en aquel remoto lugar. No era entonces
infrecuente el intercambio de gallos de pelea entre España
y sus dominios de América, Venezuela entre éstos.
Aparte de los caballos, toros y gallos, hay indicios de que, a
fines de siglo XVIII y comienzos del XIX se seguían
practicando en Venezuela algunos deportes que concernían
tan sólo a seres humanos. Desde la década de 1770
los sacerdotes de San Felipe Neri se reunían en su casa de
campo o en una hacienda de las cercanías de Chacao y
allí, además de tocar conciertos de música, jugaban
«pelotas y bochas». Estas últimas eran
indudablemente, las llamadas «bolas criollas». Los
vascos de la Compañía Guipuzcoana
habían introducido el juego del frontón, que
tomó bastante desarrollo. Es posible que la pelota en la
cual se ejercitaban los padres neristas fuese de este tipo. En
todo caso, en 1803 existían en Caracas 3 frontones de
pelota vasca, donde se jugaba con raqueta curva, con un palo o a
mano limpia. Por otra parte, algunos miembros de la élite
política y social de Caracas practicaban al parecer la
natación y
el remo, pues en la llamada Casa del Real Amparo, de San
Bernardino, que las autoridades y sus amistades utilizaban para
su solaz, había un estanque grande para bañarse y
cerca de él un bote con un par de remos, según un
inventario de
1796. M.P.V.

SIGLOS XIX-XX
INDEPENDENCIA

La Guerra de la Independencia
no fue propicia al desarrollo del deporte o de actividades
similares, con las excepciones de las carreras de caballo y de
los toros coleados. Al terminar aquélla y sobre todo, a
fin del siglo XIX, se van introduciendo nuevos deportes, a la vez
que continúan los antiguos.

1895 era el año menos apropiado para iniciar las
actividades deportivas organizadas en Venezuela. Una inestable
situación política y serias dificultades
económicas no parecían ser las más
apropiadas. Sin embargo, en los comienzos de ese año, en
las vecindades de la estación de tren, en Quebrada Honda,
un grupo de jóvenes venezolanos que cursaban estudios en
Estados
Unidos, y que pasaban sus vacaciones en Caracas, con lo
necesario para jugar béisbol, comenzó a
practicarlo. El juego se extendió y en mayo quedó
constituido el primer club: el Caracas contó entre sus
fundadores con Roberto Tood, Emilio y Agustín Franklin,
Elías e Isaac de Sola, Joaquín y Manuel
González, Manuel y Carlos Lesmes Urdaneta, Adolfo
Inchuasti, Carlos Márquez Mármol, Luis Soublette,
José Ignacio García, Martínez Eduardo
Pérez, Cándido Fernández, Carlos Chirinos,
Pedro Mandé, Víctor Crasus, Pedro Antonio
Díaz, Carlos Ponte, Juan Bautista Carreño y Antonio
Mesa Marrero. El 3 de agosto, el diario caraqueño El
Pregonero
en una breve nota titulada «Base Ball»
informó de la construcción de tribunas y gradas de
lo que se conocía como Stand del Este, pero a fines de
año apenas se jugaba. En 1902, el Caracas se había
reorganizado; el cubano Emérito Argudín tradujo las
reglas del béisbol, editadas y ofrecidas a la venta por
«solamente un real». Además de los partidos
entre las ligas del Caracas, se jugaron interclubs.

 

En La Guaira se fundó el Vargas; el Esmeralda en la
parroquia San José, pero el Miranda fue el primero en
vencer a un aliga del Caracas. En octubre de ese año,
antes del bloqueo a las costas venezolanas por parte de
Alemania, la
tripulación del buque norteamericano Marietta,
surto en La Guaira, jugó dos partidos con el Caracas con
resultados divididos. Para la época se jugaba en San
Bernardino, donde se formó un club con los restos del
recién disuelto Caracas y nuevos jugadores. En los mismos
terrenos, traído por los ingleses del Ferrocarril Central,
se empezó a practicar fútbol (1902-1905),
pero fueron los padres salesianos y jesuitas,
así como alemanes residentes, quienes organizaron los
primeros equipos. Uno de ellos fue el Deutscher Sport Verein
Caribbean. Poco tiempo después se jugó en Los
Samanes, en El Paraíso, y en 1915 fue fundado el Centro
Atlético de Gimnasia y Deportes. El béisbol no
cesaba su expansión: se jugaba en Puerto Cabello
y Valencia; 1907 circulaba un periódico
especializado, The Base Ball Herald, redactado por
Gustavo Franklin, Rafael Estévez Buroz y Vicente Ortega;
en 1908 no sólo existen varios club en Nueva Esparta, sino
que uno de ellos el Mariño BBC, tiene un órgano
periodístico. El Pitcher, cuyo redactor fue H.
Salazar Martínez; en Maracaibo (1912) William
Phelps
y su socio comercial Raúl Cuenca,
difunden el juego, y un año más tarde se juega un
torneo con Trébol, Recreativo, Vuelvan Caracas y La Novena
Negra. Para la época, en Caracas el béisbol no
sólo era conocido en toda la ciudad, sino que la
había dividido. Los Samanes reunía a jóvenes
de las familias de más poder económico: Ricardo
Sanabria, Los Zuloaga, Los Boulton, Machado Morales, Álamo
Ibarra, Pacanins, Vegas, Arismendi, Núñez Valerino,
Palacios Blanco; la mejor tribuna estuvo reservada para ese grupo
social, entonces casi todos residentes en El Paraíso, la
más aristocrática zona residencial. Quienes hoy se
clasificarían en la llamada clase media, organizaron en la
parroquia Candelaria un club que se llamó Independencia;
allí estuvieron Manuel y Jesús Corao,
Tito Salas, Manuel A. Pellicer, Rodolfo Williams, Adolfo
Brunicardi, Simón Meneses, quienes practicaban en la
Sabana del Blanco, de donde se origina la expresión
«pelota sabanera»; de extracción más
popular aún, fueron Girardot y Paz Unión, a pesar
de la inocultable intención política del nombre.
Estos clubes, especialmente los tres primeros, y el Santa Marta
de La Guaira, vivieron una rivalidad en el campo deportivo, que
inequívocamente expresaba las diferencias de clase entre
sus integrantes. El 28 de abril de 1918 Los Samanes jugó
con Independencia por última vez; se enfrentaban a una
serie de cinco partidos en medio de una expectativa general.
Perdido el segundo, y totalmente desmoralizados, Los Samanes
regalaron sus uniformes, guantes y pelotas, y el lunes 30 la
prensa
publicó una escueta carta de
Nicomedes Zuloaga a Carlos G. Reverón,
participándole que no continuarían jugando. Muy
pocos en Caracas lamentaron la desaparición del club, que
de esa manera dejó el campo libre para que los sectores
populares se apoderaran del béisbol, y dejaran que el
fútbol siguiese siendo practicado por élites. En
este mismo año de 1918 se produce la visita del Borinquen
Stars, de Puerto Rico,
donde el béisbol se jugaba con mejores técnicas,
transmitidas por los norteamericanos. Los visitantes ganaron
todos sus compromisos en Venezuela, incluidos los juegos en
Puerto Cabello, Valencia y Maracaibo, salvo uno que perdieron con
Santa Marta, afianzado en el pitcher Rafael Trujillo.
Invalorables enseñanzas, una técnica más
depurada, una nueva concepción del juego dejó la
visita de los puertorriqueños. Sin embargo, ese año
habría que interrumpir la actividad beisbolera por la
epidemia de gripe española que tantas muertes causara.
Más incipiente y lento, el desarrollo del fútbol
también fue frenado por la epidemia de gripe, sin embargo,
en 1921 se celebra el primer campeonato que ganó el
América, del colegio Salesiano, al Centro Atlético.
Lenta y simultáneamente, se introducen otros deportes,
como el tenis, que también habían traído los
ingleses a fines de siglo. En 1908, los periódicos
registran que Ricardo Sanabria había ganado a su hermano
Gustavo la copa Caracas, y en 1921, Raúl Carrasquel y
Valverde escribía en el número correspondiente a
enero de la revista
Caracas Sport que «el law tennis, sin embargo, ha
tomado gran arraigo en Caracas; varias canchas son frecuentadas
por garridas damiselas». En 1925, la apertura del
Ávila Tennis Club, en Los Caobos, le dio un gran impulso.
César Anzola, Luis Enrique Yánez, Manuel
Hernández, Gustavo La Rosa, Eduardo Machado,
Ramón
Rotundo y Carlos R. Hernández Yánez estuvieron
entre sus primeros cultores.

Las carreras de caballos se convierten en actividad importante
desde el 9 de febrero de 1908 con la inauguración del
hipódromo de El Paraíso; esa tarde el caballo Ursus
de Eduardo Montauban ganó el premio Inauguración
(Bs. 500), en una carrera de 600 metros. Sin embargo, el hipismo
como tal había recibido gran impulso en 1895 cuando el
presidente de la
República, general Joaquín Crespo,
construyó el hipódromo de Sabana Grande. El
óvalo de El Paraíso fue cerrado en varias
oportunidades, hasta su definitiva el 28 de junio de 1959,
cuando se corrió la copa Despedida, que ganó el
caballo Lido conducido por Manuel Camacaro. Así dio paso
al hipódromo La Rinconada, inaugurado el 28 de julio de
1959. En el interior, en Ciudad Bolívar,
Carora, Maturín, y con modernas instalaciones, en
Maracaibo y Valencia, el hipismo ha tenido mucha actividad.

En 1924, Caracas presencia por primera vez competencias
boxísticas y de atletismo.
Parece probable que la campana del campeón mundial Jack
Dempsey, y sobre todo su combate con el argentino Luis Angel
Firpo el 14 de septiembre de 1923, despertó mucho interés y
ánimo al empresario de
espectáculos Rafael Otazo a contratar en Panamá
a cuatro boxeadores, quienes debutaron en el Circo Metropolitano
el primero de enero de 1924. En Maracaibo, el 14 de mayo de 1922,
se habían enfrentado el norteamericano Ernest Swangerg y
el argentino Eduardo Passiero; el 25 de junio el norteamericano
peleó con el zuliano Daniel Alvarado, quien aceptó
un reto aparecido en avisos en la prensa. Ante las protestas de
algunos ciudadanos, acatando una disposición del
presidente del estado, el jefe civil del distrito, Humberto
González Pacheco prohibió «la riña
llamada boxeo, por ser manifiestamente inmoral a las
leyes». En cambio, en Caracas, después de las
presentaciones de los panameños continuó el
interés por el boxeo, se abrieron gimnasios como el Cycles
Sport, donde se enseñaba a boxear. El 5 de septiembre el
gobernador Julio Hidalgo creó la Comisión de Boxeo
del Distrito Federal y designó a Carlos Braum, Luis
Vaamonde Santana, Carlos Henríquez Yánez, Alfredo
de la Sota Urbaneja y al doctor Antonio José Castillo como
sus miembros, quienes debutaron al día siguiente en un
programa donde
peleaba Armando Best y Jesús Corao se
desempeñó como árbitro. El boxeo dejaba de
ser un espectáculo de circo, como había sido
practicado hasta entonces, y su importancia puede medirse por la
existencia de una revista especializada: Knockout

Si el boxeo llega al país por la vía del
espectáculo, el atletismo lo hizo por la de la educación. Cuando
terminaba el año 1924 y con el propósito de
conmemorar el centenario de la Batalla de Ayacucho, se
presentaron los Juegos Atléticos interescolares, con
estudiantes de la Universidad
Central de Venezuela, Escuela Naval,
Liceo Caracas, Colegio La Salle, Colegio San Ignacio, Instituto
San Pablo y Escuela de Artes y Oficios. Raúl García
Arocha con 2 m 70 cm en el salto con garrocha, Francisco
Flamerich con 13 segundos en los 100 metros planos y Francisco
Stolk, 1 m 50 cm en salto alto, fueron los primeros ganadores.
Por equipos lo hicieron la Universidad Central de Venezuela,
Liceo Caracas, subcampeón.

El año 1925 vio nacer dos clubes que llenaron toda una
época. En Sarria fue fundado el Royal Criollos, que
reunió a un selecto grupo de jugadores y se
caracterizó por no contratar peloteros importados,
tradición que hereda el Cervecería Caracas
(1942-1950) hasta un año antes de su transformación
en Leones del Caracas. Originalmente fue una decisión
riesgosa, porque otros equipos contrataban buenos peloteros de
países del Caribe, especialmente de Cuba de donde
vinieron en la década de 1930, dos de los más
destacados: Martín Dihigo y Manuel «Cocaina»
García.

En fútbol se crearon, el 15 de junio, presidido por
Julio García, el Unión, y el 5 de septiembre, el
Dos Caminos, por iniciativa de Julio Bustamante, su principal
promotor, y de Pedro César Moros, Daniel Uzcátegui
y José A. Gandica, quienes le acompañaron en la
primera directiva. Este club gozó de mucha popularidad,
nunca comparable a la del Royal y los otros equipos de
béisbol. Cuando se termina este primer cuarto de siglo, el
fútbol se jugaba en varias de las más importantes
ciudades, pero los futbolistas y los aficionados a ese deporte
pertenecieron siempre a grupos
sociales elitescos, al contrario de lo que ocurría con
el béisbol.

DEPORTE FEDERADO
1926-1949

En 1926 se inicia una nueva etapa: el deporte comienza a
organizarse. Lentamente se habían expandido el
béisbol, el fútbol y el tenis, aunque sólo
el primero era practicado entre los sectores populares, se jugaba
en todas las ciudades importantes y según El Nuevo
Diario
(25.10.1926) «casi diariamente se funda un
nuevo club beisbolístico». Carlos Márquez
Mármol, Jesús Corao, Juan Torrealba, el
capitán Carlos Delgado Correa, Miguel Jorge Rivero, Juan
Jones Parra, promueven la Asociación de Béisbol,
que un año después, en julio de 1927, se reorganiza
con el nombre de Federación Venezolana de Base Ball; la
presidirá Carlos Márquez Mármol y Francisco
Larrazábal, Francisco J. Hernández y el periodista
Luis Hernández (Lord) le acompañaron en la
directiva. En 1926 también fue fundada la
Federación Nacional de Fútbol, Con Juan Jones
Parra, presidente, el sacerdote Feliciano Gastaminza, S.J.,
secretario. Por discrepancias insalvables, en 1929 fue creada la
Asociación Venezolana de Fútbol, posteriormente
transformada en Federación Venezolana de Fútbol. El
tenis es otro deporte que en ese mismo año estructura una
organización: la Asociación Law
Tenis de Venezuela, también presidida por Carlos
Márquez Mármol; Antonio J. Castillo,
vicepresidente, Ramón Rotundo, tesorero y Miguel J.
Rivero, secretario. Su actividad estuvo reducida a selectos
clubes sociales de Caracas. La primera competencias interclubes
la ganó el Club Paraíso (1926); en 1927 el triunfo
fue de la Cancha Corao; en 1928 no hubo competencias por los
sucesos políticos, 1929 ganó el Ávila Tennis
Club que entre 1931 y 1936 ejerció el dominio en ese
deporte.

El 31 de enero de 1926 se jugó lo que se ha considerado
como el primer partido oficial de campeonato de fútbol,
apoyado por la recién fundada organización:
Federación Nacional de Fútbol. Se enfrentaron el
Centro Atlético, que ganó el primer campeonato
oficial, al Venzóleo. El 21 de julio de 1926 se produce el
primer encuentro internacional. El Deportivo Santander de
Colombia
goleó (6 x 1) a la Selección
Nacional. No fueron distintos los resultados cuando en enero de
1929 llegó de Perú el Ciclista Lima Association,
que ganó sus cuatro partidos en Caracas anotó 16
goles y le anotaron uno. Siguió a Maracaibo donde impuso
su clase. Estas visitas contribuyeron a la evolución del primitivo fútbol que
se practicaba en Venezuela e indudablemente introdujeron cambios
significativos en su calidad. A partir
de 1926 se organizan los campeonatos oficiales. El
Atlético (1926), Venzóleo (1927), Deportivo
Venezuela (1928 y 1929) ganan los primeros torneos pero
seguía siendo un deporte de sectores privilegiados
socialmente y ni en lo que se llamó época de oro
(1945-1946) pudo popularizarse y trascender más
allá de algunas capas de clases media y alta. Fallaron por
ello los esfuerzos de un grupo disidente del Deportivo Venezuela
que en 1946 fundó un club popular, el Barrio Nuevo, en la
subida de El Manicomio. La evolución del béisbol
había sido muy distinta y cuando se fundan las primeras
organizaciones, ya era un deporte popular. Su primer campeonato
amateur contó con la participación de 10
equipos de barrios y parroquias populares, en 1927. En ese
año reaparece el Magallanes, de Catia, fundado en 1917,
aunque fue eliminado en su primer partido por el Estrella Roja.
El campeonato lo ganó invicto el San Martín. Esta
primera competencia interclubes se jugó por el sistema
eliminatorio propio del tenis. El domingo 18 de septiembre de ese
año se inauguró el primer campeonato de
«primera división» con el partido entre Royal
Criollos (7) y Maracay (2). El campeón fue el 29 de Julio,
con cuatro triunfos y dos derrotas; luego clasificaron el Santa
Marta, de la Guaira, que no tuvo rivales en los primeros
años de esa década, Maracay y Royal Criollos. El
campeón pitcher fue Chechón Vegas (4-1) y el mejor
bateador Marcelino «Moncho» Blondet (417) ambos
importados.

Los sucesos políticos del año 1928 afectaron
casi todas las actividades deportivas. Reanudadas en 1929, nace
la rivalidad Royal Criollos y Magallanes, reflejo de la que
existía entre Sarría y Catia, dos
caraqueñísimas barriadas de la época. El
primero debió traer de Valencia a tres destacados
jugadores: Balbino Inojosa, Manuel A. Malpica y Gustavo
Coronel, e importar a Nestico Sánchez y Camarón
Sosa, y en tales condiciones ganó el campeonato de ese
año, aunque en 1930 la victoria fue del segundo. Este
encuentro estuvo dirigido por la Asociación Venezolana de
Béisbol, que había sido organizada el 15 de febrero
de 1929, y cambiado su nombre. Los directivos eran Carlos H.
Reverón, Edgar J Anzola, Carlos Márquez
Mármol, Miguel J. Rivero, Juan Arráiz, Pedro J.
Guevara Núñez y Diego Narváez. El
Béisbol había logrado desarrollarse en varias
ciudades, donde existían equipos capaces de competir con
los mejores de Caracas; de Valencia eran frecuentes los viajes de Los
Latinos. En Maracaibo, durante los años 1931 y 1932 se
creó otra rivalidad beisbolística que se hizo
tradición, entre Pastora de Bella Vista y Gavilanes, de la
Ciega y que se prolongó por más de 20 años.
Mientras jugaron en el Estadio del Lago (1034 – 1944) este
fue campeón siete veces, y en el Estadio Olímpico
(1946-1952) 6 veces. Aquel sólo pudo ganar en 1948.

Para el boxeo fue importante el año de 1930. Hasta
entonces se efectuaban combates sin mayor control,
desatendiendo las normas oficiales
y confundiéndose con espectáculos de circo. La
Comisión de Boxeo del Distrito Federal, creada por la
resolución de la Gobernación del Distrito Federal,
resolvió en agosto de 1930 otorgar acumulación de
méritos los dos primeros campeonatos nacionales a Enrique
Chaffardet (pluma) y a Armando Best (welter), y anunció la
apertura de eliminatorias para las categorías, mosca y
ligero. En el programa del 7 de septiembre donde Chaffardet
derrotó a Pedro Troncoso, se le impuso la faja.
Según reseña de Juan Antillano Valarino
(«Vendaje Duro»), Chaffardet «tiene alrededor
de 5 años peleando y ha hecho más o menos 70
peleas, no perdiendo ninguna por la vía del
sueño» por su parte, Best acumulaba 63 combates: 59
victorias, 2 derrotas y 2 empates. El doctor Antonio J. Castillo,
quien fuera Rector de la Universidad Central de Venezuela
presidió la Comisión de Boxeo y entregó los
correspondientes títulos, primeros otorgados en el boxeo
venezolano, que a partir de ese año tuvo una gran
actividad promovido por el empresario Rafael Machado. Son los
tiempos de Simón Chávez quien muy pronto se
convertirá en el primer ídolo del deporte nacional
y el 12 de marzo de 1932 arrebatará el campeonato pluma a
Chaffardet, y durante toda esa década tuvo una brillante
carrera que incluyó varias victorias contra Kid Chocolate,
Sixto Escobar, Pete Scalzo, Freddy Miller y Joey Archibaid; estos
tres últimos fueron alguna vez campeones mundiales de la
división pluma. Esa idolatría la perdió
Chávez a manos de Oscar Calles, quien hasta su muerte, en
1951, fue el boxeador más popular de su época, en
disputa con pugilistas como el zuliano José Alberto
Díaz, el guayanés Luís Monagas, Silvestre
Almelda, el pibe Pereira, etc. Impulsado por Ramón
Rotundo, Carlos Márquez Mármol, Luis Enrique
Yánez y Luis Guillermo Blank se desarrolló el
basquetbol al
finalizar los años 20. En 1929 se juegan torneos masculino
y femenino por la Copa Nos-Otras, y nacional, con
participación de Concordia y Conuqueros, de La Victoria;
Los Piratas, de Maracay, y Cancha Hernández, Unión,
Deportivo Venezuela y Cancha Corao, de Caracas. El escenario
más importante fue el Ávila Tennis Club.

Posiblemente el hecho deportivo más importante de la
década de 1930 fueron las Olimpiadas Nacionales. Estas
competencias multidisciplinarias estuvieron organizadas por la
Asociación de Cronistas Deportivos, que se había
fundado el 19 de abril de 1934 en una asamblea a la que
asistieron Leoncio Martínez, Leo, Francisco
Delgado, Luís Plácido Pisarella, Gabriel A. Lovera,
Alberto Iztúriz, Otto Antillano, Juan Antillano Valarino,
Carlos Márquez Mármol, Manuel
Martínez
, Jesús Berra y AlfonsoToledo, y cuyo
primer presidente fue Ismael Pereira. Con apoyo del sector
privado, dicha asociación promovió esas Olimpiadas
que contaron con delegaciones del Distrito Federal y 14 estados,
incluido Yaracuy, que se hizo representar por el joven
Nicolás Ojeda, llamado por los cronistas «la
esperanza olímpica» por su voluntad de competir. (En
1936 ganó el maratón más largo de la
historia en Venezuela: Caracas-La Victoria, 60 km). Los atletas
participaron en atletismo, boxeo, ciclismo,
basquetbol, fútbol, natación, tenis, ping-pong y
golf. En algunas entidades como Zulia, se efectuaron previamente
Olimpiadas Regionales organizadas por la Asociación de
Cronistas Deportivos de esa entidad, que dirigían Angel
Alberto Jiménez, Narciso Villanova e lgnacio García
Arapé. Entre los atletas más destacados merecen
mención: Teodoro Capriles (saltos ornamentales),
Marcos Hernández Solís, de Nueva Esparta, ganador
de los 100 y 200 m y del relevo 4 x 100; José Antonio
Parra, de Sucre, en 10.000 m; Encarnación Romero, Zulia,
en jabalina; Ingrid Volbrich, con 4 triunfos en natación:
50, 100 y 200 yardas, y 50 pecho. Aragua ganó el
campeonato de basquetbol. La puntuación general
favoreció al Distrito Federal,

Olimpiadas y su exitoso desarrollo, fue producto del trabajo
de los periodistas deportivos, que en la historia del deporte
venezolano aparece siempre en las primeras décadas
impulsándolos, en muchos casos, en funciones
directivas. Estas competencias contribuyeron, a la
difusión del deporte, y a la
organización de otros, como el ciclismo, que en 1935
celebra la primera Vuelta al Lago de Valencia, ganada por Teodoro
Capriles, y que el 21 de mayo de 1936 organiza la
Federación Venezolana, al frente de la cual estuvieron
Franklin E. Whaite, Juan Rivas y César Pino. Este deporte
estaba siendo impulsado por este trío y Gastón
Saugné, Simón B. Rodríguez, Justino Pelayo,
Luis Esteban Rey, Jaime Todd y Eduardo Martínez
Plaza. Sus primeras competencias de largas distancias fueron las
vueltas al Lago de Valencia, que invariablemente ganaba Teo
Capriles.

Seguía siendo elemental la estructura organizativa del
deporte, y a pesar del nombre de muchas asociaciones y
federaciones, no eran nacionales, y la mayoría de ellas
sin afiliación internacional. Lo que puede considerarse
como el primer Comité Olímpico Venezolano se
organizó después de las Olimpiadas Nacionales, y el
23 de diciembre de 1935, cuando todo el país estaba
conmovido por la desaparición de Juan Vicente
Gómez
, un grupo de deportistas, un tanto indiferentes
a lo que ocurría, se reunió para reorganizar la
directiva de la Asociación Olímpica Venezolana
«en la asamblea anual de esta Asociación». La
directiva quedó formada por Roberto Pérez
Pérez, presidente, Carlos Márquez Mármol,
vicepresidente, José R. Maldonado, secretario,
Agustín Avellaneda, tesorero y Numa Parra Castro, Pedro
Luis Betancourt, Pedro J. Guevara Núñez, Alfredo
Pérez Matos, Armando Álvarez de Lugo y Edgar
Mejías, vocales. Más adelante toma el nombre de
Comité Olímpico Venezolano a fin de normalizar su
relación con el Comité Olímpico
Internacional. En esa primera etapa, sus presidentes fueron
René Pérez Pérez (1935-1937), Armado
Álvarez de Lugo de Lugo (1937-1938), Roberto Todd
(1938-1942) y José Beracasa Amran (1942 –
1950). El atletismo, el ciclismo, el béisbol, el
fútbol y el baloncesto, debidamente organizados,
integraron el Comité Olímpico Venezolano así
como el ajedrez que creó su Federación el 8 de
diciembre, siendo su primer presidente Alberto Lugo; el Boxeo
amateur, cuya Asociación presidió el
periodista Luis Esteban Rey, organizador del primer torneo de
guantes de oro, y más tarde del voleibol, que
había sido introducido por Leopoldo Márquez y Julio
César Sánchez y cuya federación dirigieron
otro periodista, Sergio Antillano, Raúl Yépez,
Raúl Nieves Croes y Sánchez Bello y el
sóftbol (1937) cuya Federación presidió
Carlos Raytler.

En el interior del país, además de algunas
asociaciones regionales, se fundaron instituciones
como la Asociación Atlética del Zulia y la
Asociación Deportiva de Carabobo que cumplieron un valioso
trabajo en la conducción y promoción de deporte.

A pesar de estos avances, el nivel técnico era bastante
bajo. La falta de intercambios internacionales frenaba el
desarrollo cualitativo de casi todos los deportes. La
decisión de Teodoro Capriles de participar en las
Olimpiadas Mundiales de 1936, en Berlín, a pesar de que no
pudo materializarse su inscripción, le permitió
conocer la técnica del ciclismo europeo.

A fines de 1937, en la redacción deportiva del diario El
Heraldo se
tomó una decisión trascendente para
el deporte: asistir a los Juegos Deportivos Centroamericanos y
del Caribe, programados para febrero, en Panamá.
Roberto y Jaime Todd, Miguel Acosta Saignes, Pablo A. Paz
Castillo, Eduardo Cabrera, Teofilo Chataing, José Beracasa
Amran, Simón B. Rodríguez y Juan Rivas constituyen
un comité Pro-gira a Panamá, que tuvo el inmediato
apoyo de la Asociación Olímpica Venezolana y de la
Asociación de Cronistas Deportivos. Con Bs. 14.000
recaudados en el comercio y Bs.
3.000 del Concejo Municipal del Distrito Federal, pudieron
financiar el viaje de una delegación de 94 personas en 9
deportes. El Vencedor de Valencia, campeón invicto del
béisbol amateur en 1937, fue escogido para
representar al país. Entre otros, viajaron los nadadores
Quintin Longa, José Aristigueta y Rafael Arnal; Rafael
Yánez, Cristina Egui y Carmen Urbaneja en tenis;
Hernán Ettedgui, Encarnación Romero, Carlos
Márquez, Félix Ochoa, Mauricio Rodríguez, en
atletismo; Humberto y Armando Viso, Elio Ohep, Gustavo
González, en basquetbol. El desempeño de la
delegación fue bastante pobre, con la excepción del
equipo de ciclismo, que encabezado por Teodoro Capriles, ganador
de 2 medallas de oro, e integrado por Julio Heredia,
Héctor Alvarado, Juan Cisneros y Federico Curtois, se
titularon campeones. Resultaba evidente que lo aprendido en las
Olimpiadas de Berlín dejaba sus frutos, porque estos
éxitos de los pedalistas venezolanos se repitieron en los
I Juegos Deportivos Bolivarianos, efectuados el mismo año
en Bogotá, y en el Campeonato Suramericano, en Montevideo.
De manera que fueron los ciclistas los que dieron a Venezuela sus
primeros triunfos internacionales deportivos. Pero el
acontecimiento más extraordinario de la época fue
la victoria en el IV Campeonato Mundial de Béisbol
Amateur, celebrado en La Habana entre septiembre y octubre de
1941. Venezuela había participado en la III Serie Mundial
de 1940 con una discreta actuación. Correspondió a
Santana Anzola, presidente de la Asociación Venezolana de
Béisbol a Abelardo Raidi, jefe de la delegación, a
Juan Antonio Yanes, uno de los seleccionadores, asumir la
responsabilidad de organizar el equipo, solicitar
el dinero para
enviarlo. Venezuela y Cuba, con 7 ganados y uno perdido debieron
desempatar. El partido se jugó el 22 de octubre. Venezuela
prácticamente se paralizó para escuchar la
transmisión del juego. El Consejo de Ministros
suspendió su reunión y se declaró asueto en
escuelas y colegios y en el comercio. El pitcher venezolano fue
Daniel Canonico, el Chino, quien ya había
vencido a Cuba, que escogió el mejor lanzador suyo:
Conrado Marrero. Venezuela ganó tres carreras por una.
Esta victoria despertó un indescriptible entusiasmo en
todo el país. El 22 de octubre fue decretado Día
del Deporte Nacional. Decenas de nuevos equipos surgieron por
todas partes entonces el béisbol se afianzó
definitivamente como un deporte de masas; jugado en zonas urbanas
y rural. La delegación de Venezuela la integraron:
Abelardo Raidi, jefe; Manuel A. Malpica, manager, Carlos Maal y
Jesús Corao, coachs, Joseito Rodríguez, entrenador;
Daniel Canónica; Benjamín Chirinos, Juan Francisco
Hernández, Domingo Barboza, Ramón Fernández,
Pedro Nelson y Felipe Gómez, pitcher; Enrique
Fonseca y Guillermo Vento, cátchers; José
Pérez, Atilano Malpica, José A. Casanova, Luis
Romero Petit, Dalmiro Finol, infielders, Héctor
Benítez («Redondo»), Jesús Ramos,
Francisco Contreras outfielders y Julio Bracho,
utility. Para la época, ya se habían
destacado en el exterior Alejandro Carrasquel, el primer
venezolano en jugar en el béisbol de Grandes Ligas, donde
debutó en abril de 1939, con los Senadores y en cuyo mejor
año (1934) ganó 11 y perdió 7 y Vidal
López
. Poco tiempo después, heredada del
enfrentamiento Magallanes-Royal Criollos nace la más
famosa rivalidad del béisbol Venezolano, entre
Cervecería Caracas (hoy Leones del Caracas) y Magallanes.
El primer partido lo jugaron el 31 de octubre de 1942, cuando el
béisbol profesional aún se confundía con el
amateur. La separación definitiva ocurre
después que se jugaron en Caracas los campeonatos
mundiales amateurs de 1944 y 1945, ambos ganados por Venezuela.
El 27 de diciembre de 1945, consecuencia de un acuerdo de la
Federación Internacional de Béisbol Amateur (FIBA),
Martín Tovar Lange, Juan Antonio Yanes, Carlos Lavaud,
Juan Regetti, Luis Rafael Pimentel y Alberto Scannone, crearon el
Comité Ejecutivo del Base Ball Profesional; el 2 de enero
de 1946, Scannone fue electo presidente y vocales: Rafael Arroyo
Parejo, Eduardo Kalil, Otto Antillano, Antonio Valery Pinaud y
Enrique Acosta Ciauzel. El 12 de enero se inauguró el
primer campeonato de béisbol profesional con el partido
que Magallanes (5) ganó al Venezuela (2), con Alejandro
Carrasquel como pitcher ganador. Esta etapa del deporte
venezolano, que se inicia en 1926 con las primeras
organizaciones, termina con la creación del instituto
Nacional de Deportes. Pero antes en 1948, la esgrima, que desde
1940 difundía Vittorio Godigna, funda su
Federación, que presidió Santiago Aguerrevere, y un
periodista, Andrés Miranda, quien también
presidía las Federaciones de atletismo y de voleibol, hizo
esfuerzos por organizar los dos primeros campeonatos realmente
nacionales, los cuales se efectuaron simultáneamente en
agosto. En el mismo mes, en el Nuevo Circo, se jugó el
primer campeonato de basquetbol, con delegaciones de siete
estados y del Distrito Federal, que se tituló
campeón, igual a como lo había hecho en el voleibol
y atletismo. Cuando terminaba el año, Venezuela vive las
emociones de
una nueva actividad deportiva; el automovilismo con la llegada el
8 de noviembre, de la carrera Buenos
Aires-Caracas, que ganó el argentino Domingo
Marimón. Como era lógico, esa competencia
estimuló la organización de carreras
automovilísticas de Venezuela, la primera de ella, en la
ruta Caracas-Maracaibo-Caracas, se corrió el año
siguiente y la ganó Walter Comach. Años
después, debido a los accidentes
mortales habidos, se prohibieron estas competencias en carreteras
y comenzaron a improvisarse las primeras pistas.

ESTADO Y
DEPORTE

La partida de nacimiento institucional del deporte venezolano
la constituye el decreto de creación del Instituto
Nacional de Deportes, Decreto Nº 164 del 22 de junio de 1949
de la Junta Militar de Gobierno. Aquel instante marca el ingreso
de nuestro deporte a la modernidad, a la
organización, en fin de cuentas, a la
institucionalización.

 

Es por ello que una ocasión como ésta es
propicia analizar los aspectos deontológicos y
jurídicos que dieron forma a aquel decreto considerados
por muchos el primer texto
normativo del deporte venezolano.

No cabe duda que ese acto jurídico creador del
Instituto Nacional de Deportes fue un acto administrativo basado
en el artículo 104 de la Constitución de 1945, que en su numeral 14
establecía:

"Decretar en Consejo de Ministros la creación y
dotación de nuevos servicios
públicos que fueren necesarios durante el receso de
las Cámaras Legislativas, o la supresión o la
modificación de las existentes".

La Junta Militar de gobierno fundamentó, como vimos, en
las facultades ejecutivas que le confería su Acta
Constitutiva y la puesta en vigencia de la Constitución de
1945. Lo cierto es que el decreto en comentario fue mucho
más allá de la creación de un instituto
autónomo para dictar numerosas normas organizadoras de
nuestro deporte. Fundamentalmente, el decreto le da al deporte
una jerarquía en la que debería ser estimulado y
dirigido para que cumpliera a plenitud su función
educativa y de solidaridad
social. Además, creó las bases del asociacionismo
deportivo al establecer un ordenamiento para el deporte
venezolano con características mixtas, es decir, una
integración entre el sector privado y el
sector
público que tiene que ver con el deporte nacional.

A más de 50 años de ese importante
acontecimiento, todavía persiste la discusión
acerca de los verdaderos fines que buscaba la Junta Militar de
Gobierno con esa decisión. Unos sostienen que fue una
decisión política de "pan y circo" producto de
haberse seleccionado a Venezuela como sede de los juegos
Bolivarianos del año 51 y con ello barnizar con
espíritu "democrático" a esa dictadura
militar. Otros sostienen que la decisión es producto del
proceso de desarrollo del deporte venezolano que, a partir de los
años 30, se fue consolidando en su
organización.

Frente a esta polémica, es importante señalar en
estricto sentido de la objetividad histórica, que la
creación del Instituto Nacional de Deportes fue el inicio
de la participación del Estado venezolano en la materia
deportiva, y a partir de ese momento se integró a las
entidades deportivas federadas del deporte nacional con la
representación oficial e institucional del gobierno
venezolano.

La dinámica de la relación entre
el Estado y el
asociacionismo deportivo en casi medio siglo de existencia ha
provocado importantes acontecimientos en el desarrollo del
deporte venezolano. De su análisis podemos obtener conclusiones
valederas para proseguir en el camino por la conquista de un
deporte mejor.

Los Juegos Deportivos Bolivarianos del año 1951
permitieron una consolidación de las Federaciones
Deportivas en Venezuela y una definición de la
responsabilidad de la administración
pública en el plan
jurídico, en atender eficaz y cuidadosamente la
preparación y participación de las selecciones
nacionales en eventos
internacionales. Además, en esa época se
dotó a Caracas de importantes infraestructuras
deportivas.

En 1958, el deporte venezolano da un paso muy firme hacia su
universalidad y consolidación al crear mediante decreto de
la Junta de Gobierno presidida por el jurista y economista
profesor Edgar
Sanabria, los Juegos Deportivos Nacionales en la categoría
de mayor. Por decirlo de alguna manera se estableció en el
país una vitrina donde se iban a exponer las
potencialidades del deporte venezolano. Además, el
legislador, en su concepción de la actividad deportiva,
estableció que los Juegos Nacionales fuesen instrumento
para dotar la infraestructura, recursos
humanos, presupuestos y
materiales a
todas las entidades político-territoriales de Venezuela.
Aspecto éste que se ha venido cumpliendo desde 1958 hasta
nuestros días a través de estos Juegos Nacionales
de mayores en su concepción original y hoy en día
en su categoría juvenil. Obligados estamos a
señalar que ese espíritu de universalidad deportiva
del legislador del 58 no ha alcanzado aún su punto
más alto, puesto que han faltado o no han existido las
políticas de mantenimiento
de las instalaciones deportivas, y lo que en un momento es un
gran escenario deportivo a los pocos meses es un cementerio de
canchas, pistas, piscinas y gimnasios.

JUEGOS DEPORTIVOS
NACIONALES Y LA ESCUELA DE ENTRENADORES

Carlos Parisca Mendoza, hombre visionario del deporte
venezolano, en los años 60, ante la presencia de los
Juegos Deportivos Nacionales, creó la Escuela Nacional de
Entrenadores Deportivos, con el propósito, según
sus palabras, de inundar a todo el territorio nacional de
Venezuela de entrenadores deportivos. Esta decisión fue
una de las más importantes para darle al país los
docentes
necesarios para el desarrollo de programas en
todas las especialidades deportivas. A diferencia de los
programas de Formación del Instituto Pedagógico de
Caracas, en ese entonces, la Escuela Nacional de Entrenadores
proporcionaría los técnicos deportivos necesarios
para los programas de desarrollo deportivo y de alta competencia
implementados por las entidades deportivas federadas.

Una simple revisión al registro de
entidades deportivas federadas del Instituto Nacional de
Deportes, nos demuestra la existencia de más de cincuenta
federaciones, que son las encargadas de la programación, organización y
desarrollo de las actividades deportivas competitivas, que se
realizan en Venezuela. El desarrollo práctico de estas
actividades se cumple a través de una red orgánica,
cuya estructura básica comienza con el atleta y los
equipos deportivos, para luego ir ampliándose y
haciéndose más compleja a través de clubes,
ligas y asociaciones hasta llegar a su cúpula
federativa.

El trabajo del
día a día, en término de entrenamiento,
organización de equipos y competencia, recae en un ciento
por ciento en los hombros del entrenador deportivo; docente
éste que tiene bajo su responsabilidad, mediante la
práctica deportiva, de contribuir a la formación
integral de nuestros niños y jóvenes en el contexto
de una sociedad democrática, tal cual está
establecido en la Constitución de la República para
todo proceso educativo que se dé en el país.

Por ello, ha sido una responsabilidad del sistema
democrático, la formación de los docentes
deportivos, para atender las necesidades del deporte venezolano;
proceso éste fundamentado en la creación de la
Escuela Nacional de Entrenadores Deportivos, ENED, en 1960,
adscrita al Instituto Nacional de Deportes, dada su
condición de organismo rector.

De ese centro de formación, egresaron quince
promociones con un aproximado de ochocientos entrenadores que se
diseminaron por todo el país, con el propósito de
fortalecer a la incipiente instrucción deportiva de ese
entonces. Fue tal el éxito
de este programa, que al inicio de los años 70
proliferaron las escuelas de entrenadores en los estados Sucre,
Anzoátegui y Lara para continuar con los objetivos
propuestos en núcleo central de la ENED.

La incorporación de más de mil doscientos
hombres al mercado
ocupacional generado en la actividad deportiva dio paso al
surgimiento de inquietudes laborales y gremiales en pro del
establecimiento de condiciones de trabajo, cada vez más
favorables para los docentes deportivos.

Sin embargo, el Gobierno Nacional, en 1975, en un acto que
podemos tipificar de venganza ante el movimiento
huelgario de los entrenadores deportivos, por lograr una
contratación colectiva, contentiva de sus derechos al trabajo, a la
educación, a la salud y la vivienda,
ordenó de una manera arbitraria, irracional e ilegal el
cierre de la Escuela Nacional de Entrenadores Deportivos, lo cual
generó graves consecuencias para el deporte nacional,
puesto que cerraron la fuente de formación de una mano de
obra tecnificada y calificada para poner en práctica los
programas deportivos del país. Ante tamaña
insensatez y tratando de buscar fórmulas que permitiesen
corregir ese error, el Estado venezolano puso en práctica
programas de formación de monitores
deportivos y bachilleres deportivos que, lamentablemente, con la
aprobación de la nueva Ley
Orgánica de Educación, resultaron ser de
efímera presencia en el sistema
educativo venezolano.

La nueva Ley de Educación exige que el docente debe
tener como mínimo una formación universitaria,
desde aquella triste fecha, en 1975, hasta este momento han
transcurrido veintitrés largos años que han
provocado un monumental y monstruoso desequilibrio entre la
oferta y la
demanda de
docentes deportivos requeridos por el país. Actualmente
nuestra demanda acumulada está por el orden de los
cincuenta mil nuevos docentes deportivos y la oferta está
limitada a una producción anual de dos mil hombres que
egresan de las Universidades, pero que en su totalidad se
orientan exclusivamente al campo de la educación y el
deporte escolar, donde se atienden menos del 10% de las
disciplinas deportivas que se practican en el país.
Deportes tales como actividades submarinas, atletismo,
decathlón, lanzamiento de martillo, boliche, boxeo,
bridge, canotaje, ciclismo, ecuestre, deportes para
minusválidos, esquí acuático, gimnasia,
jockey en patín, jockey sobre césped, judo, karate-do,
Karting, Kenpo, levantamiento de pesas, lucha, motociclismo,
motonáutica, saltos ornamentales, nado, nado sincronizado,
polo acuático, pelota vasca, potencia,
físico culturismo, remo, softball, tae-Kwon-do, tenis de
campo, tenis de mesa, tiro, tiro con arco, vela y cualquier otras
de las nuevas disciplinas que se incorporan al programa
competitivo nacional, no disponen de programas académicos
necesarios para la formación de técnicos deportivos
que puedan desarrollar estas actividades.

 

Este es el gran reto del deporte para este milenio.

A todo este acontecer negativo en la formación de
recursos humanos
para el deporte, debemos agregar dos falsos dilemas propiciados
por quienes buscan con los entrenadores deportivos: "Lo criollo
no sirve, sólo sirve el técnico extranjero". Con
este lema se busca ocultar la historia de los pueblos, y llegando
al extremo de una irracionalidad de pensar que con sólo la
traída de técnicos extranjeros podemos mejorar el
rendimiento de los deportistas nacionales. No cayendo en una
confrontación de carácter chauvinista pretendo
solamente decir que la traída de un técnico
extranjero tiene que ser un momento oportuno, no solo para el
entrenamiento de nuestros atletas sino en lo que es requisito
fundamental de toda sociedad organizada, que debe tener como
fundamento principal de una política la formación
de recurso propio de la Nación
para que una vez que este hombre cumpla con su cometido y deje
nuestras fronteras, tengamos las propias reservas de venezolanos
para acometer los recursos o las políticas que requiere el
deporte.

Es oportuno el momento para dar a conocer y reafirmar que en
materia de formación de entrenadores y profesores de
educación física, los técnicos extranjeros
en un pasado reciente, brindaron lo mejor de sí mismos
para colaborar con el desarrollo de Venezuela. Hombres y mujeres
como: James Jhonson, Mirko Sustic, Ladislao Lazar, Pedro Cuggia,
María Simona, Reinaldo Cordeiro, Dezio Vioti, Chip
Peterson, Oswaldo Castellanos, Rafael Franco, Geaola Dudu
Struquembaker, los esposos Janowski, los esposos Sulish, Carlos
Egui, Goyo Tavío, Andrés Schwartz, Alfonso
Victoria, Ideki Akuso, Skolber, Ahijara, Nakayama, Garner, Edwin
Krisch, William Thorenson, Arthur Lidiar, Hernan Sleffer,
José Frías, Casimiro Marcek , Vera Guardia, Budosky
Asamuel y Luis Gutiérrez Conte vinieron a nuestro
país , entrenaron a nuestros atletas, pero lo que es
más importante, contribuyeron a la formación de
más de diez mil docentes deportivos que hoy cumplen
funciones como entrenadores, profesores de educación
física, dirigentes y gerentes del deporte venezolano.

Es de iluso pensar que como nuevos ricos solo debemos buscar
recurso en el exterior, para limitarlos al entrenamiento del
atleta. En la formación de nuestros propios recursos
está el futuro del deporte venezolano.

LEY DEL DEPORTE Y
SUS REGLAMENTOS

 

La década de los años setenta comienza con la
puesta en vigencia del reglamento al Decreto Ley Nº 164, que
a pesar de la gran controversia generada con el Comité
Olímpico de ese momento estableció, de manera muy
concreta, el carácter de utilidad
pública para el deporte y la obligatoriedad del Estado en
garantizar ese derecho a todos los venezolanos. El Decreto
Nº 145 del 29 de septiembre de 1971 consagró la
autonomía a las entidades deportivas federadas en todo lo
relacionado con su funcionamiento.

Ese intento fue muy polémico, ya que por un lado el
movimiento olímpico se sintió afectado en sus
derechos y, por el otro, las federaciones lo consideraron como
una intromisión del Ejecutivo Nacional. Lo cierto es que
lo establecido en 1949, con la relación integral entre
Estado y asociacionismo deportivo, veintidós años
después está sometido a su primera prueba de fuego,
al reglamentarse las normas que regirán esa
relación en un sistema mixto. Ese primer intento de 1971
dio paso a la Ley del Deportes en 1975, a las reformas de 1995, y
a la que en estos momentos tenemos planteada a ese instrumento
jurídico. Muchos reglamentos derivaron de esas leyes.
Debemos decir que el camino jurídico es y será
siempre perfectible para adecuarlos a mejores tiempos y prever
nuevas realidades.

EDUCACION FISICA
Y DEPORTE ESCOLAR

La Educación Física y el Deporte Escolar, parte
constituyente del deporte venezolano, tuvo en los años
setenta, quizás, su más expresiva
significación. ¿Quién no recuerda con
orgullo aquellos famosos Juegos Interliceístas, o los
Juegos de la Escuelas Técnicas que tanto aporte dieron al
deporte nacional?. La constitución de la Comisión
Nacional para la Educación Física y el Deporte
Escolar, conocida con el nombre de Conefide, integró a
todos los organismos públicos que tuvieran que ver con el
sector y les señaló los programas a seguir.

Todo esto, además apuntalado con la colaboración
del Cuerpo de Paz, convenida entre el gobierno de los Estados
Unidos de Norteamérica y el gobierno de Venezuela. Sin
embargo, hoy vemos con tristeza e ira contenida cómo las
políticas del Ministerio de Educación provocaron la
casi desaparición del deporte escolar. Medidas como la
reducción de los horarios para el deporte, la
incorporación del maestro integrador como sustituto del
maestro especialista en esta doctrina, la negativa de crear la
Dirección Nacional de Educación
Física, la eliminación de la Oficina Nacional
de Educación Física, la no utilización de
los recursos económicos para este sector aprobados por el
Congreso de la República, han colocado un cerco de muerte
para la Educación Física y el Deporte
Estudiantil.

Esfuerzos supremos debemos hacer en estos momentos para no
permitir que esa llama estudiantil se apague. La Fundación
para el Deporte Escolar, Fundaestil, los profesores que cumplen
función de gerente de
alto nivel en el Ministerio de Educación, la Universidad
Pedagógica Experimental Libertador, y el Congreso de la
República deben hermanar sus esfuerzos para hacer entender
por imperio de la Ley a las autoridades del Ministerio de
Educación, que el deporte escolar, como fundamento de la
Educación Física, es uno de los pilares principales
para el desarrollo deportivo nacional.

ALTA COMPETENCIA
Y DESARROLLO DEPORTIVO

Los programas de selección permanentes y de desarrollo
deportivo han constituidos las bases programáticas
fundamentales en el Instituto Nacional de Deportes. En el tiempo
han cambiado de nombres, ahora se denomina Alto Rendimiento y
Deportes para Todos, pero, en esencia, busca el mismo objetivo.
Debemos recordar que el programa de las Mil Quinientas Esperanzas
Panamericanas quizás ha sido el hecho más concreto para
atender y entrenar a las selecciones venezolanas con miras a la
alta competencia –en aquel caso- para los Juegos
Panamericanos de 1983.

En base a la experiencia acumulada en este medio siglo, es
importante decir que la nueva misión del IND es la alta
competencia en su base programática, y que el desarrollo
deportivo debe pasar a ser un programa efectivo de
municipalización transferido en su totalidad a los
gobiernos regionales, municipales y parroquiales.

En cuanto a las selecciones permanentes, debe fortalecerse el
carácter de las mismas y acabar de una vez por todas con
las conductas epilépticas que nos llevan a atender a
nuestros atletas sólo ante le cercanía de un evento
internacional. Además, debemos enlazar los Juegos
Deportivos Nacionales Juveniles con los programas de selecciones
permanentes. No debe ser para nosotros lejano el día en
que veamos a Venezuela llena de Villas Olímpicas y Centros
Nacionales de Preparación.

REFORMA DEL
ESTADO

Frente al proceso de reforma del Estado iniciado
tímidamente en la década de los años 80 y
que busca fundamentalmente la desconcentración y descentralización del ejercicio del poder,
el deporte debe reclamar con todas sus fuerzas un espacio de
inserción en este aspecto.

La elección directa de concejales, alcaldes y
gobernadores permitió el impulso necesario para que la
actividad deportiva municipal, estadal y nacional
comenzará a presentar políticas y programas
destinadas a un desarrollo deportivo. Así comenzamos a ver
la proliferación de fundaciones para el deporte que, con
algunas distorsiones en este momento, pretenden centralizarse en
la capital de los estados y servir solamente como elementos para
ganar Juegos Nacionales a cualquier costo. Mercantilismo,
piratería de atletas o cualquier otro
rubro, la aprobación de ordenanzas municipales, el
surgimiento de nuevos proyectos de ley
de deporte, la intención de descentralización el
Instituto Nacional del Deporte, todo esto conforma un cuadro de
amplias posibilidades y expectativas para el deporte nacional.
Sin embargo, es oportuno señalar, como lo hemos sostenido
a todo lo largo de este discurso, que
en todo proceso de cambio se da una confrontación entre
aquellos que pretenden mantener posiciones y privilegios
alcanzados y los que luchan por la implantación de nuevas
políticas y programas que permitan superar el estado de
crisis que
estamos atravesando.

Para esto es importante conceptuar que la práctica y la
actividad deportiva constituyen un aspecto fundamental en la
formación del individuo. Si
este criterio no es internalizado por la gente que maneja el
Estado venezolano; entonces, no podemos avanzar mucho; porque, lo
que en realidad ocurre con el deporte es que, desde la óptica
de quienes gerencian el aparato venezolano, éste es visto
más bien como una forma un tanto más elevada y
noble del ocio.

También es importante destacar que las dimensiones
centralistas del Instituto Nacional de Deportes han sido
redimensionadas y reestructuradas. En tal sentido, la nueva
misión del IND debe orientarse hacia la formulación
y coordinación de la política
deportiva y la atención integral de los seleccionados que
representan a Venezuela en eventos internacionales. Lo
concerniente al desarrollo deportivo debe ser transferido a las
gobernaciones, alcaldía, y juntas parroquiales, quienes,
para acometer tal finalidad, deberán propender a la
creación de los consejos regionales del deporte, a los
institutos regionales de deporte, de quienes dependerá la
realización de los juegos estadales de cada entidad y todo
lo concerniente a la participación en los Juegos
Deportivos Nacionales. Igualmente, deberá impulsarse a
nivel de los estados la aprobación de una Ley Regional del
Deporte que consagre, entre otras cosas, la estructura regional,
la estructura para acometer la actividad deportiva, un presupuesto
respectivo no menor del 3% del presupuesto del Estado, los
programas de competencia, la atención al atleta y la
formación de los recursos humanos para el deporte.

En el nivel municipal y parroquial debemos orientar los pasos
hacia la constitución de una dirección municipal
del deporte con su presupuesto y programas propios para consagrar
todo esto en una ordenanza municipal que al igual que las leyes
regionales, haga obligatorio a nuestros gobernantes el desarrollo
de una política integral para el deporte y no quedar
sujetos solamente a las buenas intenciones o espíritu de
nuestros políticos.

RETOS PARA EL
NUEVO MILENIO

No es suficiente el análisis retrospectivo de la
evolución institucional del deporte venezolano, es
importante tener una visión de futuro. El Congreso de la
República, en particular en esta legislatura
(1993-1998), ha estado empeñado en ver los temas de la
juventud, el
deporte y la recreación con un sentido de estrategia
nacional. Allí están los esfuerzos realizados por
la Cámara Legislativa en garantizar los recursos
económicos necesarios para los Juegos Deportivos
Nacionales de Sucre, Barinas, Trujillo, Yaracuy y los Juegos
Centroamericanos y del Caribe, próximos a celebrarse.
Muchos fueron los esfuerzos realizados en las Comisiones
Permanentes de Finanzas del
Senado y de Diputados para garantizarle al deporte venezolano los
recursos que le fueren necesarios. Sin temor a equivocarnos, el
trabajo de los hombres del Congreso de la República ha
generado en este quinquenio al deporte nacional, en
términos porcentuales, veinte veces más de lo
solicitado por el Ejecutivo Nacional. Aprobaron una nueva Ley de
Deporte y señalaron que de cara al nuevo milenio es
importante considerar los siguientes elementos:

 

– La incorporación a la reforma constitucional de un
artículo que consagre a la Educación Física,
al Deporte y a la Recreación como un derecho social de
todos los venezolanos.

– La exhortación a las universidades nacionales, y en
particular a la Universidad Pedagógica Experimental
Libertador, para que genere una reforma curricular que en el
marco de las Leyes Orgánica de Educación y de
Universidades, permita la salida intermedia de un técnico
superior en deportes, orientado hacia aquellas disciplinas
deportivas que no tienen formación en el país y que
constituyen más del 90% del programa competitivo que hoy
tenemos en Venezuela.

– Fortalecer la autonomía plena de las Federaciones
Deportivas Nacionales, consagrando en la Ley el derecho a manejar
su propio presupuesto y a escoger, conjuntamente con el Instituto
Nacional de Deportes, las selecciones que nos
representarán en los eventos internacionales, juegos
regionales y olímpicos, por decirlo de una manera.

– Fortalecer la Educación Física y el Deporte
Escolar mediante la creación de los Juegos Deportivos
Nacionales Escolar, la Federación Polideportiva y la
Comisión Interministerial para el desarrollo de este
sector. Asimismo, mantener la norma que establece la
obligatoriedad de la Educación Física y los
deportes en todos los niveles y modalidades del sistema
educativo, y también expresar con clara convicción
que las clases sean impartidas en todos los grados por docentes
especializados en la materia.

– Restituir la representación del Ministerio de la
Defensa en el Directorio del Instituto Nacional de Deportes, ya
que injustamente fueron excluidos. La representación de
las Fuerzas Armadas Nacionales en el Directorio del IND, es la
presencia de la juventud militar que hoy se organiza en la
Federación Polideportiva de las Fuerzas Armadas,
Fepofa.

– Instituir los Juegos Deportivos Paranacionales para todas
aquellas personas con necesidades especiales.

– Fortalecer el proceso de descentralización mediante
normativas claras que definen el juego limpio y eliminen en sus
raíces las concepciones mercantilistas politiqueras y de
piratería de atletas que se han dado en los juegos
nacionales.

– La reestructuración del Instituto Nacional de
Deportes plantea un nuevo esquema para EL NUEVO MILENIO, en el
cual el presupuesto para el deporte tendrá una
relación de aproximadamente un 5% para el pago de personal y el 95%
restante para gastos de
inversión en programas deportivos. Esto
contrapone o le da la vuelta a lo que durante más de 50
años hemos sostenido que la mayor inversión era
para el pago de la nómina
del IND. Ahora, felizmente, por ese proceso de
reestructuración, impulsado con las normativas de la Ley
de Descentralización, Delimitación y Transferencia
de Competencia del Poder Público generadas por el Congreso
de la República, ese reto debe quedar claramente reflejado
de manera precisa y objetiva en el presupuesto que el cuerpo
legislativo discuta y apruebe para el ejercicio fiscal de los
próximos años.

Partes: 1, 2, 3
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter