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¿Qué es la conciencia? Mente, conciencia y subjetividad (página 2)



Partes: 1, 2, 3

La mente es aquéllo en lo que se piensa, es la
información con carácter abstracto, es decir, con
carácter representativo, que las neuronas computan,
mediante sus interacciones en las sinapsis, dado que es el sitio
en el que tiene lugar la transmisión de dicha
información (el emisor y el receptor es cada neurona
conectada con otras por las sinapsis).

Si la mente es esa información, entonces la mente
consiste en un proceso físico sistemático de cambio
morfofuncional en los circuitos y redes neurales que las neuronas
constituyen, es decir, se trata de un proceso
biológico.

El que se pueda percibir luz y sonido, dos cosas
distintas, a la vez como una misma cosa, por ejemplo, como una
única y brillante manzana que hace ruido al caer al suelo,
da a entender que la mente es información abstracta, no
otra cosa.

¿Está viva la conciencia?

La conciencia no es un ente biológico, que se
sepa, como una ardilla, o como las células de una ardilla,
sino una propiedad física de un ente… consciente, y
por ello la conciencia no es mortal, ni inmortal, ya que no
parece que sea una cosa viva, como no está viva la humedad
del agua, o la curvatura de una rueda, o como no vive el calor
que desprenden los cuerpos vivos.

¿En
qué consiste la conciencia?

Si la mente fuese como una fotografía de la
realidad, la mente conseguiría ser consciente porque en
dicha fotografía sólo sería detectable o
patente la imagen de la realidad, pero no el papel
fotográfico que la representa (por este motivo
difícilmente se podría considerar consciente a una
fotografía).

Mediante este "truco", por el que sólo es
detectable la imagen durante la percepción consciente de
la imagen, la imagen mental consigue tener, aparentemente,
existencia real concreta e independiente, parece poseer
efectividad de por sí al margen de cualquier substrato
material, parece poseer patencia propia, concreción, como
si la imagen fuese ella misma su propio substrato físico,
y no el "papel fotográfico" para la ocasión, es
decir, las neuronas, en este caso. Ésto es lo que la
propiedad de la conciencia tiene de especial.

Piénselo: si usted percibe una imagen, que
está siendo producida dentro de su cabeza, percibe la
imagen, pero no las neuronas de su cerebro que la recrean, por lo
que a usted le parecerá que la imagen existe de por
sí, y le parecerá que es irreducible a las neuronas
que al recrear esa imagen están pensando en esa imagen,
porque usted, como yo consciente, no tiene acceso a la
percepción de esas neuronas como neuronas, sólo hay
percepción de las neuronas como imagen, por el
confinamiento de dicho proceso en una escala
macroscópica.

Con ésto no se quiere decir que el yo sea la
conciencia, sino que la conciencia se caracteriza porque una
imagen consciente no es idéntica a su sustrato a ciertos
efectos en la práctica (dentro de un margen de error
aceptable), desde el punto de vista de la percepción, o al
efecto de la percepción, por ejemplo.

¿En qué no consiste la conciencia?

De modo que la conciencia no consiste en que para un
sujeto dado (un yo en concreto) la representación de la
realidad en su cerebro, las imágenes mentales, sean
patentes, pues éso lo que querría decir es que son
patentes, es decir, reales, detectables, efectivas, pero no
querría decir que son conscientes. Consciente no parece
ser un sinónimo de patente (por tanto, más que
cogito ergo sum, pienso luego soy, quizá valdría
más la pena decir cogito ergo cogito, o, si acaso, pienso
luego soy… abstracto).

La propiedad de la conciencia tampoco parece ser lo que
explica que las imágenes mentales que cada yo dice
percibir sean patentes sólo para ese sujeto y no para
otros sujetos, lo cual más bien se debe probablemente a
que las neuronas de un cerebro no están conectadas
mediante sinapsis con las de los demás cerebros, y por
tanto cada yo propio de cada cerebro es independiente de los
demás yoes. Por tanto, consciente no quiere decir: yo
puedo percibir mis propios pensamientos, y los demás, no,
que es el concepto que habitualmente se tiene del término
"subjetivo". En este ensayo subjetivo, como viene de sujeto, no
va a significar: mis pensamientos son sólo míos,
sino que va a significar: mi experiencia consciente, como yo
consciente, por ser subjetiva, es la de un sujeto, es
única e individual, ya que la subjetividad es la propiedad
que define al sujeto, al yo, y el yo consciente se caracteriza, a
simple vista, por ser un fenómeno único e
individual.

En primer lugar, la experiencia es la de un sujeto, es
una sola por individuo, constituye un todo único –yo
soy un solo yo-, de manera que dicha experiencia mental,
consciente y subjetiva (ese yo consciente), es única, una
sola por cabeza.

En segundo lugar, además de única, es
individual. Individual no es sinónimo de único, de
uno solo, sino que individual significa indivisible, sin partes
(al menos a simple vista), irreducible, que es lo que es y no
otra cosa.

El que la imagen mental en la práctica y dentro
de un margen de error aceptable a simple vista sea patente para
un sujeto, para un yo consciente, se debe posiblemente a que
dicha imagen es patente, no a que sea consciente. Ésto no
debería ser lo más sorprendente y enigmático
del asunto de la conciencia (aunque a priori pudiera intuirse que
sí), ya que toda la realidad es patente, o detectable, o
efectiva, por definición, pues éso significa
realidad: patencia, detectabilidad, efectividad.

Por supuesto, es enigmático que la realidad sea
real, pero una vez que la realidad, que todo, es real, pues el
que la conciencia también lo sea no es la clave de la
conciencia, así que la conciencia debería
caracterizarse por algo más aparte de por ser real, y
ése algo más es lo que se ha dicho más
arriba: la conciencia es aquella propiedad que consigue que un
fenómeno, por ser consciente, consiga ser patente como si
no fuese idéntico a su sustrato, o dicho de otro modo:
cuando la realidad es patente en forma de yo consciente, lo es en
forma de imagen mental, que se caracteriza por ser efectiva sin
que lo sean las neuronas que conforman esa imagen, cuando resulta
que esas neuronas son esa imagen.

Ésto es algo análogo a lo que ocurre
cuando uno contempla, por ejemplo, el cuadro Galatea de las
esferas, de Dalí. En este cuadro Dalí expresa su
interés por la ciencia. Según los avances
científicos de la época actual, estamos hechos de
partículas, de forma que si uno se acerca al cuadro
verá sólo esferas (partículas), y no
verá el rostro de la mujer, y si uno se aleja las esferas
se empequeñecen y emerge el rostro, hasta que incluso las
esferas llegan a desaparecer de la vista, cuando resulta que el
rostro y las esferas siguen siendo lo mismo todo el rato, pintura
sobre un lienzo, aunque su forma detectable varíe
según la escala de percepción.

El que sólo sea patente para cada sujeto lo que
"se cuece" en su mente no parece que sea un sinónimo de
conciencia tampoco, en todo caso sería sinónimo de
que cada cerebro está dentro de su
cráneo.

De modo que la mente es información consciente, y
si dicha información es subjetiva (con unicidad e
individualidad) entonces dicha mente es efectiva en la
práctica, con un error despreciable a escala
macroscópica confinada (a simple vista), con la forma de
un yo consciente.

¿Cómo se definiría la conciencia?

Por la propiedad de la conciencia, cuando un sujeto
percibe conscientemente, por ejemplo, una manzana, sólo
percibe la manzana, no a sus neuronas tomando la forma de una
manzana abstracta. Así es cómo se entenderá
el significado del término conciencia aquí, y por
ello no se considerará a la conciencia sinónimo de
patencia, ni de mente, ni de subjetividad, sino que se
definirá como aquella propiedad de la mente por la cual
una imagen u objeto mental no es idéntico a su sustrato, a
las neuronas que conforman dicho objeto mental, a ciertos
efectos, sino que, por decirlo de algún modo, consigue
aparentar ser idéntico a sí mismo con un error
despreciable en la práctica a determinada escala y a
ciertos efectos (por ejemplo, al efecto de percibir algún
objeto con concreción, como algo que parece ser concreto,
como en el caso de una manzana, que al no tomarse como neuronas,
ni como yo, se toma como algo concreto que está ahí
fuera y que uno puede comerse, lo cual a priori parece más
útil desde el punto de vista evolutivo que la alternativa
contraria, y más aun teniendo en cuenta el interés
que a simple vista tiene el tomar a cada cosa por lo que es, de
manera congruente a escala).

¿Puede
haber conciencia sin subjetividad?

Un hecho llamativo de esta propiedad de la conciencia es
que, en ausencia de la propiedad de la subjetividad (en ausencia
de un sujeto), la conciencia no dará cuenta de esa parte
de la realidad a nadie (dicho en sentido figurado), a
ningún yo, es decir (en sentido figurado también),
ningún yo se dará cuenta de esa información
abstracta sobre la realidad que está siendo procesada
mentalmente en ese cerebro de modo no subjetivo. Ese cerebro
simplemente dará cuenta de ella, pero nadie, ningún
yo consciente, "se dará cuenta de ella" (nótese que
no es lo mismo dar cuenta que darse cuenta). Ese cerebro
obrará en consecuencia y de modo congruente dentro de sus
posibilidades y sus límites, sin que el sujeto
correspondiente a ese cerebro se dé cuenta de ello (como
cuando se aparta la mano de la llama antes de que uno se
dé cuenta –o, dicho en sentido figurado, antes de
que el yo sea copartícipe en dicho conocimiento-, o como
cuando un sujeto con ceguera cortical esquiva objetos a su paso
sin que se dé cuenta de que los esquiva desde el punto de
vista del yo consciente, que permanece ciego). De modo que en
principio no debería haber dificultad alguna para entender
y asumir la afirmación según la cual puede haber
conciencia sin subjetividad, sin yo.

¿Percibimos la realidad misma, su
representación mental, o ambas?

Del procesamiento mental consciente se derivará
(o no) un comportamiento que tenderá a ser coherente
(congruente, no contradictorio) con la realidad, y de ahí
a la identificación ilusoria entre lo que "se cuece" en la
mente y la realidad no hay más que un paso, al consistir
la conciencia en la efectividad de la no identificación de
imagen mental y sustrato neural (con lo cual no se
identificará la imagen mental con la mente, sino con el
objeto externo imaginado).

Se hace esta referencia a la identificación entre
mente y realidad en el sentido de una coexistencia de ambas en un
solo ente, es decir, de ser la misma cosa pero categorizada por
duplicado al ser considerada desde dos puntos de vista distintos;
ésto quiere decir que, cuando uno percibe la realidad como
sujeto consciente no percibe dicha percepción de la
realidad (uno no se percibe a uno mismo percibiendo una manzana),
sino que cree percibir la realidad misma (uno percibe la
manzana), gracias a esa característica de la conciencia de
no parecer idéntica a su sustrato, con lo cual, a cambio
de que el proceso sea ilusorio (a cambio de partir de un error en
el sistema, dado que esa imagen mental de una manzana es una
imagen mental, no una manzana externa a uno), la
representación mental de la realidad consigue parecer
idéntica a lo representado (uno cree percibir una manzana
sobre una mesa ahí afuera, no una manzana representada de
manera abstracta dentro de su cabeza). Ésto hace que la
percepción consciente sea una representación
ilusoria e incompleta de la realidad, que se percibe como un todo
sin partes (por ejemplo, sin neuronas en este caso), pero al
mismo tiempo esta imperfección que supone el proceso de
percepción consciente presenta la ventaja evolutiva obvia
de convertir a la percepción de la realidad en la
percepción de objetos que parecen ser concretos a simple
vista, es decir, al no detectarse el sustrato el objeto percibido
"parece estar ahí fuera delante de uno", de manera que
esta percepción de la realidad, el hecho, por ejemplo, de
percibir a un montón de átomos en primer lugar en
forma de tigre y en segundo lugar considerando que está
"ahí", es lo más conveniente para seguir vivos,
sobre todo si se trata de un tigre, ya que de un montón de
átomos (o de un montón de neuronas propias) no
habría que huir, pero de un tigre sí, desde el
punto de vista de la evolución y de la adaptabilidad en
pro de la supervivencia, por ejemplo. Quizá la conciencia
ha prosperado como propiedad de algunos seres vivos por estos
motivos entre otros.

¿Qué es la
subjetividad?

La subjetividad consiste en que la mente adopte la forma
de un sujeto consciente, un yo consciente, consiste en que parte
de la mente, que es una multiplicidad de neuronas, se "cosifique"
(emerja efectivamente y de manera objetiva, en cierta escala al
menos, a simple vista en nuestro caso, es decir, a escala
macroscópica confinada) en una sola cosa e individual (con
un error despreciable en la práctica a simple vista), en
la forma de un ente subjetivo, que por tanto deberá ser a
ciertos efectos, y lógicamente, único (uno solo) e
individual (indivisible), y por tanto ser efectiva dicha
propiedad de la subjetividad, en la práctica, y con un
error despreciable a ciertos efectos (despreciable, por ejemplo,
porque no hay un yo concreto a todos los efectos en el cerebro,
sino sólo al efecto de la percepción subjetiva), en
la forma de un espectador concreto (aparentemente), único
e individual de la realidad.

Por ilusorio que sea (ya que ese cerebro sigue siendo
fundamentalmente una multiplicidad, no un todo único e
individual) ese yo consciente es lo que cada persona posiblemente
considere la esencia concreta de su ser, lo que define su
carácter de individuo como elemento de la sociedad, y como
parte de la realidad, lo que cada uno de nosotros probablemente
diría que es fundamentalmente en concreto (decimos "yo soy
yo", y no "yo soy las uñas de mis pies", o "yo soy uno con
el océano atlántico"), y sin embargo, ese yo es tan
sólo una forma abstracta, curiosamente.

Para Manuel Fernández Bocos (en su libro El
misterio de la creación), la conciencia (en probable
referencia al yo consciente) es un "fenómeno de emergencia
donde el resultado final toma la forma de un "todo" muy distinto
y de categoría superior al resultado de la suma de sus
partes individuales, cuya función fundamental suele ser
recrear el entorno para que los animales dotados de movimiento
actúen como un solo organismo en aras de la supervivencia
de la comunidad celular en la que habitan estas propias
células".

¿Cómo se podría detectar
la propiedad de la conciencia?

Es posible que la propiedad de la conciencia, en un
sistema dado, y aunque uno pueda equivocarse en algún
caso, pueda determinarse de dos maneras al menos, y estas dos
maneras a la vez o por separado: uno, a través de la
determinación de un comportamiento categorizable como
consciente, y dos, por medio de la determinación de la
percepción consciente subjetiva, ya que el sujeto, para
ser sujeto, tiene que ser consciente.

Por su parte, la subjetividad podría servir para
comprobar que la conciencia se caracteriza por lo dicho: por la
efectividad de la información consciente como no
idéntica a su sustrato, pues, de hecho, durante la
percepción consciente subjetiva (por ejemplo, cuando un
sujeto nota el olor de una manzana), si se le pregunta a un
sujeto qué percibe al percibir una manzana, dirá
que percibe una manzana, pero no dirá que percibe a las
neuronas que integran dicha imagen en "su" cerebro; sólo
percibe la manzana (y de esta constatación surge la
siguiente pregunta: ¿y cómo lo conseguiría
el cerebro?).

¿Es
ilusoria la percepción de la realidad?

Una ilusión es una percepción equivocada
de un objeto por un error de los sentidos, justificada por algo,
por ejemplo, es una ilusión confundir un objeto por otro
en la penumbra de la noche, por miedo, por ejemplo, o por falta
de iluminación.

Al percibir una manzana es el cerebro el que conforma
dicha imagen, se encargan de ello una multiplicidad de neuronas.
Se trata de una imagen abstracta de una manzana, representativa,
no de una manzana concreta, pues la manzana en cuestión
estará, por ejemplo, sobre la mesa de la cocina, no dentro
del cerebro del individuo.

El carácter ilusorio de la percepción
consciente subjetiva de las cosas parece incluir dos aspectos al
menos: uno, la ilusión de la continuidad del proceso
mental (por ejemplo, la continuidad del yo a simple vista), y
dos, la ilusión de la integración de (parte de) la
mente en un todo subjetivo, único e individual, al que en
la práctica denominar sujeto concreto.

También es ilusorio percibir una manzana y no a
las neuronas que configuran dicha imagen, pues dicha
configuración neuronal es esa imagen mental, y por tanto
es ilusorio que haya un yo consciente percibiendo dicha manzana y
no neuronas. Ese yo es el propio proceso de percepción, y
por tanto no hay un yo ahí a todos los efectos, y si no lo
hay a todos los efectos no lo hay, sólo lo parece a simple
vista de un modo convincente y dentro de un margen de error
aceptable en la práctica, gracias a esa ilusión
fundamentada en un error del sistema (conveniente desde el punto
de vista evolutivo, por otro lado).

Desde un punto de vista evolutivo parece conveniente
esta ilusión del yo, dado lo conveniente que es tomarse a
las cosas como lo que en la práctica conviene tomarlas a
simple vista, para no confundir a un tigre con una manzana, por
ejemplo.

¿Cómo se sabe que la percepción
subjetiva de la realidad es ilusoria?

El sujeto, el yo, a simple vista parece un ente
concreto, pero no lo es, no tiene entidad de por sí,
porque no se reduce a sí mismo, no es sólo lo que
es y no otra cosa, pues es reducible a partes menores, a
neuronas, según los hechos permiten comprobar. Al
reducirlo pierde su esencia (su carácter único e
individual), y por tanto, su concreción es ilusoria, ya
que no es cierta a todos los efectos, pues el sujeto no es lo que
es de por sí, sino en función de ciertas
interacciones entre ciertas neuronas.

¿Cómo puede ser efectiva la subjetividad, si es
ilusoria?

Una ilusión también es un fenómeno
efectivo, por éso el sujeto es efectivo en la
práctica, porque aunque una ilusión no sea la
esencia auténtica de lo que allí está
ocurriendo, la ilusión forma parte de la realidad
también, por eso la patencia del sujeto consciente es
posible en la práctica, aunque sea sólo una
convincente ilusión en determinada escala. Que una imagen
mental de una manzana no sea una manzana concreta, sino su
representación abstracta, no significa que dicha imagen no
sea patente, sólo significa que no es verdadera (su
concreción no es verdadera), y verdadero y real no son
sinónimos.

¿Son real e ilusorio términos contrarios?

Una ilusión, según el diccionario de la
Real Academia, es un concepto, imagen o representación sin
verdadera realidad.

Según este mismo diccionario, es real aquello que
tiene existencia verdadera y efectiva. Lo efectivo es, por tanto,
real y verdadero. Lo que percibimos son representaciones en
nuestro cerebro de la realidad, no la realidad externa
propiamente dicha, luego, y de manera compatible con la
definición de ilusión, nuestras percepciones son
imágenes sin verdadera realidad (la imagen de una manzana
no es una manzana verdadera, sino su imagen). Su realidad es
evidente, percibimos la realidad, pero de manera ilusoria (porque
percibimos una manzana como manzana, no como imagen de una
manzana).

Luego las ilusiones son reales, pero no la verdadera
realidad, sino una representación (una abstracción)
de la misma. Entonces los conceptos de ilusión y realidad
no remiten exactamente a cosas contrarias, pues la ilusión
forma parte de la realidad, ya que hay dos realidades, la
verdadera y la ilusoria, ambas reales, pero no verdaderas ambas a
la vez, porque una imagen de una manzana en nuestra mente no es
una manzana, sino su representación afortunada y
conveniente. En cuanto a las definiciones del diccionario de real
y efectivo, son tautológicas, de modo que no aclaran la
idea. Lo único que nos dicen es que lo real es lo real.
Podemos ahondar en esta definición y considerar que lo
real, por ser lo efectivo, es lo que tiene efecto, lo que tiene
lugar, lo que se puede detectar como un fenómeno en el que
se produce un efecto como consecuencia de una causa, como algo en
lo que hay un cambio medible. De modo que la realidad es lo
medible, con lo cual, sabremos cuánto mide lo real, y
sabremos qué es lo que hay en la realidad, pero no
sabremos qué es la realidad en esencia.

¿Somos
sujetos conscientes concretos en esencia a todos los
efectos?

Probablemente no haya de manera concreta un sujeto que
posea una mente (sólo a ciertos efectos y de manera
ilusoria), o un sujeto al que se envíe dicha mente o dicha
información mental para que sea consciente de ella, sino
que hay que sobreentender en todo momento que la subjetividad es
una propiedad de la mente, y el yo una forma dada, patente a
determinada escala, un objeto abstracto, no un objeto concreto a
todos los efectos.

Achacar a un sujeto concreto la autoría de la
experiencia consciente subjetiva se dice en sentido figurado, al
ser esa la impresión que da la experiencia desde un punto
de vista intuitivo a simple vista (se supone que toda persona
sana es capaz de creer ilusoriamente que es en concreto un yo
mentalmente consciente, único e individual, y
macroscópico, no un proceso mental consciente y subjetivo
basado en la actividad de una multiplicidad neuronal
microscópica, en primer lugar, porque éso es lo que
se percibe debido al incorrecto pero conveniente funcionamiento
del cerebro).

¿Somos efectivos como sujetos conscientes de manera
concreta en algún caso al menos?

Se puede hablar en términos comprensibles (para
entendernos), y con sentido práctico, del sujeto como
actor de la experiencia consciente, dado que a simple vista el
sujeto es efectivo con concreción con un error
despreciable en la práctica a ciertos efectos, por
ejemplo, al efecto de percibir intuitivamente la ilusión
de dicha concreción del yo, o, por ejemplo, al efecto de
achacar a dicho yo la autoría o la soberanía del
pensamiento subjetivo (aun cuando dicho pensamiento subjetivo sea
fundamentalmente un proceso automático, y no la
creación intencionada o deliberada de un yo concreto),
como se hace, por ejemplo, al achacar un delito a alguien en
concreto.

Por la inconcreción del yo y por el
carácter automático del funcionamiento neuronal
algunos juristas propugnan la inexistencia de la culpa, pero
ésta ausencia de culpa sólo tendría sentido
a escala microscópica, en la escala macroscópica es
efectiva en la práctica a ciertos efectos con un error
despreciable, por lo que dicha propuesta es absurda, del mismo
modo que sería absurdo no huir del tigre o morirse de
hambre teniendo una manzana delante.

¿Qué tiene de enigmático
el yo?

La idea del yo es más enigmática que la
idea de una manzana, porque la manzana está ante el
observador como objeto con existencia real comprobable por
cualquiera como algo que está fuera del cerebro que la
computa. En cambio, el yo no es comprobable como objeto real
fuera de esa cabeza.

La razón para que sea enigmático proviene
además de otro hecho: el yo, el observador único e
individual, se identifica con el proceso de observación,
la observación subjetiva y el sujeto son un solo objeto
mental, que además es abstracto. Pero, aunque abstracta,
esa imagen mental es capaz de dar lugar a una ilusión de
concreción suficiente como para que el observador crea de
manera reflexiva e ilusoria ser un sujeto de por sí, y no
la imagen mental con el significado de un sujeto que se cree
sujeto de por sí.

De modo que, dicho de manera simple, si un sujeto
está pensando en una manzana, esa imagen de una manzana es
el yo en ese momento. Y si el yo y aquéllo en lo que el yo
está pensando son una sola cosa, no dos, entonces es
absurdo pretender que el yo sea algo concreto al margen del
contenido del pensamiento, la dualidad mente-cerebro que propuso
Descartes es absurda, tan absurda como lo sería pretender
meter una caja dentro de sí misma.

¿Está viva la mente?

Si la mente es una parte del cerebro, entonces no es un
ser vivo. Las que están vivas son las neuronas, no la
mente. Entonces la mente ni vive ni muere, como no vive ni muere
la glucosa que las neuronas oxidan para seguir vivas. La mente
existe, forma parte de la realidad, es real, y es parte del
cerebro, es la información abstracta que procesa, que se
transmite de neurona a neurona saltando cuantificada a
través de las sinapsis, pero no es un ser vivo.

Las personas, en tanto que sujetos (en tanto que mentes
conscientes con subjetividad), son su mente, y perciben como
sujetos la realidad por ser reales, no por estar vivos. Vivas
están las células que procesan dicha
información abstracta, no la información
subjetiva.

La idea de una manzana no está viva, es efectiva,
no viva.

Por tanto, al morir una persona su mente no muere (como
no muere la Galatea de las esferas, en el cuadro de Dalí,
si se apaga la luz en el museo), pues ni es mortal ni inmortal,
sino que simplemente deja de ser efectiva la subjetividad, deja
de ser efectivo el objeto mental manzana, o el objeto mental
sujeto.

¿Qué es la información
mental?

Si el universo es un sistema, un conjunto de elementos
que interaccionan, o, según como se mire, un conjunto de
sistemas, con la consecuencia de un cambio en el estado de los
sistemas por las interacciones, la información
quizá sea simplemente la medida de dicho cambio, de modo
que si el sistema A cambia por la interacción de sus
elementos y se transforma en B, B es información sobre el
paso de A a B, es decir, B es una medida de A. Y si un sistema C
cambia a D isomórficamente con A y B, por ejemplo, si el
cerebro cambia isomórficamente con parte de la realidad,
el cambio de C a D en el cerebro puede servir como una medida del
cambio de A a B en el entorno, si C y D consigue ser efectivo
como una abstracción de A y B, que es lo que parece que
ocurre en el cerebro, gracias al carácter abstracto de la
computación que lleva a cabo y gracias a ser lo
suficientemente complejo como para que ésto se
consume.

Según ésto, la mente, la
información mental, consistiría en la
interacción de objetos abstractos con carácter
elemental en determinada escala y a ciertos efectos en el cerebro
con un error despreciable en la práctica, y
consistiría por tanto en la medida del cambio vinculado a
esta interacción. La mente sería entonces un
proceso físico sistemático peculiar, explicable por
los cambios morfofuncionales en el sistema nervioso.

¿Qué tienen que ver la mente y
la categorización?

La mente es un sistema de establecimiento de
categorías en el terreno de la
abstracción.

El afán de categorizar es necesario para el ser
humano, ya que el cerebro computa, y categorizar es computar a
base de enunciados, es decir, computar mediante afirmaciones
sobre las cosas ("en horizontal").

¿Para qué sirven las categorías?

Al llevar a cabo enunciados, se acaba comprobando que
unos terminan por incluir a otros; por ejemplo, al decir por un
lado que los perros son cánidos, y por otro que los perros
y los hombres son mamíferos, no se puede evitar concluir
que los cánidos están incluidos dentro de los
mamíferos. Por este motivo, al categorizar se termina por
encontrar la posibilidad de ordenar las afirmaciones
"horizontales" en niveles, "en vertical", y así un sistema
de enunciados, "horizontal", termina convirtiéndose en una
organización jerárquica, "piramidal", en la que se
alcanza un nivel, a mayor o menor altura, en función de
dónde se esté incluido. De aquí se deriva
fácilmente, por sentido común, la idea intuitiva
errónea según la cual estar en una categoría
conlleva pertenecer a un nivel mayor o menor, y por tanto mejor o
peor, superior o inferior, un mayor o menor estatus de prestigio
en alguna clasificación, social, moral, o del tipo de
valoración que sea.

Cuanto más arriba más valor se posee si se
sigue por esta vía de razonamiento, cuando en su origen la
categorización de la realidad no persigue fin alguno, y
por tanto no persigue adjudicar un nivel de superioridad sobre
otro nivel en inferioridad. La categorización simplemente
ocurre, no se perseguía el objetivo de atribuir mayor
prestigio evolutivo al mamífero que al cánido, ni a
la conciencia del hombre que a la de la mosca, en función
de su categoría en el árbol evolutivo. No se
perseguía el fin de afirmar que el hombre es mejor o peor
que el perro; afirmar este tipo de cosas no es el objetivo de un
proceso de categorización.

De modo que la idea intuitiva común según
la cual la categoría humana conlleva prestigio, poder,
beneficio, superioridad, o estatus, es falsa. La
categorización al final acaba siendo, como mucho, una
descripción de la complejidad, no del mérito ni de
la catadura.

¿Puede
haber conciencia sin subjetividad?

Se diría que sí puede haber conciencia sin
subjetividad. Por ejemplo, puede haber un comportamiento
consciente sin control subjetivo, como cuando los ojos y las
manos, y parte del cerebro por tanto, conducen conscientemente el
coche, mientras uno, el sujeto, otra parte del cerebro, piensa en
otras cosas, mientras uno ocupa el yo con otras ideas que no son
la conducción del coche. Y ese comportamiento, la
conducción del coche al margen del control del yo, es
consciente, entre otras cosas, porque esa parte del cerebro que
no es el sujeto y que conduce el coche obviamente está
despierta, no está inconsciente, está procesando
información mental, aunque no sea una parte subjetiva de
la información mental (información que
tendría el mismo significado, y por tanto sería la
misma, serían las mismas neuronas haciendo lo mismo si
estuviese "en manos" del yo en otro momento, y si es la misma
también debería ser consciente, aunque no sea
subjetiva).

Ese control de la conducción es consciente, se
lleva a cabo usando información consciente que entra por
unos ojos conectados a un cerebro consciente, y esa
información mental ocupada en la conducción es tan
consciente como la que ocupe el yo consciente en ese cerebro,
porque fundamentalmente se trata en ambos casos de lo mismo, de
neuronas funcionando, y de un modo similar, y si las neuronas de
ese cerebro que están funcionando en correlación
con el yo consciente tienen que ver con la conciencia,
también tendrán que verlo las que no estén
ocupadas en la integración del yo en ese momento, ya que
estarán haciendo lo mismo, descargando potenciales de
acción.

Otro ejemplo más evidente aun es el del
fenómeno de la visión ciega (un oxímoron,
por cierto) en el que algunos tipos de lesiones en la corteza
visual, la occipital, dan lugar a que una persona sea capaz de
esquivar obstáculos con cierta eficacia, porque los ve, y
necesariamente los percibe (pues los interpreta como
obstáculos de hecho) aunque curiosamente afirma no
percibirlos. Si los esquiva como si fuesen obstáculos ha
de haber percepción de los mismos, aunque el sujeto no se
aperciba de ello, como si la percepción de los
obstáculos permaneciese al margen del yo por enfermedad
(para más detalles, puede verse, por ejemplo, el
artículo Ciegos con visión, de Beatrice de Gelder,
publicado en Investigación y ciencia en julio de 2.010,
donde explica que no sólo se reconocen y esquivan
obstáculos, sino que también se reconocen y se
reacciona de manera congruente ante colores, movimientos, formas
sencillas y expresiones faciales de emotividad).

¿Puede haber subjetividad sin conciencia?

Cuando emerge la propiedad mental de la subjetividad,
tanto la propiedad de la subjetividad como la de la conciencia
deberán ser efectivas a la vez en esa red para que la
propiedad de la subjetividad sea efectiva, como cuando el sujeto
retoma el control del volante del coche, o como cuando uno
percibe en forma de yo consciente los obstáculos que
esquiva congruentemente. Así que no parece que pueda haber
subjetividad sin conciencia. No tendría sentido hablar de
un sujeto inconsciente, sólo habría un
sí-sujeto consciente o un no-sujeto consciente, pero
difícilmente un sujeto inconsciente.

¿Son conciencia y subjetividad lo mismo?

Que la subjetividad dependa de la conciencia no quiere
decir que sean la misma propiedad, ni que la conciencia sea la
causa de la subjetividad.

Al término conciencia se le aplican con
frecuencia varias acepciones incompatibles con la idea que
aquí se presenta: cuando uno se da cuenta de las cosas
como sujeto, el que la realidad resulte patente "para uno mismo"
en la forma de yo consciente, no se debería a la
emergencia de su conciencia solamente, sino a la emergencia por
un lado de la propiedad de la conciencia en ese cerebro, y por
otro a la emergencia de la propiedad de la subjetividad
también, a la vez en ese caso. No hay que confundir una
con otra porque probablemente la subjetividad sólo puede
ser efectiva cuando ambas lo sean a la vez (mientras que
probablemente la conciencia puede ser efectiva aunque no lo sea
la subjetividad).

Otros autores que también han llegado a la
conclusión de que conciencia y subjetividad no son lo
mismo son, por ejemplo, Orozco, Scott, Grailing o
Franklin.

¿Perciben las sensaciones de manera igual todos los
seres conscientes con capacidad de percepción?

A priori, es de suponer que, dadas las similitudes entre
las neuronas y los cerebros de los miembros de una misma especie,
casi todos percibirán la luz o los sonidos de manera
parecida, por no decir igual.

El ser humano es incapaz de ver la luz ultravioleta,
tampoco ve la luz polarizada; la abeja sí las ve. Especies
distintas se ven obligadas a ver una parte de la realidad
distinta por las diferencias en sus órganos.

El cerebro humano basa su capacidad de detección
sensorial de la realidad en los límites marcados por las
posibilidades de sus órganos de los sentidos.

¿Qué tienen de enigmático las
neuronas?

Resulta enigmático que una multiplicidad
microscópica de neuronas sea patente a simple vista como
una sola cosa indivisible, el sujeto, una cosa única e
individual que además no se parece a esa multiplicidad
microscópica fundamental correlativa, pues, por ejemplo,
un dolor de muelas no se parece a un grupo de neuronas
funcionando de manera integrada.

Lo enigmático no es sólo que sea patente
el fenómeno, porque la patencia no es el principal enigma
acerca de la subjetividad, ya que la realidad es patente por
definición, así que el enigma de la patencia
incluiría a toda la realidad, no sólo a la
subjetividad. Lo enigmático en el caso particular de la
subjetividad es sobre todo que un sistema formado por un
montón de neuronas desarrollando un proceso meramente
biológico, un proceso físico sistemático
peculiar consistente en la generación, conducción,
transmisión y procesamiento de descargas
bioeléctricas, un fenómeno cuantitativo, sea
patente a ciertos efectos en la práctica como la
experiencia consciente subjetiva de un sujeto, un fenómeno
cualitativo, el yo consciente.

¿Es
necesario el carácter abstracto de la información
mental?

Los rangos de frecuencias de los fotones, del orden de
miles de Hz (ciclos por segundo), son distintos a los rangos de
frecuencias de descarga de potenciales de acción por las
neuronas, en el orden de las docenas de Hz.

Dichas frecuencias son entonces efectivas en escalas
distintas, por lo que la señal sensorial entrante
lógicamente deberá ser codificada si
indisolublemente se ha de cumplir que la transducción sea
una parte del procesamiento de dicha información de un
modo exitoso para la supervivencia en general, y para la
integración de comportamientos congruentes en particular.
Dicho de otro modo: una neurona no puede descargar a la misma
frecuencia que un fotón para representarlo
isomórficamente pico de onda a pico de onda, así
que debe formar un código que represente a dicho
fotón, dentro de las posibilidades de la neurona.
Ésto supone, casi obliga inevitablemente, aparte de a una
codificación, a una abstracción del fotón
transducido, para que este proceso computacional progrese tal
como lo hace, de modo que el carácter abstracto de la
información mental parece necesario.

¿A qué desventajas debe hacer frente la mente
para ser eficaz como sistema computacional?

Es evidente que no parece fácil que un
significado mental abstracto basado en una interpretación
a escala macroscópica confinada de lo que ocurre en el
entorno consiga ser congruente con lo que ocurre a simple vista.
Va a favor de que sí sea posible el que el entorno
también sea macroscópico al efecto de su
interpretación en ese sentido (por ejemplo, para jugar al
fútbol ayuda que la pelota sea macroscópica de
hecho).

Pero el significado de dicho entorno macroscópico
es captado (visualmente, por ejemplo) a partir de fotones
ultramicroscópicos, no en forma de los objetos
macroscópicos mediante los que se percibe de hecho, lo
cual es una pega.

Otra pega es que la interpretación de esos
fotones ultramicroscópicos como algo macroscópico
se lleva a cabo mediante la interacción de neuronas
también microscópicas.

¿Tiene lugar una descodificación de la
información mental en el cerebro para que el sujeto
entienda su significado?

Parece ser que la información en las computadoras
se codifica, se procesa, se descodifica y es utilizada entonces
(por ejemplo, para solucionar problemas). Por este motivo,
algunas personas creen a pie juntillas que en el cerebro la
información debe ser descodificada para que el sujeto la
perciba. Ésto es algo que incluso se afirma en
algún que otro libro de texto universitario de
fisiología del sistema nervioso (pero no se va a decir en
cuál –no es el de Guyton, ni el de Tresguerres, que
son los dos que se citan en este ensayo-).

El sujeto que percibe es, en principio, el propio
proceso de percepción, por tanto, el propio proceso de
codificación. No es el sujeto una cosa concreta sobre la
que "hacer diana" lanzándole datos, sino un proceso de
computación de códigos que a lo largo del proceso
además se vuelve subjetivo, así que en principio el
sujeto no necesita que sea descodificada la información
para que le llegue (en sentido figurado) y que sea efectiva la
percepción de manera subjetiva, ya que el sujeto es ese
proceso de codificación, pero con la propiedad de la
subjetividad sobreañadida.

La información en la mente probablemente va
codificada, por tanto, no va descodificada; si la
información se descodificase, el pensamiento
cesaría, pues el pensamiento debe de consistir en la
asociación e integración de códigos
neuronales, y es que un tren de potenciales de acción
difícilmente podrá ser un no-código si ya es
un código; una vez que la información abstracta
codificada va siendo procesada en el cerebro ya está en la
mente, pues es la mente, por lo que no hay que descodificarla
para enviarla a la mente del sujeto, es decir, no hay que
descodificarla para que la mente manifieste sus propiedades, como
la de la subjetividad, o la capacidad de integrar respuestas
motoras congruentes. Para que, en sentido figurado, llegue dicha
información al sujeto, es decir, para que dicha
información sea subjetiva, lo que debe de hacer falta es
que emerja la propiedad de la subjetividad, y no la
descodificación de la información
mental.

¿Se puede percibir subjetivamente un todo y sus partes
a la vez?

Según parece sólo se puede percibir el
todo como todo, pero no sus partes al mismo tiempo; por ejemplo,
si uno observa el agua puede percibir la masa fluida de agua,
pero no cada molécula de agua, a pesar de que lo que uno
está observando son, de hecho, moléculas. O, por
ejemplo, si se contempla una manzana sólo se puede
percibir un objeto único e individual, dicha manzana, por
la integración en la mente de sus partes
(información sensorial sobre forma, color, brillo,
movimiento, etc.) pero no se pueden percibir
simultáneamente dichas partes separadamente; si se
contempla una manzana no se pueden percibir varios objetos a la
vez, objeto brillo, objeto color, etc. sino sólo un solo
objeto individual, la manzana. Y por supuesto, cuando uno
percibe, por ejemplo, el calor del agua caliente, no percibe las
neuronas que están codificando dicha información.
Ésto tiene que ver con el hecho de que la subjetividad sea
experimentada como algo único e individual, como si
hubiera un solo sujeto o un solo yo indivisible por
mente.

¿Es el
sujeto un objeto abstracto?

El sujeto probablemente no es un objeto concreto a todos
los efectos, sino sólo a ciertos efectos a escala
macroscópica confinada, y con un error despreciable en la
práctica. De hecho, al hablar de sujeto se está
"cosificando" a un proceso físico sistemático que
ocurre en el cerebro con unas características peculiares,
y que consiste en la percepción consciente subjetiva.
Dicho de otro modo, se está dando por hecho que durante
ese proceso de percepción consciente subjetiva hay
ahí un yo consciente concreto al ser éso lo que se
intuye de manera natural a simple vista.

La percepción subjetiva consiste en la
práctica, por tanto, y dentro de un margen de error
aceptable, en la percepción en forma de ente consciente
concreto, único e individual, que es por lo que parece que
se caracteriza este tipo de percepción, lo cual no quiere
decir que en ese cerebro haya un objeto concreto al que llamar
sujeto, o yo, del mismo modo que al formarse la imagen de una
manzana y percibir una manzana ésto no implica que haya un
fruto (único en individual) dentro del cerebro. La
concreción del yo no es más que una ilusión
suficientemente convincente (y conveniente), con un error
despreciable en la práctica y en determinada
escala.

¿Habrá diversas maneras de que tenga lugar la
percepción subjetiva?

Parece difícil imaginar un cerebro con
percepción subjetiva si la información mental no se
integra en un objeto que sea único e individual, dado que
ésto parece definir a la subjetividad (y por tanto al
sujeto, al yo): la unicidad e individualidad de la experiencia
mental consciente subjetiva, la unicidad e indivisibilidad de, en
sentido figurado, el yo. Se dice en sentido figurado porque el yo
es ilusorio… y sin embargo es un yo consciente concreto lo
que cada uno cree que es en sí,
paradójicamente… pero también creían
los antiguos (y algunos modernos) que es el sol el que gira
alrededor de la tierra. De todos modos, por conveniencia
evolutiva parece necesario que cada uno se tome a sí mismo
por sí mismo dentro de un margen de error, dado que de
hecho hay manzanas y tigres en la práctica, a ciertos
efectos, y no digamos egos.

¿Es la
subjetividad necesaria?

La subjetividad podría ser algo necesario como
propiedad posible del sistema nervioso a lo largo de su
evolución. Si el cerebro, tras evolucionar en este
sentido, es capaz de integrar la información de manera que
tal propiedad sea efectiva, habrá subjetividad, y en caso
contrario, no.

¿Cómo se explicaría que la subjetividad
pueda llegar a ser una propiedad necesaria?

Para entender la presencia de la subjetividad como
posible propiedad del cerebro lo que habría que hacer es
describir qué hace el cerebro en ese momento, y tratar de
usar esa descripción para llegar a una explicación
comprobable de dicho modelo descriptivo hipotético. Dicho
de otro modo: se trataría de averiguar qué tipo de
procesamiento neural peculiar explicaría la particular
emergencia de la subjetividad, y cómo, mediante una
explicación que fuese compatible para ambas escalas, la
microscópica y la macroscópica. Y dado que dicho
procesamiento neural peculiar no se conoce, habrá que
predecirlo al menos.

¿Qué importancia tiene la equifinalidad, en el
caso del proceso mental?

En el cerebro entra una información
heterogénea desde el ojo, por ejemplo: roja, verde y azul,
y éste es uno de los factores que explicarían que
se pueda recrear una imagen heterogénea de la
heterogénea realidad externa, algo que parece necesario
para integrar comportamientos congruentes con dicha
realidad.

Entra información heterogénea en un
cerebro homogéneo, que así se va volviendo
también menos homogéneo, y más
caótico, por este creciente aumento de la complejidad a
base de un aumento de su heterogeneidad.

La equifinalidad consiste en que en un sistema se
obtenga un mismo resultado final a pesar de ser diferentes las
condiciones iniciales.

En los sistemas abiertos, como el cerebro, el resultado
final no depende de las condiciones iniciales (un sistema
termodinámico abierto es aquél que intercambia
materia y energía con el exterior).

Una de las posibilidades funcionales de la masa neuronal
cerebral como sistema vivo, la equifinalidad, no parece
incompatible con esta complejidad creciente basada en la
heterogeneidad, dado que dicha heterogeneidad no es incompatible
con la evolución morfofuncional, en cierta medida
ordenada, del sistema.

¿Es
abstracta toda la información del
cerebro?

No toda la información que el sistema nervioso
procesa tiene carácter abstracto, no todo lo que el
sistema nervioso hace es parte del proceso mental. Por ejemplo:
un electrón que gira (o algo así) alrededor de un
núcleo atómico en una molécula de agua que
forma parte de la sangre que nutre a las células
cerebrales no está abstrayendo la realidad para dar lugar
a una mente pensante, no significa manzana, ni tampoco el brillo
de una manzana. Y dicha molécula de agua, en la sangre que
circula por el cerebro, aun cuando no es parte de la mente,
sí es parte del cerebro, pues el cerebro es todo el
órgano, sangre incluida, y que se sepa la sangre no piensa
conscientemente, ningún hecho lleva a concluirlo, ni
piensa la glucosa que se oxida en el interior de las neuronas, ni
los cromosomas de una neurona, ni los microtúbulos de las
neuronas.

¿Cuántas neuronas hacen falta para que haya una
mente?

Como la mente es un proceso, y dadas las
características biológicas de las neuronas,
posiblemente haga falta como mínimo un circuito de al
menos dos neuronas para que el proceso mental sea efectivo, para
que entre ellas se transmita y procese un mínimo de
información abstracta, y que haya mente.

¿Poseen
una mente todos los animales con sistema
nervioso?

Hay animales con neuronas pero sin circuitos neuronales,
como las esponjas, así que tal vez estén en la
antesala evolutiva del fenómeno mental y de la propiedad
de la conciencia, y por tanto tal vez carezcan de mente y
conciencia, a pesar de tener ya neuronas. Por otro lado, animales
con circuitos, las hormigas, por ejemplo, posiblemente ya sean
conscientes, aunque se desconoce si poseen la capacidad de
constituirse en un yo consciente.

¿Puede tener concreción la conciencia?

La conciencia se considera aquí, en este ensayo,
que es una propiedad de la mente, no la mente, del mismo modo que
la liquidez es una propiedad del agua que fluye, no el
líquido que fluye: el agua se caracteriza por ser
líquida (a temperatura ambiente), y la mente por ser
consciente (a temperatura ambiente).

La conciencia, como la vida, es una abstracción:
como no hay vida, sino seres vivos, no hay conciencia, sino
información consciente. La conciencia es un concepto
abstracto. Pretender que la conciencia tuviera existencia
concreta y continua posiblemente sería como pretender que
un pez de diez centímetros que nadase un metro fuese un
pez de un metro.

De modo que el cerebro no produce conciencia, las
neuronas no secretan conciencia, sino
neurotransmisores.

La conciencia no parece que sea un ente concreto, no se
puede extraer del sistema nervioso y depositar sobre una mesa,
como sí se puede hacer con los neurotransmisores…
con el equipo científico adecuado. Es una propiedad, una
característica, una cualidad peculiar de un sistema, que
lo define, que lo distingue de otros sistemas, propiedad que a su
vez es una abstracción que el observador hace a partir del
comportamiento diferenciado de un sistema dado.

¿Puede otorgar la conciencia concreción a los
abstractos objetos mentales a algún efecto al menos?

Por la propiedad de la conciencia, los objetos mentales
abstractos que conforman la mente parecen no idénticos a
su sustrato, a las neuronas que los codifican, de modo que, por
ejemplo, cuando se produce la percepción consciente y
subjetiva de una manzana, cada uno que lo haga puede comprobar
que dicha percepción consiste en la efectividad de la
imagen de la manzana solamente, no de la manzana y de las
neuronas que probablemente la codifican. De este modo, esa imagen
mental de una manzana parece tener concreción, entidad de
por sí, patencia de por sí, como si la manzana no
fuese reducible a partes menores, al efecto al menos de la
efectividad de la percepción de dicha manzana como algo
concreto. Ésto es lo que a mí me parece que define
a la propiedad de la conciencia, el que un objeto representado no
parezca idéntico a su sustrato, a su soporte.

Aunque se trate de algo ilusorio, el que un objeto
mental no sea idéntico a su sustrato, dado que las
neuronas están ahí aunque no se perciban, el hecho
de percibir las cosas así parece lo más conveniente
desde un punto de vista evolutivo, pues para sobrevivir parece
más conveniente tomar a la imagen de una manzana por
manzana, o al tigre por tigre, que por neuronas, así que
el hecho de que la mente se fundamente en un error, en una
interpretación ilusoria de la realidad, ha resultado ser
lo más conveniente para que el cerebro resulte útil
para la supervivencia de una especie, dado que la
percepción sí tiene sentido a escala
macroscópica, que es la misma escala en la que tiene
sentido hablar de supervivencia, de tigres, de manzanas, de comer
y no ser comido, etc.

Para que la imagen de un árbol en una
fotografía fuese consciente, para que la fotografía
fuese un ser consciente como ocurre con el cerebro, sería
preciso que de algún modo no se viese el papel
fotográfico sobre el que está representado el
árbol, como si el árbol, su imagen, tuviese entidad
propia de por sí, concreción a determinada escala
(la macroscópica, en este caso).

Dada esta ilusoria pero convincente y conveniente
concreción a escala en la práctica, a
continuación es posible que tenga lugar la
recreación de una interacción sistemática
con otros objetos similares. Por ejemplo, es posible que los
objetos mentales, concretos a ciertos efectos, que consituyan las
letras, formen palabras como resultado de su interacción,
palabras que serán también concretas a ciertos
efectos, y las palabras frases, y es posible que objetos mentales
como brillo, forma, etc. interactúen a escala
también (o representen dicha interacción con un
error despreciable en la práctica a ciertos efectos) para
formar un todo y recrear la imagen mental de una manzana, por
ejemplo.

¿Son la
conciencia y la autoconciencia lo mismo?

Autoconciencia quiere decir que uno sea consciente del
yo, así que, más que una propiedad, la
autoconciencia es el significado de un contenido simbólico
dado en la mente, es una cuestión semántica. Dicho
significado es el de la autorreferencia, que se diría que
facilita además la reflexividad, o capacidad de
reflexionar, o lo que es lo mismo, el que un sujeto, en la
práctica (y aunque sea de manera ilusoria), no sólo
se dé cuenta de las cosas, sino que se dé cuenta de
que se da cuenta de las cosas.

El significado yo, dada la concreción de los
objetos mentales a ciertos efectos en la práctica,
fácilmente se puede tomar por un yo consciente concreto en
la práctica, y de hecho éso es lo que ilusoriamente
cualquiera de nosotros creemos ser en esencia y en
concreto.

En la esquizofrenia parece ser que se pierde esa
capacidad para poder concebir la propia existencia como la de un
ente consciente único e individual, un yo, y, mira por
dónde, curiosamente, al final van a ser los que padecen
una esquizofrenia, los que supuestamente tienen dificultad para
percibir correctamente la realidad, los que van a estar a fin de
cuentas más cerca de la verdad sobre el yo: que su
concreción es ilusoria en el fondo.

¿Por qué es continuo el pensamiento, si las
sinapsis son discontinuas?

La experiencia mental consciente y subjetiva de cada uno
es efectiva a simple vista como una experiencia continua (salvo
cuando uno se duerme profundamente, como es evidente). Del mismo
modo se percibe que la vida es algo continuo, ya que los seres
vivos que nacen van sustituyendo a los que mueren antes de que
mueran todos. La subjetividad posiblemente se experimenta como
algo continuo, entre otras cosas, quizá porque cuando las
neuronas correlativas con la subjetividad en un momento dado se
van desintegrando al cabo del tiempo del grupo neural correlativo
con la subjetividad y regresando a la actividad neural no
subjetiva, van siendo sustituidas por otras que se van
incorporando "a la subjetividad". Y quizá también
por la falta de resolución con el cambio de escala (al
pasar de la neurona como unidad funcional efectiva a la red como
unidad funcional efectiva) que impide percibir conscientemente a
simple vista el carácter cuantificado de dicho proceso de
integración y desintegración de partes al todo a
escala microscópica, a escala neuronal, del mismo modo que
la falta de resolución impide percibir el salto de
fotogramas individuales en el cine, por lo que el movimiento de
la figura en la pantalla de cine se percibe como continuo, no a
saltos.

¿Son el símbolo YO y el sujeto lo mismo?

Si en un momento dado, al tener autoconciencia, el
contenido de la mente es autorreferencial, se refiere al propio
yo y lo significa, entonces, al ser ese contenido
información consciente, el sujeto se puede identificar
intuitivamente con esa idea de significado autorreferencial, y
llegar a la convicción ilusoria según la cual el
sujeto es un yo consciente, un ente concreto único e
indivisible, simbolizado, por ejemplo, por el símbolo YO,
en vez de llegar a otra convicción más
lógica, pero menos práctica, según la cual
el sujeto es una multiplicidad de neuronas que se integran en una
red macroscópica, dando lugar a simple vista por el cambio
de escala a esta ilusión de la concreción del yo
por la falta de resolución del sistema a escala
macroscópica, que probablemente sería la
conclusión correcta en este caso, aunque difícil de
alcanzar mediante una intuición basada en el mero sentido
común, quizá por ser lo microscópico, las
neuronas, imperceptible a simple vista.

¿Son la idea de una manzana y el sujeto lo mismo?

Si el contenido de la mente, aquéllo sobre lo que
se piensa, fuese una manzana (simbólica), en vez del
símbolo YO, en tal caso, por costumbre, sentido
común, y de modo intuitivamente natural, no se
identificará al sujeto con la manzana en caso de que dicho
pensamiento se vuelva subjetivo, y no se tendrá la
convicción de que un sujeto es una manzana consciente, en
vez de un yo consciente. Ésto, que parece obvio, es
paradójico, sin embargo, porque del mismo modo que al
concebir conscientemente el significado del yo a partir del
símbolo YO u otro símbolo autorreferencial
equivalente el sujeto se puede identificar a sí mismo con
dicho significado autorreferencial, entonces al concebir el
significado manzana a partir de la simbólica
representación mental de una manzana el sujeto
debería poder identificarse también con una
manzana, en vez de con un yo, la idea de manzana también
podría ser autorreferencial al volverse
subjetiva.

Es más, si se piensa en yo y en manzana a la vez
de manera subjetiva, por sistema se tenderá a concebir que
lo que está ocurriendo es que un yo percibe una manzana,
cuando tranquilamente se debería poder concebir
también que se trata de una manzana que percibe un yo. Y
sin embargo la intuición de la que disponemos por sentido
común nos impide que tal paradoja se produzca, tal vez por
una mezcla entre la tendencia natural innata en ese sentido (que
incluye algo fácil de aprender y aprehender: la manzana no
forma parte de uno, está ahí fuera y puede pasar
dentro de uno al comerla) y el entrenamiento cultural
recibido.

Evidentemente es conveniente que nos comportemos
así, porque es lo congruente con la realidad
macroscópica que un yo decida comerse una manzana y no que
una manzana decida comerse un yo.

¿Cómo se consigue concreción a ciertos
efectos durante la percepción subjetiva?

Dicha concreción de la idea de yo, o de manzana,
o de lo que sea, es ilusoria, pero efectiva a ciertos efectos,
gracias, entre otras cosas, a que dicha percepción, aunque
inconcreta, es de todos modos real (efectiva, patente,
detectable) al emerger con efectividad, con patencia, con
detectabilidad.

También ayuda el que quede confinada a gran
escala (que sea patente sólo a escala
macroscópica), lo cual no sólo no impide que el yo
siga siendo una experiencia consciente, es decir, no
idéntica a su sustrato, las neuronas, sino que
además logra ahora, por la falta de resolución a
escala macroscópica que hace que las partes (las neuronas)
sean en la práctica un todo (el yo), que el yo sea una
experiencia única e irreducible (individual, indivisible),
es decir, emerge con un aspecto ilusorio pero efectivo de
concreción, de ente con entidad de por sí: el yo.
El yo emerge pareciendo que es lo que es, que es eso que es
solamente, y que no es reducible a otra cosa, tanto por su
patencia, como por su falta de identidad con su soporte y por su
aspecto único e irreducible (individual), todo ello
además fácilmente representable por un
símbolo con significado autorreferencial, como es
YO.

El carácter ilusorio de la concreción del
objeto mental emergente es indiscriminable por la falta de
resolución del sistema en ese sentido, debido al cambio de
escala y al confinamiento en dicha escala, que impide al todo (el
yo) ser a la vez partes (neuronas) a simple vista, o una cosa, u
otra, pero no las dos a la vez.

¿Son
patencia y conciencia lo mismo?

Una representación mental consciente es real, es
decir, por ejemplo, la percepción consciente y subjetiva
de una parte de la realidad, una manzana, por ejemplo, es patente
para un sujeto dado, que probablemente responderá
afirmativamente si se le pregunta si percibe una manzana que
tiene ante sí. Aunque sea ilusoriamente, para ese sujeto
será patente que está percibiendo una manzana. Pero
es que todo lo real es real, así que el problema con la
explicación de la propiedad de la conciencia no es que la
experiencia consciente sea real, sino que sea consciente, que sea
real conscientemente, es decir, sin identidad, por ejemplo para
un sujeto, entre lo patente y su sustrato, entre un objeto mental
abstracto, como la imagen mental de una manzana y las neuronas
que representan dicha imagen mediante su integración en
una red neural dada que codifica dicha información, pues
el sujeto afirmará que percibe la manzana, no la manzana y
las neuronas que la codifican en su cerebro.

Una silla también es real, se apoya en el suelo y
de ahí no pasa, pero inconscientemente para el suelo y la
silla. No hay que confundir la efectividad (patencia, realidad,
detectabilidad, el hecho de que algo tenga lugar) de la mente con
el hecho de que la mente posea la propiedad de la conciencia (la
propiedad de que los objetos mentales no sólo sean
efectivos, sino que además lo sean pareciendo ser
efectivos de por sí a escala, con entidad propia, con
concreción, como si a simple vista fuesen
irreducibles).

Por tanto, la conciencia no debería ser lo que
otorga efectividad a la mente, pues efectiva ya se supone que es,
en general y por definición, como también se supone
de todo lo que forme parte de la realidad.

Por la conciencia lo que ocurre es que la efectividad de
los objetos mentales parecerá suya de por sí, es
decir, que los objetos mentales parecerán lo que parecen
ser y no otra cosa, como si fuesen concretos, y por tanto no
reducibles a partes menores (y desde el punto de vista evolutivo
parece lo más conveniente, tomar a los objetos mentales
por concretos de por sí, no como abstracciones en el
cerebro, y, así, al tomarlos por concretos se
interpretarán como tales, y se podrán integrar
comportamientos congruentes dirigidos a una realidad tomada como
algo concreto "ahí fuera", y a escala, en la
práctica).

Por esta propiedad las interacciones entre objetos
mentales también conseguirán parecer interacciones
entre objetos mentales concretos, como si los objetos mentales
fuesen a su vez los elementos de un sistema (como las letras al
formar palabras), y no lo que está ocurriendo
fundamentalmente en el cerebro (a escala microscópica en
este caso, al ser la neurona la unidad funcional fundamental del
sistema nervioso), que es la interacción
sistemática entre neuronas.

¿Qué es la
abstracción?

Un objeto mental, como la imagen mental, por ejemplo,
visual, de una manzana, no es esa parte de la realidad que
representa, una manzana, sino su representación, su
trasunto, su abstracción, pues éso quiere decir
abstracción: un objeto abstracto es un objeto que
representa a otro a ciertos efectos, pero sin ser ese otro
objeto, de manera que ambos objetos no se identifican, no son
idénticos, no coexisten en un solo ente, son dos cosas, no
una cosa, uno identifica al otro, pero no se
identifican.

El objeto mental manzana es abstracto por partida doble,
por un lado no es idéntico a la manzana sobre la mesa, y,
además, por ser consciente, tampoco es idéntico a
su sustrato, las neuronas que conforman o recrean la manzana
mental.

¿Es conveniente la conciencia desde el punto de vista
evolutivo?

La imagen mental de la manzana posiblemente sea
conveniente tal como se configura, conscientemente, pues a un
individuo seguramente le conviene pensar sobre las manzanas que
le interesa comer, no sobre lo que hacen sus neuronas. De este
modo el comportamiento del individuo se puede dirigir hacia la
manzana sobre la mesa, que es lo conveniente. Y no digamos si lo
que se acerca es un tigre.

Al lograr que la imagen mental posea esa
concreción de por sí al ser consciente,
también en consecuencia se toma por algo concreto a la
manzana sobre la mesa, se piensa sobre las cosas como si fuesen
concretas, y de ese modo se puede obrar congruentemente en
consecuencia con una realidad macroscópica que
precisamente es concreta a ciertos efectos a escala
macroscópica, por ejemplo, al efecto de actuar con
adaptabilidad en pro de la supervivencia.

Tal vez por selección natural se hayan visto
favorecidas estas tendencias. Quizá por éso la
conciencia haya sido una propiedad con éxito evolutivo,
pues permite interactuar con el entorno no sólo con
rapidez, que como se ha visto es una ventaja del sistema nervioso
frente al sistema hormonal para algunas funciones, sino
además como si el entorno estuviera ahí de manera
concreta a gran escala, que es lo conveniente, dado que en la
práctica, dentro de un margen de error aceptable,
así es a simple vista, pues a simple vista tiene sentido,
desde el punto de vista de la evolución, de la
selección natural, de la adaptabilidad y de la mera
superviviencia, que un herbívoro huya de un tigre, y que
un tigre dé caza a un herbívoro, por lo que tiene
sentido que se perciban así las cosas, aunque en el fondo
todo éso no sea lo que está ocurriendo
ahí.

¿Cómo surgen por intuición las ideas del
dualismo y del solipsismo?

Un sujeto consciente, por la propiedad de la conciencia,
creerá ilusoriamente que la manzana que percibe es la
manzana que contempla, no su representación en su cerebro,
la percibirá y localizará fuera de sí, no
dentro de su cabeza (por supuesto que dicha ilusión es
además lo más conveniente desde el punto de vista
evolutivo, para ese individuo como ente macroscópico, a
ciertos efectos).

Además, el sujeto, por la propiedad de la
subjetividad, creerá ilusoriamente que él mismo no
es esa imagen mental que cree percibir, sino un ente subjetivo
concreto y capaz de percibir dicha imagen mental. De ésto
quizá provenga la intuición posiblemente
errónea sobre la dualidad mente- cerebro, y también
la idea del solipsismo.

¿Qué ventaja supondría la subjetividad
desde el punto de vista evolutivo?

Se diría que el control subjetivo del
comportamiento parece aportar mayor finura a algunos movimientos.
Por ejemplo, si uno intenta abrir una puerta con una llave sin
control subjetivo, de modo automático mientras uno piensa
en otra cosa, encontrará que tardará más que
si lo hace procurando que el yo "tome el control" (en sentido
figurado), o que incluso no será capaz por torpeza. De
modo que la subjetividad podría tener algunas ventajas
también en algunos casos, al permitir integrar ciertos
tipos de comportamientos, que quizá le resultarían
inútiles a una mosca, o a una hormiga, pero que
posiblemente marcarán la diferencia en el caso del ser
humano u otros tipos de animales similares.

También ocurre lo contrario: cuando el yo "toma
el control" de algunos comportamientos éstos se llevan a
cabo peor. Por ejemplo, si un surfista tuviese que esperar a que
"su yo" decidiese cada movimiento de su cuerpo para permanecer en
equilibrio sobre la tabla de surf en la cresta de una ola, se
caería mucho antes que si lo hiciera "dejándose
llevar por su instinto" y reservando al yo sólo para
"disfrutar del momento" (que tampoco parece una mala forma de
aprovechar el yo). Parece haber un lugar y un momento para cada
cosa, en una realidad tan compleja y con tantas
posibilidades.

¿Son el
sujeto y el objeto mental una sola cosa?

Nótese que en el caso del sujeto sí parece
haber coexistencia en un solo ente del sujeto tomado
objetivamente como ente y del objeto mental que en un momento
dado es objeto de la percepción subjetiva. Por ejemplo, si
tiene lugar la percepción de una manzana, el sujeto es ese
proceso de percepción subjetiva de una manzana, es ese
pensamiento, y por tanto, es ese proceso de formación de
la idea mental de una manzana, dicho de otro modo, es esa
"manzana mental".

Desde este punto de vista, y tal como dejó
escrito Schrödinger en su libro Mente y materia: "Sujeto y
objeto (mental) son una sola cosa", que sería como decir
que la observación (en sentido figurado: el observador) y
el contenido mental de dicha observación son una sola
cosa. De modo que si se está dando, por ejemplo, la
percepción subjetiva del objeto mental manzana, el sujeto
y el objeto manzana probablemente sí son idénticos,
una sola cosa, y en tal caso el dualismo cartesiano y el
solipsismo carecerían de sentido.

Antes que Schrödinger, Hegel ya había dicho
que la realidad es un proceso, que el conocimiento se basa en la
relación entre sujeto y objeto, y que ambos se identifican
al reconvertirse el objeto en sujeto, idea que reexpresó
diciendo: "Todo lo real es racional y todo lo racional es real".
Para Hegel el sujeto es un "espíritu absoluto" que es a la
vez conciencia y su objeto, una razón que comprende la
realidad.

¿Por qué cuesta entender que sujeto y objeto
puedan ser una sola cosa?

La intuición no permite interpretar así
las cosas por sentido común: cualquier sujeto cree ser
algo así como un yo único e individual, concreto,
un espectador u observador independiente de la realidad, no un
yo-manzana, y mucho menos aun creerá una persona que es
una manzana- observador o una manzana-yo. Por éso resulta
difícil aprehender esta idea sobre la
identificación entre sujeto y objeto mental.

Precisamente debe de ser la propiedad de la conciencia,
que posiblemente se define por ser la propiedad que impide la
identificación entre mente y sustrato, y la de la
subjetividad, que permite tomar al objeto mental por un todo
único e individual, lo que dificulta la
identificación entre sujeto y objeto, pues al localizar
intuitivamente al objeto mental, la manzana, por su
concreción aparente (y conveniente, por otro lado), fuera
de uno mismo, y al ser efectivo el fenómeno consciente
como ente único e individual por la propiedad de la
subjetividad, se establece una dicotomía entre lo externo
y lo interno en el terreno de la abstracción, idealizando
lo interno en forma de yo- observador sin contenido (algo
absurdo), y distinto a lo observado con contenido, y ambos con
aparente concreción, algo conveniente para obrar en
consecuencia hacia lo observado (para comer la manzana), pero
ilusorio, y con tendencia a relacionarse con el desarrollo de un
concepto dualista de la mente.

Resulta difícil aprehender esta idea sobre la
identificación de sujeto y objeto mental porque cualquier
persona cree en la aparente concreción de su yo como algo
verdadero. Pero el sujeto, en tanto que objeto concreto, en tanto
que ente, es un objeto cuya entidad es recreada en el terreno de
la abstracción, no es concreto en esencia (como pueda
serlo, tal vez, un fermión). No hay un sujeto de manera
concreta a todos los efectos, sino un proceso de
percepción subjetiva que aparenta ser un yo concreto a
simple vista a ciertos efectos, y con un error despreciable en la
práctica, y no a todos los efectos, y por tanto, si no hay
sujeto a todos los efectos, no lo hay, sólo lo parece,
como no hay gente en una pantalla de cine, sólo lo
parece.

En la realidad "externa al cine", en la "pantalla de
cine de la realidad en la que vivimos", son cuatro las
dimensiones y todo es más complejo e impredecible, y todo
tiene la posibilidad de no haber sido filmado previamente, y por
ello parece más… real… que lo que se ve en
una pantalla de cine plana, pero la "cantidad de realidad", de
efectividad, es la misma, si se piensa en ello, más
allá de los convencionalismos al respecto (según
los cuales lo que ocurre en el cine no se consideraría tan
real como la "vida misma", por ser ficción; pero que sea
ficción no le resta ni un ápice de efectividad, ni
se la otorga a la "vida misma").

¿Es el sujeto como una partícula?

La mente subjetiva se diría que es,
fundamentalmente, un proceso de integración en
función del tiempo de la actividad de una multiplicidad
neural, logrando en la práctica la efectividad en
determinada escala (a simple vista, o escala macroscópica
confinada) del mensaje mental como ente particular (con aspecto
de partícula, de cosa única e indivisible,
puntiforme, adimensional y sin rotación) en un instante
dado, en cada instante en que tal propiedad sea efectiva de hecho
con un error despreciable en la práctica, como si hubiese,
en cada instante, un solo sujeto individual consciente por
cerebro observando la realidad macroscópica a su
alcance.

¿Es real
lo abstracto, o es irreal?

Un objeto abstracto es real, pues es detectable, aunque
sea abstracto. Por ejemplo, la representación de una
manzana en el cerebro es real, pues el sujeto individual
realmente percibe visualmente como sujeto la patente presencia
como parte de la realidad de dicho objeto mental.

Aunque real y objetivo, el objeto mental, presente de
manera patente durante la percepción del mismo, es
abstracto. Dicho objeto abstracto es la representación en
el cerebro de una manzana, dicho de otro modo, no es la manzana
lo que está en el encéfalo, sino su
representación, su abstracción.

La manzana representada en el cerebro es un objeto
abstracto, y es real, pero no es una manzana comestible, sino una
representación, una abstracción, una manzana real,
pero falsa, ficticia, pues se tratará, como mucho, y en
primer lugar, de un código que configurará una
manzana, que la recreará mediante la integración de
una red de neuronas con ese significado. Dicho objeto mental
será, en definitiva, una forma pasajera o transitoria
adoptada por ese sistema morfofuncional de neuronas mediante su
cambio de estado, una forma de esa materia (y "forma de la
materia" es otra manera de denominar a la
información).

La "manzana mental" emergerá conforme cambie la
forma del cerebro en ese sentido, como emerge una forma
reconocible en la pantalla de un ordenador conforme la
disposición de los pixels va siendo la
correcta.

En segundo lugar, el objeto mental manzana es abstracto
porque no es un objeto concreto de por sí, aunque al
sujeto se lo parezca ilusoriamente, y no lo es al ser reducible a
la partes que interaccionan para configurarlo, que son las
neuronas implicadas.

Es decir, el objeto mental manzana es abstracto porque
no es una manzana aunque lo parezca, y porque no es un objeto
concreto aunque sea un objeto que parece concreto en determinada
escala, sino que es un conjunto de neuronas
interaccionando.

¿Qué es la "reabstracción"?

De modo que el objeto mental manzana es abstracto por
partida doble.

Y aun habría un tercer nivel de
abstracción en la mente, que consistiría en la
"reabstracción" de un objeto mental abstracto al
simbolizarlo con otro objeto mental nuevo. Por ejemplo, si el
objeto mental manzana, constituido por sensaciones visuales,
olfativas, etc., es simbolizado por el objeto mental denominado
"la palabra MANZANA", pues dicha palabra, que será
información consciente también, en cierto modo
reabstraerá al anterior objeto mental, el objeto mental
manzana.

¿Es virtual la mente?

La palabra MANZANA, aunque abstracta, es real, como todo
lo real, es decir, es patente, detectable, efectiva, y por tanto
no es irreal ni virtual.

Es esta evidente detectabilidad, esta innegable patencia
de la experiencia mental de cada uno en lo que al yo concierne,
lo que tal vez lleve fácilmente a confundir intuitivamente
los conceptos de realidad de la mente (presencia patente del
objeto mental), y concreción de la mente (que un objeto
mental a ciertos efectos pase por irreducible a determinada
escala con un error despreciable en la
práctica).

El que los objetos mentales sean efectivos como
concretos en la práctica, el que la idea de una manzana
sea para el sujeto esa idea y no la idea y las neuronas que la
conforman, se diría que es lo que define a la propiedad de
la conciencia, como característica, y no la patencia de lo
mental, pues la patencia es algo propio de todo lo real, no
sólo de la mente. Y no hay que olvidar que lo abstracto es
objetivamente real, aunque no sea verdadero en su
concreción a todos los efectos (a cualquier escala), a
diferencia de las partículas elementales (que se
sepa).

¿Cómo se detecta lo real?

Todo lo real es real, en general, que se sepa, es
detectable, y es detectable mediante una interacción, por
una medición, un cambio en la magnitud de algún
parámetro de un sistema como resultado de esa
interacción con el sistema utilizado como aparato de
medida y el cambio de estado consecuente en el aparato. Por
ejemplo, cuando se detecta un electrón no se detecta
directamente la partícula, sino el cambio de estado en el
sistema tras la supuesta interacción de dicha
partícula con otras partes del sistema (por ejemplo, la
presencia de un electrón se puede hacer patente tal vez
con un voltímetro en un tubo de rayos catódicos,
pero no por la contemplación directa de dicha
partícula, de forma que todo lo real lo es supuestamente,
y a partir de la evidencia disponible).

¿Si la efectividad depende de la interacción,
cómo es posible la percepción consciente subjetiva
sin una dualidad mente y cerebro para que haya una
interacción entre ambos?

Si se dice que no hay dualidad sujeto-objeto en la
mente,¿con qué interaccionarían
entonces los objetos mentales para ser conscientemente patentes
para un sujeto; si no podrían interactuar con el sujeto,
cómo se explicaría la presencia de la
conciencia como propiedad efectiva de hecho durante el proceso
mental subjetivo? Posiblemente la interacción que tiene
lugar es la que se verifica entre unos objetos mentales y otros,
precisamente gracias a la propiedad de la conciencia, por la que
los objetos consiguen ser efectivos como si fuesen efectivos de
por sí a escala, como si fuesen concretos de hecho, con un
error despreciable en la práctica. Este hecho, sumado a la
propiedad de la subjetividad, por la que el objeto mental
adquiere unicidad e individualidad, hace posible la
ilusión según la cual la patencia del proceso
mental tiene lugar como si hubiese un sujeto concreto percibiendo
la escena, cuando de lo que probablemente se trata es de que el
proceso mental patente es consciente y subjetivo, que suena
parecido pero no es lo mismo, de tal manera que lo patente cuando
es patente con conciencia y subjetividad parece concreto, con
entidad de por sí, y además dicha entidad posee
carácter único e individual, como si hubiese
ahí un ente individual dándose cuenta de las cosas
conscientemente, lo cual, a ciertos efectos, así ocurre en
la práctica con un error despreciable, pues cada uno de
nosotros creemos ser un sujeto, un individuo único con una
percepción consciente de lo que nos rodea, pero la
concreción de dicho yo consciente es ilusoria, como lo es
la de la figura que parece moverse con aparente unicidad e
individualidad en una pantalla de cine.

¿Es la
vida lo mismo que la conciencia?

A veces es preciso andarse con rodeos para describir
alguna propiedad biológica. Sin ir más lejos, para
describir la propiedad biológica de la vida es preciso
andarse con rodeos, porque con la propiedad de la vida ocurre lo
mismo que con la de la conciencia: es una abstracción. No
se puede extirpar de un ser vivo la vida para colocarla sobre una
mesa y ver en qué consiste en concreto para captar su
esencia. Dicho de otro modo: no existe la vida, sino los seres
vivos, como suelen decir los biólogos.

Con la conciencia ocurre lo mismo: no existe la
conciencia, sino los seres conscientes, y siendo más
precisos, la información consciente.

Para definir la propiedad de la vida no se puede llevar
a cabo una descripción concreta de la vida, sino que hay
que hacer referencia a las propiedades o características o
cualidades propias de los seres vivos, por ejemplo: los seres
vivos son aquéllos que nacen, crecen, se reproducen,
mueren, etc.

Hay diversas definiciones de la vida, y en general se
suele considerar a la vida como aquella propiedad peculiar de los
seres vivos, que son los que se caracterizan por presentar, por
ejemplo, reproducción, nutrición,
organización, crecimiento, propósito
específico, excitabilidad, motilidad y
adaptabilidad.

Partes: 1, 2, 3
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