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Historicismo Jurídico (página 3)



Partes: 1, 2, 3

Con GOETHE se reafirma el hallazgo de lo espontáneo
como organismo histórico. Pero con la música de Beethoven,
de Brahms, de Liszt, de Chopin, de Schumann y Tschaikowsky, se
consagra el romanticismo que
también triunfa con la poesía
de Holderlin y de Schiller, y con la ópera de Wagner.

Con estos antecedentes, el Derecho también tenía
que alinearse con estas nuevas corrientes del espíritu.
Este fenómeno se da con los trabajos de GUSTAVO HUGO,
SAVIGNY y PUCHTA
.

4.3 GUSTAVO HUGO; (1764 – 1840)

Es el precursor del historicismo jurídico, sus
principales obras fueron "Tratado de Derecho
Natural", "Enciclopedia Jurídica e Instituciones
de Derecho
Romano". Manual del
Derecho natural como una filosofía del Derecho
positivo
y ¿Son las leyes las
únicas fuentes de
reglas jurídicas?
En la primera sostiene que el
Derecho se ha formado fuera de la autoridad
legislativa: en la costumbre y en el Derecho pretoriano en
Roma y en el
common lazo en Inglaterra.

En la segunda sostiene qué así como el lenguaje no
ha sido creado por Dios, ni por los hombres de mutuo acuerdo,
sino que se ha transformado a través de siglos y siglos,
así también la costumbre y el Derecho se han
producido y desenvuelto gradualmente sin la intervención
de Dios o pacto entre los hombres. Las necesidades y usos de los
pueblos son las verdaderas causas del desarrollo del
Derecho. Este es un producto de la
historia. Para
él Derecho evoluciona, conjuntamente, con el lenguaje, e
igual que éste, el Derecho se va formando de por
sí, independientemente de toda influencia, sin la
influencia de otros elementos y sin la necesidad de las
órdenes de nadie. En resumen, la doctrina de Hugose reduce
a sostener que todo lo existente es legal; y en consecuencia, los
hábitos que se van formando en los pueblos, las costumbres
que van radicándose, las tradiciones que se han afirmado,
las instituciones que se mantienen, son legales, porque
así se han afirmado históricamente.

4.4 VIDA Y OBRA DE CARLOS FEDERICO VON SAVIGNY:

4.4. 1.- Contexto Histórico Cultural: Prusia era
uno de los reinos más
poderosos de Europa al momento
de nacer Savigny en 1779, gobernado todavía por Federico
II, el Grande, quien ocupó el trono (1740-1786).
Fue sucedido por su sobrino Federico Guillermo II
(1786-1797), y después ascendió al trono el
hijo de este último, Federico Guillermo III
(1797-1840), quien luchó en contra y fue vencido
por Napoleón en las batallas de Jena y de
Auerstadt.

Después de un armisticio, el rey cedió
posiciones importantes de su territorio, además de pagar
una indemnización monetaria.

Bajo su reinado se fundó la Universidad de
Berlín en 1809, considerada como una de las
mejores de su tiempo e
inició sus actividades al año siguiente en
1810.

Como resultado del Congreso de Viena (1814 – 1815), Prusia
recuperó algunos de los territorios perdidos,
además pasó a formar parte de la
Confederación Alemana. En 1840 subió al poder Federico
Guillermo IV, quien gobernó hasta 1859, se le
conoció como "el romántico en el trono", y aunque
bien dotado, no se distinguió como un buen gobernante.

4.4.2.- Biografía:
Savigny, procedía de una familia
aristocrática de origen francés, de la
región de Lorena, emigrada de Alemania, por
motivos religiosos, aproximadamente 150 años antes de su
nacimiento.

Carlos Federico Von Savigny, nació el 21 de febrero de
1779, en Francfort del Mein y murió a los 82 años,
el 25 de octubre de 1861 en la ciudad de Berlín, sus
padres fueron Cristian Carlos Savigny y Enriqueta Felipa
Gross.

Se casó con Cunegunda Brentano, cuya familia
gozó de un gran prestigio en el ambiente
cultural del momento. Su cuñado Clemente fue un reconocido
poeta y novelista, amigo de Luis Achim von Arnim, recordado como
compilador y editor de canciones populares, así como
escritor de cuentos cortos
y casado con Bettina Brentano, quien tuvo una amistad cercana
con Goethe. Tanto Clemente Brentano como von Arnim pertenecieron
al romanticismo alemán.

De ahí que el círculo familiar, social,
profesional e intelectual de Savigny haya sido del más
alto nivel, por su ascendencia, su matrimonio, tanto
como por sus propios méritos académicos,
estudió en la Universidad de Marburgo y ejerció la
docencia en la
Universidad de Berlín de 1810 a 1842, de hecho fue uno de
los primeros miembros de la nobleza alemana en impartir clases en
una universidad.

Otro gran jurista alemán, más joven, Rodolfo Von
Ihering, con motivo de la muerte de
Savigny, en un artículo, se refiere a este suceso con las
siguientes palabras: "La desaparición de la estrella
más brillante que haya podido ostentar la jurisprudencia
alemana"

Ihering, en el artículo citado hace una pequeña
biografía de la vida académica de Savigny, desde su
época de estudiante de Derecho hasta su
consagración como profesor de la
disciplina,
para referirse también a su gran producción escrita. Estudió la
carrera de leyes en la universidad de Marburgo y en la
Universidad de Gotinga, en donde permaneció por corto
tiempo, tuvo la oportunidad de escuchar las conferencias de Luis
Timoteo Spittler, sobre historia
universal. En Marburgo, con la defensa de una tesis sobre
Derecho
penal.

"El concurso formal de los delitos"
(De concursum delictorum formali), obtuvo el grado de
doctor y empezó a dar clases a los 21 años de edad.
Enseñó también en Landshut y después,
desde 1810, impartió los cursos de Derecho Romano y
prusiano en la Universidad de Berlín, fundada en 1809 "El
concurso formal de los delitos" (De concursum delictorum
formali).

Obtuvo el grado de doctor y empezó a dar clases a
los 21 años de edad. Enseñó también
en Landshut y después, desde 1810, impartió los
cursos de Derecho Romano y prusiano en la Universidad de
Berlín, fundada en 1809 cuyas puertas abrieron al
año siguiente. Fue también rector de esta
Universidad, a la que dedicó 32 años de su vida. Se
destacó como un excelente maestro, al respecto Ihering
señala: "La palabra de Savigny era serena, moderada; se
deslizaba como el río en la llanura, trasparente, clara
hasta el fondo, sin ningún movimiento
extraordinario o brusco, sin borbotear, ni producir espuma, como
sucede con el arroyo en la montaña, que arrastra al oyente
y puede transportarlo al entusiasmo".

Pablo Koschaker considera que para Savigny la Universidad
"debía tener como fin la
investigación y la enseñanza: no debía ser una escuela
solamente, sino también lugar en donde el estudiante
pudiese aprender a pensar y trabajar
científicamente".11

Esta idea fue la base para que Savigny contribuyera a la
formación de un núcleo de excepcionales juristas,
entre otros: Hollweg, Klenze, Goschen, Blume, Ruddorff, Keller,
Arndts, Grimm, Böcking y Puchta.

El ciclo se cierra con el siglo, con representantes de la
talla de Ihering y Windscheid y también con la
aparición del Código
Civil alemán de 1899, que como ya se había
mencionado empezó a regir el 1o. de enero de 1900.

Entre los cargos públicos que Savigny
desempeñó a lo largo de su vida, hay que mencionar
su función
como preceptor del heredero a la corona prusiana, la de Ministro
de Legislación y la de consejero de la Corte de
Casación de las provincias renanas.

Aunque algunos autores hayan visto la influencia del
romanticismo en Savigny y su Escuela, Koschaker opina que:
Savigny no fue un romántico, a pesar de haber emparentado
con la familia
Brentano, y a pesar de las relaciones que mantuvo con los
círculos literarios adscritos al romanticismo.

Descendiente de una rica familia, educado con rigidez en la
reforma, habituado a un alto tono de vida, su actitud
espiritual, se inspira en el clasicismo, y su temperamento
repudia todo lo que signifique violencia,
exageración o tendencia revolucionaria

4.4.3- Creación Intelectual: Fue, sin
duda, Savigny el representante más distinguido de la
escuela histórica alemana. Además de sus
aportaciones a la "Revista para la ciencia
histórica del derecho",
principal órgano de
difusión de la escuela fundada en 1809, por su profesor
Gustavo Hugo Savigny escribió los siguientes libros:

a) Derecho de la posesión,
publicado en 1803. Esta obra consagró al autor quien ese
momento era todavía muy joven. En ella, Savigny estudia
los textos romanos sobre la materia,
tratando de buscar el verdadero sentido que los autores le
habían dado a la posesión.

b) De la vocación de nuestro tiempo para la
legislación y la ciencia del
derecho,
en 1814. En opinión de Ihering, en este
escrito se puede encontrar el programa de la
escuela histórica alemana. En él, Savigny, en
contra de lo manifestado por el profesor de Heidelberg, Anton
Thibaut, se muestra contrario
a la codificación del Derecho alemán,
consideraba que todavía no era el momento adecuado,
aún no existía la madurez jurídica necesaria
para emprender esa tarea, como tampoco existía el lenguaje
jurídico correspondiente (Véase Gorostiaga,
Norberto, "Introducción", Tres vidas
ilustres
cit., nota 21, supra, p.
22).

Para Savigny, el Derecho no debería ser
creado racionalmente, porque como la lengua, las
costumbres o el arte, es un
fenómeno histórico, producto espontáneo del
espíritu del pueblo. El Derecho surge de una
fuerza
interior y no del arbitrio de un legislador. El
conocimiento de la historia del
Derecho de cada pueblo es tradición indispensable para
la construcción de una ciencia
sistemática del Derecho. La primera fuente del Derecho es
la costumbre, en segundo lugar que encuentra la ley en cuanto
expresión del Derecho creado por el pueblo y ni como
Derecho.

En el capítulo sexto "Los tres códigos
modernos", del libro que se
comenta, Savigny se refiere al Código
de Napoleón, a la compilación prusiana y al
código austríaco.

Para Margadant la postura de Savigny no sólo
obedeció a argumentos científicos sino al
sentimiento nacionalista, fortalecido por la oposición a
Napoleón que además, fue el paladín del
movimiento codificador (Véase Margadant S., Guillermo F.,
Derecho romano, 18a. ed., México,
Esfinge, 1992, p. 88, nota 69).

Considera que los tres cuerpos legislativos, publicados en la
misma época, apoyan su opinión en el sentido de que
los tiempos no habían alcanzado la madurez suficiente para
justificar su promulgación. Como era de esperarse,
desaprueba del Código de Napoleón, su
opinión se puede resumir como sigue: "En este
Código el influjo del elemento político legislativo
ha predominado sobre el elemento técnico…".

Por lo que a la compilación prusiana
(Landrecht) se refiere, expresa que el trabajo de
los alemanes, a diferencia de los franceses, fue cuidadoso con el
fin de producir "una obra perfecta, sin que ninguna necesidad
exterior la reclamase", mientras que el Código de
Napoleón fue realizado con gran premura e inspirado
fundamentalmente con fines políticos.

Finalmente, cuando trata lo relativo al código
austriaco afirma que su historia es muy parecida a la de la
compilación prusiana, por el momento en que surgieron y
haber abreviado en las mismas fuentes. Sin embargo, crítica
a los redactores del Código por haber recurrido
preferentemente a los comentarista del Derecho romano y porque al
trasplantar algunas instituciones romanas a su época no lo
hubieran hecho con un mayor cuidado.

Entre 1815 y 1831 apareció su Historia del
Derecho romano en la Edad
Media,
originalmente concebida en 6
volúmenes, a la que Savigny añadió un
séptimo volumen, en una
segunda edición
de 1851.

Escribió, entre 1840 y 1849, su "Sistema del
Derecho romano actual
", en seis tomos. Es importante conocer
lo que Savigny consideraba como el Derecho romano actual,
en sus propias palabras.

"…el Derecho romano actual considerado en su
aplicación particular en Alemania, es decir, con las
modificaciones que ha experimentado, modificaciones que,
contenidas todas ellas en leyes del imperio, son de poca
importancia, pues las grandes desviaciones del Derecho romano,
por ejemplo, la autoridad reconocida a todos los contratos
independientemente de la stipulatio, los efectos
atribuidos a la bona fides, etcétera, nada tiene de
especial en el imperio de Alemania y han sido generalmente
adoptadas á medida que el Derecho romano se ha propagado
en Europa. Así, pues esta obra, que trata del Derecho
romano actual, podría con algunas adiciones, ofrecerse
como el Derecho común de Alemania
".

Más adelante, en el último tomo, resume:

"El primer libro del presente tratado tenía por
objeto las fuentes del
derecho, es decir, la base de las reglas jurídicas; el
segundo se refería a la naturaleza
general de las relaciones de Derecho que estas reglas
están llamadas a regir. Ahora bien, para concluir la parte
general del Tratado sólo me resta determinar el lazo que
existe entre las relaciones del Derecho y las reglas
jurídicas. Este lazo nos aparece, de un lado, como el
imperio de las reglas sobre las relaciones; de otro, como la
sumisión de las relaciones a las reglas
".

Norberto Gorostiaga considera que el sistema del
Derecho romano actual es la obra más importante de
Savigny, éste continúa siendo un libro moderno y
"Es para nosotros lo que los ingleses llaman un libro de
autoridad, (book of authority)".

Entre 1851 y 1853, apareció su última obra, en
dos volúmenes, el Derecho de obligaciones.
En la introducción Savigny consigna primero la
bibliografía relativa
al tema y después expone la estructura de
la obra, integrada por los siguientes capítulos:

Capítulo I De la naturaleza de las obligaciones

Capítulo II. Del nacimiento de las obligaciones

Capítulo III. De la extinción de las
obligaciones y,

Capítulo IV De las sanciones legales contra la
violación de las obligaciones

En el prefacio de la traducción francesa, de esta última
obra de Savigny, se explica que aunque con diferente nombre, se
la puede considerar como la continuación del Sistema
del Derecho romano actual,
asumiendo que el Sistema
es la parte general y el Derecho de obligaciones, la
parte especial, de un mismo trabajo.

4.5 JORGE FEDERICO PUCHTA (1798 – 1846)

Puchta, seguidor de Savigny, en sus obras "Derecho
Consuetudinario" (1828) y "Curso de Instituciones" (1841), expuso
su tendencia nacionalista cerrada; su idea de que el Derecho es
el resultado de la actividad del pueblo, producto del
"espíritu popular". Escribe: "La originalidad del pueblo
se manifiesta en su Derecho, lo mismo que en su lenguaje y en sus
hábitos". El Derecho es la expresión de la
"conciencia
general del pueblo", de la "voluntad general de todos los
participantes de la comunidad
jurídica".

La norma jurídica tiene vigencia en virtud del
reconocimiento que le hace la "convicción general de la
comunidad". Con estas afirmaciones Puchta le otorga un
reconocimiento absoluto al Derecho consuetudinario y un rechazo
al Derecho creado por el legislador (que era el reclamo formulado
tímidamente por la burguesía de su tiempo). Extrema
su pensamiento en
ésta proposición: "El Derecho tiene su propia
historia", con lo cual, el Derecho se desarrolla
independientemente de toda influencia, en los hábitos,
costumbres y tradiciones del pueblo". De esta manera idealiza la
actividad popular y hace del Derecho una superstición, una
mística que considera una realidad orgánica al
"espíritu nacional", a la "conciencia de la comunidad
nacional.

Historicismo

Este nombre fue dado por K. Werner en 1881 a la
filosofía de la historia de Vico, esto
coinciden en subrayar el papel decisivo desempeñado por el
carácter histórico o la llamada
historicidad del hombre y en
ocasiones de la naturaleza".

El historicismo implica, por tanto, una comprensión del
hombre en la historia y por la historia, y toda la vida humana,
con sus ideologías, sus instituciones y estructuras,
habría de comprenderse en función de la historia y
según una perspectiva histórica.

El historicismo está muy relacionado con el aspecto
antropológico, que adscribe la historicidad al hombre y
sus producciones bajo la influencia de las ciencias del
espíritu, al igual que con el aspecto cosmológico
que, bajo la influencia del evolucionismo extiende la
categoría de lo histórico al mundo entero. Lo mismo
cabe darse en una relación del historicismo con lo
gnoseológico, ontológico y religioso como con
muchas esferas de la teología actual.

5.1.- CLASES DE HISTORICISMO

a). Historicismo Absoluto. La idea se desarrolla y
determina a través de la historia que es más que
manifestaciones pasajeras integradas en el infinito devenir
universal. Toda la realidad es histórica, y en especial
el hombre que
es un ser esencialmente histórico, ya por su movilidad y
temporalidad, o ya por que es el único ser que llega a la
conciencia del devenir dialéctico de la idea.

De esta manera la historia sería el desarrollo de la
humanidad, es decir, espíritu objetivo,
espíritu del mundo integrado como parte en el
desenvolvimiento general de la idea que evoluciona hasta
convertirse en Dios: "la historia es por lo tanto, una
revelación de Dios, una teodicea, una justificación
de Dios en el devenir del Absoluto".

b). Historicismo Relativista. Se fija más en la
contraposición entre la naturaleza y espíritu
planteando varias ciencias entre las cuales atribuye a la
historia un lugar preferente. Reacciona también contra el
positivismo,
pero conserva su principio de que sólo existe lo
particular y concreto. Por
ello no puede darse ningún sistema filosófico
absoluto, porque la historia nos atestigua el hecho de una
pluralidad de sistemas, que
sólo tiene un valor en
cuanto expresión de una conciencia en determinado momento
del desarrollo histórico, pues la historia misma
está por encima de todo.

5.2 HEGEL, GEORG
WILHELM FRIEDRICH

Nacido en Stuttgart el 27 de agosto de 1770.
Filósofo alemán. Es considerado como la figura
más representativa de la Filosofía Clásica
Alemana y, se orientó hacía la formación de
un sistema idealista objetivo, mejor conocido como el
Panlogismo Dialéctico.
Estudió primero en el instituto de su ciudad natal, y
entre 1788 y 1793 siguió estudios de teología en
Tubinga, donde fue compañero del poeta Hölderlin y
del filósofo Schelling, gracias al cual se
incorporó en 1801 como docente a la Universidad de Jena,
que sería clausurada a la entrada de Napoléon en la
ciudad (1806). Al tiempo que se introducía en la obra de
pensadores como Schiller, Herder, Lessing y Kant,
compartió con sus compañeros el entusiasmo por la
Revolución
Francesa. Aunque al principio se hallaba muy próximo
al idealismo de
Fichte y Schelling, a medida que fue elaborando su propio sistema
filosófico, ya profesor en la Universidad de Heidelberg
(1816-1818) y luego en Berlín (1818-1831), se alejó
progresivamente de ellos.

El propio Hegel calificaba el idealismo de Fichte de
"subjetivo", el de Schelling de "objetivo" y el suyo como
"Absoluto" para denunciar la incapacidad de éstos para
resolver la contradicción, tarea que para él
constituía el objetivo último de la
filosofía: «La supresión de la diferencia es
la tarea fundamental de la filosofía». No en vano el
de Hegel es el último de los grandes sistemas
concebidos en la historia de la
filosofía. La "contradicción" significa
aquí el conjunto de oposiciones que había venido
determinando la historia de las ideas desde el pensamiento
clásico: lo singular y lo universal, la Naturaleza y el
Espíritu, el bien y el mal
, etc. La superación
de la contradicción debe llevarse a cabo a partir del
pensamiento "dialéctico", cuyas fuentes están en
Heráclito y en Platón. Si la
filosofía alemana del momento se hallaba dominada por el
concepto
kantiano de noúmeno, que establecía el
límite más allá del cual el conocimiento
no podía avanzar, para Hegel "la filosofía
tiene que dejar de ser "tendencia" al saber para ser un efectivo
y pleno "saber", para ser ciencia (Wissenschaft)".
Hegel parte de la realidad como un todo (monismo)
compuesto por partes integrantes cuyo sentido sólo puede
ser aprehendido por remisión a la totalidad en la que se
inscriben. Pero, a diferencia de sus antecesores, concibe una
totalidad dinámica: cada cosa llega a ser lo que es
en el seno de un continuo devenir, un proceso que es
producto de la diferencia, del carácter constitutivamente
contradictorio del ser. El movimiento esencial del ser es
dialéctico, por cuanto expresa la pugna interna entre las
partes para reducir su oposición a unidad. Dado que el
pensamiento debe aprehender una realidad en movimiento,
Hegel desarrolla una lógica
que permite conocer el ser (el Absoluto) sin excluir el devenir y
el cambio. De
ahí que su sistema sea dialéctico, por cuanto
intenta concebir lo concreto desde el interior de lo absoluto,
que se manifiesta como tal en la oposición a lo concreto y
en su negación. Por ello, la «negatividad» es
un concepto central en el sistema hegeliano, pues explica el
devenir de cada objeto en su contrario, y la resolución de
ambos en una nueva figura que a su vez será negada; al
final del proceso, la esencia del Absoluto se revela como pura
negatividad, es decir, como la ausencia (o mejor la
negación) de cualquier determinación. Al contrario
de lo que sucede en otros sistemas, el Absoluto de Hegel
se da como lo concreto, como suma de todos los momentos del
proceso a la vez que como su resultado, superando la vaguedad de
la abstracción, que constituye un momento del todo. La
distinción entre sujeto y objeto resulta también
superada («Todo lo racional es real y todo lo real es
racional»), pues la historia del proceso de
revelación del Absoluto (el Espíritu), que
Hegel desarrolla en su Fenomenología del
Espíritu
, se da como proceso de autoconocimiento
del propio Absoluto.

Dice que la historia tiene una perspectiva universal,
desorbitarte sustancial del sistema, el proceso histórico
aparece como el auténtico desarrollo del espíritu
ante que el parece subordinado el despliegue de las mismas
categorías del espíritu "la conciencia entre lo
real y lo ideal se hace patente en la filosofía de la
historia. La historia es la explicación del
espíritu en el tiempo; aquí la razón deja
que los intereses y pasiones de los hombres y de los pueblos
actúen por sí mismos".

La historia transcurre como algo factible, puede verse como un
prejuicio de
la teoría
del súper hombre de Nietzsche.
La consideración filosófica de la historia tiene
por objeto mostrar que todos los acontecimientos en ella han
transcurrido racionalmente, que la razón rige el mundo y
todo el curso de la historia.

Hegel no niega que la historia pueda aparecer como un
enlace de los hechos contingentes y mudables, y por tanto, falto
de todo plan racional o
divino y dominado por un espíritu de miseria, de
destrucción y mal.

El gran contenido de la historia universal es racional y tiene
que serlo, una voluntad divina rige el mundo, y no es tan
impotente que no pueda determinarlo. La historia es la
realización del plan divino, una revelación. La
filosofía de la historia va a ser el intento de explicar
la historia entera como un saber absoluto que incluye el mismo
error.

La filosofía de la historia entonces significa una
interpretación sistemática de la
historia universal, de acuerdo a un principio según el
cual los acontecimientos históricos se unifican en una
interpretación sistemática de la realidad, y su
sucesión se dirige hacia un significado fundamental. La
posición básica de Hegel se refiere a que el
único pensamiento que la filosofía aporta a la
historia es el simple pensamiento de que la razón rige el
mundo y también la historia del mundo, la cual ha
transcurrido racionalmente.

Hegel nos sitúa la historia en un campo propio.
La historia descansa en la humanidad y la humanidad en su hacerse
se muestra en la historia, pues en ésta, está
depositada una dimensión de sentido que va más
allá de la realidad natural y que, lejos de ser externa al
hombre, le interpela en el mismo acto de conocerla.

5.3.- ACTUALIDAD DEL PENSAMIENTO

Se ha afirmado la historia está condenada a repetirse
en el tiempo, y esto es lo que pretende el historicismo, conocer
los procesos
históricos de las cosas y de los seres para entendernos
mejor y así poder hablar de qué es lo que
conoce.

Cuando hablamos de historicismo hablamos de experiencia, de
hechos concretos, no de aspectos teóricos o de hipótesis; el historicismo es siempre
conclusión, fruto de vivencias
.

En nuestros días, donde hay tanta posibilidad de
escudriñar e investigar el pasado no es mucho lo que esto
cuenta para los acontecimientos presentes, porque el hombre
actual está buscando más el futuro, lo novedoso, lo
que no se ha encontrado y no se conoce, en cierta medida
"presunción" latente, por tanto, mirar el pasado puede
sonar a estancamiento.

La historia es importante para ubicar las ciencias y
contextual izarlas, pero llegar hasta ahí no es importante
como se sugiere para encontrar la verdad, se tiene la mentalidad
que lo pasado debe ser superado y lo que tiene para superar no es
necesario retomarlo.

En esta época de cambio de milenio, la historia
adquiere un papel protagónico, se reciben los
acontecimientos del siglo y del milenio, pero a manera de
crónica, el hombre de hoy tiene una memoria
histórica muy deficiente; los grandes protagonistas para
la humanidad son los personajes de moda. Los hechos
que conmovieron al mundo, que generaron verdaderas revoluciones
científicas y filosóficas, que originaron procesos
sociales de cambio no son importantes, y en ello el hombre de hoy
podría encontrar verdaderos motivos de conocimiento e
impulsos de descubrimientos de tipo psicológico,
filosófico y de otras ramas.

Sin ser el historicismo la panacea de la filosofía
tendría muchas ventajas para nuestros días si fuera
más valorado y tenido en cuenta. Es urgente conocer la
historia, las raíces y así abrirnos espacio por las
posibilidades, por los horizontes que permiten al hombre
encontrar su plenitud.

CAPÍTULO II

Historicismo
jurídico

Se consagra a estudiar el "Derecho", que es el
porqué de su existencia y de sus diversas modalidades a
través de los tiempos y a lo largo de las naciones,
considerándolo como condicionado al clima, a la
geografía
y a otros factores similares, o bien como producto del
espíritu objetivo o del espíritu del pueblo.

En la historia de las doctrinas se da este nombre al
movimiento intelectual que se configuró en Europa a fines
del siglo XVIII y primer tercio del XIX, en parte
como reacción al racionalismo
de la revolución
francesa, y en parte como manifestación del romanticismo
de la época. Es una denominación muy general, que
tiene como raíz propia la de sustentar que el fundamento y
razón de ser de las ideas e instituciones está
determinado por el pasado, negándose la fijeza de las
formaciones actuales o considerándoselas como
eslabón de un proceso anterior. Tres son sus aspectos
esenciales:

a) El Historicismo Filosófico, representado por
Schelling y Hegel.

b) El Historicismo Político, también
llamado teocrático o filosofía de la
restauración, que tiene como representantes principales a
Joseph de Maistre (1754-1821), Louis De Bonald
(1754-1840), C. L. De Haller (1768-1854), Juan Donoso
Cortés (1809-1853) y Adan Müller, y
queconsistió en la afirmación de una
posición teologizante, de tinte católico, exaltando
la monarquía como institución de origen
divino.

c) El Historicismo Jurídico, más
comúnmente conocido con el nombre de escuela
histórica del derecho, que ve en el pasado
histórico de la nación,
en el espíritu popular (Volksgeist) y en la costumbre, la
fuente de todo derecho, por lo que ha sido calificado de
romanticismo jurídico. Son sus figuras centrales los
jurisconsultos germanos Gustavo Hugo (1768-1834), Federico Carlos
de Savigny (1779-1861) y Jorge Federico Puchta (1778-1846). La
segunda gran corriente de pensamiento del siglo XIX, que, como el
positivismo, afectó a un amplio espectro de la
producción filosófica de la centuria, es el
historicismo.

El iluminismo del siglo XVIII, al confiar todo a la
razón, rechazó cuanto significa la leyenda y
tradición. Por otra parte, la mentalidad iluminada no
podía concebir la existencia de construcciones que no
tuvieran su origen en la metódica función de la
razón, sino que fueran el resultado de un paulatino
proceso de formación espontánea a lo largo del
curso de la historia. El iluminismo, y en realidad todo el
racionalismo, fue ahistórico, e incluso
antihistórico.

Como reacción contra este modo de pensar, nace y
alcanza extraordinario desarrollo durante el siglo XIX el
movimiento historicista, que afectó a todas las
manifestaciones culturales, dando lugar a la llamada Escuela
histórica del derecho
.

A la aparición del positivismo cooperan
fundamentalmente, entre otros, dos factores: los precedentes
filosóficos y el ambiente científico de la
época.

6.1.- Pensamiento de la Escuela: la "nación"
y el "espíritu popular"

La doctrina de la Escuela histórica se asienta en dos
nociones fundamentales: la de pueblo o
nación y la de espíritu popular.
Fue SAVIGNY quien elaboró la primera: el pueblo o
nación es un conjunto de individuos unidos entre sí
por unos sentimientos, tradiciones, lengua y pasado común,
factores todos ellos que prestan unidad a la pluralidad
individual y permiten hablar de una a modo de "personalidad"
del pueblo; cada nación tiene su personalidad o manera de
ser que le identifica. En esta tesis se advierte ya una clara
posición historicista y enfrentada, por tanto, al
iluminismo, que no manejó la idea de nación, sino
la de Estado, que es
un producto artificial frente a la naturalidad del pueblo:
el Estado ha
podido nacer del pacto, en tanto que la nación es el
resultado de un proceso histórico. La distinción
entre Estado y nación era importante para un alemán
del siglo XIX, pues permitía hablar de la unidad de la
nación alemana pese a estar dividida en diversos
Estados.

En cuanto al espíritu popular, se concibe como un
principio que anima a cada pueblo y que impulsa sus creaciones:
la lengua, las tradiciones, las costumbres, la música y la
danza, los
estilos de vida y también, por supuesto, el derecho.

Este, por consiguiente, no es un producto obtenido por
deducciones racionales, a partir de determinados principios
básicos e inmutables, sino que es una creación
popular. Por eso es distinto el Derecho de cada pueblo, como son
diferentes las costumbres o el idioma. El Derecho procede, pues,
del pueblo, pero a pesar de ser una creación
espontánea, y por tanto que tal irracional, no hay peligro
que en su formación intervengan factores arbitrarios ni
que se produzca el zar, pues su desenvolvimiento se realiza
presidido por una "ley de necesidad interna" de la que es
expresión la "convicción común del pueblo".
Conviene tener en cuenta que el término irracional en el
terreno de la filosofía se aplica a lo que no ha sido
producido por una actividad reflexiva y consciente de la facultad
pensante, pero ello no quiere decir que ese producto no tenga una
coherencia, un orden interno, una estructura perfectamente
asumible por la razón.

La formación del Derecho tiene, para la Escuela
histórica dos momentos: en una primera etapa aparece el
Derecho popular que es el consuetudinario en su más pura
expresión, el que se engendra en los hábitos
populares. Más es claro que tal Derecho únicamente
es eficaz en comunidades primitivas. Tan pronto como
aquéllas adquieren una estructura más compleja se
hace preciso un Derecho más concreto, más
delimitado y menos desdibujado que el que ha surgido
espontáneamente de la convivencia social. Esa tarea de
depuración y desarrollo de los principios jurídicos
populares corresponde a la clase de los
jurisconsultos, naciendo así el Derecho de los juristas,
los cuales, sin embargo, no tienen nunca una función de
"creación" del derecho: no la crean, sino que la estudian
y depuran, extrayendo y sistematizando sus reglas.

6.2.- Actitud de la Escuela histórica ante el
Derecho natural.

Si una de las notas que caracteriza al Derecho natural es su
inmutabilidad, y si la Escuela histórica puso su
énfasis en la afirmación de la esencial mutabilidad
del derecho, fácil es deducir que SAVIGNY y sus seguidores
marginaron la idea jusnaturalista, aunque sería, sin
embargo, exagerado calificarles de antiiusnaturistas. Partiendo
de sus postulados centrales, la Escuela histórica no
podía, desde luego, admitir un Derecho fijo y permanente
que ni siquiera se justificaría por su procedencia a
partir de la naturaleza
humana, ya que ésta se halla afectada también
por el principio evolutivo.

Por otra parte, la exaltación y la proclamación
a los cuatro vientos por los revolucionarios franceses de los
derechos
naturales, hizo para muchos que quedara ligado para siempre el
Iusnaturalismo con aquella ideología y considerado, por ende, como
algo vetado para los espíritus conservadores; el propio
STAHL confesaba que se oponía al Derecho natural por
entender que conduce inevitablemente a la revolución.

Como se ve, el no-reconocimiento del Derecho natural es en la
Escuela histórica algo circunstancial e indirecto.
Téngase en cuenta, además, que la
formulación jusnaturalista que resulta del racionalismo no
podía menos que suscitar la radical oposición de
SAVIGNY, para quien carecía de sentido un sistema
jurídico al modo rígido, dogmático y
definitivo como lo construyeron los autores del racionalismo.

6.3 Decadencia del Iusnaturalismo en el Siglo XIX.

Las explicaciones filosóficas de la realidad
jurídica están estrechamente vinculadas, como es
obvio, a las corrientes filosóficas predominantes en cada
momento histórico. Si en el siglo XIX el pensamiento
cristalizó, en líneas generales, en torno a las dos
direcciones dominantes del historicismo y del positivismo,
fácil será deducir que la centuria pasada fue, para
el Derecho natural, una etapa de languidez, tanto en el aspecto
cuantitativo (los Iusnaturalismo estuvieron en franca
minoría) como en el cualitativo, pues los partidarios del
Derecho natural no se destacaron precisamente por su
originalidad, limitándose, en general, a encasillarse en
las posiciones escolásticas, cerradas e impermeables a
cualquier aportación y en las que hasta los últimos
lustros del siglo no se produjo la necesaria
renovación.

6.4. Rudolf Von Ihering

La Escuela Histórica del Derecho surge en Alemania al
iniciarse el siglo XIX, rechazando al racionalismo ilustrado que
había presidido a la codificación francesa y al
Iusnaturalismo que la había inspirado. Su punto de partida
era que el ordenamiento jurídico no debía ser visto
como derivación de un Derecho natural superior, positivado
por la actividad consciente del legislador, sino como un producto
espontáneo que, como el lenguaje, se forma lenta e
inconscientemente en los recónditos pliegues del
espíritu del pueblo (Volksgeist). La Escuela, fundada por
Gustavo Hugo y cuyo mayor exponente fue Friedrich Karl
von Savigny,
oponía particularismo nacional y
relativismo valorativo al universalismo Jusnaturalista, negando
la posibilidad de principios jurídicos externos a la
concreta experiencia histórica. Enfrentó a la
filosofía ilustrada desde los sentimientos
románticos y a los postulados de la Revolución
Francesa esparcidos por las conquistas napoleónicas desde
el germanismo.

Pese a que sus tesis sobre valoraban a la costumbre como
fuente del Derecho en desmedro del Derecho codificado, los
historicistas no rompieron con la tradición romanista.
Primeramente, porque era Derecho vigente en Alemania, en parte
por efecto de la consuetudo; en segundo lugar, porque aportaba
los recursos
técnicos para la elaboración científica del
derecho. El historicismo alemán y la exégesis
desarrollada en Francia a
partir de la codificación tuvieron en común que
liberaron al jurista de preocupaciones suprapositivas,
facilitando la constitución de escuelas aspirantes a la
dignidad
científica. En Alemania fue la de los pandectistas que,
reteniendo el relativismo valorativo y el juspositivismo
introducidos por la escuela de Savigny, asimilaron del idealismo
filosófico su confianza en el examen racional de los
sistemas conceptuales.

Rudolf von Ihering se formó en ese ambiente,
dominado por el historicismo, por el interés en
el Derecho privado romano y por el conceptualismo idealista.
Nacido en 1818, fue discípulo de Puchta. Aunque no
tardó en rebelarse contra ciertos dictados de la Escuela
dejó ella en su espíritu una marca indeleble y
ni en sus momentos de mayor actitud polémica
abandonó sus premisas esenciales.

Fue influido por el naturalismo positivista y las huellas de
la lucha por la vida darwiniana se perciben en La lucha por el
derecho, obra que resume aspectos centrales de su doctrina. Las
ideas del jurista sobre el interés y en torno de la
coacción como elemento definidor del orden
jurídico, su concepción del Derecho como la
resultante de un proceso de lucha, están vinculadas con el
desarrollo del positivismo en la segunda mitad del siglo XIX y
siguen, además, la traza del utilitarismo de
Bentham.

Vivió hasta 1892, hasta las
vísperas de la codificación civil alemana, que
mucho debe a sus aportes doctrinarios. Asistió a la
revolución de 1848, al ascenso, consolidación y
eclipse de Bismarck y al proceso de unificación
alemana. Admiró en el Canciller de Hierro su
germanismo y el realismo
político, que estaba en sintonía con su propia
concepción realista del derecho; pero no tomó parte
activa en la política de su
tiempo. No ignoró los cambios sociales de la época,
captando con perspicacia el sentido de la actitud
bismarckiana frente a los mismos y advirtiendo sus puntos
de contacto con las tendencias del socialismo que
tomaban la senda reformista. La perspectiva de Ihering era
la de un conservador con poca afinidad con las formas
democráticas del liberalismo y
de un decidido defensor de la concepción individualista de
la propiedad. Fue
profesor en importantes universidades alemanas, siendo la de
Giessen la más asociada a su nombre. Su obra
escrita, de un estilo vehemente y elegante, abarca cincuenta
años de trabajo intelectual. Algunas de sus expresiones y
definiciones tienen tal fuerza que se han convertido en
clásicos del lenguaje jurídico, como su
definición del Derecho subjetivo como interés
jurídicamente protegido o su definición de las
formas de los actos jurídicos como hermanas gemelas de la
libertad,
entre las muchas precisiones que acuñó.

Ihering adhirió en su obra temprana a las formas
originales del ideario historicista. En el primer tomo de El
espíritu del Derecho romano (1852) leemos que el Derecho
no es un conjunto externo de disposiciones arbitrarias que
reconozcan su origen en la voluntad del legislador sino que, tal
como el lenguaje de un pueblo, es un producto elaborado por la
historia. Luego, aún en la misma obra, entra en
polémica con Savigny, iniciando un camino que lo
llevará del romanticismo del Volksgeist al
decisionismo realista de la lucha por el derecho, que asigna un
papel fundamental a la actividad voluntaria y reflexiva en la
creación de los materiales
jurídicos. Pero la afirmación de la contingencia
histórica de los contenidos jurídicos y el
consiguiente repudio al Iusnaturalismo mantuvieron su decisiva
presencia en toda la obra del jurista.

En un medio que rechazaba al Derecho natural y a la
codificación napoleónica, el romanismo pasa en
cierto modo a ocupar su lugar, si bien dejando espacios al
Derecho territorial germánico, de dique a la
expansión del Derecho codificado francés.
Ihering se define a sí mismo como romanista con la
sentencia: A través del Derecho romano, pero
superándolo, inscripta en El espíritu… y como
lema de sus Anuarios de dogmática. No por aceptar una
pretendida superioridad técnica intrínseca del
Derecho romano, ni menos por ceder al mito de la
ratio scripta, tan vinculado al Iusnaturalismo, sino sosteniendo
que su importancia reside en haberse convertido en una verdadera
gramática jurídica.

La crítica al romanismo ortodoxo se asocia en
Ihering a un firme anticonceptualismo. En este punto no
solamente enfrentaba a la academia jurídica, dominada por
historicistas y pandectistas, sino también a Hegel y al
idealismo entonces en boga. Rechaza la sobrevaloración de
la lógica en los estudios dogmáticos; y su
espíritu realista se subleva contra las construcciones de
los juristas basadas en el análisis conceptual. "Todo ese culto de lo
lógico, que la jurisprudencia piensa fundar en una
matemática
del derecho, es un disfraz y reposa sobre un desconocimiento del
derecho. La vida no es de los conceptos sino que los conceptos
existen para la vida". En La lucha por el Derecho es donde
desarrolla Ihering aspectos centrales de su pensamiento,
recogiendo criterios del evolucionismo naturalista: el Derecho
evoluciona por el obrar consciente del hombre y en el marco de un
estado de permanente confrontación. Las instituciones
jurídicas no son vistas como producto espontáneo
del cuerpo místico del pueblo ni como construcciones
conceptuales derivadas
racionalmente de principios eternos. Se consuma el divorcio de
Ihering del sentimentalismo del Volksgeist, pero ratificando el
rechazo del Iusnaturalismo. En La lucha… se atribuye a lo
agonal haber desempeñado un papel decisivo en la historia.
Las instituciones jurídicas, antes de su
consagración por el legislador histórico y
concreto, no eran sino la plataforma programática de
algunos hombres, y aún de algunas naciones. En las
palabras de Ihering: "Todo Derecho en el mundo debió ser
adquirido por la lucha; esos principios de Derecho que
están hoy en vigor ha sido indispensable imponerlos por la
lucha a los que no los aceptaban, por lo que todo derecho, tanto
el Derecho de un pueblo como el de un individuo,
supone que están el individuo y el pueblo, dispuestos a
defenderlos. El Derecho no es una idea lógica, sino una
idea de fuerza; he aquí por qué la justicia, que
sostiene en una mano la balanza con la que pesa el derecho,
sostiene con la otra la espada que sirve para hacerlo
efectivo…". El Derecho como resultante de un conflicto y
como instrumento de poder definido, entonces, como el complejo de
normas
coactivas válidas en un Estado. Allí está el
núcleo de otra de las breves y célebres
fórmulas de Ihering, la del Derecho como política
de la fuerza.

La
problemática del historicismo

Historicismo es restricción de la misma palabra de la
historia. Es un reduccionismo en toda la complejidad de su misma
raíz. Es simplificar en exceso suponiendo que una
disciplina pueda explicar suficiente para un campo demasiado
amplio.

El historicismo trasladaría la posibilidad de predecir
de las ciencias
naturales de la astronomía en particular, donde esas
predicciones serían especialmente exitosas- a las ciencias
sociales -a la historia en particular-, asimilando así
la tarea de las ciencias sociales a la tarea de las ciencias
naturales y cifrando la utilidad
práctica de ambos campos de la ciencia en la
predicción21 Es por eso que el marxismo fue
acusado de reduccionista porque explicaba la diversidad del
comportamiento
social con referencia sólo a las relaciones
económicas. Para Marx, el materialismo
histórico estaba determinado por el "modo de
producción" de las cosas materiales. En punto es que ahora
se piensa que ya no es posible predecir "científicamente"
el curso de la historia de la humanidad. Cada ciencia se basa
metodológicamente en estudios predictivos, pero de estos
estudios se obtienen solamente predicciones del orden de lo
probable.

Tanto para Hegel, como para Marx, creían
que la evolución de las sociedades
humanas no era infinita, sino que acabaría cuando la
humanidad hubiese alcanzado una forma de sociedad que
satisfaga todos sus anhelos.

"Ambos pensadores, pues, postulaban un 'fin de la
historia'
; para Hegel era el estado liberal, mientras
que para Marx era una sociedad comunista. Esto no
significaba que el ciclo natural de nacimiento, vida y muerte llegara
a su fin, ni que ya no hubieran de ocurrir acontecimientos
importantes o que dejaran de publicarse los periódicos que
informaban sobre ellos. Significaba, más bien, que no
habría nuevos progresos en el desarrollo de los principios
e instituciones subyacentes, porque todos los problemas
realmente cruciales habrían sido resueltos".

La concepción historicista de las ciencias sociales
sostiene:

Que el principal objetivo de dichas ciencias es formular
predicciones históricas de largo alcance y;

Que estas predicciones son necesarias para conducir la
acción
política racionalmente. El marxismo constituiría la
versión más influyente de esta concepción
historicista de las ciencias sociales.

7.1 KARL RAYMUND POPPER:

Nació en Viena el 28 de Julio de 1902. A los 17
años y finalizando la primera guerra
mundial decide alejarse del partido comunista en el
había pertenecido pocos meses. Quizás porque no
guardaron relación a sus ideas que luego defendió
durante toda su vida. Fue uno de los principales críticos
del marxismo y generalmente del historicismo. Popper, nos
decía en unos de sus escritos de la posguerra: "Mi
intención es criticar la teoría de que la tarea de
las ciencias sociales es proponer profecías
históricas y de que éstas son necesarias si
deseamos conducir la política de una manera racional.
Llamaré a esta doctrina "historicismo" (…) Las
afirmaciones del historicismo -que es tarea de las ciencias
sociales proponer profecías históricas y que estas
profecías históricas son necesarias para elaborar
una teoría racional- son comunes en la actualidad porque
constituyen una parte muy importante de esa filosofía que
gusta llamarse a sí misma "socialismo científico" o
"marxismo". Mi análisis del papel de la predicción
y la profecía, por lo tanto, puede ser considerado como
una crítica del método
histórico del marxismo. Pero, en realidad, no se limita a
la variante económica del historicismo conocida como
marxismo pues aspira a criticar la doctrina historicista en
general"

Popper, en la dedicatoria de su libro "La miseria del
historicismo",
plantea así el problema: "En
memoria de los incontables hombres y mujeres de todos los credos,
naciones o razas que cayeron víctimas de la creencia
fascista y comunista en las leyes inexorables del destino
histórico". En suma, Popper sostiene que el fascismo y el
comunismo son
clases de historicismo.

Popper no dice: "llamo liberal no al simpatizante de un
partido político, sino simplemente a un hombre que concede
valor a la libertad individual y que es sensible a los peligros
inherentes a todas las formas de poder y de la autoridad".

Lo que Popper indicaba que el hombre podía hacerse
responsable de su propio futuro para que de esta manera no caiga
en el dogmatismo. En pocas palabras, se podría decir que
tambien atacaba al mismo liberalismo que con el tiempo se
podía convertir en historicismo si es que empezaba a
seguir una línea para llegar a un fin determinado. Mejor
dicho, convertir una tendencia a una tendencia absoluta, y es que
lo que Popper decía era que no existían tales
tendencias absolutas, pues no existe un curso único de la
historia hacia un determinado punto. Porque la misma historia no
se dirige como tal, pues existen diversas historias, de igual
forma estas historias tampoco son completas, y por ultimo tales
historias son interpretadas de diferentes formas.

Popper también nos explicaba que la defensa de la
libertad no implicaba llegar al extremo de la anarquía y
la defensa del pluralismo no implica la adopción
de un relativismo radical, la defensa de la tolerancia
también supone límites,
por lo que "debemos reclamar, entonces, en nombre de la
tolerancia, el derecho a no tolerar a los intolerantes"

En ese sentido Popper nos decía: "Creo que tengo
razón, pero yo puedo estar equivocado y ser usted quien
tenga la razón; en todo caso discutámoslo, pues de
esta manera es más probable que nos acerquemos a una
verdadera comprensión que si meramente insistimos los dos
en tener la razón".

Este postulado contradecía en todo sentido el
pensamiento de Marx, pues
señalaba que una sociedad completamente libre de conflictos
sería todo menos una sociedad humana. Sería, nos
dice Popper, no una sociedad de amigos sino una sociedad de
hormigas.

No puede haber sociedad humana que carezca de conflictos: una
sociedad tal sería una sociedad no de amigos, sino de
hormigas. E incluso si fuera obtenible, existen valores
humanos de la mayor importancia que serían destruidos
al lograr esa sociedad, y que por tanto nos disuadirían de
intentar producirla. Por otra parte, es cierto que debemos
producir una reducción del conflicto. Así tenemos
aquí un ejemplo de pugna de valores o
principios. Este ejemplo muestra también que las pugnas de
valores y principios pueden ser valiosas y esenciales
además para una sociedad abierta.

Los conflictos son inherentes a las sociedades humanas,
así como los errores son inherentes al conocimiento
humano. El saber humano y la sociedad humana son precisamente
eso: humanos; es decir, son incompletos, imperfectos,
susceptibles de error, pero por eso mismo son susceptibles de
mejoras y correcciones, a través de instituciones
orientadas con ese fin. Esta es la esencia del liberalismo y del
racionalismo popperiano. En ello reside la esperanza siempre
presente de un mundo mejor.

7.2 La Miseria del Historicismo

La miseria del historicismo es, podríamos decir, una
miseria e indigencia de imaginación. El historicismo
recrimina continuamente a aquellos que no pueden imaginar un
cambio en su pequeño mundo; sin embargo, parece que el
historicista mismo tenga una imaginación deficiente, ya
que no puede imaginar un cambio en las condiciones de
cambio

Todo historiador, ensayista, ideólogo o pensador en
general anhelaría poner de relieve las
grandes causas que produjeron algunos de los acontecimientos
más impactantes en la historia de la humanidad, que no
produjeron otros, o que engendrarán en el futuro nuevas
alternativas. Por ejemplo la Revolución Francesa, la
Revolución
Industrial, el Renacimiento,
el surgimiento de la civilización islámica, la
Revolución
Rusa, la Revolución China, la
falta de crecimiento
económico en España
durante el siglo XIX, entre muchísimos otros; o mirando
hacia el futuro, si aumentará o disminuirá la
libertad de comercio, si
aumentarán o disminuirán los conflictos
étnicos o regionales, o la intensidad de la violencia
terrorista o de los grupos sectarios
apocalípticos, o si sobrevendrá una guerra
nuclear. No lo intenten —diría Popper—, puesto
que es una hazaña imposible.

Es una típica ambición de los
historicistas, ambición que a lo sumo conduce a
un activismo ciego y peligroso. Pero esta afirmación sobre
aquello que diría Popper debe ser matizada adecuadamente,
y tanto, que quizás hasta se podría aseverar que el
filósofo mantendría opiniones contrarias a las que
le he adjudicado, en ciertas condiciones. Mi preocupación
inicial es determinar el significado de historicismo en la
concepción de Popper.

En la introducción de su libro La miseria del
historicismo
Popper resume brevemente el significado del
término:

[…] llamo "historicismo" a una manera de abordar las
ciencias sociales que asume que la predicción
histórica es su objetivo principal, y que cree que este
objetivo es alcanzable descubriendo los "ritmos" o "patrones" o
"leyes" o "tendencias" que subyacen en la evolución de la
historia.

Popper señalaba que los métodos de
las ciencias físicas no podían ser aplicados en las
ciencias sociales ya que mientras el mundo natural presenta
uniformidades inmutables en su acontecer, las uniformidades que
pueda haber en la vida social valen para un período y no
para otro.

Todos los fenómenos sociales son extremadamente
complejos, muchísimo más que los naturales. Aun si
hubiera leyes, sería imposible encontrarlas otro punto es
sobre las predicciones. De que ninguna predicción dentro
de la sociedad puede ser exacta debido que lo que se predice
está basado a los mismos acontecimientos sociales, y estas
predicciones no afectan de ninguna manera los acontecimientos
futuros. Popper denominaba a este fenómeno efecto
Edipo
(por la historia de la profecía sobre Edipo,
que anunció que Edipo asesinaría a su padre).

Popper manifestaba que un grupo social
no puede ser determinado con un grupo de variables
similares al de un sistema planetario, dando especificaciones
para una fecha determinada sobre las personas que lo componen y
las relaciones entre ellas. Las predicciones, según los
historicistas, por tanto sólo deben ser cualitativas,
vagas y de largo plazo, de manera que ese margen inevitable de
incertidumbre no tenga importancia. Por esa razón los
historicistas sólo se preocupan de temas de gran amplitud:
crecimiento y decadencia de los sistemas políticos,
prosperidad y depresión,
y por sobre todo revoluciones a través de las cuales un
período histórico es sucedido por otro, ya que las
únicas leyes válidas de la historia son las de
transición de un período a otro. Ahora, conforme a
los historicistas, los acontecimientos históricos se
repiten, no habría dificultad en establecer leyes que,
dadas las mismas condiciones, produzcan los mismos efectos.
Téngase en cuenta que en los acontecimientos naturales
podríamos análogamente adoptar una ontología repetitiva o no repetitiva.
Podríamos por ejemplo decir que la Luna vuelve a dar otra
vuelta alrededor de la Tierra o,
por el contrario, dentro de una ontología que no acepte
repeticiones, que cada una de las vueltas es un acontecimiento
nuevo, diferente del anterior.

7.3 Crítica a la metodología en que se basan las teorías
historicistas.

La crítica de Popper al historicismo reposa en un
intento por destruir sus bases metodológicas. Popper
pretende deslegitimar la posibilidad de encontrar leyes
inmanentes en la historia. Una vez hecho esto, ya no se
podrá invocar teorías historicistas para justificar
acciones
políticas.

7.3.1 Método historicista basado en las ciencias
naturales

Las ciencias naturales son generalizadoras, buscan explicar y
predecir los hechos del mundo físico. Para explicar y
predecir se usan ciertas leyes universales y condiciones
iniciales. Entonces, la cuestión es descubrir leyes
universales. Y la única forma de hacerlo es planteando una
hipótesis para ver si se cumple. Si la hipótesis no
se cumple, la teoría queda refutada. Si se cumple, queda
verificada temporalmente hasta que un futuro experimento la
refute. Sin embargo, como no podemos conocer los casos futuros,
nunca podemos afirmar que una teoría es verdadera.

En el método
científico propuesto por Popper, la racionalidad
proviene la posibilidad que tienen las teorías de ser
refutadas. Una teoría sólo lo es si es pasible de
sufrir una refutación empírica.

Entonces, las ciencias naturales se preocupan por verificar
hipótesis universales (ciencia pura) y predecir sucesos
específicos (ciencia aplicada). La ciencia natural usa
ciertas leyes triviales en la explicación (los huesos se rompen
al ejercer cierta presión).
Las leyes universales casi siempre son tomadas como supuesto al
explicar un hecho específico. Al explicar por qué
una persona se
rompió una pierna en un accidente de tránsito, no
hace falta demostrar que los huesos se rompen al ejercer cierta
presión. Alcanza con mostrar que en ese accidente
determinado, la presión ejercida sobre los huesos fue
superior a la que éstos pueden soportar (según la
ley universal).

7.3.2 Método de la historia.

Según Popper, la historia no puede utilizar los mismos
métodos que las ciencias naturales porque tiene ciertas
características que la hacen diferente.

7.4 Imposibilidad de formular leyes universales y objetivas
en la historia:

El historicismo se basa en la creación de leyes
universales que rigen los destinos de la humanidad. Entonces, la
forma que elige Popper para atacarlo es negar la posibilidad de
formular leyes generales.

Selectividad de los hechos y puntos de vista.

Tanto en las ciencias naturales como en la historia, la
cantidad de hechos que hay en el mundo es infinita y hay que
elegir algunos para construir la teoría. El
científico elige los hechos que le servirán para
probar la hipótesis que sostiene (la selección
de los hechos está vinculada a sus intereses como
investigador). Es decir, cuando el científico elige
ciertos hechos ya está manifestando su punto de vista. Del
mismo modo, al elegir los hechos para elaborar una teoría
histórica, el historiador también está
manifestando su punto de vista. Es bueno que el historiador
reconozca explícitamente cuál es su punto de vista
y que no haga pasar a su teoría por una explicación
universal.

Problema de las fuentes.

Para crear una interpretación hace falta fuentes. Y
éstas suelen ser sesgadas: muchos testimonios fueron
escritos con un revólver en la cabeza o sólo
reflejaban lo que el que lo escribió juzgaba importante.
Entonces, las fuentes suelen encajar dentro de una teoría
histórica preconcebida. Es más sencillo construir
una teoría histórica basada en las hazañas
de los grandes hombres que sobre las condiciones de vida de la
gente común porque los cronistas registraron lo que
hicieron los grandes hombres. Entonces, ya desde un principio, la
teoría histórica que podamos construir
estará impregnada de la información de la que se dispone.

Infalsabilidad de las teorías
históricas.

En las ciencias naturales, las teorías pueden refutarse
recurriendo a nuevas observaciones. Pero en la historia, rara vez
pueden obtenerse nuevas fuentes para falsar una teoría
histórica. Entonces, las interpretaciones
históricas generales son infalsables y por eso no puede
identificarse con teorías científicas. Justamente,
Popper había dicho que la racionalidad de una
teoría científica radica en la posibilidad de ser
refutada. Entonces, las teorías sustantivas universales
Una teoría que se ajuste exactamente a todas las fuentes y
donde no puedan obtenerse otras no es una teoría porque no
puede ser falsada.

Entonces, no puede decirse que una teoría
histórica quede verificada porque se ajuste a todas las
fuentes. Los hechos son singulares. Hay un elemento circular en
las teorías históricas universales. La
teoría se elabora recurriendo a ciertos datos y luego se
la contrasta usando los mismos datos que se usó para
construirla. No hay nuevos datos que puedan falsarla.

Distintas interpretaciones.

Dos interpretaciones pueden coincidir con los mismos datos.
Pero no se puede decir cuál es mejor porque no hay nuevas
fuentes. Entonces, no puede saberse cómo fue el pasado
realmente. Sólo puede haber distintas interpretaciones y
ninguna de ellas definitiva.

Pero el hecho de que con los mismos datos puedan armarse dos
teorías inconsistentes entre sí, no implica que una
de ellas sea equivocada.

Nunca puede llegarse a una teoría histórica
verdadera porque no es posible saber cómo fue el pasado
realmente. Entonces, las dos teorías incompatibles
sólo reflejan dos puntos de vista diferentes donde cada
uno responde a las preocupaciones del autor. Por eso, en base a
los mismos datos, puede construirse una teoría
histórica que vea a la historia como un progreso y otra
como una regresión.[3]

7.5 La sociedad abierta y sus enemigos

En La sociedad abierta y sus enemigos, Popper critica
a una serie de filosofías sustantivas de la historia.
Popper se propone mostrar la invalidez de estas posturas porque
suelen utilizarse para justificar medidas políticas
autoritarias y atacar la libertad humana al sostener que la
historia se dirige por grandes leyes inmanentes.

El objetivo de Popper en este libro es criticar al
historicismo, un tipo de filosofía de la historia que
sostiene que el desarrollo de la historia está determinado
por grandes leyes generales de cumplimiento necesario. En este
marco, un historiador que pudiera conocer esas leyes que rigen
los destinos de la humanidad podría predecir el futuro
humano. Expuesto de esta manera, no se comprendería por
qué un libro que se propone atacar al historicismo
debería llamarse La sociedad abierta y sus
enemigos
.

Popper desarrolla un primer conjunto de argumentos contra la
pretensión historicista de realizar predicciones de largo
alcance en las ciencias sociales a propósito de una
extensa crítica de un marxismo al que, como vimos,
considera como un exponente del historicismo. En este sentido
escribe Popper que "el marxismo es una teoría puramente
histórica, una teoría que aspira a predecir el
curso futuro de las evoluciones económicas y, en especial,
de las revoluciones".

En su interpretación, Marx sustentaría su
doctrina del "socialismo científico" sobre una
concepción metafísico-determinista de la sociedad
que le permitiría, a través de la aplicación
del método científico de la causa y el efecto,
realizar la profecía histórica del advenimiento del
socialismo con una pretensión de cientificidad similar a
la que acompaña a las predicciones astronómicas.
Pasemos entonces a las críticas popperianas del
historicismo marxista, concentrándonos en este apartado en
las objeciones que afirman que sus profecías resultaron
empíricamente falsas y dejando para el apartado siguiente
las objeciones propiamente epistemológicas de Popper
contra toda pretensión historicista de profetizar.

La "ley natural del desarrollo histórico" que
propondría el marxismo para sustentar su profecía
del advenimeinto del socialismo afirmaría que "todo
sistema social particular debe destruirse a si mismo, simplemente
porque debe crear fuerzas destinadas a producir el siguiente
período histórico", remitiendo a una
dinámica contradictoria entre el desarrollo de las fuerzas
productivas y las relaciones de producción que
habría producido la transición del feudalismo al
capitalismo y
anunciaría necesariamente una nueva transición
hacia el socialismo. Esta "ley natural" permitiría a Marx
sustentar su profecía del advenimiento del socialismo,
según Popper, siguiendo tres pasos. En primer lugar, Marx
establecería "las fuerzas económicas fundamentales
del capitalismo y su influencia en las relaciones entre las
clases" en El capital, hallando una tendencia al aumento
de la productividad del
trabajo que provocaría una tendencia al incremento de la
riqueza en un polo de la sociedad y de la pobreza en el
otro. En segundo lugar, Marx derivaría de aquí "la
conclusión de que es inevitable la revolución
social", puesto que las clases intermedias tenderían a
desaparecer y la tensión entre las otras clases,
proletariado y burguesía, a incrementarse, y esto
conduciría a una revolución social. De aquí
derivaría Marx a su vez, en tercer lugar, "la
predicción del advenimiento de una sociedad sin clases",
pues el resultado de esa revolución social sería la
victoria del proletariado y su instauración del
socialismo.

A diferencia del primero, sin embargo, estos dos pasos
"sólo se hallan esbozados" por Marx y serían
reconstruidos por Popper. Nada de esto se encuentra en Marx,
ciertamente, pero continuemos. Popper constata que "sólo
en la sexta parte del planeta, ocupada por Rusia" se
habría cumplido esta supuesta profecía marxiana, de
manera que la considera genéricamente refutada. "El
capitalismo sin trabas -escribe- ha dado paso a un nuevo
período histórico, a nuestro propio período
de intervencionismo político, de ingeniería económica por parte del
estado". Y agrega: "El intervencionismo ha adquirido diversas
formas: tenemos la variedad rusa, la forma fascista del
totalitarismo, y el intervencionismo democrático de
Inglaterra, los Estados Unidos y
de las llamadas democracias menores, con Suecia a la cabeza."

El modelo de
sociedad cerrada, que es propio de los totalitarismos, es
utilizado sutilmente incluso por la misma teoría
crítica
, que se pretende emancipatoria y en la cual
se deja translucir una especie de sentido de "profecía"
histórica. En una conversación llevada a cabo en la
BBC de Londres entre M. Marcuse, H. Lubasz y otros, Popper
dirigirá su airada crítica a la escuela de
Frankfurt:

"Me parece un esnobismo cultural promovido por un grupo
que se autodesigna elite cultural y cuyas ideas se caracterizan
por su irrelevancia social. Aquel grupo pensaba que era marxista
y, de hecho, había comenzado como marxista.
Consecuentemente, esta gente creía en la profecía
histórica.

Pero tras la toma del poder por Hitler en
Alemania se convirtieron, como también algunos otros, en
marxistas decepcionados. La verdad es que todavía entonces
seguían considerando la profecía histórica
como el núcleo de la teoría social, pero
desconfiaban del futuro. Desconfiaban de la humanidad. Rechazaron
el evangelio de salvación marxista. Pero nunca criticaron
racionalmente la teoría de Marx. La llamada teoría
crítica carece de contenidos, no ofrece ninguna
crítica sistemática. Tan solo genera quejas u
oscuros gritos de Casandra acerca de los malos tiempos en que
vivimos y acerca de la perversión de la cultura
burguesa".

7.6 La epistemología contra el
historicismo

Una objeción popperiana clave contra la posibilidad de
predecir a gran escala en
ciencias sociales es la que sostiene que el historicismo no
deriva, ni puede derivar, sus profecías de predicciones
científicas condicionales debido a que "sólo es
posible derivar profecías a largo plazo de predicciones
científicas condicionales si se aplican a sistemas que
pueden ser descriptos como aislados, estacionarios y recurrentes.
Estos sistemas son muy raros en la naturaleza, y la sociedad
moderna, sin duda, no es uno de ellos." A diferencia de las
predicciones acerca de los eclipses o el inicio de las estaciones
a partir del movimiento de los astros -posibles gracias a que el
sistema solar
sería estacionario y repetitivo, pues está
relativamente aislado de la influencia de otros sistemas debido a
la distancia- y a diferencia de las predicciones a
propósito de los sistemas recurrentes o cíclicos de
la biología,
como los ciclos vitales de los organismos que integran una cadena
biológica de sucesos semiestacionarios o que cambia muy
lentamente en abstracción de cambios evolutivos, Popper
argumenta que las sociedades carecen de estas
características.

En base a los puntos anteriores, puede decirse que Popper
sostiene que no hay ningún sentido intrínseco en la
historia. Lo único que hay es una masa amorfa de hechos. Y
la construcción de una teoría requiere que se
seleccionen ciertos hechos.

Conclusiones

  • El historicismo es una corriente doctrinaria que nace de
    la discusión literaria entre THIBAUT y SAVIGNY.

  • Surge contra el afrancesamiento imperante, contra el
    racionalismo ius naturalista y por el surgimiento de un nuevo
    espíritu consagrado por el movimiento denominado STURM
    UND DRANG

  • Afirma que la evolución constante del Derecho es
    una manifestación del espíritu popular
    (VOLKSGEIST)

  • Que este espíritu popular es el verdadero creador
    del Derecho, y que la costumbre es su norma fundamental (DAS
    GEWONHEITSRECHF).

  • Propugna que los juristas deben ser los interpretes de
    esta conciencia popular.

  • Que gracias a este "espíritu del pueblo" se
    redescubre en el Derecho Romano y el en el Derecho
    Germánico las verdaderas fuentes inspiradoras de la
    Ciencia del Derecho.

  • Para la Escuela Histórica la Ciencia del Derecho o
    rechtswissenschaft es eminentemente histórica.

Críticas

  • Durante el siglo XIX, se desarrolló en Alemania, a
    instancia de Savigny y otros notables representantes, la
    Escuela Histórica del Derecho, la posición de
    este notable jurista seguida luego por varios otros que
    aportaron un colosal sistema jurídico al mundo
    contemporáneo a través de numerosas obras y el
    Código Civil alemán de 1900 suponía que
    cada pueblo construía en su diario que hacer el
    derecho que le era correspondiente. Luego la tarea del
    jurista era tomarlo, organizarlo, darle marco teórico
    y convertirlo en un derecho elaborado. El derecho nacido del
    pueblo era el derecho popular, el siguiente era el derecho
    culto. Sin embargo la Escuela histórica es hoy
    recordada no fundamentalmente por el importe trabajo que hizo
    sobre las fuentes consuetudinarias alemanas, sino por su
    grandiosa sistematización y recreación del
    Derecho Romano.

  • La Ciencia del Derecho (rechtswissenschaft) para la
    Escuela Histórica tiene como labor fundamental la
    elaboración de una Parte General y de un sistema y tal
    sistema "es la totalidad unitaria de las normas
    jurídicas y de las instituciones que las fundamentan
    (SAVIGNY) o la "reducción a unidad de una
    multiplicidad que viene reconocida en su coherencia
    lógica" (PUCHTA). Sin embargo, el historicista cree
    que en la contemplación de la historia tal como fue
    realmente puede descubrirse el secreto del destino humano. Es
    decir, pretende encontrar leyes generales que no sólo
    expliquen el pasado de la humanidad sino que también
    predigan su futuro lo que desnaturaliza la esencia
    jurídica de su pensamiento.

  • El historicista no se da cuenta de que al elaborar una
    teoría histórica estamos inconscientemente
    reflejando los problemas de nuestra época, no ve que
    somos nosotros quienes seleccionamos los hechos desde nuestro
    punto de vista. Entonces, no reconocen que nuestras
    interpretaciones históricas deben satisfacer una
    necesidad derivada de los problemas que debemos resolver.

Bibliografía

  • MARTINEZ PEÑUELA, Armando. FILOSOFIA DEL DERECHO.
    Edición 3ª, 1997. Cataparida, Dtto. Buchivacoa
    – Falcón. Editorial Buchivacoa.

  • ENCARTA 2006

http://www.microsoft.com/latam/encarta/default.mspx

  • FILOSOFÍA.

http://www.monografias.com/Filosofia

  • FILOSOFÍA CONTEMPORANEA.

Inicio

  • MARCOTE MORILLO, Juan. DICCIONARIO JURÍDICO PENAL Y
    CIENCIAS AUXILIARES. TOMO I, II y III. A.F.A. Editores
    Importadores. Edición 1995.

  • PEDRO SERNA, JEAN PIERRE SCHOUPPE, CRISTÓBAL
    ORREGO, RAÚL MADRID, ILVA MYRIAM HOYOS, JUNA
    CIANCIARDO, JAVIER SALDAÑA, PEDRO RIVAS Y
    HÉCTOR FRANCESCHI. "NATURA, IUS, RATIO ESTUDIO SOBRE
    LA FILOSOFÍA JURÍDICA DE JAVIER HERRADA. ARA
    Editores E.I.R.L. Edición 2005.

DEDICATORIA

El Presente trabajo está dedicado a la
Juventud
estudiosa, amantes de la Investigación y del Derecho
.

 

 

 

Autor:

Saul Santos Pastor Tapia

Perú, 2009

[1] 01 THIBAUT, Anton, "Sobre la necesidad de
un derecho civil
común para Alemania", publicado completo y traducido en
La Reforma del Código Civil Argentino.
Contribución al estudio del proyecto de
1936, Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires,
Bs. As., 1940, pág. 41. Mariano G. Morelli Revista del
Centro de Investigaciones
de Filosofía
Jurídica y Filosofía Social.

[2] SAVIGNY, Federico, "Opiniones a favor y
en contra de los códigos nuevos", publicado completo y
traducido en La Reforma del Código Civil Argentino.
Contribución al estudio del proyecto de 1936, Facultad
de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, Bs. As., 1940,
pág. 73, y SAVIGNY, Federico, "De la vocación de
nuestro siglo para la legislación y la ciencia del
derecho", ed. Heliasta, Bs. As.

[3] Crítica de Popper al historicismo.
Federico Ast Lic. en Economía (UBA Estudiante de licenciatura
de Filosofía (UBA) fedeast2000-uba[arroba]yahoo.com.ar
/trabajos17/
critica-de-popper/critica-de-popper.shtml

Partes: 1, 2, 3
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