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Menores en conflicto con la ley penal (página 2)




Enviado por Juan Pablo Broin



Partes: 1, 2

Descriptores psicológicos en cuanto al nivel
intelectual y tipo de personalidad:

El 57% de los menores tienen un nivel intelectual normal, el
31% está por debajo del promedio y en el 12% no se
obtuvieron datos. Respecto
del tipo de personalidad, el 44% de los menores poseen
personalidad de tipo extrovertida[7]el 14% de los
menores son de personalidad introvertida, el 31% mixta y en el
11% restante no se obtuvieron datos.

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Principales
causas

Detrás de un menor que infringe una ley penal,
existen situaciones que actuaron como causantes de ese acto. Que
haya menores en conflicto con
la ley de debe a la existencia de otros problemas
sociales que la originan previamente.

Hay causas familiares, sociales y económicas.

~ La disolución del núcleo familiar es una
causante.

En la gran mayoría de los menores en conflicto con la
ley penal, existen realidades familiares detrás de ellos
muy acomplejadas[8]

  • Padres en disonancia educativa.

  • Progenitores con roles desdibujados.

  • Personas inmaduras.

  • Poca tolerancia a la frustración.

  • Sin posicionamiento critico.

  • Padres "amigos" (no posesionándose en el rol
    pertinente).

  • Progenitores abandónicos.

  • Progenitores expulsivos.

  • Familias desintegradas que no logran elaborar tal
    situación.

  • Falta de límites.

  • Familias que facilitan inconscientemente la
    trasgresión.

  • Presencia en la dinámica familiar de
    disvalores.

  • Numerosas.

  • Escaso espacio para compartir.

  • Escolaridad inconclusa de los padres;

  • Precariedad laboral del jefe de familia;

  • Economía de subsistencia: changas, cirujeo, venta
    ambulante, mendicidad, etc.

  • Crianza de los hijos sin la presencia de uno de los
    progenitores, por lo cual los hermanos suelen tener distintos
    apellidos.

  • Roles de madre o padre que son asumidos por hermanas/os
    mayores.

  • Abandono escolar (o la permanencia en la escuela solo para
    cubrir las necesidades alimenticias primarias);

  • Mala utilización (por desconocimiento) de los
    tiempos de ocio;

  • Grupos de pares negativos (tanto en los menores como en
    los mayores);

  • Antecedentes penales en algún/os miembro/s del
    grupo.

Los padres pueden abandonar a sus hijos
permitiendo que caigan en las drogas, se
desentienden de proporcionar cuidados adecuados y alimentación o
abdicando la autoridad
cuando los niños
llegan a la adolescencia,
sin ejercer violencia
física o
sexual contra ellos – aunque pueden tornarlos más
vulnerables al abuso por parte de otros.

Título original: Dilution of Family
Process in Social Services: Implications for Treatment of
Neglected Families. Family Process, 1995, Vol. 34, Nº 1.
http://www.kubernetes.com.ar

~ También lo son las carencias educativas en ese
núcleo.

Según un estudio[9]realizado en
Córdoba Capital donde
se consultó a un centenar de menores que pasaron por los
Juzgados de Menores de esa ciudad, el 77% de los menores
terminaron los estudios primarios, de ellos el 77% repitió
algún curso o grado y el 84% abandonó el colegio,
siendo los principales motivos el desinterés (fuga de la
institución): 32% e inadaptación por conflictos con
compañeros y/o maestros: 23%.

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~ La falta de contención emocional dentro de su
familia es
otra causa.

"Un factor fundamental es la familia, el
diálogo,
estamos en la vorágine, con la rutina.
¿Quién saca el pie para decir Hoy no lavo los
platos y hablo con mi hijo? Una realidad extrema se vive cuando
el chico nace en el seno de una familia donde por la
situación social nadie es contenido, ni siquiera los
padres. De pronto, entra en una situación de delincuencia.
Una vez que mató al primero, porque se le escapó
una bala, exponerse a que él lo maten no le importa. La
vida de él no tiene valor para
nadie: no la tuvo para la sociedad, no
la tuvo para sus padres, para nadie".

Psicóloga Liliana Szapiro,

diario Hoy en la Noticia (La Plata)
17/04/06

~ La decadencia de la cultura
popular es también una causante.

"También esto viene
agravándose en las últimas décadas. Cuando
digo cultura no estoy pensando en términos
académicos, sino que me refiero al uso pastoral del
sustantivo cultura que es el cultivo de las relaciones de la
persona con
sus semejantes, con su entorno vital, con el mundo de la naturaleza y
con Dios.

Pues bien: la cultura popular ha
decaído tremendamente ¿Qué valores tienen
vigencia? ¿Qué sentido del respeto, de la
justicia, de
la solidaridad, del
amor?
¡Se nota en nuestra sociedad tanta tensión, tanta
violencia, tanto resentimiento!"

"Menores delincuentes: la causa de una
catástrofe" –

Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La
Plata, 4/10/08

~ No puede desestimarse, como causa, la
marginalidad[10]social de esos menores.

Muchos de los menores en conflictos con la ley pertenecen a
sectores de población segregados: con condiciones
ambientales degradadas, sin servicios
urbanos, en viviendas precarias, situación de trabajo y
nivel de vida precaria.

El adolescente marginal estructura su
modo de vida entonces en espacios sociales desfavorables, con
privaciones y pocas posibilidades de acceder a otra experiencia
de vida en medio de situaciones familiares conflictivas, de
violencia, abuso, etc. En consecuencia, buscan por medio del
robo, la violencia y las drogas, por
ejemplo, aquello de lo que se carece.[11]

Para la Red Buhito (organización que trabaja por los derechos del
niño y adolescente) la mayor causa del crecimiento de
menores en conflicto con la ley es la desigualdad
social.[12]

Naturalmente, estos chicos pronto sienten
que sus vidas no tienen ningún valor para una sociedad que
los excluye; y poco valor tendrá para ellos la vida de los
semejantes y las reglas sociales. Quedan, así, en la
calle, a la deriva, aspirando pegamento, adquiriendo
fácilmente un arma ilegal, privados de afecto,
contención y un futuro en el cual soñar; quedan
abandonados a una vida salvaje, dominada por la lógica
de la violencia, y careciendo hasta de los derechos de que dispone un
delincuente mayor de edad.

Editorial Clarín, 29/07/02

~ Consumo de
drogas[13]

Las nuevas pautas de consumo y comercio de
drogas se han convertido también en elementos centrales de
esa forma de vida, llegando a percibirse, a partir de un cierto
momento, como motivación primaria en la escalada de la
delincuencia.

Algunos empiezan consumiendo drogas y luego, para comprar
estas drogas terminan delinquiendo. Otros, empiezan delinquiendo
y de manera progresiva, acaban tomando drogas.

En muchos casos, bajo los efectos de las drogas, la
delincuencia está dirigida a obtener placer de manera
rápida o tiene un sentido lúdico. Llego al punto en
que se termina robando para gastarse todo el dinero en
la compra de droga.[14]

Una serie de estudios sobre personas
acusadas de delitos y
condenados realizados en Grecia
(Universidad
Aristotélica de Salónica, 2000) e Inglaterra y
Gales (Bennett, 2000) muestran que los consumidores de drogas
tienen más posibilidades de haber cometido diversos tipos
de delitos que los no consumidores de drogas. Por lo general, los
delitos contra la propiedad
constituyen el principal tipo de delito que
comenten los consumidores de drogas (Universidad
Aristotélica de Salónica, 2000; Bennett, 2000;
Meijer et al., 2002).

Por lo que respecta al vínculo entre
consumo de drogas y delincuencia, un estudio realizado entre la
población penitenciaria irlandesa (Hannon et al., 2000)
descubrió que el 51% de los hombres y el 69% de las
mujeres afirmaban haber estado bajo la
influencia de drogas cuando cometieron el delito por el que
fueron encarcelados. Otro estudio (Millar et al., 1998) entre
presuntos delincuentes juveniles en Irlanda estimaba que un 42%
de los casos estaban relacionados con el consumo de alcohol, un
17% con el consumo de drogas y un 4% con ambos, y que el alcohol
tiene más probabilidades de estar relacionado con delitos
contra el orden público, en tanto que las drogas
están relacionadas con mayor frecuencia con
robos.[15]

REINDICENCIA

Según un informe realizado
en España
en el 2003, sobre más de 1700 menores entre 14 y 17 de
edad en conflicto con la ley, solo el 32% habían
reincidido en los actos delictivos.

Los jóvenes de 17 años conforman el grupo mas
numeroso entre los arrestados, aunque, sorprendentemente, no son
los que presentan un mayor grado de reincidencia. Este se da
entre los menores con 16 años de edad, donde el porcentaje
de detenidos con antecedentes asciende hasta el 42%.

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Abordaje desde la
legislación

LA LEY ARGENTINA

Para el código
penal, en Argentina es la ley 22.278 (sancionada en 1980) la que
establece el régimen penal de la minoridad. En sus
artículos, dicha ley establece:

– un menor de 16 años no es punible. Se considera
inimputable el menor, o sea, que no comprende la criminalidad de
sus actos; no tiene capacidad de culpabilidad
sea cual fuese el delito cometido.

– un menor entre los 16 y los 18 años no es punible

  • tratándose de delitos de acción privada; por
    ejemplo: calumnias e injurias.

  • respecto a delitos con pena privativa de la libertad que
    no exceda de dos años

  • respecto a delitos que tienen por sanción una multa
    o inhabilitación

Ejemplo: si un chico de 17 años comete un homicidio
sí puede ser privado de la libertad, pero
por un hurto no puede ser penado, excepto que sea hurto
calificado o robo con armas que, como
tiene una pena mayor a los dos años, sí es
punible.

Para el código
civil, la edad de imputabilidad cae hasta los 10 años.
O sea, un menor de 11 años ya es consciente de sus
actos.

Existe en esta cuestión, una contradicción.
Ejemplo: si un chico de 13 años asesina a una persona,
para el Derecho Penal, es
"inimputable" y no puede ser sometido a un juicio. Pero para el
Derecho Civil
es conciente de sus actos y, por ejemplo, la familia de la
víctima podría demandarlo por daños y
perjuicios. En ese caso, es el padre del menor el que debe
responder por los actos del hijo.

SITUACION EN SANTA FE[16]

El art. 23 de la Constitución de la Provincia de Santa Fe
prevé la protección de los menores. Son la Dirección de Menores en Conflicto con la
Ley y Secciones de la Policía de la Provincia quienes
desarrollan la función de
abordaje de menores que delinquen.

Existen los Juzgados de Menores

Existen Juzgados de Menores (4 en la ciudad de Rosario) como
estructura fundamental de ingreso al sistema de
intervención y castigo sobre personas menores de edad. Las
medidas tutelares pueden ir según el Código
Procesal de Menores de la Provincia, (Ley 11452), desde "mantener
o reintegrar al menor al núcleo familiar en el que
convive" hasta "disponer su alojamiento en el lugar más
adecuado" (artículo 35).

La Dirección Provincial del Menor en Conflicto con la
Ley Penal depende del Ministerio de Gobierno de la
Provincia de Santa Fe al igual que la Policía quienes son
los representantes del Poder
Ejecutivo, co-responsable de las políticas
de gobierno en esta problemática. Dicha Dirección
tiene a su cargo una serie de programas e
instituciones
que conforman un dispositivo de intervención que se
pretende progresivo e integral para lograr la "reinserción
de los jóvenes en la sociedad", remarcando en todo momento
el aspecto de la rehabilitación como meta
programática, a través de la dimensión
educativa que tendrían todas las intervenciones llevadas a
cabo con los jóvenes, teniendo en cuenta los graves
problemas de
distinción en instituciones de encierro entre
intervención educativa y control penal
sancionador. (Rangugni, 1996)

A partir de la detención de un joven acusado de la
comisión de un delito o falta el Juzgado de Menores puede
decidir continuar con un control tutelar provisorio a
través de entrevistas
con un auxiliar social del Juzgado (generalmente en primeras
causas o causas menores) o utilizar los programas de la
Dirección.

Los programas con que cuenta la Dirección Provincial
del Menor en Conflicto con la Ley Penal, son los siguientes:

Diagnóstico y orientación:
conformado por psicólogos y trabajadores sociales que a
través de entrevistas y evaluaciones generan un informe
que se envía al Juez de menores interviniente a modo de
sugerencia. Allí se consigna la posibilidad del joven y su
familia con relación a la contención, grado de
compromiso con el delito y programa de la
Dirección más acorde a su "situación
psicosocial".

Teniendo en cuenta que al momento de realizar este
diagnóstico, la persona se encuentra privada de libertad,
permaneciendo alojada en seccionales policiales.

El Juez de menores decide la derivación al Programa y
el destino final de los jóvenes. En la mayoría de
los casos el Juez toma la decisión de derivar
después que al joven se le imputan varias causas. A partir
del Diagnóstico y Orientación el joven puede ser
derivado al I.R.A.R., Libertad Asistida, Casa del Adolescente u
Hogar Granja Casa Joven.

– Libertad Asistida: trabaja con la persona en su medio, en
condición de libertad, con una intervención
psicológica ambulatoria. Acceden al programa los que tiene
causas leves y cuentan con una contención familiar
importante o los jóvenes que ya han estado en otras
instituciones y adquieren un grado en el tratamiento que los
habilita para continuar en libertad hasta que el Juez lo
considere conveniente.

Casa del Adolescente: es una institución con
régimen de Centro de Día, donde se ofrecen al joven
diferentes talleres de capacitación laboral, contando
con psicólogos, operadores y talleristas.

Hogar Granja Casa Joven: tanto Casa Joven como el I.R.A.R. son
instituciones donde el joven vive bajo un sistema de encierro o
internación.

INSTITUCIONES

Se toma al Hogar Granja "Casa Joven" para el siguiente informe
de instituciones que trabajan con menores en conflicto con la
ley.

HGCJ es una institución ubicada en la localidad de
Gral. Lagos y dependiente de la Dirección Penal Juvenil de
la Provincia de Santa Fe. Tiene capacidad de hospedaje para doce
internos aproximadamente aunque al momento de este informe,
había siete menores allí alojados.

El hogar, de régimen semiabierto, contiene a los
menores derivados por los diferentes jueces de menores desde el
IRAR u otras dependencias de detención de Rosario y zona.
En él, los menores pueden decidir por quedarse o no dentro
del mismo, aunque su retiro se considera una falta.

En la institución los internos desarrollan actividades
de herrería, carpintería, teatro, educación
física y escolaridad. El trabajo de
los psicólogos y trabajadores sociales del hogar, con el
apoyo del desarrollo de
las actividades antes mencionada, son el canal por el cual los
jueces correspondientes evalúan el egreso final de los
menores.

En un principio, el meno que recién ingresa solo recibe
visitas de su familia los días domingos. Al mes, tiene
permisos de salida transitorias por pocas horas donde se
evalúa su regreso y comportamiento. Esos permisos, de acuerdo al
resultado de los mismos, se extienden en horas y días
hasta que el Juez decide su egreso definitivo apostando a que el
menor mejoró sus conductas sociales y personales.

Además de los profesionales, trabajan en el Hogar
personal
administrativo, su director es el Sr. Alcides Leiker, cocinas y
operadores, personal de civil que cuidan de los internos.
También asisten a la institución, personas
voluntarias que desarrollan actividades en beneficio de los
menores.

Al predio del Hogar Granja Casa Joven se trasladaría en
un futuro cercano el IRAR, auque más allá de las
mejoras edilicias que se harían en el lugar existe la
oposición de los habitantes de la localidad de General
Lagos –con el apoyo de sus representantes locales- a esta
decisión del gobierno provincial.

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Debate sobre la edad de
imputabilidad

En los últimos meses y sustentado sobre crecientes
casos de delincuencia y asesinatos que tuvieron a menores como
protagonistas, se originó en la opinión
pública el debate sobre
la edad de imputabilidad de los menores que establece la ley y la
posibilidad de modificarla.

Este debate llegó al Congreso de la Nación
donde se estudia una nueva ley penal juvenil junto al apoyo del
respaldo mediático que ofrecen las elecciones legislativas
del presente año.

Sobre esta cuestión, cientos de voces se
levantaron a favor de bajar la edad de imputabilidad y cientos
más, de mantenerla en la establecida por la ley y
garantizando los derechos que les corresponde a los menores como
tales. Están también quienes se inscriben los que
tienen el mismo objetivo de
bajar la edad de imputabilidad, pero con argumentos más
progresistas, como es el de reconocerle a los menores las
garantías mínimas de un proceso
penal.

Lectura importante es la que se le debe, sobre este asunto, a
la entrevista
realizada por el diario Pagina 12[17]a Nils
Kastberg, Director Regional de UNICEF para América
Latina y el Caribe. Resalto, a mi criterio, las frases
más importantes de la nota.

 

NILS KASTBERG, DIRECTOR REGIONAL DE UNICEF PARA AMERICA
LATINA Y EL CARIBE

"Bajar la edad de imputabilidad es una
medida demagógica"

Es experto en infancia
y exclusión social. Vino al país
alarmado por loa discusión sobre la nueva ley penal
juvenil. Con datos, argumentos y experiencias
internacionales explica por qué no sirve penalizar a
los niños. Y detalla la postura de Unicef sobre el
tema.

Por Mariana Carbajal

El director regional para América Latina y el Caribe de Unicef,
el sueco Nils Kastberg, estuvo apenas 36 horas en Buenos
Aires. Vino al país, en una visita
relámpago, para reunirse con el ministro de
Justicia, Aníbal Fernández, y plantearle su
preocupación por el tenor que está tomando el
debate en torno de
una nueva ley penal juvenil –tras el asesinato de un
chofer de Valentín Alsina a manos de un chico de 14
años– y transmitirle personalmente la
posición del organismo internacional en el tema.
Poco después de ese encuentro, Kastberg
conversó en exclusiva con Página/12. En una
extensa charla –cuyos puntos principales se
reproducen a continuación– el experto
calificó como "una medida demagógica" bajar
la edad de imputabilidad a los 14 años, como
promueven la mayoría de los proyectos que empezaron a discutirse en el
Congreso, dado que apenas "15 homicidios dolosos al año" tienen
como partícipes a niños de menos de 15
años en el país. "Quiero advertirles que no
es cierto lo que algunos sectores dicen, que al aplicar
más penas la situación va a mejorar. Lo que
se tiene que mejorar es lo que se hace con el chico durante
el tiempo
de la pena que se establezca. Lo que se tendría que
discutir es qué calidad
de rehabilitación se le va a ofrecer. Eso es lo que
les va a dar seguridad", señaló el
especialista a este diario. Y cuestionó que hoy en
los institutos de menores apenas se les brinda en promedio
dos horas de educación. "Hay que ofrecerle al
chico un proceso reeducativo integral para que cuando salga
sienta que tiene algo que no quiere perder",
puntualizó. Kastberg describió además
cómo aumentó la criminalidad en los
países centroamericanos que aplicaron recetas de
"mano más dura" con los menores de edad y
destacó experiencias exitosas en Cuba y
Colombia
con el tratamiento de jóvenes en conflicto con la
ley penal.

Kastberg llegó a Buenos Aires el miércoles
por la noche, directo desde Ginebra, donde participó
de la Cumbre Mundial contra el Racismo.
El viernes por la mañana emprendió el regreso
a Panamá, donde tiene la sede la
Oficina
Regional de Unicef. El jueves tuvo su encuentro con el
ministro Fernández y aceptó la entrevista de este diario, en una
maratónica agenda, como es ya habitual en su vida.
La mayor parte de ella la pasa arriba de un avión,
desde que a comienzos de la década del "80
empezó a trabajar en el Alto Comisionado de Naciones
Unidas para Refugiados (Acnur), donde le tocó
–entre tantos destinos– desmovilizar a miles de
niños soldados en Sudán. Conoce
América latina y el Caribe casi como la palma de su
mano: y la situación de los niños,
niñas y adolescentes, que viven en situaciones de
mayor vulnerabilidad –social y sanitaria– son
su desvelo. Habla español de forma impecable. Apenas
tiene un segundo libre, chequea correos electrónicos
en su Blackberry.

–¿Qué es lo que le preocupa del
debate que comenzó en el país en torno de la
necesidad de una nueva ley penal juvenil?

–La Argentina tiene uno de los niveles de
homicidio doloso más bajos de América latina
y el Caribe: 5,5 cada 100 mil habitantes, según las
estadísticas de la Oficina de
Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. Las tasas de
El
Salvador, Jamaica, Honduras y Trinidad y Tobago
–57, 55, 32 y 20, respectivamente–,
están entre las más altas del mundo. La
Argentina está hoy en una posición desde la
que puede evitar lo que ya se probó en
Centroamérica y no funcionó. Allí
metieron pena de muerte,
extendieron penas…

–¿Para adultos y personas menores de 18
años?

–Sí. ¿Qué lograron? Subieron
los índices de violencia y delito. Dieron muchos
poderes a la policía, incluso de arrestar en algo
que llaman prisión cautelar, que se aplica solo con
menores de 18 años: antes de que hagan algo, si
tienen un tatuaje o los ven cara de querer hacer lío
esa noche, lo llevan a la comisaría.

–¿Sin denuncia ni
acusación?

–Sin denuncia. Los pueden tener una noche o un
mes. La policía nunca tuvo tanta capacidad de
actuación como la que tiene en Centroamérica.
¿Qué lograron? Que se profesionalizó
la utilización de menores en el crimen. Como los
empezaron a meter más y más en
prisión, las cárceles están repletas y
se convirtieron en centros de comando del delito: todos
saben que en algún momento los van a meter presos y
les van a dar una flor de paliza si no hacen lo que les
dicen en la cárcel que tienen que hacer. Apenas los
sueltan y tienen la instrucción de matar a tal,
más vale que lo hacen, porque si al día
siguiente los agarran por cualquier cosa y no lo hicieron,
les van a dar semejante paliza que nunca más van a
querer desobedecer, si sobreviven. La mayoría de los
maras que yo he encontrado tienen una historia de
violencia
familiar. Me contaba una chica de 18 años que
había sido marera y estaba estudiando psicología, que entre los 10 y 12
años un familiar allegado a su casa había
abusado sistemáticamente de ella. La chica le
trataba de decir a la madre y al padre, pero no le llevaban
al apunte. A los 12 quedó embarazada. El padre le
empezó a pegar y a echarle la culpa,
acusándola de haber seducido al tío. Le
pegó tanto que perdió el embarazo. Desesperada, dejó su casa.
¿A dónde fue? A las maras, el único
sitio dónde la podían proteger. Para ingresar
tuvo que tener relaciones sexuales con siete muchachos, una
especie de pasaje de iniciación. Para ella, eso no
era nada, frente a los abusos y la violencia que
había sufrido en su familia. ¿Qué pasa
con muchos de los chicos que están metidos en
violencia? No tienen nada que perder.

–¿Cuál es el camino que propone
Unicef?

–Políticas integrales. Si un chico de 14 años
mata a alguien, tiene que haber habido todo un sistema de
adultos que no funcionó y otro sistema de adultos
que se aprovechó de él. A veces, estamos
frente a la segunda o tercera generación de chicos
que se han criado sin valores, sin afecto, sin amor. Me
encontré con un chico en República Dominicana en un centro
para niños
de la calle, donde podían ir durante el
día para recibir algo de educación, en las
horas en que no estaban vendiendo algo. Ese chico me cuenta
que la primera vez que recibió un abrazo en su vida
fue en ese centro, a los 12 años. El punto de
partida en este debate no tiene que ser
adultocéntrico, particularmente si sabemos que, en
nuestra región, 80 mil chicos mueren por violencia
intrafamiliar cada año y en la mayor parte de
los casos, con impunidad.

–¿Quiere decir que son casos que no son
juzgados ni reciben una condena?

–La policía no quiere meterse, en el
hospital los padres dicen que el niño se
cayó. ¿Por qué no actuamos con la
misma celeridad en esos casos como queremos actuar cuando
un adolescente comete un crimen? Si los adolescentes
mataran a 80 mil adultos cada año, estoy seguro de
que estarían todos los medios
ocupándose del tema. En vez de nosotros, como
adultos, reconocer que hemos fallado, estamos queriendo
caerles a los adolescentes con castigo. ¿Cuál
es la propuesta de Unicef? ¿Impunidad? No. Un chico
que ha cometido el más horrendo de los
crímenes necesita ante todo ser rehabilitado.
Imagínese si matara a mi hija, ¿qué es
lo que yo quisiera? Primero, un proceso corto. Segundo, que
el juez lo ponga en un centro en el que el chico pueda ser
desprogramado de esa violencia. Cuando yo trabajaba con
niños soldados en el sur de Sudán, hace diez
años, teníamos que desmovilizarlos.
Había unos 12 mil, menores de 18 años, que
eran parte de la guerrilla. Había de todo, desde
combatientes hasta aquellos que proveían información del frente de guerra.
Nosotros consideramos que necesitaban por lo menos seis
meses de rehabilitación antes de animarnos a
mandarlos de vuelta con su familia.

–¿Por qué?

–En primer lugar, si está criado en un
contexto de violencia, tirando tiros, acostumbrado a
resolver todo con un arma, no lo podés mandar de
vuelta con su madre o su tía. Segundo: seguramente
ese chico no tuvo educación primaria porque estuvo
metido en esas fuerzas. Necesita un proceso educativo
porque si no, llega de vuelta y frente a otros chicos que
sí han tenido la posibilidad de ir a la escuela,
va a ser el más desempoderado, al no tener un arma.
Si de repente, de haber sido el jefe de una banda, es el
más débil de todos, porque ni siquiera sabe
leer y escribir o lo hace mal, va a buscarse un arma para
volver a tener el poder.
En este momento, en Cuba están cambiando el modo en
que trabajan el tema de justicia penal juvenil.

–¿Qué están
haciendo?

–Tiraron abajo los muros de los institutos,
incluso de aquellos en que hay chicos que cometieron
delitos graves. Los convirtieron en centros abiertos y les
metieron muchísima educación. En este
momento, en la Argentina un adolescente que es enviado a un
instituto recibe un promedio de dos horas de
educación diarias. En Cuba, le dan entre 10 y 12
horas por día de arte,
cultura, deporte, enseñanza de un oficio que le
interese. Ahora les están cambiando el uniforme para
que tenga el mismo que usa cualquier chico de secundaria y
cuando se celebra un acto cívico al
que concurren estudiantes, ellos también van.

–¿Aun los que han cometido delitos
más graves, como un homicidio?

–Todos. Me encontré con uno allí, de
15 años, que había cometido un homicidio. Una
trabajadora social trabajaba con su novia de 14
años, que dos meses antes había dado a
luz a un
bebé. ¿Qué pasa con ese chico?
Está empezando a tener algo que no quiere perder: la
oportunidad de tener un trabajo, de cuidar de su novia y su
bebecito. La filosofía de trabajo que están
utilizando es que el proceso de reinserción social empieza el primer
día que llegan. No tienen una pena fija sino que el
juez los manda al centro y después es un equipo que
trabaja con ese chico el que decide cuando considera que el
proceso de rehabilitación se ha completado.

–¿No se corre el riesgo de
que ese plazo sea arbitrario y haya abusos en el tiempo de
encierro?

(Piensa algunos segundos) –En este momento,
prefiero ese sistema a que me digan que la pena debe ser de
10 o 15 años.

–La mayoría de los proyectos que
empezaron a discutirse la última semana en el
Congreso plantean bajar la edad de imputabilidad a 14
años. ¿Qué opina?

–No estoy de acuerdo. El tema no pasa por bajar de
16 a 14 años. Incluso, considero demagógica
esa reducción.

–¿Por qué?

–En la Argentina hay unos 2000 homicidios dolosos
al año. De ese total, en unos doscientos han
participado menores de 18 años. De esos doscientos,
150 corresponden a jóvenes de 16 a 18 años.
Quedan 50, de los cuales en 35, los responsables
tenían 15. ¿Cuántos quedan?

–Quince.

–¿Qué los tiene que asustar a los
argentinos? ¿Esos 15 homicidios? No. Me parece
totalmente demagógico, por no usar una palabra
indecente, pensar que se va a resolver el tema de la
violencia en la Argentina enfocándose en esos 15
casos. ¿Qué es lo que quisiéramos
lograr? Garantías en el proceso y que sea lo
suficientemente ágil. Hay que trabajar en un proceso
de rehabilitación social. Si se sigue con el
método actual, con apenas dos horas
de educación, más bien los estamos
almacenando para que puedan seguir haciendo lo que
hacían antes.

–Pero, ¿qué pasa si vuelve
después de una rehabilitación a la misma
familia y contexto que no lo contuvo, que no le dio
cariño y lo maltrató?

–Ahí hace falta un proceso de seguimiento
social del entorno del chico. Eso también es
importante. Parecería que aquellos que están
metidos en la criminalidad son más capaces de
desarrollar a este adolescente para lo malo, que la
sociedad para el bien.

–Además de la experiencia de Cuba,
¿hay otras en la región para destacar en el
tratamiento a jóvenes en conflicto con la ley
penal?

–Sí, en Colombia, por ejemplo, hay
instituciones tipo Don Bosco que trabajan muy bien con los
peores casos en el desarrollo vocacional, artístico
y musical. Esas posibilidades transforman a los chicos, les
dan alegría. La tasa de reincidencia de un centro
que visité era menos del 10 por ciento, un nivel
bajísimo, que habla de increíbles logros
porque por el ambiente
del cual provienen esos chicos, es un milagro que no haya
más casos. Veo muy positivo que la ciudadanía argentina reaccione frente
a un nivel de criminalidad que no le gusta:
quisiéramos que fuera cero, pero al tener
relativamente bajos niveles de homicidios dolosos, quiero
advertirles que no es cierto lo que algunos sectores dicen,
que al aplicar más penas la situación va a
mejorar. Lo que se tiene que mejorar es lo que se hace con
el chico durante el tiempo de la pena que se establezca. Un
año más o un año menos de pena no es
lo que se tendría que discutir, sino qué
calidad de rehabilitación se le va a ofrecer. Eso es
lo que les va a dar seguridad. En estos momentos no
están haciendo lo que se debe hacer. No están
responsabilizando a los adultos suficientemente, no
están realizando un seguimiento al entorno que
provoca esto, por ejemplo, una familia totalmente
disfuncional. Hay que ofrecerle al chico un proceso
reeducativo integral para que cuando salga sienta que tiene
algo que no quiere perder.

–¿Qué evaluación hace de la reunión
que mantuvo con el ministro Aníbal
Fernández?

–Claramente hubo una alta receptividad. Me
confirmó que el Ejecutivo quiere presentar una
propuesta al Congreso lo más pronto posible. En la
medida en que haya coincidencia de criterios, estoy
dispuesto a salir públicamente a apoyarla.

 

La UNESCO reconoce atinadamente que en la juventud se
producen muchas desviaciones sociales que luego se corrigen
solas, mientras que de existir una condena vuelven mas incierto
el destino de una persona en relación a su
adaptación futura a la sociedad. Por ello se busca
corregir sin estigmatizar, y de allí que haya
oposición a bajar la edad de responsabilidad ante la ley. Si de bajara la edad
de imputabilidad a catorce año, no se estaría
teniendo en cuenta que a esa edad, el menor está en pleno
proceso de maduración y que talvez cuando llegue a los
dieciocho años, formó su personalidad y
mejoró sus conductas.

¿Ampara la ley a los menores? A esta pregunta, la Jueza
de Menores de Colón y Pergamino (Buenos Aires) dio su
respuesta a un grupo de periodistas: "Existe una
distorsión absoluta en el pensamiento de
muchas personas, la ley no ampara a los menores. La normativa
ampara los Derechos que tiene los menores, un ejemplo es que en
Derecho Penal, durante el proceso no tienen abogado defensor o
sea que es bastante relativo de que la ley ampara a los menores"
Agregó " la persona mayor cuando es imputado de un delito,
tiene a su defensor y el menor solamente tiene al asesor de
incapaces, pero además el Juez tiene a ese adolescente o
niño a su disposición hasta los 21 años de
edad".[18]

Bajando la ley de imputabilidad no se centra en tratar a los
problemas sociales y económicos que generan el estado de
violencia
social. "La ley siempre se rompe por el hilo más
delgado" – expresó sobre este asunto la Abogada Susana
Borgarello a un portal de Córdoba[19]

Además, no es correcto generalizar a todos los menores
que delinquen para aplicarles la misma ley solo porque tienen la
edad que para la ley, ya son imputables. "Hay que analizar cada
caso en particular, cada chico, cada realidad social y familiar
del chico; no disponer de un elemento fijo como es la edad a
partir del cual comprende todo o no comprende nada, me parece que
no es así, es muy relativo" – afirma el Juez de
Menores de Formosa, Carlos María
Miers.[20]

Bajar la edad de imputabilidad conllevaría tener
más menores detenidos lo que no asegura que el Estado
tendrá las herramientas
correctas para contenerlos en las mejores condiciones civiles.
"vamos a tener más chicos presos, pero sin lugares aptos
para que se recuperen" – expresó al programa radial
10Ptos, de Radio 2 (Rosario)
el camarista Atilio Pangia[21]

Tampoco traerá más seguridad modificando la edad
de imputabilidad[22]

Monografias.com

Monografias.com

Conclusión

Entre muchas otras problemáticas que tienen hoy las
diferentes sociedades,
existe una en crecimiento y es la que hace referencia a la
existencia de menores en conflicto con la ley penal. Y es una
problemática que va en aumento justamente porque van en
aumento las circunstancias sociales, económicas y familias
que la causan. Esto es: mayor desigualdad social, mayor marginalidad, el
aumento de menores que consumen drogas, entre otros factores.

Pero también es una situación compleja desde su
abordaje. Porque cometan delitos no dejan de ser menos de edad
según la Declaración Internacional de los Derechos
del Niños, que en nuestro país tiene carácter de ley. Y no es nada fácil
tratar de frenar ese crecimiento como así contener o
lograr la recuperación de lo ya protagonistas de esa
realidad.

Para la ley argentina, sin imputables de sus actos los menores
comprendidos entre los 16 y 18 años de edad. Y son los
Jueces de Menores los que, por ejemplo en la Provincia de Santa
Fe, deciden su libertad o prisión transitoria en lugares
"preparados" para tales casos.

Preparados por el hecho de haber sido creados para alojar a
menores en conflicto con la ley desde su función edilicia,
pero que no quiere decir que ofrezcan a los internos la mejor
condición para que los mismos mejoren sus actitudes y
conductas y pueda así reinsertarse en la sociedad, la
misma que, en muchos casos, los margina antes, durante y
después de ese encierro.

Hoy en día se debate desde le legislación bajar
la edad de imputabilidad. De bajarse, por un lado, sólo se
tendría mayor cantidad de menores privados de su libertad
pero no la estructura para contenerlos y lograr así su
reinserción.

Y más aún cuando ese debate es el resultado de
la presión
política
como plataforma de campañas electorales y apoyada por los
medios de información que llegan, muchas veces, a las
personas son diferentes realidades de lo que ocurre realmente en
esta problemática.

Aunque debate sí se tendría que bajar la edad o
no, el Estado sigue ausente en las cuestiones que a la larga son
el trampolín para que muchos menores prefieran delinquir
que desarrollar otros hábitos sanos. Porque por un lado se
pretende penalizarlos por sus actos, pero no se trabaja en la
garantía de otros derechos que les corresponden como
menores.

También es cierto que a muchos sectores de la sociedad
no les interesan las causas del problema sino más bien,
una acción
que solucione de alguna manera la inseguridad
social o penalice a sus actores. Y a veces, en estos sectores
justamente se centran otras cuestiones económicas que al
Gobierno le resulta más importante proteger.

Y mientras se intenta poner "mano dura" con las leyes, tampoco se
tiene en cuenta el proceso de desarrollo por el que transitan
esos menores –generalmente adolescentes- en sus vidas. Hay
hábitos que se corrigen con el pasar de las edades
simplemente porque todas las personas son capaces de pensar y
madurar.

Pero como constituimos una sociedad pensante, podemos asegurar
que aunque no exista una solución rápida al
problema; si hay acciones que
llevándose a cabo ayudarían a mejorar las
condiciones que lo originan. Por un lado, el Estado desde la
protección de los menores garantizando todos sus derechos;
pero también cada uno de nosotros como actores de los
diferentes ámbitos de la comunidad.

Para finalizar, trascribo la historia sobre un adolescente que
aunque, en conflicto con la ley, tuvo otras oportunidades de vida
que aprovechó para mejorar sus hábitos y formarse
como cualquier otro chico de su edad con las mismas posibilidades
sociales:

La historia de
Lucho

Luciano es uno de los frutos del trabajo de pastoral juvenil
que realiza un equipo de voluntarios evangélicos en el
Hogar Granja "Casa Joven" –grupo que integro.

Por diferentes y muchas circunstancias sociales, Lucho
descubrió en la calle el escape a los problemas de su
hogar y las dificultades con las que crecen muchos chicos. Antes
de llegar a la adolescencia, las cosas de la calle –que por
cierto no son nada buenas- lo alejaron de su familia
llevándolo a vivir en los últimos años
prácticamente en las calles de la ciudad de Rosario.

Contó en varias oportunidades lo peligroso que es vivir
en las calles y cuántas cosas malas que hay en ellas.
Habló de haber pasado frío, hambre y de sentir
cómo muchas personas le discriminaban o simplemente,
ignoraban su presencia y la de sus pares que le
acompañaban en las plazas y veredas de la ciudad.
Contó cómo muchas veces los ruidos y las rutinas
vacías de esa vida ahogaban sus sueños de cambiar y
de mejorar sus cosas. lo que sentía que nunca iba a
suceder. Podía pasar las noches bajo el umbral de una
puerta o simplemente cercano a los peligros de la droga, la
delincuencia y cientos de cosas comunes a esas
circunstancias.

Por problemas con las leyes, Lucho fue llevado al IRAR y luego
a la Granja, después de que en el primer lugar un grupo de
otros internos lo golpearan. Fue un martes a la mañana, al
día después de su ingreso a "Casa Joven", que nos
conoció y noté enseguida una mirada que se mezclaba
entre la inocencia, la tristeza y la preocupación.

En cada oportunidad que dialogaba con Lucho, al igual que los
colaboradores de la iglesia que
visitamos la institución, notaba que tenía muchos
deseos de mejorar, conocer amigos y llenar, de alguna manera, ese
vacío emocional que la calle había creado dentro
suyo. Sin lugar a dudas que el primer amigo que conoció
fue Jesús; después el afecto de quienes lo
conocemos ya que con su forma de ser supo cómo ganarnos
para bien.

Su primer "triunfo" fue cuando logró el permiso para
salir de la granja para asistir durante tres días a un
campamento cristiano de adolescentes los primeros días de
diciembre del año pasado. Asistió con Nico, otro
chico del hogar; y gracias a la excelente intermediación
de los directivos y las trabajadoras sociales de la
institución. En ese campamento, Lucho salió elegido
mejor compañero y regresó recordando el nombre de
sus nuevos amigos y amigas.

Nuevamente en la granja, días después ya era el
momento de salir de aquella granja aunque su entorno social era
un obstáculo para el juzgado de menores que no
quería volver a dejarlo en la calle y rodeado de las
mismas circunstancias con las que se encontraba tiempo
atrás. Pero apostamos a que había otra salida:
fuimos a una audiencia con un representante legal del juez y
"Casa Joven" donde Lucho no dudó en hablar de su cambio y de
que quería de allí en adelante hacer mejor todas
las cosas con la ayuda de Dios.

Así logró su salida definitiva. Terminó
esa audiencia, recuerdo bien, muy contento y agradeciendo las
nuevas oportunidades. En Arroyo Seco se hizo de nuevos amigos,
integra el grupo de jóvenes de la iglesia
evangélica a la que asistimos, está siempre con una
sonrisa, trabaja, es breaker y sin lugar a dudas, que
descubrió que con Jesús todos los sueños
pueden hacerse realidad.

Antes de las fiestas, en una oportunidad tomó la
palabra en una mesa y le dio gracias a Dios porque iba a festejar
esas oportunidades ahora junto a una familia. Con 17 años,
compartió su historia primero junto a Stela Montechiari en
Radio "Asunción" y luego en un programa cristiano de Radio
"Arroyo Seco" y siempre lo hizo con la seguridad de que se puede
cambiar. Es más, ahora el tiene una lindo sentir por
ayudar a cuantos otros chicos hoy viven en las calles de Rosario
como lo hacía el antes de su vida tomara este nuevo
rumbo.

La historia de Lucho sirve para afirmar que muchos chicos
pueden tener oportunidades diferentes cuando hay alguien
dispuesto a dárselas. Dios en primer lugar, claro; pero
luego quienes los rodean. Ningún chico por el toque de una
barita mágica deja de robar o se consumir drogas; pero
cuando hay personas que se les acercan, les demuestran lo que
valen como tales y no les cierran su corazón;
allí hay una salida como si fuera un cofre con
sueños que se hacen realidad.[23]

Juan Pablo Broin

 

 

 

Autor:

Juan Pablo Broin

[1] Aprobada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas el 20 de noviembre
de 1989

[2] Sancionada el 28 de septiembre de
2005

[3] Delito: «Es toda acción o
inacción exterior que vulnera la justicia absoluta, cuya
represión importa para la concepción del
bienestar social, que ha sido de antemano definida y a la cual
la ley le impone pena». Ortolan.

[4] Estadísticas fehacientes,
realizadas por la Suprema Corte de Justicia bonaerense, dan
cuenta de que durante el primer semestre del año actual,
la participación de los menores de edad en causas
penales sustanciadas en los tribunales de esa
jurisdicción aumentó en el 15% respecto de
similar período de 1999. Ese porcentaje coincide con las
estimaciones del Ministerio de Seguridad provincial y con
la
investigación que efectuó, por cuerda
separada, un equipo interdisciplinario de las universidades
nacionales de La Plata y de Córdoba, cuya labor
conjunta, asimismo, permitió comprobar que durante la
década del 70 sólo el 5% del total de los
homicidios era cometido por menores y que ahora, en cambio, esa
participación creció hasta el 38%. – La Nación, 28/12/00

[5]
http://www.psicocentro.com/cgi-bin/articulo_s.asp?texto=art4b001

[6] "Menores en conflicto con la ley penal" –
Dr. Eduardo Cosacov, Mgter. Laura Croacia, Poder Judicial
de Córdoba// "Informes
sobre adolescentes en conflicto con la ley penal" – Simo, J.
Carlos, La Voz del Interior, 03/09/06.

[7] Extrovertido: persona espontánea,
efusiva, comunicativa, aventurera, sociable.

[8] "Tratamiento de niños y
adolescentes en conflicto con la ley penal" – Lic. Gabriela A.
Arévalo y Lic. Jorge R. Maldonado. Universidad Nacional
de Córdoba.

[9] "Menores en conflicto con la ley penal" –
Dr. Eduardo Cosacov, Mgter. Laura Croacia, Poder Judicial de
Córdoba.

[10] "A nadie que nazca y crezca en el
desamparo, quizás sin amor, con hambre, frio, sin
suficiente educación, sin posibilidades de empleos,
abuso por quienes deben cuidarlos, podría
exigírseles ser ejemplos de las virtudes cívicas
ni abanderado de la cultura dominante." – Dr. Guillermo Fouce
Fernández (PSF MADRID),
http://www.psicopol.unsl.edu.ar

[11] http://www.eol.org.ar

[12] María Lidia Piotti, licenciada en
Trabajo
Social, Magíster en Investigación Educativa, investigadora y
docente de la UNC,
http://www.acordobanoticias.com.ar/?p=2104

[13] "Para Adolescentes y Padres.", Dr.
Julián Melgosa. Impreso en España.

[14] "Droga Y Delincuencia" – José
Manuel Otero López (Ediciones Pirámide)

[15] 2002 – Informe anual sobre el problema
de la drogodependencia en la Unión
Europea y en Noruega, OEDT

[16] Información de la Defensoria del
Pueblo de la Provincia de Santa Fe

[17] Pagina 12. 26/04/09

[18] Semanario Colon Doce,

[19]
http://www.acordobanoticias.com.ar/?p=2104

[20] http://www.formosaya.com.ar/Archivo/Abril/210409/nota01.html

[21] 07/11/08, audio luego reeditado por el
portal Rosario 3.

[22] "Bajar la edad de imputabilidad no
traerá más seguridad" – titular del Tercer
Juzgado Penal de menores de Mendoza, Amanda Fontemacchi, Diario
Uno 18/04/09

[23] "Jóvenes Fantástico",
www.jovenesfantasticos.com.ar

Partes: 1, 2
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