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Rafael Urdaneta (página 2)




Enviado por Aldehir Barrios



Partes: 1, 2

El Coronel español
Izquierdo había salido de San Carlos hacia Valencia.
Monteverde le ordenó ocupar de nuevo San Carlos. En la
imposibilidad de cumplir esta curiosa orden (allí estaba
el grueso patriota), Izquierdo el 29 en la noche (10:00 p.m.)
supo de la situación de Izquierdo y a las 12 de esa misma
noche movió sus tropas sobre los españoles para
batirlos antes de que se reforzasen.

La descubierta patriota chocó con el
enemigo el 31, en "las alturas que dividen la sabana de los
Pegones de la de Tinaquillo". Urdaneta, quien la mandaba, hizo
prisioneras a casi todas las avanzadas de Izquierdo y lo
maniobró a fin de engancharlo, para dar tiempo a la
llegada del grueso. El combate de la caballería patriota
contra la infantería realista (que era de la mejor de su
ejército) no progresaba, al contrario, Izquierdo en
formación cerrada retrocedía rechazando los
ataques. Bolívar
ordenó entonces que 200 infantes se montasen en la grupa
de otros tantos jinetes y que fuesen colocados sobre la
retaguardia realista; Urdaneta fue de los Jefes encargados de
este movimiento, el
cual decidió la acción.
Los realistas fueron destruidos.

Monteverde huyó a Puerto
Cabello. Sobre el cual se destacaron algunas tropas. Urdaneta
siguió a Caracas a donde Bolívar entró el 7
de agosto de 1813.

Había terminado triunfalmente
aquella extraordinaria empresa comenzada
dentro de tanta intriga y mezquindad. En su preparación,
en las marchas y combates ocupó Urdaneta puesto eminente.
Señalándose a la atención de Bolívar, cuya amistad
jamás perderá y al respeto de los
Jefes y Oficiales. Para todos será ejemplo de serenidad y
valentía. De los más arduos en el combate y de los
más reposados y claros en el consejo.

El 15 de agosto de 1813, Urdaneta marcha
con las tropas reorganizadas en Caracas, hacia Valencia, donde el
Libertador tomó las medidas convenientes a la
consolidación de su triunfo. Entre ellas dispuso estrechar
el sitio de Puerto Cabello. Girardot marcha por las Trincheras al
Palito. El resto del Ejército al mando de Urdaneta por el
camino de San Esteban. El 27 de agosto, Girardot ataca y se
apodera de las llamadas Vigía Alta y Vigía Baja.
Urdaneta formó sus tropas en la Salina y una
compañía fue encargada de tomar el reducto llamado
Trincherón, mientras se atacaba el fortín Solano
con algunas tropas de Girardot. Unidos las divisiones, se
atacó la ciudad por Puente de Afuera. Los realistas
hicieron apoyar sus fuegos por los de la escuadra y los patriotas
fueron rechazados. Bolívar ordenó a Urdaneta que
restableciese el combate llevando la reserva (cuatro
compañías granadinas). La ciudad exterior
quedó por los patriotas, quienes empezaron el sitio sin
disponer de artillería.

Urdaneta recibió órdenes de
Bolívar para que se replegase, más, hizo del
conocimiento
del Libertador "las ventajas de la posición" y
Bolívar le ordenó volviese a ocuparla, cosa
efectuada rápidamente, gracias a la iniciativa del Mayor
General quien había dejado en las bocacalles algunas
tropas. En el ejercicio de sus funciones, tocole
a Urdaneta dirigir a Monteverde, la honorable propuesta de canje
de Jalón por el asesino Zuazola, rechazada por el torpe
Monteverde, a quien el Libertador, por mano de Urdaneta le hizo
saber su resolución de ejecutar a todos los prisioneros
canarios y españoles al saber la muerte del
primer prisionero americano.

Llegada la expedición de
Salomón, los patriotas levantaron el sitio. Al moverse
Monteverde e instalar Bobadilla una vanguardia en
Bárbula, muy lejos del grueso realista, y conocido el
error por Bolívar, luego de tres días de
reconocimiento y ofertas de batalla en el llano de Naguanagua,
ordenó el ataque de la altura por tres columnas una de
ellas al mando de Urdaneta. El empuje de estas tropas hizo huir a
los realistas. Al coronar el cerro, Urdaneta se reunió con
Girardot viendo la actitud de las
tropas realistas dijo: "Mire usted, compañero, como huyen
esos cobardes"! No había terminado de hablar cuando una
bala perdida o un tiro dirigido por uno de los fugitivos, le
quitó la vida.

Girardot era pariente político de
Urdaneta. Su primo hermano Francisco Urdaneta Rivadavia,
había contraído matrimonio con
doña Manuela Girardot, hermana del
héroe.

La acción de Bárbula se
completó con la de Las Trincheras. Monteverde se
encerró, herido, en Puerto Cabello, donde perdería
el mando. Los patriotas continuaron el cerco.

El cinco de octubre de 1813, Urdaneta
asciende a Coronel "Vivo y efectivo" con el grado de Brigadier.
Vale decir que desempeñaría funciones de General de
Brigada.

La situación de las Provincias de
Barquisimeto y Coro, decidieron al Libertador a actuar sobre
ellas, para lo cual confió a Urdaneta una columna
compuesta del Batallón Caracas, una compañía
suelta de agricultores de Caracas y un piquete de
caballería (también de agricultores), en total
sumarían 700 hombres, a los cuales deberían unirse
algunas tropas al mando de Teodoro Figueredo y del Comandante
Valdez.

Urdaneta marchó hacia San Carlos,
donde supo del avance realista sobre Valdez y marchó a
socorrerlo, pero Valdez había sido dispersado en
Yaritagua, y el enemigo volvió a Barquisimeto. Con pocas
tropas, Urdaneta con razón decidió permanecer en el
Gamelotal, de donde avisó al Libertador, quien
ordenó le esperase. Reunidos marcharon a Cabudare, desde
allí Bolívar dispuso atacar el Campamento de
Barquisimeto, cuartel que dominaba el camino real y donde estaban
la infantería y la artillería enemigas. Sumaban los
realistas unos 1.300 hombres, los patriotas eran unos 1.200. A
fin de evitar los fuegos de Ceballos, Bolívar
inició el ataque llevando sus tropas sobre la espalda
española, para lo cual tomó un camino por la
derecha. Tomando su dispositivo, frente al enemigo (pues
allí desembocó), ordenó un ataque general.
La caballería patriota derrotó a los realistas y la
persiguió hasta el otro lado de la ciudad. En tanto, las
infanterías peleaban duramente. En eso se oyó un
toque de retirada, dado sin que lo ordenase ningún
oficial, sin que las circunstancias lo impusiesen y una maniobra
caprichosa del Coronel Ducaylá, llevaron el desorden a las
filas patriotas que se rompieron no obstante los esfuerzos de
Bolívar, de Urdaneta y de otros Jefes. Los
españoles persiguieron a los fugitivos hasta el río
Cabudare, donde los dragones de Rivas Dávila
intervinieron.

Urdaneta, por orden de Bolívar
quedó en la entrada de la montaña del Altar para
reunir los dispersos. La jornada fue desastrosa, perecieron
distinguidos oficiales y los españoles fusilaron a muchos
prisioneros. Urdaneta quedó hasta el día siguiente
en la mañana y luego prosiguió a San Carlos.
Bolívar actuó contra las tropas de Salomón y
con Rivas lo batió en Vigirima; de aquí
retrogradó a San Carlos donde se habían reunido los
dispersos de Barquisimeto, en un batallón, que por estar
formado con tropas de diferentes cuerpos no recibió nombre
especial.

En total, con las tropas de Campo
Elías con las llevadas por Coto Paúl, Villapol y
otros Oficiales, el Libertador dispuso de 2.000 infantes y 1.000
jinetes. A la tropa batida en Barquisimeto y armada casi toda con
lanzas y unas pocas carabinas, Bolívar las arengó
especialmente recordándoles su fuga. Además, les
hizo saber que no tendrían bandera ni nombre hasta no
hacerse digno en el campo de batalla.

El 2 de diciembre se movió el
ejército hacia el río Cojedes, Caramacate y Onoto.
En la madrugada del 3, supo el Libertador de la marcha del
realista Ceballos hacia Araure, por lo cual dispuso marchasen las
tropas hacia Agua Blanca y
Araure. El 4 de diciembre a las cinco de la tarde acampó
frente al pueblo de Araure "en campo raso".

Los españoles ocupaban la "Galera de
Araure", dominando el pueblo y el campamento patriota. El cinco,
al amanecer, Bolívar ordenó a la vanguardia
(mandada por Manrique) previamente reforzada con 200 jinentes,
marchase sobre la Galera para averiguar la exacta posición
enemiga; el grueso siguió hacia Araure. De allí,
conocido el rumbo de los realistas, las divisiones marcharon por
el camino real en dirección de la Galera.

Los españoles, al mando de
Yáñez y Ceballos, tenían unos 4.000 hombres
y diez piezas de artillería. Se habían dispuesto a
la entrada de los bosques del Acarigua, con la caballería
apoyada en matorrales; al lado de una laguna con la cual
habían protegido parte de su frente, estaba la
artillería. Manrique avanzó a reconocer y su
descubierta atacó a una partida enemiga; el Jefe de
vanguardia creyó conveniente sostener a su gente, para lo
cual avanzó, descubriendo entonces a un grueso cuerpo de
caballería e infantería realistas. Empeñado
el combate, el ruido del
cañón llegó al pueblo. Urdaneta
"subió a escape la Galera y movió la segunda
división", la cual en esos momentos descansaba; a pesar de
la rapidez del movimiento de esas tropas, el auxilio fue
tardío. Manrique perdió casi toda su gente (500),
salvándose sólo unos cuantos jinetes.

La acción se iniciaba de manera
peligrosa; pero la energía de Bolívar, la
situación especial de aquel ejército que se
sabía aislado en una región poblada de enemigos, la
vista de los compañeros sacrificados, levantaron el
espíritu combativo de las tropas, a las cuales dispuso el
Libertador en dos líneas y con ellas, marchó sobre
los realistas, sin disparar hasta ponerse a tiro de pistola. La
primera línea fue llevada al ataque por Urdaneta.
Bolívar conservó a su mando los Dragones. A pesar
de los tiros realistas, Urdaneta llegó a la distancia
deseada y rompió su fuego, al mismo tiempo que ordenaba
tomar dos piezas de artillería situadas en las alas del
español, por ser "las más
mortíferas".

Cinco minutos de bien aprovechado fuego
desordenaron a la infantería enemiga, sobre la cual
cargaron al arma blanca los patriotas, distinguiéndose el
Batallón "Sin Nombre", el cual, armado de lanzas
cayó sobre el centro enemigo. Yáñez viendo
comprometida la suerte de la batalla, cargó sobre la
retaguardia de la primera línea, para envolverla por la
derecha. La caballería patriota movida sobre
aquélla, por ser compuesta de gente recluta, fue detenida
por Yáñez y comenzaba a ceder. En ese instante,
Bolívar cargó con la caballería de reserva
(Dragones), y los lanceros de Ospino; la columna de
Yáñez se detuvo a su vez y lanceada ferozmente, se
desordenó. En tanto Urdaneta rápidamente
reanimó a la caballería de Barinas y la
volvió contra las rotas caballerías de
Yáñez, completando la victoria. Los
españoles perdieron más de 1.000 muertos. No se dio
cuartel.

Tal fue la batalla de Araure, 5 de
diciembre de 1813. Ejemplo de acertada dirección del
grueso y de la influencia extraordinaria que las fuerzas morales
tienen en el combate. Manrique emplea mal su vanguardia, pues se
deja enganchar en una pelea completamente desigual. Muy cerca de
la línea enemiga no pudo avisar a tiempo. Gracias a
Urdaneta, quien alertado por el fuego, dispuso el oportuno
movimiento de la segunda división, pudieron salvarse los
contados supervivientes. Con su acostumbrada serenidad, el Mayor
General lleva la primera línea, reordenándola
cuando así lo imponía el efecto del
cañón enemigo, hasta una muy corta distancia desde
la cual el resultado de su descarga fue tremendo y de inmediato
aprovechando para cargar a la bayoneta o lanza en
mano.

Bolívar aprecia
instantáneamente el peligro gravísimo ocasionado
por la acción de Yáñez. Lo carga y desordena
y sigue hasta apoderarse de tres piezas de artillería.
Urdaneta vuela a la segunda línea, la reanima y cae sobre
el resto de la caballería realista, la destroza y derrota.
La persecución la hace el Mayor General hasta Guanare de
donde envió a García de Sena para Barinas. Urdaneta
mereció en esta acción el calificativo de "el
más constante y sereno oficial del
Ejército".

Bolívar confió al Mayor
General el mando del ejército de Occidente
previniéndole de tomar disposiciones con vista a ocupar la
provincia de Coro. Urdaneta entró a Barquisimeto el 24 de
diciembre de 1813. Allí se ocupó de reorganizar sus
tropas, batir las partidas enemigas y colectar recursos, los
cuales escaseaban en la provincia de Caracas. Por la vía
de Carora, previamente ocupada, se movió sobre Coro,
derrotando al indio Reyes Vargas en Baragua (11 de enero de
1814). Acampado y cuando las tropas sólo pensaban en
batirse hacia el norte, llegaron esa misma noche, comisionados de
García de Sena quien le exponía "en pliegos",
haberse reducido a la ciudad de Barinas donde esperaba lo
sitiasen las fuerzas españolas. Preocupado Urdaneta por la
posible pérdida de los llanos, resolvió desistir de
la acción sobre Coro y contramarchó,
adelantándose él con unos cuantos jinetes.
Decisión atinada ya que las operaciones sobre
Coro no compensarían la posibilidad realista de
dueños de Barinas y San Carlos, amenazar a Valencia
cortando a los patriotas. Llegado a Barquisimeto, con la
guarnición de la ciudad y algunos socorros, siguió
hacia Barinas, llegando el 23 de enero de 1814 cerca de Guanare.
Allí supo la inexplicable actitud de García de Sena
quien había abandonado la ciudad pretextando salir en
busca del enemigo, el cual había entrado en la indefensa
población en busca del enemigo, el cual
había entrado en la indefensa población y
"degollado a sus pocos defensores". Una partida enemiga
presentose mientras Urdaneta interrogaba a un oficial escapado
del degüello; enviose a reconocerla al Capitán
Alcántara con 14 dragones; éste pudo llegar en su
seguimiento hasta un "bajo de la sabana" donde estaba una
división enemiga que los cargó matando nueve
dragones. Era Yáñez quien volvía al centro
luego de ocupar Barinas.

Urdaneta llegó el 24 de enero a
Ospino y de allí siguió a Barquisimeto. Al jefe de
la guarnición de Ospino, le ordenó fortificarse lo
mejor posible y esperar el ataque. De Barquisimeto envió
en socorro del Comandante José María
Rodríguez (defensor de Ospino) al Batallón
"Valencia". Las tropas de Rodríguez salieron para reunirse
con el "Valencia" y atacados por Yáñez lo
rechazaron, en una de las cargas cayó el Jefe
español. Los sucesos de Ospino (a cuyo jefe ordenó
replegarse a San Carlos), determinaron a Urdaneta a organizarse
mejor en Barquisimeto a fin de impedir la fusión
de las partidas realistas de Coro y del llano y la misma ciudad.
Aparte de volver sobre Ospino y batir las tropas de
Yáñez ahora al mando de Calzada.

La grave situación de la provincia,
en la cual "solo el territorio ocupado por las tropas
podía considerarse como afecto a la
República"; los rumores sobre la pérdida de
ésta y la imposibilidad de recuperación,
exigían de Urdaneta todos los esfuerzos para impedir el
soliviantamiento de las tropas, en las cuales, muchos eran
partidarios de marchar a Casanare.

Enviado un refuerzo al Libertador, quien
con urgencia lo pedía, quedó Urdaneta con 650
hombres y rodeado de enemigos. Noticiosos los patriotas del
avance de Ceballos, envió Urdaneta una columna hasta
Quíbor, pero Ceballos, prevenido, marchó sobre
Barquisimeto, lo atacó y obligó a Urdaneta a
retirarse sobre Cabudare, cortándolo de la columna de
Quíbor. El Jefe de ella (Meza) amenazado por los
españoles retrocedió hasta Trujillo.

Urdaneta con su poquísima gente
trató de alcanzar San Carlos, batió varias
guerrillas enemigas y por un herido español supo de la
llegada de Calzada a San Carlos, por lo cual decidió
burlar al cerco español y entrar en la ciudad, cosa que
efectuó el 11 de marzo con "insuperable pericia".
Combatieron los patriotas, rodeados por Calzada y Ceballos,
diariamente. Ante su situación, Urdaneta decidió
evacuar San Carlos, para lo cual, el 21 de marzo de 1814
ideó un ataque falso sobre el sur; allí
ocurrió el enemigo, mientras con un verdadero ataque, los
patriotas pasaron las líneas enemigas por el norte y
comenzaron marcha en dirección a Valencia. Con ello
escapó numerosa emigración. Por la serranía,
rechazando algunos ataques de guerrillas, salieron a Valencia
cuyo mando asumió Urdaneta el 27 de marzo, tomando de
inmediato las medidas necesarias para resistir el ataque enemigo
previsto.

Acopió toda clase de
víveres; la escasez de
ganados obligó a salar mulas y burros. Mejoró los
hospitales, en los que tenía más de 500 heridos y
enfermos. Como Ceballos "era el Jefe más lento de los
jefes españoles", tuvo Urdaneta la posibilidad de ocuparse
de dichos trabajos y de comunicar a Bolívar las novedades
ocurridas. Con fecha 26 de marzo de 1814, Bolívar le
envía su célebre orden: "Defenderéis a
Valencia ciudadano General, hasta morir€¦
perdiéndola se perdería la
República€¦". Contenía la
comunicación del Libertador la orden de enviar 200
hombres en auxilio de D"Elhuyar quien mantenía el sitio de
Puerto Cabello. Cumplida, sólo quedaron disponibles para
defender Valencia unos 400 individuos de tropa y algunos
habitantes que se presentaron cual voluntarios. El 29 de marzo de
1814, Ceballos y Calzada con más de 3.500 hombres
comenzaron el sitio, reduciéndose los patriotas a sus
obras de fortificación en las cuales disponían de
18 piezas de artillería.

Atacados incesantemente, sin agua, por
haberse agotado (31 marzo) y en la imposibilidad de llegar al
río, Urdaneta previó la posibilidad de un asalto
general y dio órdenes de clavar la artillería y de
replegarse los defensores al cuartel de ésta, donde se
guardaban los pertrechos, con la intención de volarse. El
día 2 de abril un terrible ataque enemigo fue rechazado.
La situación era casi insostenible, las tropas y
habitantes muriendo de sed; reducidos los combatientes por
muerte o
heridas a menos de la mitad y con poca munición. "Todo
anunciaba que el día siguiente sería de desastres
para la plaza".

Pero los sitiados ignoraban que en la noche
de dos había llegado a las líneas españolas
Boves, replegado luego de haber sido puesto en fuga de
Mariño en Bocachica y perseguido según
creía, muy de cerca, por Bolívar. Allí
termináronse los bríos de Ceballos y Calzada,
quienes levantaron el campo, mientras Boves seguía hacia
el Guárico por el Pao.

Bolívar, quien se había
adelantado, llegó a Los Guayos y de allí
envió una india a
Urdaneta para que le dijese continuara la resistencia; esta
mujer
llegó cuando ya las tropas realistas se habían
retirado. Urdaneta mandó una partida de Oficiales a
Bolívar para comunicarle lo sucedido. En la mañana
del 3, entró el Libertador a Valencia y después
llegaron las tropas de Montilla y las de Mariño. Este
recibió el mando de las fuerzas de Occidente con la orden
de buscar el enemigo en la dirección de San Carlos.
Llevaba las mejores tropas disponibles, cerca de 3.000 hombres,
con Bermúdez, Montilla, Sedeño. Por Mayor General,
Rafael Urdaneta, cuya presencia en terreno para el bien conocido,
podía ser valiosísima al Jefe Oriental. La
caballería se había remontado con los caballos
cogidos a Boves.

No sólo era conveniente buscar a
Cajigal; era necesario sacar el ejército de Valencia,
agotada por el sitio. El mando, atribuido a Mariño era
idea de Bolívar, para aumentar el prestigio del Jefe
oriental y hacerle ver las consideraciones que se le guardaban.
Pero Mariño, muy confiado, marchó sin un
dispositivo conveniente y con pocas municiones. Por
informaciones, obtenidas de un individuo
quien se presentó a Mariño, éste
creyó a San Carlos evacuada y a Cajigal en retirada hacia
el llano. Pese a todas las indicaciones de Urdaneta,
Mariño decidió marchar a San Carlos para lo cual se
puso a la cabeza de la caballería, ordenando a Urdaneta le
siguiese con la infantería. En el paso de Orope, la
caballería sufrió el fuego de tropas
regulares.

Urdaneta lo hizo notar a Mariño,
haciéndole ver el peligro de comprometer una
acción, cortos de municiones y de víveres.
Mariño, quizás celoso de su autoridad o
confiado en su valer personal,
decidió seguir, para encontrar al enemigo formado en
batalla a la "orilla de la ciudad" (16 de abril). Cajigal le
oponía 2.500 hombres bien municionados y frescos.
Mariño optó por mantenerse en defensiva, contra
toda recomendación. Hacia las cuatro de la tarde la
caballería enemiga rompió la derecha del
Ejército patriota con una carga y amenazó su
retaguardia, mientras la izquierda era atacada a su vez. Los
nuestros cedieron y los esfuerzos de Urdaneta para contener la
derrota fueron inútiles. Los patriotas no fueron
destruidos totalmente gracias a la inacción de
Cajigal.

La derrota de El Arao fue funesta en cuanto
permitió a Boves rehacerse y a Ceballos y Cajigal reunir
las partidas dispersas.

Urdaneta asumió el comando y
emprendió la retirada hacia El Tinaco. En el camino
supieron que Mariño había escapado gracias a la
devoción de un oficial de nombre Calzadilla, quien le
llevó al anca del caballo y presentó el pecho por
él, hasta caer herido; recogido, siguieron, lllegando al
Tinaco al día siguiente. Allí encontraron numeroso
parque destruido; sin víveres, Urdaneta siguió
hacia "Las Palmeras", donde ardían las cureñas de
la abandonada artillería. A poco, de unos conucos,
salieron Mariño y Sedeño. Mariño
ordenó seguir hacia Valencia. Urdaneta había
salvado su responsabilidad al dar justos consejos y su
reputación de Jefe, salvando a su vez casi toda la
infantería.

La derrota de El Arao obligó al
Libertador a suspender sus operaciones sobre Puerto Cabello;
regresó a Valencia, donde la llegada de la
infantería con Mariño y Urdaneta pareció
cosa milagrosa. Procedió Bolívar a concentrar los
efectivos disponibles, pues Cajigal se acercaba y la
situación imponía nueva batalla.

El 17 de mayo de 1814, salió
Bolívar en busca de los realistas; había podido
reunir unos 4.500 hombres. El general español, esperaba a
Boves y asumió una actitud defensiva.

El Libertador deseaba darle batalla antes
de que se efectuara dicha reunión, pero él mismo
esperaba a Ribas.

Cajigal estaba en Guataparo a 7
kilómetros de Valencia y ocupaba buenas posiciones.
Bolívar se formó frente a los españoles y
para provocarlos y hacer que se moviesen, dejó su
izquierda expuesta. Cajigal trató entonces de envolver a
los patriotas con su caballería, pero una maniobra de los
patriotas previno el movimiento de los realistas, quienes se
desconcertaron y limitaron su ataque a tiros de
cañón y a un empeño de sus cazadores sobre
la derecha patriota, donde Bermúdez los rechazó.
Siguió una fuerte lluvia y para prevenir cualquier
iniciativa realista, oficiales republicanos provocaron entre las
líneas, combates singulares. El 18, el ejército
desenganchó volviendo a Valencia, donde Ribas
aportó 600 soldados. Conocedor Cajigal de la llegada de
Ribas, retrocedió el 20 y se instaló en las
ondulaciones que limitan el sur de la sabana de Carabobo. En esas
circunstancias, Urdaneta fue avisado del paso de una columna como
de 200 hombres por el camino de San Diego. Descubrió que
eran soldados de Oriente desertados. Destacó sobre ellos
caballería y se dio la alarma por si otras tropas estaban
dispuestas a seguir tan nefasto ejemplo.

Alcanzada aquella gente, fueron castigados
con la muerte los cabecillas y un soldado de cada cinco. El 25 de
mayo los patriotas salieron hacia Carabobo, durmieron en Tocuyito
y al día siguiente estaban frente al enemigo. Durante la
tarde y en la noche, una lluvia fuerte y continua obligó a
recoger los fusiles y almacenarlos en una casa donde estaba el
Cuartel General . Quedaron armadas las avanzadas, y Jefes y
Oficiales, con la caballería, hicieron guardia hasta el
día siguiente cuando se repartió el
armamento.

Cajigal había colocado su izquierda
(de caballería) apoyada en un bosque y en una
elevación donde dispuso 200 cazadores y un
cañón. El centro lo formaban dos Regimientos:
"Sagunto" y "Numancia" con cinco piezas de artillería. La
derecha la formaba el resto de la caballería y otros
tantos infantes. En reserva el regimiento de Granada y algunas
tropas de Coro. Estaba a caballo sobre el camino real, con el
frente hacia Valencia. Apoyado en ondulaciones y bosque: el
terreno para abordarlo era plano. Su caballería se
inflexionaba hacia adelante como en tenazas. Tenía 6.000
hombres.

El 28 de mayo los patriotas (5.000) se
formaron frente a los realistas, en dos líneas. La
primera, al mando de Urdaneta, comprendía las divisiones
Valdez, Florencio Palacios y Bermúdez. Así se
colocaron, de izquierda a derecha. En sus extremos un
escuadrón de caballería y dos piezas de
cañón. A una distancia conveniente formó la
segunda línea, con el grueso de la caballería en el
centro y las divisiones de jalón a la izquierda y de
Leandro Palacios a la derecha.

A las doce y media comenzó el avance
patriota, con fuego marchando. La caballería enemiga
cargó la derecha independiente, arrollando al
escuadrón de carabineros, pero recibidos por el fuego de
Leandro Palacios y fusiladas por la espalda desde el extremo de
la primera línea, pasó por entre las dos filas
patriotas amenazando la retaguardia de la primera línea,
mientras una columna desprendida de aquel grueso, en un ataque de
mayor amplitud trataba de llegar sobre la espalda de
Jalón.

Visto por Bolívar el efecto de los
fuegos, lanzó su caballería sobre la realista,
ésta huyó, cayendo sobre la izquierda
española desordenándola. Urdaneta, quien
había continuado su avance, dispuso cargar a la bayoneta,
rompiendo el centro enemigo. Cajigal trató de contener el
avance dando el Granada, pero éste, atacado por
Bermúdez y Valdez, retrocedió, mientras la
caballería realista y la infantería de la derecha
huían. Urdaneta empujó la persecución hasta
la sabana de Taguanes, donde se detuvo, pues sólo
habíanle seguido Montilla, Jugo y unos cuantos oficiales.
De Tinaquillo, ordenó Bolívar que Urdaneta siguiese
en persecución de Cajigal. Mientras él regresaba a
Valencia.

Siguió el Mayor General, la
vía de Barquisimeto, hacia donde suponían
había huido el General español. En San Carlos
dejó al Comandante Rodríguez para asegurar sus
comunicaciones
con Bolívar y con 600 hombres continuó a
Barquisimeto y las partidas realistas. Regresó luego a
Barquisimeto y salió la pérdida de la primera
acción de Barquisimeto", como la población
sufría por las crueldades realistas prefería
perecer junto con las tropas, pero causando a éstas
peligros y retardos de toda clase.

En Araure le llegaron las fatales noticias de la
derrota de La Puerta, con la retirada de Bolívar a Caracas
y el avance de Boves. Estas le decidieron volver a San Carlos en
busca de información y de órdenes.
Combatiendo algunas guerrillas avanzó hasta Camoruco donde
impuso a la emigración marcharse por el camino empleado
por Urdaneta en el otro sitio, mientras con su pequeña
fuerza tomaba
el camino real. Rechazado todo intento realista, entró en
la ciudad donde se le reunió la
emigración.

La situación era
gravísima.

En la imposibilidad de permanecer
allí o de ser útiles en Valencia (que se
sabía sitiada), resolvió Urdaneta, no sin
oír las opiniones en una junta de guerra,
retirarse hacia El Tocuyo, "donde tendrían la ventaja de
no haber enemigos a la espalda, pues que Trujillo
permanecía tranquilo".

Al sufrimiento moral
ocasionado por las noticias, por abandonar el centro, separarse
de Bolívar cuya suerte no se conocía,
añadíanse graves problemas
materiales:
poca gente (Rodríguez había sido llamado a
Valencia), pocas municiones y pocos víveres, la
emigración. Con ésta toda marcha rápida para
evitar el enganche con los realistas se imposibilitaba.
Tomó, pues, Urdaneta, la responsabilidad de dejarla en San
Carlos donde podría esperar alguna clemencia. Los hombres
marcharían con él; "mujeres y niños
quedarían bajo la protección del
Todopoderoso".

Apunta Urdaneta en sus memorias que
tres mujeres, vestidas de hombre se
metieron en las filas. "Estas fueron Josefa Camejo, cuyo marido
estaba allí; la hermana de los Capitanes Canelones y
la mujer de un
tal Valbuena, llamada Josefa Tinoco: siguieron hasta el reino".
Púsose en marcha hacia Trujillo (de donde se había
movido hacia adelante el jefe patriota Meza), utilizando los
bosques, pues el realista Ramos que trataba de impedirle el paso
sólo tenía caballería; en los alrededores de
Camoruco tuvo la alegría de reunirse con Meza; pasaron el
río en Paso de Cojedes y al siguiente día llegaron
a Cabudare. Ceballos no quiso combatir a los patriotas y se
retiró a Bobare. Pudo entrar Urdaneta a Barquisimeto sin
combatir. Siguió a Cerritos Blancos y luego a
Quíbor y a El Tocuyo, donde la columna (1.000) hombres),
descansó.

En El Tocuyo se le reunieron las tropas del
Comandante José María Rodríguez, aquel quien
llamado de San Carlos a Valencia había atendido a la orden
y con su impedimenta marchado, dispuesto a entrar en la ciudad.
Impedido por los ataques realistas, se retiró por Nirgua,
San Felipe y Barquisimeto, no sin combatir incesantemente.
Rodríguez había muerto peleando el día
anterior y el mando lo tenía el Comandante Vicente
Landaeta, traía 46 hombres!€¦ Supo así
Urdaneta, los desastres, la retirada a Oriente, la pérdida
de Valencia€¦ Ya sin ninguna esperanza,
determinó marchar a la Nueva Granada. Llegó a
Trujillo, desde la cual, el 27 de julio de 1814 escribió
al Presidente del Congreso Supremo de la Nueva Granada
explicándole la situación y sus
intenciones.

De Trujillo pasó a Mérida,
allí aumentó sus tropas con las pocas provenientes
de Barinas; en ellas venía el Capitán José
Antonio Páez. Sostuvo con varia fortuna algunos
encuentros. La presión de
Calzada lo obligó a marchar hacia Cúcuta con una
"inmensa emigración". Esta llegó al Rosario de
Cúcuta el 27 de septiembre. Urdaneta con el
ejército había quedado en Táriba. En
San Antonio
ordenó la marcha a Casanare de los oficiales que
encuadrarían el ejército a formarse.

Urdaneta ya a las órdenes del
Gobierno
granadino, marchó a Cundinamarca. En tanto Bolívar
había llegado a la Nueva Granada y el 27 de noviembre de
1814 escribió a Urdaneta notificándole haber sido
nombrado General en Jefe de todas las fuerzas y
ordenándole marcharse hacia la capital. Las
tropas cuando supieron las noticias de Bolívar se movieron
sin órdenes hacia Pamplona donde se encontraba el
Libertador. Urdaneta tuvo que aceptar aquella singular iniciativa
y marchó luego hacia la ciudad donde se abrazó con
Bolívar. Este, en la tarde, agradeció a las tropas
la demostración hecha, pero les recordó la
necesidad de ser fieles a la disciplina. Al
día siguiente siguieron a Tunja. De aquí, abrieron
operaciones sobre Bogotá, la cual tomaron el 12 de
diciembre; sometiéndose los alzados al Gobierno Central.
El 5 de enero de 1815, Urdaneta asciende a General de
División.

Destinado a cubrir las fronteras en la zona
de Cúcuta, en esas funciones permanece hasta la llegada de
Morillo, cuando es enviado a Casanare (marzo de 1816).

En Casanare luego del efímero mando
de Santander, todas las voluntades se reúnen alrededor de
Páez. A su lado Urdaneta combate en el Yagual, a donde
llevó la vanguardia y combatió con eficacia y grande
valentía, tantas como para merecer elogios de
Páez.

Urdaneta hace la vida del llanero y con
tres escuadrones de ellos desde San Fernando, mandó un
reconocimiento exitoso sobre Barinas. Cumplida esta misión
resolvió Urdaneta ir a reunirse con Bolívar de
quien decíase estaba en Barcelona. Motivos de muy diversa
índole aconsejaban a Urdaneta la partida. Su grado de
General de Division; el haber sido propuesto el inicio de la
campaña para Jefe del Ejército; las intrigas y
envidias y hasta un atentado cometido por algunos soldados, del
cual salió bien gracias a la oportuna ayuda de Aramendi y
muy especialmente su deseo de ponerse a las órdenes de
Bolívar.

Viajó por el Meta, el Orinoco y la
Guayana hasta Caicara y de allí pasó al "pueblecito
de Caura"; donde se reunió con Arismendi quien regresaba a
Barcelona. Atravesaron el Orinoco, llegando a San Diego de
Cabrutica donde se reunieron con Zaraza quien los llevó
hasta el hato de Punche; allí se encontraron con
Mariño. Este enviaba un rebaño de trescientas reses
a Barcelona, cosa que aprovecharon Urdaneta y sus Oficiales
así como algunos "desterrados" provenientes de las filas
de Piar. Urdaneta, por haberse negado a seguir viaje el
Comandante Sotillo, se encargó con sus oficiales de llevar
el ganado. Finalmente pudo entrar a Barcelona con cien reses.
Reunido con Bolívar, apoyó el proyecto de
éste de salir hacia Guayana.

En El Carito, Mariño le da el mando
de una división (mando no asumido), y contra su voluntad y
principios se
ve envuelto en las intrigas e indisciplina de aquellas fuerzas,
donde los jefes se disputaban el mando para desesperación
de quienes creían que la Patria debía pasar
primero. Las noticias difundidas de que Bolívar
había sido asesinado, movieron a Justo Briceño
(éste en Bogotá recibiría en su casa a
Santander en aquel famoso setiembre!) y al Coronel Salcedo, a
entrar en la casa de Urdaneta para sacar de ella al Comandante
Rafael Jugo (de quien se decía había organizado el
asesinato de Bolívar) y matarlo. Se opuso el General
diciendo que en todo caso debían matarlo también a
él€¦

Urdaneta expuso el peligro de abandonar a
Freites e instó a marchar en su ayuda. Nada pudo
convencerlos. Sólo, ya cuando el ejército se
deshacía, por las intrigas, consiente Mariño en
darle un batallón y Monagas 200 jinetes; pero era tarde,
en Aragua de Barcelona encontraron al Teniente Raimundo Freites y
a unos pocos, quienes resultaron ser los únicos escapados
a las bayonetas españolas. En Santa Ana, Urdaneta
siguió con unos 12 soldados hacia San Francisco (de
Cumanacoa) mientras Mariño marchaba sobre Cumaná.
En aquel pueblo, Antonio José de Sucre le entrega dos
batallones y Urdaneta lo emplea cual Jefe de Estado Mayor.
Desconoce Urdaneta los acuerdos de Cariaco y pudo convencer a la
mayoría de los oficiales de seguirlo hacia el Orinoco para
reunirse con Bolívar.

Mariño intentó convencer a
Urdaneta para lo cual lo buscó en Guanaguana, pero
Urdaneta lo rechazó y continuó viaje a
Maturín hacia donde había dirigido a los
Oficiales.

Pasó el Orinoco más abajo de
Angostura y pasado el río "la primera persona que
Urdaneta encontró fue el General Piar ya sin mando".
Cruzose así el corazón
tranquilo de Urdaneta quien por Bolívar había
padecido los mayores sufrimientos, los fríos y los calores
y las maquinaciones de la envidia, con aquel Jefe ilustre ya
roído por la enemistad y azuzado por la ambición.
Esta no le dejaba ver la realidad, sus limitaciones, el peligro
para el país. En fin, estaba renunciando a lo que era:
General en Jefe, tras la sombra de un imposible mando civil y
militar.

Reuniose Urdaneta con Bermúdez y
pudo entrar con las tropas victoriosas a la ciudad abandonada. La
actitud de Piar impuso a Bolívar el empleo de
medidas destinadas a reforzar su autoridad y la disciplina; entre
ellas se dio a Urdaneta el mando de la división "Piar", en
Guayana la vieja. Luego fue enviado al Apure y al Arauca para
llevar instrucciones a Páez.

Volvió a Angostura y en el pueblo de
La Piedra, encontró al Libertador, quien le ordenó
continuase viaje y regresara inmediatamente. Asiste a la junta de
San Pablo cerca de Ortiz, donde opinó porque se
consolidase la posesión de los llanos. Prevaleció
la de seguir a los Valles de Aragua. Fue nombrado por
Bolívar, en La Victoria, Gobernador de la Provincia de
Caracas.

Supo de la derrota de La Cabrera (14 de
marzo de 1818), la cual comunicó a Bolívar en El
Consejo. Hace la retirada, no sin expresar al Libertador sus
temores de pérdida del Ejército y de que mejor era
arriesgar batalla. Al pasar la Quebrada de Semen las tropas
fueron dispuestas en una planicie de buen tamaño; a poco
llegó el enemigo y el 16 de marzo de 1818 se combate
encarnizadamente, la ventaja era de los patriotas, pues herido
Morillo no podía ejercer el mando y sus tropas empezaban a
retroceder, los patriotas persiguiéndolos se desordenaron.
Un cuerpo fresco realista (tropas de Calzada) alcanzó en
ese momento el campo de batalla, se lanzó sobre los
patriotas y permitió rehacerse a los que ya huían.
"La explosión de unos cajones de pólvora"
determinó un pánico
en la caballería patriota y la batalla se perdió.
Salvose gran parte de las tropas pero quedó
dispersa.

Urdaneta pasó de los llanos del
Guárico a San Fernando y de allí fue enviado a
Cumaná donde medió en las disputas de Mariño
y Bermúdez.

Más tarde fue encargado de la
Jefatura del Estado Mayor. En tal calidad
marchó con Bolívar al Apure. Fue de los Diputados
al Congreso. Luego con el debido permiso, fue enviado a Margarita
a encargarse de los voluntarios extranjeros.

Allí debió
desempeñarse entre los obstáculos opuestos por
Arismendi y Gómez a la salida de tropas y a las desmedidas
peticiones de los legionarios. Llegose al extremo de tener que
ordenar la prisión de Arismendi y su remisión a
Angostura. Pero todas las medidas tomadas no fueron suficientes
para reunir las tropas a tiempo para la proyectada
expedición de Bolívar.

De Margarita pasó con 500 hombres a
Barcelona, en donde los ingleses e emborracharon y sólo
Urdaneta con unos 150 alemanes y unos cuantos criollos pudo
imponer el orden. Decidió reembarcarse y fue hasta el
Puerto de Bordones donde se le unió el Coronel Montes y
efectuaron algunas intentonas contra las fortificaciones de
Cumaná. De allí marchó a Maturín,
donde se enteró de la Vice-Presidencia de Arismendi y
entregó sus tropas a Mariño. Pasó en seguida
a Guayana, y siguió por el río en el cual se
cruzó con Bolívar victorioso.

El Libertador al saberlo le envió el
nombramiento de Jefe de "La Guardia" (8 de setiembre de
1819)

Urdaneta recibe instrucciones de operar
sobre Maracaibo para lo cual el 1º de enero de 1820
pasó al Arauca, siguió por la Cordillera y
marchó por Chita hacia Pamplona. Cerca de Cúcuta
encontró en retirada a las tropas adelantadas hacia San
Cristóbal y supo que La Torre estaba en los alrededores de
La Grita.

Reunió esas fuerzas y marchó
contra los españoles a quienes empujó hasta el otro
lado del Chama. Llegado Bolívar a San Cristóbal, le
ordenó observarse a La Torre y sostuviese la línea
San Cristóbal, Táriba, Lobatera.

Comisionado por Bolívar para buscar
parque en Achaguas (3.000 fusiles, etc.), desempeñó
la comisión, regresando además con dos batallones.
Los meses siguientes los pasó reforzando sus
tropas.

Tomó parte en la negociaciones
previas al armisticio. Tuvo la suerte de recuperar para Venezuela la
Provincia de Maracaibo, la cual con su Jefe, el venezolano Don
Francisco Delgado se pronunció por los patriotas. Roto el
armisticio, fue enviado a organizar una división en
Maracaibo, para actuar sobre Coro y concurrir a la
concentración que el Libertador encaraba efectuar en San
Carlos para dar batalla decisiva.

Al efecto marchó de Maracaibo el
1º de mayo de 1821; pasó el Lago, destruyó a
los realistas de Camarigure y de San Félix. Siguió
sobre Coro por Casigua. Alcanzó Mitare el 9 de mayo. A
Coro el 11. El 25 recibió instrucciones del Libertador
fechadas en Barinas el 14 de mayo, donde se le decía
buscara la reunión por Guanare o si los realistas se
interponía, se juntase con Cruz Carrillo y efectuase las
operaciones que creyese convenientes.

Urdaneta se movió sobre Carora el 28
de mayo. Antes había nombrado al Coronel Escalona (quien
después de siete años de esconderse en Caracas, con
el armisticio pudo salir a Curazao y llegar a Coro), Gobernador
de la Provincia. En El Pedregal incorporó al
Batallón "Rifles" y llegó el 13 de junio a
Barquisimeto. El 16 de junio de 1821, la división (2.000)
se reunió en San Carlos. Pero su Jefe, en Carora
debió darle el mando al Coronel Rangel. Parte del
itinerario lo había recorrido Urdaneta sufriendo los
más grandes dolores. Sobrepúsose, pues
quería y con razón, cumplir las órdenes del
Libertador de la manera más satisfactoria, pero en Carora
se le hizo imposible continuar la marcha (había recorrido
unos 400 kms.) cuyo total sería, hasta San Carlos, 590
kilómetros. Las tropas que efectuaron esta marcha, la
iniciaron con todo lo necesario a la pobreza y
hostilidad de la zona que deberían atravesar.
Además, los batallones salieron completos, bien instruidos
y vestidos. Con una reserva de raciones y vestuario. Llevó
también 50.000 tiros fuera de dotación y 12.000
piedras de chispa.

La fuerza llevada por Urdaneta muestra su
capacidad administrativa, sus dotes de organización y el éxito
de la marcha su capacidad de Jefe. No pudo asistir a la Segunda
de Carabobo; pero sus servicios
habían sido tan eminentes que Bolívar el 6 de junio
de 1821 pidió su ascenso a General en Jefe.

Se le autorizó a tomar de las cajas
todo lo necesario a su curación y sin esperar a que lo
estuviere se le dio el mando de la frontera de
Cúcuta y luego el de la expedición que se pensaba
enviar a Panamá.
Nombrósele luego Gobernador de Cundinamarca.

En setiembre de 1822 fue enviado de nuevo a
Cúcuta, pues Morales actuaba sobre Maracaibo.

En 1823, fue electo Senador por su
provincia natal y ocupó la Presidencia del Senado de
Colombia. No
satisfecho con estos servicios, pidió al Libertador se le
destinase al Ejército del Sur lo cual no le fue concedido,
pues la República lo necesitaba más en el cargo que
desempeñaba. El año 1824, fue nombrado intendente
del Zulia, donde ejerció un mando ejemplar y
progresista.

Conocedor de las intrigas contra el
Libertador y su obra, toma posición, no distinta de la que
siempre tuvo. Lealtad y franqueza distinguen no sólo su
conducta, sino su
correspondencia. A Páez reprocha su olvido de los
intereses de la Patria. A Bolívar previene de las
ambiciones de Santander.

El año de 1928 desempeña la
Secretaría de Guerra y le toca presidir el Tribunal que
debió juzgar a los asesinos de setiembre.

En la sentencia contra Santander
decía: "Que como ciudadano de Colombia y mucho más
como General de la República no sólo ha cumplido
con sus primeros deberes de haber impedido la conspiración
y asesino premeditado contra el Jefe Supremo de la Nación,
sino que se tramaba el horrendo designio de asesinar en Soacha al
Libertador"€¦ "En esta virtud se declara que el
General Francisco de Paula Santander, se halla incurso en la
calificación que comprende el segundo inciso del
artículo 4 de este último decreto a la pena de muerte
y confiscación de bienes a favor
del Estado, previa degradación de su empleo, conforme a
Ordenanza, consultándose esta sentencia para su
aprobación y reforma con S.E. el Libertador
Presidente".

Urdaneta actuó cargando "con cuanto
de odioso tienen las dos conspiraciones, creyendo que un ejemplar
castigo daría la paz a Colombia"€¦
"Más, todo ha sido vano y mi trabajo se ha
perdido; se han fusilado cuatro
miserables"€¦

Urdaneta creyó en la culpabilidad
de Santander y no fue partidario del indulto, pues vio en
él la ruina de Colombia. Ya en el año 1830 se
esfuerza en conservar la unidad de la República. Pero
temeroso de la guerra civil recomendó al Libertador, en
Fucha, que antes de irse, decretarse la separación. Pero
el Libertador, resolvió dejar dicho asunto al Congreso.
!Pasó entonces Urdaneta como sospechoso!.

La reacción contra los amigos de
Bolívar no perdonaría a Urdaneta su lealtad y
desvelos. Renunció por ello a la Comandancia de Armas y
salió con su familia. Las
revueltas sucedidas lo llevaron a proponer se llamase a
Bolívar, pero sólo con carácter de General. Pero la renuncia de
Mosquera y el deseo de los vecinos de Bogotá y de las
tropas le encargaron del Gobierno y de que llamase al
Libertador.

Muerto Bolívar, Urdaneta propuso se
convocase al pueblo para decidir sobre el Gobierno y
renunció al mando. Celebró en Apulo una entrevista con
el vicepresidente Caicedo y firmaron un acuerdo. Allí
mismo pidió Urdaneta pasaporte. Escaparía al
asesinato milagrosamente. Dirigiose a Santa Marta.

Venezuela le cerraría sus puertas.
Mucho más tarde, después de haber perdido sus pocos
dineros en el exilio, se le permitiría vivir en la
provincia de Coro. Allí tuvo la satisfacción de que
se le eligiese representante al Congreso. Fue Ministro en el
Gabinete de Soublette. Cumpliría comisión en
Angostura a la muerte de Heres y finalmente, enviado a España
como representante de la República, para las
ratificaciones del Tratado de Paz y se enferma gravemente de un
cálculo
renal y moriría en París el 23 de agosto de 1845,
rogándole a sus hijos que devolvieran los viáticos
que le fueron dados por no haber cumplido cabalmente su
misión.

Urdaneta fue el General que con
excepción de Bolívar recorrió más el
territorio nacional, con las armas de la
República.

Era enemigo de la anarquía y
veía con horror los caminos seguidos por quienes
desmembraron a Colombia.

Como Jefe militar es muy completo: sereno
en el fuego. Con sus dotes de táctica y de estrategia que se
pueden apreciar en sus campañas y combates.

Es sobre todo, un hombre de principios y de
firmes resoluciones.

Para la historia militar, la marcha
hacia San Carlos cuando la preparación del segundo
Carabobo; la retirada hacia la frontera el año 14 y los
consejos en la campaña de 1818 justifican los laureles y
el Generalato en Jefe.

Algunos historiadores han criticado la
actuación de Urdaneta el año de 1830. Parecen
olvidar algo casi excepcional en la época: el Presidente
de Colombia encontró, para ella y para él, una
solución posible según la Ley.

En fin, Urdaneta es una de las más
interesantes y grandes figuras de nuestra historia. Y fue de los
pocos, capaces de comprender el valor
histórico real de la concepción
bolivariana.

 

 

 

 

 

Autor:

Andreina Urdaneta

Partes: 1, 2
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