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Víctimas del futuro – Adiós al liberalismo: en busca de la confianza perdida (página 9)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9

La tasa de desempleo
más baja volvió a observarse en Asia oriental,
con un 3,8%, seguida de Asia meridional y Asia sudoriental y el
Pacífico, con una tasa de desempleo en 2008 de 5,4% y 5,7%
respectivamente.

El informe indica
que las tres regiones asiáticas -Asia meridional, Asia
sudoriental y el Pacífico y Asia oriental- representaron
el 57% de la creación de empleo en el
mundo en 2008. Por otro lado, en la región de las
economías desarrolladas y la Unión
Europea, la creación de empleo neta en 2008 fue
negativa, menos 900.000 puestos, lo que explica en parte la baja
tasa de creación de empleo a escala mundial
este año.

En comparación con 2007, el aumento más
significativo en la tasa de desempleo se observó en la
región de las economías desarrolladas y la
Unión Europea (UE), que pasó de 5,7 a 6,4%. El
número de desempleados en la región aumentó
en 3,5 millones en un año y alcanzó los 32,3
millones de personas en 2008.

De acuerdo con el estudio en cuestión, el
África
subsahariana y Asia meridional destacan por sus condiciones de
mercado de
trabajo
extremadamente duras y por tener la proporción más
alta de trabajadores pobres de todas las regiones del mundo.
Aunque la tendencia ha ido en descenso durante los últimos
diez años, alrededor de las cuatro quintas partes de las
personas con trabajo en estas regiones seguían
clasificándose en 2007 como trabajadores
pobres.

Medidas en materia de
políticas

La crisis
económica de 2008 ha aumentado la preocupación por
las repercusiones sociales de la
globalización, asunto sobre el que ya advirtió
la OIT. Al subrayar la necesidad de adoptar medidas para apoyar a
los grupos
vulnerables del mercado laboral, como los
jóvenes y las mujeres, el informe de la OIT observa que
hay un enorme potencial de trabajo desaprovechado en todo el
mundo. El crecimiento y el desarrollo
económicos podrían ser mucho mayores si se diera la
oportunidad a las personas de tener un trabajo decente a
través de inversiones
productivas y políticas
activas dirigidas al mercado de trabajo.

"La Agenda de Trabajo Decente es un marco
político adecuado para hacer frente a la crisis. Incluye
un mensaje poderoso: que el diálogo
tripartito con las organizaciones de
trabajadores y empleadores debe desempeñar un papel
esencial en el abordaje de la crisis económica y en el
desarrollo de políticas", afirmó Juan
Somavia.

Según lo discutido por el Consejo de Administración de la OIT en noviembre de
2008, el informe enumera diversas medidas recomendadas por la OIT
en cuanto a la formulación de políticas que
están aplicando numerosos gobiernos, a saber:

i) mayor cobertura de las prestaciones
por desempleo y los regímenes de seguro,
reconversión profesional de los trabajadores que han
perdido el trabajo y
protección de las pensiones frente a la caída
catastrófica de los mercados
financieros;

ii) inversión pública en
infraestructuras y vivienda, infraestructuras comunitarias y
empleos verdes, incluso mediante obras públicas de
emergencia;

iii) apoyo a las pequeñas y medianas empresas;

iv) diálogo social a escala nacional, sectorial y
empresarial.

Si un gran número de países -usando sus
propias reservas acumuladas, préstamos de emergencia del
FMI y
mecanismos de ayuda más fuertes- aplicaran
políticas coordinadas conformes con la Agenda de Trabajo
Decente de la OIT, los efectos de la recesión en las
empresas, los trabajadores y sus familias podrían
amortiguarse y la recuperación podría prepararse
mejor.

– Según el FMI, estamos ante la previsión
de crecimiento más baja de los últimos 60
años (Expansión – 28/1/09)

(Por Alan Beattie / FT)

El Fondo Monetario
Internacional revisó hoy miércoles sus
previsiones para la economía
mundial, asegurando que el crecimiento en todo el mundo
quedaría prácticamente paralizado y que las
pérdidas de activos
financieros estadounidenses ascenderían a 2 billones de
dólares (1,51 billones de euros).

El recorte del FMI en las expectativas de crecimiento
globales para 2009 equivale al 0,5%, una importante
revisión a la baja comparada con la previsión de
noviembre, del 2,2%. En opinión de Olivier Blanchard,
economista jefe del FMI «la economía mundial llegará a
detenerse». Según la institución,
serán las economías más desarrolladas las
que sufran la peor recesión desde la Segunda Guerra
Mundial.

De las grandes economías industrializadas,
será Reino Unido el que caiga a un ritmo más
rápido, hasta un 2,8% este año, frente al 1,6% de
EEUU, el 2% de la eurozona y el 2,6% de Japón.
Aunque las economías de los mercados
emergentes resistirán mejor la crisis que en ocasiones
anteriores, el IMF también revisó a la baja el
crecimiento de algunos países como China, que
este año podría crecer un 6,7% e India, que no
superaría el 5,1%.

El FMI reiteró su opinión, según la
cual serán necesarias más reestructuraciones del
sector financiero para que los mercados crediticios vuelvan a
funcionar con normalidad, como parte de una recuperación
económica. "Para conseguir este objetivo, se
necesitarán nuevas iniciativas políticas que
identifiquen los préstamos incobrables; clasifiquen a las
compañías financieras según su viabilidad a
medio plazo y proporcionen apoyo público a las instituciones
mediante inyecciones de capital,
eliminando los activos tóxicos".

(The Financial Times Limited 2009)

– El Senado empieza a ajustar el paquete de
estímulo (The Wall Street Journal – 30/1/09)
Congresistas buscan que los beneficios lleguen al sector de la
vivienda

(Por Greg Hitt)

El Senado de Estados Unidos
comenzó a maniobrar el jueves sobre los detalles de un
plan de
estímulo económico de casi US$ 900.000 millones, en
medio de llamados por parte de demócratas y republicanos
para asegurarse de que los empleos creados por la medida vayan a
manos de trabajadores estadounidenses y no a empresas extranjeras
o inmigrantes ilegales.

Los senadores Ben Nelson (demócrata del estado de
Nebraska) y Jeff Sessions (republicano del estado de Alabama)
quieren que las empresas que se beneficien del estímulo
estén obligadas a verificar la ciudadanía de los trabajadores, bajo un
programa del
gobierno que
actualmente es voluntario. En el proyecto ya se
incluyeron estipulaciones de "comprar productos
estadounidenses" con el objetivo de asegurarse de que
artículos hechos en EEUU se utilicen en iniciativas
financiadas por el paquete. Estas propuestas han causado temores
en la comunidad
empresarial de que otros países reaccionen con medidas
comerciales que desfavorezcan los productos hechos en
EEUU…

– Los expertos económicos apuestan por la
regulación (La Vanguardia
1/2/09)

La comunidad
financiera reunida en Davos perjura del fundamentalismo del libre
mercado – El pesimismo de la crisis hace que el Estado sea
la única institución que inspira confianza – Las
gigantescas operaciones de
rescate en EEUU pasarán factura a las
generaciones futuras

(Por Andy Robinson – Davos)

Recurriendo a la terminología alemana, el
leitmotiv de la cumbre de Davos, celebrada esta semana en esta
pintoresca estación de esquí de la suiza germana,
es el eslogan oficial: "Dando forma a la poscrisis". Pero el
zeitgeist -el verdadero espíritu del momento- se
resumiría mejor con la palabra ¡Socorro!

El horizonte visto desde Latinoamérica

Los presidentes de
México y Colombia, Felipe
Calderón y Álvaro Uribe, respectivamente, pintaron
un cuadro inusualmente positivo sobre la preparación de la
región ante la crisis mundial, en contraste con las negras
perspectivas que planean en el foro económico. Claramente
optimista el primero y algo más moderado el segundo, ambos
alardearon de haber hecho los deberes de las reformas, de cuidar
las finanzas y de
ser excelentes destinos para las inversiones extranjeras.
También destacaron el hecho del crecimiento medio
ininterrumpido registrado por las economías
latinoamericanas del 5 por ciento en los últimos seis
años. Los dos únicos mandatarios latinoamericanos
presentes en esta exclusiva cita de la elite de la política y la
economía
no ocultaron, sin embargo, que la crisis financiera y
económica global ha tenido impacto en Latinoamérica. Pidieron inversiones y
capital para las instituciones crediticias, en un debate mano a
mano con el secretario general de la
Organización de Estados Americanos (OEA),
José Miguel Insulza.

"Jamás los había visto tan echados para
atrás", asegura Bill Keegan, septuagenario columnista del
diario británico The Observer en referencia al
pésimo estado de ánimo de los 2.600
políticos, empresarios y gurús de la globalización que pululaban con caras de
póquer por el laberíntico centro de
convenciones.

Davos, el que fue el epicentro de la
globalización optimista, ha perdido su autoestima. La
desconfianza que sigue paralizando partes del sector financiero
contagiaba a tertulianos en rústicos hoteles alpinos de cinco estrellas. Cuando
Stephen Roach, director asiático de Morgan Stanley
-anteriormente tachado de agorero- vaticinó tres
años de crecimiento mundial del 2,5%, el más bajo
desde la Segunda Guerra
Mundial, se le tachó de optimista. "Steve no quiere
asustar a los medios",
afirma John Studzinski, ejecutivo multimillonario del fondo de
inversiones Blackstone, famoso por su exquisita colección
de Picasso y Man
Ray. Este año, los analistas más respetados en
Davos son quienes, como Nouriel Roubini, no descartan una
depresión al estilo de Japón en los
años 90. Hasta Bill Gates,
empresario
icónico de la sonriente nueva economía, dijo que
temía que la crisis duraría cuatro años
más.

Pero aún más sorprendente que ese cambio brutal
de la psicología
del hombre de
Davos es que la elite global representada aquí -defensora
durante décadas de la globalización desreguladora
made in USA- ya desconfía no sólo del modelo
estadounidense, sino también de la racionalidad del
mercado. "Es un poco extraño porque ahora todo el mundo
está de acuerdo conmigo; no hay nadie dispuesto a ponerse
de pie y defender las teorías
de mercados eficientes", explica Robert Shiller, economista de
Yale y autor de El estallido de la burbuja, en una entrevista con
Dinero.

Este año, muchos banqueros de Wall Street optaron
por esquiar en Colorado tras publicarse que, incluso
después de recibir ayudas federales para evitar la
bancarrota, se habían repartido 18.400 millones de
dólares entre los ejecutivos bancarios. Sendos
artículos en diarios influyentes, el International Herald
Tribune y The Wall Street Journal, plantearon la posibilidad de
una convergencia global en torno a un modelo
económico más regulado, con mayor
intervención estatal, menos desigualdad y hasta con una
amplia red de
protección social. "Todos sabemos que ese fundamentalismo
del libre mercado es un error", asegura Ken Rosen experto del
sector inmobiliario de la Universidad de
California. "Alemania y
Japón son un modelo mucho mejor".

Con Barack Obama en la Casa Blanca y una Administración china que, según su
propio banco central,
cree que la seguridad de
redes
básicas de protección social es la única
manera de lograr que los chinos se lancen al supermercado en vez
de ahorrar tanto, es posible que las dos megaeconomías
deriven hacia el modelo europeo, sostiene Rosen. Ken Rogoff, ex
economista jefe del FMI y asesor del candidato republicano John
McCain, es el principal defensor de esta tesis pese a
lamentar el proceso:
"Hemos elegido a un presidente y a un Congreso democrático
comprometido en reforzar los sindicatos,
mejorar la desigualdad de la renta, combatir el cambio
climático… vamos hacia un programa más europeo",
explica. "Y en China, por defecto, también se han dado
cuenta de que eso es lo que hace falta: el motor se cala,
hay más malestar social y el medio ambiente
es un problema", afirma Rogoff.

Joe Stiglitz también advierte de la
extraña reconversión del hombre de Davos en
socialdemócrata: "Mi opinión como viajero del mundo
es la misma que la de la mayoría, incluso en Davos, que el
capitalismo
sin ataduras no funciona, que hace falta más
protección social para los individuos y para las empresas,
aunque esto último es más discutible. Lo que quiero
decir es que los mercados necesitan regulación, que los
gobiernos tienen que intervenir y creo que esto es lo que la
mayoría apoya". Alan Blinder, ex miembro del consejo de la
Reserva Federal matizó: "Nadie en EEUU va a hablar de
socialdemocracia, pero vamos a extender los planes
de ampliación del seguro médico y a dar una mejor
cobertura".

Había una voz solitaria en defensa de lo que hace
menos de dos años en Davos era el sentido común. Se
trata de Steve Forbes, el billonario editor ultraconservador de
la revista
Forbes, quien afirma no creer "que EEUU vaya a ir por el camino
de Europa occidental
porque no ha sido una economía innovadora de crecimiento
rápido. Irán
por el camino de no estrangular la economía y la
iniciativa emprendedora; por el camino de los estados
bálticos, de Europa del Este o Irlanda",
añadió. Pero tras el colapso desastroso de las
economías del Este y del tigre celta, el argumento ya no
resulta demasiado convincente.

Mientras tanto, el consenso se solidifica en torno a la
necesidad de un marco fuerte de regulación financiera
basado en el principio keynesiano -y aún más de la
escuela de Hyman
Minski- de combatir el ciclo boom bust (boom y estallido). Tras
el escaso éxito
de los megaplanes para resucitar los mercados financieros
realizados a lo largo de los últimos meses y la creciente
probabilidad
de la nacionalización de los bancos, todos
apoyan un estado duro para revenir otra fase de
especulación suicida. "No se descarta ninguna medida para
combatir las tendencias procíclicas de los mercados",
insistía Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central
Europeo (BCE).

El Estado ya es la única institución que
inspira confianza. Hasta los fondos soberanos de los petroestados
-mirados con recelos en los tiempos de bonanza financiera
privada-ahora son mucho más queridos que los fondos de
private equity o los hedge funds.

El problema para la convergencia mundial hacia un modelo
de regulación estilo europeo es que está ocurriendo
en el peor momento. Las gigantescas operaciones de rescate
bancario en Estados Unidos -cuyo coste hasta la fecha ronda el
billón de dólares- más un plan de
estímulos fiscales de magnitud similar pasarán
factura a las generaciones futuras en forma de deuda
pública.

En China, por su parte, el frenazo económico que,
según Roach, bajará el crecimiento hasta el 5% este
año, más que sentar las bases para un nuevo Estado
de bienestar poscomunista, pone en peligro la capacidad de la
economía para mantener su extraordinario éxito en
la lucha contra la pobreza que,
según todos los economistas, se debe principalmente al
crecimiento vertiginoso registrado durante los últimos 15
años.

"La financiación del comercio se ha
deteriorado gravemente, en particular desde septiembre". El
director general de la organización internacional certificó
que "hoy es claro que el comercio es una de las víctimas
de la crisis económica" y subrayó que "el sistema de
comercio multilateral es una póliza de seguro contra el
proteccionismo". El fantasma del repliegue aduanero, de funestas
consecuencias en la crisis de 1929, ya asoma la
cabeza.

"Yo no vislumbro políticas más
proteccionistas, al menos no entre los países
industriales", sostiene el economista Andrew Mold, recordando que
tras la experiencia de la Gran Depresión "casi todo el
mundo acepta que una reacción proteccionista de este tipo
no haría más que agudizar la crisis". Entre 1929 y
1933, en efecto, el comercio mundial cayó de 53.000
millones de dólares a 1.800 millones, bajo la espiral
proteccionista a la que se lanzaron al menos una cuarentena de
países mediante devaluaciones competitivas. El profesor
Videla cree improbable una ola proteccionista más
allá de "acciones
cosméticas o de cariz político" como sería
el caso de EEUU frente a China.

"Sospecho que el proceso de liberalización
comercial multilateral no va a desencallar hasta el fin de la
crisis o después, ya que las posiciones estaban en un
impasse antes de ella", prosigue Mold. "Pero sí veo muy
probable -añade el economista de la OCDE- que los
gobiernos nacionales adopten una actitud
más escéptica hacia la globalización,
incluso en países que siempre la han defendido y
alentado".

El coágulo de la economía mundial se
refleja en la caída del 21% del flujo de inversión
extranjera directa (IED), según los últimos
datos de la
Conferencia de
las Naciones Unidas
para el Comercio y el Desarrollo (Unctad). Este año se
espera una caída mayor, que se suma al retroceso de
más de la cuarta parte (27,7%) del volumen de
fusiones y
adquisiciones transfronterizas. Entre los países
desarrollados la caída supera en ambos casos el 32%,
frente al efecto menor – sólo por el momento-entre las
economías en vías de desarrollo. Sólo en el
Reino Unido, campeón europeo del flujo de capitales, la
caída de IED ha sido del 51,1% y el valor de las
fusiones y compras
transnacionales retrocedió un 10,7%. España
aún salvó los muebles con progresos del 7,3%
(57.3000 millones de dólares) y 8,4% (71.600),
respectivamente.

En cuanto a las remesas, que en algunos países
(Tayikistán) llegan a suponer casi la mitad del PIB, el flujo
de dinero empezó a remitir en el tercer trimestre del 2008
tras un fuerte crecimiento en años anteriores. El Banco Mundial
(BM) anticipa una profundización de la tendencia, cuya
magnitud es difícil de predecir por la incertidumbre del
crecimiento mundial, los precios y el
tipo de
cambio. La horquilla oscila de un retroceso del 0,9% hasta un
6%, en el peor de los casos. De cualquier forma, el BM cree que
las corrientes migratorias de los países en desarrollo
pueden ralentizarse a causa de la crisis mundial, "pero es muy
poco probable que descienda la población emigrante".

– Davos alerta de una "crisis social" en la edición
más pesimista de su historia (La Vanguardia –
1/2/09)

Davos (Suiza).- El Foro Económico de Davos
cerró la edición más pesimista de su
historia en alerta máxima ya que la severa crisis
económica podría crear reacciones sociales
violentas y el resurgimiento del nacionalismo y
proteccionismo en favor del sálvese quien
pueda.

El fundador del Foro Económico Mundial, que se
celebra en la localidad suiza de Davos, Klaus Schwab, dijo que,
sin duda, esta edición ha sido la más oscura desde
el punto de vista económico pero quiso aportar un
contrapunto optimista apelando a la capacidad para salir de la
crisis.

Mensaje que muestra la
confianza absoluta, casi irreal, del foro en el nuevo presidente
de EEUU, Barack Obama, quien acuñó en su
campaña electoral el eslogan: "Sí, podemos" (Yes,
we can).

Los líderes políticos y económicos
reunidos en la exclusiva y elitista estación alpina de
Davos no dudan de que la crisis económica, originada por
la crisis financiera anterior, tendrá consecuencias
sociales y también políticas.

En el Foro Económico Mundial ha quedado claro que
las reducciones de empleos van a ser inevitables, por lo que
parecen también inevitables reacciones sociales violentas
contra el capitalismo. Esta semana se ha dado a conocer el
recorte de unos 150.000 empleos por los pésimos resultados
en grandes empresas internacionales.

Se baraja la cifra de que la crisis global, que ha
arrastrado el crecimiento
económico al nivel más bajo desde la Segunda
Guerra
Mundial, podría dejar 50.000.000 nuevos desempleados.
La ministra de Economía, Finanzas y Empleo francesa,
Christine Lagarde, consideró que muchos contribuyentes
presionan a sus gobiernos para asegurar que los impuestos que
pagan beneficien a sus propios países.

Lagarde hizo hincapié en que los líderes
políticos deberán esforzarse en comunicar a los
contribuyentes que hay que rescatar el mercado
global, el comercio libre y a empresas internacionales con
sus impuestos.

El consejero delegado de la petrolera Royal Dutch Shell,
Jeroen van der Veer, dijo que nadie quiere volver al comunismo, ni al
exceso de regulación de los años sesenta y setenta
y por ello hay que reaccionar rápidamente.

El Foro Económico de Davos ha puesto muchas
expectativas en la reunión que el G-20 mantendrá en
Londres a comienzos de abril, en la que se deberá definir
el esqueleto del nuevo sistema
financiero global y mostrar un liderazgo
claro, y en este último punto ha señalado de nuevo
a Obama.

La canciller alemana Angela Merkel propuso la
creación de un Consejo Económico de Naciones
Unidas, similar al Consejo de Seguridad, pero para supervisar los
mercados. Merkel apeló a la adopción
de una carta
económica global post-crisis basada en una economía
sostenible y ante lo que se percibe como un fracaso del
capitalismo anglosajón, consideró que la
economía social de mercado alemana podría servir
como modelo para un futuro sistema financiero
internacional.

El primer ministro británico, Gordon Brown,
consideró que sólo medidas coordinadas
internacionalmente pueden dar resultado en los intentos que
realizan los gobiernos para salir de la crisis financiera y
económica.

Pese a que las economías emergentes no
participaron en los excesos que han generado la crisis, van a
sufrir igualmente las consecuencias de la recesión que
sufren las economías avanzadas, se ha dicho este
año a diferencia de la edición de 2008 cuando se
creyó que podrían evitarlo.

Para ayudar a los países que no pueden aplicar
planes de expansión financiera, será necesario
recapitalizar instituciones financieras globales como el Fondo
Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Desde el pasado miércoles y hasta hoy, jefes de
Estado, ministros de Finanzas, gobernadores de bancos centrales,
dirigentes empresariales, así como ONG -en total
unos 2.500 asistentes-, trataron de buscar en Davos soluciones a
la crisis económica.

– La crisis del sistema – Davos asume la decadencia del
capitalismo a la americana (El País –
1/2/09)

Francia advierte de que la recesión puede
provocar tensiones sociales

(Por Claudi Pérez – Enviado espacial –
Davos)

En pocos lugares se puede ver la decadencia del
capitalismo tan de cerca como en Davos. Hay algo tóxico en
la montaña de la estación de esquí alpina,
que estos días ha vuelto a convertirse en el sanatorio
para tuberculosos que era hace un siglo, en busca de una cura
para frenar el declive del sistema. Los helicópteros de
los VIP, el enjambre de guardaespaldas y policías que
protegen a los capitanes de la economía mundial, la
sucesión de fiestas y la ostentación de las
élites de Davos -con la que está cayendo-
emparentan el Foro Económico Mundial con los excesos de
los últimos años, que han llevado al colapso al
sector financiero, y con él al conjunto de la
economía.

Las vedettes del capitalismo proclamaban ayer, como
durante toda la semana, la decadencia del modelo estadounidense:
el cóctel de globalización y comercio
internacional, de libre mercado y desregulación
financiera, defendidos aquí con uñas y dientes
durante años, ya no es la fórmula mágica. La
idea de que ese capitalismo a la americana traería grandes
dosis de prosperidad y crecimiento sin apenas ciclos ni
sobresaltos se ha esfumado. John K. Galbraith decía que
hay dos clases de expertos en economía: "Los que no
tenemos ni idea y los que no saben ni eso". El economista Martin
Wolf se apuntó ayer al primer grupo:
"Honestamente, no sabemos qué va a ocurrir". "Pero lo
seguro es que las próximas noticias van a
ser peores", replicó el número dos del FMI, John
Lipsky.

Las consecuencias de la crisis son potencialmente
peligrosas: la Organización Mundial del Comercio
alertó ayer del riesgo de una
escalada proteccionista, y la ministra de Finanzas francesa,
Christine Lagarde, advirtió de que el huracán
económico provocará "problemas
sociales". No se trata de una profecía. Francia ha
vivido esta misma semana una sonora huelga. Ayer,
centenares de personas se manifestaron contra el foro en Ginebra.
Pese a las espectaculares medidas de seguridad, las protestas
llegaron hasta el corazón de
Davos. Los manifestantes arrojaron zapatos contra el centro de
congresos.

El desencanto de la ciudadanía se superpone al
estupor de las élites reunidas en Suiza. El boom de los
últimos años era para el hombre de
Davos la consecuencia del triunfo del mercado sobre el Estado.
Eso ha cambiado a toda velocidad.
Como consecuencia, Davos tiene este año toques
surrealistas: el mea culpa de los banqueros, ejecutivos y
políticos, que piden ahora más regulación y
aplauden los planes de rescate -"pirómanos convertidos en
bomberos", dice el economista Jean-Pierre Lehman-, y el papel de
Rusia y China,
presentados casi como salvadores del capitalismo ante la escasa
presencia en la ciudad suiza de la nueva Administración de
EEUU, que contrasta con la confianza ciega del foro en Obama como
prácticamente el único resquicio de esperanza. Ayer
mismo, el presidente estadounidense dio "una nueva estrategia" para
ayudar a bajar los costes hipotecarios de los
ciudadanos.

Los expertos calculan que la tormenta subprime se ha
llevado por delante al menos una cuarta parte de la riqueza
mundial, y que golpea ya con dureza en todo el mundo, con el
cierre de factorías y el aumento del paro. "Los
bancos asumieron riesgos
excesivos. Los empresarios se endeudaron demasiado. Los
reguladores permitieron todo eso. Y ahora los contribuyentes
tienen que acudir en su ayuda para limpiar toda la basura, lo que
disparará la deuda del Estado y acabará teniendo
consecuencias sobre los bienes
públicos como la sanidad", destacó ayer el Nobel de
economía Joseph
Stiglitz. "Hay una tremenda arrogancia en todo lo que ha
sucedido. Banqueros y ejecutivos deberían pensar en lo que
han defendido durante años y asumir responsabilidades",
concluyó.

"Se avecinan tiempos sombríos: o se ajusta el
rumbo o habrá depresión", avisa Nouriel Roubini, el
gran gurú de la crisis. "Hay que cambiar el sistema
entero, o en caso contrario cuando salgamos de esta crisis
tendremos otra de esas enormes burbujas de activos y
endeudamiento, y será desastroso", prosigue.

El final del túnel no está claro. Lipsky
aseguró ayer que la recuperación puede llegar a
finales de año. Stiglitz habla de 2010. El fundador de
Microsoft,
Bill Gates, apunta a 2012. Pero en todos los casos, eso
sucederá si se cumplen infinitos condicionales: "Si
aumenta la coordinación de las políticas
económicas" (Lipsky); "si se crea un supervisor financiero
internacional y si aumenta el proteccionismo" (Stiglitz); "si
hacemos lo correcto" (Roubini).

Pero nadie parece saber qué es lo correcto. Davos
apenas ha aportado soluciones a los problemas
actuales. Frente al optimismo de los últimos años,
en la edición de este año el pesimismo domina el
horizonte económico.

La fe en una mezcla de globalización, innovación financiera y fundamentalismo de
mercado ha desaparecido. El Estado vuelve a estar de moda. Obama mira
a Europa: su plan de rescate bancario se inspira en el sueco de
los años noventa, así como políticas
fiscales a la europea. China ha defendido también en Davos
un plan al estilo Keynes para
incentivar el consumo, que
incluye los primeros pasos hacia un rudimentario sistema de
salud universal.
"Cuando la mayor economía y el mayor país emergente
miran a la vez hacia el mismo sitio, algo pasa", afirma el
economista Kenneth Rogoff. El nuevo paradigma, una
auténtica revolución
cultural en el foro, "es más europeo e implica más
Estado", asegura.

La convalecencia de la economía global provoca
extrañas situaciones. Al lado del centro de congresos de
Davos un librero colocaba ayer junto a las novedades del
escaparate un libro que
multiplicó por cuatro sus ventas en
2008: El capital, de Marx. "El papel
del Estado es ahora fundamental, pero se trata de una
situación de emergencia, temporal", avisa el financiero
George Soros sugiriendo que el péndulo puede volver hacia
el otro lado cuando la crisis desaparezca y EEUU se recupere.
Obama ha aparecido como un soplo de aire fresco para
amortiguar el trastazo, pero ya hay varios cambios en marcha ante
la constatación de ese declive.

– Reportaje: Primer plano – El colapso bancario evoca el
terremoto del "crash" de 1929 (El País –
1/2/09)

La crisis alcanza el tamaño de episodios
recientes en Asia y los países nórdicos

(Por A. Bolaños)

Más de 9.000 bancos cerrados en un puñado
de años. El PIB retrocedió un 30%. La tasa de paro
pasó del 4% al 25%. La Bolsa perdió un tercio de su
valor y tardó una década en recuperarse. El crash
de 1929 y la Gran Depresión que le sucedió fue el
terrible corolario de los felices veinte, una de las
décadas más expansivas de la economía
internacional. Y es también el mejor ejemplo del
abrupto final que aguarda a las etapas de euforia
económica desatada. "Alguien metió la pata. La
orgía más cara de la historia se acabó",
como sintetiza un ensayo del
escritor estadounidense Francis Scott Fitzgerald.

Ante la magnitud de la depresión que
ocasionó el crash del 29, cualquier comparación con
la crisis financiera actual parece, como poco, aventurada, pese a
que, por ejemplo, las pérdidas en Bolsa durante 2008 han
sido superiores a las de aquel año. "Yo creo que ya crisis
de 1929 empieza a ser ya la referencia para el sistema financiero
internacional", defiende Gabriel Tortella, catedrático
emérito de Historia Económica. "El batacazo es
espectacular porque viene precedido de una burbuja enorme
también. La situación de desconfianza entre los
bancos es el mejor indicador, eso no se arregla de la noche a la
mañana", añade.

Hasta ahora, el cierre de entidades financieras, con ser
importante, dista mucho de representar lo que significó el
colapso de 1929 en EEUU. Los recientes trabajos de los
académicos estadounidenses Carmen Reinhart y Kenneth
Rogoff ayudan a dar la medida de la crisis.

Reinhart y Rogoff han actualizado investigaciones
previas de otros colegas, como Michael D. Bordo, y han proyectado
datos a partir de diversas fuentes
estadísticas que les permite remontarse al
pánico
financiero ocasionado en Dinamarca por las guerras
napoleónicas en 1800 o a la primera crisis bancaria en
India, en 1863. Y su estudio más reciente, publicado en
diciembre, sitúa ya las turbulencias financieras que
arrancaron en 2007 en la estela del crash del 29.

Los investigadores estadounidenses han comprobado
cuántos países sufren crisis bancaria y los han
ponderado por su peso económico. El resultado es
sorprendente y da fe, como poco, de la extensión del
desastre y de su virulencia en las economías más
avanzadas, con Estados Unidos y Reino Unido a la cabeza: en poco
más de un año, el tamaño de la crisis es ya
cercano a los episodios más críticos de los
noventa, como los que sufrieron los países escandinavos o
las economías del sureste asiático.

Del último trabajo de Reinhart y Rogoff se
extraen otras conclusiones, como que las crisis bancarias
devienen, sin remisión, en una explosión de
gasto
público. Los investigadores calculan que, de media,
"la deuda pública aumenta un 68% en los tres años
posteriores a una crisis bancaria". Una estimación que, en
el caso español,
se ajusta como un guante a las previsiones del Gobierno.
"Invariablemente se produce una caída de la
recaudación fiscal,
así como un incremento significativo del gasto
público", añaden Reinhart y Rogoff.

"Se ha demostrado que las crisis financieras llevan
aparejados retrocesos en el PIB durante dos años, en el
caso de la Gran Depresión fueron varios más",
señala Pablo Martín Aceña, también
catedrático de Historia Económica, que recalca que
el trabajo de los investigadores estadounidenses sitúa a
la crisis española de 1975 -50 de los 110 bancos
existentes fueron intervenidos y las fusiones entre cajas de
ahorros se aceleraron- como una de las "cinco grandes" del siglo
XX.

Muchas de las lecciones del crash del 29 se aplican
ahora. "A estas alturas todos tenemos muy digerido a Keynes",
comenta Tortella, al referirse a la inyección de dinero
público para reactivar la economía cuando los
mercados financieros dejan de cumplir su función
auspiciada por el economista británico. Lo que
ocurrió en los años treinta también explica
atrevidas decisiones de la Reserva Federal de EEUU, como dejar
los tipos de interés
cerca del 0% o darle a la máquina de imprimir dinero (o,
en este caso, al ordenador) para insuflar liquidez al sistema. No
en vano, su presidente, Ben Bernanke, era conocido por sus
investigaciones sobre la Gran Depresión.

El retardo del Banco Central Europeo en actuar tiene
también hondas raíces históricas. Alemania,
el país que marca las
directrices en la autoridad
monetaria del euro, también tuvo que encajar el duro golpe
de la depresión económica de los años
treinta. Pero la hiperinflación de 1922 y 1923 -muy superior
a la que hoy sufre Zimbabue, por ejemplo-, fue un trauma mayor y
eso se refleja en la política del BCE.

El crash del 29 dejó más pistas: La
precipitación de EEUU al subir los tipos de interés
cuando la recuperación sólo apuntaba maneras,
llevó a una contracción aún mayor. La
respuesta proteccionista a la crisis hundió el comercio
internacional. Y los nuevos instrumentos de regulación
financiera llegaron tarde (los acuerdos de Bretton Woods se
firmaron en 1944). Asignaturas pendientes que el G-20 se propuso
abordar en la cumbre mundial de Washington, con escaso
éxito hasta ahora.

Aprovecho la ocasión para insertar un
artículo que según fuentes corresponde a Carlos Marx y
data de 1867 y se asimila en algo a la situación
actual:

"Owners of capital will stimulate the working class to
buy more and more expensive goods, houses and technology, pushing
them to take more and more expensive credits, until their debt
becomes unbearable. The unpaid debt will lead to bankruptcy of
banks, which will have to be nationalized, and the State will
have to take the road which will eventually lead to communism"…
Karl Marx, Das
Kapital, 1867

"Los dueños del Capital (los bancos)
estimularán a la clase
trabajadora para que compren más y más bienes de
consumo, casas, tecnología aumentando
sus deudas hasta que comiencen a ser insoportables. La renuncia
al pago de la deuda llevará a los bancos a la bancarrota,
tendrán que ser nacionalizados y el Estado tendrá
que dirigir la economía que eventualmente nos
dirigirá al comunismo"… Karl Marx, Das Kapital,
1867

Una pregunta para el final ¿El problema de la
crisis puede ser el proteccionismo?

Por favor piensen y actúen en
consecuencia.

 

 

 

 

 

Autor:

Ricardo Lomoro

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9
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