La comunicación educativa en el contexto de la universalización de la educación superior
Resumen
La contribución de las instituciones
universitarias hoy día para que los estudiantes aprendan a
ser y a convivir, constituye una de sus misiones esenciales y en
esa dirección, las relaciones comunicativas que
se producen en el marco del proceso
docente-educativo, asumen una connotación especial.
El trabajo
está dirigido a la elaboración de una estrategia
didáctica, asada en la dinámica de la simetría funcional
comunicativa, que contribuya a minimizar las insuficiencias de
los vínculos profesor-alumnos en este contexto. Los resultados
de su introducción en la práctica, son una
expresión de su alta significación
teórico-práctica.
El presente trabajo
privilegia la simetría funcional como requisito necesario
para que se produzca un proceso comunicativo eficaz, y resultar
de indiscutible importancia en el logro de un proceso
docente-educativo de excelencia. En este trabajo se analiza el
proceso de la
comunicación educativa en las relaciones
profesor-alumnos, y específicamente la dinámica de
la simetría funcional en la comunicación profesor-alumno.
La comunicación es un proceso en el que se
crece dentro de ella, por tanto, para crecer es necesario
establecerlo.
La
comunicación educativa en el contexto de la
universalización de la educación
superior
La comunicación es un proceso complejo, por lo
que ser un buen comunicador no resulta nada fácil, aunque
es posible desarrollarla a partir de un entrenamiento y
de la actitud que
asuma el profesor en su perfeccionamiento. En esto influyen las
características de la
personalidad de los interlocutores, así como
habilidades que se deben tener para garantizar la calidad del acto
comunicativo.
La universidad es
considerada la institución social responsabilizada con el
desarrollo al
más alto nivel de los recursos
humanos de cualquier país; además, es la que
prepara a los profesionales para enfrentarlos a los crecientes
retos en las esferas científico-técnicas y
culturales.
Dadas las actuales exigencias sociales, las
instituciones universitarias en nuestro país tienen la
misión
de potenciar alumnos críticos, analíticos,
innovadores y con un alto nivel de desarrollo de los valores
humanos. En el ámbito de la docencia
universitaria la formación tradicional, basada en la
prevalencia de un flujo de información unidireccional desde el
profesor a los estudiantes, resulta actualmente
insuficiente.
Las concepciones educativas actuales conciben el trabajo
docente-educativo como un proceso comunicativo dialógico,
donde deben prevalecer las relaciones horizontales entre docentes y
estudiantes, y donde el alumno asume un papel activo y
protagónico ante su propio desarrollo. Acentuar el
carácter dialógico del proceso
docente-educativo y del aprendizaje
significa privilegiar su dimensión subjetiva, que aparece
como resultado de la expresión diferenciada de los sujetos
participantes en este proceso. Esto implica considerar los
vínculos entre los aspectos emocionales y cognitivos en
el
aprendizaje. En tal sentido coincidimos con la
aseveración emitida por Esther Báxter sobre el
profesor, en la que plantea: «Su función no
puede reducirse a impartir conocimientos, a ejercer autoridad en
el aula, necesariamente además, tiene que relacionarse y
comunicarse con sus alumnos y brindarles afecto y seguridad».
(1) (Esther Báxter, 1999)
Las evidentes insuficiencias expresadas en las
relaciones profesores-alumnos en el ámbito universitario
resultan altamente preocupantes dadas las exigencias de nuestro
tiempo,
referidas a la necesidad de aprender a convivir y a la
impostergabilidad de que las instituciones universitarias
contribuyan a formar seres humanos con amplias posibilidades de
colaborar, trabajar en equipo y ser solidarios con sus
semejantes. Se manifiesta que el modelo de
comunicador que el profesor ofrece a los alumnos no siempre es el
más adecuado. Se acentúa el carácter
informativo de la comunicación minimizándose el
papel de sus funciones
afectiva y reguladora, de importancia capital en la
formación integral del estudiante. Es innegable la
significativa importancia que tiene la comunicación en la
calidad del proceso docente-educativo. El alcance de una
comunicación pedagógica eficaz es una
auténtica aspiración para elevar la calidad de
la
educación en el ámbito
universitario.
La problemática comunicativa es diversa, se
distingue por el enfoque que le asignan diferentes autores. Somos
partidarios de la concepción de B. F. Lomov sobre la
comunicación, el que al caracterizar la misma plantea:
«… la comunicación es un proceso en extremo activo
en el cual los elementos que participan en ella siempre lo hacen
en condición de sujetos de ese proceso. En el proceso de
comunicación las personas se relacionan tanto por
vía verbal como no verbal (…) cada una de las partes
implicadas en el mismo reflexiona, valora y expresa de manera
activa sus propias conclusiones, vivencias,
valoraciones…» (2) (Lomov, 1989). Consideramos muy
importante este enfoque, ya que la comunicación es un
proceso complejo, de carácter material y espiritual,
social e interpersonal que posibilita el intercambio de
información, la interacción y la influencia mutua en el
comportamiento
humano a partir de la capacidad simbólica del hombre.
Asimismo se define la comunicación educativa como un
proceso de interacción entre profesores y estudiantes, de
estos entre sí y de la escuela con la
comunidad, que
tiene como finalidad crear un clima
psicológico favorable para optimizar el intercambio y
recreación de significados y sentidos que
contribuyan al desarrollo de la personalidad
de los participantes. No es solamente la comunicación que
se da en el aula entre los profesores y los alumnos, sino es
mucho más amplia, son las relaciones que se dan en la
sociedad y en
la institución. La creación de este clima de
intercambio estimula y favorece el mejor desarrollo del proceso
docente.
Página siguiente |