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El conflicto en la Teoría Social Clásica (Ensayo) (página 2)




Enviado por Ricardo P�rez



Partes: 1, 2

No cabe duda que la materialidad histórica de
"Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la
gleba, maestros y oficiales;…"[9] sea su
causa eficiente para legitimar una corriente adversa al sistema
establecido de su época. La polarización de dos
grupos con
intereses siempre opuestos entre sí no dan cabida posible
a nuevas relaciones sociales, primero porque éstas
están condicionadas por la propiedad
privada de los medios de
producción, segundo, porque sobre esta
misma retórica el que no está de un lado
tendrá que estarlo del otro. Consideramos por ello que la
estructuración de todo un andamiaje político
concentrado en mantener una estructura
social de clases es la piedra fundamental de todo conflicto,
pues si imaginar podemos, caben en los intersticios de ambas
posturas infinita cantidad de formas de vida social, la cual
incluye –– por supuesto –– otras que se
alejan radicalmente de los dogmas del capitalismo y
el socialismo; pero
que hasta ahora no se materializan.

Sin embargo, con una estructura de
dominación altamente jerarquizada y solidificada se hace
presente la interrogante que pueda cuestionar que la sociedad se
encuentre profundamente dividida en "burgueses" y
"proletariados", esto presume según
Dahrendorf[10]la existencia de un grupo
satisfecho con el "vigente estado de
cosas" y otro "grupo interesado en revolucionarlo". Por lo tanto,
tal apreciación sólo se hace posible entendiendo de
lleno una posible concientización de la situación
de explotación y conflicto reinante. Frente a ello,
Marx no
tendría inconveniente en contestar ésta pregunta y
sería fácilmente controvertible con sus brillantes
palabras: "no es la conciencia quien
determina nuestro ser, sino el ser social quien determina nuestra
conciencia", así cuando Dahrendorf nos dice que ya las
diferencias entre "Burgueses" y "Proletariados" ha desaparecido o
que no existe en la misma forma que antes, no es otra cosa que
una confusión metonímica entre conciencia y
sociedad, pues las contradicciones existen indiferentemente que
el concepto que se
utilice halla cambiado, lo que sucede es que los sistemas de
dominación han logrado vencer el tipo de conciencia de
clases que pudo haber existido en los tiempos de Marx.

De igual manera Dahrendorf revisa la posibilidad de que
al desaparecer las contradicciones entre "Burgueses" y
"Proletariados" desaparezcan todas las clases
sociales y las diferencias de clases o que en su contra
existan nuevas líneas de diferenciación y
conflicto. Frente a esto sucede que las clases y sus luchas
existen a pesar de que un sistema represivo desarrollado por
el Estado
somete a todos los ciudadanos justificándose en un
supuesto "uso legítimo de la violencia"
[Max Weber] al
mismo tiempo que
cierta desmaterialización de la producción adquiere
formas más sutiles de explotación casi invisibles
al sentido común. Como vemos, sobre este punto
álgido de la teoría,
no cabe duda que las lógicas de la explotación
divisadas por Marx han sido complejizadas y perfeccionadas a tal
punto de someter casi al mundo entero a la más brutal
explotación o en su defecto:

"Si resulta verdadera la teoría del a-clasismo de
nuestra sociedad, podemos prever un período relativamente
pacífico y sin conflicto en el desarrollo
social; si en cambio, ha
sucedió a las viejas clases otras nuevas, nos esperan
nuevos conflictos en
el campo social y político" [Dahrendorf: 129]

Esta posible "consagración de la
dominación" nos remite por supuesto al rompimiento con la
historia. La
caída del socialismo real y del bloque soviético
indicaría el fin de la historia y el fin del conflicto
[Fukuyama]. La metáfora sería el mundo sin
conflictos pero con grandes diferencias de clase, sin
embargo: el argumento –– como vemos ––
cae por su propio peso porque supone de inmediato la
dominación absoluta y la mínima capacidad de
respuesta del individuo, el
cual sólo pudiera salvarse entendiendo que la
Teoría Social Clásica tiene alcance
epistemológico sólo hasta la díada
sociológica[11]porque también hay
que considerar el gran desarrollo
represivo que se ha desplegado con la llamada "violencia
organizada"[12] que atemoriza, viola y arremete
contra ciudadanos, países, naciones y continentes
enteros.

Vemos entonces como ésta materialidad
histórica de nuestros tiempos desmiente de lleno cualquier
análisis –– incluyendo al de
Dahrendorf –– que al levantar velas desde el origen
de los conceptos pueda referirse a principios
relacionados o extraídos con el método
racional especulativo[13]sin darle ninguna
realidad a su reflexión. La Teoría Social
Clásica en este sentido és y está repleta de
cientificidad, por ello, más que un análisis
aislado de categorías conceptuales y "verdades
filosóficas"[14] reclama la
argumentación sobre hechos específicos y concretos
que puedan cotejarse en la dialéctica de la historia por
muy manipulable y relativa que pueda ser ésta.

Igualmente resulta bueno aclarar aquí que no se
trata de la filosofía entre el "siervo" y el
"señor" [Hegel], Marx
indica o señala un conflicto desde la perspectiva
más abstracta de la sociedad pero; su
generalización –– al igual que todas
–– suele carecer de < especificidad métrica
>[15] porque no existe tiempo humano que pueda
con las infinitas condiciones y relaciones que pueden escapar y
que están presentes dentro de las relaciones de
explotación capitalista. El conflicto por lo tanto en este
sentido omite de alguna manera conflictos entre unas mismas
clases y grupos y sólo se hace referencia a ellos de una
forma muy general.

Frente a esto Dahrendorf infantiliza su crítica
cuando trata de exponer los aforismos propios del comportamiento
de las masas frente a un juego de
fútbol
y las contradicciones inherentes a las relaciones de propiedad de
una sociedad de clases. El error no sólo hace referencia a
un mal dominio de la
teoría de Marx sino de la Teoría Social
Clásica en su conjunto:

"…entre los espectadores de un partido de
fútbol se encuentran, ordinariamente, además de los
partidarios de uno y otro equipo, otros espectadores que no
simpatizan con ninguno de los dos equipos, o simpatizan con ambos
a la vez, o que al menos al principio, no se inclinan por ninguno
de los dos bandos" [132]

La desfasada argumentación de Dahrendorf omite de
lleno que la sociedad sea algo más que la suma de todos
sus individuos [Adorno,
Hokheimer][16] y por tanto: que un partido de
fútbol –– sin desvalorizar que dicho
análisis sea realmente útil en la sociología de las masas –– no
dé al traste con el concepto sociológico de la
sociedad y mucho menos pueda proporcionar explicaciones en este
nivel sobre el conflicto en la sociedad de clases.

Finalmente las argumentaciones de Dahrendorf se dirigen
–– sin profundizar para nada el concepto de propiedad
privada sobre los medios de producción –– a
una sociología del conflicto que sustituya el conflicto de
las clases sociales por los extractos sociales, sin respetar
aunque sea en algo las diferencias entre concepto y
categorías reales y resumiendo su crítica a una
falta de dominio sistémico de la Teoría Social
Clásica como hemos mencionado antes. Esto por supuesto no
desmiente las salvedades propias del conflicto en las masas, pero
no es aquí en este párrafo
que hablaremos de ello por la sencilla razón que no se
corresponde con el momentum teórico
pertinente.

Para retomar el tema, las formas de explotación
en nuestros tiempos son de gran diversidad y no se le puede
atribuir a Marx la falta de especificidad en ellas,
lamentablemente y por razones de espacio y tiempo tampoco
nosotros las abordaremos aquí. Lo cierto es que tanto el
conflicto social como nuevas formas de dominación
están presentes en la sociedad capitalista moderna.
Así para nuestros tiempos tal vez el ingeniero se crea no
ser explotado por su condición económica con
respecto a los otros, pero si será y lo és, un gran
generador de plusvalía en cualquiera de los campos en que
se desempeñe. Lo mismo sucederá y sucede en los
ramos de servicios o en
las relaciones gubernamentales, pues la plusvalía se
produce independientemente de su forma intangible o material,
así que sí hay pago hay trabajo y
sí hay trabajo hay relaciones de producción que en
nuestras sociedad suelen ser de orden capitalista.

La complejidad sin embargo también atenta sobre
una supuesta desaparición de los empresarios en el sentido
clásico del término. No cabe duda que ya Marx
hablaba de la contradicción de los medios de
producción y las fuerzas productivas, siendo las
últimas desplazadas por los llamados "capitalistas
financieros" que no dependen de sus servicios, así,
quebrantada la relación capital-trabajo-capital los conflictos no
desaparecen sino que se hacen más profundos, primero
porque el dinero no
es alimento, segundo porque la propiedad privada sobre los
factores de producción no desaparece y tercero, porque
aquellos que se aventuran a independizarse terminan siendo
mercachifles[17]que comercializan cualquier
cantidad de bienes
materiales
producidos por el capitalismo trasnacional.

No estaría de más avanzar en el
análisis para comprender las diferentes formas
estructurales de dominación que se producen no sólo
por ser el Estado la junta encargada de garantizar y proteger los
intereses de las clases dominantes en la sociedad capitalista [K.
Marx], sino por el control total de
todos los medios y formas de producción. A esto responde
Dahrendorf indicando que no son los dueños de los medios
los que tiene la sartén por el mango, sino los que
controlan dichos medios, olvidando a nuestro entender, que el
Estado en su forma moderna es posterior al sentido de la
propiedad y la dominación de unos sobre
otros[18]y que este sector aunque pelea
fuertemente por mantener el poder, no le
es posible porque sin medios de producción no puede lograr
la totalidad de sus objetivos
hegemónicos.

Vemos entonces como el dominio y el conflicto pasan
finalmente no sólo por la producción de alimentos, sino
por las tierras donde se produce el maíz par
producirlos, por el tractor que surca, el obrero que ara la
tierra[19]con su sudor a pesar de que existan
miles de maravillas técnicas
expuestas virtualmente en los medios de
comunicación. El conflicto por lo tanto es real y no
aparente. Las groseras diferencias producidas por la
explotación del trabajo ajeno son y serán por
siempre la causa causorum del conflicto
social.

Como hemos venido afirmando, la agudeza teórica
de Marx ligó todas las actividades sociales con la
variable tiempo, así sin más ni menos, consideraba
al igual que todos los filósofos atomistas que "todo cambia" y
"todo fluye" [Heráclito], por esta razón
ningún orden por muy perfecto que fuere se
mantendría de forma perenne en el tiempo. Debido a esto,
la posibilidad de atentar contra lo establecido es inherente a la
sociedad misma y frente a ella habría que decidir si se
entendiese como un producto de la
evolución de la materia o como
un organismo donde cada parte cumple una función
con el resto del órgano social; pero Emile Durkheim sin
ningún tipo de prurito lo enfrentaría primeramente
descalificando la esencia de su pensamiento
filosófico, al cual señalaría
despectivamente como: "pensamiento diletante"[20].
Así la idea del tiempo en la concepción de la
sociedad sería adversa originalmente contra el orden
establecido. Por ello la necesidad de sostener éste
"estado de cosas" argumentaría también la necesidad
de aceptar las cosas tal cual y como se
presentan[21]y, la negación superadora de
la filosofía de Hegel retomada y condicionada
posteriormente por Marx sería contraria a los intereses de
las clases dominantes[22]

Por lo tanto, romper con la filosofía
materialista y con el materialismo
histórico sería una necesidad política y una
consecuencia epistemológica que concretaría por un
lado; concebir una sociedad sin historia y por ende sin
conflicto, por el otro, la posibilidad de estudiar las estructuras de
dominación ya solidificadas, siendo esto sólo
posible con una ruptura con la historia. Así una fotografía
de la sociedad la incrustaría irrevocablemente a un
organismo biológico y –– con el empeño
de entender las forma y la función de dichas estructuras
–– se esgrimirían argumentos y lógicas
propias del pensamiento de Cuvier[23]

De igual manera, la corriente del estructuralismo francés traería
además con ello una nueva visión del conflicto al
relacionarlo con la "división del trabajo social",
pues con este argumento indicaría que todo aquel que no se
especialice entraría en contradicción con el
sistema, ocasionando en el individuo no especializado un tipo de
"anomia" o "desviación" que bien pudiera ser reconducida
con el uso de la fuerza. Aunado
a estos principios, la sociedad moderna de Durkheim insiste en la
socialización y en la complementariedad de
las funciones de los
distintos ámbitos que conforman la sociedad, dotando al
conflicto de una característica que lo factura como
una supuesta "patología social" que es necesario eliminar
o reconducir psicológicamente. La socialización y
la DTS en la práctica conllevarían a una normalización del conflicto y a una
reafirmación de las desigualdades entre clases, ya que con
los procesos de
educación
entendidos como socialización abrirían las brechas
de las desigualdades sociales para resumirse en una sociedad
jerárquica con grandes problemas
estructurales que se evidenciarían finalmente en la
necesidad de crear manicomios, tribunales y
cárceles[24]para someter a todo aquel que
se atreva a cuestionar el orden
establecido[25]

Como vemos, la sociedad meritocrática contrapone
el conflicto con socialización siendo al mismo tiempo
sinónimos de desigualdad y dominación, pero el
conflicto tendría que aguantar interpretaciones más
sofisticadas y acabadas. La idea de interpretar la sociedad a
través de su funcionamiento
(Radcliffe-Brown)[26] la constriñe ahora a
una "unidad funcional" con referencia a un "todo social", donde
el conflicto o los actores propulsores del conflicto son tratados como
desviados y como agentes disfuncionales al sistema. No escapa de
entre líneas la idea de un doctor que presupone que ante
la existencia de un organismo disfuncional sea necesaria la
intervención para curarlo o sacarlo de un supuesto
desequilibrio que atenta contra su estabilidad. Pero los
argumentos de la estructura y la función vaciados sobre el
análisis del conflicto nos conducen a distinguir en
palabras de Robert K Merton las funciones latentes y manifiestas
del mismo, así como en diferenciar el tipo de conflicto
según la dirección hacia donde se orientan las
acciones.

De igual manera las funciones latentes se consideraran
así por el simple hecho que estando en una
disfuncionalidad con el sistema estás estructuras
sólo pudieran hacerse manifiestas en las relaciones
humanas y no representarían en un primer momento
algún tipo de amenazas a la totalidad del sistema y al
orden existente [J. M. Maraval: 1972]. Tampoco sería
posible que los descontentos producidos por la ausencia de los
"satisfactores sociales"[27] o las querellas de
algún grupo extremista desborden el orden establecido si
la firmeza de las estructuras se revelara capaz de sostenerse
ante los embates de sus demandantes. Lewis A.
Coser[28]consideraría además de esto
que el conflicto en la sociedad viene a cumplir una
función energizante y restauradora según el tipo de
objetivos o cambios que persiga, así, cuando el conflicto
no logra la totalidad del colapso del sistema, más que
cambios sólo puede introducir reformas en la sociedad
.

Como vemos el conflicto desde la perspectiva de Lewis A.
Coser puede conducir vía reforma a cambios dentro del
sistema y vía revolución
a cambios del sistema. Esto se traduce en palabras más
llanas cuando parafraseamos a Coser: "en los sistemas reales los
conflictos con objetivos aislados no significan que desquicien el
sistema"; porque "la misma estructura social contiene una
salvaguardia contra el conflicto que destruye la base consensual
de la relación" [145][29]. Por ello los
conflictos aislados están condenados a revitalizar las
normas
existentes y contribuyen a que las clases dominantes purifiquen
sus formas de represión. En su defecto, los conflictos
originados por el colapso total del sistema suelen o por lo menos
en teoría deberían conducir por los caminos de la
revolución. Esta por lo tanto sólo es real cuando
al final de las revueltas se encuentra un nuevo horizonte
totalmente distinto en forma y esencia a las situaciones
originarias que lo engredaron. Pero la garantía de esto es
una quimera propia a la naturaleza y
capacidad de los líderes que asumen las revueltas, de sus
objetivos, sus convicciones y su claridad utópica si se
quiere. Por lo tanto, no lejos de entender que una sociedad de
clases lleve consigo el germen de su propia destrucción
[K. Marx] no nos aleja tampoco de la posibilidad que la
revolución sea destruida, retrazada o desviada por una
falla inherente a la actividad dialéctica entre la
estructura y su contenido, pues al mismo tiempo esto niega la
lógica
de una "predestinación socialista" como contraparte a la
sociedad capitalista.

Existen también otros agravantes propios de los
conflictos que terminan haciendo reformas al sistema social, pues
generalmente estos cambios se dirigen a canjes en la estructura
de poder pero no a cambios de sociedad. La incapacidad
política de los líderes de un proceso
inicialmente capaz de transformar la sociedad en su conjunto los
induce en un primer momento a sustituir una clase gobernante por
otra y así liquidar el proceso al mismo estilo de una
"revolución burguesa" [Jhon. Rex]. Así mismo vemos
como el conflicto entre el "poder constituido" y "poder
constituyente" generalmente asume las lógicas de las
personalidades totales [Lewis A. Coser: 154.1961] y sufre los
arreglos vinculados a medios-fines. Los trastornos del conflicto
revolucionario serían precisamente aquellas
características propias de las reformas. Así,
actores orientados a logros materiales con poca formación
ideológica tienden a caer en una metonimia entre los fines
y los medios, dejando clara la oportunidad de lograr el poder por
el poder mismo y asumiendo que sus querellas materiales se
conviertan en un devenir del uso del poder.

Otra condicionante aportada por el funcionalismo lo
encontramos en las teorías
de Parsons. Para él: "existen variedad de fuentes
potenciales del conflicto en la estructura o proceso productivo".
Entre ellas los conflictos adquieren buena parte de su
explicación por la falta de socialización y
adaptación del individuo a las DTS que es donde se
encuentra la relación real con los medios de
producción y la posición social que deviene
según el sistema de valores
dominantes [Parsons]. La integración del individuo al sistema y la
alta integración del sistema hacen prevalecer los
conflictos aislados que no ponen en peligro el sistema pero
decanta la desviación. Así la ausencia de grandes
conflictos son garantizados por la institucionalización de
la propiedad y los altos grados de integridad del sistema
[socialización]. Como vemos, sus ideas repletas de la
necesidad de control nos hablan en negativo de las crisis de los
"sistemas de valores" que pueden justificar finalmente una
función "normativa del orden social", donde el actor
orientado por "pautas de conductas" funcionales al sistema se
relaciona íntimamente con el sistema de producción
y con la adquisición de bienes materiales, el cual suple
de ideologías que a su entender conforman finalmente los
"sistemas de valores" por medio del cual el actor se conduce sin
más ni menos que a un proceso de obediencia en pro de su
estatus social y de su integridad psíquica. Esta necesidad
orientada de conducirse lo mitigan a reproducir el orden
establecido y a renunciar a cualquier actividad que
contrarié las normas éticas y morales del sistema
social. La alteración o rompimiento del "comportamiento
normativo" queda retenido en considerar la necesidad de mantener
el "sistema de valores" que es altamente influenciable desde el
exterior. Los niveles de "integración" dependientes del
estatus que ocupa el actor en el sistema, así como la
escasez de medios
y recursos pueden
lograr la alteración de dichos niveles y obliga de
inmediato a introducir la fuerza para restablecer el orden
establecido. Otra consecuencia inmediata de esta realidad es la
insistencia en darle mantenimiento
al sistema, proponiendo oportunidades de vida que den respuestas
a las expectativas del actor con referencia a medios-fines y al
status quo que ocupa en la DTS, en la sociedad y en las
relaciones de producción. Sin embrago, el "meta-objetivo" de
esta teoría es lograr la disolución del conflicto y
la guerra del
todos contra todos, ya que se expone que frente a la posibilidad
de amenazas externas al sistema de valores los individuos suelan
unirse en un sólo bloque de manera mecánica, aludiendo el uso de políticas
terrorista que mantengan a las masas unidas en contra de un
enemigo común externo que generalmente no
existe.

Desde la óptica
sistémica la teoría del conflicto apuesta
–– como dijimos antes –– a que
éste sirva para unir en contra de un enemigo externo en
común. Así una supuesta "solidaridad
mecánica" de las masa frente a un "enemigo
en común" nos habla también de la ausencia de
conciencia en las masas y de los crímenes que bajo su
anonimato pueden cometer los grupos que renuncian a una
conciencia grupal o individual por una mayor que los enaltece y
domina [H. Arent]. Desde ésta perspectiva, la
utilización de la máxima sociológica es
recurrentemente empleada con fines políticos y religiosos
para erradicar los descontentos internos y las luchas de clases,
logrando por medio de ella las llamadas "dominación
carismática"[30] del líder o
profeta que se revelará posteriormente como el
Mesías. Como vemos, este "cesarismo
político" no es otra cosa que el desplazamiento de
múltiples conflictos por un conflicto mayor que obliga a
las masas de una misma nación
a pelear "rodilla en tierra" contra
un enemigo externo que pone en peligro la existencia de su
identidad
colectiva. En otras palabras, se considera que este tipo de
polarizaciones conectivas entre grupos diversos sirven para
establecer y conservar la identidad y las líneas
fronterizas de las sociedades y
los grupos [Lewis A. Coser. 1961].[31] El concepto
de masas sin embargo no deja de ser contradictorio porque supone
una "homogeneidad total imposible"[32] dentro de
una sociedad escindida en clases, por el otro, que las masas
ligadas generalmente a procesos del conflicto social son
generalmente tratadas bajo los términos de los
"comportamientos irracionales" [Adorno, Hokheimer], pues la
"razón" excelsa del control y del "Estado" no es otra cosa
que el móvil político de la clase dominante que
presumen un orden establecido ligado íntimamente a los
designios de Dios:

"…siempre que se trata de comportamiento
típico de las masas, se encuentra en ellos un momento
irracional, que va desde el pánico
en una sala de teatro hasta la
supuesta sublevaciones de todo un pueblo, en las que los secuaces
de algunos líderes sostienen con entusiasmo intereses a
menudo violentamente opuestos a su razón y a su propia
auto conservación" [77]

Como vemos, el concepto de las masas se manejan dentro
de la Teoría Social Clásica como un fenómeno
alternativo frente a determinados conflictos y situaciones
sociales críticas que favorecen el surgimiento de un
líder, el cual suele identificarse con símbolos y valores que bajo una
"representación simbólica común" los somete
a una misma dependencia con un fuerte odio que es impreso desde
la fauces de los "ingenieros de almas"
[Shajotín][33]. Las masas por ello son
frecuentemente analizadas con los métodos de
la fenomenología, pues en ellas no se halla
razón porque son la razón misma y por ende no topan
ni desean hacerlo con la supuesta realidad que se escinde de sus
acciones. Frente a esto y para continuar, creemos que el concepto
de masas dentro del conflicto y la Teoría Social
Clásica es de una manera u otro relativo y deficiente. Sin
embargo, el conflicto por ser inherente a las condiciones de
existencia humana requieren de otras observaciones, no cabe duda
por ello de la necesidad de organización y reordenamiento de los grupos
para enfrentar situaciones conflictivas externas e internas.
Así una buena forma de comprender el conflicto dentro de
ésta esfera sociológica la podemos hallar en los
procesos de "interacción simbólica" [G H Mead],
donde la capacidad del individuo en asignar significados a su
mundo externo para relacionarse con él lo limita
–– al mismo tiempo –– a un ámbito
local específico y a una cultura
específica. Vemos entonces como las confusiones
interpretativas de hechos y sentimientos son generalmente causas
de malas interpretaciones o posibles conflictos, todo esto sin
omitir por supuestos los choques culturales que pueden
presentarse al encontrarse "sistemas de valores opuestos" o con
"grados de diferenciación simbólica". Los grupos
por lo tanto se conforman en parte por la identificación
de cada uno de sus integrantes con un sistema de valores y
creencias relativamente compartido que los obliga al mismo tiempo
a diferenciarse de otros grupos y a establecer relaciones de
poder dentro de él con la finalidad de mantener la unidad
funcional del conjunto. Así la lógica de un enemigo
externo o interno común a los intereses generales del
grupo origina pactos y acuerdos de unos contra otros.

Sin embargo, estas máximas políticas
tienen sus orígenes muy arraigados en la intolerancia
religiosa que dice: "el que no está conmigo; contra mi
está"[34] o en pensadores muchos más
influyentes en la Teoría Social Clásica como
Hobbes que
considera que "el hombre es
el lobo del hombre"
así, el homus hominis lupus[35]es
un móvil filosófico suficientemente poderoso como
para generar desconfianza entre hombres y por ende conflictos
entre ellos para así justificar al estilo del
Leviathan la necesidad de un Estado que medie en el
conflicto de todos contra todos.

Este supuesto de guerra en un mundo natural hostil y su
crueldad nos dice mucho de su concepción de vida que de
antemano supone que el hombre sea malo por naturaleza, igualmente
la sociedad como producto de este argumento tendría que
ser mala también y la lucha del uno contra el otro no
sería otra cosa que la lectura que
arroja tales argumentos bélicos. Sin embargo, la
imposibilidad de una sociedad buena y un hombre malo es tan
deficiente como el concepto de lo bueno y lo malo, pues en las
sociedades de clases comúnmente lo que es bueno para unos
suele ser malos para otros, de igual manera, Rosseau
consideraría que no es la sociedad el producto de un
hombre universal sino de una clases de hombres que ostentan el
poder, dejando la oportunidad de afirmar que el hombre no sea
malo por sí solo, sino que sea precisamente la sociedad de
clases y sus argumentos filosóficos las que corrompen a
los hombre.

Bibliografía
consultada

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(versión española de Guillermo Solana), 3 vols. (1.
Antisemitismo,
2. Imperialismo,
3. Totalitarismo), Alianza Universidad (Nos
309, 316 y 335), Madrid,
1981-1982.

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1977.

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Robert K Merton. "Social Theory and Social Structure"
l957.

T. Adorno/ M Hokheimer. "La Sociedad" Lecciones de
sociología. Editorial Proteo 1969.

Talcott Parsons.La estructura de la acción
social (1937).

Talcott Parsons. El sistema social (1951).

 

 

 

 

 

 

Autor:

Ricardo Pérez

Sociología UCV

Caracas Venezuela.
Junio 2009.

Blog: sociologialdia.lacoctelera.net

UNIVERSIDAD CENTRAL DE
VENEZUELA

FACULTAD DE CIENCIAS
ECONOMICAS Y SOCIALES

ESCUELA DE SOCIOLOGIA

DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS
LATINOAMERICANOS

[1] Imagen y
comentario tomado de: http://lineasdeseguimiento.blogspot.com/2007/03/fotox-videox-y-denunxias-de-la-visita.html

[2] Véase: "Las reglas del
método sociológico" E. Durkheim 1895.

[3] Véase: Psicología Gestal y
"el problema del ojo" en "La Estructura de las Revoluciones
Científicas" de Tomas Kuhn.

[4] Por lo menos es así en la cultura
occidental a la cual se refiere este escrito.

[5] Véase: "Manifiesto del Partido
Comunista". K. Marx y F. Engels. 1848.

[6] La expresión es de Max Weber.

[7] En la cual estoy totalmente de
acuerdo.

[8] La expresión la he tomado del
profesor
Javier Biardeau en la clase sobre las teorías del
conflicto social dictadas en la Escuela de
Sociología de la Universidad Central de Venezuela
2009-06-17.

[9] Marx y Engels en el Manifiesto Comunista
de 1848.

[10] Véase: "Sociedad y Libertad" R.
Darehdorf 1972.

[11] La Teoría Social Clásica
no tiene pertinencia para explicar al individuo aislado de sus
relaciones sociales y de la sociedad.

[12] Me refiero a Cuerpos policiales y
ejércitos al servicio del
Estado y las clases dominantes.

[13] Filosofía.

[14] La sociología hace tiempo que
rompió con el método racional especulativo
sustentado en principios de razón y verdad.
Véase: "El método marxista en la praxis
revolucionaria" R. Pérez. Publicado en sociologialdia.
[blog].

[15] Exactitud como la pretendida por las
ciencias físicas.

[16] Véase: "La Sociedad" Lecciones de
sociología. T. Adorno/ M Hokheimer. Editorial Proteo
1969.

[17] Son explotados indirectamente por el
capitalismo productor de bienes materiales.

[18] La esclavitud
antecede históricamente a la aparición del
Estado.

[19] Existen actividades que por su
complejidad no pueden ser hechas por máquinas, como el caso de las "tareas de
café".

[20] La expresión es literal y
pertenece: E. Durkheim Nota: El era filósofo de la
Soborna.

[21] Lo "dado" positivismo.

[22] Véase: "La revolución
teórica de Marx" Althusser.

[23] Referente a la relación entre la
forma y la función.

[24] Nota: En las sociedades indígenas
no existen ni manicomios, ni tribunales ni cárceles.

[25] Véase: Michael Focault en: "La
historia de la locura en la época clásica"

[26] Radcliffe-Brown. "Estructure and
Function in Primitive Society 1952".

[27] Entiéndase: Salud, Educación,
Vivienda, Alimentos y Vestido.

[28] "Las funciones del conflicto social" A.
Coser 1956.

[29] Estas válvulas
de escape son deificadas en Centros de Estudiantes, Sindicatos,
Comité de Usuarios y otras modalidades realmente
inofensivas al sistema.

[30] Weber.

[31] Vale la pena traer a colación que
dicha teoría del enemigo común no obtiene los
mismos resultados en América
Latina, pues generalmente al presentarse una guerra contra
EE.UU. no faltan grupos y sectores que aboguen por su presencia
y dominación en el continente.

[32] La expresión es propia

[33] Estudioso de la
reflexiología.

[34] La expresión es atribuida a
Jesús de Nazareth. Nuevo Testamento.

[35] El hombre es el lobo del hombre.

Partes: 1, 2
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