Relación docencia–investigación en el programa nacional
de formación
docente (PNFE) de la Misión
Sucre
El siglo XXl plantea ante la educación
superior el reto de emprender una profunda
transformación para dar respuesta a los imperativos de una
sociedad en la
que el desarrollo
endógeno y sostenible representa mucho más que una
consigna, en función
del progreso y la satisfacción socioeconómica,
cultural y ecológica de los individuos, las comunidades y
las naciones. En este sentido, la Declaración Mundial
sobre la
Educación Superior en el siglo XXl: visión y
acción
de la UNESCO, (1998): señala. "La educación superior se
enfrenta en todas partes a desafíos y dificultades
relativos a la financiación, la igualdad de
condiciones de acceso a los estudios y en el transcurso de los
mismos, una mejor capacitación del personal, la
formación basada en las competencias, la
mejora y conservación de la calidad de la
enseñanza, la
investigación y los servicios, la
pertinencia de los planes de estudios, las posibilidades de
empleo de
diplomados, el establecimiento de acuerdos de cooperación
eficaces y la igualdad de acceso a los beneficios que reporta la
cooperación internacional".
La Misión Sucre promueve un nuevo tipo de
educación superior con sentido de arraigo y pertinencia
social, mediante la formación de profesionales
comprometidos con el mejoramiento de la sociedad. Se trata de
profesionales que a partir de sus conocimientos, actitudes y
valores sean
capaces de contribuir concientemente al desarrollo
endógeno y sustentable de las diferentes regiones del
país y, en consecuencia, al desarrollo
económico, social y cultural que promueve la Revolución
Bolivariana en el contexto de la construcción del Socialismo del
siglo XXI. Ello supone que los docentes
implicados como actores de la Misión Sucre sean igualmente
profesionales comprometidos, con la preparación requerida
para desarrollar eficientemente el proceso
formativo. De ahí la importancia de la formación
previa que posean hacia la investigación científica, centro de
atención en el presente trabajo.
Los Programas
Nacionales de Formación de la Misión Sucre por
medio de las Instituciones
de Educación Superior, contienen a lo largo del proceso de
formación el denominado Eje Proyecto como
parte de su diseño
curricular. Es a través de este eje donde los actores
(alumnos, profesores, y coordinadores) de cada Programa de
Formación pueden contribuir a la gestación de
la
organización social democrática y
protagónica de la comunidad
vinculándose a los Consejos Comunales, así como a
la nueva institucionalidad del aparato de Estado y la
mayor integración de sus tres componentes
básicos: Gobierno, Población Organizada, y
Territorio.
De esta manera, a partir de lo establecido en el
Plan de
Desarrollo Económico y Social de la Nación
y en los Objetivos del
Nuevo Mapa Estratégico, se deducen directrices que deben
orientar la intencionalidad de los proyectos de los
Programas Nacionales de Formación (PNF), tras la
búsqueda de propiciar la creatividad de
los profesores y estudiantes así como las necesidades de
las comunidades, para así articularse con el Proyecto
País y obtener de ambos instrumentos, líneas
comunes a la Educación Superior de la Misión Sucre.
De tales líneas de acción, se derivan para cada PNF
líneas de investigación particulares que han de
servir de marco orientador para los Proyectos de su respectivo
Plan Curricular, cuyo listado sería muy largo, por lo que
se remite a su consulta según cada Programa de
Formación
Actualmente se hace ineludible la toma de conciencia acerca
de la necesidad de buscar el
conocimiento en la realidad y en la problemática
social del hombre,
precisando la trascendente determinación que tiene la
investigación en el desarrollo y transformación del
sujeto que conoce. Por consiguiente, la práctica
pedagógica, a través de la investigación,
además de proporcionar perspectivas de solución a
los problemas
planteados, debe contribuir a la formación individual y
colectiva del hombre.Gema Celorio (1996:31-36) afirma que el
sistema
educativo "debe proveer a las personas de herramientas
conceptuales y actitudinales que le permitan situarse en el mundo
con capacidad de actuar e influir en él de forma
consciente y crítica".
Esto implica que el educador, en su práctica
pedagógica, ha de insertarse dentro de la realidad social
donde labora, para estudiar y aportar alternativas de
solución a los problemas que surjan en su praxis
educativa y respuestas viables a los conflictos
socioeconómicos y culturales, latentes en la comunidad
donde él se desenvuelve; asimismo ha de buscar los
medios
más apropiados para provocar los cambios adecuados,
teniendo la escuela y la
comunidad como contexto donde actúa. Concebir la
formación del hombre como un ser crítico y
consciente de su problemática socioeconómica y
política,
organizándose y generando acciones para
transformar su modo de vida y su realidad social, supone una
pedagogía que implique, como afirma Ivonka
Espinoza (1997:35) que "la educación se orienta a la
liberación del hombre, hacia el desarrollo integral de
todas sus potencialidades dentro de la realidad, esa
acción educativa tiene realmente razón de ser". De
esta manera, la investigación debe convertirse en un
proceso de trabajo y reflexión permanente, en tanto que
implica la generación de un conocimiento
auténtico que le permite al sujeto actuar como
constructor, en plena conciencia crítica y creadora, de su
transformación y desarrollo, en correspondencia con su
entorno natural y social.
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