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Extracción sanguínea y separación de hemocomponentes (página 2)



Partes: 1, 2

e) Hacer que el paciente cierre el puño y
estire el brazo.

  • f) Con los dedos índice y pulgar fijar
    la vena elegida, luego introducir la aguja, formado un
    ángulo agudo con la superficie, paralela y al lado de
    la vena, insertarla rápidamente debajo de la piel y
    luego en la vena. No debe moverse la aguja horizontalmente ya
    que causa molestias y pueden dañarse los
    nervios.

  • g) Aspirar la sangre por un suave tirón
    de émbolo. Extraer la cantidad deseada.

  • h) Retirar el torniquete. Colocar un
    algodón con alcohol en el lugar de la punción y
    sacar la aguja simultáneamente al hacer presión
    en el área.

  • i) Indicarle al paciente que mantenga doblado
    el brazo por 2 ó 3 minutos, y luego colocarle una
    curita.

  • 5. Causas de error:

  • a) Uso del torniquete por más tiempo del
    debido.

  • b) Hemólisis de los eritrocitos, por uso
    de jeringas húmeda, agujas de calibres inadecuados.
    Etc.

  • c) Lipemia.

  • d) Contaminación bacteriana

  • e) Usos equivocados de
    anticoagulante

Composición de
la sangre

Como todo tejido, la sangre se compone
de células y
componentes extracelulares (su matriz
extracelular). Estas dos fracciones tisulares vienen
representadas por:

  • Los elementos formes —también
    llamados elementos figurados: son elementos
    semisólidos (es decir, mitad líquidos y mitad
    sólidos) y particulados (corpúsculos)
    representados por células y componentes derivados de
    células.

  • El plasma sanguíneo: un fluido
    traslúcido y amarillento que representa la matriz
    extracelular líquida en la que están
    suspendidos los elementos formes.

Los elementos formes constituyen alrededor del 45 por
ciento de la sangre. Tal magnitud porcentual se conoce con el
nombre de hematocrito (fracción "celular"), la cual
corresponde casi en totalidad a la masa eritrocitaria. El otro 55
por ciento está representado por el plasma
sanguíneo (fracción acelular).

Los elementos formes de la sangre son variados en
tamaño, estructura y
función, y se agrupan en:

  • las células sanguíneas, que son
    los glóbulos blancos o leucocitos,
    células que "están de paso" por la sangre para
    cumplir su función en otros tejidos; y

  • los derivados celulares, que no son
    células estrictamente sino fragmentos celulares;
    están representados por los eritrocitos y las
    plaquetas; son los únicos componentes
    sanguíneos que cumplen sus funciones estrictamente
    dentro del espacio vascular.

Glóbulos rojos

Los glóbulos rojos (eritrocitos) están
presentes en la sangre y transportan el oxígeno
hacia el resto de las células del cuerpo.

Los glóbulos rojos, hematíes o eritrocitos
constituyen aproximadamente el 96 por ciento de los elementos
figurados. Su valor normal
(conteo) en la mujer promedio
es de alrededor de 4.800.000, y en el varón, de
aproximadamente 5.400.000 hematíes por mm³ (ó
microlitro).

Estos corpúsculos carecen de núcleo y
orgánulos. Contienen algunas vías
enzimáticas y su citoplasma está ocupado casi en su
totalidad por la hemoglobina, una proteína encargada de
transportar oxígeno. El dioxido de carbono,
contrario a lo que piensa la mayoria de la gente, es transportado
en la sangre (libre disuelto 8%, como compuesto carbanimicos 27%,
y como bicarbonato, este ultimo que regula el pH en la
sangre).En la membrana plasmática de los eritrocitos
están las glucoproteínas (CDs) que definen a los
distintos grupos
sanguíneos y otros identificadores celulares.

Los eritrocitos tienen forma de disco bicóncavo,
deprimido en el centro; esta forma aumenta la superficie efectiva
de la membrana. Los glóbulos rojos maduros carecen de
núcleo, porque lo expulsan en la médula ósea
antes de entrar en el torrente sanguíneo (esto no ocurre
en aves, anfibios
y ciertos animales). Los
eritrocitos en humanos adultos se forman en la médula
ósea.

Hemoglobina

La hemoglobina —contenida exclusivamente en los
glóbulos rojos— es un pigmento, una proteína
conjugada que contiene el grupo "hemo".
También transporta el dióxido de carbono, la mayor
parte del cual se encuentra disuelto en el plasma
sanguíneo.

Los niveles normales de hemoglobina están entre
los 12 y 18 g/dL de sangre, y esta cantidad es proporcional a la
cantidad y calidad de
hematíes (masa eritrocitaria). Constituye el 90 por ciento
de los eritrocitos y, como pigmento, otorga su color
característico, rojo, aunque esto sólo ocurre
cuando el glóbulo rojo está cargado de
oxígeno.

Tras una vida media de 120 días, los eritrocitos
son destruidos y extraídos de la sangre por el bazo, el
hígado y la médula ósea, donde la
hemoglobina se degrada en bilirrubina y el hierro es
reciclado para formar nueva hemoglobina.

Glóbulos blancos

Los glóbulos blancos o leucocitos forman parte de
los efectores celulares del sistema
inmunológico, y son células con capacidad
migratoria que utilizan la sangre como vehículo para tener
acceso a diferentes partes de la anatomía. Los
leucocitos son los encargados de destruir los agentes infecciosos
y las células infectadas, y también secretan
sustancias protectoras como los anticuerpos, que combaten a las
infecciones.

El conteo normal de leucocitos está dentro de un
rango de 4.500 y 11.500 células por mm³ (o
microlitro) de sangre, variable según las condiciones
fisiológicas (embarazo,
estrés,
deporte, edad,
etc.) y patológicas (infección, cáncer,
inmunosupresión, aplasia, etc.). El recuento porcentual de
los diferentes tipos de leucocitos se conoce como "fórmula
leucocitaria".

Según las características
microscópicas de su citoplasma (tintoriales) y su
núcleo (morfología), se dividen en:

  • los granulocitos o células
    polimorfonucleares
    : son los neutrófilos,
    basófilos y eosinófilos; poseen un
    núcleo polimorfo y numerosos gránulos en su
    citoplasma, con tinción diferencial según los
    tipos celulares, y

  • los agranulocitos o células
    monomorfonucleares
    : son los linfocitos y los monocitos;
    carecen de gránulos en el citoplasma y tienen un
    núcleo redondeado.

Granulocitos o células polimorfonucleares

  • Neutrófilos, presentes en sangre entre
    2.500 y 7.500 células por mm³. Son los más
    numerosos, ocupando entre un 55% y un 70% de los leucocitos.
    Se tiñen pálidamente, de ahí su nombre.
    Se encargan de fagocitar sustancias extrañas
    (bacterias, agentes externos, etc.) que entran en el
    organismo. En situaciones de infección o
    inflamación su número aumenta en la sangre. Su
    núcleo característico posee de 3 a 5
    lóbulos separados por finas hebras de cromatina, por
    lo cual antes se los denominaba "polimorfonucleares" o
    simplemente "polinucleares", denominación
    errónea.

  • Basófilos: se cuentan de 0,1 a 1,5
    células por mm³ en sangre, comprendiendo un
    0,2-1,2% de los glóbulos blancos. Presentan una
    tinción basófila, lo que los define. Segregan
    sustancias como la heparina, de propiedades anticoagulantes,
    y la histamina que contribuyen con el proceso de la
    inflamación. Poseen un núcleo a menudo cubierto
    por los gránulos de secreción.

  • Eosinófilos: presentes en la sangre de
    50 a 500 células por mm³ (1-4% de los leucocitos)
    Aumentan en enfermedades producidas por parásitos, en
    las alergias y en el asma. Su núcleo,
    característico, posee dos lóbulos unidos por
    una fina hebra de cromatina, y por ello también se las
    llama "células en forma de antifaz".

Agranulocitos o células monomorfonucleares

  • Monocitos: Conteo normal entre 150 y 900
    células por mm³ (2% a 8% del total de
    glóbulos blancos). Esta cifra se eleva casi siempre
    por infecciones originadas por virus o parásitos.
    También en algunos tumores o leucemias. Son
    células con núcleo definido y con forma de
    riñón. En los tejidos se diferencian hacia
    macrófagos o histiocitos.

  • Linfocitos: valor normal entre 1.300 y 4000
    por mm³ (24% a 32% del total de glóbulos
    blancos). Su número aumenta sobre todo en infecciones
    virales, aunque también en enfermedades
    neoplásicas (cáncer) y pueden disminuir en
    inmunodeficiencias. Los linfocitos son los efectores
    específicos del sistema inmunológico,
    ejerciendo la inmunidad adquirida celular y humoral. Hay dos
    tipos de linfocitos, los linfocitos B y los linfocitos
    T.

Los linfocitos B están encargados de la
inmunidad humoral, esto es, la secreción de anticuerpos
(sustancias que reconocen las bacterias y se
unen a ellas y permiten su fagocitocis y destrucción). Los
granulocitos y los monocitos pueden reconocer mejor y destruir a
las bacterias cuando los anticuerpos están unidos a
éstas (opsonización). Son también las
células responsables de la producción de unos componentes del suero de
la sangre, denominados inmunoglobulinas.

Los linfocitos T reconocen a las células
infectadas por los virus y las
destruyen con ayuda de los macrófagos. Estos linfocitos
amplifican o suprimen la respuesta inmunológica global,
regulando a los otros componentes del sistema
inmunológico, y segregan gran variedad de citoquinas.
Constituyen el 70% de todos los linfocitos.

Tanto los linfocitos T como los B tienen la capacidad de
"recordar" una exposición
previa a un antígeno específico, así
cuando haya una nueva exposición a él, la acción
del sistema inmunológico será más
eficaz.

Plaquetas

Las plaquetas (trombocitos) son fragmentos celulares
pequeños (2-3 µm de diámetro), ovales y sin
núcleo. Se producen en la médula ósea a
partir de la fragmentación del citoplasma de los
megacariocitos quedando libres en la circulación
sanguínea. Su valor cuantitativo normal se encuentra entre
150.000 y 450.000 plaquetas por mm³.

Las plaquetas sirven para taponar las lesiones que
pudieran afectar a los vasos sanguíneos. En el proceso de
coagulación (hemostasia), las plaquetas contribuyen a la
formación de los coágulos (trombos), así son
las responsables del cierre de las heridas vasculares. Una gota
de sangre contiene alrededor de 250.000 plaquetas

Plasma sanguíneo

El plasma sanguíneo es la porción
líquida de la sangre en la que están inmersos los
elementos formes. Es salado y de color amarillento
traslúcido y es más denso que el agua. El
volumen
plasmático total se considera como de 40-50 mL/kg
peso.

El plasma sanguíneo es esencialmente una
solución acuosa de composición compleja conteniendo
91% agua, y las
proteínas el 8% y algunos rastros de otros
materiales
(hormonas,
electrolitos, etc). Estas proteínas son: fibrógeno,
globulinas, albúminas y lipoproteínas. Otras
proteínas plasmáticas importantes actúan
como transportadores hasta los tejidos de
nutrientes esenciales como el cobre, el
hierro, otros metales y
diversas hormonas. Los componentes del plasma se forman en el
hígado (albúmina y fibrógeno), las
glándulas endocrinas (hormonas), y otros en el
intestino.

Además de vehiculizar las células de la
sangre, también lleva los alimentos y las
sustancias de desecho recogidas de las células. El suero
sanguíneo es la fracción fluida que queda cuando se
coagula la sangre y se consumen los factores de la
coagulación.

Los componentes del plasma se forman en el hígado
(albúmina y fibrógeno) y en las glándulas
endocrinas (hormonas).

El plasma es una mezcla de proteínas,
aminoácidos, glúcidos, lípidos,
sales, hormonas, enzimas,
anticuerpos, urea, gases en
disolución y sustancias inorgánicas como sodio,
potasio, cloruro de calcio, carbonato y bicarbonato.

Características
físico-químicas

  • La sangre es un fluido, con movimiento perpetuo y
    pulsátil, que circula unidireccionalmente contenida en
    el espacio vascular (las propiedades del flujo son adaptadas
    a la arquitectura de los vasos sanguíneos). El impulso
    hemodinámico es proporcionado por el corazón en
    colaboración con los grandes vasos
    elásticos.

  • La sangre suele tener un pH entre 7,36 y 7,42
    (valores presentes en sangre arterial). Sus variaciones
    más allá de esos valores son condiciones que
    deben corregirse pronto (alcalosis, cuando el pH es demasiado
    básico, y acidosis, cuando el pH es demasiado
    ácido).

  • Una persona adulta tiene alrededor de 4-5 litros de
    sangre (7% de peso corporal), a razón de unos 65 a 71
    mL de sangre por kg de peso corporal.

Separación de
células y plasma o suero

El tubo que contiene sangre sin
anticoagulante, al que fue transferida la muestra de sangre
completa, debe dejarse 10 minutos en reposo, para que coagule,
luego se debe centrifugar a 1500 r.p.m. durante 10 minutos para
separar las células del suero. Luego con una pipeta
Pasteur se debe separar el suero o sobrenadante y transferir a un
tubo de almacenamiento
para la realización de las diferentes pruebas.

La separación del suero del
coágulo es generalmente mucho mas sencilla, cuando se
emplean recipientes de vidrio, o de
poliestireno especialmente tratados, puesto
que el coagulo se retrae con suavidad de las paredes del frasco o
del tubo y eventualmente queda como una pequeña
protuberancia en la base, entonces el suero se puede verter o
aspirar fácilmente con pipeta y transferir a un tubo para
almacenamiento. También se recomienda como en el caso del
plasma, centrifugar nuevamente el suero y obtenerlo libre de
células que pueden interferir en las
determinaciones.

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Autor:

Wilson Chen

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA
SALUD

LICENCIATURA EN MEDICINA

LABORATORIO DE BIOLOGIA

Partes: 1, 2
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