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Los niños de la calle (página 2)



Partes: 1, 2, 3

Los niños
pueden ser forzados a vivir en la calle por diferentes razones.
La pobreza, la
violencia
doméstica, el fallecimiento de uno o ambos padres – por
ejemplo debido al SIDA, la migración
económica a ciudades, pueden ser todas razones por las que
los niños terminan viviendo en las calles. Cualquiera sea
la razón, la sociedad ha
fallado en mantener juntas a las familias y fracasado en la
protección de estos niños. La sociedad por lo tanto
tiene la responsabilidad de ayudarlos a reintegrarse en la
comunidad.
Dentro de diez años el problema no será los
niños que viven en la calle sino las familias completas
que vivirán de esa manera. Los niños de la
calle podrían sobrevivir hurgando en busca de comida
en recipientes de desperdicios y vertederos de basura, a veces
mendigando y robando y otras transgresiones menores. Pueden
inhalar pegamento y tomar drogas y
están a menudo sucios. Muchos pequeños,
niñas y niños, son forzados a recurrir a la
prostitución para sobrevivir.

Planteamiento del
problema

El ser humano al nacer es socialmente dependiente y es
la familia en
primera instancia la que ofrece el ámbito para crecer y
desarrollarse. El recién nacido establece sus primeras
relaciones con su madre y padre, luego hermanos y familiares, en
cuanto que la familia brinde
satisfacción de necesidades, tanto físicas como
emocionales, le permitirá al individuo
establecer relaciones adecuadas con su contexto, expresar sus
emociones y
adquirir un sentido de identidad y de
(Ascensión, 1997).

Una familia la
motivación funcional enfatiza para desarrollarse mejor
y crecer en unidad, sabe optimizar encuentros. Los tiempos, dando
lugar a reales Parte de una familia donde se promueven las
relaciones honestas y se valora el esfuerzo para mejorar cada
día, ella hace que disminuya los errores y prevengan
situaciones a la desestabilicen que familia. Es por eso que en
ella deben promoverse lo valores el los
de fundamentales como respeto deberes;
que es derechos;
cumplimiento de el parte del compañerismo los real que
establecen miembros que la componen, lo cual supone desarrollar
un autocontrol manejar conflictos
retos para y (Herrera, 1997).

Desde sus inicios se ha considerado la
institucionalización como primera alternativa,  sin
embargo aparentemente los expertos, se extraviaron
en el  proceso
perdiendo  de vista su propósito.
Cuando la
educación estaba a cargo de  los maestros
guías, estos le enseñaban a los
niños   hábitos de la vida
cotidiana,  tal como  su higiene personal
hábitos alimenticios mientras que en los talleres de
formación, los instructores   orientaban a
los   muchachos  en el
trabajo,  desde limpiar las herramientas y
cuidarlas, el mantenimiento
del taller, hasta enseñarles a medir o pesar. Estos
hábitos,  como  conductas repetitivas, le
permitían a los niños ir trabajando en una forma
ordenada. Como un proceso desde  ideas más
sencillas  hasta  ideas más estructuradas. Al
cambiar el sistema y
enfatizar el servicio en
los profesionales de la psicología,
psiquiatría,  se introduce un elemento: el objetivo
es  lograr  el cambio
conductual,  buscar patologías. Ya el objetivo no es
el muchacho. La visión  es de buscar culpables:
la familia, la comunidad, los medios de
comunicación, etc.  

Un niño de la calle no es un niño que juega en
la calle durante el día. Un niño de la calle, no
tiene la "suerte" de ser un niño que trabaja. Un
niño mendigo no es a fuerzas un niño de la calle,
tampoco lo es un delincuente o un niño pobre. Finalmente
la mejor definición de un niño de la calle
sería: Es un niño reconocido como tal por los
demás niños de la calle.
Una definición
estrecha de los niños de la calle no significa que no se
tendrá algún día que ocuparse de todos los
otros niños en situación particularmente
difícil, pero hoy no caben entre los límites de
nuestro proyecto. Como no
se puede ocuparse de inmediato de todos los niños
infelices en el mundo, quizás es necesario dar la
prioridad a los niños de las calles?. A menudos son porque
viven, o mejor que sobreviven en ruptura total con su familia, en
escombreras, en estaciones o debajo de los puentes de autopistas
en la mayoría de las grandes ciudades del Tercer Mundo.
Los niños de la calle no solo vagan por las calles sin
nada qué hacer. Para sobrevivir, la mayoría
trabajan más de diez horas al día. Distribuyen
periódicos, limpian taxis, recogen chatarra, empujan
carros, vigilan coches aparcados, venden caramelos, llevan el
equipaje o mendigan. Algunos trabajan en la prostitución,
o como servicio doméstico, como chulos, camellos,
carteristas o para contratistas de edificios y dueños de
garajes, o también en la agricultura.

  • OBJETIVOS:

A fin de puntualizar y esgrimir la base principal de mi
trabajo de
investigación, interdependiente de la labor
social a realizar, tomare como bases sustanciales los siguientes
objetivos:

  • OBJETIVO GENERAL:

  • 1. Evaluar la situación local de la
    problemática social de los niños de la calle en
    la ciudad de Mérida.

  • OBJETIVOS ESPECIFICOS:

  • 1. Diagnosticar los elementos y causas que originan
    el fenómeno de los niños en la calle.

  • 2. Planificar las políticas ha usar para
    afrontar la problemática de los niños de la
    calle.

  • 3. Examinar las circunstancias y bases que discrimina
    el fenómeno de los niños de la calle.

  • JUSTIFICACION:

CAPÍTULO II:

Marco referencial
conceptual

  • DEFINICIÓN:

La definición del concepto ha
generado bastante discusión, que ha sido reunida por
autores como Sarah Thomas de Benítez en The State of
the World's Street Children: Violence es:

"Niños de la calle es un término cada
vez más reconocido por sociólogos y
antropólogos para categorizar a un grupo social
que realmente no está definido, ni forma una población o fenómeno
homogéneos. (Vid. Glauser, 1990; Ennew, 2000; Moura,
2002). Por tanto, con niños de la calle nos referimos
a niños de una enorme variedad de circunstancias y
características que resultan difícilmente
catalogables para los servicios
sociales o asesores políticos. De cualquier modo, son
niños y niñas de todas las edades que viven y
trabajan en espacios públicos, y son visibles en la gran
mayoría de los centros urbanos de todo el mundo."

"La definición de niños de la calle
está aún en discusión, pero muchos de
los responsables de la redacción de políticas
para la UNICEF utilizan este concepto para referirse a menores de
18 años para los que "la calle" -incluyendo bajo este
término inmuebles abandonados y descampados- se ha
convertido en un hogar y en su medio de vida, y que se encuentran
en un estado de
desamparo e indefensión. (Black, 1993)"

Con niños de la calle se denomina a los
niños que viven en las calles de una ciudad, privados de
atención familiar y protección de un
adulto. Los niños de la calle viven en edificios
abandonados, cajas de cartón, aparcamientos, estaciones en
desuso o en cualquier rincón donde puedan dormir sin ser
agredidos ni descubiertos por la policía. Es
difícil encontrar una definición precisa que pueda
definir la enorme variedad de circunstancias en las que estos
niños de la calle viven día a día. Sus
condiciones son muy heterogéneas, desde niños que
pasan todo el día en la calle y duermen en casa, con unos
padres poco capacitados para atenderle adecuadamente; a
jóvenes totalmente independientes que establecen sus
propios grupos
sociales, o comunidades de drogadictos dedicados al robo. De
cualquier modo, la UNICEF ha establecido dos categorías
definitorias de este término:

  • Niños de la calle son aquellos que están
    relacionados con algún tipo de actividad
    económica, que va desde la mendicidad a la venta
    modesta. La mayoría de ellos vuelven a casa al final
    del día y contribuyen con sus ingresos a la
    economía familiar. Ocasionalmente pueden asistir a la
    escuela y normalmente mantienen cierto sentido de comunidad
    familiar. Debido a la precariedad de l situación
    económica familiar, estos niños pueden verse
    eventualmente empujados a una estancia más permanente
    en la calle.

  • Niños de la calle también son aquellos que
    realmente viven en la calle, fuera de un medio familiar
    convencional. Los lazos familiares pueden existir
    todavía, pero son mantenidos sólo ocasional o
    involuntariamente.

Hay Niños así en muchas de las grandes ciudades
del mundo, y especialmente en países en vías de
desarrollo, y
son víctimas de abusos, negligencia y explotación.
En ocasiones, los niños son asesinados por "escuadrones de
limpieza" organizados por los negocios
locales. En Latinoamérica, muchos de ellos son
víctimas de abandono por familias económicamente
incapaces de sostener a todos sus hijos. En África,
una causa más común es el SIDA. Un
niño de la calle es alguien que no tiene casa o
algún lugar para ir por la noche aparte de las aceras de
la calle y las galerías de tiendas de calle (niños
de las calles) o un niño que duerme en casa por la noche
pero vive en la calle durante el día, quizás para
conseguir dinero para
sus familias (niños en las calles). Entre las definiciones
más comúnmente usada proviene de UNICEF y distingue
dos grupos:

Niños en la calle: son aquellos que pasan la
mayor parte del tiempo en la
calle, pero que tienen algún tipo de soporto familiar y
vuelven a su casa por la noche.

Niños de la calle: pasan el día y la
noche en la calle y están funcionalmente sin soporte
familiar.

Niños de la calle es un término
ampliamente difundido por el territorio hispanohablante y tiene
sus paralelos en el francés (les enfants des rues), el
inglés
(street children), el portugués (meninos da rua) y el
alemán (Straßenkinder). "Niño de la calle"
también suele considerarse un término peyorativo.
En otros idiomas, el término utilizado para designar a
esos niños varía según diferentes matices.
Aquí reseñamos algunos de ellos:

…"gamín" (en francés, golfo),
urchin), "chinches" en Colombia,
"pivetes" –
pequeños delincuentes– en Rio de
Janeiro (Brasil, donde
también se les llama "pájaro frutero"; y
"pirañitas", en Perú, "polillas" en Bolivia,
"resistoleros" (de
Resistol, una marca de
pegamentos) en Honduras; "scugnizzi" (peonzas) en Nápoles
(Italia), "Batang
Lansangan" en Filipinas, "Bụi Đời" (el polvo de
la vida) en Vietnam, "saligoman" (niños malos) en Ruanda,
"poussins" (pollos), o "moustiques" (mosquitos) en Camerún
y "balados" (vagabundos) en la
república democrática del Congo.

Aunque hay variaciones entre países, se ha estimado,
que el 70% de los niños de la calle son chicos. Aunque no
existe ningún registro fiable,
se suele afirmar que el número de niños viviendo
independientemente en las calles del mundo oscila entre los 100 y
los 150 millones. Según un informe del
Consortium for Street Children, una asociación de
ongs del Reino Unido,

"Calcular el número de niños de la
calle presenta muchas dificultades. En 1989, la UNICEF
estimó que alrededor de 100 millones de niños
crecían en áreas urbanas de todo el mundo. 14
años más tarde, la misma institución
refería que "las últimas estimaciones cifran el
total de estos niños en un máximo de 100 millones"
(UNICEF, 2002:37). Y, más recientemente, "El número
exacto de niños en estas condiciones es imposible de
cuantificar, pero las estadísticas hacen pensar en decenas de
millones alrededor del mundo. Es probable que estas cifras
estén aumentando" (UNICEF, 2005:40-41). Por lo tanto,
aunque la cifra de 100 millones se sigue utilizando, no tiene una
base de hecho (véase Enner y Milne, 1989; Hecht, 1998,
Green, 1998). Del mismo modo, es discutible si el número
de niños de la calle ha aumentado globalmente o es la
conciencia de su
existencia en las sociedades la
que ha crecido.

  • BASES TEORICAS Y CONCEPTUALES:

Para tener un análisis preciso del tema que vamos a
enfatizar y desarrollar en la presente investigación,
tomaremos como puntos centrales los siguientes elementos y bases
como:

Las estadísticas de las Naciones Unidas
dicen que América
Latina los niños de la calle sus edades oscilan entre
8 y los 17 años. Las niñas constituyen
aproximadamente un 10 y 15%, ya que tienen más
posibilidades de elaborar estrategias
alternativas (cuidados de hermanos menores, trabajo
doméstico, prostitución). La pobreza en
América
Latina produce muerte,
enfermedades
evitables, causadas por las falencias, ausencia de sistemas
sanitarios y educativos, el abandono y la falta de hogar.

Es sabido que la pobreza y el desempleo de los
adultos es fuente de desesperanza, complicando las relaciones
entre padres e hijos y creando situaciones límite en la
configuración familiar. Se intenta responsabilizar a los
padres sin conciencia, pero si existe esa calidad de
padres, por lo general soportan la misma marginación que
sus hijos. Dice acerca de esto el padre Cajade: "La realidad
de los chicos en riesgo es
consecuencias de problemáticas que empiezan en sus
familias. Cuando decís que a los chicos de Argentina les
faltan sus derechos, estas diciendo que le están faltando
los derechos a los padres de los chicos. En la medida que aumenta
la franja de exclusión de los padres esto se reproduce
sobre la niñez
."(Diario Hoy, 25/4/99)

Aún cuando la problemática de los niños
de la calle aparece ante la sociedad como un hecho crítico
en aumento, su cuantificación resulta dificultosa. Ello se
debe a que los mismos niños en general deambulan de un
lado al otro de la ciudad y al hecho de que gran cantidad de
niños van al centro de las ciudades en calidad de
trabajadores, solos o con sus progenitores, distorsionando la
evaluación de su situación.

" La idea de mafias del sexo o de la
droga, que
manejan algunos grupos de chicos, niega la situación
estructural que los arroja a los lugares vacíos de la
ciudad. Quedan a merced de la calle y sus dueños, desde la
policía hasta de los aprovechadores de su infancia y su
soledad"
(Reprtto, Carlos. Medico psiquiatra y Prof. de la
UBA, Clarín 2/8/98)

A partir de datos obtenidos
por UNICEF, tomados de informantes clave, en el año 1991,
se puede estimar en todo el país que habría
alrededor 24.000 niños que trabajan en las calles y 6.000
niños que viven en la calle, es decir sin vínculos
familiares o con vínculos débiles. La gran
mayoría (80%) son varones y su distribución etárea es la siguiente:
15% son menores de 8 años de edad, 50% tienen entre 8 a 14
años y 35% entre 15 y 18.

Un elevado número de estos niños y adolescentes
ya ha pasado por algún nivel de judicialización,
presentando algunos un ciclo
policía-juzgado-instituto-calle, proceso que los va
deteriorando aún más. En la opinión del
Director de Minoridad del Arzobispado, Jorge Herrera Gallo, el
chico de la calle es alguien que más que vivir sobrevive.
"En la calle el chico aprende a sobrevivir cada día
que pasa, por lo cual tendrá que aprender el lenguaje,
las conductas y las reglas de las "ranchadas" que son los lugares
donde se juntan los chicos
."(Clarín, 2/8/98)

Según estimaciones realizadas por INDEC/CELADE, la tasa
de actividad de los niños entre 10 y 14 años
pasó de 8% en 1960 a 6,6% en 1980. En este último
año, las tasas de los varones (8,3%) y del área
rural (11,8%) fueron las más altas. En cuanto a la
situación de las niñas, su inserción
laboral tiende
a ser subestimada ya que las que están a cargo de las
tareas domésticas, no son consideradas como trabajadoras
ni están remuneradas, lo que dificulta su
Reelevamiento.

Una investigación realizada en 1987, utilizó un
cuestionario
con preguntas adicionales a las habituales con el objetivo de
mejorar la captación de la extensión del trabajo
infantil (6 a 14 años). Al mismo tiempo,
permitió conocer algunas relaciones del trabajo infantil.
Aquí también se confirmó que la tasa de
actividad de los pobres (3,6%) es superior a la de los no-pobres
(1,5%). Asimismo, la actividad laboral aumenta con la edad y la
pobreza: mientras 6,8% de los niños pobres de 11-14
años trabajan, ese porcentaje desciende a 1,2% entre los
niños pobres de 6 a 10 años. Por otro lado, los
resultados indicaron que los niños trabajadores pobres
realizan sus actividades laborales fundamentalmente como cuenta
propia o empleado doméstico, y a medida que disminuye el
nivel de pobreza, predominan las actividades de "ayuda familiar"
o asalariadas. O sea, los niños de familias más
pobres realizan los trabajos más marginales.

El lugar marginal y la poca solución que les da la
sociedad les permite(o les obliga) a elaborar estrategias de
urgencia que les proporcionan algún recurso
económico (limpieza de parabrisas, venta de
estampitas, robo) A las cuales el imaginario social llama trabajo
infantil, pero que en realidad no pueden llamarse trabajo, ya que
son solo actividades destinadas a la supervivencia. Hoy podemos
pensar a estos niños de la calle como un excluido
más del mercado.

La consistencia imaginaria de la infancia (niñez como
inocencia, fragilidad y docilidad) concebida en el mundo
burgués persiste hoy, y por lo tanto hay un desacople
entre este discurso y lo
que ocurre en la realidad, ya que ha habido un cambio
histórico, ya sea desde los modelos de
acumulación, como en el mundo del trabajo, la
heterogeneidad de la pobreza, la vida cotidiana, etc. La autora
Cristina Corea plantea, que los niños pobres, la marginalidad en
que están subsumidos, los chicos de la calle, y las
situaciones violentas que ellos mismos protagonizan son un
síntoma del agotamiento de las instituciones
que forjaron la infancia, la escuela, la
familia, el juzgado de menores, las instituciones de asistencia a
la familia, por lo cual estas ya no producen su objeto: la
infancia. Los chicos en y de la calle son un síntoma
social principalmente de la falta de trabajo que ha pasado a ser
en la sociedad actual un bien escaso y precario.

Históricamente, los chicos que trabajaban cuando el
trabajo requería tomar a todos los adultos era mal visto
(ya que está condición de trabajador estaba
reservada al mundo adulto, el cual tenía acceso al
trabajo); hoy, podría pensarse que el trabajo de los
niños es un mal menor dentro de todos los problemas que
enfrentan los chicos de la calle. El trabajo hoy a pesar de todo
sigue estructurando la vida cotidiana, ya sea
económicamente, simbólicamente y como estructurador
de subjetividades.

  • FAMILIA:

La familia es un sistema abierto constituido por varias
unidades ligadas entre sí por reglas de comportamiento
y por funciones
dinámicas en constante interacción e intercambio con el exterior.
Por lo tanto considera que la familia es un sistema relacional.
Andolfi (1980).

  • FUNCIONALIDAD FAMILIAR:

Familia funcional es la capacidad de utilizar los recursos Intra y
extrafamiliares, en la resolución de problemas, así
como la participación en compartir la toma de
decisiones y responsabilidades como miembros de la familia
logrando la maduración emocional y física en la
autorrealización de los miembros a través del
soporte y guía mutua, mostrando amor y
atención entre los integrantes del grupo familiar con un
compromiso de dedicación, espacio y tiempo a los mismos
Smilkstein G (1978).

  • CLIMA ESCOLAR:

Constelación psicológica que prevalece en el
ambiente
educativo, especialmente en el salón de clases, sea de
presión
interna o externa de actitudes o de
percepción de los integrantes del aula.

PROBLEMAS DE LOS CHICOS DE LA CALLE:

Salud física: los traumatismos y algunas infecciones
(parasitosis), son más las más comunes entre los
chicos de la calle. El 80% usa droga regularmente, las más
frecuentes usadas son los adhesivos de contacto (tipo poxiran)
muchas veces para matar el hambre, iniciándolos así
en la droga, siguiendo en frecuencia la cocaína y
la marihuana. La
actividad sexual comienza a edades tempranas, los embarazos en
adolescentes son muy frecuentes.

Salud Mental: Los niños realizan actividades
intermitentes. Lavar o cuidar autos, venta
ambulante, pedir limosna, robar o caen en la prostitución.
Algunos forman bandas que presentan una estructura de
tipo jerárquico, pero la mayoría forman grupos
menos estables y con roles menos definidos, y consecuentemente
más adaptables a los problemas de la calle. Muchos son
correos para pequeñas dosis de drogas, que son pagadas con
un sándwich y la cuota de pegamento o marihuana.

Me refiero con esto a la reproducción de las producciones de sentido
de una sociedad y que permite la cohesión, que tiene la
capacidad de conservar lo instituido y la potencialidad
instituyente de transformación; universos de
significaciones que operan como organizadores de sentido de los
actos humanos. (Fernández, Ana María."De lo
imaginario social a lo Imaginario Grupal. Actualidad
Psicológica Nov.1992).

En América Latina, el periodismo,
policía, justicia,
negocios y la sociedad en general, consideran a los niños
de la calle como un grupo irredimibles de delincuentes, que
representan una amenaza moral para la
sociedad civilizada(por ejemplo en Brasil la conformación
de escuadrones de la muerte para
el exterminio de estos niños. El Movimiento
Nacional de niños de la calle en Brasil encontró
457 asesinatos de niños entre marzo y agosto de 1989.) El
gobierno toma
como única solución a este problema el encarcelar a
los niños de la calle. Tanto el gobierno como el
periodismo y la sociedad entera deberían tomar conciencia
del valor de estos
niños y la contribución que cada uno pueda hacer
para resolver la situación. Entre las causas más
importantes en que los niños pueden terminar en la calle
por distintas razones, de las cuales las más
típicas son las siguientes:

  • No tienen elección: Han sido abandonados, son
    huérfanos o han sido expulsados de sus hogares.

  • Eligen vivir en la calle a raíz de maltratos
    sufridos en su casa, por negligencia de los padres o porque
    simplemente su familia no es capaz de cubrir sus necesidades
    básicas.

  • Eligen vivir en la calle por los ingresos que con sus
    actividades puedan reportar a sus familias. Si esos hogares y
    familias, como parte integrante de la sociedad, son incapaces
    de mantener la vida de ese niño, puede por tanto
    decirse que las razones últimas del abandono del
    domicilio paterno son las condiciones sociales,
    económicas, políticas y medioambientales
    impuestas por el conjunto de la sociedad en que ese grupo
    marginal se inscribe.

En un informe de 1993, la OMS sugería estos factores
como causantes del fenómeno de los niños de la
calle los siguientes:

  • Desintegración del entorno
    familiar

  • Conflicto armado

  • Pobreza extrema

  • Desastres (naturales o provocados)

  • Hambre

  • Abusos físicos y sexuales

  • Explotación infantil

  • Desplazamiento social tras
    emigración

  • Urbanización y crecimiento
    descontrolado de suburbios

  • Incultura

La orfandad por otros motivos, como epidemias o SIDA es otra
causa que podría añadirse a esta lista. Las bandas
de narcotraficantes son responsables de casi la mitad de
asesinatos infantiles cometidos en la jurisdicción de Rio
de Janeiro. Desde la década de los 90, la nueva cultura de la
droga ha causado estragos, sobre todo entre los más
pobres. Hoy en día, Brasil es el segundo consumidor
mundial de cocaína, sólo por detrás de los
EEUU. En las favelas -donde se concentra el 25% de la
población de Rio- son las bandas de narcotraficantes
quienes controlan los recursos. Algunos niños de la
calle
son reclutados por estas bandas, que les dan armas ligeras
para su protección. Los chicos son utilizados como correos
de la droga entre compradores y vendedores. No es de
extrañar, por tanto, que las posibilidades de que uno de
estos niños mueran en los barrios de favelas sea "ocho
o nueve veces superior a la de un niño que vive en Oriente
Medio
".[Ref: Save The Children].

Frecuentemente los niños callejeros viven momentos en
los que desean dejar la vida en la calle. Sin embargo, el arraigo
que tienen a la vida en la calle es muy fuerte y les ha generado
un deterioro físico y emocional que no les permite
proyectarse a futuro y tomar la decisión de modificar su
vida. Si llegan a tomar esta decisión en un momento de
crisis, es muy
poco probable que logren mantenerse fuera de la calle por
más que unas cuantas semanas o meses. Esto se manifiesta
claramente en la itinerancia de los niños callejeros a
través de diversas instituciones sin lograr establecerse
en ninguna de ellas.

Algunos funcionarios públicos piensan en una propuesta
que ahora parece tener eco entre ciertos legisladores: llevarse
por la fuerza a los
niños que viven en la calle a los centros de
atención en los que deben de permanecer de manera
obligatoria. Esta visión parte del supuesto de que los
niños, por su deterioro y grado de adicción no
pueden tomar decisiones y es necesario "pensar por ellos". Dentro
de esta lógica,
la única manera de iniciar un proceso educativo con estos
niños es obligándolos a desintoxicarse y alejarse
de su ambiente callejero. Las estrategias más comunes para
tratar con niños pobres y de la calle son:

  • Concebir al niño como un enfermo e incapaz, por lo
    que desconocen toda capacidad de reflexión y
    acción de éste y enfatizan únicamente su
    "anomalía". Lo grave es que no se determinan los
    criterios de evaluación y procedimiento para
    determinar tal incapacidad.

  • No hacer distinciones entre los niños y los
    problemas específicos que presentan, asumiendo que
    todos requieren del mismo tipo de intervención. Esto
    lleva a criterios poco claros que permitan definir cual tipo
    de alternativa puede ser la más adecuada para
    determinados niños y bajo que circunstancias (casa
    hogar, albergue, psiquiátrico, familia sustituta, su
    propia familia, etc.)

  • Tender a "criminalizar" o "penalizar" la vida en la
    calle.

  • Situar al niño como materia "dañada" y al
    adulto redentor como poseedor de la salud y bienestar. Esta
    situación genera graves estragos en el autoestima del
    niño, dejándolo en una situación de
    dependencia.

  • Normalmente el niño aprende rápidamente a
    "decir lo que el adulto quiere escuchar" para obtener la
    posibilidad de escapar.

  • Colocan el problema "dentro del niño" sin tomar en
    cuenta los diversos factores externos que influyen.

  • Construyen un "mundo falso" para el niño dentro de
    la institución, sin brindarle la oportunidad de
    relacionarse con su entorno.

  • Al ubicar el problema únicamente como interno
    presupone dos posibilidades: el niño deja la
    institución y se encuentra inhabilitado para
    desarrollarse adecuadamente o bien, el niño requiere
    de una institucionalización indefinida.

  • Califican de nocivo la totalidad del ambiente del
    niño: familia, comunidad, etc. por lo que busca
    alejarlo y desvincularlo de él. En otros casos no
    existen elementos que permitan supervisar y garantizar la
    construcción de una vida fuera de la
    institución y el vínculo con su familia.

Al centrar la definición de los chicos callejeros a sus
dimensiones básicamente individuales olvida entre otras
cosas:

  • La historia personal de niño (lo que incluye
    además su tránsito por las instituciones.

  • Sus redes subjetivas (contactos interpersonales con su
    contexto).

  • El acceso a las substancias: uso, abuso y utilidad.

  • Los abusos físicos, sexuales y emocionales sufridos
    y cometidos.

  • Características de relación con su grupo
    (roles, funciones, valores, códigos, etc.)

  • Fuerte sentido de pertenencia con un grupo callejero.

  • Que a una misma zona siguen llegando nuevos niños
    que se integran a este sistema callejero

Para caracterizar el tipo de población al que se
dirigen los diferentes programas
públicos o privados (y aún en las comunidades
terapéuticas), se exige un diagnóstico previo que tome en cuenta de
manera profunda y detallada todas las particularidades necesarias
que nos permitan precisar y comprender el terreno de
intervención y sus modalidades. Lo anterior implica
reconocer aspectos como el grado de arraigo de los niños
con la calle o el tipo de relación que guardan con sus
familias de origen, entre otras cosas.

  • RECORRIDO HISTORICO:

Explicación del desarrollo histórico de las
instituciones dedicadas a controlar la niñez en la
Argentina y como eran considerados los menores durante el siglo
XIX y principios del
XX. Cárcel, manicomio, reformatorio, y orfanato
surgieron como instrumentos equivalentes de controles sociales
reales y simbólicos, para reproducir un orden autoritario.
Así fueron a la cárcel no solo los delincuentes,
sino los que pensaban distinto, tanto como el orfanato se
erigió en destino de los niños sin familia o de los
repudiados por ella. Con esto ser malo, ser huérfano se
tornaron equivalentes y asimilables como en un continuo a ser
loco o delincuente. Es decir fuente de peligro.

En 1848, Lord Ashley describía más de 30.000
niños "abandonados, vagabundos, despojados, desnudos y
delincuentes" que circulaban por todo Londres. En 1890, el
periodista Jacob Riis describió a ciertos "árabes
callejeros" de Nueva York, cuyas características y
medios de vida
podrían ser fácilmente reconocidos en los actuales
niños de la calle. Hacia 1922, se contaban en Rusia cerca de
7.000.000 de niños sin hogar, como resultado de casi una
década de devastación continuada, entre la Primera Guerra
Mundial y la Guerra Civil
Rusa. Estos niños abandonados formaban bandas juveniles,
creando sus propios grupos sociales, su argot, y
dedicándose básicamente al robo y a la
prostitución. El mundo de la cultura ofreció su
perspectiva del asunto con personajes como Kim, de Kipling, un
niño de la calle indio, o Gavroche, en Los miserables de
Víctor Hugo. La banda de carteristas de Fagin en Oliver
Twist, así como los Irregulares de Baker Street descritos
por Arthur Conan Doyle, atestiguan la presencia de niños
de la calle en el Londres decimonónico.

Como se consideraba al niño pobre: Durante el siglo XIX
y hasta 1899, el menor era considerado un enfermo más
susceptible de curación que de castigo, y el menor
absuelto por habérselo declarado incapaz de imputabilidad
(según lo establecía el Código
Penal),- no debla ser abandonado si no instituido. Suprimida la
idea del castigo, la reforma de los menores debía estar a
cargo de la comunidad. Se consideraba que la falta de educación tanto de
los menores como de sus padres, el deseo de lucro,
el vicio, el abandono, la falta de moralidad, el
vagabundeo y la mendicidad fueron consideradas causas de la
criminalidad, y por ende, un peligro para la sociedad frente a
las cuales la única era la educación, la
instrucción, el trabajo y la disciplina.

En 1916 se presentó un proyecto de código de
menores, en el cual se establecía que el juzgado de
menores con competencia
podían privar de la patria
potestad, acusar de abandono material o moral del menor u
otras circunstancias que constituyan un peligro mas o menos
permanente para su salud o moral. Todas las
instituciones del nuevo derecho penal
debían ser creadas con el fin de educar, de ahí,
que no solo debiera atender la ley al menor
delincuente, si no también al abandonado, al vago, etc.,
porque no se veía en todos ellos más que un futuro
delincuente adulto.

En 1950 y durante toda la década del sesenta comienza
un proceso de institucionalización y
sociologización del problema del menor, sin ningún
tipo de modificaciones a nivel jurídico. En estas
décadas se sigue manteniendo una ideología y práctica
represivo-asistencialista. Se ve al menor como objeto de derecho.
En las décadas de los setenta y ochenta se produce todo un
crecimiento y consolidación con respecto a la figura del
menor, el mismo pasa a ser de objeto a sujeto de derecho. Se
intentó superar el nivel de la cultura jurídica de
la ideología asistencialista.

Instituciones que se ocuparon de la niñez en "abandono"
o pobre: En el año 1779 se crea la Casa de Niños
Expósitos para recoger y educar a los niños
abandonados. En 1870 la Sociedad de Beneficencia creó un
Asilo de Corrección para las mujeres jóvenes y
adultas y por causa de la fiebre amarilla
en el año 1871 f fundó el Asilo para
Huérfanas. Los Asilos creados hasta el momento,
estaban a cargo de los Defensores de Menores, quiénes se
ocupaban del juicio sucesorio y de los bienes de
éstos. Transcurridos dos años, la Sociedad de
Beneficencia se hizo cargo de los Asilos.

Se decidió crear en el año 1905 "La Colonia de
Marcos Paz", para menores condenados, habituales y abandonados.
Este era el único Reformatorio que poseía el
Gobierno Nacional. El reglamento que dictó el poder
Ejecutivo, para la misma, tenía por objetivo la
educación e instrucción de los menores, con el
propósito de educarlos moral y físicamente.

En 1913 se creó el "Departamento de Menores Abandonados
y Encausados", el fin del mismo era proveer a la mejor
instalación de los menores encausados y abandonados que se
alojaban en condiciones perjudiciales para su salud en el
departamento de Policía. En 1918 el Departamento fue
suprimido y los menores fueron enviados al Instituto Tutelar de
Menores, éste estaba dividido en dos sectores-. por un
lado, el legal para menores encausados, y por el otro lado,
tutelar. Los menores bajo tutela eran los
abandonados por sus padres o aquellos cuyos padres certificaran
que les era imposible su educación. El Asilo Correccional
de Mujeres de la Capital o
Cárcel Correccional de Mujeres, estaba dividido en dos
departamentos: el primero era para mujeres y menores presas, y el
segundo, para menores encausadas por los defensores. El
establecimiento estaba a cargo de las religiosas de la Caridad
del Buen Pastor.

De acuerdo con la ley Orgánica 1893, se
estableció que los Defensores de Menores debían ser
argentinos, mayores de 50 años y con las siguientes
atribuciones: como cuidar de los menores huérfanos y
abandonados por los padres, tutores o encargados, en caso de
bienes, tomar las medidas necesarias para su seguridad y para
proveer la de los tutores; atender las quejas por malos tratos a
los menores, dadas por los padres, parientes o encargados y dar
cuenta a los asesores letrados para que elevaren las quejas a los
jueces o tomaran por si medidas para evitar tales hechos;
etc.

Por su parte Roberto Bullich, coautor de un proyecto de
código del niño, estableció que era
necesario implementar nuevos métodos y
que en vez de reprimir que se establezca la tutela del estado por
medio de los jueces, que se individualicen los procedimientos y
se adopten medidas convenientes ya que los menores son pocas
veces anormales y si lo son puedan reformarse, esos jueces
utilizarán en vez de penas, medidas de seguridad, para
hacer del menor un ciudadano útil. Según la ley
orgánica de los tribunales de la Capital la guarda y la
protección oficial de los menores estaría a cargo
de los defensores y asesores letrados, coincidiéndoseles a
las primeras amplias facultades para proteger a los menores y
también se les concedan atribuciones para imponer penas de
reclusión correccional a menores que tuvieran mala
conducta.

En 1918 el Presidente Irigoyen dictó un decreto por el
cual se otorgó al Consejo General de la Sociedad de
Conferencias de Señoras de San Vicente de Paúl el
Patronato de los Menores Varones de la Colonia de Marcos Paz y
del Instituto Tutelar de Menores, con atribuciones para visitar
periódicamente los establecimientos citados; para
gestionar la admisión en instituciones particulares de
menores huérfanos y abandonados que no pudieran ser
alojados en los oficiales; etc.

En el mismo año se establece que las causales de la
privación de la patria potestad para los padres de los
menores de 18 años, en casos de delitos
cometidos contra sus hijos, o cuando fuesen delincuentes
profesionales o peligrosos o de ebrios, o en los casos en que se
maltrate al menor, o cuando el menor se encontrara moral o
materialmente abandonados (esto incluye también estar en
la calle). En los casos en que se privare de la patria potestad
al padre, los jueces se la otorgaban a la madre, ya que la misma
en esa época no gozaba de la titularidad como del
ejercicio de la patria potestad, o nombrarle un tutor o confiar
el menor a la tutela del Estado, ejercida por medio de los
defensores. Con la tutela estatal se establece la
disposición definitiva del menor, después de la
absolución o del sobreseimiento
o de la resolución definitiva respecto de un delito en que
hubiese sido víctima, por tiempo indeterminado y hasta la
mayoría de edad, en caso de abandono material o moral,
agregándose aquí el supuesto de "peligro moral". Se
define a éstas situaciones como la incitación al
menor a la realización de actos perjudiciales para su
salud física o moral.

También en esta época se autorizaba al Poder
Ejecutivo a invertir una suma para construir una escuela para la
detención preventiva de menores y un reformatorio para
menores delincuentes a de mala conducta. El niño
diferenciado del adulto; tomando fuerza la infancia como
categoría psicológica se desarrolla a partir del
siglo XVIII. Este reconocimiento está ligado a la
instauración de la familia moderna, basada en el amor
conyugal, reconocimiento de roles paténtales y filiales,
el instinto materno, derechos sucesorios como garantía de
transmisión de los bienes y en la preocupación por
la salud y educación de sus miembros. Como es considerado,
hoy el niño, y como funcionan las instituciones de la
sociedad entorno a él:

En la Argentina tanto la Ley Nacional que regula la
protección a la infancia por parte del Estado (1.903) como
el régimen penal de menores son instrumentos
jurídicos se encuentran en una contradicción con la
Convención de los Derechos del
Niño y la Normativa Internacional. Si bien la
Convención de loa Derechos del Niño es ley nacional
desde 1990 y desde agosto de 1994 tiene rango constitucional,
aún no se han realizado ningún tipo de
modificaciones con respecto a las leyes de fondo
por lo que el poder judicial se
sigue rigiendo con las leyes anteriores.

Con respecto a lo anterior, la mayoría de las
provincias tiene su propia ley de protección pero siempre
siguiendo los parámetros de la ley nacional, y sus
organismos administrativos depende del ejecutivo provincial
(direcciones de Minoridad y Familia), las mismas funcionan como
brazo ejecutor de las decisiones de la Justicia. Pero cabe
destacar que la instancia nacional es el Consejo Nacional del
Menor y la Familia, el problema que se presenta con respecto a
esto es, que el mismo al reducir sus competencias al
ámbito de la Capital Federal no establece una coordinación de políticas a nivel
federal.

Los modelos de atención que se llevan adelante en todo
el país revela que los programas y proyectos de
acción
social destinados a las familias, los niños y las
niñas, y los adolescentes responden a demandas puntuales a
través de dos variantes, la asistencia directa, en forma
de comida, ropa, medicamentos u otros bienes de sobrevivencia,
distribuida tanto por los estados como por organizaciones no
gubernamentales de caridad; y la otra variante es la
atención institucional, la misma se construyó en la
oferta
gubernamental y no gubernamental de "protección" a la
infancia en extrema pobreza.

En lo que respecta al tema institucional, creo necesario
establecer una diferencia, ya que el sistema penal para mayores
no es el mismo en el caso de los niños, dado que la
entrada al sistema no sólo se da cuando éstos son
autores de delitos, sino que también por temas
'asistenciales" o 'tutelares', es decir que muchas veces los
chicos que están en o de la calle, o ejerciendo
algún tipo de trabajo son un blanco para institucionalizar
en nombre de esta doctrina.

Conformación de la subjetividad en
condiciones de extrema pobreza

El ser humano debe tener alguna estructura capaz de contenerlo
y sostenerlo hasta que este entre en su edad productiva (adulto)
lo cual la mayoría de las veces esto es llevado a cabo por
la familia, la escuela, la medicina, la
caridad, el sistema jurídico y el aparato estatal. Estas
instituciones permiten así producir las subjetividades del
niño. Pero como dije anteriormente los chicos de la calle
y en extrema pobreza, se les dificulta el paso por dichos lugares
(exceptuando el sistema jurídico), por lo cual su
subjetividad construida a partir del OTRO, se realizara a partir
de la calle y los institutos de menores, alejándolo de la
familia de su comunidad, sin tener acceso al sistema
educativo ni sanitario.

Los discursos
familiares, el trabajo y otras prácticas sociales que
otorgan sentido al hacer humano y conforman la subjetividad
tomando a la misma como la definen, Gima,J.M y Le Fur,A. :
"la subjetividad como el conjunto de efectos, variables
histórica y situacionalmente de discursos socialmente
instituidos que ofrecen modelos identificatorios o tipos ideales,
a través de los cuales los sujetos se perciben a si mismos
según las representaciones que les otorgan esos
dispositivos. Es ésta la instancia imaginaria del
psiquismo (pág 37)."
[1] Una vez
internalizados los discursos como subjetividad, son percibidos
por el imaginario del sujeto como su SER.

Cuando el niño nace es prematuro y exige que unos
brazos (otro humano) lo reciban, le den una palabra y lo
reconozcan. El sujeto necesita determinadas condiciones para ser.
Lo histórico social va a conformar la subjetividad del
niño. Para que el individuo venga al mundo y se conforme
como sujeto debe venir a un lugar preestablecido (ya sea amor u
odio) sino, no puede advenir como sujeto. Es lo que Piera
Auglanier denomina la "sombra hablada", es decir un conjunto de
significaciones dichas, anhelos, rechazos que van conformando
este lugar (soliloquio a dos voces entre
madre e hijo) que establecerá el lugar previo a la
ocupación real del mundo.

Para la conformación de la subjetividad es necesaria la
función
materna, que dará el conjunto de cuidados necesarios que
el niño requiere en el periodo de prematuración. Es
la portavoz de la cultura. Este niño no es consciente de
los límites del mundo que le es ajeno, donde termina o
empieza su cuerpo. Hay un préstamo de la madre de su
aparato psíquico (del infans-sin palabra) que requiere del
otro para que lo interprete (signifique) sus necesidades. Si
nadie dice nada de él no tiene como construir su campo
simbólico. La autora citada sitúa esto en un
proceso originario (1-4 meses) donde es el origen del
advenimiento del yo, donde no hay discriminación entre objeto y sujeto. Este
está seguido por un proceso primario donde ya pueden
elaborar representaciones en ausencia del objeto. Los primeros
rudimentos de la representación especular posibilitando la
discriminación frente al espejo, que tiene
que ver con algo que está fuera de mi que me posibilita
pensar: "ese soy yo". La presencia del otro me devuelve una
imagen que me
confirma o no la representación que yo tengo de mi mismo
(triangulación especular, la mirada del otro) Por
último el proceso secundario permitirá una nueva
identificación idéica, el niño ya ingresa al
mundo simbólico gracias al otro que se lo posibilita,
realiza un proceso de apropiación del leguaje, de la
cultura. Esto hace que pueda fijar el afecto en términos
de libertad a los
sentimientos (registro conciente del afecto) Se establece un
contrato
narcisista entre el niño y el otro, hay una
aceptación del niño (enfans) que ha resignado algo
de su narcisismo para someterse al mundo simbólico. Ha
aceptado el lenguaje de la
cultura como propio. Es decir que la sociedad me ofrece
pertenencia a un lugar de la misma. Este niño ya
estará en condiciones de vivir en autonomía del
otro.

Aulagnier sitúa al lenguaje como una violencia
necesaria, ya que el mismo hace a las cosas, este poder de
denominación de ponerle nombre a las cosas tiene un
sentido preformador de la realidad (lo construye, le da un
nombre) También el lenguaje es causa del sujeto, no es
posible pensar al mismo sin lenguaje (sin cultura), todo deseo
necesita articulación con la palabra (así
también ocurre con el deseo materno).

Este breve desarrollo teórico es para dar cuenta de la
importancia del OTRO en la conformación de la
subjetividad, identidad, y el psiquismo. Para así poder
pensar las dificultades a las que se ven expuestas los chicos de
la calle, muchas veces abandonados desde edades tempranas,
alejados de sus familias(institucionalizados), sin la posibilidad
de que este OTRO ejerza óptimamente la función
materna, paterna y familiar, haciendo que su subjetividad se vaya
conformado, a los tropezones en el ambiente callejero, sin una
comunicación, ni uso del lenguaje
fluido(muchos de estos niños presentan problemas de
lenguaje, vocabulario, expresión), sin un apoyo constate
de aquel otro que lo signifique como sujeto e interprete sus
necesidades. La calle o una institución cerrada no son los
ámbitos propicios para este desarrollo. Si construir un
vínculo madre-hijo, que posibilita el acceso al mundo
humano, no es algo espontáneo, ni instintivo, cabe
preguntarse como ha de gestarse un vínculo con el chico de
la calle, en cuanto su historia (signada por la
miseria) le permita difícilmente articular un vinculo
madre-hijo, niño-adulto para proyectarse en la vida.

¿QUÉ PASA CON LA IDENTIDAD DEL
NIÑO?

Desde esta perspectiva, la vida en la calle más que una
patología individual, representa un sistema de
relaciones y representaciones
construidos a partir de una
realidad concreta por un grupo específico y cumple, entre
muchas otras cosas, la función de brindar un sentido de
identidad que es necesario para la construcción y supervivencia del sujeto en
lo individual y lo colectivo. La permanencia en la calle, las
estrategias para sobrevivir, la violencia e incluso la droga
misma, son componentes de esta vida en la calle y, pese al
daño
que muchos de estos elementos causan a los niños, cumplen
la función de integrar y dar sentido a este grupo. De
ahí que, actualmente, cada vez más programas
busquen formas para abordar a los niños de la calle de
manera que este sistema de relaciones en el que se insertan sea
modificado y reconstruido paulatinamente, se oriente hacia
fortalecer una identidad diferente a la que los mantiene en la
calle y no termine por reforzarla..Si bien desde esta perspectiva
se van construyendo modelos y revisando los actuales, existen
evidencias de
que hay modelos que terminan por reforzar la estancia en la
calle.

En el desarrollo de una identidad alternativa a la callejera,
va quedando claro la necesidad de construir modelos que faciliten
un ambiente en donde los niños se sientan integrados,
escuchados, participantes y seguros. Los
modelos masivos aún con las mejores intenciones, presentan
de origen una dificultad para lograr este proceso y terminan casi
siempre convirtiéndose en bodegas de niños. Creo
que el Padre Luis Farinello expresa muy bien esta
problemática: "El chico de la calle es un pibe que
sufre y que vive de frustraciones. Atrás de ellos no hay
mafias: hay familias desnutridas, sin trabajo, un papá
alcohólico, una mamá golpeada. Está expuesto
al desprecio de la gente y de la policía que lo cataloga
como negro, sucio, feo y chorro
"(Diario Clarín,
2/8/98)

Nuestra identidad se funda y se desarrolla dentro de una
familia. Esta a su vez pertenece a una cultura, a una lengua, a una
historia y una geografía particular
y, fundamentalmente a una comunidad con sus hábitos y
valores. Un padre, para cumplir la función esencial de la
paternidad debe cumplir el lugar de transmisión de la Ley,
de un orden no arbitrario ni creado por él, sino que lo
trasciende y que, a su vez legará al hijo con la
posibilidad de transmitirlo. El niño es en relación
a ese lugar, donde se formula la pregunta de la identidad: quien
soy para.

La crianza del niño en el ámbito familiar
constituye un vínculo proveedor de identidad,
complementado por quienes representan una continuidad afectiva,
cultural o social (ej: la comunidad) El soporte material es
esencial para el funcionamiento de la trama familiar. Las
condiciones socio-económicas se articulan directamente con
la posibilidad efectiva de alcanzar el pleno derecho a la
identidad. En el contexto de la pobreza, el fenómeno de
abandono aparece como un componente de la geografía
social, desde el cual no es posible atribuir responsabilidad
primaria a los padres abandonantes del hijo gestado.

Por lo antedicho, vemos que necesitamos la palabra del otro,
para ser historizados como sujetos. Es decir debe haber alguien
que nos vaya contando nuestra vida ¿de donde vengo?(una
creencia), la función de la historización del otro
adulto requieren de la creencia, este otro así abre la
posibilidad de construcción de proyectos de pensar el
futuro. ¿Qué pasa cuando esto no se da?

Estos niños pierden la posibilidad de saber su propia
historia(no conocen a su madre, padre ni tienen registro de que
el existió en el pasado) No tienen a nadie que les cuente
su historia(a lo sumo su paso por la calle, o institutos) Existe
la ausencia de ese adulto que "los expulso" a la calle,
impidiéndoles pensar en proyectar en un futuro. El hacer
una inscripción simbólica de la vida les queda
cercenado, por lo cual su vida se limita al hacer, la inmediatez,
y en muchos casos a la desesperanza y descreimiento.

Distintas instituciones no gubernamentales durante momentos
estratégicos de sus programas educativos se valen de
centros en los cuales coinciden cantidades considerables de
niños, sin embargo, cuando se trata de consolidar los
procesos
primarios siempre disponen de centros conformados por no
más de 20 niños que han vivido en la calle, pero
que han pasado por un proceso paulatino de
desincorporación de la misma y que, por ende requieren
fortalecer su nueva identidad.

La oposición a los modelos institucionalizantes, no
significa dejar a los niños en su condición
callejera, sino cuidar de no repetir modelos que tienen a todas
luces más riesgos que
los beneficios que se proponen. En este sentido, la oferta masiva
le ofrece al niño una identidad abstracta: la
institución. Dicha identidad es por naturaleza
temporal. Aún si imagináramos los vínculos
con los responsables del tratamiento como ideales, estos se
construyen en torno a una
acción laboral y no presentan una opción a largo
plazo para el chico. Se le presta escasa atención al
fortalecimiento de las capacidades de relación y
vínculos del niño con su medio. Así mismo,
es nula la atención que se presta al fortalecimiento de
espacios que ofrezcan alternativas de desarrollo a largo plazo
fuera de la institución.

De tal suerte cuando llega el momento de que el chico deje la
institución carecerá de los elementos necesarios
para desarrollarse de manera independiente. Su trabajo, amigos,
vínculos afectivos, red de apoyo etc.
serán dependientes de la propia institución. Suele
pensarse en este sentido que con brindarle abrigo, alimento,
cariño, comprensión será suficiente par que
el chico no vuelva a la calle, pero esto es un análisis
simplista, ya que ser un chico de la calle implica haber
aprendido a sobrevivir en ella. Esto quiere decir elaborar
valores y referentes identificatorios que le dan sentido a ese
"ser y estar en la calle" sin los cuales sería imposible
tolerar el desamparo, convivir con el terror, el hambre, el
frío, la violencia, la policía, la caridad y el
desprecio reiterado. Esta vinculación con los otros y las
cosas, el espacio y el tiempo, conforman su modo de ser y hacer
su identidad, su cultura. Los cuales, al sacarlo de la calle
ofreciéndole abrigo, afecto, protección y
comprensión, deberá abandonar, lo cual hace tan
difícil las estrategias de intervención con estos
chicos.

CAPÍTULO III:

Marco de
referencia organizacional

1.- ASPECTOS TEMATICOS Y METODOLOGICOS DEL OBJETIVO
INVESTIGADO:

Inicialmente UNICEF estableció dos
categorías: los niños de la calle y los
niños en la calle para diferenciar estos últimos,
como los niños trabajadores, sin embargo Misle, Albano
(1996) agregan algunas categorías con el único
propósito de comprender el fenómeno. Esta
caracterización como una manera de visualizar las
diferentes etapas y evitar que un niño en la calle
se convierta en un muchacho de la calle.

Niños a la calle: Hijos de buhoneros o artesanos o de
familias sin vivienda estable. No pierden el vínculo
familiar. Algunos estudian. Conocen la calle desde temprana edad,
al acompañar, a padre o madre o familiares. Salen a la
calle en temporadas de vacaciones escolares, en Agosto o
Diciembre. Regresan a su casa. Generalmente tienen un hermano de
la calle o en la calle. Estudian y no pierden vínculo
familiar.

Son los denominados niños trabajadores. No pierden el
vínculo familiar. Algunos no estudian. Muchos carecen de
documentos de
identidad, Varones 60% Hembras 40%. No consumen drogas Cumplen
normas. No
reciben capacitación para un mejor trabajo.
Conforman grupos familiares en la calle. Los hermanos mayores
utilizan a los hermanos más pequeños para vender
flores o calcomanías, para protegerlos o vigilarlos.

Niños de la calle:

  • Edad entre 8 y 12 años Generalmente
    provienen de las categorías anteriores Pierden parcial
    o totalmente el vinculo con la familia, Varones 75% Hembras
    25%

  • Causas: fueron niños en la calle. Vendedor de
    flores, calcomanías.

  • Conflictos familiares. Hacinamiento. Maltrato familiar.
    Presencia de padrastro o madrastra. Hijo de madre soltera o
    producto embarazo precoz. Fugas del hogar previas por varios
    días. Algunos cometen infracciones. Algunos se inician
    en la droga o prostitución. Breve permanencia en la
    calle. Buenas posibilidades de ingreso a instituciones
    existentes o reintegro a la familia.

Muchachos de la calle:

  • Edad entre 13 y 17 años. Perdida parcial o
    total del vinculo familiar y escolar. Permanencia prolongada
    en la calle. Usuario de la mayoría de los programas.
    Dos o más fugas de instituciones existentes. Posible
    consumo de drogas. Infracciones usuales.

  • Algunos, una minoría, posibles problemas
    neurológicos u orgánicos.
    Poca o ninguna
    posibilidad de ingreso a instituciones existentes. Familias
    en proceso desintegración o sin posibilidades de
    reintegro a la familia. Necesidad de un centro de
    contención. Alto riesgo.

Pseudos- menores – lateros: De edad de 18
años o más, ex muchachos de la calle, se hacen
pasar por menores de edad. Inducen y utilizan a los más
pequeños al consumo de
drogas, y cometer infracciones. Vinculación con
transgresores, consumo de drogas. A continuación les
presentamos un cuadro, donde se puede diferenciar una
heterogeneidad en la situación de los niños en la
calle, lo cual significa que deben ofertas programáticas
diferentes..

Monografias.com

T: transgresores

Fuente: Albano, Misle (Boletín N 14 – Red para la
Infancia 1996)

Los factores que inciden en la presencia de niños en
las calles de las ciudades son muchos, y se interrelacionan entre
sí , sin embargo podemos destacar, de una forma
resumida:

  • Migración rural hacia las ciudades – Como resultado
    de un inadecuado desarrollo del campo, algunas familias se
    acercan a la ciudad con la ilusión de obtener
    ganancias fáciles y al llegar se dan cuenta que no
    tienen destrezas para sobrevivir en la ciudad ocupando
    espacios baldíos y por su misma situación de
    ilegalidad pasan a conformar una cultura de lo irregular.

  • Deterioro ambiental – El desorden geográfico
    de los ciudades genera espacios vacíos que son
    ocupados por indigentes, traficantes de drogas, niños
    de la calle, prostitutas.

  • Salud La salud por su parte no se relaciona con los
    hábitos alimenticios y la higiene.

  • Familia Las relaciones familiares conflictivas
    parecen incidir en esta problemática Igualmente el
    trabajo infantil, el cual es inducido por los familiares.

  • Escuela En muchos casos las clases no tienen
    significado para algunos de los alumnos, Es una
    expresión vacía de sentido para algunos
    alumnos, y no está vinculada a la vida cotidiana.

  • Institucionalización Se asume el
    internamiento de los niños como primera alternativa.
    Sin embargo en Venezuela el vinculo familiar es muy fuerte y
    se ha demostrado que la mayoría de los niños
    tienen familia, es decir no son niños huérfanos
    o abandonados.

  • Autoridades Policiales La formación del
    policía al ser impartida por funcionarios militares,
    en su actuación frente a los ciudadanos, tiene un
    corte represivo. El funcionario policial debe ser entrenado
    en el conocimiento del ordenamiento jurídico y en
    especial de la LOPNA. Ley Orgánica de
    Protección al niño y adolescente. Las
    autoridades policiales no están entrenadas para
    prevenir.

  • Acciones aisladas No podemos dejar de mencionar las
    acciones aisladas entre los entes públicos y privados,
    lo cual impide acciones coherentes, pertinentes al
    interés superior del niño, niña y joven
    .

  • Los limites entre las dos categorías no son
    estrictas (Lucchini, p 95) Un niño de la
    calle
    se puede convertir en un niño en la
    calle
    y viceversa. El niño que trabaja en la
    calle de alguna manera reivindica su pertenencia a la calle.
    El asume la calle, no es condenado por lo adultos y puede
    justificar su presencia. Su trabajo legitima su permanencia
    en la calle. La mayoría de las veces reparte su tiempo
    entre la calle y la escuela. Sin embargo las actividades de
    la calle le absorben el tiempo para la escuela. El deseo de
    independencia se hace más fuerte. El deseo de tener su
    propio dinero, lo atrae. Uno de los graves problemas
    vinculado a los niños de la calle es el crecimiento
    del trabajo infantil en condiciones de explotación. O
    de servidumbre como afirma De Venanzi (p. 102)

La expresión niños de la calle, es un
término muy general y los estudiosos del tema diferencian
los términos. " Ä" "de" ën "por"desde" con el
propósito de precisar las relaciones entre el niño,
la sociedad, la ley y el orden público, y el tipo de ayuda
que necesitan. La diferencia la hace los diversos tipos de
vínculos con su familia que van desde el contacto
permanente hasta el conflicto o la
ruptura. Las relaciones con el medio judicial van desde la
lastima hasta el abierto enfrentamiento. Lo que se desprende de
lo anterior es que la situación de los niños de
la calle,
es como la punta del iceberg, y existen en la
realidad una gama de situaciones que, UNICEF intenta resolver
agrupando en una definición niños y
niñas que se encuentran en situación de
dificultad
. Lo cierto es la complejidad de las
situaciones.

En definitiva son niños que luchan para sobrevivir en
un medio urbano y que para esa sobre vivencia tienen que recurrir
a estrategias que en muchos casos como es la mendicidad o en
otros casos ilegales. Sin embargo desde un punto de vista
educativo todos conforman parte de los niños ausentes,
en mayor o menor grado, del sistema escolar es decir que no
están a cargo de ninguna institución para su
formación e integración.(UNESCO).
Estudios
realizados en los países Latinoamericanos, evidencian como
la pobreza influye negativamente en el desarrollo infantil y con
efectos irreversibles sobre su desarrollo. Los niños
pobres están expuestos con mayor frecuencia a una compleja
combinación de factores de riesgo como son: enfermedad,
desnutrición, stress familiar,
poca y mala educación, inadecuados servicio sociales, un
ambiente peligroso y de alta vulnerabilidad y un entorno social
poco estimulante y amenazante. Además tiene consecuencias
negativas, a mediano y largo plazo. Como son de pérdida de
vidas o de una pesada carga de enfermedades, o en términos
de deserción y repitencia escolar, en términos de
desempleo y empleo de baja
productividad,
en términos de delincuencia y
otras conductas anti-sociales, y en término de la
reproducción intergeneracional de la pobreza y una
débil cohesión social. Una de las peores
consecuencia, sería lo que Giddens establece como reproduccion
de practicas sociales es decir esta situacion se reproduce de
forma intergeneracional

2. ¿CÓMO SON?

  • Descripciones espontáneas:

Si observamos a estos niños y adolescentes <<de
la calle>> veremos que son chicos como los demás:
movidos, juguetones, saltarines. Si preguntamos su opinión
a personas que los han tratado más de cerca, como los
profesores o educadores, nos dirán que son mucho
más difíciles de educar que los niños de
clase media.
Los describen como distraídos, inconstantes, inclinados a
los juegos
violentos, fáciles para la agresión física;
en el terreno de los aprendizajes escolares, dicen, no tienen
motivación, no entran a clase; si lo hacen,
o están pasivos, o molestando a los demás.
También suelen decir que son de reacciones irregulares e
imprevisibles, sin venir a cuento se
enfadan por una nimiedad que otras veces no le dan importancia, o
por el contrario explotan de alegría incontenible por
cosas sin importancia.

En contraste con los niños de su misma edad pero de
superior nivel social los profesores suelen decir que no atienden
a razones, que los reflexiones que surten efecto con aquellos no
lo hacen con estos; que el niño de la calle lo que mejor
entiende es ««el palo», que la amenaza de
llamar a sus padres o de expulsarlos del colegio les deja
indiferentes o incluso les alegra; y que las notas, el aprobar en
junio o el repetir curso, les resulta tan lejano que es lo mismo
que hablarle a una pared. Y no digamos de los argumentos sobre
«el día de mañana", o el «estudia para
luego tener un buen trabajo..

2.2. Opinan los expertos.

Estas apreciaciones de profesores y educadores no discrepan
casi nada de las descripciones que conocidos investigadores de la
psicología han realizado de los niños de clase
social inferior. El profesor J.L.
Pinillos (1977) resalta en ellos los siguientes rasgos:

( Dificultades de lectura, malos
hábitos de estudio.

( Dominan bien el lenguaje conversacional, pero no el lenguaje
interior, más abstracto, conceptual y estructurado.

( Pensamiento de
tipo concreto,
sobre realidades inmediatas. Razonamiento más inductivo
que deductivo. Dificultad para el análisis y la
clasificación.

( Su comportamiento y las repercusiones temporales del mismo
tienen unas perspectivas temporales cortas.

( Inferioridad del nivel de aspiraciones escolares en
función de la correlativa percepción de un futuro
con menos oportunidades.

( La regulación o control de su
comportamiento no se realiza tanto por procesos internos cuanto
por mecanismos de refuerzo externo. J. Valverde (1980) realiza la
siguiente caracterización del niño de un medio
social inferior en contraste con los niños de clase
media:

(.En los aspectos cognoscitivos la superioridad de la clase
media es manifiesta en todo excepto en aptitudes
mecánicas, que son similares; las mayores diferencias se
dan en tareas abstractas, culturales-verbales y tipo de lenguaje.
Distinta motivación
para conseguir metas, en función de las experiencias de
éxito
de los padres y de los modelos cercanos de aprendizaje; el
niño de clase baja tendrá sus experiencias de
éxito en tareas muy distintas a los de clase media. Por
otra parte las clases bajas se centran más en lo inmediato
y concreto, con menor visión de futuro, manifiestan mayor
impulsividad frente a la reflexividad de las clases medias y
altas. En cuanto a rasgos de personalidad
J. Vaiverde señala que en los grupos desfavorecidos
predomina la ansiedad, búsqueda de seguridad, escaso
autocontrol, fácil expresión de la violencia y
agresividad física, intereses prácticos,
rígidos de criterio y autoritarismo. En forma similar los
describen otros muchos autores (J. de Ajuriaguerra, 1976; H.
Bee,1978; Ph. E.
Vernon,1972). Es interesante resaltar la visión que da F.
Riessman (1977) de los rasgos diferenciales del niño
<<de la ciudad interior,,, precisamente por darla toda ella
en términos positivos: ><<Fuerte desarrollo de
los sentidos noauditivos, tales como el visual, táctil y
cinestésico. Formas comunicación no verbal bien
desarrolladas, tales gestos; están menos atados a las
palabras. Mayor expresividad en situaciones informales
espontáneas que estructurales formales. Respuesta positiva
al aprendizaje marcos colaboración, planes niños
enseñan otros niños jóvenes instruyen otros.
Se acentúa rendimiento aprendizajes través la
experiencia acción; una enérgica respuesta
programas trabajoestudio, terreno por acción.>

Dejemos aquí este conjunto de descripciones de los
rasgos más peculiares del niño que ha nacido y vive
en un medio social desfavorecido. Confío en que el lector
haga fácilmente una síntesis
de las mismas y vea que las coincidencias son casi totales. Por
mi parte, más adelante, en el esquema interpretativo de
estas formas de conducta intentaré también una
síntesis de las características cognitivas y
reactivas de estos niños. Ahora pasemos a hacernos una
nueva pregunta que puede ser la clave para comprender al
niño de la calle y actuar con él.

* Por qué existen los niños de la calle?

  • Catástrofes sociales (corrupción, mala
    gestión de recursos)

  • Catástrofes políticas (guerra, conflicto
    civil, conflicto étnico)

  • Catástrofes naturales (hambre, inundaciones,
    terremotos)

  • Ruptura familiar

  • Colapso económico (pérdida del hogar,
    padres, familia, educación)

  • Pobreza

  • Desempleo

  • Abuso de drogas y alcohol

  • Migración del campo a las ciudades

  • Abandono del niño

  • Abuso infantil (niños que se echan de casa, que se
    escapan, que son abandonados)

  • Niños que trabajan

  • La vida diaria de los Niños de la
    Calle:

Sociedad: Los niños de la calle ven a los
demás, especialmente a los adultos, con una mezcla de
desconfianza y oportunismo. Los turistas son un buen objetivo
porque son impactados por lo que ven, lo contrario que muchas de
las personas que viven allí, quienes tratan de quitar
importancia a estos jóvenes. Defraudados una y otra vez y
dados por imposible por la sociedad en general, muchos
niños de la calle toman el estándar, los valores y
posesiones de sus comunidades con total desprecio.
¿Cómo pueden respetar una sociedad que les ha
abandonado- tirado como si fueran basura?

Comida: Los niños de la calle comen lo que
pueden. Sus estómagos no siempre están
vacíos, pero probablemente estén desnutridos. Sus
cabellos cobrizos pueden parecer agradables, pero seguro que es un
signo de una seria carencia de las vitaminas
adecuadas. Si no hay suficiente dinero, entonces siempre
están los contenedores de basura en los que escarbar, las
puertas de atrás de algunos restaurantes que tiran las
sobras al final de la noche y cualquier cosa que se pueda robar
en una tienda.

Dinero: Los niños de la calle son muy creativos
cuando se trata de ganar dinero. Mendigar puede ser bueno si se
tiene a un hermano o hermana de aspecto dulce y con una
expresión que dé pena. Y luego está el sexo.
Esto es lo que más dinero proporciona. Sexo heterosexual o
homosexual, en habitaciones de hotel, en los asientos traseros de los
coches, o en callejones oscuros, mientras un amigo vigila la
calle principal.

Dormir: Los niños de la calle duermen donde se
sienten más seguros. La puerta de una tienda, un banco en la
plaza, un conducto de aire caliente,
cerca de una hoguera en la playa, las escaleras de una
estación de tren. Muchos de ellos duermen de día,
pensando que están más seguros durante las horas
diurnas. Algunos duermen solos, otros se acurrucan juntos en
busca de calor o
protección. La cama es un trozo de cartón, una
manta vieja, periódicos. Si tienen la suerte de tener un
par de zapatos, se los quita y duerme con ellos bajo la cabeza,
para poder darse cuenta de si alguien quiere robárselos.
Las monedas que sobran se las meten en la boca. Estos
niños nunca saben cuando serán despertados por la
bota de un policía, por un chorro de agua
fría de un camión de la limpieza, o incluso por una
bala de un grupo de vigilantes o de un oficial de la ley que usa
su arma alegremente.

Enfermedades: Los niños de la calle enferman y
se quedan así. Pronto aparece una película de grasa
sobre la piel, por no
mencionar el aceite y la
grasa de las carreteras que les cubre los pies y la parte
inferior de las piernas. Por alguna razón la suciedad hace
que su piel se reseque y se agriete con facilidad. Los cortes y
heridas son el pan de cada día, la mayoría de ellas
ignoradas. Las infecciones son comunes. Incluso si la herida es
grave, el hospital no querrá hacerse cargo de ella.

Amigos: Los niños de la calle se preocupan de
solo unos pocos. El grupo del cual forman parte es un sustituto,
una familia ampliada, donde hay lealtad y amor a base de golpes.
El afecto se expresa con patadas, manotazos y
puñetazos.

Tiempo libre: Los niños de la calle pasan su
tiempo libre de la misma forma esquizofrénica en la que
demuestran su afecto. Un rato pueden pasarlo jugando al fútbol
en el parque, o haciendo travesuras de niños al borde de
la carretera. Lo siguiente podría ser aspirar
profundamente del cuello de una botella de adelgazador de
pintura o de
la tapa de un bote de pegamento de zapato. Con el estómago
lleno y la cabeza embotada, es hora de tener sexo.

Sueños: A los niños de la calle les gusta
el presente pero quieren un futuro diferente. En las calles son
ellos mismos, libres para hacer lo que quieran cuando quieran y
sin nadie que les diga que no. Pero no quieren seguir ahí
cuando sean mayores. Un buen trabajo y mucho dinero- no importa
si no han terminado el colegio, y su pobre dieta combinada con el
humo de los coches que inhalan cada día probablemente les
cause un daño cerebral menor.

3. ¿POR QUE SON ASÍ?

Durante muchos años, por no decir que hasta hace un par
de décadas, las explicaciones a la conducta de un
individuo, o de un colectivo de características comunes,
se han venido buscando en uno de los dos polos enfrentados: en la
persona o en
la situación.

  • Explicaciones genetistas o personalistas:

Son numerosos los autores que han puesto el acento en el polo
personal. Para ellos son las características de la
persona, su constitución, su genética,
su organismo, quienes explican mayoritariamente el hecho de tener
unos rasgos intelectuales
ognoscitivos u otros, el tener unas formas de reaccionar u otras.
Las posturas genetistas más extremas (C. Burt, 1961; H.J.
Eysenck, 1967, 1979; A.R. Jensen, 1973, 1974; S. Car, 1980)
atribuyen los rasgos intelectuales y de personalidad a factores
hereditarios sobre todo. Es la presencia de determinadas
características genéticas en el organismo (sistema nervioso
fundamentalmente) del individuo lo que hace que presenten unos
rasgos u otros.

En concreto, en el caso de los niños de la calle si sus
rasgos son inferiores, cualitativa o cuantitativamente, a los de
los niños de clase media es porque aquellos poseen una
dotación genética determinada que resulta menos
apropiada para desenvolverse en esta sociedad. Además la
endogamia, el hecho de que se casen ordinariamente sujetos de un
mismo estrato social, hace que esas características
genéticas de inferior calidad en los sujetos de clase baja
se vayan reforzando y consolidando, con lo cual el
fenómeno, para estos autores, se repite generación
tras generación.

  • Explicaciones ambientalistas o situacionales:

En el polo opuesto nos encontramos con la línea
situacionista. Para estos autores, cuya sede fundamental ha
estado en el conductismo
extremo, la explicación radica en las
características de la situación en las que se
produce tal conducta. Aún entre estos (L.J. Kamin, 1978;
Ch. Valentine, 1968) hay diferencias explicativas notables. Hay
explicaciones puntuales, concretas y lineales, que atribuyen a
una característica del medio una forma de conducta. Por
ejemplo: están poco motivados para la escuela porque los
padres no tienen prácticamente estudios; o les cuesta
aprender a leer porque en casa no hay libros ni
revistas, etc.. Como si una circunstancia ambiental concreta no
estuviera profunda e íntimamente interrelacionada con las
restantes características del medio, o con gran parte de
ellas. Y como si un rasgo o forma de conducta no estuviera,
también, en íntima interrelación con otras
manifestaciones comportamentales.

  • El modelo explicativo interrelacional:

Los estudios sobre la evolución psicológica de los
niños de nivel social inferior adoptados tempranamente por
familias de clase media (J. Valverde y J. Fernández, 1986)
con el progreso notable que para ellos representa, nos descartan
la influencia generalizada de los factores genéticos. Por
otra parte, las medidas más parciales, o no
transformadoras de la globalidad del contexto, como los
internamientos o la mera escolarización, que
difícilmente suponen la superación de las
limitaciones anteriores, nos inducen a pensar que no son
influencias puntuales del medio social quien determina el
conjunto de características psicológicas que
veíamos antes en estos chicos.

La influencia del medio social en la conducta hay que
considerarla a través del proceso de socialización, considerando a este como un
proceso global, interactivo y constante entre un organismo
hipotéticamente sano y un ambiente especifico
homogéneo (A. Bandura, 1986). No tiene sentido, y aunque
lo tuviera será prácticamente imposible, pretender
hacer un análisis correcto de la persona por un lado, de
la situación por otro y de la misma conducta por otro.
Veamos brevemente cada uno de estos tres componentes pero desde
una perspectiva interactiva.

3.3.1. La persona:

En primer lugar hay que tener en cuenta que cuando abordamos
el
conocimiento de una persona, a poco tiempo que lleve de vida,
no estamos ante un organismo puramente biológico por su
exclusiva dotación genética. Ese niño que
tengo delante es la realidad resultante del desarrollo de unos
genes en un medio físico y social determinado. Igual que
el árbol que contemplo no es fruto sólo de las
características que tenía la semilla plantada, sino
además de la tierra en
que se sembró, del clima, de la
influencia de la flora y fauna
circundante,..

Es decir, que cuando se atribuye un comportamiento a unas
características de la persona estamos
implícitamente refiriéndonos a la dotación
genética y a la vez al conjunto de situaciones por las que
ese individuo ha pasado a lo largo de su vida y a la huella que
han dejado en él. Pero aún más, en la
persona no sólo está presente la dotación
genética y la trayectoria histórica situacional,
sino que la misma conducta a realizar está también
interaccionando en ella. La conducta a realizar, en la medida en
que haya sido ejecutada anteriormente por el sujeto o haya sido
contemplada por él en otros, ha producido ya unos efectos
en la persona en términos de satisfacción o
insatisfacción, de consecuencias que puede desear repetir
o no. Por tanto esta conducta que la persona se dispone a
realizar tiene unos antecedentes históricos que forman ya
parte de la persona misma. Pero el proceso de interacción
entre persona y conducta no está sólo en el pasado
y en su conexión con el presente, sino también en
el futuro. La conducta presente, en cuanto posible, tiene unas
metas y genera unas expectativas en el sujeto que la va a
realizar. Expectativas que son satisfacción de
necesidades, búsqueda de gratificación o
evitación de conflicto, adaptación al medio, a
nuevas situaciones. Si la persona es una realidad interactuante
con situación y conducta, la situación
también lo es.

Partes: 1, 2, 3
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