Capitulo I.
Universos
paralelos
Personajes:
Ecus: El hombre sin
pasado, y que representa a la oscuridad, y al eco del conocimiento,
Ecus es el eco de la pregunta en el hombre.
Imagus: La dama de ensueño, Ella es el arquetipo de la
guerrera y la sabia. Caja a la perfección con Ecus, pues
esta es un Imagus del mismo.
Dark: El que se perdió en la búsqueda, y que
trata de llegar al nivel mas alto.
Opak: Dios de los no mundos: no es un personaje en si, solo
representa al estado de
existencia, antes de la existencia del universo.
Era una tranquila tarde de verano, el sol radiaba a
su máximo esplendor, las nubes se difuminaban en la
cúpula Del cielo, era uno de esos días en que la
luna suele aparecer difusamente en la claridad del día.
¡Pero ese día había algo extraño en el
ambiente! No
sabría explicar bien que era, pero parecía como si
ya nada tuviera sentido. De un árbol cuelga una hoja: la
única de este que se resistía a sucumbir ante la
fuerza de la
gravedad que aclamaba por su alma, Luego
vino una avispa a posarse sobre ella: debilitando aun mas su
precaria situación, luego de un rato llegaron 2 avispas
mas, luego otras 3 y así estuvieron las 6, hasta que al
final la pobre hoja no aguanto mas y decidió entregarse al
beso de la gravedad, pero definitivamente ese no debía de
ser su destino, pues en el momento justo en que debería de
tocar el suelo, fue halada
por un gran viento el cual la hizo remolinear y con cada ciclo
ganaba aun mas altura venciendo de esta manera a su antigua
enemiga. Luego no supe mas de ella, pues desperté y me vi
en mi habitación rodeado por las paredes: las cuales
contaban mi historia, la ya conocida por
mi: una historia que intento escribir y que distrae mi pensamiento
con su bella incógnita.
(Y en esas circunstancias de su mente Ecus tiene un divagar y
clama su filosofía)
Ecus:
El barreno del infinito:
siempre e reflexionado sobre el sentido de esta vida, y cada
vez caigo en la misma cuenta: que no tiene sentido alguno, pero
al pensarlo mejor encuentro que es extraño que no lo
tenga: pues la misma lógica
me dice que su existencia es producto de
este mundo físico, dictado por las leyes de lo real,
aunque el principio de incertidumbre no debe ser dejado
atrás, y pensar que es un leve desvarió: pues eso
seria decir que el pensamiento no tiene sentido de ser y como no
va a tener sentido de ser si desde luego existe, y como decir que
el pensamiento no es físico si desde luego atormenta mi
alma.
No me queda más que refugiarme en la idea de lo
infinito y quebrarme la cabeza tratando de darle elocuencia.
Imagus: Saludos caballero ¿de donde vienes con esa
hermosa armadura?
Ecus: ¿pero quien me habla, si no imagine jamás
tener compañía?
Imagus: Soy Imagus el alma escarlata, el vibrar de la tonada
del piano, el canto del grillo en la noche, la dama del amor puro:
puro sin sexo y sin
mancha, sin lujuria ni remordimiento.
Ecus: saludos pues soy ecus, aunque creo has equivocado tu
camino, pues no soy el caballero al que buscas. Pues de mi
armadura ya solo pedazos hay en el suelo.
Imagus: ¿De donde crees que vengo? Acaso me
confundiría yo con pedazos cuando frente a mi tengo la
coraza mas dura, no esta echa de metal, si no de sentimientos
sublimes, y te lo digo aunque los halagos estén desde hace
ya mucho tiempo fuera
de mi alcance.
Ecus: ¿pero quien eres y que haces en mi
habitación?
Imagus: he venido a mostrarte el infinito, el remolino de la
conciencia.
(Imagus la dama de armadura escarlata, comienza a
declamar)
El remolino de la conciencia:
En mis labios y entre sus sutiles comisuras, suaves y
sólidos cual la melancolía, se agita la
pasión de la guerra, la
guerra entre la dulzura y la desorientación, y las
palabras se quedan cortas al describir mi deseo, un deseo que
aflora de los ramales del alma, un deseo que come solo de tu
mirada y de tu dulce lengua. Mis
venas conducen como locos carruajes esta melodía, que
entra en la punta de tus dedos al acariciar mi cuello. Se agita
la guerra, mi corazón
rompe en loco galope tratando de describir esta tonta y absurda
Incongruencia. Te toco más que con fluidos, con carcajadas
de diabólica sonrisa. Y ya al ocaso de esta sutil
fantasía me veo reflejada en tu rostro: este de humano,
este de extraña criatura, de feroz león, de feliz
benefactor. No necesitas de torres altas para llegar a las nubes,
ni martillos para romper el jarrón de mis deseos.
Pájaro que vuela, sueños se marchitan, vidrio roto,
dulce alma.
Ecus: salvajes son tus palabras, embriagantes cual vino,
cálida como la sangre.
¡Pero sabes a veces me pregunto!
Imagus: ¿Qué te preguntas mi buen amigo
Ecus?
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