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Los trastornos de la personalidad (Esquizoide y Paranoide). Su influencia en la comisión de delitos (página 2)



Partes: 1, 2

Hay una confianza básica, ingenua, en el sistema y en el
medio que vivimos. También tenemos confianza en el resto
de la gente; más allá de la crítica
que podemos hacer, básicamente confiamos en nuestra
comunidad, en
nuestros familiares. De no existir esa confianza, esa fe, el
grupo se
disgregaría. Es una confianza ingenua, porque si nos
ponemos a analizar, sólo se basa en la repetición,
en la costumbre, y eso es lo que descubre el paranoide. Es un
hombre o una
mujer que se
planta frente al consenso y se pregunta el por qué de las
bases de ese consenso y obtiene una conclusión negativa:
que no estamos asentados en una comunidad que pueda darle
tranquilidad absoluta y que las personas que lo rodean pueden ser
potencialmente sus enemigos, no son leales o fieles. Aquí
falta entonces la adhesión al sistema de creencias
común, a lo consensuado.

Abuso del razonamiento deductivo

Si alguien desconfía de un sistema de creencias
consensuado, evidentemente debe formar, si no se desmorona como
persona, su
propio sistema de creencias. Éste se va a basar en un uso
abusivo del razonamiento, de la interpretación, que formará una
posición muy particular en relación con el resto de
las personas. Utiliza básicamente un tipo de razonamiento
deductivo que parte de un prejuicio, por
ejemplo: "Me quieren perjudicar", que los hechos particulares
sólo confirman o no. Es este prejuicio el origen de muchos
de sus juicios falsos, y hace que interprete las acciones de
los demás como rebajantes, amenazantes y hostiles; en
consecuencia, siempre son obstinados, rígidos y
están a la defensiva.

"El pensar razonado es el juez infalible sobre el ser o
el no ser. Ninguna cosa inmediata debe aceptarse de por sí
como real: todo debe «fundamentarse». Sólo es
real lo que puede explicarse. Lo que no puede explicarse mediante
axiomas libres de contradicción no existe."

Búsqueda de las claves

Los paranoides tratan de buscar las claves que revelan
las intenciones de los demás, buscan la segunda
intención, la prueba que demuestre que estaban en lo
cierto. Dividen a las personas entre los que están con
ellos y los que están en contra, no hay términos
medios.

Evitación de la intimidad

Se mantienen firmes en su postura; evitan la intimidad
por temor a dar información que pueda ser utilizada como
arma por sus enemigos. "Evito la intimidad, el contacto, mantengo
un tipo de relación superficial, y por supuesto que voy a
ser susceptible, voy a estar alerta ante las actividades de los
demás. Detalles que para otros pueden ser cosas triviales,
banales, para mí encajan perfectamente en un patrón
concatenador de hechos, que pueden llegar a ser indicios de un
complot o algo que están tramando en mi
contra."

Estado de alerta

Por eso están muy alertas. Se nota en el
paranoide, cuando se le observa, el estado de
alerta, de tensión. Es una persona que está en
lucha: "olfatea" el ataque, el complot y la infidelidad donde los
otros nada ven.

Rencorosos

Son rencorosos, recuerdan los agravios, las
humillaciones y los insultos por siempre, y están a la
espera del retrueque y la venganza. La sobrevaloración, la
intolerancia a la crítica, la autojustificación de
los errores, el humor irónico y la necesidad del
contrincante (siempre están peleando con alguien),
completan los rasgos de esta personalidad.

Desde el punto de vista clásico se caracteriza a
estas personalidades por los siguientes ítems:
desconfianza, susceptibilidad, proyección, auto
referencia, grandiosidad. En este caso, "proyección" es
atribuirle a los demás intenciones que coinciden con los
prejuicios del paranoide.[5]

Grandiosidad

Decimos "grandiosidad" porque tienen su propia manera de
ver el mundo y le dan un alto grado de validez respecto de la
forma en que lo evalúan los demás. "La diferencia
entre los otros y yo es que pienso; lo que digo lo razono en
todos los detalles y las otras personas no. En consecuencia las
conclusiones que saco son mejores y verdaderas, lo he comprobado
muchas veces. Es así. Mi mujer, por ejemplo, tiene dos
neuronas: una para controlar los esfínteres y la otra para
mantener el equilibrio. Si
usa una de ellas la otra se descontrola, o se hace pis o se cae
al piso. Así que opta por no usarlas, no
pensar."

El porte

Si lo describimos, observamos que es muy detallista,
puntilloso; es una persona de porte prolijo, no es un
desaliñado o un bohemio: es atildado y conserva una
postura erecta, desafiante; la mirada es hacia los ojos, de
estudio. Mira a los ojos o de costado. Los rasgos suelen ser
duros, el entrecejo ceñido. Inspira respeto. Cuando
está frente a nosotros nos estudia, sentimos la
sensación de estar rindiendo examen. Sopesa constantemente
lo que decimos, cómo lo decimos, y sobre todo cómo
nos dirigimos a él. Se considera una persona respetable y
de valor. No es
conveniente tutear a un paranoide, hacerlo esperar o no mantener
ciertas reglas mínimas de cortesía.

Un hombre de dos caras

Si tenemos oportunidad de hablar con un familiar, vamos
a encontrar un rasgo cuya descripción aún no he hallado en la
literatura: el
paranoide tiene una conducta
bifronte: tiene un tipo de conducta para los allegados y otra muy
distinta para los otros. "En casa siempre está
malhumorado, poco comunicativo, pero con sus amigos o en el trabajo es
otra persona: hace bromas, charla con todos, se hace
querer."[6]

"Hay algo que me da mucha bronca de mi padre, en casa
lee el diario, mira televisión, siempre con mala cara. Si
cualquiera lo llama por teléfono, se convierte en otra persona, es
parlanchín, chistoso. Cuelga el teléfono y vuelve a
tener mala cara."

Respeto por la jerarquía

Otro rasgo es el respeto por la jerarquía. A
pesar de la desconfianza, el paranoide valoriza mucho la
jerarquía. Es éste un elemento muy importante para
ser tenido en cuenta por el psicoterapeuta. Tienen un sistema de
jerarquías, respetan a unos y desvalorizan a otros. Y
así en todos los ítems de la vida. En la familia o
en el trabajo, por
ejemplo, respetan sólo a las personas a las que les
atribuyen cualidades suficientemente valiosas. Al resto los
descalifican. Sólo consiguiendo el respeto de un paciente
paranoide podemos realizar un tratamiento eficaz. Y esto depende,
amén de nuestra personalidad y conocimientos, de una
actitud franca
y coherente, sin ocultamientos (es un experto en captarlos), y
del trato que le dispensemos. "Para conseguir respeto hay que
tenerlo", decía Baruch Espinosa.

El Pensamiento
Esquizoide

La posición esquizoide conduce típicamente
a la ansiedad, no por separación o soledad, sino por
compromisos, especialmente matrimonio,
empleos permanentes y decisiones en el plano social y
religioso.

Un esquema de defensa por desapego e
introversión, característico de las personalidades
esquizoides, busca enfatizar la separación de cosas
materiales y
cotidianas para buscar poderes escondidos y misteriosos. Esto
puede encontrar expresión en el ocultismo y lo
parapsicológico o ritualista.

Los desórdenes de la
personalidad esquizoide tienen algunas de sus raíces
en una inocente aflicción infantil con una gran severidad.
Cuando la mente consciente se da cuenta de la cantidad de dolor
que existe en el mundo, muchas veces sin una culpa aparente que
lo justifique, viene el cuestionamiento de la bondad y aún
de la existencia de un Dios que permite que esto
ocurra.

Es probable que generalmente no se aprecie que la
defensa esquizoide es un rechazo a enfrentar la falta de
esperanza, la que se traduce en "evitación del dolor" y
"parálisis del miedo". Existe una paradójica
dinámica que envuelve a la persona
esquizoide en un caos de contradicciones internas. Un
estímulo que promueva un conjunto de impulsos
dinámicos positivos, despierta una destructiva
oposición desde otras áreas del sujeto. La esclavitud de la
voluntad es absoluta. Se necesita un sistema dinámico
enteramente nuevo con poder para
efectuar cambios de conducta a pesar de, y aparte de, la
preexistente personalidad.

Las experiencias de "rebirthing" y de
regresión a los primeros meses de vida, a través de
hipnosis, han hecho posible una exploración más
detallada de la posición esquizoide. Esta representa una
enfermedad radical del ser, tan severa que el dolor de mantenerla
en reserva y oculta es preferible a declarar y exponer este
sufrimiento ante otros. Esto hace que el sujeto no acuda por su
propia voluntad a profesionales psicoterapeutas. Además,
mientras no se trate de una psicosis, la
psiquiatría no tiene fármacos que
ofrecer.[7]

Una terapia psicoanalítica de largo plazo puede
ser beneficiosa algunas veces, pero, por no estar frecuentemente
al alcance de los medios del afectado o de su familia no se
recurre a ella.

Las reacciones esquizoides ocurren comúnmente en
personas altas y delgadas, aunque no se puede decir que la
constitución física sea el factor
determinante, porque también se encuentran personalidades
esquizoides albergadas en cuerpos bajos y gruesos. Las
excepciones a la correlación general entre
constitución y temperamento nos hacen mirar hacia otros
factores.[8]

La única alternativa es encontrar una manera de
entrar, según los recursos
terapéuticos, detrás de la puerta defensiva hasta
la sala principal con miras a persuadir al ego regresivo que hay
más ventajas en el crecimiento y en la madurez que en el
permanente retiro de la escena humana. Habría otra
alternativa, tal vez más allá del alcance de la
terapia, que sería descender en ese abismo de terror junto
con el paciente, ayudándole a traer a su consciencia esa
angustia mental infantil que acompañó al daño
fatal en el momento decisivo que se produjo la ruptura y el
retraimiento.

Cuando el infante, en total inocencia, sufre esta atroz
aflicción a las manos de su madre, que lo hace caer en el
desamparo de la posición esquizoide, toma para sí
la actitud "que debió haber sido" la de la madre. Se
condena perpetuamente al aparente veredicto materno: "este ser no
vale nada, olvídenlo, apártense de él". Debe
contemplarse a sí mismo como deficiente, digno sólo
de ser rechazado, inaceptable para las otras personas. El
auto-desprecio es inseparable de la posición
esquizoide.

La personalidad esquizoide es definida desde el punto de
vista psicodinámico como una catastrófica
división de la persona en las primeras semanas o meses de
vida. Es un profundo corte que desciende hasta las raíces
del ser. Se produce una conversión en ciento ochenta
grados, que reorienta al ego hacia todo lo que existe de manera
contraria a lo que es sano y normal. La positiva atracción
inicial hacia todo lo bueno y al disfrute de la intimidad con
otras personas es reemplazada por sentimientos negativos y por
retraimiento. La pérdida de su centro como persona se
diluye impregnando todo tipo de relación, personal o
impersonal. Y no en forma gradual, sino como una súbita
discontinuidad, un dramático todo-o-nada. El anhelo hacia
la vida llega a ser anhelo hacia la muerte. El
deseo por el placer como placer es transformado en deseo por el
dolor como placer. La búsqueda de atención y de apego a las personas cambia a
un compulsivo deseo de pasar desapercibido y vivir desapegado.
Esta súbita e intensa pérdida de los anhelos
primitivos, deja tras de sí no una neutralidad, sino una
persistente y poderosa repugnancia.[9]

La defensa natural de la personalidad
esquizoide es la soledad. Las reuniones sociales lo aburren "a
morir", a no ser que no se le haya solicitado una
participación ostensible, o que sólo asista
confundido entre un público. No se le debe pedir que
aporte su interés.
Él puede tener un contacto social en profundidad. Puede
ejecutar perfectamente el rol que le determine su
profesión y eso le aporta un delgado enchape de habilidad
social, aun de madurez. Sólo aquellos condenados a
tratarlo en la intimidad, conocen la fuerza de su
impenetrable soledad. Su inhabilidad para romper su defensiva
coraza de aislamiento es más marcada en aquellas
relaciones en las que él tendría que darse a
sí mismo más generosamente: cónyuge, hijos.
El involucrarse personalmente y el pánico
son para él sinónimos, así que emprende el
vuelo ante ambos. Es el miedo quien lo paraliza en su soledad.
Sobre todo cuando es requerido por la vida familiar para que
abandone su posición defensiva.

Aquellos amigos que sepan actuar con intuitiva
cortesía y con una buena voluntad no presionante, pueden
ser capaces de iniciar una relación aceptable para el
cauteloso esquizoide. Si es un grupo unido de amigos quien hace
eso, no sólo es posible superar el hecho físico de
la soledad sino que también el congelamiento interno, que
lo empuja a retraerse, empieza a deshielarse. El coraje a formar
parte de un grupo y a participar en lo que ellos hagan comienza
tímidamente a crecer.[10]

Es un amor
inegoísta el que es capaz de unirse con la persona
esquizoide. Este amor no formula perentorios planteamientos de
cambios sino sólo prepara el camino, por su presencia
junto al miedo no expresado. Es un desafío nada
fácil para una particular clase de amor,
pero las exigencias de la posición esquizoide,
psicodinámicamente considerada, lo reclama así.
lmplica que los niños
autistas pueden ser traídos de vuelta a la vida familiar
sólo por un cálido, efusivo y espontáneo
regaloneo materno y paterno.

Decíamos que una amistad
cariñosa puede crear la atmósfera en la cual
un esquizoide, congelado en su mecanismo de rechazo, encuentre de
nuevo una razón para vivir . Un terapeuta puede estar
motivado por una necesidad de éxito
derivada de su propio insatisfecho ego. En ese caso, él
ciertamente fallará en proponer a la persona esquizoide
buenas razones que lo hagan regresar del borde del suicidio para
integrarse a la sociedad
humana. Quien sea simplemente amigo, sin un motivo personal,
tiene un amor sencillo sin complicaciones que dar, y este amor es
paciente, manso y humilde, como el que lo da. Porque no se hace
la expectativa de una respuesta apresurada, sino que se dedica a
cuidar y amar, esta clase de amor crea precisamente las
condiciones en las cuales la circulación dinámica
del espíritu puede empezar otra vez a fluir en el
sufriente esquizoide.

CAPÍTULO II:

Una valoración
del tema según el caso cubano

Es imposible saber con exactitud cuántos
individuos padecen trastornos mentales. Los registros de
admisión a los centros psiquiátricos pueden ser
orientativos, pero hay que tener en cuenta que excluyen a un
amplio número de personas que nunca buscan tratamiento por
no considerar que sufren algún trastorno.

De estos últimos, la mayor parte presenta
trastornos menores, ya que el riesgo de sufrir
una esquizofrenia
alguna vez en la vida es de un 1%, mientras que el de sufrir una
depresión -el trastorno mental más
común en la actualidad, e incluso el motivo de consulta
médica en atención primaria más frecuente-
es de un 10%. Actualmente existe una preocupación cada vez
mayor por los trastornos mentales orgánicos, puesto que
inciden con más frecuencia en las personas mayores, un
sector de población que está aumentando
vertiginosamente en los países más
desarrollados.

Si lo analizamos entonces desde la perspectiva de
nuestro trabajo, muchas personas están expuestas a diario
a cometer delitos,
precisamente por la vulnerabilidad que presentan al padecer
trastornos de la personalidad, lo que conlleva a que respondan de
una forma diferente ante los estímulos externos,
respuestas que pueden ir desde un simple distanciamiento hasta
una agresión física al "atacante".

El delito surge como
una valoración de ciertas conductas por la sociedad de
acuerdo con determinados criterios de utilidad social
como la justicia, el
orden, la convivencia, etc. Si la sociedad valora como criterio
de justicia el respetar los bienes ajenos,
robar será un delito.

Para que un acto sea considerado "delito", se requiere
que sea definido expresamente con este carácter por una ley la que a su
vez impone una sanción como medida de defensa colectiva.
Las leyes de una
sociedad actúan con relación a la delincuencia
como forma positiva y negativa de control social.
En forma positiva porque al fomentar en el individuo la
conformidad con las normas
establecidas lo aparta de la conducta delictuosa. En forma
negativa, porque imponen sanciones específicas al que
comete un delito. En la comisión del delito,el delincuente
rara vez actúa aislado; generalmente se organiza en
grupos que
hacen de una determinada conducta antisocial su especialidad. La
sociedad al sancionar privándolo de la libertad al
culpable de delito debe de readaptarlo y dejarlo en condiciones
de convivir. El trabajo remunerado, la instrucción y la
ayuda psicológica, son factores que ayudan a este proceso.

Tratamiento del Código
Penal a los delincuentes con trastorno de la personalidad
esquizoide y paranoide.

Según Quirós Pírez analizando el
artículo 20.1 del Código Penal nos podemos percatar
de que en él se hace depender la imputabilidad del sujeto,
de su capacidad de comprender el alcance de sus acciones (la
cognición) y de dirigir su conducta (la volición)
.La cognición y la volición constituyen, por
consiguiente la base de la imputabilidad o de la inimputabilidad del sujeto. Si la cognición
( facultad mental superior encargada de elaborar, conservar y
utilizar adecuadamente las ideas en cuanto a los diversos
problemas que
plantea el medio) o la volición (facultad de seleccionar
objetivos y de
actuar en consecuencia), están abolidas o perturbadas, la
respuesta no será la que la sociedad presume de todo
individuo normal, por lo cual el Derecho ha tenido que tomar en
consideración esos casos particulares, estableciendo
normas específicas respectos a tales casos de enfermedad
mental.[11]

Según analiza el profesor
Quirós Pírez y con lo cual estamos de acuerdo, la
paranoia está incluida dentro de la expresión
"estado de
enajenación mental" del Art.
20.1.[12] Es una enfermedad mental crónica
de desarrollo
insidioso y prolongado, que se caracteriza por la afectividad
asténica, el estado de ánimo elevado, así
como las ideas delirantes (persecutorias, de celos, querellantes,
hipocondríacas, desconfiadas, rencorosas). La enfermedad a
pesar de su curso crónico, no afecta el resto del
pensamiento del enfermo y no evoluciona hacia el deterioro
orgánico. Fuera de las ideas delirantes, el paranoide
conserva sus facultades mentales y se orienta en las actividades
cotidianas, por cuanto en la paranoia, el desarrollo insidioso
del sistema delirante, deja libre el pensar, el querer y el
obrar. Lo que hace peligroso al paranoide es precisamente que
esas facultades conservadas se ponen al servicio de
una personalidad patológicamente alterada. Por ello ha
podido decirse que lo fundamental en la peligrosidad del
paranoide, no es el síntoma delirio (aun cuando este sea
el punto de partida de la criminalidad del paranoide), si no la
fuerte raíz afectiva del delirio, que mueve y pone a su
servicio la capacidad de juicio conservada y la totalidad de la
personalidad.

Dentro de los tipos de enajenación mental
está la neurosis, la
sicopatía, la epilepsia y la psicosis; y dentro de esta
última, la paranoia, la demencia, la esquizofrenia y la
psicosis maníaco-depresiva. Por tanto las conductas
delictivas cometidas por estos enfermos, si concurren
determinadas circunstancias, no serían sancionadas al
apreciarse la eximente de responsabilidad del Art. 20.1 del C.P.

Por tanto la paranoia solo puede eximir de
responsabilidad penal cuando los actos jurídicamente
prohibidos, realizados por el enfermo, tengan conexión con
el orden de ideas perturbado por la enfermedad. En el resto de
los casos el enfermo no encontraría eximida su
responsabilidad según este artículo, cabría
entonces atendiendo al estado actual de su enfermedad, verificar
la presencia o no de la atenuación por imputabilidad
disminuida recogida en el Art. 20.2 del
C.P.[13]

Por otra parte las personas esquizoides asumen una
posición que conduce a la ansiedad, no por
separación o soledad sino por compromiso, presentando un
esquema de defensa por desapego o introversión. Se
cuestionan la bondad del mundo y la existencia de Dios
presentando falta de esperanza y queriendo evitar el dolor, se
mantienen siempre en él. Su defensa natural es la
soledad[14]Por estas características
consideramos que más bien no son personas con tendencia
hacia los delitos por la posición pasiva y de retraimiento
que asumen; amén de que bajo determinadas circunstancias
puedan cometerlos.

Sin embargo los delitos cometidos por un esquizoide, al
no estar considerada esta enfermedad dentro de la
enajenación mental, trastorno mental transitorio, ni
desarrollo mental retardado, no encontrarían un eximente
de la responsabilidad en el Art. 20.1, aunque consideramos (a
diferencia de lo que creen muchos) que en determinados momentos
un esquizoide puede tener sustancialmente disminuida la facultad
para comprender el alcance de su acción
o dirigir su conducta y entonces con una certificación
médica el tribunal podría apreciar o no, la
presencia de la cuasi eximente del Art. 20.2.

Siguiendo el articulado del Código, si bien en la
Sección Sexta relativa a las Circunstancias Atenuantes o
Agravante no aparece ningún indicio relativo a los
trastornos de la personalidad que analizamos, en el Art.
47.1,[15] interpretándolo de manera
extensiva, podríamos decir que el tribunal según su
juicio fijaría la medida de la sanción analizando
las características individuales de este enfermo, lo que
demostraría que en el caso de no apreciarse el Art. 20.1.2
del C.P, en última instancia, se apreciaría un
tratamiento diferenciado por el Código Penal a las
personas que sufren de trastornos de la personalidad dentro de
los que están los paranoides y esquizoide.

Fundamentos en los que debe basarse el tratamiento
diferenciado del C.P cuando el delincuente es un paranoide o un
esquizoide.

Uno de los principios del
Derecho Penal
Cubano es el Humanismo
Socialista, ya que el hombre
constituye, para el socialismo, el
valor supremo, el objetivo final
de su desarrollo.

El hombre es un sujeto social que actúa con total
intensidad y modifica las condiciones de su actividad vital,
así como un ser que piensa y siente socialmente. Todas
esas cualidades están unidas entre sí de manera
indisoluble. Si se dice que la sensibilidad, el pensamiento y la
actividad son propiedades comunes a todas las personas sin
excepción, se expresa por supuesto, una verdad. Sin
embargo, en cuanto se aborda el contenido de esas propiedades,
pasa ya al centro de investigación no de los individuos en
general, sino de individuos de tipo socio-histórico
concretos, cuyas características del mundo interno,
género
de vida, y actividad son diferentes y hasta
contradictorias.

El humanismo socialista- surgido históricamente
con el proletariado y con la creación de su ideología revolucionaria y
científica- representa un grado cualitativamente nuevo en
la evolución de las ideas humanistas: se trata
de una concepción que aprecia el libre desarrollo de cada
individuo como condición del libre desarrollo de todos. No
se dirige a la esfera selecta de la sociedad, sino a todo el
pueblo, por cuanto su objetivo supremo radica en el
perfeccionamiento universal del individuo, de sus aptitudes y
energías.[16]

Con el socialismo se instituyen nuevas relaciones
sociales, una nueva vida social y, en consecuencia, una nueva
vida individual. Las condiciones económicas, sociales,
políticas, éticas y culturales
creadas por la sociedad socialista, hacen posible el
desenvolvimiento ilimitado de la personalidad humana en planos
físicos, moral e
intelectual: "" la esencia humana-escribe Marx-no es algo
abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el
conjunto de las relaciones
sociales.[17]

La aplicación del principio humanista en el
derecho penal se expresa en dos sentidos: de una parte, por la
protección integral y eficaz contra todo tipo de atentado
delictivo dirigido contra el hombre o los valores
humanos; y de otra, por el tratamiento necesariamente
humanitario en el terreno de la represión, respecto a los
autores de las diferentes infracciones.

No se trata, pues, de la manifestación de un
sentimentalismo abstracto e idealista, sino de un esfuerzo real,
concreto, a
favor de la observancia de un principio rector del Derecho penal
socialista, que admite su aplicación socialmente creadora
en atención a la estructura y
la dinámica de la delincuencia en las condiciones del
socialismo. Esta línea de pensamiento se concibe
únicamente, a los efectos de la correcta inteligencia,
en los dos aspectos que informan la apropiada compresión
de la sanción penal dentro de su exacta evaluación
por la ciencia penal
socialista: "" la pena – dice Serguei Bannikov- es un arma
muy buida que influye no solo en la conciencia del
delincuente, sino también sobre la formación de la
opinión
pública. Es de todo punto evidente que el castigo
benigno de los delincuentes peligrosos crea una idea de
débil defensa de los intereses del estado y de los
ciudadanos. De otra parte, las sentencias injustificadamente
rigurosas acarrea un efecto nocivo en las costumbres de la
sociedad, inculcando de modo imperceptible un menosprecio hacia
el individuo"".[18] La cuestión por
consiguiente, no se emplaza ni en el terreno de la benignidad ni
en el de la severidad, sino en el de la justicia penal
socialista.

La imposición de la sanción penal, como
método
particular de la acción estatal, se rige por normas
integralmente infiltradas por el principio de humanismo
socialista: ejerce su función
educativa y preventiva sobre el autor del hecho y sobre aquellos
que presentan inestabilidad social, con el límite exacto
que exijan las circunstancias del hecho y las condiciones
personales del autor, dentro de los marcos penales establecidos
por la ley. La previsión de la sanción de multa
como pena única o alternando con la privativa de libertad,
de la remisión condicional de la sanción, de las
sanciones de limitación de libertad y amonestación
como penas sustitutivas de las de privación de libertad y
multa, etc., resultan medios que concretan, conforme con nuestro
Código Penal, el criterio aludido.

Basado en este principio es que consideramos que las
personas con trastornos de la personalidad cuando delincan no
pueden ser tratados de igual
forma que las personas con personalidad normal, sino que
siguiendo los enunciados del principio humanista se deben tener
en cuenta las características propias de cada individuo y
su comportamiento
en la sociedad, lo que queda reflejado en nuestro Código
Penal. De esta manera los delincuentes con trastornos
personológicos deben tener un tratamiento diferente al de
los individuos, cuya personalidad se encuentra debidamente
formada, puesto que la capacidad valorativa y de raciocinio de
los primeros, se encuentra limitada producto del
trastorno psicológico que presentan. No hay nada
más injusto que tratar como iguales a personas
diferentes.

Conclusiones

Al finalizar nuestro trabajo hemos podido percatarnos de
que los trastornos de la personalidad tienen una notable
influencia en la comisión de delitos, que un paciente, ya
sea paranoide o esquizoide (que fueron los trastornos
analizados), puede estar notablemente condicionado a cometerlo,
producto de su afección mental, si tenemos en cuenta de
que todo sentimiento, acto, pensamiento, tiene su origen y
concomitante forzoso en la actividad del cerebro y en las
funciones
somatorgánicas que las condicionan. Sin embargo nuestro
Código Penal tiene un escaso tratamiento diferenciador
para este problema .Si bien los artículos 20.1.2 y 47,
pueden mostrar atisbos de un tratamiento especial para este tipo
de personas, consideramos que no resulta suficiente esta
regulación que deja muy abierto el análisis, a lo que consideren los jueces
ante una certificación médica, y un delito concreto
cometido por un enfermo de este tipo. Un Código Penal como
el nuestro, que debe ser fiel precursor del principio humanista,
no debe quedar exento de un tratamiento más pormenorizado
de la cuestión que analizamos a lo largo de nuestro
trabajo, pues el ideal de justicia podría verse vulnerado,
y no en pocas ocasiones.

Recomendaciones

  • Que exista en nuestro Código Penal una
    regulación más detallada para el tratamiento de
    delincuentes con trastornos de la personalidad, en nuestro
    caso paranoide y esquizoide, (por supuesto sin perder la
    abstracción que debe caracterizar al Derecho y sus
    normas) lo que defendería indudablemente el principio
    de humanidad de nuestro sistema legal.

  • Que los cambios posibles a efectuar en el
    Código Penal sean una adición en el
    artículo 20, ya sea como eximente o cuasieximente, en
    dependencia del estado real del paciente; o de lo contrario
    establecerlo como una circunstancia atenuante.

  • Que si no se introducen cambios en la
    legislación penal, en relación al tema que
    estamos apreciando, que se tengan en cuenta, aún
    más, las características individuales del
    enfermo, para que se pueda apreciar con mayor fuerza el
    artículo 47 del Código Penal.

Bibliografía

DOCTRINA

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    Pueblo y Educación, La Habana, 2004.

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    Editorial Félix Varela, La Habana, 2004.

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    Educación, La Habana, 2001.

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    Psiquiátricas
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    Educación, La Habana, 1974.

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  • Viera Hernández, Margarita, Temas
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  • "Psicología. Trastornos de la Personalidad"
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  • "Trastornos de la personalidad" en
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LEGISLACIÓN

Ley No.62 de 29 de diciembre de 1987, Código
Penal
. Divulgación del MINJUS de Enero de
2004.

 

 

 

 

Autoras:

Lic. Sissy Sánchez Guevara

Lic. Yisel Rodríguez
García

-Pinar del Río, Cuba.

2008-

[1] Fueron escogidos al azar, por las autoras
del presente artículo, estos dos trastornos de la
personalidad, para ejemplificar lo que ellas comentan sobre la
influencia de los mismos en la comisión de delitos, pero
de forma general podría servir este trabajo para el
análisis de la influencia de cualquier otro trastorno de
la personalidad en la comisión de delitos.

[2] Vid. Colectivo de Autores, Lo
Psíquico en Propedéutica Médica, Editorial
Pueblo y Educación, La Habana, p.27.

[3] Vid. "Trastornos de la personalidad" en
http//:personal.telefónica.terra.es,
consultado el 13 de marzo de 2007.

[4] Vid: "Psicología.
Trastornos de la Personalidad", en http//: www.prensa.com
consultado el 5 de marzo de 2007. Este subepígrafe ha
sido tomado casi en su totalidad de este sitio, pero se le han
adicionado criterios al respecto, de las autoras.

[5] Vid. "Psicología. Trastornos de la
Personalidad" en http//: www.prensa.com consultado el 5 de
marzo de 2007.

[6] Vid. "Psicología. Trastornos de la
Personalidad" en http//: www.prensa.com consultado el 5 de
marzo de 2007.

[7] Vid. Castro-López Guinard, Hiram,
Psicopatología Clínica, Editorial Pueblo y
Educación, La Habana, 2004, p.58.

[8] Idem.

[9] Ibídem.

[10] Ibídem.

[11] Quirós Pírez,
Renén, Manual de
Derecho Penal, t.III, Editorial Félix Varela, La Habana,
p. 159

[12] Cfr. Artículo 20.1 del
Código Penal Cubano: "Está exento de
responsabilidad penal el que comete el hecho delictivo en
estado de enajenación mental, trastorno mental
transitorio o desarrollo mental retardado, si por alguna de
estas causas no posee la facultad de comprender el alcance de
su acción o de dirigir su conducta."

[13] Cfr. Artículo 20.2 del
Código Penal: "Los límites
de la sanción de privación de libertad fijados
por la ley se reducen a la mitad si en el momento de la
comisión del delito la facultad del culpable para
comprender el alcance de su acción o dirigir su
conducta, está sustancialmente disminuida."

[14] Colectivo de Profesores del Departamento
de Psiquiatría y Psicología Médica de la
UH, Propedéutica y Clínica Psiquiátricas,
Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1974, p.12.

[15] Cfr .Artículo 47.1 del
Código Penal: "El tribunal fija la medida de la
sanción, dentro de los límites establecidos por
la ley, guiándose por la conciencia jurídica
socialista y teniendo en cuenta, especialmente, el grado de
peligro social del hecho, las circunstancias concurrentes en el
mismo, tanto atenuantes como agravantes, y los móviles
del inculpado, así como sus antecedentes, sus
características individuales, su comportamiento con
posterioridad a la ejecución del delito y sus
posibilidades de enmienda."

[16] Vid, Quirós Pírez,
Renén, Introducción a la Teoría del Derecho Penal, Editorial de
Ciencias
Sociales, La Habana, 1987, p.51.

[17] Marx, Karl, €˜€™
Tesis sobre
Feverbach۪۪ en Friedech Engels, Ludwuin
Feverbach y el fin de la filosofía clásica alemana,
Ediciones en Lenguas
Extranjeras, Moscú, p.64.

[18] Bannikov, Serguei, "Legalidad y
justicia en la Unión
Soviética€™€™, en Revista
Cubana de Derecho, No. 9, La Habana, 1975, p.240.

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