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Y Wall Street se mudó a Washington (página 11)




Enviado por Ricardo Lomoro



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Tal y como afirma el rotativo, las negociaciones sobre la
inclusión de Lloyds Banking Group en el Programa de
Protección de Activos del
Gobierno
británico estarían avanzadas y contarían con
autorización del ministro de Economía, Alistair Darling, para asegurar
activos de dudoso cobro por valor de
258.000 millones de libras.

La mayor parte de estos activos tóxicos
procederían de la cartera hipotecaria del HBOS, la entidad
que el Lloyds rescató el pasado septiembre en una
operación coordinada desde el Ejecutivo
británico.

El acuerdo propuesto por el Gobierno al consejo de administración de la entidad
exigiría el pago de un honorario a través de la
emisión de acciones de
tipo B -que no dan derechos de voto, pero
sí se benefician del pago de dividendos-, con las que
el Estado
pasaría a controlar el 53% de Lloyds.

Asimismo, el acuerdo incluiría una cláusula en
virtud de la cual las acciones preferentes que posee el Estado se
transformarían en acciones ordinarias, lo que
aumentaría la participación final hasta el 70%.

De producirse finalmente este hecho supondría un duro
golpe para el presidente del Lloyds, Victor Blank, quien ha
repetido en numerosas ocasiones que no desea ver que se aumente
la participación del Estado en el banco más
allá del 43% actual.

La semana pasada fue el Royal Bank of Scotland (RBS) el que
puso bajo protección oficial activos tóxicos por un
importe de 325.000 millones de libras (364.000 millones de
euros).

El pasado 19 de febrero el Ejecutivo de Gordon Brown
anunció la puesta en marcha del Programa de
Protección de Activos, una medida destinada a garantizar
las inversiones y
deudas tóxicas (títulos de bajo valor o créditos de difícil cobro) de las
entidades financieras para que puedan reanudar los niveles
normales de concesión de créditos.

Al acogerse al plan, los
bancos deben
informar al Estado de cuánto esperan perder por culpa de
sus activos tóxicos y el Tesoro puede asegurar hasta un
90% de las pérdidas adicionales previstas.

– El BCE planta la semilla de la máquina de imprimir
billetes (Expansión – 6/3/09)

(Por Daniel Badía)

El Banco Central Europeo (BCE) reconoció en la
reunión que se está estudiando la posibilidad de
aplicar medidas no tradicionales para estimular el crecimiento
económico.

Estas herramientas
podrían ir encaminadas a comprar deuda de gobiernos o
corporativa, las llamadas quantitative easing, que en definitiva
buscan inyectar nuevo dinero en el
sistema cuando
los tipos de interés
están tan cerca de cero que una nueva bajada resulta
inefectiva. Es lo que popularmente se conoce como "imprimir
billetes".

Aunque el presidente del BCE, Jean Claude Trichet, no quiso
precisar el tipo de medidas que se podrían tomar ni de
qué manera se podrían llevar a cabo, en su discurso
podría haber sembrado ya la semilla de esa máquina
de imprimir billetes. Así lo interpretan algunos
expertos.

Trichet indicó que el Consejo de Gobierno de la
institución adoptó la decisión de que los
bancos centrales de cada país acumulen sus propias
provisiones para hacer frente a riesgos
ligados a operaciones de
refinanciación del eurosistema.

La medida viene por las pérdidas que se han registrado
en estas operaciones, por importe de 10.300 millones de euros,
debido a la quiebra de cinco
instituciones.
Según Jürgen Michels, economista de la eurozona de
Citi, "este procedimiento de
distribuir las pérdidas entre bancos centrales nacionales,
que son los que al final están ligados a los gobiernos
nacionales, podría ser el diseño
bajo el que el BCE podría reclamar posibles
pérdidas que surgieran de la implementación de
quantitative easing".

El Banco de Inglaterra tomo
la delantera al anunciar que comprará activos por importe
de 75.000 millones de libras (unos 84.000 millones de euros)
inicialmente, ampliables hasta 150.000 millones. Los fondos no
irán
directamente a los ciudadanos, sino que se canalizarán a
través de la compra de bonos
corporativos y del Estado para animar el flujo de
efectivo en la economía.

– El Fondo que garantiza los depósitos bancarios en
EEUU se declara insolvente (Libertad
Digital – 6/3/09)

La Agencia Federal que garantiza los depósitos
bancarios en EEUU (FDIC) admite que podría declararse
insolvente en 2009, tal y como avanzó LD. El Tesoro de
EEUU estudia inyectar 500.000 millones de dólares con el
fin de rescatar a este organismo.

LD (M. Llamas) La presidenta del FDIC, Sheila Bair, encargada
de dirigir el organismo federal encargado de garantizar los
depósitos de los ahorradores estadounidenses en caso de
quiebra bancaria, admite que la agencia podría ser
insolvente en 2009, según admitió el pasado
miércoles, informa Bloomberg. La agencia podría
"llegar a ser insolvente este mismo año", alertó
Bair.

En lo que va de 2009 ya han quebrado 16 bancos en EEUU y, como
resultado, se están agotando las reservas del FDIC, tal y
como avanzó LD. Y es que, el reguero de cadáveres
bancarios amenaza con intensificarse a lo largo del presente
ejercicio. Según el FDIC, por el momento el sistema
financiero estadounidense cuanta con 252 entidades en
riesgo de
quiebra, y cerca de 500 son vulnerables. La Agencia federal
apenas cuenta ya con 20.000 millones de dólares apara
afrontar el coste de nuevas caídas bancarias, de modo que
crece el temor acerca de los depósitos bancarios de los
estadounidenses.

La propia Bair avanzó la posibilidad de que se
produzcan "un gran número de quiebras bancarias hasta
2020", con lo que los fondos del FDIC podrían desaparecer
e, incluso, llegar a alcanzar números rojos. El pánico
desatado tras la quiebra de Lehman Brothers obligó al
Gobierno de EEUU a incrementar hasta 250.000 dólares el
límite que garantiza la recuperación de los
depósitos bancarios de los ahorradores estadounidenses en
caso de quiebra de su entidad. La caída de entidades ha
reducido los fondos propios del FDIC hasta los 18.900 millones de
dólares en el cuarto trimestre de 2008. Una cantidad del
todo insuficiente ante la avalancha de bancarrotas que se
avecina.

Ante esta situación, el presidente de la
Comisión de Banca del Senado
de EEUU, Christopher Dodd, está negociando con el Gobierno
la posibilidad de que el Tesoro aporte al FDIC un crédito
temporal de 500.000 millones de dólares para reforzar su
balance y así poder devolver
los ahorros, garantizados por ley, de los
estadounidenses cuyas entidades quiebren, según informa
este viernes The Wall Street Journal.

A lo largo de 2008 han caído 25 entidades financieras
en EEUU, en 2009 ya se contabilizan 16. Además, existen
252 en riesgo importante de quiebra, según los
últimos datos oficiales
y, en total, unos 500 bancos vulnerables, por el momento,
según los cálculos revelados por LD. A la delicada
situación del FDIC se suma la de la propia Reserva Federal
de EEUU, tal y como ha analizado este mismo periódico.

– Bernanke impone la Ley del Silencio (El Confidencial –
6/3/09)

La Reserva Federal de EEUU (Fed), que preside Ben Bernanke,
oculta a la agencia Bloomberg en nombre de los bancos que han
recibido ayuda pública a través de sus
líneas de crédito extraordinarias, en donde las
entidades se deshacen de sus activos tóxicos.

(Libertad Digital) La Reserva Federal (Fed) se niega a
facilitar información acerca de las líneas de
créditos extraordinarias concedidas a las entidades del
país. Las presiones de la prensa
norteamericana han servido de poco por el momento, pese a las
denuncias y la
investigación abierta en la Cámara de
Representantes de EEUU, según denuncia la prestigiosa
agencia de información económica Bloomberg.

La Fed no hará público el nombre de las
entidades que han sido auxiliadas por el banco central a
través de sus ventanillas de descuento de activos
tóxicos, que se nutre el dinero
procedente de los contribuyentes de EEUU (deuda
pública) y que asciende a 1,9 billones de
dólares. El asunto está siendo investigado por el
Comité de banca en el Senado, pero las autoridades
públicas rechazan identificar a las entidades
beneficiarias.

El senador republicano por Alabama, Richard Shelby, denuncia
que "si el dinero que procede de los contribuyentes es el que
está en juego, el
pueblo de EEUU y esta comisión debemos conocer
quién ha sido beneficiado, a dónde fue ese dinero".
Aquí "no hay transparencia", alega.

Bloomberg denunció el pasado 7 de noviembre a la
reserva Federal en virtud del principio de Libertad de
Información para que aportara todos los detalles sobre sus
11 programas de
crédito extraordinario puestos en marcha desde el inicio
de la actual crisis. Sin
embargo, los organismos públicos han dado, por el momento,
la callada por respuesta.

Secretismo en torno al G-20

Pero la falta de transparencia no es algo exclusivo de los
reguladores estadounidenses. El ministro británico para
la Empresa y
la Reforma Reguladora, Peter Mandelson, ha convocado para el
próximo 18 de marzo una reunión a puerta cerrada de
dirigentes empresariales de países industriales avanzados
y emergentes.

En la llamada Conferencia
Empresarial del G-20, que se celebrará en el número
10 de Downing Street, residencia oficial del primer ministro
británico, Mandelson tratará de analizar el impacto
que están teniendo en la actividad empresarial global las
intervenciones de los gobiernos frente a la actual crisis
económica y financiera.

"La crisis bancaria mundial que ha golpeado a las empresas de todo
el mundo no podrá atajarse sin un plan internacional de
acción
debidamente coordinado", afirma Mandelson, citado en el
comunicado de su departamento que informa de la
reunión.

"Vivimos en un mundo globalizado en el que la más
pequeña empresa familiar
en Gran Bretaña puede verse afectada por las decisiones
que toman las grandes empresas y los gobiernos en distintos
lugares del mundo", explica el político laborista. "Por
eso necesitamos trabajar juntos, dar pruebas de
realismo ante
los desafíos globales que aguardan a las empresas y
afrontarlos directamente", agrega Mandelson.

Plan de acción global, y coordinado

"Sólo con un conjunto claro de medidas para la
recuperación (económica) podrán nuestras
empresas salir fortalecidas y preparadas para acometer los
desafíos medioambientales y económicos del siglo
XXI", afirma el ministro. Pese a ello, tales medidas se
discutirán a puerta cerrada con la elite empresarial.

Según Martin Broughton, presidente de la
Confederación de la Industria
Británica, que copatrocina la reunión, en ella se
tratarán también temas como el proteccionismo y la
financiación del comercio. El
propio primer ministro, Gordon Brown, asistirá a la fase
final de la conferencia y trasladará las sugerencias que
allí se hagan a la cumbre del G20 que presidirá el
próximo 2 de abril en Londres, informa Efe.

A la conferencia de líderes empresariales
asistirán representantes del Reino Unido, España,
México,
Canadá, Estados Unidos,
China,
Francia,
Alemania,
Italia, Holanda,
India,
Indonesia y Corea del Sur, entre otros.

– El FMI sugiere
formas de regular las finanzas
globales (The Wall Street Journal – 6/3/09)

El plan busca evitar el riesgo sistémico y el exceso de
regulación para agradar a moros y cristianos

(Por Bob Davis)

El Fondo Monetario
Internacional hizo un llamado para la creación de un
nuevo sistema de supervisión de fondos de cobertura, firmas
de capital
privado y otras empresas financieras cuyo colapso
supondría un gran riesgo para la economía global.
También sugirió otras medidas drásticas que
amplían el alcance de la regulación financiera
internacional.

El FMI, que en medio de la crisis global se ha convertido
rápidamente en un actor principal en los planes de rescate
financiero en todo el mundo, está sugiriendo una coordinación más estrecha entre los
gobiernos a través de un "código
común de conducta" que
delinearía cómo y cuándo los gobiernos deben
intervenir en firmas en problemas, y
cómo compartir las pérdidas de grandes
instituciones financieras que operan en varios países.

Las propuestas están diseñadas para influir en
los resultados de una cumbre de líderes del G-20,
programada para el 2 de abril en Londres. Una cumbre en noviembre
produjo una serie de planes, pero dado que Estados Unidos estaba
representado por un presidente saliente, se tradujo en pocas
medidas concretas para manejar la crisis. El G-20 incluye a los
países industrializados más ricos, así como
China, India, Brasil,
Sudáfrica y otros países en desarrollo.

Las propuestas del FMI se concentrarían en los fondos
de cobertura y otras instituciones financieras que han evitado la
publicidad y la
fiscalización externa como han sugerido los países
europeos. Pero limitan el número de instituciones que se
empiezan a regular a partir de ahora a las que ofrecen "riesgos
sistémicos", en un esfuerzo por aplacar las objeciones de
EEUU.

Las firmas económicamente menos significativas
serían reguladas de manera menos estricta. Esencialmente,
sólo serían obligadas a ser más
transparentes respecto a sus actividades financieras,
recomendó el FMI.

"Necesitamos regular mejor el riesgo sistémico, pero al
mismo tiempo evitar
la sobrerregulación", dijo Jaime Caruana, el principal
funcionario para el sector bancario de la entidad.

El papel central del FMI representa un giro para la
institución que hace tan sólo nueve meses era
considerada irrelevante porque pocos países necesitaban
sus préstamos o querían su asesoría
económica. Desde mediados del año pasado, el
organismo ha provisto préstamos de emergencia a
Pakistán, Islandia, Hungría, Ucrania y Lituania,
entre otros. La Unión
Europea ha delegado al FMI la misión de
impulsar las economías en deterioro de Europa del Este.
Si sus propuestas regulatorias son aceptadas, podría
terminar ejerciendo también un rol de
supervisión.

El gobierno de Barack Obama está diseñando sus
nuevas políticas,
que probablemente serán presentadas en una cumbre de
ministros de Finanzas el 13 de abril en Londres. Desde fines del
año pasado, EEUU y Europa han discrepado sobre varios
asuntos, incluyendo cuánto estímulo dar a sus
economías locales, postura en la que EE.UU. ha apoyado un
enfoque mucho más agresivo. Otro tema controversial es la
regulación de los fondos de cobertura y las firmas de
capital privado. Alemania y Francia piden una mayor
regulación que EEUU. El Reino Unido, que este año
preside el G-20, suele alinearse con EEUU.

La combinación del declive económico y la
elección del presidente Obama, que tiene una postura
más favorable respecto a la regulación que su
predecesor republicano, ha disminuido las diferencias. En una
conferencia de prensa en Washington con el primer ministro
británico, Gordon Brown, Obama dijo que habían
discutido cómo pueden "coordinar" su estímulo
fiscal y
"asegurar que exista una serie de principios
comunes sobre cómo regulamos la banca".

Entre las propuestas del FMI, la más polémica
tal vez sea la que determina cómo limitar el número
de instituciones consideradas demasiado grandes para caer,
sugiriendo que tengan más capital de reserva y que se
controlen sus actividades "de alto riesgo". El organismo
también recomienda cambios en su propia estructura
para que más países, entre ellos, algunas
economías en desarrollo, puedan integrar su cuadro de
miembros. Incluso, ha sugerido poner fin a la tradición de
que su líder
sea siempre un europeo.

– Dinero público para evitar el jaque mate a la banca
(Cinco Días – 7/3/09)

La nacionalización total o parcial de la banca mundial
es ya un hecho. Los expertos creen que estas medidas necesitan
tiempo para surtir efecto.

(Por A. Perona / N. Salobral)

Los parches que pusieron los Estados al sector financiero tras
el estallido de la crisis, con la implantación de una
amplia batería de medidas para garantizar el acceso a la
liquidez, el incremento de las garantías por los
depósitos o algunas tímidas inyecciones de capital
para restaurar los balances, han resultado insuficientes. La
entrada in extremis del Gobierno de EEUU en Citi, del que
controla ya el 36%, la última ayuda de otros 23.830
millones a la aseguradora AIG y, como colofón, el aumento
de la participación del Estado británico en Royal
Bank of Scotland, donde controla ahora el 84%, configuran los
tres últimos ángeles caídos entre los
gigantes del sistema financiero internacional. Por si fuera poco,
HSBC, hasta hace una semana uno de los supervivientes de esta
tormenta, ha anunciado que ampliará capital en 14.125
millones. De momento, España es uno de los pocos
países que permanece ajeno a este hundimiento del modelo
bancario actual, aunque ya han comenzado a oírse las
primeras voces que
reclaman también la necesidad de una intervención
pública para evitar males mayores.

Los expertos consideran que en este proceso de
nacionalización parcial o total de la banca ya no tiene
marcha atrás, debido a la magnitud que ha adquirido la
crisis. "Es necesario salvar la función
vital desempeñada por los bancos en la economía y,
con ello, ayudar a sacar a las economías mundiales del
desastre", explica Javier Suárez, del Centro de Estudios
Monetarios y Financieros (Cemfi). Este economista añade
que "cuando salgamos de esta situación, los bancos que
hayan sobrevivido, rescatados o por si solos, seguro que son
distintos y esperemos que mucho más fuertes. La banca del
futuro se parecerá más al modelo tradicional de
"originar para mantener" que conocemos en España que al
modelo de "originar para distribuir" que condujo a este
desastre".

Para Robert Tornabell, profesor de
banca y finanzas y ex decano de Esade, "la crisis bancaria
mundial sólo tiene una solución: ningún
país puede tener bancos zombies, que no son ni vivos ni
muertos, y sólo pueden sobrevivir, entre los poco
capitalizados, los que se nacionalicen. Las fusiones de
bancos no dan ni liquidez ni mejoran la solvencia".

Los Gobiernos, por su parte, han mostrado su absoluta
disposición a utilizar los fondos que se sean necesarios
de las arcas públicas para impedir que se repita otra
bancarrota del calado de la protagonizada el pasado septiembre
por Lehman Brothers, cuya caída aceleró el contagio
de las turbulencias a otros sistemas
financieros.

La desconfianza ha llevado a los mercados a
descontar que serán necesarias nuevas recapitalizaciones,
con el consiguiente aumento de la presencia de los Estados en las
entidades que están más debilitadas. Un nerviosismo
que se ha traducido en un severo castigo a las cotizaciones, sin
ningún tipo de discriminación, del sector financiero.

La firma Internacional de Gestión
Financiera indica que, mientras que el pinchazo de la burbuja
tecnológica provocó la destrucción de 2,8
billones de dólares de capitalización, la
caída de valor bursátil del sector bancario durante
esta crisis asciende ya a los 4,6 billones de dólares. "Un
tamaño e importancia que anuncia cambios más
profundos en el sector financiero", explican.

Los expertos aseguran que las medidas son acertadas, pero es
necesario un periodo de maduración para que surtan efecto.
"No volverá a suceder algo igual a la caída de
Lehman; se está haciendo todo lo posible para ello. El
sistema está intervenido y no hay otra opción. Pero
la implementación de las medidas necesita tiempo para ver
su impacto", comenta Pablo García, responsable de renta
variable de Oddo Securities.

Según Javier Suárez, los planes de rescate
sí están teniendo efecto, aunque no sean el milagro
que algunos esperaban. Suárez señala que se ha
conseguido en primer lugar disipar el pánico entre los
clientes de las
entidades y demás acreedores, como los titulares de bonos,
algo extremadamente importante en estos momentos. No obstante,
añade que parte del nerviosismo que se ha propagado entre
los inversores podría contenerse si los Estados
concretaran el diseño final de las ayudas. "En EEUU no se
han perfilado los detalles de la solución banco
bueno/banco malo o la que sea, lo que ha producido una genuina
incertidumbre añadida entre los accionistas de los bancos
y el resto de inversores que no ayuda nada a mejorar la
situación", indica.

Una vez reparados los balances bancarios, el siguiente paso
será evaluar los daños causados por este
ciclón financiero e intentar recomponer de las cenizas el
sistema. Los primeros perjudicados son los accionistas, ya que el
desembarco de los Estados en las entidades llevará como
primera consecuencia la eliminación de los dividendos.
Pero no será la única. "Las aportaciones van
ligadas a un cierto grado de dilución de los accionistas
preexistentes. En los casos más extremos, el Estado puede
rescatar un banco dejando a cero el valor de las acciones
preexistentes y aportando todo el capital necesario para su
continuidad, con el Estado como único accionista hasta una
posterior reprivatización. Esto es, a grosso modo, lo que
ocurrió con la intervención de Banesto",
señala Javier Suárez. Y, por último, los
contribuyentes, que serán al final los que tendrán
que pagar la factura de
esta crisis.

El nuevo modelo bancario supondrá, a juicio de los
analistas, un regreso a algunos de los esquemas del pasado. Pablo
García apunta que "habrá una disminución de
la bancarización de la economía, los riesgos
asumidos serán menores y se crecerá de una forma
más lenta y segura, como hace 15 años".
También supondrá una brusca reducción en el
número de jugadores y cambios entre los primeros espadas,
con la pérdida de hegemonía de los gigantes
bancarios estadounidenses, el epicentro de las turbulencias, y el
emerger de entidades que hasta ahora no figuraban entre los
primeros diez puestos del ranking mundial.

El caso de Citi es el más llamativo. La entidad, que
además de recibir el apoyo estatal se encuentra en proceso
de venta de activos
para sobrevivir a la debacle, tenía una
capitalización de 245.512 millones de dólares en
2005 y ahora vale sólo 5.600 millones, casi una
séptima parte del importe que el Estado le ha inyectado.
En este periodo, Santander ha pasado de 82.258 millones de euros
de hace tres años a contar con una capitalización
de 33.764 millones, lo que le sitúa como el tercer
grupo bancario
mundial.

Sin embargo, y a pesar de que todos los expertos consideran
que el sector financiero español
goza de mejor salud que el resto al
haberse mantenido al margen de la comercialización de los productos
denominados subprime (de alto riesgo) y estar sometidos a unos
controles más estrictos de solvencia por parte de los
supervisores, no se descarta que al final sea inevitable la
intervención de las autoridades para impedir alguna
quiebra. "Creo que en España también va a ocurrir,
al igual que pasó con Lloyd's y otros bancos
británicos. Ya sucedió con Banesto en 1993. El
problema es que entonces dos grandes bancos (Santander y BBVA)
pujaron por esta entidad y ahora sería más
difícil encontrar un comprador. Por otra parte, si el
Estado entra en el capital de cualquier entidad lo aconsejable es
que estuviese el mínimo tiempo posible; no más de
un año", señala Manuel Romera, director del sector
financiero del Instituto de Empresa. Una posibilidad para la que
el Gobierno ya ha manifestado está preparado y que
podría contar con un precedente en breve si finalmente se
decide inyectar dinero en la fusión
de Unicaja y CCM.

Las cifras

37.815 millones de euros, ha desembolsado Reino Unido para
recapitalizar su sector financiero, la cifra más elevada
en Europa.

1,5 billones es la cantidad que EEUU prevé destinar a
los bancos en esta crisis.

4,6 billones de dólares de capitalización ha
perdido el sistema financiero. Con el pinchazo de la burbuja
tecnológica, la destrucción se cifró en 2,8
billones.

El ejemplo sueco de una toma de control
rápida y efectiva

Con la entrada en el capital del gigante con pies de barro
Citi, el Gobierno estadounidense ha tenido que esforzarse en
negar las acusaciones de nacionalización, un concepto maldito
en el país epicentro mundial de la economía de
libre mercado. Pero la
gravedad de la crisis financiera actual trae a la memoria
otros precedentes en los que los Gobiernos no se anduvieron por
las ramas a la hora de tomar el control de una banca claramente
insolvente.

El ejemplo de mayor éxito
es el de Suecia, que en 1991 y 1992 se enfrentó al
estallido de una burbuja inmobiliaria que puso en la picota al
conjunto del sistema financiero del país. La tasa de
desempleo, que
en 1990 era del 3%, se multiplicó por cuatro en tres
años.

El gobierno escandinavo tuvo claro desde el principio que, a
cambio de las
ayudas públicas, las entidades beneficiadas debían
renunciar al capital privado y dejar paso a un accionariado
público, con voz y voto. El ejecutivo sueco decidió
exigir a los bancos que limpiaran sus balances antes de acudir a
las inyecciones de capital público. Para ello se
ocupó de garantizar todos los depósitos bancarios y
las deudas de todas las entidades financieras del país,
creó una institución para supervisar a las
entidades necesidades de capital y otra para la venta de activos,
en especial inmuebles. De este modo, quienes acudían al
rescate del capital público eran sin duda las entidades
más necesitadas y las que no tenían más
opción que aceptar la gestión del Estado. Al final
del proceso, el coste del rescate bancario fue el equivalente al
2% del PIB sueco,
después de los ingresos de la
venta de activos y de las salidas a Bolsa de los bancos ya
saneados.

México ofrece el ejemplo contrario, en el que la banca
eludió su labor de conceder créditos ante la
benevolencia de las ayudas públicas. Y Japón
dilató el saneamiento de su banca y con ello la salida de
la crisis. Ahora, la dificultad está en abordar con
acierto un problema bancario cuya escala no es
nacional, sino planetaria.

– Londres y Berlín avanzan en la nacionalización
de la gran banca (Cinco Días – 7/3/09)

La nacionalización de la gran banca europea
continúa imparable. El viernes, Londres ultimaba un
incremento de su participación en Lloyds Group -que
incluye al recién integrado Halifax-, hasta el 70%. Por su
parte, el Gobierno alemán reclamaba ante el Parlamento la
necesidad de tomar más del 75% de Hypo Real State para
garantizar su futuro.

(Por Miguel M. Mendieta, Ana B. Nieto – Madrid, Nueva
York)

La entrada de participaciones del sector
público en los grandes bancos europeos no cesa. Hasta
finales de enero, 10 países del Viejo Continente
habían desembolsado cerca de 125.000 millones para entrar
en el capital de entidades financieras. Lejos de contenerse, esa
factura sigue creciendo día a día.

Reino Unido, que ya ha gastado más de 40.000 millones
para recapitalizar su gran banca, continúa con la
escalada. Durante el viernes, Londres mantuvo una negociación abierta con Lloyds Banking
Group -fruto de la fusión de Lloyds TSB y Halifax Bank of
Scotland, cuarto y quinto banco del país- para ampliar las
garantías sobre activos tóxicos.

De acuerdo con el diario Financial Times, el Ejecutivo
podría avalar hasta 250.000 millones de libras (281.000
millones de euros) de la cartera de créditos de la
entidad, a cambio de subir su participación del 60% actual
hasta cerca del 70%. Downing Street controla un porcentaje
similar en Royal Bank of Scotland, el segundo grupo financiero
británico.

Mientras tanto, el Parlamento alemán debatía el
viernes sobre una legislación ad hoc para habilitar la
toma de control del debilitado Hypo Real State (HRS) por parte
del Estado.

El ministro alemán de Finanzas, Peer Steinbrück,
defendió la nacionalización prácticamente
total de la entidad. En su opinión, adquirir el 75% es
insuficiente. El Gobierno cree que es indispensable la
intervención por la relevancia de HRS para la
economía germana. El grupo ha recibido ya ayudas estatales
por 87.000 millones.

Mientras, en Estados Unidos, Bank of America está
investigando la pérdida de varios cientos de millones de
dólares provenientes de la división de
intermediación de Merrill Lynch. Estos números
rojos no salieron a la luz cuando Bank
of America compró esta entidad y tampoco cuando se
aprobaron los 3.600 millones en bonos que se repartieron los
directivos de Merrill.

El FMI pide que se refuerce la supervisión global

El FMI cree que a la vista de los fallos en la
regulación y las amenazas para el sistema financiero es
aconsejable reforzar la supervisión sobre entidades que
supongan un mayor riesgo sistémico y ampliar la
cooperación entre reguladores a nivel internacional. En la
práctica eso se traduce en un mayor seguimiento de algunas
firmas financieras, empresas de capital riesgo y hedge funds.

El Fondo, que acaba de hacer públicos una serie de
documentos
sobre las lecciones de la crisis, sugiere una más efectiva
regulación y cooperación y que se establezca como
intervenir en entidades con problemas localizadas en varios
países y cómo compartir las pérdidas.

En clave macro económica y cara a la reunión del
G20, el FMI sugirió que algunos gobiernos deben estar
preparados para una segunda ronda de estímulos

– Acuerdo entre el Gobierno belga, BNP y Fortis
(Expansión – 7/3/09)

Esta madrugada se ha cerrado el acuerdo por el que la entidad
francesa entrará en el grupo bancario y de seguros belga. La
entrada fue acordada inicialmente el pasado octubre para rescatar
a Fortis, muy dañada por la crisis financiera
internacional.

"Este acuerdo es beneficioso para los ahorradores, los
accionistas, los trabajadores y el Estado", señaló
el primer ministro belga, Herman Van Rompuy, en una conferencia
de prensa.

El pacto fue logrado tras una jornada maratoniana de
negociaciones que cerró casi un mes de contactos
después de que los accionistas de Fortis rechazaron el
pasado 11 de febrero la división y venta de la mayor parte
de la entidad.

El Estado belga aportará a BNP el 75% de la
división de las actividades bancarias de Fortis en
Bélgica (Fortis Banca) y conservará el 25%
restante. Este reparto era similar al rechazado, pero las partes
confían en que se aceptará por las modificaciones
en otros apartados.

El consejero delegado de BNP, Baudouin Prot, ha declarado que
la entrada de BNP en Fortis será para la entidad y para el
conjunto de la economía belga, "un medio de garantizar su
seguridad".

Esta operación "permitirá asegurar el papel
esencial de Fortis Banca al servicio de la
economía belga, al adosarlo al grupo BNP Paribas, que
realizará así una operación
estratégica para reforzar su presencia europea", se
señalaba en un comunicado conjunto de las tres partes.

Fortis Banca se hace cargo del 25% de Fortis Seguros

Una de las novedades es que Fortis Banca se hará cargo
del 25% de la división Fortis Seguros Bélgica, lo
que según el comunicado "permitirá crear un grupo
industrial fuerte en el sector de banca y seguros". Este punto
del acuerdo estará financiado por BNP con 1.375 millones
de euros, y dará "perspectivas claras" a Fortis Holding,
la entidad independiente que quedará tras la
separación de la división de banca. Con el mismo
fin, el contrato de
distribución ente Fortis Banca y Fortis
Seguros queda confirmado hasta 2020.

Por otra parte, Fortis Holding tendrá una menor
exposición máxima (de 1.000 a 760
millones) en SPV, la estructura financiera creada para alojar los
activos tóxicos de Fortis, cuyo valor total se calcula en
19.500 millones de euros.

El Estado belga también reduce su participación
con fondos propios en SPV, que pasa de 2.000 a 740 millones de
euros, pero las autoridades aportan una garantía de las
pérdidas en la cartera de activos estructurados. Esa
garantía será limitada a un máximo de 1.500
millones, y se pondrá en marcha si SPV sufre
pérdidas de 3.500 millones de euros en relación al
valor nominal de sus activos.

La parte de BNP Paribas en SPV baja también de 290 a
200 millones, y la reducción de todas las participaciones
en esta estructura se cubre con un aumento de la deuda no
garantizada financiada por Fortis Banca, precisa el
comunicado.

El acuerdo será sometido a votación de una
asamblea general extraordinaria de accionistas que podría
tener lugar a comienzos de abril.

– Roubini: Los grandes bancos de EEUU quebrarán en 6
meses y serán nacionalizados (Libertad Digital –
7/3/09)

El gurú Nouriel Roubini, profesor de la Universidad de
Nueva York, lo tiene claro. El debate no gira
en torno a la nacionalización bancaria en EEUU, sino en si
ésta debe ser total o parcial, ya que las grandes
entidades quebrarán. El proceso podría comenzar en
seis meses, afirma.

LD (Ángel Martín) El conocido gurú
Roubini contempla la nacionalización de la banca de EEUU
como la única solución posible a la crisis
financiera que vive la primera potencia mundial.
La duda es si ésta debe ser "parcial o total",
según indicó en una reciente entrevista al
canal estadounidense CNBC.

El profesor Roubini, presidente de RGE Monitor, fue
uno de los pocos analistas que supieron prever la actual crisis
financiera y bancaria, junto a buena parte de economistas de la
Escuela
Austriaca. Por adelantar el desastre en tiempos de bonanza es
tildado como el Dr. Doom (algo así como el Dr. Agorero, en
español). Desde entonces, es uno de los economistas de
referencia para analizar la actual situación a uno y otro
lado del Atlántico.

En los últimos días ha saltado de nuevo a la
primera plana por su propuesta de nacionalizar los bancos, debido
a la situación de insolvencia que presentan la
mayoría de grandes entidades, tal y como advirtió
igualmente otro prestigioso inversor, Jim Rogers. Se
trataría de una medida temporal, ya que nadie está
a favor de que el Gobierno se haga con el poder del sistema
financiero de forma permanente, según declaraba Roubini al
Wall Street Journal. Así, el Gobierno de EEUU
debería comprar los bancos, limpiarlos de activos
tóxicos y, acto seguido, venderlos al sector privado.

De hecho, incluso afirma que su propuesta de
nacionalización bancaria temporal sería mucho mejor
que mantenerlos como zombies financieros dependientes de la
inyección constante de recursos
públicos, tal y como sucede en la actualidad, ya que
sería preciso desembolsar ingentes cantidades de dinero
para rescatar a las instituciones financieras. Algo que,
según Roubini, supondría una enorme carga fiscal y
presupuestaria.

Además, critica la oposición que manifiesta el
ala republicana a la nacionalización: "La
intervención pública en la economía que
presenciamos durante el último año de Bush no
tenía precedentes. El banco central, que se supone es el
prestamista de última instancia, ¡se
convirtió en el prestamista de primera y única
instancia!", señala Roubini.

Grandes quiebras

Preguntado por la aplicación formal de la
nacionalización de los bancos, vaticina que ésta
tendrá lugar en unos seis meses. Para entonces, "incluso
las empresas que hoy parecen solventes, parecerán
insolventes. La mayoría de los grandes bancos -casi todos-
van a entrar en situación de quiebra".

Asimismo, afirma que la radicalidad de su propuesta no es tal,
dadas las intervenciones masivas del Gobierno en los mercados
financieros, llegando a controlar, de facto, buena parte del
sistema bancario. La pregunta crítica
para él es: ¿queréis dar el paso de hacerlo
de jure? Es decir, formalizarlo.

De alguna manera, y con ciertos matices, éste es el
argumento del liberal Mencius Moldbug, autor de una de las
explicaciones de la crisis, más didácticas que se
han escrito. Aunque defiende un modelo de mercado libre, Moldbug
argumenta que, dado que el sistema financiero norteamericano
está mayoritariamente en manos del Gobierno, lo sensato es
reconocer este hecho y nacionalizar los bancos.

Según él, "esto no es una expansión del
gobierno, sino un reconocimiento de su tamaño real. No es
un gasto, sino una revisión contable para reflejar la
realidad". De hecho, asegura que la construcción de un modelo financiero
adecuado, estable y de bases sólidas, solo podrá
darse una vez haya caído el modelo estatista actual.

Críticas a la nacionalización bancaria

Sin embargo, no parece tan claro que nacionalizar el sistema
bancario sea la solución de los problemas actuales.
Así lo piensa Adrián Ravier, investigador de la
Fundación Hayek de Argentina, como dejó reflejado
en estas páginas, al no considerar que esta medida
solucione el problema de fondo. El también argentino
Alberto Benegas Lynch (h), Presidente del departamento de
Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de
Argentina y académico asociado al Cato Institute, se
mostraba contrario a la politización de la banca y el
sector financiero ya que, según advierte, corrompe y
elimina la necesaria disciplina que
debe existir en una economía de mercado, en la que las
organizaciones
con mala gestión deben quebrar o liquidar sus activos y
sanearse.

Además, Benegas Lynch argumenta que al asumir el
gobierno el rol del banquero, se reduce la eficiencia
asignativa de los recursos escasos de la sociedad, lo
que significará consumo de
capital y menores ingresos reales per cápita en el
futuro.

También crítico con la idea de
nacionalización es Juan Ramón
Rallo, director del Observatorio de Coyuntura Económica
del Instituto Juan de Mariana. Ya en fechas tan tempranas como
abril de 2008, cuando esta propuesta apenas se había
barajado, este analista escribió en LD en este medio de
manera cuasi profética: "Mucho me temo que, cuando la
crisis se recrudezca, la nacionalización recibirá
la bendición tanto de los socialistas como de los
liberales de opereta que pueblan las universidades (…) Puede
que por ahora la idea de nacionalizar la banca suene a un
catastrofismo sin fundamento (…) El camino hacia la
nacionalización de la banca está siendo adoquinado
poco a poco desde los ambientes políticos y
académicos. Se trata del ataque definitivo a nuestra
libertad y de la garantía de una miseria económica
estructural".

Para justificar su postura contra el plan de
nacionalización, Rallo argumentaba que éste
"consistiría en evitar los imprescindibles ajustes que
necesitan nuestras economías y en tratar de volver a
inflar, como sea, la burbuja. El Gobierno, una vez nacionalizados
los bancos, prestaría dinero con pérdidas a los
ciudadanos para adquirir activos a unos precios
artificialmente altos que, una vez se desinflaran,
acarrearían pérdidas aun mayores al erario".

Pros y contras

Y aun en el caso de que la nacionalización tan
sólo se hiciera con el objetivo de
reestructurar los balances bancarios, la opción
tendría el problema de la gran pérdida de conocimiento
sobre la gestión de la banca que esto acarrearía,
según este analista. Y es que, argumentaba que
difícilmente los burócratas y políticos
sabrán llevar mejor el negocio que los propios banqueros,
a pesar de todos los fallos de estos últimos. Sin contar
con el riesgo de tentación totalitaria para el poder
político, más vivo que nunca en períodos de
crisis como el actual.

Sin duda, las opiniones acerca de la nacionalización
del sistema bancario son totalmente contrapuestas. Dada la
gravedad de la situación actual, este es un periodo en el
que la discusión y crítica abierta de ideas entre
los expertos es más necesaria que nunca. Al contrario de
lo que decía el Presidente Obama, el consenso no existe
entre los economistas, ni debería. El debate está
abierto.

– Tribuna: Laboratorio de
ideas Paul A. Samuelson – Recuerden a los que frenaron la
recuperación estadounidense (El País –
8/3/09)

Tras el gran desplome del mercado de
valores de octubre de 1929, el nuevo presidente republicano,
Herbert Hoover, y su millonario secretario del Tesoro, Andrew
Mellon, cometieron la estupidez de oponerse a los macroprogramas
públicos de estímulo económico
rápido. Ese terrible error arruinó para siempre sus
reputaciones en la historia.

La ciencia
económica ha progresado mucho desde entonces.
Desafortunadamente, sin embargo, el excelente equipo
económico del presidente Obama todavía se ve
constreñido y estorbado por la oposición
republicana del Congreso. Así es la política, la
política peligrosa.

Pero quizás resulta más sorprendente que algunos
macroeconomistas conservadores se hayan unido a quienes se oponen
con pesimismo a que el Gobierno estimule de forma enérgica
la economía real ahora. ¿Por qué unos
especialistas en economía bien preparados quieren volver a
caer en viejos errores en un momento crítico?

Es un hecho interesante, aunque no sirva de
explicación, que algunos de ellos estén
reproduciendo un viejo síndrome de Harvard. A principios
de la década de los treinta, entre las estrellas de
Harvard se encontraban nombres tan famosos como los de Joseph
Schumpeter y Edward Chamberlin. Ambos encabezaron los ataques
contra el plan de recuperación económica de
Roosevelt conocido como New Deal.

Schumpeter afirmaba que las depresiones son algo bueno, no
malo, porque proporcionan una catarsis (sea
lo que sea lo que eso signifique en este contexto) después
de las distorsiones de la expansión económica que
las precede. ¡Una depresión
era, de hecho, justo lo que recetaba el médico!

Pero Schumpeter no era el único que pensaba así.
Otro austriaco famoso, Friedrich Hayek, que entonces
residía en Inglaterra, fue objeto de eternos reproches por
insistir de manera similar en limitar cualquier expansión
del crédito durante la deflación de 1931. Se dice
que, en un seminario
celebrado en Londres en plena depresión, el joven socio de
J. M. Haynes, Richard Kahn, le preguntó a Hayek:
"¿Quiere decir que si usted me presta una libra y la gasto
en consumir algo estoy haciendo que la depresión empeore?"
Hayek le respondió: "Sí, y es muy complicado
explicar por qué". Pero es fácil explicar por
qué se hundió la reputación de Hayek como
macroeconomista.

Ésta no era una peculiaridad austriaca. Chamberlin, el
famoso inventor de la teoría
de la competencia
monopolística, contribuyó a las críticas
contra el New Deal con la descabellada opinión de que las
depresiones eran "imposibles" porque la demanda nunca
podía ser más baja que la oferta. Por
eso no es de extrañar que un periódico de Boston
publicase un titular desaprobador: "El equipo titular de Harvard
queda eliminado".

En cierta forma, la historia se repite. Otra pareja de famosos
economistas de Harvard, Greg Mankiw y Robert Barro, parece estar
dejándose llevar por una ideología conservadora al estilo
Hoover-Mellon para tratar de limitar y oponerse a la propuesta de
Obama para reactivar la economía real. Su versión
de la doctrina conservadora es ligeramente distinta.

Keynes y Richard Kahn sostenían que, en una
economía con un paro y una
falta de actividad excesivos, un dólar más de gasto
gubernamental en productos de consumo, especialmente en aquellos
que los consumidores normalmente no compran por sí mismos,
sería más útil que un dólar gastado
en aumentar la producción total.

Su razonamiento consistía en que esa parte de los
beneficios privados obtenidos al producir lo que fuese que el
Gobierno comprase en primer lugar serían gastados por
aquellos que los hubiesen obtenido, y así sucesivamente.
Los cálculos actuales sobre esta multiplicación
indican que un dólar de gasto
público en productos de consumo genera, tras cierto
tiempo, alrededor de un dólar y medio de gasto total y de
producción. Como todos los cálculos de ese tipo,
éste es aproximado e incierto; el verdadero efecto
multiplicador puede variar dependiendo de las circunstancias.

La bajada de los impuestos ha
resultado ser menos eficaz porque los beneficiarios ahorran una
parte considerable de ese dinero, especialmente en épocas
de incertidumbre.

Los seguidores actuales de Herbert Hoover afirman que la
multiplicación es mucho menor, no de 1,5 sino
quizás de 1,01 o 1, o puede que incluso menos.
Probablemente no estén en lo cierto, y esas afirmaciones
exageradas son absurdas.

Los modelos de
previsión habituales, empleados por el Gobierno y por el
sector privado, funcionan mejor con multiplicadores cercanos al
1,5 que se propone aquí. Un meticuloso estudio comparativo
del Banco de la Reserva Federal en Boston averiguó que los
multiplicadores mucho más pequeños, como los que en
su momento proponía Milton Friedman, funcionan muy
mal.

Pero, incluso si las compras de
productos con dinero público no añadiesen a la
producción nacional más que esos mismos productos,
ése no sería un motivo para oponerse a ellas en un
momento en que se está despidiendo a obreros y las
fábricas están cerrando porque no son capaces de
encontrar compradores particulares para sus productos.

Tenemos muchos ejemplos de mejoras en la economía real
que tuvieron su origen en el gasto público: Estados Unidos
después de 1940, nuevamente entre 1963 y 1967, e incluso
la Alemania de Hitler. En esos
casos, la fuerza
impulsora era el gasto militar. No hay ningún motivo
económico por el que el gasto en obras públicas
pacíficas tendría que funcionar de un modo
distinto.

De modo que ¿cómo explicar semejante estupidez a
estas alturas del desarrollo de las ciencias económicas y
en un momento en que la economía real tiene una necesidad
tan apremiante de un impulso expansivo?

Se vislumbran dos posibles explicaciones. La primera es que un
largo periodo de crecimiento económico tranquilo,
interrumpido únicamente por recesiones muy leves, ha
adormecido a la joven macroeconomía con la creencia de que
éste es el orden natural de las cosas y que las
economías capitalistas modernas simplemente no pueden
sufrir caídas graves de la demanda. Ésta es una
variante del error de Chamberlin. La otra explicación es
que, aparentemente, la ideología conservadora tiene
permiso para dejar de lado la sensatez.

Se tarda tiempo en labrarse una buena reputación. Pero
en la injusta jungla de la ciencia,
puede perderse de un día para otro. Afortunadamente,
después de toda mala decisión dentro de los
modelos
económicos, uno puede hallar algo de consuelo en la
última frase de Lo que el viento se llevó:
"Mañana será otro día".

((c) 2008, Paul A. Samuelson. Distribuido por Tribune Media
Services)

Análisis: Economía global – La gran
vacilación (El País – 8/3/09)

(Por Paul Krugman)

El mes pasado, en su gran discurso ante el Congreso, el
presidente Obama defendía la necesidad de tomar medidas
audaces para arreglar los bancos estadounidenses que funcionan
mal. "Aunque la factura de la intervención será
enorme", declaraba, "puedo garantizarles que el precio de no
intervenir será mucho más alto, porque
podría tener como consecuencia una economía que
siga renqueando no durante meses o años, sino tal vez
durante una década". Muchos analistas están de
acuerdo. Pero entre las personas con las que hablo hay un
sentimiento cada vez mayor de frustración, e incluso
pánico, ante la idea de que Obama no pueda transformar sus
palabras en hechos. Lo cierto es que, a la hora de tratar con los
bancos, esta Administración se muestra indecisa.
Su política está atascada en un patrón de
contención.

Así es como funciona este patrón: primero, los
representantes gubernamentales, normalmente de forma
extraoficial, hablan a la prensa de un plan para rescatar los
bancos. Este globo sonda es rápidamente derribado por los
analistas informados.

Entonces, unas semanas después, la
Administración propone un nuevo plan. Sin embargo,
este plan no es más que una versión ligeramente
disfrazada del plan anterior, hecho del que rápidamente se
percatan todos los afectados. Y el ciclo empieza de nuevo.

¿Por qué siguen proponiendo planes que a nadie
más le parecen creíbles? Porque, por alguna
razón, los altos funcionarios de la Administración
de Obama y de la Fed se han convencido de que los activos
problemáticos, a los que últimamente se llaman
"activos tóxicos", valen en realidad mucho más de
lo que cualquiera está dispuesto a pagar por ellos, y de
que si a estos activos se les pusiese un precio apropiado, todos
nuestros problemas desaparecerían.

Por eso, en una entrevista reciente, el secretario del Tesoro,
Tim Geithner, intentaba hacer una distinción entre el
"valor económico inherente básico" de los activos
problemáticos y el "precio artificialmente devaluado" por
el que se venden ahora mismo. Hace poco, hasta los valores
hipotecarios de categoría AAA se han vendido a menos de 40
céntimos por dólar, pero Geithner parece pensar que
valen mucho más. Y, según declaraba, la labor del
Gobierno consiste en "proporcionar la financiación
necesaria para ayudar a que esos mercados funcionen" y hagan
subir el precio de los activos tóxicos hasta que sea el
que debería ser.

Es más, los representantes gubernamentales parecen
creer que si consiguen que los activos tóxicos alcancen el
precio apropiado, todas nuestras instituciones financieras
importantes se curarán de sus males. A principios de la
semana, preguntaron a Ben Bernanke, el presidente de la Fed,
sobre el problema de los bancos zombis, instituciones financieras
que, en la práctica, están en bancarrota, pero que
se mantienen gracias a las ayudas gubernamentales. "No tengo
noticia de ninguna institución zombi importante dentro del
sistema financiero estadounidense", declaraba, y proseguía
negando que AIG -¡AIG!- fuese un zombi.

Ésta es la misma AIG que, incapaz de cumplir sus
promesas de liquidar su deuda con otras instituciones financieras
al fallarle los bonos, ha recibido ya 150.000 millones de
dólares en ayudas y acaba de conseguir otros 30.000
millones más. Lo cierto es que el plan de Bernanke y
Geithner -el que la Administración filtra con versiones
ligeramente diferentes- no va a despegar.

Fíjense en la última reencarnación del
plan: una propuesta para hacer préstamos con intereses
bajos a inversores particulares que quieran comprar los activos
problemáticos. Sin duda esto haría subir el precio
de los activos tóxicos, porque sería una propuesta
a cara -tú ganas- o cruz -yo pierdo-. Tal como lo
describen, el plan permitiría que los inversores se
beneficiasen si los precios de los activos subiesen, pero no les
perjudicaría si los precios bajasen considerablemente.

¿Pero sería suficiente para hacer que el sistema
bancario se recuperase? No. Al usar el dinero de los
contribuyentes para subvencionar los precios de los activos
tóxicos, la Administración repartiría los
beneficios entre todo aquel que cometiese el error de comprar los
activos. Algunos de esos beneficios llegarían finalmente
hasta la gente que los necesita y salvaría los balances
generales de instituciones financieras clave. Pero la mayor parte
de los beneficios irían a parar a gente que no los
necesita ni merece ser rescatada.

Y esto significa que el Gobierno tendría que
desembolsar billones de dólares para devolverle la salud
al sistema financiero, lo que, a su vez, garantizaría una
airada protesta popular y se sumaría a las ya graves
preocupaciones respecto al déficit. (Sí, hasta los
defensores acérrimos del estímulo fiscal como un
servidor se
preocupan por los números rojos). Siendo realistas, no es
algo que vaya a suceder.

Entonces, ¿por qué esta idea zombi -la matan una
y otra vez pero regresa siempre- ha calado tan hondo? Me temo que
la respuesta es que los representantes gubernamentales siguen sin
querer afrontar los hechos. No quieren enfrentarse a la precaria
situación de las instituciones financieras más
importantes porque es muy difícil rescatar a un banco
básicamente insolvente sin hacerse con su control, al
menos temporal. Y por lo visto, una nacionalización
temporal sigue considerándose algo impensable.

Pero esta negativa a afrontar los hechos se traduce, en la
práctica, en una falta de intervención. Y comparto
los temores del presidente: el no tomar medidas podría
tener como consecuencia una economía que siga renqueando
no durante meses o años, sino durante una década o
más.

((c) 2009 New York Times News Service)

– ¿El Dow Jones en 5.000 puntos? Algo improbable, pero
no descabellado (The Wall Street Journal – 9/3/09)

(Por Annelena Lobb)

¿Hasta dónde pueden seguir cayendo los grandes
índices bursátiles estadounidenses?

A pesar del leve repunte del viernes, el Promedio Industrial
Dow Jones marcó su
cuarta semana consecutiva de pérdidas, cayendo por debajo
de los 7.000 puntos y registrando su nivel más bajo en 12
años. El índice Standard & Poor's 500 ha
descendido por debajo de los 700 puntos por primera vez desde
1996.

A medida que se revisan a la baja las proyecciones de
ganancias de las empresas y se desvanece la esperanza de una
pronta mejoría económica, la noción otrora
inconcebible de ver al Dow en 5.000 puntos o al S&P en 500
parece un poco menos descabellada.

Para que el S&P cruce la barrera de los 500 puntos, basta
un declive de 183,38 unidades, un 27%. El índice ya ha
perdido 881,77 puntos, 56%, desde su máximo en octubre de
2007. El S&P, que perdió 7% la semana pasada, no ha
estado por debajo de los 500 puntos desde 1995, cuando la burbuja
de las acciones tecnológicas apenas empezaba. Tras caer
6,2% la semana pasada, el Dow está sólo 25% por
encima de la marca de los
5.000 puntos, un nivel no visto desde 1995.

Analistas e inversionistas que están analizando las
valoraciones, la historia y las tendencias de los precios
bursátiles predicen en general que los índices no
volverán a esos mínimos, pero todos reconocen que
en el estado actual del mercado todo es posible.

Incluso los estrategas de Wall Street están sacando y
volviendo a sacar las cuentas, mientras
mantienen sus proyecciones de que habrá un repunte en el
segundo semestre. David Kostin, de Goldman Sachs, presentó
a fines de febrero tres escenarios posibles para el S&P,
incluyendo el "caso bajista", que situaba al índice en
entre 400 puntos y 500 puntos. Aunque Kostin no anticipa que el
índice descenderá tanto, "estos son los pronósticos que distintos tipos de
inversionistas están haciendo", observa.

Considerando sólo las valoraciones, es decir, el precio
de la acción en relación a las proyecciones de
ganancias, que el S&P descienda a los 500 puntos no es
necesariamente tan descabellado. La actual proyección de
ganancias para 2009 para las empresas que componen el
índice es de US$ 64 por acción, comparado con US$
113 en abril, según S&P. Goldman ahora predice US$ 40
la acción, tras reducir su pronóstico de US$ 53 a
fines de febrero. Bank of America Merrill Lynch calcula US$ 46
por acción y Citigroup US$ 51. En US$ 64, el S&P se
cotiza a unas 11 veces las ganancias. En US$ 40, el índice
se negociaría a unas 17 veces las ganancias.

En su propio pronóstico, Kostin cree que el S&P
oscilará entre 650 puntos y 750 puntos y posiblemente
alcance las 940 unidades a fines de año. La
proyección de Goldman incluye rebajas contables y
provisiones, añade Kostin. Pero a medida que las firmas
financieras se sinceran y reconocen que registrarán
pérdidas significativas en los próximos dos
trimestres, los inversionistas, según Kostin,
podrían volcar su atención hacia 2010 y a la evolución de las ganancias en 2009 antes de
rebajas contables y provisiones, una cifra que él
sitúa en US$ 63.

La trayectoria de las acciones depende en gran medida "de la
confianza", dice Chris Guinther, director de inversiones de
Silvant Capital Management, quien argumenta que, ante la ausencia
de indicios claros de que el estímulo gubernamental y los
paquetes de rescate están funcionando, los inversionistas
tienen pocos incentivos para
comprar. Silvant calcula que el S&P permanecerá en un
rango entre 650 y 750 puntos, pero aclara Guinther que un declive
a 500 puntos "es ciertamente posible".

Thomas Lee, estratega jefe de renta variable de J.P. Morgan,
dice que un S&P en 500 "implicaría que ahora estamos
en un período similar a abril de 1932, la fase final de un
mercado bajista". Entre el 8 de abril y el 8 de julio de 1932,
las acciones cayeron 34%, un poco más de lo que se
necesitaría para que el S&P alcance los 500 puntos. La
marca de los 500 indicaría un declive del 68% para el
S&P desde su máximo en 2007, comparado con un desplome
del 90% entre su máximo y mínimo durante la
Depresión.

Monografias.com

Sin embargo, Lee proyecta que las acciones y la
economía tocarán tentativamente fondo a mediados de
2009. De ahí en adelante, Lee no descarta en absoluto que
el S&P repunte hasta los 1.100 puntos a fines de
año.

Algunos analistas creen que los índices podrían
seguir cayendo. "Hay una gran posibilidad de que bajen mucho
más", dice Bill Strazullo, estratega jefe de Bell Curve
Trading. Su firma prevé que el S&P descenderá a
500 puntos y el Dow a 5.500 puntos, con base en análisis
de las tendencias de compra y venta de títulos.

No todos son tan pesimistas. El alud de medidas
gubernamentales hace que un declive como el de la Gran
Depresión sea muy improbable, dice Richard Sylla, profesor
de economía de la escuela de negocios Stern
de la Universidad de Nueva York.

– La Bolsa de Tokio cierra la sesión en mínimos
de 26 años (Expansión – 9/3/09)

El Nikkei ha estrenado la semana con un cierre que lo ha
dejado en mínimos desde octubre de 1982, es decir de los
últimos 26 años, un nivel con el que venía
coqueteado en las últimas sesiones.

Los bancos y las compañías
automovilísticas han sido los principales artífices
de las caídas que se han producido hoy en los mercados
asiáticos y que han dejado al Nikkei en su nivel
más bajo de los últimos 26 años. Ha perdido
un 1,21% y ha cerrado en los 7.086 puntos.

HSBC, el mayor banco europeo, ha cerrado en la bolsa de Hong
Kong en su nivel más bajo desde julio de 1996 tras
especularse que podría realizar más provisiones
para cubrir activos tóxicos en su negocio estadounidense.
Por su parte, Shinsei Bank, el prestamista japonés, se
dejó un 8,8% tras su anuncio de aumento de capital.
Mitsubishi UFJ Financial Group, el mayor banco de Japón,
se dejó un 5%, mientras que Mizuho Financial Group
perdió un 3,4%.

Honda Motor, por su
parte, perdió un 2,1% después de conocerse que
Japón registró en enero su primer déficit
por cuenta corriente en 13 años.

Las pérdidas en el indicador regional MSCI Asia-Pacific
también se hicieron patentes, puesto que perdió un
1,2%, que se suma al 21% que retrocede en lo que va de
año.

El mercado de Hong Kong se dejó un 1,8%, mientras que
el de China retrocedió un 2,7%. El resto de mercados
asiáticos también cerraron con pérdidas,
excepto el de Australia y Corea del Sur, donde el Kospi se
dejó un 1,6%.

En el mercado de divisas el
dólar cedió un 0,1%, hasta los 98,25 yenes. Y en el
de materias primas el
petróleo se apreció un 7%, hasta los 46,35
dólares por barril, entre especulaciones de que la
OPEP
podría recortar la producción. El repunte del
precio del petróleo disparó un 5,3% la
cotización de BHP Billiton, un 3,9% la de Rio Tinto y un
4,5% la dle Inpex.

– Las instituciones financieras asiáticas perdieron 9,6
billones dólares en 2008 (El Confidencial –
9/3/09)

De esta forma, el continente acapara en torno a un quinta
parte de las pérdidas de 50 billones de dólares
registradas en todo el mundo, reveló hoy un nuevo informe del Banco
Asiático de Desarrollo (BAD).

"Asia recibió un mayor impacto que otras zonas en
vías de desarrollo a causa del mayor ritmo de
expansión de sus instituciones financieras", dijo en un
comunicado el presidente de la institución internacional,
el japonés Harukido Kuroda.

Pese a que la crisis se originó en Estados Unidos y
algunos países europeos, ninguna región está
aislada de sus efectos, apuntó. "Me temo que todo
tendrá que empeorar todavía más antes de que
pueda mejorar, aunque sigo teniendo confianza en que Asia
será una de las primeras en recuperarse, y
resurgirá más fuerte que nunca",
señaló Kuroda.

– La corta escoba del Gobierno británico
(Expansión – 9/3/09)

(Por Roberto Casado)

El Gobierno británico ha huido de eufemismos al llamar
Operación escoba a sus últimas iniciativas de apoyo
a la banca. Como su nombre indica, la clave del plan es barrer
buena parte de los activos tóxicos que pesan en los
balances de los principales grupos
financieros de Reino Unido, escondiéndolos debajo de la
alfombra del Tesoro británico.

Royal Bank of Scotland y Lloyds han colocado activos valorados
en 325.000 millones de libras (373.500 millones de euros) y
260.000 millones de libras, respectivamente, bajo el manto
público. La mayor parte de esos activos bancarios son
préstamos a familias y empresas con riesgo de impago,
además de inversiones de tesorería en
títulos de baja liquidez. Barclays, por su parte, negocia
el apoyo gubernamental para unos 50.000 millones de libras en
activos.

En lugar de comprar la propiedad de
esos activos, lo que habría generado fuertes discusiones
sobre su valoración, el Gobierno británico ha
creado un seguro para cubrir parte de las pérdidas que
generen a los bancos. Según los términos de la
operación, Royal Bank of Scotland y Lloyds asumirán
las primeras pérdidas sobre los activos acogidos al plan,
hasta un determinado umbral: 19.500 y 25.000 millones de libras,
respectivamente. A partir de esa cantidad, el Gobierno
asumirá el 90% de las pérdidas adicionales, y el
10% se quedará en los bancos.

Ese seguro, que impide que las entidades caigan en la
insolvencia en caso de un aluvión de impagos, no sale
gratis. A cambio del respaldo gubernamental, los bancos van a
entregar diversos instrumentos de capital al Gobierno, con lo que
éste aumentará su participación en Royal
Bank y Lloyds hasta tomar una clara mayoría del
accionariado. En ambos bancos, el derecho de voto del Tesoro
queda limitado al 75%.

Otra condición del rescate es que las entidades
incrementen la concesión de créditos para reactivar
la economía británica. Royal Bank of Scotland
prestará 25.000 millones de libras anuales más a
sus clientes, y Lloyds otros 14.000 millones de libras.

Analistas e inversores no se han quedado tranquilos tras
conocer las condiciones de la operación. Temen que el
deterioro de la economía británica alcance tal
nivel que las pérdidas afecten a los activos de Royal Bank
y Lloyds no cubiertos por el seguro, lo que podría forzar
una nacionalización total de las entidades.

Roger Bootle, de Capital Economics, asegura que "sería
ingenuo asumir que la Operación escoba va a limpiar los
balances de los bancos de una sola barrida. En los
próximos meses y años, préstamos que
parecían seguros se convertirán en tóxicos,
conforme el aumento del desempleo y las quiebras de empresas
provoquen que familias y negocios dejen de pagar sus
créditos".

Este temor pesa también sobre las entidades en manos
privadas, como HSBC y Barclays. Ayer, estas dos entidades y Royal
Bank of Scotland volvieron a bajar en bolsa, mientras Lloyds
recuperó un 4%.

Por ahora, los activos de los bancos nacionalizados totalmente
(Northern Rock y Bradford
& Bingley) y los activos de RBS y Lloyds acogidos a la
Operación escoba equivalen a un 52% del PIB anual de Reino
Unido. Pero el conjunto de sector financiero representa un 400%
del PIB anual británico. Si el Gobierno se ve obligado a
barrer más basura,
necesitará un aspirador, más que una escoba.

– Las reformas, la única salida a una recesión
en forma de L (Expansión – 9/3/09)

(Por Wolfgang Münchau)

EEUU está retrasando las soluciones que
deberían aplicarse al sector financiero. La UE está
haciendo lo mismo, incapaz de adoptar políticas que le
protejan de un ataque especulativo, que parece cada vez
más probable. A juzgar por el estado de los preparativos,
la próxima cumbre del G20 va camino de convertirse en un
fracaso.

Todo apunta a que la recesión no va a ser en forma de
V, ni de U, sino que va a tener forma de L, la más
parecida a una depresión, que comienza con una fuerte
caída, seguida por años con un bajo índice
de crecimiento. En una recesión en forma de V, la
recuperación es prácticamente inmediata. Si tuviera
forma de U, tendría más difícil
solución.

En mi opinión, en este momento nos encontramos en mitad
de la barra vertical de la L; la parte horizontal es la que
más temores provoca. La historia nunca se repite con
exactitud, pero, en el caso de la historia económica, las
crisis financieras son sorprendentemente parecidas. El caso de
Japón parece estar extendiéndose a todo el mundo.
Sin una reestructuración financiera, es imposible asistir
a una recuperación de la economía. Y Japón
tuvo suerte, teniendo en cuenta que, en plena crisis, la economía
mundial se encontraba en un estado envidiable. La mejor forma
de luchar contra un desastre de esas características es
reestructurar el sistema financiero y fomentar un estímulo
económico a corto plazo a través de
políticas monetarias y fiscales.

En una conferencia de Aspen Italia celebrada hace poco en
Roma, el ex
asesor económico de Ronald Reagan, presidente de la
Oficina
Nacional de Investigación Económica, Martin
Feldstein, calculó que el gasto de los consumidores de
EEUU disminuiría en 500.000 millones de dólares
anuales (395.000 millones de euros) y que el gasto del sector
construcción se reduciría en 250.000 millones de
dólares anuales. Si sumamos las dos cifras, no hay duda de
que el actual paquete de estímulos es de una insuficiencia
lamentable. En otras palabras, estaríamos ante la temida
recesión en forma de L, lo que dificultaría
también el ajuste de los balances.

El desempleo seguirá su tendencia al alza y los precios
de la vivienda continuarán cayendo. Los consumidores y los
bancos de EEUU pasarán, como mínimo, los
próximos cinco años en proceso de desapalancamiento
para poder recuperar el estado de sus balances. Durante ese
periodo, los déficit por cuenta corriente de EEUU, Reino
Unido, España y varios países de Europa Central y
del Este caerán en picado. Si este proceso ya es
prolongado en condiciones normales, en situaciones como
ésta, se alarga todavía más.

Los efectos también son devastadores en el resto del
mundo. La caída de los déficit por cuenta corriente
se verá en parte compensada por los menores excedentes de
los exportadores de gas y de petróleo
como los países de Oriente Medio y Rusia. Pero
son los mayores exportadores del mundo los que deberían
hacerse cargo de la mayor parte de los ajustes. Alemania, China y
Japón. A nivel global, los déficit por cuenta
corriente y los excedentes suman cero, salvo errores
estadísticos. Es cuestión de cálculos. Si
EEUU deja de comprar coches alemanes, Alemania al final se
verá obligada a detener su fabricación.

Si la recesión fuera en forma de U, ésta
sería más grave en Alemania y Japón, por
poner un ejemplo. No obstante, en esta coyuntura, ambos
países serían los primeros en percibir los
beneficios de la recuperación.

A pesar de que los dos países pensaban que
habían hecho "los deberes", está claro que una
recesión en forma de L es la antesala de la
depresión. Si nadie puede permitirse soportar un excesivo
déficit durante mucho tiempo, que es lo que conlleva una
recesión en L, los modelos económicos de Alemania y
Japón dejarán de funcionar. El año pasado,
Alemania registró un excedente por cuenta corriente
superior al 7%. Hablamos del primer exportador del mundo. Las
exportaciones
constituyen el 41% de su PIB, cifra extraordinaria, teniendo en
cuenta el tamaño del país.

Por tanto ¿qué deberían hacer estos
países? La respuesta política adecuada
consistiría en reducir la dependencia de las exportaciones
e introducir reformas estructurales. No se trata de las reformas
estructurales del pasado que aplicaban recortes de costes y
mejoraban la competitividad. Hablamos de flexibilidad y
movilidad.

Por desgracia, está ocurriendo justo lo contrario.
Alemania parece tener adicción a su modelo de exportación. Un ejemplo es el futuro de
Opel, la filial europea de General Motors. Sin la ayuda del
Gobierno, es difícil que el fabricante de coches
sobreviva. Los defensores de un rescate estatal de Opel recuerdan
la sistemática trascendencia de la compañía,
argumento, sin duda, equivocado. Es probable que éste sea
el caso de los bancos, pero no de los fabricantes de coches.

No obstante, de la respuesta a este caso se deduce que Opel es
sistemáticamente relevante para el modelo del país
orientado a las exportaciones. Los partidarios del rescate se
aferran a una estructura industrial con pocas expectativas de
sobrevivir en un mundo en forma de L. Al igual que su partido, la
canciller Angela Merkel parece reticente a un rescate estatal. No
obstante, tratándose de un año electoral, la medida
acabará aplicándose de una u otra forma.

Desde el punto de vista económico, esto es nefasto. No
sólo supone una pérdida del dinero de los
contribuyentes. Junto a los subsidios al sector del
automóvil francés, la decisión
provocará un exceso de capacidad del sector, lo que
ralentizará los ajustes económicos. Estamos lejos
de encontrar una solución a la crisis. Después de
haber cometido errores de omisión, los líderes
mundiales incurren ahora en errores de gestión. Los
estadounidenses sueñan con volver a un mundo de
crédito al consumo, mientras los alemanes sueñan
con sus líneas de producción. En una
recesión en forma de L, estos sueños se pueden
considerar pesadillas.

(The Financial Times Limited 2009. All Rights Reserved)

– Rumanía solicita ayuda financiera a la UE y al FMI
(Expansión – 9/3/09)

Las autoridades de Rumanía han pedido a la UE y al FMI
ayuda para superar la grave crisis que atraviesa su
economía, según ha confirmado Joaquín
Almunia. Una vez recibida la petición formal
comenzarán las negociaciones para determinar el importe de
la asistencia y sus condiciones.

De esta forma, Rumanía se convertirá en el
tercer país comunitario, junto con Hungría y
Letonia, en recibir un crédito de la UE para solventar su
desequilibrio corriente. De esta línea de crédito
especial, Hungría recibió 6.500 millones de euros y
Letonia 3.100 millones de euros.

Almunia ha apuntado la posibilidad de que, además del
FMI, contribuyan a la asistencia de Rumanía otras
instituciones multilaterales, como el Banco Mundial,
o países comunitarios a título individual, como
sucedió con el caso de Letonia.

Después de negar reiteradamente recurrir a la ayuda
externa, el Gobierno rumano se ha visto obligado a solicitar
asistencia multilateral, acuciado por el elevado déficit
por cuenta corriente y por una cuantiosa deuda privada
externa.

La crisis se acentúa

Los ministros de Finanzas de la zona del euro (Eurogrupo) han
admitido que la crisis económica es más grave de lo
estimado hasta ahora, pero descartaron adoptar nuevas medidas de
impulso hasta ver el resultado de las que ya se han puesto en
marcha.

"La recesión es profunda", señaló en
rueda de prensa el presidente del Eurogrupo, el primer ministro
luxemburgués, Jean-Claude Juncker, que lamentó que,
por el momento, "no hay indicadores de
que la situación se esté solucionando".

Desde la Comisión Europea, el titular de Asuntos
Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia,
reconoció que su previsión de que la
recuperación comenzaría en la segunda mitad de 2009
ha quedado desfasada y dijo que "desgraciadamente, todo indica
que habrá que esperar al año que viene".

– Citigroup premia a sus corredores de bolsa con 3,5 millones
de dólares (Libertad Digital – 9/3/09)

El banco estadounidense Citigroup – que ha sido parcialmente
nacionalizado para evitar su quiebra- premió a sus mejores
corredores de bolsa con tarjetas de
débito por un valor total de 3,5 millones de
dólares, según informa el diario The New York
Times.

La empresa de servicios
financieros, que tiene serias dificultades económicas y ha
registrado pérdidas en sus últimos cinco
trimestres, ha recibido ya 45.000 millones de dólares del
Gobierno de Estados Unidos para evitar su quiebra.

Según del portavoz de Citigroup, Alex Samuelson, las
primas se entregaron como compensación por la
cancelación de unos viajes que
estaban planeados para sus corredores de Smith Barney.

Estas recompensas se entregaron el mes pasado a los 2.000
mejores corredores de bolsa de la compañía en forma
de tarjetas de débito que podrán gastar como
quieran.

Las primas venían acompañadas de una tarjeta de
agradecimiento: "Por favor acepte esta tarjeta con nuestra
gratitud y mejores deseos para construir nuestro éxito",
se afirma en el
periódico.

Samuelson también informó de que todo el dinero
entregado a los asesores procede de los ingresos de Smith Barney,
con lo que despeja así las dudas sobre si procedía
de la ayuda pública. Según el banco, la recompensa
representa un gasto mínimo en comparación con los
ingresos que estos asesores generan para Smith Barney.

"En uno de los ambientes de reclutamiento
más agresivo de la historia de nuestra industria, hemos
equilibrado prudentemente la necesidad de reconocimiento y
desarrollo de nuestros mejores asesores financieros con la
necesidad de reducir significativamente los gastos de la
empresa durante estos tiempos difíciles", explicó
Samuelson en un comunicado.

El diario recuerda, además, que esa empresa ha
prometido futuras primas a sus agentes cuando Smith Barney
complete su fusión con Merrill Lynch el año que
viene.

– Barclays estudia si se acoge al plan del Gobierno sobre
activos tóxicos (Cinco Días – 10/3/09)

Barclays sopesa la posibilidad de acogerse al plan del
Gobierno británico que asegura los activos tóxicos
de la banca antes de la fecha tope del 31 de marzo.

Los directivos del banco británico analizan las
condiciones negociadas anteriormente por el Ejecutivo con el
banco Lloyds para asegurar con dinero público activos por
un total de 260.000 millones de libras (288.600 millones de
euros).

Barclays fue avisado este lunes de que sus libros
serán sometidos a un examen muy minucioso por el
ministerio de Finanzas, informa hoy el Financial Times,
según el cual hay signos de que
el banco tendría que pagar una factura superior a la
esperada por acogerse a ese mecanismo gubernamental.

El periódico cree que si Barclays decidiese finalmente
recurrir al Gobierno, pediría garantías sólo
para una pequeña cartera de activos y confiaría
además en pagar la prima que exige el Gobierno en efectivo
en lugar de en acciones.

Sin embargo, el equipo del ministro de Finanzas, Alistair
Darling, insiste en que no se limitará a analizar los
activos que se le pedirá asegurar, sino que querrá
ver todos los libros del banco para estudiar su fortaleza y su
capacidad de concesión de nuevos créditos.

Barclays ha evitado hasta ahora involucrar al Gobierno en el
banco y el año pasado recurrió en cambio a
inversores de Oriente Medio para una ampliación de
capital.

A diferencia de Lloyds y el Royal Bank of Scotland, que han
sufrido fuertes pérdidas en esta crisis, el Barclays se ha
mantenido en el área de beneficios.

Según el Financial Times, la entidad ha presentado a
examen del ministerio de Finanzas tres carteras de activos con un
valor inferior a 10.000 millones de libras (unos 11.100 millones
de euros).

Se espera que el Tesoro, al que asesora el banco Citigroup,
comience en los próximos días sus negociaciones con
Barclays, cuyas acciones cayeron un 5,3 por ciento el cierre de
la primera sesión de la jornada.

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