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Y Wall Street se mudó a Washington (página 2)




Enviado por Ricardo Lomoro



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El jueves, en la intervención que protagonizó
junto a la canciller alemana, Angela Merkel, tras la
reunión que mantuvieron en Berlín para evaluar el
contexto en este principio de año, Brown reconoció
la necesidad de adoptar acciones en
los "activos
dañados" que siguen siendo responsables de los problemas del
sistema
bancario.

500.000 millones no son suficientes

En este sentido, aunque el proyecto aprobado
en octubre por un montante global de 500.000 millones de libras y
suscrito por los ocho gigantes británicos sirvió
para evitar el colapso, transcurridos tres meses ha demostrado
ser inoperante para garantizar la recuperación normal del
préstamo, afectando en primera instancia al funcionamiento
ordinario del sistema y, finalmente, trasladando sus efectos a
ámbitos estratégicos como la vivienda o los
negocios.

Así, los bancos alegan que
la extensión de la deuda a sus balanzas de capital les
impide de forma efectiva aceptar nuevos créditos o recuperar las prácticas
normales, de modo que, hasta que el historial quede liberado de
este endeudamiento y los activos tóxicos desaparezcan, la
crisis
continuará. Por ello, el Gobierno
británico ha afrontado finalmente este último
resorte para luchar contra la continuidad del colapso de crédito.

No obstante, paralelamente, el Ministerio del Tesoro
reconoció las dificultades de articular este denominado
"banco malo", lo
que podría retrasar su puesta en marcha y, según
los expertos, podría no estar a tiempo para
evitar una deriva crítica
para el sector, que ha visto hoy mismo la nacionalización
de nuevas entidades y pérdidas millonarias que refuerzan
los rumores sobre la urgencia del rescate de algunas
compañías.

Barclays se hunde un 45% en Bolsa

Las acciones de Barclays concluyeron la jornada en la Bolsa de
Londres con un desplome del 24,85% lastradas por las
informaciones aparecidas en la prensa
británica respecto al nuevo plan de rescate
que estudia el Ejecutivo de Gordon Brown. En el transcurso de la
última semana, las acciones de Barclays acumulan un
descenso del 45%.

La cuarta mayor entidad de Reino Unido ha sido una de las
pocas grandes instituciones
bancarias del país que logró evitar recurrir a las
inyecciones de capital del Gobierno, así como su
nacionalización parcial. En concreto,
Barclays lanzó una ampliación de capital suscrita
en su mayor parte por inversores árabes.

Por otro lado, la entidad acumula casi 5.000 despidos en los
últimos siete días que afectarán a sus
divisiones de sistemas,
comercial y minorista, así como de banca privada y
de inversión.

– La Fed piensa en un "banco basura" que
recoja todos los activos tóxicos (Negocios –
17/1/09)

Las entidades no dan muestras de viabilidad y los reguladores
quieren ir más allá de un plan de rescate.

Las renovadas dudas sobre la viabilidad de los bancos
estadounidenses obligan a los reguladores a un nuevo plan que
retiraría los activos tóxicos de los balances de
los bancos, en lo que podría convertirse en el mayor
intento hasta ahora de descongelar el crédito.

Los asesores del presidente electo Barack Obama ven una crisis
bancaria cada vez más grave y están considerando
propuestas más atrevidas que las medidas tomadas hasta el
momento, según dos personas próximas al plan.

Medidas drásticas

"Necesitan hacer algo drástico", dijo el profesor de la
Universidad de
Harvard Kenneth Rogoff, ex economista jefe del Fondo Monetario
Internacional y miembro del grupo de
treinta consejeros sobre asuntos financieros, que incluye al
secretario del Tesoro designado Timothy Geithner y a Lawrence
Summers, director entrante del Consejo Económico
Nacional.

Compras

Los funcionarios de la Reserva Federal de Estados Unidos
(Fed, por sus siglas en inglés)
están centrándose en la opción de establecer
un llamado banco basura que
adquiriría cientos de miles de millones de dólares
de activos problemáticos que actualmente se encuentran en
poder de los
prestamistas.

Esto podría permitir a los bancos reducir las
provisiones, liberar capital y empezar a prestar más.

Dinero y garantías

Paul Miller, analista bancario de Friedman Billings Ramsey, en
Arlington, Virginia, calcula que las instituciones financieras
necesitan hasta 1,2 billones en ayuda nueva.

Otras medidas que podrían estar siendo estudiadas son
proporcionar más garantías para activos
tóxicos que continúan en los libros de los
bancos, como los funcionarios hicieron con Citigroup en noviembre
y con los 118.000 millones de ayuda asignados ahora a Bank of
America, o comprar inversiones
selectas.

La presidenta de la Corporación Federal de Seguro de
Depósitos (FDIC), Sheila Bair, ha desestimado la
alternativa de nacionalizar prestamistas.

Caída en las acciones

Es probable que se tome una decisión poco
después de que Obama asuma la presidencia el 20 de enero.
La caída en las acciones de las empresas
financieras suma premura a las deliberaciones.

Citigroup ha llegado a caer por debajo del nivel que
alcanzó cuando las autoridades reguladoras salieron al
rescate del prestamista en noviembre, antes de anunciar su plan
de segregación de actividades.

Bank of America cayó a un mínimo en 18
años porque la compañía solicitó
más ayuda del Gobierno.

"Gran parte del problema en todo esto es que una vez que se
produce un desastre financiero, la gente no sabe dónde
están enterrados los cadáveres", dijo Paul Krugman,
profesor de la Universidad de Princeton que ganó el Premio
Nobel de Economía de este año, en una
entrevista con
Bloomberg Radio. "La gente
piensa quién sabe en lo que me estoy metiendo al prestar o
negociar con otros", afirmó.

– Reportaje: Primer plano – ¿Y todo esto cómo se
paga? (El País – 18/1/09)

La financiación de los planes de rescate
provocará el mayor endeudamiento de la historia

(Por Alicia González)

Los gobiernos de todo el mundo están centrados en estos
momentos en salir cuanto antes de la recesión. No importa
cuánto dinero haya
que aportar a los planes de estímulo económico ni
las participaciones que haya que tomar en bancos privados o las
ayudas de Estado que
haya que distribuir entre todo tipo de industrias. Hay
que hacer lo que sea con tal de salir de la crisis. Ésa es
la única prioridad. Después ya veremos.

El pago de la deuda hará que muchos planes de gasto
queden en el olvido

Sólo que no conviene olvidar que "todo eso no es
gratis", como recordaba por teleconferencia esta semana el
gurú de la crisis, Nouriel Roubini.

Aunque ese momento -el de pagar- parezca ahora lejano, los
precedentes de otras crisis financieras no dejan mucho margen
para el optimismo. Los profesores Kenneth Rogoff, de la
Universidad de Harvard, y Carmen Reinhart, de la Universidad de
Maryland, apuntan en su último trabajo que el
nivel real de deuda
pública de los países que sufrieron una crisis
financiera en el último siglo aumentó de media un
86% en los tres años siguientes a la crisis.

En ese trabajo (Las secuelas de las crisis financieras,
publicado en diciembre), los dos profesores aseguran que lo que
verdaderamente dispara el endeudamiento de los países no
es el coste de los planes de rescate ni la
recapitalización del sistema bancario, sino "el inevitable
colapso de los ingresos fiscales
que sufren los Gobiernos en una recesión profunda y
prolongada, así como las políticas
fiscales contracíclicas destinadas a mitigar la
desaceleración".

En todo caso, las comparaciones históricas que se hacen
en ese informe se
refieren a episodios de países individuales o de una
región -salvo los relativos a la Gran Depresión
de los años treinta-, no a una recesión
sincronizada como la actual. Rogoff y Reinhart reconocen que esa
circunstancia va a dificultar la salida de la crisis para algunos
países y que, en el caso de los países emergentes,
"las suspensiones de pagos suelen aumentar cuando varios
países sufren a la vez crisis bancarias".

No es ése el horizonte que manejan los expertos ("no es
lo probable, pero pensarlo ya no es imposible"), pero
después de muchos años luchando por la estabilidad,
los números rojos volverán de forma masiva a las
cuentas
públicas

La Oficina
Presupuestaria del Congreso de Estados Unidos calcula que la
deuda pública, excluida la emitida por el fondo de la
Seguridad
Social o la que está en manos de la Reserva Federal,
se situaba en septiembre en 5,8 billones de dólares, el
equivalente al 41% del PIB y dentro
de lo que ha sido el porcentaje medio desde 1956. Con los planes
de rescate aprobados por el Gobierno saliente, el déficit
público superará este año y el que viene el
billón de dólares. Eso sin contar con el plan de
rescate que ultima el presidente electo Barack Obama, de unos
800.000 millones de dólares. Total, que la deuda
superará el 60% del PIB a finales de 2010, el nivel
más alto desde que el país tuvo que afrontar el
pago de las deudas derivadas de la
II Guerra Mundial y
la guerra de
Corea.

Washington ha asumido, además, garantías sobre
empresas y entidades privadas por un valor
equivalente a los ocho billones de dólares. Aunque no se
prevé que ninguna de estas entidades suspenda pagos -lo
que conllevaría que el Tesoro debería hacer frente
a esas obligaciones-,
las probabilidades aumentan conforme el deterioro de la
economía se acentúa.

En el caso de la zona euro, la mayoría de los
países ya ha reconocido que incumplirán el Pacto de
Estabilidad y que sus déficits públicos
superarán con mucho el 3% del PIB fijado en Maastricht.
Morgan Stanley calcula que esos números rojos se
traducirán en una emisión de deuda por parte de los
Estados miembros de unos 760.000 millones de euros sólo
este año, un 20% más que el año anterior.
Según esos cálculos, España,
Holanda e Irlanda serán los países que
sufrirán un mayor incremento de su deuda.

La Oficina para la Gestión
de la Deuda en Reino Unido calcula que tendrá que emitir
unos 166.000 millones de euros anuales durante los
próximos tres años, lo que equivale al 10% del
PIB.

En total, según los cálculos de distintos bancos
de inversión, las emisiones de bonos bien pueden
rondar este año los 2,5 billones de euros, tres veces
más que en 2008.

Se trata, por tanto, de niveles de deuda pública sin
precedentes, y es ahí donde surgen las dudas:
¿seremos capaces de pagar todo ese endeudamiento?

"Nunca antes se había producido una intensidad y una
concentración de emisiones de deuda pública de este
volumen. No
tiene precedentes. Eso va a obligar de forma tácita o
implícita a los organismos públicos y a las
instituciones privadas a llegar a un acuerdo sobre el ritmo de
subastas, para evitar el riesgo de
saturación", asegura Juan Luis García Alejo,
director de análisis de Inversis Banco. García
Alejo, no obstante, matiza: "No se trata de un volumen que no se
pueda asumir, sólo que va a costar mucho amortizar esa
deuda y va a lastrar las cuentas públicas por mucho
tiempo".

Paul Brain, gestor de BNY Mellon AM, está convencido de
que sí se puede pagar. "Sólo si hay una vuelta del
apetito por el riesgo, la demanda de
bonos gubernamentales puede resentirse, y eso es altamente
improbable en un entorno de desapalancamiento tan fuerte como el
que vivimos y de aumento de la tasa de ahorro
doméstica". Pero también lanza una advertencia:
"Los países con mayor nivel de endeudamiento exterior son
mucho más vulnerables". Con un déficit por cuenta
corriente equivalente al 10% del PIB, ése es precisamente
el caso de España.

En 2008, la deuda pública se alzó como el activo
estrella. Se convirtió en el valor refugio en un momento
de desconfianza en las entidades financieras y de desplome
bursátil, lo que ha llevado incluso a los inversores a
comprar letras a plazos cortos a poco más del cero por
ciento. "Nunca la seguridad
había sido tan cara", decían en el mercado.

No cabe duda, en todo caso, de que se avecinan tiempos
difíciles. Las alarmas saltaron a principios de
año cuando Alemania,
considerada una de las economías más seguras del
mundo, no pudo colocar la totalidad de una emisión de
deuda a 10 años al 3,12%. "Cuando una subasta de bonos
alemanes fracasa, eso significa que los Gobiernos que quieran
financiarse en el mercado tendrán serias dificultades",
aseguró entonces Meyrick Chapman, de UBS.

Una semana más tarde, sin embargo, el Tesoro español
captaba más dinero del mercado de lo que inicialmente
había previsto: 3.600 millones de euros y no los 2.800
indicados en la subasta. Y eso que, entre la subasta alemana y la
española, Standard & Poor's puso bajo vigilancia
negativa la deuda de España, lo que amenaza con hacerle
perder la triple A, la máxima garantía. Eso
sí, por los bonos a 30 años tuvo que pagar un
4,83%, y por la deuda a 15 años, un 4,47%.

Por ahí pueden ir las cosas. "En este momento los tipos
de interés
de la deuda a largo plazo están bajos, pero con el tsunami
de deuda pública que va a inundar los mercados eso
puede cambiar. Países que solían ser compradores de
deuda (de Estados Unidos) como China,
Rusia o los
países del Golfo no van a tener el mismo nivel de recursos, e
incluso pueden incurrir en déficits, lo que
reducirá su disposición a comprar deuda. Eso supone
que los tipos de interés pueden subir y que a las empresas
les costará más su financiación", aseguraba
esta semana Roubini.

De momento, China sigue acumulando más y más
bonos estadounidenses. De los 477.000 millones que poseía
a finales de 2007 en octubre pasado habían ascendido a
652.000 millones. Es lo que tiene el mantener la divisa, el yuan,
ligada al dólar. Aunque Deutsche Bank asegura que los
activos en dólares ya sólo representan el 45% de
sus 1,9 billones en reservas frente al 70% que alcanzaron en
2003.

Con los tipos de interés tan cerca de cero en buena
parte del mundo desarrollado, los bonos gubernamentales
perderán atractivo según mejore la situación
económica y los inversores recuperen el apetito por el
riesgo. Eso puede poner en duda algunas subastas de bonos y es lo
que ha llevado a algunos analistas a temer que la próxima
burbuja en estallar sea la del mercado de bonos.

De hecho, en plena crisis financiera y bursátil, los
bonos estadounidenses ofrecieron un retorno a los inversores del
14% en 2008, según cálculos de Merrill Lynch. Un
nivel que bien pudiera hacer pensar en una burbuja. Dado que la
deuda estadounidense está sobre todo en manos de Gobiernos
extranjeros y bancos centrales, un estallido de esa supuesta
burbuja tendría consecuencias a nivel global. No parece
probable.

"Una burbuja se produce cuando los movimientos de los activos
no se pueden razonar, y no es eso lo que sucede en el mercado de
bonos. Es cierto que su rentabilidad
se ha movido mucho en apenas dos meses (desde el 4,35% al 2,83%),
pero eso se explica por las perspectivas de crecimiento e
inflación de la economía
mundial", explica Antonio Villaroya, jefe global de estrategia de
tipos de Merrill Lynch desde Londres. "Desde luego, hablar de
burbuja es exagerado".

De hecho, varios analistas sostienen que incluso si mejora
algo la aversión al riesgo de los inversores, la
incertidumbre económica persistirá y la amenaza de
una espiral de deflación a medio plazo mantendrá el
atractivo de la deuda pública.

De lo que no cabe duda es que la etapa en la que los
inversores apenas distinguían entre los Gobiernos del
mundo desarrollado por lo que se refería a las emisiones
de deuda ha quedado atrás. Especialmente en la
eurozona.

Por primera vez desde la puesta en marcha de la moneda
única, los inversores están estableciendo
diferencias entre los países del euro. El diferencial
entre el bono alemán a 10 años y la deuda de
países como España, Irlanda, Grecia y
Portugal han aumentado hasta niveles no vistos desde el
año 1997, y el coste de asegurar esos bonos contra un
impago oscila entre uno y dos puntos porcentuales. Las revisiones
o las rebajas de calificaciones de la agencia de rating Standard
& Poor's han acentuado esa tendencia.

En esas circunstancias, algunos economistas no descartan que
se llegue a establecer algún tipo de garantía en
Europa para hacer
que las emisiones de deuda sean menos costosas para aquellos
Estados penalizados por el mercado. Esos mismos analistas
también reconocen que Alemania se niega en rotundo a
financiar los Estados menos solventes.

De hecho, el último plan de estímulo aprobado
por el Gobierno de Berlín ha ido acompañado del
compromiso de reformar la constitución para limitar el nivel de
endeudamiento. No quieren repetir la costosa experiencia de la
reunificación y quieren asegurarse de que el endeudamiento
extra que conllevan los planes de estímulo sea pagados
cuanto antes.

Porque después de los excesos presupuestarios del
pasado año 2008, "es en 2009 cuando vamos a descubrir los
límites
y los efectos colaterales de los planes de estímulo",
asegura Merrill Lynch.

De hecho, la efectividad y las consecuencias de esta política están
en entredicho. Basta con mirar a Japón.
Durante la crisis de los años noventa inyectó
grandes cantidades de dinero público en el sistema para
ayudar a los bancos y evitar la deflación. Diez
años después no se puede decir de esa
política que fuera precisamente exitosa, aún siguen
luchando contra la caída sostenida de los precios. Pero,
efectiva o no, la factura
está ahí: la deuda pública pasó del
65% del PIB en 1990 al 175% en la actualidad.

En un entorno de elevado endeudamiento público y
revisión de los ratings, las empresas van a pagar mucho
más caro su acceso a la financiación. "Es la hora
de desempolvar el fenómeno del crowding out
(expulsión) de los libros de texto. Cuantos
más recursos consume el Gobierno, más posibilidades
hay de que el sector privado quede fuera del acceso al capital",
advierte Alex Patellis, de Merrill Lynch.

Y eso por no hablar de las promesas electorales y los planes
de inversión. Una vez que la recesión haya quedado
atrás, el pago de la deuda absorberá tantos
recursos de las cuentas públicas, que habrá
programas de
gasto que quedarán en el olvido. Será
difícil que en esas circunstancias, por ejemplo, Obama
logre el apoyo del Congreso a sus planes para aumentar los
beneficios de la Seguridad Social o de la ayuda médica,
cuyos costes se van a disparar a partir de 2014. O que la
Ley de
Dependencia en España reciba la dotación
presupuestaria que sería necesaria.

"Un elevado nivel de deuda pública significa más
pagos de intereses y, por tanto, menos margen de maniobra para
bajar impuestos o
aumentar otro tipo de gastos", recuerda
el economista jefe de BNP Paribas, Philippe d'Arvisenet.
Desafortunadamente, hacia ahí vamos.

– Tribuna: Laboratorio de
ideas Joseph E. Stiglitz – El camino escabroso hacia la
recuperación (El País – 18/1/09)

Hoy existe un consenso de que la recesión de Estados
Unidos -que ya lleva un año- probablemente sea extensa y
profunda, y que casi todos los países se verán
afectados. Siempre pensé que la noción de que lo
que sucediera en Estados Unidos estaría desacoplado del
resto del mundo era un mito. Los
acontecimientos lo están confirmando.

Afortunadamente, Estados Unidos por fin tiene un presidente
que de alguna manera entiende la naturaleza y
la gravedad del problema y que se comprometió a
implementar un fuerte programa de
estímulo. Esto, junto con la acción
concertada de los Gobiernos en otras partes, hará que la
depresión sea menos severa de lo que sería si no
fuera así.

La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), que ayudó a
crear los problemas mediante una combinación de liquidez
excesiva y regulación laxa, intenta enmendar las cosas
inundando la economía de liquidez -una medida que, en el
mejor de los casos, simplemente impidió que las cosas
fueran peor de lo que son-. No sorprende que quienes ayudaron a
crear los problemas y no vieron venir el desastre no hicieran un
buen trabajo a la hora de resolverlo. Por ahora, ya está
establecida la dinámica de la caída y las cosas se
pondrán peor, no mejor.

De alguna manera, la Fed se parece a un conductor ebrio que,
al darse cuenta de repente de que se está saliendo del
camino, empieza a conducir alocadamente de un lado a otro de la
ruta. La respuesta a la falta de liquidez es cada vez más
liquidez. Cuando la economía empiece a recuperarse y los
bancos comiencen a prestar, ¿podrán drenar
suavemente la liquidez del sistema? ¿Estados Unidos se
enfrentará a un brote de inflación? ¿O,
más probablemente, en otro momento de exceso, la Reserva
Federal reaccionará exageradamente, cortando la
recuperación de raíz? En vistas del trazo confuso
exhibido hasta ahora, no podemos tener mucha confianza en lo que
nos aguarda.

Aún así, no estoy seguro de que haya un
reconocimiento suficiente de algunos de los problemas subyacentes
que enfrenta la economía global, sin el cual la
recesión global actual quizá no dé lugar a
un crecimiento robusto -no importa el buen trabajo que realice la
Fed.

Durante mucho tiempo, Estados Unidos desempeñó
un papel importante a la hora de mantener en funcionamiento la
economía global. El libertinaje de Estados Unidos -el
hecho de que el país más rico del mundo no pudiera
vivir con sus propios medios– fue
muchas veces criticado. Pero tal vez el mundo debería
estar agradecido, porque sin el libertinaje norteamericano, la
demanda agregada
global habría sido insuficiente. En el pasado, los
países en desarrollo
cumplían este papel a través de un déficit
comercial y fiscal. Pero
pagaron un precio alto, y
ahora están de moda la responsabilidad fiscal y las políticas
monetarias conservadoras.

De hecho, muchos países en desarrollo, temerosos de
perder su soberanía económica en manos del
FMI -como
ocurrió durante la crisis financiera asiática de
1997-, acumularon cientos de miles de millones de dólares
en reservas. El dinero que
se dedica a reservas es ingreso que no se gasta.

Es más, la creciente desigualdad en la mayoría
de los países del mundo implicó que el dinero
pasó de quienes estaban dispuestos a gastarlo a quienes
están tan bien que, por más que lo intenten, no
pueden gastarlo todo.

El apetito interminable de petróleo del mundo, más allá
de su capacidad o voluntad para producirlo, aportó un
tercer factor. Los crecientes precios del petróleo
transfirieron dinero a los países ricos en
petróleo, contribuyendo nuevamente a la inundación
de liquidez. Si bien por ahora se desinflaron los precios del
petróleo, una recuperación robusta haría que
se dispararan otra vez.

Durante un tiempo, la gente hablaba casi favorablemente de la
inundación de liquidez. Pero esto sólo fue la otra
cara de lo que había preocupado a Keynes -una
insuficiente demanda agregada global-. La búsqueda de
retornos contribuyó al apalancamiento y a la
aceptación imprudente de riesgos
subyacentes a esta crisis.

El Gobierno de Estados Unidos, durante un tiempo,
compensará el ahorro creciente de los consumidores
norteamericanos. Pero si los consumidores de Estados Unidos pasan
de un nivel prácticamente cero de ahorro como
tenían a un modesto 4% o 5% del PBI, entonces el efecto
desalentador sobre la demanda (además del que resulte de
las caídas en la inversión, las exportaciones y
los gastos de los Gobiernos estatales y locales) no se
verá plenamente compensado ni siquiera por los programas
más grandes de gasto del Gobierno. En dos años, los
Gobiernos, conscientes de los gigantescos aumentos de la carga de
la deuda como resultado de los megarrescates y los asombrosos
déficits, se verán presionados a arrojar excedentes
primarios (donde el gasto del Gobierno neto de pagos de intereses
es menor que los ingresos).

Hace pocos años se le tenía miedo al riesgo de
un desdoblamiento desordenado de los "desequilibrios globales".
La crisis actual puede ser vista como parte de eso, pero es poco
lo que se está haciendo respecto de los problemas
subyacentes que dieron origen a esos desequilibrios. No
sólo necesitamos estímulos temporales, sino
soluciones a
más largo plazo. No es que exista una escasez de
necesidades; es sólo que quienes podrían satisfacer
esas necesidades tienen una escasez de fondos.

Primero: necesitamos revertir las tendencias preocupantes de
una creciente desigualdad. Una carga tributaria más
progresiva sobre los ingresos también ayudará a
estabilizar la economía a través de lo que los
economistas llaman "estabilizadores automáticos".
También ayudaría si los países desarrollados
avanzados cumplieran con sus compromisos de ayudar a los
más pobres del mundo aumentando sus presupuestos
de ayuda exterior al 0,7% del PBI.

Segundo: el mundo necesita enormes inversiones si ha de
responder a los desafíos del calentamiento
global. Los sistemas de transporte y
los patrones de vida deben cambiarse drásticamente.

Tercero: se necesita un sistema de reservas global. Tiene poco
sentido que los países más pobres del mundo les
presten dinero a los más ricos a tasas de
interés bajas. El sistema es inestable. El sistema de
reservas en dólares está deshilachándose,
pero probablemente sea reemplazado por un sistema
dólar/euro o dólar/euro/yen que es incluso
más inestable. Las emisiones anuales de una moneda de
reserva global (lo que Keynes llamaba
Bancor o el Fondo Monetario Internacional llama DEG)
podrían ayudar a estimular la demanda agregada global, y
utilizarse para promover el desarrollo y encarar los problemas
del calentamiento global.

Este ejercicio será lúgubre. El interrogante que
necesitamos formularnos ahora es: ¿cómo podemos
mejorar las posibilidades de que finalmente logremos una
recuperación robusta?

(Joseph E. Stiglitz es profesor de Economía en la
Universidad de Columbia y Premio Nobel de Economía en
2001. Copyright: Project Syndicate, 2009.
www.project-syndicate.org)

– Gobierno de EEUU prepara segunda fase de rescate financiero
(The Wall Street Journal – 18/1/09)

(Por Deborah Solomon, Jon Hilsenrath y Damian Paletta)

El gobierno estadounidense, reconociendo que la crisis
bancaria es mucho más grande de lo que pensaba
originalmente, está estableciendo las bases para una
segunda fase de su intento de rescate, con planes para purgar los
activos problemáticos que están paralizando al
sistema
financiero.

Los funcionarios del Tesoro, la Reserva Federal y Federal
Deposit Insurance Corp., en coordinación con el gobierno entrante,
están discutiendo un plan para crear un banco estatal que
compraría las inversiones y préstamos
problemáticos que están detrás de las
grandes pérdidas que los bancos estadounidenses siguen
reportando, aseguran funcionarios del gobierno. También se
está considerando una gigantesca garantía por parte
del gobierno de los activos de los bancos en contra de mayores
pérdidas.

Las negociaciones, las cuales se están intensificando,
muestran cómo el rápido deterioro de los activos de
los bancos está sobrepasando a los esfuerzos de rescate
del gobierno. Los bancos ahora no sólo pasan apuros con
las inversiones en bienes
raíces que desataron la crisis, sino también con
los préstamos automotrices, deuda de tarjeta de
crédito y otra deuda al consumidor que ha
sido golpeada por la tambaleante economía.

Las propuestas más recientes del gobierno están
dirigidas a atraer capital privado de regreso al sistema
bancario, un objetivo que
hasta el momento ha sido elusivo. "Todas estas ideas están
diseñadas para facilitar un aumento de los
préstamos en la economía", dijo la presidenta de
FDIC Sheila Bair. "Es esencial lograr que regrese algo de capital
privado a estos bancos".

Los economistas de Goldman Sachs calculan que las
instituciones financieras y los inversionistas de todo el mundo
finalmente registrarán US$ 2 billones (millones de
millones) en pérdidas, pero sólo han reconocido la
mitad de esas pérdidas hasta el momento. Esto asusta a los
inversionistas que de otra forma le darían a los bancos el
capital que necesitan y hace que los bancos sean reacios a hacer
nuevos préstamos. Los reguladores dicen que les preocupa
que la única fuente de capital que le queda a los bancos
sea el gobierno.

Otra de las principales opciones en discusión
sería el ampliar una técnica que el gobierno ya ha
usado en su rescate de Citigroup y Bank of America. En ambos
casos, el gobierno accedió a compartir las pérdidas
en un cierto grupo de activos. Los bancos accedieron a recibir el
primer golpe y los contribuyentes tienen que asumir el resto de
las pérdidas. En el caso de Citigroup, la cantidad total
de activos protegidos es más de US$ 300.000 millones.

Este plan de aseguramiento de pérdidas estaría
dispuesto a bancos tanto grandes como pequeños. Bair dijo
que ella y otros reguladores son partidarios de proveer
soluciones amplias en vez de las medidas ad hoc del año
pasado. Los funcionarios no están de acuerdo, sin embargo,
sobre si las garantías podrían ofrecerse
ampliamente, dada la complejidad y la variedad de instrumentos
que poseen muchas instituciones.

Bajo el plan de mal banco, las instituciones financieras se
desharían completamente de los activos. Bajo el plan de
seguro, estos se quedarían en sus balances. Esto lo hace
menos preferible, dicen algunos economistas, debido a que la
presencia de activos malos en los balances podría
preocupar a los inversionistas.

Los funcionarios estatales también contemplan el
expandir un programa existente de la Fed que busca alentar los
préstamos motivar a los inversionistas a comprar valores
respaldados préstamos al consumidor de alta calidad
recién emitidos. El gobierno podría expandir el
programa de otras formas: por ejemplo al acceder a garantizar
otro tipo de valores, tales como aquellos respaldados por
hipotecas comerciales o al comprar valores de menor calidad o
emitidos anteriormente.

– Gran Bretaña se prepara para lanzar un nuevo rescate
bancario (The Wall Street Journal – 19/1/09)

(Por Carrick Mollenkamp y Alistair MacDonald)

El gobierno británico ultima los detalles de las nuevas
medidas que agregará a su plan de rescate bancario, con el
cual tratará de estimular la concesión de
créditos y reanimar el mercado de
valores respaldados por préstamos, según
fuentes al
tanto.

El gobierno, que en octubre lanzó un paquete de rescate
de 500.000 millones de libras esterlinas (unos US$ 737.000
millones), que incluía inversiones de 37.000 millones de
libras esterlinas en tres bancos y garantías estatales
sobre la deuda emitida por los bancos, ahora planea asegurar a
los bancos contra las pérdidas producidas por
préstamos que serán incorporados a valores y
vendidos a los inversionistas, dijo una fuente.

Gordon Brown, primer ministro británico, y Alistair
Darling, ministro británico de Finanzas,
anunciarán hoy las medidas y Darling informará al
parlamento poco después.

El plan aún no está definido por completo y
podría cambiar. La semana pasada, Gran Bretaña
aprobó un programa de garantías por 21.000 millones
de libras esterlinas (cerca de US$ 31.000 millones) para la
pequeña y mediana empresa.

Los anuncios de hoy se producen después del desplome de
las acciones de la banca británica el viernes, lo que le
imprimió urgencia a las negociaciones del fin de semana.
Las acciones de Barclays PLC cayeron
25% y las de Royal Bank of Scotland Group PLC 13%. Las violentas
oscilaciones del mercado subrayan la incertidumbre en torno a la
salud del sistema
bancario del país. Una fuente al tanto dijo que la
caída bursátil del viernes pareció unir a
reguladores y banqueros en una posición común para
concretar la ampliación del plan de rescate.

– Gran Bretaña refuerza la ayuda a los bancos, pero
¿será suficiente? (The Wall Street Journal –
20/1/09)

(Por Carrick Mollenkamp, Sara Schaefer Muñoz y Alistair
MacDonald)

El gobierno del Reino Unido se comprometió a destinar
decenas de miles de millones de dólares adicionales para
reanimar un tambaleante paquete de rescate financiero. El anuncio
coincidió con la advertencia de uno de los principales
beneficiarios del plan, Royal Bank of Scotland Group PLC, sobre
pérdidas gigantescas en 2008.

La situación sugiere que los gobiernos a ambos lados
del Océano Atlántico luchan por no verse superados
por una crisis económica cada vez más profunda y
podrían estar quedándose sin municiones para
combatirla.

El plan más reciente del Reino Unido gira en torno a un
intento por asegurar a los bancos contra nuevas pérdidas,
una medida similar a los anuncios en Estados Unidos la semana
pasada para limitar las pérdidas de Citigroup Inc. y Bank
of America Corp. EEUU también contempla una segunda etapa
de su rescate financiero que involucraría una
garantía adicional sobre los activos bancarios y el
establecimiento de una entidad estatal dedicada a comprar los
activos tóxicos en los balances de los bancos.

Aún no se sabe cuándo tocarán fondo los
bancos. Eso quedó de manifiesto el lunes cuando Royal Bank
of Scotland (RBS) afirmó que espera que sus
pérdidas en 2008 oscilen entre 22.000 millones de libras
esterlinas y 28.000 millones de libras esterlinas (entre US$
31.800 millones y US$ 40.500 millones). Como parte del rescate,
la participación del gobierno en RBS aumentará de
58% a 70% y muchos opinan que una nacionalización total
del banco es probable. La acción de RBS se
precipitó 67% el lunes.

La pérdida de RBS también sugiere que la
participación del banco en la compra de ABN Amro Holding
NV por parte de un consorcio europeo probablemente pase a la
posteridad como una de las peores decisiones de la historia
bancaria. Una cuantiosa pérdida está ligada a un
préstamo de ABN al fabricante de químicos Lyondell
Chemical Co., el brazo estadounidense de una empresa
holandesa controlada por el industrial de origen ruso Len
Blavatnik, que este mes se acogió a las leyes de
bancarrota. "Duplicamos la apuesta en el momento equivocado",
señaló el presidente ejecutivo de RBS, Stephen
Hester. El precio de la acción de RBS llegó a 12
peniques, menos de lo que cuesta un paquete de chicles.

El último plan del gobierno británico se produce
sólo tres meses después de que el primer ministro,
Gordon Brown, anunciara un paquete de rescate de 400.000 millones
de libras esterlinas en octubre (unos US$ 590.000 millones), que
incluía una inyección de capital de 37.000 millones
de libras en RBS, HBOS PLC y Lloyds TBS Group PLC. Ese paquete
impidió un colapso de los bancos británicos, pero
no estabilizó el sector.

El plan más reciente es una apuesta de Brown a que el
sistema financiero británico se mantendrá a flote.
Brown, que debe convocar elecciones antes de mayo de 2010, fue
aclamado por el plan de octubre que se convirtió en un
modelo
global.

Esos halagos, sin embargo, ahora se desvanecen y el lunes el
líder
británico afirmó ante los periodistas que "estas
son épocas extraordinarias. Requieren de acciones sin
precedentes". George Osborne, vocero de finanzas del Partido
Conservador, contestó que el nuevo plan era "la
admisión más clara de que el primer rescate de los
bancos había fallado". El gobierno enfrenta importantes
preguntas sobre si el plan será suficiente para contener
los problemas de la banca.

"La escala de las
pérdidas, tanto de los activos existentes del mercado
financiero como de pérdidas de crédito futuras…
probablemente sea mucho mayor que el escenario para el que se
diseñaron las medidas tomadas en octubre", afirmó
Robert Law, analista bancario de Nomura International PLC.

Para los reguladores, se ha vuelto cada vez más claro
que la protección de los bancos requerirá de un
esfuerzo persistente que podría exigir miles de millones
de dólares más a lo largo de varios años.
Podrían necesitarse medidas más extremas,
incluyendo la nacionalización completa de RBS.
Según una fuente al tanto, tanto el gobierno como RBS
evaluaron esa opción en semanas recientes.

El gobierno de Gran Bretaña "está apostando a
que la economía global mejore y no tenga que llegar hasta
el extremo de nacionalizar, pero esa es la dirección en la que avanza",
señaló Simon Johnson, profesor de la escuela de
administración Sloan del Instituto de
Tecnología
de Massachusetts, MIT, y un ex economista jefe del Fondo
Monetario Internacional. "Pero nadie está completamente
preparado para eso a ambos lados del Atlántico, así
que hay que pasar por estos pasos intermedios".

El nuevo plan británico aglutina varias medidas en un
intento combinado por limitar las pérdidas por
préstamos incobrables y generar nuevos préstamos.
El gobierno planea obligar a los bancos que acepten la nueva
ayuda a cuantificar sus compromisos de préstamos, los que
serán auditados.

En un intento por limitar las pérdidas que los bancos
tendrán que absorber -y aliviar las necesidades de
capital- el gobierno británico accedió a asegurar
el 90% de las pérdidas bancarias una vez que los bancos
absorban un golpe inicial bajo un llamado "plan de
protección de activos". El plan, que podría durar
hasta cinco años, abarcará préstamos
hipotecarios comerciales y residenciales, complejos fondos de
deuda y préstamos apalancados. Una ventaja: ayudará
a los bancos a reducir la cantidad de capital necesario para
cubrir pérdidas previstas e imprevistas.

Muchos detalles del plan aún no están claros,
como la comisión que pagarían los bancos por el
seguro. El gobierno afirma que es difícil determinar el
costo total de
las medidas porque aún no está claro, cuánta
protección contra las pérdidas, solicitarán
los bancos. Funcionarios del Tesoro británico y ejecutivos
bancarios negocian actualmente sobre los activos qué
necesitan asegurarse.

Simon Adamson, analista de la firma de valores londinense
CreditSights, duda de que el plan sea suficiente para contener
los problemas del sector financiero. "Si esto no funciona en
términos de la economía en general, probablemente
no hay mucho más que el gobierno pueda hacer",
señaló.

– Europa toma medidas para asumir un mayor control directo
sobre los bancos (Negocios – 20/1/09)

Los gobiernos amplían los planes de rescate, pero a
cambio de
compromisos concretos y de que reactiven el préstamo.

(Por David Jolly)

Después de que la primera ronda de costosos rescates
bancarios y programas de estímulo se quedara corta, los
gobiernos europeos están tomando medidas más
enérgicas para tomar el control sobre los bancos y sus
políticas de crédito.

Pero a los contribuyentes les costará cientos de miles
de millones más. Con uno de sus principales bancos
enfrentado a unas pérdidas de 28.000 millones (40.600
millones de dólares), Gran Bretaña esbozó el
lunes los detalles de su nuevo plan de 100.000 millones para
ayudar a los bancos a limitar las pérdidas causadas por
los activos tóxicos, y conseguir que el crédito
vuelva a fluir ante el deterioro de las condiciones
económicas.

Acuerdos vinculantes

El gobierno británico ha anunciado que los bancos que
se beneficien del sistema tendrán que firmar acuerdos
legalmente vinculantes que les exijan otorgar más
préstamos a los consumidores y las empresas.

También se están programando otros planes
europeos. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y su
ministra de finanzas, Christine Lagarde, se reunieron ayer con
los banqueros franceses para presionarles para que presten
más dinero a las empresas.

"Los bancos deben entender que los tiempos han cambiado",
decía Lagarde el lunes en una entrevista en el diario
económico Les Êchos. "El presidente ha sido muy
claro: para beneficiarse de una nueva inyección de
capital, tendrán que asumir compromisos concretos", entre
ellos, renunciar a los bonus este año y moderar sus
dividendos.

Gobiernos e instituciones ya reconocen que los
estímulos y rescates prometidos en otoño no han
sido suficientes para alejar la marea de préstamos
impagados que tapona el sistema. Es más, puede empeorar a
medida que la crisis se acelera.

El lunes, la Comisión Europea advirtió de que la
Unión
Europea (UE) se enfrentaba a una "recesión profunda y
prolongada". Pronosticó que la economía de la UE se
contraería un 1,8% en 2009, con la pérdida de 3,5
millones de empleos. "Los bancos y los gobiernos tienen agendas
divergentes", explica Simon Adamson, analista bancario en
CreditSights. "Los gobiernos quieren que los bancos sigan
concediendo créditos. Desde el punto de vista de los
bancos, los préstamos imprudentes han sido uno de los
caminos por los que se han metido en este lío".

En Londres, el Tesoro ha anunciado que "protegería a
las instituciones financieras frente a la exposición
a futuras pérdidas excepcionales por crédito sobre
ciertas carteras de activos" a cambio de una tarifa. Las nuevas
medidas también autorizarán al Banco de Inglaterra a
comprar 50.000 millones de "activos de alta calidad" del sector.
Esto daría al banco central más herramientas
de política
monetaria después de recortar sus tipos de
interés al 1,5% el 8 de enero, el nivel más bajo de
una historia que tiene ya siglos.

El primer ministro Gordon Brown ha dicho que está
"enfadado" con el Royal Bank. "Casi todas sus pérdidas
están en los mercados subprime americanos o relacionadas
con la adquisición de ABN Amro", apuntó. "Y esos
son riesgos irresponsables que fueron asumidos por un banco con
el dinero de la gente del Reino Unido".

Costes

El Tesoro británico ha anunciado que las últimas
medidas costarían a los contribuyentes otros 100.000
millones además del plan de 37.000 millones anunciado en
octubre y un plan de estímulo de 20.000 millones planteado
en noviembre. De todas formas, Brown y su ministro de
Economía, Alistair Darling, han señalado que los
fondos estatales traerían aparejados ciertos compromisos,
ya que a todos los bancos que se beneficien de estas nuevas
medidas se les exigirá que aumenten el préstamo. A
Royal Bank ya se le exigirá que preste 6.000 millones en
los próximos 12 meses. Los funcionarios también
ordenarán al Norhern Rock, la
hipotecaria nacionalizada hace un año, que preste
más.

"Es un paso en la dirección correcta", ha dicho Peter
Dixon, de Commerzbank, sobre los últimos planes de
rescate. "Pero al final, los bancos o tienen que nacionalizarse o
tienen que segregar sus préstamos incobrables a otra
entidad. Es la única forma de que sean claros sobre su
capital".

Dinamarca anunció el domingo un plan de ayuda de 18.000
millones de dólares para sus bancos, diciendo que
inyectaría los fondos con la condición de que
aumentaran el crédito. En Francia, el
gobierno acordó en 2008 prestar a los seis bancos
principales 10.500 millones de euros y Lagarde ha dicho que
tenía la autorización de la UE para ir adelante
ahora con una cantidad equivalente.

El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, ha reconocido que
2009 "será muy difícil". Pero que es posible que
los inversores estén siendo excesivamente pesimistas de
cara al futuro. "Tras haber infravalorado los verdaderos riesgos
que nos esperaban en 2008 y 2009", dice, "sería un error
de igual magnitud que los actores del sector privado
sobreestimaran ahora los peligros que nos esperan".

– El fantasma de la nacionalización de la banca recorre
las bolsas de EEUU y Gran Bretaña (The Wall Street Journal
21/1/09)

(Por E.S. Browning, David Enrich y Jon Hilsenrath)

Las acciones de los principales bancos de Estados Unidos
cayeron a su nivel más bajo desde que se desatara la
crisis financiera, después de que una nueva ronda de
pérdidas hiciera añicos la confianza de los
inversionistas. Éstos parecen comportarse como si el
gobierno nacionalizará las instituciones financieras
más perjudicadas.

La llegada del nuevo gobierno encabezado por Barack Obama
añadió tanto temor como esperanza a este explosivo
cóctel y los inversionistas anticipan medidas
drásticas en los próximos días para
apuntalar los bancos y restaurar la confianza, aunque eso
signifique nuevas sacudidas para los accionistas. Las autoridades
siguen con atención la evolución de los mercados y evalúan
nuevas medidas para fortalecer a los bancos, aunque sea a costa
de los accionistas.

Los problemas no se limitan a EEUU. Ayer, los esfuerzos de
Gran Bretaña para rescatar a sus bancos provocaron una
respuesta turbulenta de los inversionistas. La libra esterlina se
precipitó a su nivel más bajo desde 2002 en medio
de una desconfianza generalizada sobre la estabilidad de los
bancos y el temor de que el gobierno del primer ministro Gordon
Brown, que ya ha inyectado 37.000 millones de libras esterlinas
(unos US$ 53.500 millones) en los tres bancos principales, se vea
obligado a nacionalizar.

En el resto de Europa cayeron los precios de los bonos
soberanos, una señal del creciente temor de que los
gobiernos se vean forzados a asumir costos cada vez
más altos con tal de mantener a flote sus sistemas
bancarios. El gobierno alemán proyectó una
contracción de 2% para este año y la moneda
húngara alcanzó un mínimo
histórico.

Por su parte, el banco central de Canadá recortó
su tasa de
interés de referencia en medio punto porcentual a su
mínimo histórico.

Las acciones de los bancos estadounidenses descendieron cerca
de 20% para alcanzar su menor nivel en más de diez
años. La caída arrastró al Promedio
Industrial Dow Jones, que declinó 332 puntos, un 4% para
quedar en 7.979,09 puntos. La acción de Citigroup
perdió 20%, a US$ 2,80, y la de Bank of America 29%, a US$
5,10. Esto constituye una señal de que los inversionistas
no ven mucho valor en los títulos de los bancos.

La gota que colmó el vaso fue el anuncio de State
Street Corp., un banco considerado de bajo riesgo que juega un
papel fundamental en el sistema financiero al gestionar efectivo
para empresas e inversionistas, que registraría casi US$
10.000 millones en pérdidas. La acción de la
entidad se derrumbó 57% ayer. State Street, que sigue
siendo rentable, aclaró que la pérdida estaba
ligada a su exposición a vehículos de
inversión que emitían valores respaldados por
créditos hipotecarios.

"El temor va en aumento en el mercado", dice John McDonald,
analista de Sanford C. Bernstein & Co. Los inversionistas
están huyendo de las acciones bancarias "porque no saben
cuál será la siguiente solución del gobierno
y hay un temor de que cualquiera que sea, en última
instancia, vaya a diluir a los accionistas".

Los inversionistas, que hacia fines del año pasado,
parecían dispuestos a creer que el sistema financiero
había iniciado una mejoría, se vieron sorprendidos
por una nueva serie de tropiezos y pérdidas. La semana
pasada, Merrill Lynch reportó una gran pérdida
inesperada, mientras su propietario, Bank of America,
recibió su segunda infusión de capital por parte
del gobierno estadounidense.

El último recurso

Asimismo, varios bancos regionales considerados estables han
reconocido en los últimos días tener problemas.
James Smith, presidente ejecutivo de Webster Financial Corp., un
banco de Connecticut con unos US$ 17.000 millones en activos que
advirtió recientemente que los resultados de su cuarto
trimestre no pintan bien, dice que la nacionalización
será el último recurso pero que ya no le parece
impensable.

"El último recurso ya no parece estar tan lejos en este
momento, especialmente dadas las valuaciones", señala
Smith.

En Washington, las autoridades seguían atentamente los
acontecimientos y consideraban nuevas medidas que podrían
ir más allá de sus acciones iniciales de comprar
US$ 250.000 millones en acciones preferentes en los bancos.
Ahora, podrían ensayar otras estrategias, como
la compra de valores que se conviertan en acciones comunes. Las
acciones preferentes pagan dividendos pero carecen de derechos de voto.

La Reserva Federal de EEUU (Fed) es reacia a tomar el paso
más extremo: la nacionalización de la banca. Un
motivo que explica su reticencia es la preocupación de que
el gobierno no sea capaz de gestionar los bancos.

La Fed, sin embargo, ha estudiado con cuidado los rescates
bancarios en lugares como Japón y Suecia, y es consciente
de que varios de sus mayores bancos insolventes terminaron siendo
nacionalizados.

Representantes del banco central dicen que aún no han
llegado a ese punto, pero que lo tomarán en cuenta si la
economía sigue empeorando. El nuevo gobierno de Obama y el
Congreso jugarían un papel crucial en estas decisiones,
porque implicarían mucho más que el uso del dinero
de los contribuyentes.

(Alistair MacDonald y Neil Shah contribuyeron a este
artículo)

– Vuelve la mano visible del Estado (El Confidencial –
21/1/09)

(Por Carlos Sánchez)

Más claro no se puede decir. Ni probablemente en mejor
foro. Pero lo cierto es que,
por primera vez desde el New Deal de Roosevelt, un presidente de
EEUU cuestionó ayer la capacidad del libre mercado -sin la
intervención de los poderes públicos- para asignar
eficientemente los recursos económicos. "Esta crisis
–dijo Obama- nos ha recordado a todos que sin vigilancia,
el mercado puede descontrolarse, y que una nación
no puede prosperar durante mucho tiempo si favorece sólo a
los ricos".

¿Quiere decir esto que estamos ante un líder
radical convencido de que hay que intervenir de forma decisiva en
la economía? No parece que esa sea su intención.
Obama hizo ayer un ejercicio de pragmatismo
económico. Consciente de que EEUU sigue siendo un
país conservador. Su intención es gobernar una
nueva mayoría social, no sólo parlamentaria, y eso
puede explicar su obsesión por el equilibrio.
Por satisfacer a casi todos. Por situarse por encima de las
ideologías. Pero partiendo de un principio irrenunciable
en EEUU: el poder del mercado "para generar riqueza y expandir la
libertad no
tiene rival".

A partir de este principio, el discurso
económico de Obama, estuvo lleno de realismo.
Intentando convencer a los estadounidenses de que las discusiones
sobre el tamaño del sector
público o sobre si hay que regular el mercado, son
estériles, pertenecen a un tiempo que ya no sirve. "La
pregunta que nos hacemos hoy no es si nuestro Gobierno es
demasiado grande o pequeño, sino si funciona para ayudar a
las familias a encontrar trabajo con un sueldo decente". O si
funciona para que puedan pagar "los cuidados que necesitan y una
jubilación digna". Es decir, una nueva versión del
célebre "gato negro, gato blanco: lo importante es que
cace ratones", que popularizó Felipe González tras
un viejo a China. Pero a escala planetaria.

Si algo está claro tras el discurso de Obama es que
EEUU no renuncia a ser la locomotora mundial, aunque haya que
reconocer la gravedad de la crisis. Si en España el
Gobierno tardó meses en reconocer la que se venía
encima, Obama arrancó ayer su discurso sin tapujos.
"Nuestra economía está gravemente debilitada como
consecuencia de la codicia y de la irresponsabilidad de algunos;
pero también por el fracaso colectivo a la hora de elegir
opciones difíciles y de preparar a la nación
para una nueva era". Obama en estado puro. Sin rodeos y con la
bandera del cambio como eje de su actuación. Destrozando
algunos tabúes instalados en EEUU en la era Bush. La
imposibilidad de luchar contra el cambio climático porque
pone en peligro la competitividad
del país.

Energías renovables

Obama, por el contrario, dejó bien claro que
está dispuesto a utilizar "el sol, el viento
y la tierra para
alimentar a nuestros automóviles y hacer funcionar
nuestras fábricas". Es decir, utilizando energías
renovables frente al consumo de
energías fósiles, de uso intensivo durante el
mandato de la anterior Administración por la influencia de los
lobbies petroleros texanos sobre el ex presidente Bush.
"Transformaremos nuestras escuelas y universidades para hacer
frente a las necesidades de una nueva era", dijo Obama.

Guiño a los ecologistas pero también a quienes
apuestan por el gasto
público como nuevo motor del
crecimiento. "Construiremos carreteras y puentes, las redes eléctricas y
las líneas digitales que alimentan nuestro comercio y nos
mantienen unidos. Pondremos a la ciencia en
el lugar donde se merece y aprovecharemos las maravillas de la
tecnología para aumentar la calidad de la sanidad y
reducir su coste", aseguró.

¿Qué hay de su compromiso electoral de
universalizar la asistencia sanitaria para 40 millones de
norteamericanos que no tienen dinero para pagarse un seguro
privado? En el discurso no hay rastro de esa promesa. Pero hay
que tener en cuenta que tampoco el escenario era el más
adecuado para bajar al detalle. Se trataba tan sólo de
enunciar los principios. Obama dijo que lograr ese objetivo no es
una cuestión de caridad, sino que hunde sus raíces
en la necesidad de alcanzar la prosperidad de la nación
"dando mayores oportunidades" a todos los estadounidenses.

Pero también un mensaje a navegantes. No
mencionó el "célebre sangre, sudor y
lágrimas" que prometió Churchill a los
británicos en la II Guerra Mundial, pero sí
dejó bien claro que "el tiempo del inmovilismo, de la
protección de intereses limitados y de aplazar las
decisiones desagradables ha pasado". Y lo dice en un país
en el que toda la industria pide
dinero al Gobierno para salvarse de la bancarrota. Y en el que
ningún Gobierno, en los últimos años, ha
adoptado medidas impopulares.

"A partir de hoy, debemos levantarnos, sacudirnos el polvo y
volver a empezar la tarea de rehacer Estados Unidos". Palabra de
presidente.

– El mayor déficit en 50 años en EEUU (Cinco
Días – 21/1/09)

Más paro y
recesión marcan la herencia recibida
de Bush.

La herencia económica que recibe Barack Obama es tan
excepcional como su elección al frente de la Casa Blanca.
Los números asustan. Si tradicionalmente la
economía de Estados Unidos se ha permitido un
déficit presupuestario y por cuenta corriente de
envergadura, el desequilibrio alcanzado en los últimos
años es histórico. En el caso del déficit
fiscal, la Oficina Presupuestaria del Congreso de EEUU augura un
desfase entre ingresos y gastos que este nuevo año
alcanzaría 1,2 billones de dólares (el 8,3% del
PIB), cifra no vista desde los años 50, posteriores a la
II Guerra Mundial. Lejos quedan los 236 millones de
superávits fiscales obtenidos por la
administración Clinton en 2000.

Los últimos años de Bush se han caracterizado
por el uso de la billetera para financiar los ingentes gastos
militares, sobre todo en Irak y
Afganistán.

El mayor problema reside ahora en que la economía
norteamericana no es capaz de generar los recursos suficientes
para que ese déficit no se dispare. La demanda de los
hogares se desacelera, presa de su endeudamiento (97% del PIB), y
la actividad industrial, otro de sus puntos fuertes, hace aguas.
En este contexto la recesión está asegurada. La
Oficina Presupuestaria prevé que este año el PIB
caiga un 2,2% y, lo que es peor que la tasa de paro alcance el
8,3% de la población activa, algo considerado inusual
en la economía más flexible del planeta, capaz de
recolocar a sus desempleados en otros sectores en un tiempo
récord. De momento, el paro ha cerrado 2008 aumentando
hasta el 7,2% el peor dato en 15 años.

Ni siquiera un dólar debilitado frente al euro y el yen
sirve para aliviar el déficit comercial (700.000 millones
hasta octubre), ante la pujanza industrial de Japón o la
emergente de China o India.

Por si fuera poco, la crisis bancaria, iniciada con las
hipotecas subprime (de alto riesgo), y extendida por el colapso
de la banca de inversión ahoga al sistema financiero y
enfría las posibilidades de un pronta recuperación.
La propia Reserva Federal cuenta con que la recesión sea
más larga de lo esperado hace sólo seis meses.

La ayuda a los bancos para salvar sus cuentas, aprobada por la
administración saliente (700.000 millones de
dólares) y el macropaquete de ayuda fiscal (inversiones y
rebaja de impuestos) que planea Obama vienen a elevar aún
más la presión
sobre el presupuesto.

Mientras eso ocurre, el Departamento del Tesoro ha pedido
informes
mensuales a los bancos que han recibido capital del plan
gubernamental de rescate. El objetivo es aumentar la
transparencia y presionar a las entidades financieras para que
trasladen la liquidez cuanto antes al resto de la
economía. El descenso de los tipos de interés al
umbral de entre el 0,25% y el 0% decidida por la Reserva Federal
debería echar una mano a la inversión empresarial y
el consumo de los hogares. Sin embargo, la sombra de la deuda es
alargada. Sólo hasta el tercer trimestre de 2008 alcanzaba
el 342% del PIB.

Retos económicos y políticos

Estímulo de la economía. El principal objetivo.
Su plan de ayuda ronda los 800.000 millones de dólares
entre recortes de impuestos y estímulo a la
inversión. Necesita del beneplácito del Congreso.
Se sumaría a la ayuda pública a la banca, ya
aprobada. La Reserva Federal ya ha indicado que el plan fiscal
puede quedarse corto ante el grave deterioro de la
economía y el paro.

Sanidad para todos. Obama ha prometido reformar el sistema de
salud para que la cobertura llegue al máximo posible. En
la actualidad millones de norteamericanos no disponen de seguro
médico porque no pueden pagarlo.

Industria. El plan de ayuda incluye subvenciones a los
sectores empresariales más desfavorecidos entre los que se
encuentra la industria, en especial la
automovilística.

Medio ambiente.
Estímulo de las energías renovables y
reducción progresiva de la
contaminación.

Política exterior. Salida ordenada de las tropas de
Irak, cierre de Guantánamo y reconducción del
conflicto en
Oriente Medio. Todo bajo un giro de política que ponga fin
al "'unilateralismo" de la administración Bush. Ello
implica, no obstante, mantener la lucha "implacable contra el
terror".

– Roubini: "El sistema bancario está en quiebra" (El
Confidencial – 21/1/09)

Nouriel Roubini. Su palabra va a misa en los mercados
financieros y ayer, lo volvió a demostrar. El pánico
se apoderó una vez más de las bolsas
estadounidenses y de los valores
financieros después de que el gurú del credit
crunch, Nouriel Roubini, hablara ayer de quiebra sector bancario
estadounidense.

"Los problemas de Citi, Bank of America y otros sugieren que
el sistema está en bancarrota. En Europa sucede lo mismo",
fueron las palabras lanzadas ayer en Dubái y recogidas por
Bloomberg, por este profesor de Economía en la Universidad
de Nueva York que predijo la crisis financiera internacional y
que alertó de que lo peor estaba aún por
llegar.

Roubini estimó que "las pérdidas crediticias
podrían alcanzar máximos de 3,6 billones de
dólares para las entidades estadounidenses. De ser
así, eso significa que el sistema financiero es
efectivamente insolvente porque los bancos parten con una
posición de capital de 1,4 billones. Estamos ante una
crisis bancaria sistémica", fueron sus palabras.

En las últimas sesiones, las bolsas europeas han
caído con fuerza
arrastradas por el sector financiero a medida que los mercados
observan que los esfuerzos de los gobiernos para restablecer la
confianza en la industria financiera no conseguirán evitar
un empeoramiento de la recesión mundial. Hoy, el
pánico vendedor se repite de nuevo en Europa tras el
batacazo de ayer de Wall Street.

Las pérdidas y las provisiones de las entidades
financieras en todo el planeta han superado el billón de
dólares desde que el mercado hipotecario subprime de
Estados Unidos colapsara en 2007, según estimaciones de
Bloomberg. Unas cifras que siguen saliendo a la luz. Bank of
América, el mayor banco de Estados Unidos
por activos, anunció el viernes pasado pérdidas
trimestrales de 1.790 millones de dólares, las primeras
desde 1991 y recibió 138.000 dólares de emergencia
de las arcas públicas.

Citigroup, por su parte, anunció un agujero en el
cuarto trimestre de 2008 de 8.290 millones, despidiendo el peor
año de su historia. Asimismo anunció la
división del grupo, su desguace en dos bajo el plan de su
CEO Vikram Pandit para reflotar el grupo.

"El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se verá
obligado a utilizar hasta un billón de dólares de
fondos públicos para recapitalizar el sector financiero,
después de los 350.000 millones de dólares
inyectados por la administración Bush", en declaraciones
de Roubini a Bloomberg. El Congreso de Estados Unidos
aprobó el año pasado un plan de rescate millonario
de 700.000 millones de dólares, de los cuales, la mitad
todavía no se han distribuido.

– Los bancos se hunden en bolsa: Roubini vaticina la quiebra
del sector (El Confidencial – 21/1/09)

Los bancos no consiguen remontar el vuelo en bolsa. El
pesimismo y la desconfianza se han instalado en torno a un sector
herido por la crisis financiera y al que las medicinas
suministradas por los diferentes Gobiernos del planeta
-inyecciones de capital, nacionalizaciones, etc.-, no consiguen
curar. Tal es la gravedad de la crisis que el gurú del
credit crunch, Nouriel Roubini, vaticinó ayer desde
Dubái la bancarrota del sistema bancario a ambos lados del
Atlántico. "Los problemas de Citi, Bank of America y otros
sugieren que el sistema está en bancarrota. En Europa
sucede lo mismo", fueron sus palabras, que cayeron ayer como una
bomba sobre Wall Street, provocando el derrumbe de valores como
State Street (-59%) o Bank of America (-29%). La reacción,
primero en Asia y ahora en
Europa, no se ha hecho esperar. Los bancos vuelven a caer a
plomo.

"El globo de la fiesta estalló. Tristemente el rally
que esperábamos por (la investidura) de Barack Obama
parece que se ha quedado en pólvora mojada. El sector
bancario se encuentra en un estado grave. No podía haber
elegido un momento peor para tomar posesión del cargo",
comenta a Reuters Justin Urquhart Stewart, director de Seven
Investment Management.

Los bancos británicos se llevan el golpe más
duro. Barclays se hunde cerca de un 20%. La entidad ha visto
cómo desde principios de enero se ha evaporado más
de un 60% de su valor en bolsa. No pintan mejor las cosas para
Lloyds Bank, con pérdidas del 13% que sitúan sus
acciones en mínimos de diez años. Ayer, Exane BNP
Paribas señalaba en una nota a los mercados, que ambas
entidades tenían un 25% de probabilidades de pasar a manos
públicas, mientras que hoy, un asesor del primer ministro
británico Gordon Brown, y presidente del comité
selecto del Tesoro, John McFall ha abogado hoy por la completa
nacionalización de Lloyds y Royal Bank of Scotland en
vista del desplome de sus acciones.

Royal Bank of Scotland abría este lunes la Caja de
Pandora al anunciar las mayores pérdidas de la historia
empresarial del Reino Unido, que ese mismo día anunciaba
su segundo y ambicioso plan de rescate del sector financiero que,
al tenor de los acontecimientos, parece haber caído en
saco roto.

No pintan mejor las cosas fuera de las islas. Deutsche Bank
pierde más de un 5% tras conocerse que dos de sus hedge
funds registraron pérdidas masivas en 2008. BNP Paribas
cede más del 4% e Intesa San Paolo, un 5,8%.

En España, Santander y BBVA amplían la
caída al 3,7% y al 4,3%, respectivamente. Desde que
comenzó el año, los dos gigantes bancarios europeos
acumulan una caída superior al 20% y han arrastrado tras
de sí al Ibex 35, con pérdidas anuales que ya
superan el 10%. El selectivo español se deja en los
primeros compases más del 1% y se sitúa en
mínimos anuales ligeramente por encima de los 8.100 puntos
y se asoma a los mínimos de noviembre. "El selectivo
está tanteando el soporte de los 8.100 puntos y no
descartamos que lo perfore en próximas sesiones pudiendo
encontrar nuevos soportes en torno a los 8.000 o incluso 7.700
puntos", comenta un operador a Reuters.

Las primeras sesiones alcistas del año han quedado en
el olvido y las principales plazas europeas acumulan ya
pérdidas anuales que superan el 10%.

– Los bancos británicos comienzan una carrera para
impedir su nacionalización (The Wall Street Journal –
21/1/09)

(Por Sara Schaefer Muñoz y Carrick Mollenkamp)

Apenas dos días después de que Gran
Bretaña divulgara sus más recientes medidas de
rescate financiero, dos de los mayores bancos del país y
el gobierno libran una ardua batalla para impedir que el plan se
convierta en una nacionalización total.

Mientras el nerviosismo de los inversionistas acerca de los
bancos y las finanzas del país castiga a las bolsas, el
Royal Bank of Scotland Group PLC y Lloyds Banking Group PLC se
encuentran en una posición precaria: si necesitan una
nueva inversión para apuntalar su capital, probablemente
tendrán que acudir al gobierno. Eso los ha embarcado en
una carrera contra reloj para tranquilizar a acreedores y
depositantes y vender activos para levantar el efectivo que
necesitan para absorber mayores pérdidas en momentos en
que la economía británica va de mal en peor.

En tanto, los funcionarios del gobierno se esfuerzan por
ultimar los detalles de un plan diseñado para tranquilizar
a los mercados al asegurarles que las pérdidas de los
bancos no serán tan cuantiosas. Paul Tucker, el encargado
de los mercados financieros del Banco de Inglaterra, el banco
central, afirmó el miércoles en el Parlamento que
la agitación de los últimos días
había sido una "distracción", pero que aún
cree que el paquete de rescate tiene posibilidades "razonables"
de surtir efecto. El primer ministro Gordon Brown aseguró
que una nacionalización no solucionaría el hecho de
que los bancos no están prestando.

El gobierno británico ya posee un 70% de Royal Bank of
Scotland (RBS) y el 43% de Lloyds, lo que quiere decir que tiene
un control significativo sobre ambos. Dar el siguiente paso y
nacionalizar un 100% de los bancos, sin embargo, no sólo
significaría una situación vergonzosa para Brown,
sino que también dejaría a los contribuyentes con
unos 3 billones de libras esterlinas (millones de millones) (unos
US$ 4 billones) en nueva deuda, una cantidad que superaría
con creces la producción anual del país. Es
más, dejaría al gobierno en la posición
políticamente delicada de decidir cuáles empresas
deberían recibir préstamos y de expulsar de sus
viviendas a deudores hipotecarios morosos. Un banco estatal
también podría afectar injustamente a la competencia
debido a que los clientes
podrían preferir operar con una institución
soberana.

"La nacionalización es un último recurso, casi
tan desagradable para el gobierno como lo es para los
accionistas", afirmó Bruno Paulson, analista de Sanford
Bernstein en Londres.

Algunos inversionistas creen que la nacionalización es
prácticamente un hecho consumado. Las acciones de los
bancos de Gran Bretaña cayeron el lunes y el martes luego
del anuncio del lunes de las medidas planeadas por el gobierno y
el Banco de Inglaterra para estimular los préstamos y
asegurar las pérdidas provocadas por activos
incobrables.

El miércoles, los precios bursátiles se
estabilizaron. La acción de RBS subió 2,20 peniques
a 12,50 peniques mientras que la de Lloyds, una
combinación de HBOS PLC y Lloyds TSB Group PLC,
subió 0,3 peniques a 43,1 peniques. La acción de
Barclays PLC anotó un descenso de 6,8 peniques, a 66,1
peniques, un reflejo de las preocupaciones de que el banco
podría tener que acudir al gobierno en busca de
capital.

Hasta ahora, no parece que una corrida de depósitos o
un éxodo de acreedores -dos factores que llevarían
a la nacionalización- se estén produciendo a gran
escala. El año pasado, el gobierno se vio obligado a
nacionalizar al banco
hipotecario Northern Rock PLC luego de que fuera blanco de la
primera corrida bancaria del país en más de un
siglo.

Dejando de lado las corridas bancarias, tanto los reguladores
como los bancos enfrentan tareas difíciles.

Una pieza central en el más reciente paquete de rescate
del gobierno es un plan para otorgar seguros que
limiten las pérdidas de los bancos sobre préstamos
e inversiones que se vuelven incobrables. Pero la falta de
certeza sobre el precio de los seguros se está sumando al
nerviosismo de los mercados y ha generado dudas sobre si el plan
funcionará. El gobierno afirma que es difícil
determinar el costo total del plan de seguros, porque aún
no está claro cuánta protección
demandarán los bancos. Las precisiones podrían
llegar recién en febrero, según una fuente al
tanto.

RBS y Lloyds, al mismo tiempo, necesitan encontrar compradores
para toda clase de
activos, en momentos en que las fuertes pérdidas
están dañando la confianza seriamente.

Una gran interrogante en Gran Bretaña es Barclays, que
a fines del año pasado eludió una inyección
por parte del gobierno al levantar capital entre inversionistas
de Medio Oriente.

Luego de una repentina caída del 25% en sus acciones el
viernes pasado, el banco emitió un comunicado diciendo que
sus resultados de 2008 excederán las expectativas de los
analistas de 5.300 millones de libras esterlinas, US$ 7.500
millones. Los resultados serán anunciados el 17 de
febrero.

– El laborismo sugiere nacionalizar RBS y Lloyds (Cinco
Días – 22/1/09)

El presidente de la Comisión del Tesoro del Parlamento
británico instó ayer a que el Ejecutivo nacionalice
Royal Bank of Scotland (RBS) y Lloyds. John McFall, legislador
del Partido Laborista del primer ministro Gordon Brown, hizo ayer
esa sugerencia en una columna de opinión en Financial
Times junto con Jon Moulton, responsable de la firma de
inversiones Alchemy Partners. En el documento afirman que hay
"considerables expectativas" de que se nacionalicen las dos
entidades y, "si va a ocurrir, cuánto antes se haga,
mejor". Consideran que esta medida solucionaría las
contradicciones derivadas de la actual nacionalización
parcial de ambos bancos.

– EEUU, Francia y Bélgica renuevan sus apoyos a la
banca (Cinco Días – 22/1/09)

Tim Geithner se presentó ayer ante el comité del
Senado que tiene que aprobar su designación diciendo que
el TARP, el plan de salvamento de la banca, debe ser reformado y
que hay que asegurar que el crédito fluya. EEUU se une a
Francia y Bélgica en un renovado impulso para asegurar la
estabilidad financiera. París dará 10.500 millones
a sus bancos.

Geithner, que pasó buena parte de la jornada
respondiendo a preguntas sobre los errores de sus declaraciones
de Hacienda, dijo a los legisladores que el TARP necesita una
reforma fundamental para ayudar urgentemente no solo a la gran
banca sino también a las familias y las empresas. El
Gobierno de Obama se va a hacer con la segunda parte de la
dotación de este plan, 350.000 millones de dólares
(271.500 millones de euros), y en palabras de Geithner hay que
asegurar el crédito para apoyar el crecimiento.

En un ambiente de suma desconfianza en la salud de la banca y
temores sobre nacionalizaciones, Geithner dijo que la idea de
crear un "banco malo" por el Gobierno para gestionar los activos
tóxicos del sector es compleja pero no la
desestimó.

Los planes para afianzar el crédito no se quedan en una
sola de las orillas del Atlántico. Nicolas Sarkozy ha
concedido 10.500 millones de euros más a las seis
principales entidades de crédito de Francia. El presidente
galo exige, a cambio, que los ejecutivos de estos grupos renuncien
a sus bonificaciones.

El anuncio se ha producido un día después de que
el primer ministro británico, Gordon Brown, comunicase la
puesta en marcha de un segundo plan de rescate financiero en tres
meses. El plan francés prevé dotar a los bancos de
recursos computables como Tier 1 en forma de deuda híbrida
o la emisión de acciones preferentes sin derecho a
voto.

Crédit Agricole y Société
Générale indicaron el martes que no pagarán
bonus a sus principales directivos. BNP Paribas se
pronunció en el mismo sentido hace una semana.
Precisamente, esta entidad aclaró que puede recibir 2.550
millones de euros con las ayudas. Société
Générale obtendrá 1.700 millones.

Mientras, el Ejecutivo belga estudia lanzar un segundo plan de
rescate bancario siguiendo el modelo de Reino Unido. Una hipótesis que se baraja es crear un "banco
malo" al que se enviarían activos tóxicos de las
entidades belgas, que suman 50.000 millones de euros.

– Hypo Real Estate recibe 12.000 millones más de ayuda
(Cinco Días – 22/1/09)

El consorcio inmobiliario y financiero Hypo Real Estate
Holding ha obtenido garantías del Estado por 12.000
millones de euros adicionales, informó ayer el Fondo de
Estabilización de los Mercados Financieros (SoFFin, en
alemán). Con este nuevo apoyo, el grupo acumula 42.000
millones de euros en avales públicos. Hypo Real Estate una
de las primeras víctimas germanas de la crisis. En
noviembre recibió garantías por 20.000 millones y
en diciembre otros 10.000 millones.

– El tsunami bancario anticipa el colapso de la deuda
pública en EEUU y Gran Bretaña (Libertad Digital –
22/1/09)

Máximo nivel de alerta en el día 1 de la era
Obama. El valor de la banca se volatilizó ante la
"insolvencia" sistémica en EEUU y Gran Bretaña.
Obama y Brown avanzan hacia la nacionalización bancaria.
La calidad de su deuda pública corre peligro, lo que
pincharía la burbuja de los bonos.

LD (M. Llamas) Los acontecimientos se precipitan por momentos.
El defcon one, término referido al máximo nivel de
alerta en un sistema de defensa, ya no se percibe, ni mucho
menos, como algo improbable entre los analistas, ante las
advertencias de que el sistema bancario de las primeras potencias
mundiales está en "quiebra".

Tal y como adelantó Libertad Digital, el gurú y
exitoso inversor en materias primas Jim Rogers lanzó una
advertencia cruda y contundente el pasado 16 de diciembre: "La
mayoría de los grandes bancos de EEUU está en
bancarrota". El pasado martes fue el prestigioso profesor de la
Universidad de Nueva York, Nouriel Roubini, el que incidió
nuevamente en esta misma tesis: Las
entidades financieras de EEUU se enfrentan a unas pérdidas
de 3,6 billones de dólares mientras que su capital no
alcanza los 1,4 billones. Es decir, es "insolvente", lo cual se
traduce en una "crisis bancaria sistémica".

La banca de EEUU y Gran Bretaña es "insolvente"

Sin embargo, la banca de la primera potencia mundial
no es la única que está en quiebra. Los analistas
del Royal Bank of Scotland (RBS) advertían lo siguiente,
poco después de que esta entidad anunciara unas
pérdidas históricas superiores a los 30.000
millones de euros en 2008: Los grandes bancos británicos
son "técnicamente insolventes". Además, Rogers
instaba ayer mismo a los inversores a que vendieran todas las
libras que pudieran tener y recomendaba que retiraran todo su
dinero de la economía británica.

Nuevos rescates financieros

El problema es que tales advertencias no son meras
especulaciones, a la vista de los últimos acontecimientos.
El Gobierno de EEUU acudió la pasada semana al rescate del
mayor banco hipotecario privado del país. En concreto, el
Tesoro, la Reserva Federal (FED) y el Fondo de Garantía de
Depósitos (FDIC) acordaron inyectar 138.000 millones de
dólares al Bank of America. Además, las autoridades
estadounidenses están estudiando la nacionalización
del gigante Citigroup, tras registrar unas pérdidas de
18.000 millones de dólares en 2008.

Es decir, el Gobierno de EEUU baraja la posibilidad de
adquirir entidades financieras históricas. Lo mismo ocurre
en el caso del Reino Unido. Ayer, un asesor del primer ministro
británico, Gordon Brown, y presidente del comité
selecto del Tesoro, John McFall, recomendó
públicamente la completa nacionalización de grandes
bancos como Lloyds, Royal Bank of Scotland e, incluso, Barclays,
en vista del desplome de sus acciones. Todos estos datos, relativos
a la "insolvencia bancaria" y "nacionalización" directa de
grandes entidades, han tenido también su correspondiente
reflejo en el mercado bursátil.

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