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Y Wall Street se mudó a Washington (página 4)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14

2) Valoración por medio de modelos
matemáticos cuantitativos por firmas
independientes: parece una idea aceptable al menos en lo que hace
referencia a la palabra independiente.

3) Basado en el criterio de los Supervisores Bancarios: yo
creo que aquí hay poco que añadir, lo que decidan
ellos.

Cualquiera de las 3 opciones plantea serias dificultades y una
mezcla de ambas ya sería complicarlo aún
más, pero una alternativa que he leído en alguna
web
podría ser también viable y consiste en fijar un
"valor justo"
del precio del
activo basado en comportamientos históricos (por ejemplo
10 años) y mantener este precio fijo durante un
período de tiempo (5
años por ejemplo) con sus ventajas como pueden ser el
evitar posteriores provisiones o depreciaciones e inconvenientes
donde yo destacaría el saltarnos las normas contables
de valoración de activos en
cartera del balance que nos exige valorarlos al "mark to Market"
o precio del mercado
así como en una posible apreciación del activo el
contribuyente no obtendría beneficio alguno

Aprovecho la ocasión para insertar un artículo
que según fuentes
corresponde a Carlos Marx y
data de 1867 y se asimila en algo a la situación
actual:

"Owners of capital will
stimulate the working class to buy more and more expensive goods,
houses and technology, pushing them to take more and more
expensive credits, until their debt becomes unbearable. The
unpaid debt will lead to bankruptcy of banks, which will have to
be nationalized, and the State will have to take the road which
will eventually lead to communism". Karl Marx, Das
Kapital, 1867

"Los dueños del Capital (los bancos)
estimularán a la clase
trabajadora para que compren más y más bienes de
consumo,
casas, tecnología aumentando
sus deudas hasta que comiencen a ser insoportables. La renuncia
al pago de la deuda llevará a los bancos a la bancarrota,
tendrán que ser nacionalizados y el Estado
tendrá que dirigir la economía que eventualmente nos
dirigirá al comunismo". Karl
Marx, Das
Kapital, 1867

– Bernanke: "Inversores, rendíos, os tenemos rodeados"
(El Economista – 29/1/09)

(Por Ainhoa Giménez, Bolságora)

La Reserva Federal va a por todas y no está dispuesta a
que los mercados
estropeen los enormes esfuerzos por su parte y por parte del
Gobierno para
enfrentarse a la crisis. Ayer
lo dejó bien claro en el comunicado posterior a la
reunión, que venía a decir que, aunque no puede
bajar más los tipos, pretende controlar el mercado de
bonos para que
una subida de los tipos a largo no eche por tierra todas
las medidas de estímulo.

El comunicado de la Fed, pese a pintar un panorama bastante
negro para la economía, reconoce que las expectativas de
crecimiento e inflación van a cambiar, y recuerda al
mercado que puede ser peligroso ponerse en contra del banco central si
la situación de los bonos se pone fea. De ahí que
anuncie que está dispuesta a comprar bonos del Tesoro si
es necesario para "mejorar las condiciones en los mercados de
crédito".

En efecto, Bernanke espera una mejoría en el segundo
semestre gracias a planes como el suyo de comprar activos
hipotecarios por 500.000 dólares, que ya ha conseguido una
bajada de los tipos de las hipotecas: "Una recuperación
gradual comenzará a lo largo del año", afirma el
comunicado, aunque admite que hay riesgos
"significativos" para esta previsión. Asimismo,
señala que está colaborando con Obama sobre
fórmulas para rescatar al sector bancario.

Es decir, en la Fed saben que es probable que las expectativas
mejoren en los próximos meses con el plan de
estímulo del nuevo presidente y todo el dinero
público que ya se ha gastado en rescatar bancos y otras
empresas, y no
quieren que dicha mejora se refleje directamente en unas
expectativas más inflacionistas y tipos a largo más
altos. Es decir, no quieren ver unos tipos que exageren al alza
descontando la vuelta de la inflación después de
que hayan exagerado a la baja por las expectativas de
deflación (y por la demanda de
activos seguros en medio
del pánico
financiero).

Concretamente, los analistas creen que la Fed no está
dispuesta a ver los tipos a largo por encima del 3% y así
se lo comunica a los mercados. La rentabilidad
del bono a 10 años ha subido del 2% al 2,7% y la Fed dice
que ya es suficiente. Básicamente, creo que quieren
estabilizar el tipo a largo entre un 2% y un 3%: por encima del
3%, el mercado cruza la línea roja y pone en peligro la
recuperación, a juicio de Bernanke.

Ahora bien, tampoco quiere que los bonos caigan por debajo del
2%, porque entrarían en terra incognita en la historia de EEUU, lo que
podría acelerar una deflación prolongada. Es decir,
la Fed está marcando un rango entre el 2% y el 3% para los
bonos, aunque no lo va a reconocer, al menos por ahora.

Intervencionismo y más intervencionismo

El problema es que no está fijando ese rango para los
tipos del mercado monetario, que son su responsabilidad, sino para el mercado de deuda
pública, donde no debería haber ninguna
intervención pública. La Fed está dispuesta
a intervenir para controlar uno de los mercados más
grandes que existen -mucho más que la bolsa-, lo que
supone un acto de intervencionismo sin precedentes, aunque a la
altura de la entrada masiva del Estado en el
capital de los bancos.

Lógicamente, esta intervención va a alterar
completamente el comportamiento
de los inversores, que comprarán bonos en cuanto su
rentabilidad se acerque al 3% y los venderán cuando caiga
cerca del 2%. O tal vez eso es precisamente lo que pretende
Bernanke, que el mercado haga el trabajo
sucio con estos mensajes y que, al final, la Fed no tenga que
comprar bonos directamente. Y a lo mejor, hasta le sale bien.

– La Cámara de Representantes de EEUU aprueba el plan
de estímulo económico de Obama (El Economista –
29/1/09)

No ha habido sorpresas, pero supone una auténtica
revolución
de facto. La Cámara de Representantes de EEUU ha aprobado,
con la oposición en bloque de los republicanos, el plan de
estímulo de 816.000 millones propuesto por los
demócratas. La oposición, minoría en la
Cámara, ha rechazado lo que considera una propuesta de
tintes socialistas y que sienta las bases de un Estado de
bienestar a la europea. El plan costará lo mismo que la
guerra de
Irak y, junto
a la propuesta paralela del Senado, elevará los niveles de
deuda a cotas no vistas desde la Segunda Guerra
Mundial.

Con 244 votos a favor y 188 en contra, los legisladores
aprobaron un plan que incluye recortes tributarios para las
familias y pequeñas empresas e inversiones en
infraestructura y programas
sociales en los próximos dos años. Todos los
representantes republicanos y 11 demócratas votaron en
contra, por lo que las aspiraciones bipartidistas de Obama quedan
en entredicho.

El importe inicial del plan era de 825.000 millones de
dólares, pero la oficina de
presupuesto del
Congreso estimó finalmente que el coste total del programa es de
816.000 millones, a lo que se sumó una enmienda de 3.000
millones el miércoles para financiar proyectos de
transporte
público.

Tras la votación 244-188, Obama llamó al Senado
a aprobar el proyecto. "Estoy
agradecido a la Cámara de Representantes por aprobar (el
plan de) Recuperación y Reinversión hoy",
afirmó el presidente por medio de un comunicado minutos
después de la votación

"El plan pasa ahora al Senado, y espero que podamos seguir
reforzándolo antes de que llegue a mi escritorio", dijo
Obama, en una clara señal de que no ha renunciado a la
idea de introducir reformas en el proyecto con el fin de lograr
más apoyo republicano.

La votación definitiva se ha producido a las 23.15 GMT,
momentos después de que se derrotara una alternativa
presentada por la minoría republicana, que ha tachado el
plan de estímulo de costoso e ineficaz para espolear la
maltrecha economía. También se rechazó otra
propuesta republicana para modificar el texto del
plan.

Una auténtica revolución

La "bronca" que ha provocado el plan no es gratuita. Tal y
como señala la edición
digital de WSJ, los republicanos tienen serias dudas de si este
plan no supone toda una "socialización" de la economía
más que un plan concreto de
estímulo ante una crisis excepcional -de hecho, buena
parte del dinero se
gastará en 2010 e incluso después- y traerá
consigo la puesta en marcha de un Estado del bienestar a la
europea.

Según el diario, el plan resume toda la filosofía de Obama, tal y como
demostró en su discurso de
investidura, resumida en la idea de una nación
en crisis que ha ido más allá de los "argumentos
políticos rancios" sobre el tamaño y el alcance del
Gobierno.

Como señala un diputado republicano: "La estrategia que
subyace en este plan es tirar miles de millones de dólares
en cada uno de los departamentos de la
Administración, cruzar los dedos y esperar lo
mejor".

Así, la oposición republicana ha visto en el
plan una clara apuesta por hacer resurgir al Estado como actor
con mayor importancia en la esfera política -un concepto en clara
retirada durante la Administración Bush y, por ende, muy
arraigado durante las últimas décadas en la
mentalidad estadounidense- y el claro riesgo de que, de
conseguir los frutos deseados, el plan acabe beneficiando y
fortificando políticamente al bando demócrata
durante años.

Y es que aunque la mayor parte del programa, unos 526.000
millones, se gastará en 2009 y 2010, la inversión en algunos proyectos (como los
dedicados a la educación)
durará más allá de lo que se espera que dure
la recesión, avivando el debate sobre
el rol del Estado.

Entre las medidas sociales que incluye el plan se incluye el
acceso a la sanidad de los desempleados, créditos para estudiantes y un impulso a
las energías renovables, medidas que permanecerán
durante todo el mandato de Obama. Entre otros, también
habrá partidas de dinero destinadas a luchar contra las
enfermedades de
transmisión sexual, para fomentar el arte o para
programas contra el tabaquismo.

Un plan de 647 páginas

El plan ante la Cámara Baja, de 647 páginas,
tiene el objetivo de
crear o preservar entre tres y cuatro millones de empleos,
más inversiones en la infraestructura nacional y en
proyectos energéticos, y ayudas para los desempleados y
para los gobiernos locales y estatales.

En total, el proyecto de ley incluye poco
más de 365.000 millones de dólares para la
infraestructura nacional, 180.000 millones de dólares en
ayudas para los desempleados y para otros programas sociales, y
275.000 millones en recortes tributarios (centrados sobre todo a
las familias con menores ingresos) que
incluiría un crédito de 500 dólares para
cada trabajador.

Obama: "No hay tiempo que perder"

El presidente Barack Obama, que esperaba un apoyo bipartidista
al plan, insistió en que en la economía atraviesa
un momento "peligroso" y que "no hay tiempo que perder". El
martes, siete días después de su investidura, Obama
se desplazó al Capitolio para persuadir a sus detractores
republicanos.

Pese a los intentos de Obama, los republicanos presentaron una
alternativa con más recortes tributarios y que, a su
juicio, costaría menos y duplicaría la
creación de empleos. Así, la votación de hoy
reflejó la disputa entre ambos partidos sobre el alcance y
contenido del plan.

Durante un agitado debate, la mayoría de los
demócratas insistió en que el plan creará
empleos y fomentará el crecimiento
económico, mientras los republicanos replicaban que
los gastos fiscales
son excesivos y que los recortes de impuestos no son
suficientes.

– La Fed muestra señales
de preocupación y está más cerca de comprar
deuda del Tesoro (The Wall Street Journal – 29/1/09)

(Por Jon Hilsenrath)

La Reserva Federal de Estados Unidos
dio ayer un pequeño paso hacia la compra de valores del
Departamento del Tesoro al señalar que está
preparada para hacerlo si estima que la medida representa un
alivio significativo para los mercados de crédito. El
banco central, sin embargo, no dio una señal clara de que
pondrá en marcha la estrategia.

La Fed ha rebajado su tasa de referencia de corto plazo,
conocida como de fondos federales, a casi cero y reiteró
después de una reunión de dos días del
Comité Federal de Mercados Abiertos que la tasa se
mantendrá baja "por algún tiempo". Las autoridades
ahora se están concentrando en nuevos programas de
préstamos y compras de
activos.

El banco central de EEUU también ofreció una
sombría evaluación
del panorama económico y se refirió a las
crecientes preocupaciones de que la inflación pueda caer
por debajo de los niveles considerados prudentes. "La producción industrial, la construcción de viviendas y el empleo
continúan cayendo de manera aguda, a medida que los
consumidores y las empresas recortan sus gastos",
señaló la Fed en un comunicado divulgado
después de la reunión. "Además, la demanda
global parece estar desacelerándose en forma
significativa".

La Fed tiene un cierto margen de maniobra porque dos de sus
nuevos programas de préstamos se están reforzando.
En uno, la Fed está comprando US$ 600.000 millones en
valores emitidos o garantizados por firmas hipotecarias asociadas
al gobierno: Fannie Mae, Freddie Mac, Ginnie Mae y los bancos
Federal Home Loan. En el otro, proveerá financiamiento
por hasta US$ 200.000 millones a inversionistas que compren
valores ligados a préstamos de consumo.

Cuidado con la inflación

En el comunicado, el banco central dijo que compraría
deuda gubernamental "si la evolución de los acontecimientos" sugiere
que eso podría ayudar a aliviar la crisis de
crédito. La Fed, sin embargo, no ofreció
ningún plan para realizar dichas compras.

La adquisición de bonos del Tesoro podría
resultar en una reducción mayor de las tasas. La
iniciativa también podría mantener bajas las
tasas de
interés de una serie de préstamos ligados a
valores del gobierno, incluyendo hipotecas y deuda
corporativa.

Dichas medidas deberían ser fáciles de ejecutar
para la Fed porque tiene la autoridad para
comprar bonos del Tesoro y la división de mercado de la
Reserva Federal de Nueva York tiene un largo historial de
negociar bonos con operadores de valores. Pero la medida no
está exenta de riesgos.

Uno de ellos es que la estrategia puede tener un efecto
contraproducente. Una compra a gran escala de deuda
gubernamental por parte de la Fed significaría que el
banco central está ayudando al gobierno a financiar el
creciente déficit fiscal al
imprimir dinero, algo que podría desatar presiones
inflacionarias. Si esa es la percepción
de los inversionistas, los rendimientos de los valores
del Tesoro podrían subir, en vez de caer.

Algunas autoridades de la Fed creen que el principal riesgo en
este momento no es un aumento significativo de la
inflación, sino su rápido declive. El índice
de precios al
consumidor,
excluyendo bienes volátiles como los alimentos y la
energía, se contrajo a una tasa anual de 0,3% en el cuarto
trimestre de 2008, comparado con un alza de cerca de 2,5% en el
mismo período de 2007.

"El Comité ve algún riesgo de que la
inflación persista por un período a niveles que no
son considerados ideales para estimular el crecimiento
económico y la estabilidad de precios a largo plazo",
declaró la Fed.

El panorama económico se ha deteriorado desde la
última reunión de la entidad. A fines de esta
semana, cuando el Departamento de Comercio
divulgue sus cálculos preliminares de crecimiento para los
últimos tres meses de 2008, se espera que muestre que la
economía estadounidense se contrajo a una tasa de 5% o
más.

En las últimas semanas, los analistas han revisado a la
baja sus previsiones para el primer y el segundo trimestre de
2009, en respuesta a la gran ola de despidos anunciadas por las
empresas estadounidenses.

En un informe divulgado
el miércoles, el Fondo Monetario
Internacional anunció que espera que la
economía global crezca un 0,5% este año, el peor
desempeño desde la Segunda Guerra
Mundial.

De todos modos, hay algunas señales positivas en los
mercados.

La tasa Libor, que los bancos se cobran para préstamos
de corto plazo, por ejemplo, ha registrado un importante descenso
de sus máximos de octubre respecto a la tasa de fondos
federales. La Fed observa detenidamente los movimientos de la
tasa Libor como un indicador de la tensión que existe
sobre los mercados bancarios de financiamiento de corto
plazo.

– La Reserva Federal se prepara para impulsar el
crédito a los consumidores (El Economista –
29/1/09)

(Por Ainhoa Giménez)

La Fed tiene listo un nuevo plan que debería facilitar
el acceso al crédito de los consumidores, en forma de
tarjetas o
préstamos para comprar coches, aunque no necesariamente a
un tipo más bajo. Estos préstamos se
derivarán de una iniciativa para resucitar el moribundo
mercado de titulizaciones de crédito (asset-backed
securities), esos títulos culpables del inicio de la
crisis financiera allá por el verano de 2007.

Así lo reiteró en su comunicado posterior a la
reunión del miércoles, en el que enfatizaba la
necesidad de que el crédito vuelva a fluir hacia el
consumidor individual porque "las condiciones de crédito
para los hogares y empresas siguen siendo extremadamente
duras".

El plan consiste en ofrecer hasta 200.000 millones de
dólares a los inversores (normalmente bancos) que emitan
titulizaciones con rating AAA respaldadas por nuevos
créditos al consumo y a las pequeñas empresas. Algo
parecido a las subastas de liquidez de nuestro Gobierno, que
reserva un tramo a los bancos que den nuevo crédito,
sólo que aquí estamos hablando de una
pequeña parte de unas subastas que han adjudicado 9.000
millones de euros, y allí, de 200.000 millones de
dólares.

Una vez que Bernanke ha bajado los tipos hasta cero, la
principal munición de la Fed es su balance, que
está usando masivamente para comprar o garantizar activos,
algunos de los cuales, actualmente son ilíquidos por el
hundimiento de su mercado. La medida más comentada es la
posibilidad de que compre bonos del Tesoro para evitar que suba
su rentabilidad, a la que se referencian la mayoría de los
créditos bancarios. También afirmó el
miércoles que va a ampliar otras patas de su plan para
prestar a los consumidores, como la compra de deuda
hipotecaria.

Sin embargo, el comunicado no dijo nada de la compra de bonos
respaldados con créditos al consumo, ni tampoco de otros
activos con problemas,
como las hipotecas no residenciales. No obstante, la Fed de Nueva
York ha anunciado que este programa de compras comenzará
en febrero.

Estos planes, anunciados inicialmente en noviembre tras el
pánico de octubre, pretenden rebajar los diferenciales de
los créditos al consumo, que subieron desde Libor
(equivalente al euribor en EEUU) menos un punto básico
antes de la crisis hasta Libor más 140 puntos
básicos en septiembre, y posteriormente se han disparado
hasta 575 puntos básicos, es decir, 5,75 puntos
porcentuales.

Con el pánico, la emisión de títulos
respaldados por créditos se hundió; y si no se pone
remedio, esto puede restringir todavía más el
crédito al consumo. De momento, los dos primeros planes
dirigidos a activos hipotecarios han tenido cierto éxito:
los tipos de las hipotecas han tocado mínimos
históricos este mes y el volumen de
refinanciaciones ha crecido con fuerza.

Sin embargo, los expertos temen que el plan dirigido a los
créditos al consumo no salga tan bien, ya que la Fed no
actuará como comprador de último recurso como en el
caso de los bonos hipotecarios. En vez de eso, estimulará
a los bancos para que usen a la Fed como un proveedor de liquidez
a tipos inferiores a los de mercado a cambio de
bonos respaldados con nuevos créditos como garantía
(colateral). Pero no hay ninguna garantía de que los
bancos vayan a hacerlo.

En realidad es un poco más complicado, porque la Fed no
ofrece el dinero directamente a los bancos que dan los
créditos y luego los titulizan, sino a aquellas entidades
como fondos de inversión o pensiones que compran esos
bonos. Y a pesar de que pueden obtener dinero barato a cambio de
esos títulos, los analistas no están convencidos de
que sea lo suficientemente interesante para que vuelvan a comprar
estos activos.

Además, existe el riesgo de que los bancos utilicen
este dinero para tapar pérdidas en otros activos que
tienen en cartera en vez de para bajar los tipos de interés de
los créditos al consumo. En ese caso, los tipos
seguirán igual de altos y el esfuerzo de Bernanke
habrá fracasado.

– EEUU evalúa un rescate financiero en dos partes:
"banco tóxico" y seguros contra pérdidas (The Wall
Street Journal – 30/1/09)

(Por Damian Paletta, Jonathan Weisman y Deborah Solomon)

Con el correr de los días, empiezan a delinearse los
contornos del plan del equipo económico del presidente
Barack Obama para combatir la crisis financiera.

En un intento por diseñar una solución que no
perjudique ni a los contribuyentes ni a los bancos, los
principales asesores del mandatario estadounidense evalúan
la posibilidad de comprar una parte de los activos tóxicos
de la banca y, al mismo
tiempo, ofrecer garantías parciales sobre pérdidas
futuras.

El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, analizó el
plan esta semana con el presidente de la Reserva Federal, Ben
Bernanke.

Mientras su equipo económico ultima los detalles del
plan, Obama intensificó el jueves sus ataques contra los
mismos bancos que recibirían ayuda. El presidente
catalogó la noticia de que los bancos otorgarían
bonos multimillonarios a sus ejecutivos como "el colmo de la
irresponsabilidad" y un acontecimiento "vergonzoso". Obama
habló después de una reunión con Geithner en
la Casa Blanca. "Llegará la hora en que generen ganancias
y llegará la hora en que reciban bonos. Pero ahora no es
el momento", señaló.

El rescate financiero forma parte de una serie de medidas
contempladas por el gobierno estadounidense como parte de un
paquete amplio de medidas después de meses marcados por
rescates ad-hoc.

Se espera, por ejemplo, que el anuncio venga acompañado
de un programa de gran alcance diseñado para prevenir
ejecuciones hipotecarias. Otros elementos del paquete
serían el plan de estímulo fiscal de US$ 819.000
millones que acaba de aprobar la Cámara de Representantes
y que ahora está en manos del Congreso, la reforma de las
agencias que regulan el sistema
financiero y un esfuerzo para estabilizar a las automotrices
estadounidenses.

Rescate bancario

La idea de combinar la compra de activos tóxicos de los
bancos con la concesión de garantías parciales
sobre otros activos incobrables intenta resolver uno de los
problemas centrales para las autoridades: cómo eliminar
parte de la cartera incobrable de los bancos sin obligarlos a
asumir rebajas contables en otros activos.

Al comprar activos que ya están muy rebajados y
asegurar los que no lo están, los reguladores
podrían tratar de sortear el problema.

La idea es una de varias que el gobierno estadounidense baraja
y parece ser un híbrido entre varias de las ideas que se
han estado debatiendo durante el último mes. Fuentes
cercanas resaltaron que la situación podría cambiar
de un momento a otro, si bien muchos esperan que se tome una
decisión la próxima semana.

Geithner habló sobre la última propuesta el
miércoles por la tarde en una reunión con Bernanke,
la presidenta de la Corporación de Seguros de
Depósitos (FDIC por sus siglas en inglés), Sheila Bair y el Contralor de la
Moneda, John Dugan, según fuentes cercanas. Geithner se
reunió con su equipo de asesores el jueves durante el
día y con el presidente Barack Obama por la tarde, como
parte de una serie de reuniones semanales sobre la
economía.

La idea más en boga es establecer un "banco
tóxico", posiblemente gestionado por la FDIC, que
compraría cierto tipo de activos que los bancos ya estaban
tratando de eliminar. Debido a que los precios de estos activos
ya están muy rebajados, venderlos al gobierno
podría no deprimir el valor de otros activos en los
portafolios de los bancos. Las entidades, sin embargo,
podrían quedarse con grandes cantidades de activos de
dudosa calidad en sus
libros.

Bair, la responsable de la FDIC, había propuesto que
este "banco tóxico", al que ha calificado como un "banco
agregador", debería comprar cantidades más grandes
de activos que los que estén en los libros de venta de los
bancos. Funcionarios del Tesoro, no obstante, temen que esta
opción podría resultar muy onerosa, según
fuentes cercanas. El "banco tóxico" podría ser
capitalizado con fondos del paquete de rescate gubernamental,
conocido como TARP, aunque seguramente necesitaría otras
fuentes de financiación, como por ejemplo la Reserva
Federal. Su tamaño total podría alcanzar US$ 2
billones (millones de millones).

El segundo componente del rescate financiero ofrecería
algún tipo de seguro de
garantía para hipotecas, valores respaldados por hipotecas
y otros préstamos que los bancos no venderán
inmediatamente.

Esto se parecería a la estructura
creada recientemente para proteger a Citigroup Inc. y Bank of
America Corp. contra futuras pérdidas.

Los bancos probablemente se verán obligados a sufrir
pérdidas iniciales si ciertos grupos de activos
pierden valor y luego compartirían la responsabilidad por
futuras pérdidas con el gobierno. Un acuerdo para repartir
esta responsabilidad que se está evaluando estipula que el
gobierno absorba el 90% de las pérdidas futuras y la
institución financiera el resto.

Esta opción resultaría menos cara para el
gobierno y permitiría a los bancos seguir gestionando los
activos, pero también probablemente requeriría que
las entidades financieras sigan manteniendo grandes cantidades de
capital contra esos activos problemáticos.

El esfuerzo forma parte de un intento por crear una
solución sistémica a la crisis financiera, que el
gobierno ha tratado de contener durante más de un
año. Muchas de las soluciones
hasta ahora han sido intentos por resolver crisis aisladas, como
las de Bear Stearns Cos., American International Group Inc.,
Wachovia Corp. y Citigroup.

– El Senado empieza a ajustar el paquete de estímulo
(The Wall Street Journal – 30/1/09)

Congresistas buscan que los beneficios lleguen al sector de la
vivienda

(Por Greg Hitt)

El Senado de Estados Unidos comenzó a maniobrar el
jueves sobre los detalles de un plan de estímulo
económico de casi US$ 900.000 millones, en medio de
llamados por parte de demócratas y republicanos para
asegurarse de que los empleos creados por la medida vayan a manos
de trabajadores estadounidenses y no a empresas extranjeras o
inmigrantes ilegales.

Los senadores Ben Nelson (demócrata del estado de
Nebraska) y Jeff Sessions (republicano del estado de Alabama)
quieren que las empresas que se beneficien del estímulo
estén obligadas a verificar la ciudadanía de los trabajadores, bajo un
programa del gobierno que actualmente es voluntario. En el
proyecto ya se incluyeron estipulaciones de "comprar productos
estadounidenses" con el objetivo de asegurarse de que
artículos hechos en EEUU se utilicen en iniciativas
financiadas por el paquete. Estas propuestas han causado temores
en la comunidad
empresarial de que otros países reaccionen con medidas
comerciales que desfavorezcan los productos hechos en EEUU.

También hay presión en
el Senado estadounidense para puntualizar el objetivo del paquete
de estímulo con la intención de que favorezca de
manera más directa al sector inmobiliario del
país.

El presidente del Comité de Presupuesto del Senado,
Kent Conrad, (demócrata del estado de Dakota del Norte),
está impulsando una propuesta para extender el
crédito fiscal para compradores de viviendas, que ahora
sólo beneficia a quienes compran casa por primera vez.
Entre tanto, el presidente del Comité Bancario del Senado,
Chris Dodd (demócrata del estado de Connecticut), sugiere
que se agregue al paquete una moratoria sobre los embargos de
viviendas.

"La industria
inmobiliaria es un tremendo acelerador" para la economía,
afirmó. "Si puede generar actividad en el campo de bienes
raíces, los beneficios son fenomenales para los mercados
de crédito".

En medio de las negociaciones, los senadores republicanos
más importantes están cuestionando el paquete,
especialmente el gasto. Pero los senadores republicanos no
rechazan la medida completamente.

La senadora republicana por el estado de Maine Olympia Snowe,
que pertenece al Comité de Finanzas, se
perfila como una contundente partidaria. "Simplemente debemos
comenzar a restablecer la confianza entre los estadounidenses
sobre el futuro de nuestra economía", afirmó en una
declaración emitida luego de votar a favor del paquete de
alivio fiscal en el Comité de Finanzas esta semana.

Además de la senadora Snowe, asesores legislativos
sugieren que otros cuatro a seis senadores republicanos
podrían brindar su apoyo.

La otra senadora republicana de Maine, Susan Collins,
afirmó que quiere trabajar con sus "colegas en ambos lados
del pasillo para desarrollar un paquete de estímulo
definitivo que sin dudas revitalizará" la economía
de EEUU. Pero le preocupa que no todo el gasto propuesto (un
asesor señala una propuesta de investigación sobre gripe aviar)
es apropiado para el paquete de estímulo. "Necesitamos
lograr el balance correcto, el tamaño justo y la
combinación adecuada de alivio fiscal y propuestas de
gasto", afirmó la senadora Collins. "No estoy del todo
segura de que hayamos alcanzando estas metas en este proyecto de
ley".

Los defensores de la iniciativa respaldada por el presidente
Barack Obama necesitarán algunos republicanos de su lado
para asegurar que el proyecto de ley obtenga los 60 votos
requeridos para ser aprobado por el Senado.

Los demócratas controlan la cámara alta con una
mayoría de 58 contra 41, pero puede ser que no todos los
senadores de este partido apoyen la propuesta de Obama. Nelson,
un demócrata conservador, señaló que
todavía no se ha comprometido a votar a favor del paquete.
El senador quiere más gastos en infraestructura para crear
empleos, pero también planteó inquietudes sobre
varias propuestas de gasto, incluyendo una para
investigación de los Institutos Nacionales de la Salud de EEUU.

En la Cámara de Representantes, 11 demócratas
votaron en contra de una versión diferente del paquete el
miércoles. Ningún republicano votó a favor
del proyecto de ley de US$ 819.000 millones, el cual ofrece una
serie de alivios tributarios y una fuerte dosis de nuevos gastos
para carreteras y puentes, mayores beneficios para los
desempleados, ayuda alimentaria para los pobres, un servicio de
banda ancha
más amplio y renovaciones de escuelas y viviendas
públicas.

En el Senado, los demócratas han buscado calmar las
tensiones partidarias creando el marco para un proceso de
enmiendas abierto, lo que permitiría a los republicanos
proponer un número de alternativas.

El líder
de la mayoría en el Senado, el demócrata Harry
Reid, predijo que varios republicanos se subirán al tren
cuando el proyecto de ley pase por el Senado y las negociaciones
concluyan en un compromiso final sobre el paquete.

Para aumentar la presión sobre los senadores, una
coalición que respalda el paquete de recuperación
económica -que incluye grupos laborales y
medioambientales-, anunció el jueves que
transmitirá comerciales a lo largo del país para
alentar a los republicanos a que voten a favor.

– EEUU sopesa prohibir la especulación con CDS (Cinco
Días – 30/1/09)

Los primeros borradores sobre la regulación de los
mercados de derivados en Estados Unidos han comenzado a circular.
El último de ellos propone prohibir la compra venta de
derivados de crédito si no se posee el subyacente que se
trata de cubrir de un impago.

Los credit default swaps (CDS) son instrumentos derivados que
se intercambian en mercados no regulados (out of the counter) y
sin cámara de compensación, y que
teóricamente permiten al tenedor de un bono cubrirse de un
posible impago del emisor de ese activo. En los últimos
años, y hasta el estallido de la crisis subprime, estos
instrumentos han vivido una auténtica explosión y
se han utilizado como herramienta de especulación por
parte de los inversores institucionales que los compraban o
vendían para obtener plusvalías con su
apreciación de depreciación.

Hasta un 80% de las operaciones en el
mercado de CDS, de un tamaño de 29 billones de
dólares (22, billones de euros), las realizan inversores
que no poseen el subyacente de cuyo impago cubre el derivado.

El borrador propone la prohibición de especular en este
mercado si no se posee el activo subyacente, así como la
creación de una cámara de compensación a
través de la cual se crucen todas las órdenes. Esta
cámara asumiría el riesgo de contrapartida del
comprador y el vendedor del CDS.

La propuesta levantó ayer las críticas del
mercado, especialmente de los hedge funds, que opinan que una
limitación como ésa significará la muerte del
mercado de derivados de crédito, porque reducirá la
profundidad, la liquidez y la transparencia en la
formación de precios.

La CE, en contra

El comisario de Servicios
Financieros de la UE, Charles McCreevy, manifestó ayer en
una entrevista que
no es partidario de prohibir la especulación en el mercado
de CDS, y alertó del riesgo de sobrerregulación.
Sí abogó por crear una cámara de
compensación.

– Davos: La intervención estatal obligará a
bancos a ser más transparentes (Cinco Días –
1/2/09)

La intervención estatal tras el colapso del sistema
financiero obligará a los bancos a ser más
transparentes, a asegurar una gestión
de riesgo prudente y a limitar las retribuciones de los
ejecutivos.

En el Foro
Económico Mundial que se celebra en la localidad suiza de
Davos, los expertos financieros han destacado que la
intervención estatal en los bancos va a obligar a las
entidades a ser más transparentes en sus cuentas de
resultados, en las que deberán mostrar sus productos
financieros complejos.

Además, los bancos tendrán que ofrecer incentivos para
evitar riesgos excesivos, asegurar una gestión de riesgo
prudente y limitar las retribuciones a sus ejecutivos.

En la próxima reunión del G-20, que se
celebrará el 2 de abril en Londres, se concretarán
los principios
comunes y las acciones para
reformar los mercados
financieros, dijo a Efe el presidente de una de las empresas
que cotiza en el DAX 30 que prefirió no ser citado.

Algunos gobiernos estudian la creación de un "banco
malo" (bad bank) para comprar los activos tóxicos no
líquidos de muchas entidades.

Hasta ahora el Gobierno alemán ha manifestado que no lo
va a hacer pero el diario Financial Times informó hoy de
que en vez de establecer un "bad bank", el Ejecutivo germano
quiere que los bancos creen vehículos individuales para
mantener sus activos no líquidos, que serían
respaldados con garantías estatales.

Una vez que los bancos alemanes se hayan desprendido de estos
activos tóxicos, podrán pedir nuevas inyecciones de
capital.

La intervención de los bancos se ha producido en la
mayor parte de las economías avanzadas, como EEUU, Reino
Unido y Alemania, e
incluye medidas como adquisiciones negociadas, nacionalizaciones
descaradas, créditos de emergencia, inyecciones de
liquidez para levantar el mercado de préstamo a corto
plazo y garantías estatales a los préstamos
interbancarios, recuerda el Foro Económico Mundial en un
informe.

Además, la crisis financiera ha impulsado la introducción o expansión de planes
de seguros de depósito y riesgo.

Los bancos estarían obligados a comprar seguros para
cubrir sus riesgos de pérdida y de este modo
podrían limitar sus riesgos, se obtendría una
estimación de mercado de este riesgo y reduciría el
coste fiscal de los planes de rescate de los gobiernos, propone
el profesor de
Economía de la Universidad de
Nueva York Nouriel Roubini.

Añade que ya que el sector privado no puede aportar el
capital suficiente para asegurar los bancos, los gobiernos
podrían proporcionar una parte.

Por otro lado, los bancos que no han sido nacionalizados van a
notar los efectos de la intervención estatal ya que
compiten con entidades respaldadas por garantías, algo que
observó estos días en Davos Ana Patricia
Botín, miembro del Consejo de Administración del Banco Santander y
presidenta de Banesto, al destacar que los grandes bancos
españoles pagan ahora un precio mayor por sus fondos que
los alemanes.

La entrada de los estados en los bancos va a conducir a un
incremento de la regulación de las entidades financieras
que se benefician de los programes de rescate para asegurar que
los fondos de los contribuyentes son gestionados
correctamente.

A su vez, para minimizar nuevos riesgos financieros exagerados
como los que ha creado esta crisis es necesario intensificar la
supervisión bancaria.

El gobernador del banco central de Nigeria, Chukwuma C.
Soludo, fue tajante al considerar que el motivo de la crisis fue
"la falta de supervisión financiera en EEUU".

La quiebra del banco
de inversión estadounidense Lehman Brothers a mediados de
septiembre de 2008 desencadenó el colapso del sistema
financiero global ya que los bancos comerciales dejaron de
prestarse dinero entre ellos, generando una subida de los tipos
de interés interbancarios y una contracción
generalizada del crédito que ha paralizado la actividad
económica.

– Tribuna: Laboratorio de
ideas Paul Krugman – Metidos en un lío (El País –
1/2/09)

Como cualquiera que preste atención a las noticias
empresariales y financieras, estoy en un estado de enorme
ansiedad económica. Como cualquier persona de buena
voluntad, esperaba que el discurso inaugural del presidente Obama
resultase tranquilizador, que indicase que la nueva
Administración tiene las cosas bajo control. Pero no
fue así. Terminé el martes menos confiado respecto
al rumbo que va a seguir la política
económica de lo que lo estaba por la
mañana.

Para dejar las cosas claras diré que en el discurso no
había nada malo que llamase especialmente la
atención, aunque para quienes todavía esperan que
Obama allane el camino hacia una atención sanitaria
universal resultó decepcionante que sólo hablase
del coste excesivo de la sanidad, sin mencionar ni una sola vez
la precaria situación de quienes no tienen seguro
médico o están escasamente cubiertos por
él.

Uno también esperaba que a los redactores del discurso
se les hubiese ocurrido algo más inspirador que un
llamamiento a una "era de responsabilidad", lo cual, hablando en
plata, es lo mismo que proclamó el ex presidente George W.
Bush hace ocho años.

Pero la verdadera pega que le encuentro al discurso, en
materia
económica, es su convencionalismo. En respuesta a una
crisis económica sin precedentes -o, más
exactamente, una crisis cuyo único precedente real es la
Gran Depresión-, Obama ha hecho lo que hace la
gente de Washington cuando quiere parecer seria: ha hablado, de
forma más o menos abstracta, sobre la necesidad de tomar
decisiones difíciles y no doblegarse ante los intereses
particulares.

Eso no es suficiente. De hecho, ni siquiera está bien.
Así, en su discurso, Obama ha atribuido la crisis
económica en parte a "nuestro fracaso colectivo a la hora
de tomar decisiones difíciles y preparar al país
para una nueva era", pero no tengo ni idea de a qué se
refiere. Ésta es, en primer lugar, una crisis provocada
por un sector financiero fuera de control. Y si no hemos sido
capaces de controlar ese sector no ha sido porque los
estadounidenses, "colectivamente", se hayan negado a tomar
decisiones difíciles; los ciudadanos estadounidenses no
tenían ni idea de lo que estaba pasando, y la
mayoría de la gente que lo sabía pensaba que la
liberalización era una idea estupenda.

O fíjense en esta frase de Obama: "Nuestros
trabajadores no son menos productivos que cuando empezó
esta crisis. Nuestras mentes no son menos imaginativas, ni
nuestros bienes y servicios menos necesarios de lo que lo eran la
semana pasada o el mes pasado o el año pasado. Nuestra
capacidad sigue intacta. Pero el tiempo de resistirnos a los
cambios, de proteger intereses limitados y de posponer las
decisiones desagradables, ese tiempo, sin duda, ha pasado".

Es casi seguro que la primera parte de este párrafo
pretendía parafrasear las palabras que escribió
John Maynard Keynes cuando
el mundo se hundía en la Gran Depresión, y ha sido
un gran alivio, tras décadas de denuncias maquinales del
Gobierno, oír a un nuevo presidente expresar respeto por
Keynes. "Los
recursos de la
naturaleza y
los inventos de los
hombres", escribía Keynes, "son exactamente igual de ricos
y productivos que antes. El ritmo de nuestro avance hacia la
resolución de los problemas materiales de
la vida no es menos rápido. Somos tan capaces como antes
de proporcionar un buen nivel de vida a todo el mundo… Pero
ahora nos hemos metido en un lío enorme, después de
habernos equivocado gravemente a la hora de controlar una
máquina delicada cuyo funcionamiento no comprendemos".

Pero hay algo que se ha perdido por el camino. Tanto Obama
como Keynes afirman que no estamos haciendo uso de nuestra
capacidad económica. Pero la revelación de Keynes
-la de que estamos en un "lío" del que es necesario salir-
ha sido sustituida de algún modo por las frases de rigor
de que esto es culpa de todos nosotros y de que tenemos que ser
severos con nosotros mismos.

Recuerden que Herbert Hoover no tenía problemas para
tomar decisiones desagradables: tenía el valor y la
firmeza necesarios para recortar drásticamente los gastos
y subir los impuestos frente a la Gran Depresión.
Desgraciadamente, eso sólo sirvió para empeorar las
cosas.

Con todo, un discurso no es más que un discurso. No
cabe duda de que los miembros del equipo económico de
Obama comprenden la naturaleza extraordinaria del lío en
el que estamos metidos. Así que puede que el tono del
discurso del martes no indique nada sobre la futura
política de la Administración de Obama.

Por otra parte, Obama es, como su predecesor ha dicho, el que
decide. Y va a tener que tomar algunas decisiones importantes muy
pronto. En concreto, va a tener que decidir lo audaces que van a
ser sus pasos para mantener en pie el sistema financiero, cuyas
perspectivas han empeorado tan drásticamente que un
número sorprendente de economistas, no todos especialmente
progresistas, sostienen ahora que la solución de la crisis
tendrá que pasar por una nacionalización temporal
de algunos bancos importantes.

De modo que ¿está Obama preparado para eso?
¿O eran los tópicos de su discurso inaugural una
señal de que va a esperar a que la sabiduría
convencional termine por ponerse a la altura de los
acontecimientos? Si es así, su Administración se va
a encontrar con que se está saliendo peligrosamente de la
curva.

Y no es así como queremos ver al nuevo equipo. La
crisis económica empeora y se vuelve más
difícil de resolver a medida que pasan las semanas. Si no
actuamos pronto de forma contundente, puede que nos veamos
metidos en el lío durante mucho tiempo.

(Paul Krugman es profesor de Economía de Princeton y
premio Nobel de Economía en 2008. © New York Times
News Service, 2009)

– Banco bueno, banco malo (El Mundo – 1/2/09)

(Por Luis de Guindos)

La herida de los bancos se ha vuelto a reabrir y parece que
sangra abundantemente. Las cotizaciones de las entidades
financieras han caído con intensidad a ambos lados del
Atlántico, pero llaman la atención especialmente
los ajustes de precios en el Reino Unido y en EEUU, a pesar de
que en algún caso las entidades están
prácticamente nacionalizadas. La diferencia en esta
ocasión, en contraste con lo que ocurrió en el mes
de octubre pasado, la tenemos en que no se ha generado una
sensación de pánico entre los depositantes, ya que
se sabe que los gobiernos no van a dejar caer a ninguna
institución y que antes se daría la
nacionalización completa de cualquier entidad con
problemas.

Sin embargo, las caídas no dejan de subrayar que el
mercado y los inversores piensan que los bancos siguen
todavía teniendo en sus balances pérdidas
importantes por activos tóxicos, y que su capital es
inferior a dichas pérdidas lo que les llevaría a un
neto patrimonial negativo. En estas circunstancias, resulta
imposible que se recupere la confianza y que los bancos se
presten entre ellos y a terceros. El origen del rebrote de
desconfianza se encuentra en la virulencia de la recesión
en todo el mundo, que extiende y amplifica las pérdidas en
los balances bancarios, y ello a pesar de los planes de ayuda
puestos en marcha por los gobiernos en los últimos
meses.

En estos momentos se piensa que sólo una parte de estos
planes de ayuda de los gobiernos ha sido exitosa, aquélla
que elevó la garantía máxima ofrecida a los
depósitos y que se comprometía a no dejar caer a
ninguna entidad. Sin embargo, respecto de las actuaciones
concretas para garantizar la solvencia de los balances bancarios
existen bastantes dudas de que hayan sido las adecuadas. Hemos
pasado de proponer que lo más adecuado era comprar los
activos tóxicos, según el Plan Paulson inicial, a
pensar que lo mejor era recapitalizar los bancos, como en el
primer plan británico, a ver cómo en algún
caso concreto se ofrecían coberturas a los bancos si las
pérdidas de una cartera de préstamos
excedían un determinado porcentaje de su valor.

Puede que los esfuerzos realizados hasta ahora hayan sido
inútiles para hacer frente al problema real de los bancos,
esto es, la necesidad de eliminar los activos
problemáticos de sus balances, y que mientras esto no
ocurra será imposible recuperar la confianza. No podemos
olvidar que la causa última de la crisis se encuentra en
un exceso de deuda concedida que ha financiado unos activos,
principalmente inmobiliarios, sobrevalorados. La salida de la
crisis pasa por tanto por el ajuste de dichos excesos tanto de
sobreendeudamiento como de sobrevaloración y ello genera
grandes pérdidas en los activos bancarios. Para ello, se
vuelve en estos momentos la mirada hacia la experiencia sueca de
los primeros años 90, que resultó bastante exitosa
en la solución la crisis bancaria que sufrió el
país escandinavo y que se conoce como el modelo de
banco bueno-banco malo.

Las autoridades suecas consideraron que el único modo
de hacer frente a su crisis bancaria consistía en eliminar
de los balances bancarios todos los activos tóxicos,
mediante su división en dos entidades completamente
independientes. La original vendía los activos
problemáticos a una nueva entidad -el banco malo- a
precios de mercado, con lo que aquélla se quedaba en
última instancia sólo con los de calidad,
convirtiéndose en el banco bueno. Ello generaba
importantes pérdidas en el banco original, que era
recapitalizado por el Gobierno o, en última instancia,
liquidado mediante su venta a un tercero. Los accionistas lo
podían perder todo pero los depósitos estaban
garantizados. La gran ventaja de la aproximación del
Gobierno sueco fue que proporcionó un enfoque
sistemático de cómo abordar la crisis bancaria que
iba al núcleo central del problema: el reconocimiento de
las pérdidas en los préstamos concedidos y su
extracción radical y definitiva de los balances bancarios.
De este modo, el banco bueno se podía centrar de nuevo en
el negocio habitual y generar confianza frente a terceros.

El plan sueco tuvo un coste importante en términos
presupuestarios -las crisis bancarias suelen ser siempre muy
caras- pero facilitó una salida relativamente
rápida y limpia del problema. Por ello, la fórmula
del banco bueno-banco malo se muestra muy atractiva y en estos
momentos está originando bastante atención. Su
principal inconveniente, si se puede definir así, es que
exige, para ser efectiva, transparencia absoluta respecto de los
préstamos tóxicos y las pérdidas acumuladas,
de modo que si la venta de estos activos se realiza a precios de
mercado se puede poner de manifiesto que los bancos carecen de
capital para hacer frente a las mismas y que, por tanto, son
insolventes.

En estos momentos, se considera que la banca internacional
cuenta todavía con un volumen muy elevado de activos
tóxicos, que podría exceder los 2 billones de
dólares. Estas cuantías llevarían
necesariamente a que, en determinados países como el Reino
Unido, los gobiernos deberían nacionalizar gran parte de
sus sistemas
bancarios con los problemas que ello conlleva. Por eso, el
Gobierno británico prefirió, en un primer momento,
explorar la fórmula de la recapitalización
más que la de la adquisición de activos a precios
de mercado. Sin embargo, ello supone en última instancia
retrasar la solución definitiva del problema y hacerla
más costosa -en términos de recursos- y dolorosa.
Puede que al final en una y otra alternativa gran parte de la
banca acabe nacionalizada o con una participación
importante de los tesoros en su capital, y que, además,
como en el caso británico, se acabe generando una crisis
cambiaria y presupuestaria que se adicione a la bancaria
inicial.

Una de las lecciones fundamentales de las crisis bancarias que
han ocurrido a lo largo de la Historia es que su solución
siempre acaba requiriendo que afloren todos los problemas y las
pérdidas de los balances, ya que es el único modo
de recuperar la confianza. Los parches acaban
convirtiéndose siempre en una especie de tortura. Esa es
la realidad. Algunos la aprenden más pronto y otros
más tarde, pero estos últimos acaban pagando
siempre un precio mayor.

– ¿Es el banco malo una buena idea? (Cinco Días
2/2/09)

(Por Ana B. Nieto)

Los rumores de que el Gobierno de EEUU planea crear un banco
estatal "malo", con los activos tóxicos que ahogan a la
banca privada, tomaron cuerpo a lo largo de la semana pasada para
desinflarse a última hora del viernes. En Wall Street,
esta posible iniciativa y la toma del timón por parte de
Sheila Bair (presidenta del Fondo de Garantía de
Depósitos) se han recibido como la lluvia en el desierto y
las dudas sobre su viabilidad pesaron en la Bolsa en la
última jornada de enero.

La pregunta que surge es si es una buena idea crear un banco
malo. No hay consenso, lo que es seguro es que la estrategia es
muy compleja. Un banco malo o tóxico no es exactamente un
banco porque no opera como tal. En realidad, es una entidad
especial que compraría los activos tóxicos que
ahora tiene la banca privada en sus balances hasta que
éstos lleguen a término o puedan venderse en el
mercado cuando vuelva la liquidez.

Una vez libres del peso que suponen esos activos, la teoría
dice que las entidades deben recobrar la confianza de los
inversores y del mercado interbancario. Eso permitiría que
empezase a fluir el crédito, ya que la banca no
tendría que guardar el dinero que posee para mantener los
ratios mínimos de capital y evitar la insolvencia.

El dinero para este banco malo lo pondría el Gobierno,
con fondos del TARP (el plan de salvamento) apoyado con
préstamos de la Reserva Federal. No es una solución
que sólo se contemple en EEUU. En Europa es algo
que ya estudia la Comisión; además, según
Financial Times, Alemania prepara un plan para derivar los
activos tóxicos hacia, no un único "banco malo",
sino una serie de entidades ad hoc.

En la práctica, el mal banco es muy complicado de
crear. Para empezar, porque para que esta entidad estatal compre
los activos a los bancos privados, éstos tienen que ser
valorados, y ese es el gran dilema (y el problema moral). Si el
Estado paga el valor de mercado, la banca privada tardaría
cinco segundos en ser insolvente, por lo que además
habría que recapitalizarla. Si el precio que se acuerda es
el del valor que tienen ahora en los libros, el Estado
(léase los contribuyentes) estaría beneficiando a
los accionistas de la banca en detrimento del Tesoro, porque
además de pagar de más también será
necesario que el mercado experimente una fuerte
recuperación para obtener un cierto rendimiento aceptable
en el futuro. Un paliativo sería obligar a los accionistas
a participar en el banco malo.

Por otro lado, y a estas alturas de la crisis,
¿cómo distinguir un activo tóxico del que no
lo es? La crisis subprime derivó en metástasis hace
meses y los problemas van más allá de las
titulaciones de hipotecas.

El banco malo podría ser enorme. Según una
reciente nota de Goldman Sachs, "la compra de hipotecas en
problemas y deudas de consumidores podría requerir 4
billones de dólares (3,2 billones de euros)".

Trazar la línea entre lo puro y lo corrupto es
difícil porque también existe lo corrompible. Si
por efecto de la crisis los activos que el banco privado se queda
se deterioran, el mazazo a la confianza sería épico
y el esfuerzo del Gobierno, baldío.

Montar esta ingeniería financiera tomará tiempo
y eso es algo que en la actual situación es casi un lujo.
Aunque en Wall Street hay muchos abogados para esta idea,
también hay detractores. El Nobel Paul Krugman cree que lo
más efectivo es que el Gobierno tome posesión de
los bancos en peligro y luego transfiera sus activos
tóxicos a una institución especial (Resolution
Trust Corporation). Cuando se saneen, se vuelven a colocar en el
mercado. Krugman critica que los accionistas puedan beneficiarse
gracias a los contribuyentes.

Douglas Elliot, ex banquero de inversión y miembro de
la Brookings Institution, considera que la mejor opción es
una combinación de garantías estatales sobre
activos tóxicos y una "nacionalización suave", es
decir, que sea una toma total del control sólo en el caso
de bancos muy débiles.

Elliot cree que los beneficios de un banco malo se pueden
obtener igual con garantías y evitando las desventajas de
tener que seleccionar activos y valorarlos, porque con estos
avales no es un problema ya el precio. Además, parte de
las pérdidas serían asumidas por el banco privado.
Es algo que ya se ha hecho con Citi y Bank of America. Por
último, los gestores de estas entidades, puesto que
conocen sus carteras estarán más capacitados para
entenderlas que unos directivos nuevos. Se evita burocracia y cada
banco tendrá una solución a medida.

– Los "swap" de impagos de créditos en el centro de las
críticas (Expansión – 2/2/09)

Cuando la renta variable se hundía a un ritmo demasiado
alto, las autoridades de todo el mundo demonizaron la posiciones
cortas de venta. Ahora que la deuda ha salido a escena, los swap
de impagos de créditos (CDS) son el objeto de las
críticas. Collin Peterson, presidente de la
comisión agrícola de la Cámara de
Representantes de EEUU, ha elaborado un proyecto de ley que
propone, entre otros puntos, que todos los contratos
"desnudos" de CDO -donde los participantes no poseen realmente el
crédito o bono subyacente- sean prohibidos de forma
inmediata, eliminando tal vez el 80% del mercado.

Este populismo es
comprensible: la reputación de los políticos corre
poco riesgo de sufrir daños ensañándose con
los banqueros. Pero la propuesta es absurda. Sí, los CDS
fomentaron la autocomplacencia. Si un banco vendía
protección a un homólogo a 600 puntos
básicos, y la adquiría de otro a 400, todo el mundo
estaba conforme sin importar lo que sucedía con el activo
subyacente -o con cada parte-. Pero las decisiones tomadas por
las filiales de CDS de los bancos no eran más abyectas que
las efectuadas en las finanzas apalancadas o en las mesas de
negociación de titulizaciones, o en el
comité de remuneraciones.

Como en casi cualquier otra clase de activo, la retirada de
los hedge fund ha dañado la liquidez de los CDS: tal vez
dos tercios de los creadores de mercado por número, y un
tercio por capacidad, se hayan marchado. Pero, después de
que la confianza se pusiera a prueba con la quiebra de Lehman
Brothers, está emergiendo un mercado más duradero.
Las cámaras de compensaciones centralizadas, que
reducirían el riesgo de los homólogos, están
aportando un nuevo ímpetu.

Entretanto, la gigantesca madeja de contratos apilados se
está desenmarañando.

El valor teórico bruto se ha reducido a la mitad desde
junio, hasta los 28 billones de dólares (21,8 billones de
euros), según la Depository Trust & Clearing
Corporation (la casa de compensaciones y liquidaciones
estadounidense); las pérdidas potenciales reales -la
protección vendida menos la adquirida- probablemente sea
una décima parte de esa suma. Dados los enormes
márgenes de las ofertas y la reputación
empañada de las agencias de rating, muchos inversores
consideran que los precios publicados de los CDS son el mejor
indicador que existe del riesgo crediticio real. Debería
dejarse que los adultos restantes sigan adelante con ello.

(The Financial Times Limited 2009. All Rights Reserved)

– La gran mentira del
crédito (El Confidencial – 2/2/09)

(Por S. McCoy)

Todos estamos más o menos de acuerdo en que lo que
determina la violencia y
profundidad de la crisis actual es la existencia de una enorme
masa de crédito respaldada por activos sobrevalorados.
¿Hasta qué punto? Bueno, lo explicaba fenomenal,
como casi siempre, Martin Wolf en su columna en Financial Times
del pasado miércoles: a cierre del tercer trimestre de
2008, la deuda norteamericana, país sobre el que centraba
su análisis al ser el epicentro del terremoto
que nos sacude, suponía un 358% de su PIB, por
encima del 300% que condujo a Estados Unidos a la Gran
Depresión. Por traducirlo al román paladino, por
cada unidad de riqueza de la nación,
el Estado y el sector privado deben 3,5 (no ha habido
sustanciales variaciones en estos cuatro meses). No está
mal. Pero no se vayan todavía, que aún hay
más. Wolf recordaba en esa misma pieza que, frente a lo
que había ocurrido en los años 30, o incluso en el
Japón
en los 90, los titulares de dichos créditos no son
principalmente miembros del tejido empresarial no financiero,
sino los propios bancos, por una parte, y los particulares, por
otra. Hagamos aquí un primer punto y aparte.

Ahora, un poquito de matemáticas para principiantes. Dado que
tal porcentaje se obtiene de un cociente o división, su
minoración sólo se puede producir bien mediante un
aumento drástico del denominador, esto es: del PIB, bien a
través de una reducción igual de radical del
numerador, es decir: de la deuda del sistema. O bien mediante la
acción
conjunta de ambos a la vez, claro está. Debido a que lo
que se espera en 2009 no es un aumento del Producto
Interior Bruto de las economías desarrolladas, sino
más bien todo lo contrario, podremos concluir salvo error
u omisión por mi parte, que todo puede ser, que reparar el
desaguisado actual pasa por llevar a cabo un recorte sustancial
de la financiación ajena, tanto pública como
privada. Sobre la primera, ya saben cuál es la
visión comúnmente aceptada por los políticos
para resolver esta crisis: keynesianismo a tope con dinero
prestado. Más madera, es la
guerra. Eso hace que, si se quiere actuar sobre la raíz de
la situación actual, haya que emplearse aún
más a fondo sobre el apalancamiento privado, deuda que se
encuentra, sobre todo y tal y como hemos señalado ya, en
el debe de entidades financieras y consumidores. Segundo punto y
aparte.

Ahora que a las autoridades correspondientes se les llena la
boca con el vocablo crédito, reclamando su uso a diestro y
siniestro, es oportuno, a raíz de lo anteriormente
enunciado, señalar lo siguiente: uno, que carecen de
legitimidad para hacerlo, toda vez que no se trata ésta de
una burbuja que apareciera de la noche a la mañana sino
que ha sido el resultado de un proceso plurianual que ha contado
con su complacencia; dos, su omisión cobra aún
más relevancia por el hecho de que el bancario es un
negocio regulado y supervisado, a través de un marco que,
actuaciones delictivas aparte, ha permitido a las entidades
financieras maximizar su retorno dentro de él; tres, que
no es momento de perpetuar lo erróneo sino de ajustar el
tamaño del crédito a las necesidades reales de la
economía: menor importe global y de mejor calidad.
Cualquier mensaje en sentido contrario no es sino una gran
mentira que sólo se la cree quien la pronuncia; cuatro, el
papel de los bancos es fundamental en su doble condición
de acreedores y deudores del sistema y ser titulares de
prácticamente la totalidad de la financiación de
los particulares; cinco, hasta ahora se ha salvaguardado,
mediante avales y tipos bonificados, medidas de carácter provisional, el pasivo bancario en
la creencia de que el ajuste a la baja iba a venir por el lado
del activo.

Seis, el cierre de determinados mercados y el deterioro de las
garantías y de la capacidad de repago han provocado la
inconsistencia de tal suposición y han afectado a la
solvencia de las entidades; siete, si antes no había
liquidez pero sí solvencia, ahora ocurre lo contrario: el
miedo de las entidades tiene nombre de nuevos requerimientos de
capital; ocho, este entorno provoca que se maximicen las
cautelas, al no poderse evaluar con exactitud la verdadera
calidad de la cartera crediticia en vigor; nueve, como prueba la
constante sustitución de activos reales por otros que no
lo son, fundamentalmente inmuebles; diez, esto hace que la nueva
financiación concedida dispare su precio para compensar,
retrayendo el crédito; once, tal y como están las
cosas, desempleo y
colapso inmobiliario, las condiciones de financiación a
terceros se modifican drásticamente, lógico, en
cuanto a las posibilidades económicas del solicitante y al
porcentaje de financiación sobre la prenda, lo que
condiciona la demanda; doce, es verdad que la oferta se ha
endurecido y que las peticiones se han retraído, dos caras
de una misma moneda y proceso necesario de vuelta a la
racionalidad; trece, no es cierto, por el contrario, que haya
caído la solicitud de dinero para circulante ni
está justificada la negativa de los bancos a concederla a
compañías solventes a precios razonables.

Catorce, el gobierno debe fomentar la actividad crediticia en
el marco establecido en el punto tercero; quince, no puede exigir
crédito indiscriminado e irracional por el hecho de
prestar su ayuda a la banca, sería perpetuar el problema;
dieciséis, sin embargo debe ser avalista parcial, para
mantener el incentivo de la banca comercial, de aquellos
proyectos solventes que ésta le presente lo que
simultáneamente permitiría bajar el tipo de
aplicación a los clientes;
diecisiete, igualmente habría de bonificar, del modo que
se determinara, aquella financiación privada destinada a
la mejora del capital humano y
productivo español,
educación
e innovación, principalmente; dieciocho, la
administración, dando ejemplo y poniéndose al
corriente de todos sus pagos como medida preliminar,
facilitaría la gestión del circulante mediante un
mecanismo de sustitución de riesgo privado por
público a través del uso de instrumentos
financieros de corto plazo; diecinueve, la autoridad
correspondiente tiene que supervisar de modo estricto cuál
es el uso alternativo frente al crédito que están
dando los bancos a su liquidez, a qué precio y con
qué riesgos, con objeto de identificar cambalaches
peligrosos a futuro; veinte y último: modelos que han
funcionado en el pasado, tienen más posibilidades de
éxito en las circunstancias presentes, vuelta la burra al
trigo.

– Tesoro de EEUU anunciará próxima semana plan
de rescate financiero (The Wall Street Journal –
2/2/09)

El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner,
pronunciará un discurso la semana próxima en que
detallará los planes del rescate financiero del presidente
Barack Obama, según un funcionario del Departamento del
Tesoro.

El plan incluirá esfuerzos para ayudar a los
propietarios de viviendas en peligro de enfrentar ejecuciones
hipotecarias, así como medidas adicionales para apuntalar
al sector financiero.

Wall Street ha estado anticipando los nuevos planes del
Gobierno, incluyendo que el presidente Obama solicite al Congreso
más dinero. Muchos economistas dudan que la segunda mitad
de los US$ 700.000 millones, que ya fueron aprobados por el
Congreso, sean suficientes para mejorar al atribulado sector
financiero.

La Casa Blanca no ha finalizado los planes para el
núcleo del plan de rescate bancario. El Gobierno
está considerando una serie de planes que
inyectarían dinero a las firmas financieras al mismo
tiempo que las liberaría de sus activos tóxicos. El
gobierno del presidente Obama está considerando un enfoque
de dos estrategias
complementarias que ayudarían aún más a los
bancos mediante la compra por parte del Gobierno de una
porción de sus activos incumplidos al tiempo que ofrece
garantías contra pérdidas futuras sobre los activos
tóxicos restantes.

El gobierno continúa trabajando en los detalles,
incluyendo cuánto debería pagar el Gobierno por los
activos en problemas, los cuales están dañando las
hojas de balance de las instituciones
financieras. Geithner ha encargado a equipos de funcionarios
explorar las opciones y se espera que pronto presente el plan al
presidente.

Antes del discurso, con la intención de mejorar la
percepción del público sobre el rescate financiero
por US$ 700.000 millones, se espera que el Gobierno anuncie esta
semana restricciones más drásticas sobre las
compensaciones de los ejecutivos en aquellas firmas que reciben
ayuda gubernamental. Esto podría ayudar a sentar las bases
para los políticos y el público, entre los que ha
aumentado la preocupación sobre el rescate a los
bancos.

La Casa Blanca, al darse cuenta que el público espera
una acción rápida, parece estar lista a anunciar
algunos de sus iniciativas en etapas.

Las medidas más drásticas se aplicarían a
bancos que reciben una suma sustancial de dinero. Los presidentes
ejecutivos de las firmas que reciben ayuda "excepcional" no
podrán recibir indemnizaciones por despido y, junto a los
principales 50 ejecutivos, verán una disminución en
su compensación de hasta un 40% respecto de los niveles
del 2007.

El gobierno de Obama no ha especificado qué se califica
de ayuda "excepcional", pero los funcionarios del Gobierno
afirman que la reglas se aplicarán en casos en que el
Gobierno provea una cifra significativa de dólares,
similar a lo que se ha otorgado a American International Group
Inc., Citigroup Inc. y las automotrices de Detroit.

La semana pasada, Obama calificó de "vergonzoso" que
las firmas de Wall Street adjudicaran US$ 20.000 millones en
bonos en momentos en que Washington está gastando el
dinero de los contribuyentes para rescatarlos de sus
problemas.

Con todo y ello, no se espera que la Casa Blanca agregue
alguna nueva limitación en los salarios para los
bancos saludables que reciben dinero procedente del Programa de
Compra de Capital ascendente a US$ 250.000 millones. Ese
programa, que ha invertido casi US$ 200.000 millones en
más de 300 instituciones financieras, impuso algunas
modestas restricciones a las remuneraciones, incluyendo una
prohibición a los llamados "paracaídas dorados"
para la compensación por despido de altos ejecutivos.

– El BCE comienza a forjar planes para crear "bancos malos"
(The Wall Street Journal – 3/2/09)

(Por Joellen Perry y Marcus Walker)

El Banco Central Europeo está trazando las directrices
para los países europeos que están considerando la
creación de "bancos malos" para albergar los activos
tóxicos de los bancos, mientras que Alemania dio un paso
más para pasar una ley que ayudaría a sus bancos a
crear malos bancos individuales.

Los partidos de la coalición de la canciller Angela
Merkel han expresado su apoyo en los últimos días a
un plan bajo el cual los bancos alemanes moverían sus
activos tóxicos fuera de sus balances. Los activos
serían trasladados a vehículos especiales con
garantías del gobierno y reglas contables más
generosas para prevenir que las rebajas contables devoren el
capital de los negocios de
préstamo de los bancos.

EL BCE también trabaja en un esquema para los gobiernos
que planean garantizar los activos tóxicos que quedan en
los balances de los bancos, otra forma de rescate.

El BCE espera que las directrices puedan ayudar a evitar una
competencia entre
los 27 miembros de la Unión
Europea a medida que los países buscan apuntalar a sus
tambaleantes bancos. Ambas estrategias están siendo
diseñadas en conjunto con el brazo ejecutivo de la UE, la
Comisión Europea.

Los gobiernos a lo largo y ancho de Europa están
considerando o implementando planes para ayudar a los bancos a
lidiar con los préstamos incobrables y otros activos que
siguen en sus balances.

Los alemanes se oponen a un mal banco que abarque a todo el
país, el cual haría al gobierno responsable de
recobrar el dinero de los activos tóxicos y podría
dejar a los contribuyentes asumiendo las pérdidas. En
cambio, el ministro de finanzas alemán Peer
Steinbrück dijo la semana pasada que el gobierno tal vez
permita que los bancos establezcan bancos malos internamente.

Bajo el plan alemán, las unidades de activos
tóxicos de los bancos podría fijar el valor de los
activos por encima de su valor actual el cual es casi siempre
mínimo. Eso reduciría la necesidad de rebajas
contables a corto plazo.

Si los malos bancos sólo recuperan parte del valor de
los activos, sus casas matrices
tendrían que pagar por las pérdidas y solicitar
más capital al gobierno, de ser necesario.

El ministerio de finanzas también trabaja en una
posible ley que permitiría que Alemania nacionalizara a la
fuerza a bancos en problemas. El primer blanco sería el
banco de Múnich Hypo Real State holding AG, el cual ha
necesitado ayuda estatal en repetidas ocasiones.

EL BCE también trabaja en directrices para los
gobiernos que esperan ofrecer seguros en contra de los activos
tóxicos que quedan en los balances de los bancos. Una
pregunta frecuente es cómo fijarle un precio a esos
activos.

Una pieza central del paquete de rescate de bancos más
reciente del gobierno británico es proveer seguros que
limitarían las pérdidas de los bancos sobre
préstamos e inversiones incobrables. Sin embargo, no se
tiene claro cómo se le otorgará un precio a este
seguro por parte del gobierno.

Los planes del BCE expanden el rol de mediación que
adelantó el año pasado, a medida que la crisis
forzó a muchos gobiernos europeos a intervenir para
rescatar a sus bancos.

A solicitud de los gobiernos de la euro zona, el banco central
calculó una fórmula para fijar una referencia para
las garantías del gobierno de algunos tipos de deuda
bancaria.

En noviembre, el BCE diseñó una referencia para
el precio de las inyecciones de capital de los gobiernos en los
bancos.

El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, advirtió la
semana pasada que la inclinación de los mercados a
presionar a los bancos a tener más capital amenaza con
agravar el declive global.

Rusia sube al
ring para evitar el colapso del rublo (The Wall Street Journal –
4/2/09)

Los especuladores ponen a prueba la voluntad del Kremlin

(Por Joanna Slater en Nueva York y Gregory L. White en
Moscú)

Rusia ha prometido ponerle un piso al declive del rublo. Pero
es cada vez más evidente que la alicaída moneda del
país se ha transformado en un blanco.

Inversionistas y analistas dicen que la presión sobre
la divisa aumentará en las próximas semanas, lo que
puede resultar en un enfrentamiento entre Moscú y los
operadores del mercado y forzar a las autoridades a tomar
decisiones difíciles.

Los operadores, desde inversionistas extranjeros hasta
compañías locales, han llevado al rublo a un nivel
muy cercano al nuevo límite impuesto por el
banco central, anunciado hace apenas dos semanas. El derrumbe de
la moneda tiene lugar pese al alza de las tasas de interés
y las medidas impuestas para limitar la oferta de rublos.

Las autoridades rusas "trazaron una línea en la arena y
nos acercamos a ella a toda velocidad",
dice James Malcolm, estratega de divisas de
Deutsche Bank en Londres. "Es un blanco irresistible".

El tipo de cambio
es un tema bastante delicado en Rusia, donde los recuerdos del
colapso del rublo en 1998 aún están frescos.

El drástico cambio en la trayectoria de la divisa en
los últimos meses -golpeada por el desplome en los precios
del petróleo, la principal exportación de Rusia y una fuga de
capitales en medio de la crisis global- ha puesto al Kremlin en
la defensiva.

Desde agosto, Rusia ha emprendido una costosa campaña
primero para frenar y luego para atenuar el declive del rublo,
invirtiendo más de un tercio de sus sustanciales reservas
de divisas extranjeras. Los más altos funcionarios,
incluyendo el primer ministro Vladimir Putin, han defendido la
política, diciendo que era necesaria para permitir que los
bancos y las personas se ajusten a las medidas. Los esfuerzos por
controlar el descenso del rublo también le dieron tiempo a
las grandes compañías rusas para reestructurar
parte de su enorme deuda en moneda extranjera, cuyo valor se
habría disparado si el rublo se desplomaba, dicen los
analistas.

A fines de enero, el gobierno canceló las medidas e
instituyó una nueva banda cambiaria para el rublo con un
límite inferior de 41 rublos contra una canasta de
dólares y euros. El martes, el rublo estaba a centavos de
este límite. Esta semana, la divisa alcanzó su
nivel más bajo en 11 años, un poco más de 36
unidades por dólar. Los inversionistas "están
poniendo a prueba la determinación del banco central",
dice Markku Anttila, un operador de divisas de Danske Bank que se
especializa en Rusia.

Por ahora, los esfuerzos del banco central -que ha subido las
tasas de interés y reducido la liquidez- no han sido lo
suficientemente agresivos, dicen los analistas, sirviendo
principalmente para aumentar el apetito de los inversionistas de
nuevos declives del rublo. Como resultado, la mayor parte del
dinero que el Kremlin está gastando para impulsar su
sistema bancario y la economía, en realidad, está
siendo inyectado en el mercado de divisas.

"Todos los rublos que están en el mercado han sido
convertidos en dólares", dice Natalya Orlova, economista
jefe de Alfa Bank en Moscú. "Salir de esta espiral donde
todos esperan una devaluación será muy
difícil".

Algunos analistas dicen que, para aliviar las presiones sobre
la moneda, el gobierno podría imponer controles de
capital, lo que limitaría la fuga de dinero. Pero eso
representaría un retroceso más para el Kremlin, que
ha promovido la liberalización económica en los
últimos años.

La semana pasada, Putin mencionó el rechazo del
gobierno a los controles de capital como una señal de su
compromiso con la apertura de los mercados.

– Geithner recuerda las lecciones de la crisis en Japón
para encarar la de EEUU (The Wall Street Journal –
4/2/09)

(Por Michael M. Phillips)

Si hay algo que el secretario del Tesoro de Estados Unidos,
Timothy Geithner, aprendió de observar cómo
Japón se hundía en un remolino económico que
se prolongó por una década, es esto: mejor no
titubear.

Geithner tiene muy presente los errores de Tokio ahora que
él y el resto del equipo económico del presidente
Barack Obama encaran la profunda recesión estadounidense y
la persistente restricción del crédito. Recordando
cómo las autoridades japonesas prolongaron la crisis con
sus titubeos acerca del gasto
público, las tasas de interés y los rescates
bancarios, Geithner lidera los esfuerzos por diseñar una
respuesta a gran escala que responda a la crisis estadounidense,
incluyendo un paquete de estímulo de casi US$ 890.000
millones, más ayuda para propietarios de vivienda e
intentos renovados para ayudar a las instituciones financieras a
deshacerse de sus malas inversiones.

La crisis de EEUU "es hoy mucho peor porque las autoridades,
en conjunto, reaccionaron un poco tarde tanto en el frente fiscal
como en el financiero", dijo Geithner en una entrevista
reciente.

Él recuerda debates del año pasado sobre si la
inflación o la crisis crediticia eran riesgos mayores, si
los reguladores deberían "tratar de darle una
lección a la gente o salvar el país… que
empeoraron el temor y el pánico más de lo que
debió ser".

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