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Aproximación a la historia de la vida cotidiana. Otra forma de abordar el estudio de la dictadura 76-83 (página 2)




Enviado por Federico Iglesias



Partes: 1, 2

En este proceso de
apropiación los agentes se convierten en actores, que
interpretan y se muestran, presionan o
rechazan."[2] En este sentido dicho enfoque
resulta una herramienta fundamental para estudiar las
experiencias, modos de vida, valores, y
actitudes de
aquellos actores sociales que muchas veces aparecen como simples
reproductores de estructuras
sociales y políticas
que los exceden. Cabe aclarar que la "historia de la vida
cotidiana" no es una disciplina
especial sino que se trata, siguiendo a Lüdtke, de un
enfoque específico del pasado que centra su atención en la conducta diaria
de los hombres, tanto de las personalidades prominentes de la
historia como de aquellos actores anónimos. Entender las
prácticas de la multitud como
"apropiación[3]de las condiciones en las
que vive, presupone partir de lo que se ha definido como la
doble constitución de la realidad, esto es
tanto las condiciones materiales
(económicas, técnico-científicas,
políticas, etc) en las que los hombres hacen su historia,
pero sobre todo las formas en las que los hombres se apropian de
esas condiciones y producen sus experiencias, modos de
expresión e interpretaciones.

La Alltagsgeschichte además ser un tipo
específico de enfoque histórico, conceptual,
representa a su vez un movimiento
historiográfico, es decir que implica a un conjunto de
historiadores que lo adoptan y lo desarrollan empírica y
teóricamente. Dicho movimiento estuvo muy influenciado por
las corrientes de historiografía que surgieron a fines de
los años sesenta en Inglaterra.
Principalmente por la historia del pueblo del movimiento History
Workshop, que ha sido, de todas las expresiones inglesas de
éste tipo, la más articulada e influyente. La
"historia de la vida cotidiana", parte de un desafío a los
análisis históricos centrados en la
alta política y en las interpretaciones
estructurales. En este sentido se abrieron vías de
investigación tanto académicas como
populares que definieron este complejo movimiento. "Las investigaciones
que se elaboraron estuvieron particularmente interesadas en que
partiendo de experiencias individuales, de pequeños
grupos y
localidades, se conectara con los ámbitos más
amplios de las ideas y de la acción
políticas, sobre todo para intentar comprender la
conformidad y la resistencia
populares al Tercer Reich.

Este proyecto no
quedó, por lo tanto, reducido al redescubrimiento de modos
de vida anteriores, con todos los riesgos de
anticuarismo que eso conlleva, sino que fomentó a su vez
una línea política partiendo de la capacidad de los
individuos para construir su propia historia dentro del marco
restrictivo que los rodea, hasta intentar nutrir esta
consideración con una apreciación más sutil
y detallada de las funciones
políticas de la naciónestado, y de
la construcción de nociones en torno a la
identidad
nacional[4]Estas iniciativas
historiográficas surgieron a finales de la década
de 1970 influenciados por las ideas de E. Thompson sobre la
clase obrera y
por las tradiciones de la "historia de los de abajo" y de la
"historia local" o "microhistoria". Como ejemplo de esta nueva
situación, Alf Lüdtke destaca que "la atención
que se prestaba a la resistencia llevó al sindicato de
los trabajadores del metal, una organización sólidamente implantada,
a apoyar un proyecto dedicado a la historia huelguística
local[5]Tales iniciativas no se sometían a
la forma de funcionamiento tradicional de la ciencia y
"partían frecuentemente de los fuertes conflictos
surgidos a partir de 1968 en centros de enseñanza, ámbitos
burocráticos de la cultura y
medios
públicos en torno al tema de una nueva enseñanza de
historia[6]

Por último, dentro del enfoque de la
Alltagsgeschichte, el tema de las fuentes merece
algunas consideraciones. La "historia de la vida cotidiana"
necesita algo más que fuentes oficiales provenientes de
los diferentes niveles de los archivos de
la
administración. No es que se descarten tales fuentes,
sino que se las acepta sólo a condición de que
deben ser leídas "a contrapelo" e interpretadas de nuevas
maneras. Sin embargo las fuentes sobre las que más trabaja
la historia de la vida cotidiana están dominadas por
periódicos locales, la historia oral y las
autobiografías, aunque hay, por supuesto, un gran
número de archivos particulares sobre temas y lugares
específicos que pueden hacer aportes significativos a
determinados estudios. El historiador inglés
John Walton, en su trabajo sobre
la "historia de la vida cotidiana" en Inglaterra, señala
que "el análisis detallado de la narración
periodística ofrece inmejorables oportunidades de
recuperar la estructura
detallada de las actividades y conflictos
locales[7]También la historia oral
cobró importancia como "ventana a las vidas corrientes en
el siglo XX[8]En definitiva, tanto los
periódicos, la historia oral y las autobiografías
representan fuentes cualitativas que contribuyen a recuperar la
textura de la vida cotidiana de los individuos, y son
útiles además para el análisis de las
cambiantes definiciones y modelos de
representación de la propia identidad.

Historia de la vida
cotidiana e Historia reciente

La estrecha relación de la "historia de la vida
cotidiana" con la práctica de la "historia reciente" puede
observarse en por lo menos dos aspectos fundamentales. Por un
lado en la riqueza de fuentes y testimonios (la historia oral,
las autobiografías, las publicaciones, la narración
periodística, etc) de los que ambos métodos se
nutren. Por otro lado en los temas y problemas que
ambos enfoques permiten abordar. En este sentido, tanto la
"historia reciente" como la historia de la vida cotidiana
"entretejen las tramas de lo público con lo más
intimo; de lo más privado y más propio de cada
experiencia con las condiciones materiales y sociales en las que
se desarrollan[9]

Si bien el enfoque de la "historia de la vida cotidiana"
puede aplicarse a diversos períodos de la historia, y no
necesita ceñirse a un pasado cercano para conformar su
objeto de estudio, que bien pueden ser los trabajadores de la
planta industrial de la Ford en Gral. Pacheco a fines del siglo
XX, como así también las muchachas que
después de su niñez rural entraban a formar parte
de la servidumbre de un señor de la ciudad en la
Inglaterra victoriana. Si bien la aplicación de este
método
resulta fructífera en estos ámbitos bien
diferenciados, su aplicabilidad al estudio del pasado reciente
puede resultar muchos más fructífero si se tiene en
cuenta no solo la cantidad, sino sobre todo la calidad de las
fuentes disponibles, así como los nuevos temas y
perspectivas que permite abordar, tales como las experiencias de
resistencia u oposición en las fábricas a los
intentos sistemáticos de las empresas por
aumentar los ritmos de producción y reducir los costos
salariales, la experiencia de los "exilios interiores" de
artistas e intelectuales,
las experiencias de los primeros organismos de derechos humanos
que salían a gritar su dolor en medio del
silencio.

Ahora bien, para comprender esta relación
estrecha planteada al comienzo de este apartado, es necesario
trazar un esbozo de los presupuestos
teóricos y metodológicos que ambos métodos
comparten.

En primer lugar, tanto la "historia de la vida
cotidiana" como la "historia reciente", están relacionadas
con la llamada "crisis de la
historia" de los años 1980. Dicha "crisis" parte de una
radical puesta en tela de juicio de la valoración
optimista del progreso técnico y civilizador de la
humanidad, lo que representa una pérdida de confianza en
el progreso humano. Un planteo similar se encuentra en el trabajo de
Levín-Franco sobre la construcción de la historia
reciente, cuando afirman que, "la toma de conciencia de
esta nueva realidad ha enfrentado crudamente a la humanidad con
la necesidad de comprender su pasado cercano[10]e
ir más allá del análisis de los grandes
procesos y
centrar su atención en las vivencias, y experiencias de
personas concretas para averiguar como experimentaron esos
grandes procesos.

En segundo lugar, y relacionado con lo anterior, ambos
enfoques parten de un cuestionamiento del modelo
estructural-funcionalista, que se enmarca dentro de lo que se
denomina "crisis de los grandes relatos", y que "implicó
la puesta en duda de las formas más globalizantes y
estructuradas de aproximación a los procesos
históricos. Todo ello ha permitido repensar la importancia
de los propios sujetos en tanto actores sociales, prestando
especial atención a la observación de sus prácticas y
experiencias y a al análisis de sus representaciones del
mundo, para descubrir todo aquel espacio de libertad que
los constituye, que escapa al encorsetamiento de estructuras e
ideologías[11]

El aporte de la "historia de la vida cotidiana" a la
práctica de la historia reciente es de orden conceptual y
metodológico. Sin pecar de novelismo histórico y
subjetivismo, o a riesgo de ello
–riesgo que por otra parte corre toda narración
histórica– el enfoque "de la vida cotidiana"
aplicado al estudio de la historia reciente permitiría
obtener una dimensión vivencial de la dictadura, o
del trienio anterior a ella, rica en matices, ya que dicho
enfoque es una vía de acceso privilegiada para dar cuenta
de la penetración capilar de la dictadura, la violencia
política y el autoritarismo en la sociedad
argentina Dicho enfoque, –es una hipótesis–, revelaría
actitudes muchas veces contradictorias y móviles, que no
son una respuesta mecánica a las condiciones bajo las que se
desarrollan, que cubren una abanico que va de ser "válvula
de escape," al oportunismo, más o menos miserable, sin
contar la colaboración abierta o la resistencia armada. La
historia reciente, en tanto campo en construcción, tiene
una herramienta fundamental para profundizar ese campo y dotarlo
de nuevos enfoques.

La "Historia de la
vida cotidiana" a debate

Este enfoque historiográfico ha provocado
numerosas críticas, sobre todo de los historiadores de la
denominada "historia crítica" o "historia como ciencia
social", y dado que algunas de esas críticas son
relevantes, analizaré el debate que
suscitó la "historia de la vida cotidiana" con esta
corriente historiográfica. Por otra parte la adopción
de este enfoque historiográfico para analizar el
período de la dictadura nazi en Alemania
también generó un debate historiográfico que
analizaré en segundo lugar, luego de revisar los
principales componentes del debate conceptual con la "historia
como ciencia social".

En su libro sobre la
ciencia histórica en el siglo XX Georg
Iggers[12]afirma que los argumentos formulados por
los historiadores de la vida cotidiana (y de la microhistoria) en
contra de la historia social tradicional son, sobre todo, de
naturaleza
política y ética.
Para sus críticos, cito a Iggers, "esta historia social
presupondría un proceso histórico mundial unitario,
que se caracteriza por los distintivos de la
modernización, la industrialización, y la
urbanización, así como del estado nacional
institucional y burocrático[13]En esta
perspectiva crítica se ponderan tanto las fuerzas
productivas
como también las fuerzas
destructivas,
que el supuesto desarrollo y
progreso de la humanidad conlleva, y este proceso está
caracterizado por un "alto costo humano", y
por el hecho de que en los análisis de la historia social
tradicional, parecen haber tenido lugar a espaldas del hombre.

Lo que destacan las corrientes que se enmarcan en la
crítica a esta historiografía es la
inclusión en la historia de "aquellos hombres que hasta el
momento han silo omitidos por ella, en particular al "hombre de a
pié." Para ello no se trataría tanto de las
condiciones materiales de la vida cotidiana, tal como las
describe Braudel en su libro sobre la vida cotidiana
Civilización material, economía y capitalismo,
siglos XV–XVIII
, sino, antes bien, de cómo los
hombres experimentaron esas condiciones[14]Junto a
ésta crítica a la concepción de la historia
como proceso unitario, que parte de un centro social y
político, se cuestionó el concepto de
ciencia en el que se basaba la
investigación histórica y la
historiografía. "Se pretendía
–continúa Iggers– que la ciencia que trabajaba
con teorías
abstractas y que trataba la materia de su
investigación como un objeto, fuese reemplazada por una
ciencia alternativa, capaz de reconstruir los aspectos
cualitativos de las experiencias[15]

Ahora bien, ¿es posible compenetrarse con el
objeto de la investigación? Esta cuestión ha
generado un gran debate, y son los propios historiadores y
teóricos de la historia de la vida cotidiana y de la
microhistoria los que advierten sobre el peligro que presupone la
respuesta afirmativa a la pregunta planteada. Para éstos,
"ello presupone una comunión entre el mundo vital del
historiador por una parte, y las acciones y los
razonamientos que investiga por
otra[16]

En este sentido, la antropología cultural representa un modelo
de análisis adecuado y un punto de referencia
metodológico para el tipo de investigación sobre la
que se basa la historia de la vida cotidiana. Sin embargo este
procedimiento
ha sido criticado por J. Kocka, un exponente importante de la
ciencia social histórica, porque en su opinión,
este método significa el abandono de la racionalidad
metódica y el retroceso hacia un
"neohistoricismo".

Para este autor tal procedimiento presupone que la
cultura que se describe sea una unidad homogénea y que no
se descomponga en sectores ampliamente separados entre sí.
Es interesante en este punto destacar la observación que
aparece en el texto de
Iggers acerca de la "contradicción de numerosos
historiadores de la vida cotidiana […] que por un lado
ciertamente nieguen la unidad de la cultura occidental, mientras
que por otro, no vayan lo suficientemente lejos en su postura
descentralista en tanto que dan por supuesta la unidad de su
objeto de investigación y con ello pasan por alto que toda
descripción, por muy densa que sea, es ya
el producto de
una selección[17]Esta discusión
metodológica ha puesto de relieve la
cuestión de cómo los procedimientos
hermenéuticos pueden llegar a aportar algún
conocimiento
demostrable. La historia de la vida cotidiana así como la
antropología histórica quieren restringir
expresamente la influencia de las teorías, a fin de no
violentar el objeto de investigación ¿Pero se puede
historiar sin teorías explícitas? La respuesta a
este interrogante excede las posibilidades de esta monografía.

Cabe una acotación más acerca de la
complementariedad entre la ciencia social histórica y la
historia de la vida cotidiana. Porque muchas veces debates como
el presentado anteriormente pueden ocultar semejanzas no menores,
más allá de las disputas historiográficas
que hayan sostenido los teóricos de uno u otro enfoque. En
este sentido, la obra del historiador inglés Timothy
Mason, aunque su enfoque sea predominantemente una mirada "desde
arriba", es decir desde la dirigencia nazi en el poder, su
intento por captar las presiones de la vida cotidiana bajo el
nazismo, da
cuenta de la preocupación por la complementariedad entre
ambas disciplinas. Mason fue integrante del movimiento del
History Workshop mencionado más arriba, y su obra es
representativa de la orientación historiográfica y
política de dicho movimiento.

En su artículo sobre la obra de Tim Mason,
Damián López afirma que "en continuidad con la
tradición de los historiadores marxistas
británicos, los trabajos de Mason se destacan por su
amplia y metódica labor documental y su
preocupación por la construcción de una narrativa
detallada, al tiempo que
toman el conflicto
social como principal marco de análisis. Fuertemente
influenciado por la obra de Edward P. Thompson, Mason pensaba que
era fundamental que la historia recogiera la experiencia
cotidiana y la acción de los oprimidos […] y
también criticaba aquellas limitadas versiones de historia
social que simplemente invertían los viejos prejuicios,
enviando la alta política y la alta cultura a la
oscuridad.[18]"

Otro debate que es interesante analizar, por los aportes
que ofrece al enfoque de la "historia de la vida cotidiana", es
la discusión en torno al problema de la
"historización" del nazismo que se originó a
raíz de un ensayo de
Martín Broszat publicado en 1985 que giraba en torno a la
cuestión de si era posible abordar la era nazi de la misma
manera en que son abordadas otras etapas del pasado. En este
debate se discutió acerca de qué nuevas
perspectivas serían necesarias para un cambio de
conceptualización y de método, y esto incluye sin
duda la consideración de la contribución y el
potencial de la "historia de la vida cotidiana".

Las propuestas de Martín Broszat, que se extraen
de la investigación emprendida y publicada entre mediados
de la década de 1970 y principios de los
80 dentro del marco del "Proyecto Baviera," intentaban ofrecer
una dimensión nueva para la comprensión de las
relaciones entre el estado y la
sociedad en la Alemania nazi. En este sentido, es notable la
repercusión que tuvo el enfoque del tipo "vida cotidiana",
en los estudios emprendidos por sus investigadores, en sus
esfuerzos por analizar al régimen nazi no sólo como
fenómeno político sino también "como una
experiencia social para poder comprender mejor la conducta de la
gente común –como sus propios parientes– bajo
el nazismo[19]Este enfoque exige que el estado
nazi sea considerado como un componente integral de la historia
alemana, a diferencia de considerarlo un fenómeno que
puede ser aislado y separado de dicha historia. Éste era
el eje de la controversia que inició Broszat. Para
él, sin la adecuada integración del nazismo en los escritos
históricos normales "el Tercer Reich seguirá siendo
una "isla" en la historia moderna alemana, un recurso para
obtener lecciones de moralidad
política, donde la rutinaria condena moral excluye
la comprensión histórica, reduciendo al nazismo a
una "anormalidad", que además sirve como cuartada
compensatoria para un restaurado historicismo con respecto a
épocas más "saludables" antes y después de
Hitler[20]

Uno de los principales críticos al reclamo de
"historización" de Broszat fue el historiador israelí
Saul Friedlander. Éste último centraba sus
críticas en tres aspectos. El primero de ellos era el
problema de la periodización misma del Tercer Reich, el
período 1933–1945. Para Friedlander la
"historización" incorpora al régimen nazi en un
proceso de cambio social a largo plazo, desplazando las
características singulares del período y de la
ideología nazis, "para colocarlo sobre una
consideración de la relativa y objetiva función
del nazismo como un agente que forzaba (o retardaba) la
modernización[21]Friedlander llama la
atención sobre el peligro de relativizar el marco
político–ideológico–moral, por
demás peculiar, del período 1933–1945. El
segundo problema que plantea Friedlander a la
"historización" es el recomendado abandono de distancia,
fundada en la condena moral que el historiador establece con su
objeto de estudio y que le impide tratarlo como un proceso
"normal". Según Friedlander, esto genera problemas para
construir una imagen global del
nazismo ya que es difícil separar la criminalidad de la
normalidad en un régimen en el que la primera
abarcó casi todas las esferas de la vida de las personas.
El tercer problema planteado por Friedlander es de carácter metodológico y
filosófico, ya que critica la vaguedad y la falta de
límites
al concepto de "historización" lo que hace que no se tenga
una idea clara de cuales pueden ser los resultados de sus
implicaciones, ya que podrían interpretarse de maneras
radicalmente diferentes.

De este debate pueden extraerse algunas consideraciones
acerca de la "historización" relacionadas al enfoque de la
"historia de la vida cotidiana". En este sentido, tal enfoque no
implica necesariamente el abandono o la minimización de
los aspectos políticos, ideológicos, y morales del
nazismo. Así como tampoco sus implicancias han sido
contraproducentes, sino que tal como demuestra Kershaw en su
evaluación sobre él debate antes
mencionado, los trabajados realizados representaron importantes
contribuciones en el campo de los estudios sobre el racismo, el
antifeminismo, las actitudes de la sociedad alemana bajo el
nazismo, etc.

Una de las principales conclusiones que puede plantearse
de este debate es la necesidad de "pensar una historia de la
sociedad alemana bajo el nazismo capaz de incorporar en un
análisis estructurado los descubrimientos de la
investigación histórico–social reciente, en
particular los de la
Alltagsgeschichte[22]y que al mismo
tiempo se integre en el marco político e ideológico
particular del nazismo. Justamente por ser la criminalidad un
factor esencial en casi todas las esferas de la vida cotidiana en
la era nazi, ligar expresamente "vida cotidiana" y barbarie,
puede contribuir a una comprensión más profunda de
las conductas y las mentalidades que hicieron posible el Holocausto.

La
Alltagsgeschichte y la
dictadura militar de
1976-83

El estudio de la última dictadura militar
argentina de 1976–1983 ha sido abordado de diferentes
maneras y con ejes diversos. En la mayoría de la bibliografía lo que
predomina son enfoques que muchas veces no permiten apreciar
cómo esos procesos que se narran y se describen
analíticamente son vividos por determinados actores
sociales. No sólo por aquellos que dirigen dichos
procesos, las personalidades destacadas, sino sobre todo por el
heterogéneo grupo social
(no importa si conscientemente o no) que lo padece o apoya, (y la
indiferencia es una especie de apoyo tácito) tanto en la
esfera pública como en la privada. Interés
éste que parte de considerar al hombre común no en
su individualidad, pero sí en su experiencia de vida en
tanto actor histórico que hace historia en su
práctica cotidiana. Actitudes no necesariamente pasivas, y
que generan respuestas diversas frente a las condiciones en las
que debe operar.

En este sentido, y tal como se planteó al
comienzo del trabajo, el enfoque de la "historia de la vida
cotidiana" permitiría problematizar la imagen de una
sociedad paralizada por el terror, así como también
matizar las experiencias de resistencia, indiferencia, y las
actitudes colaboracionistas de los trabajadores y sus
representantes gremiales durante la última dictadura
militar. ¿Inmovilidad o acción? pueden ser
preguntas necesarias pero no suficientes. Habría que
preguntarse cómo se expresó esa inmovilidad,
cómo fue vivida por los trabajadores las acciones de
resistencia u oposición, de qué métodos se
valieron, cuántos se animaron, etc. Y ese "cómo" no
es otra cosa que la apropiación que el sujeto hace de las
condiciones en las que vive, y "cómo" expresa, en tanto
acción, diaria, cotidiana, dichas condiciones. Y para ello
es necesario reconocer que la fábrica no es el
único ámbito de sociabilidad del trabajador, aunque
sea éste en base al que se estructuran los demás,
por lo que resulta pertinente rastrear esas actitudes en otros
espacios de sociabilidad tales como el barrio, el club, el
ámbito privado familiar, e incluso en la dimensión
psicológica del sujeto.

El enfoque de la "historia de la vida cotidiana" no es
lo que predomina en la producción historiográfica
sobre la última dictadura militar. Sin embargo, trabajos
de caso comparativos como el de Daniel Dicósimo, o textos
como el de R. Bitrán y A. Schneider pueden tomarse como
una aproximación al enfoque que se plantea en esta
monografía, es decir, en tanto enfoque
historiográfico que da cuenta de las experiencias de los
sujetos, en este caso trabajadores fabriles, durante la
última dictadura militar. En el primero de ellos porque,
en palabras del autor "en última instancia, porque miramos
a los actores sindicales, sus lógicas y prácticas,
no desde una historia del movimiento obrero sino de los
trabajadores. En ella la experiencia cotidiana en el lugar de
trabajo es fundamental, en la medida en que […] permite al
historiador recuperar al sujeto trabajadores […] y, al
mismo tiempo, identificar el proceso en que se constituye como
actor colectivo."[23] Por su parte, en el texto de
Rafael Bitrán y Alejandro Schneider es interesante el uso
del testimonio directo, eje central de su trabajo, que utilizan
los autores con el fin de obtener una imagen vivencial de lo
sucedido. En su perspectiva "es el propio obrero quien, jugando
un papel activo como "historiador" revaloriza el papel central
desarrollado por su clase en la dinámica social. Es el propio historiador
quien, desde su perspectiva teórica y su metodología particular hace "historia" y
hace política[24]

En ambos trabajos se entiende a los trabajadores no como
una clase homogénea y compacta, con un comportamiento
mecanicista guiados sólo por intereses puramente
económicos, sino en la tradición de E. P. Thompson,
es decir como algo que ocurre en las relaciones
humanas, como "un fenómeno histórico,
unificando un número de eventos
aparentemente inconexos y separados, ambos en la materia prima
de la experiencia y en la conciencia […] La experiencia de una
clase se ve principalmente determinada por las relaciones
productivas en las cuales nacen los seres humanos –o entran
en ellas involuntariamente–. La conciencia de clase es la
forma en la que estas experiencias son manejadas en
términos culturales: toman cuerpo en tradiciones, sistemas de
valores, ideas y formas
institucionales[25]

Si bien el trabajo de Pablo Pozzi "La oposición
obrera a la dictadura (1976-1982)[26]" no puede
enmarcarse estrictamente dentro de la "historia de la vida
cotidiana", el texto oscila entre éste enfoque y el de la
historia social, y permite observar en el recorrido que propone,
esta relación entre las estructuras globales y la praxis de los
sujetos; entre las condiciones de vida, las relaciones de
producción y los modos de comportamiento de los
trabajadores durante la última dictadura. En este sentido,
y siguiendo las líneas de argumentación de Pozzi
puede establecerse una distinción en el concepto
"genérico" de clase obrera, para observar hacia el
interior de la misma una estratificación, no lineal ni
tajante, entre militantes, activistas, y trabajadores "comunes"
es decir no organizados política ni socialmente, en
quienes las experiencias y las mentalidades subjetivas, reflejan
formas de actuar y vivir el período de diferentes modos.
Es este rescate de la experiencia cotidiana, (la
distinción entre activistas, militantes, y "trabajadores
comunes," es fundamental para un enfoque del tipo de la vida
cotidiana), es uno de los aportes del trabajo de Pozzi en tanto
busca dar cuenta de las actitudes de los trabajadores en tiempos
de la dictadura. Las conclusiones a las que arriba, así
cómo sus implicancias ideológicas, son
independientes de los aportes que representa su trabajo para el
enfoque del tipo de la vida cotidiana.

Lo que se intenta poner de manifiesto es que es en el
propio lugar de trabajo, en la rutinaria y gris jornada de todos
los días, en los espacios de sociabilidad de los
trabajadores, dónde también hay que buscar las
respuestas al problema que plantea la actitud de
éstos durante la última dictadura. Un enfoque de
éste tipo, puede contribuir al debate planteado en torno a
la inmovilidad o resistencia de la clase obrera. Así como
también matizar los distintos métodos y formas de
lucha que los sujetos van desarrollando al calor de sus
experiencias cotidianas, y dar cuenta de la relación
compleja y contradictoria entre la "burocracia
sindical" y las "bases obreras" dentro de los establecimientos
fabriles o las empresas. Si buena parte de ésta
"burocracia sindical" había puesto sus huestes a
disposición de la Triple A, ¿qué conducta
podría haber adoptado durante la dictadura, más
allá de empujar algún que otro reclamo salarial,
miserable si se tiene en cuenta el contexto?

Conclusiones

La aparición y el desarrollo de la "historia de
la vida cotidiana" ha mostrado todo su potencial
historiográfico para obtener visiones matizadas de los
grandes procesos sociales y políticos de la historia. De
esta manera se han abordado nuevas problemáticas referidas
a las experiencias de los sujetos, a la forma en la que
éstos viven y expresan esos procesos, lo que en muchos
casos ha significado un gran avance para la comprensión de
las actitudes y prácticas vivenciales de aquellos sujetos
que muchas veces aparecen en la historia como simples
reproductores de estructuras que los exceden.

En este sentido, la práctica de la "historia
reciente" puede relacionarse con el enfoque de "la vida
cotidiana" ya sea por la riqueza de las fuentes de las que ambos
métodos se nutren, así como también por los
presupuestos teóricos y metodológicos que ambos
enfoques comparten.

En el caso de la última dictadura militar
argentina, la "historia reciente" tiene una herramienta de lujo
en dicho enfoque el cual le permitiría indagar nuevos
temas y problemas referidos a la actitud de la sociedad. El campo
de la historia de los trabajadores es uno de ellos. Los estudios
que se enmarcan dentro del enfoque de la "historia de la vida
cotidiana", es decir que centran el eje de su análisis en
esta relación entre las estructuras globales y la praxis
de los sujetos; entre las condiciones de vida, las relaciones de
producción y los modos de comportamiento de dichos
sujetos, permiten obtener una imagen de esa conciencia de la que
habla E. P. Thompson, así como también explicar sus
comportamientos y actitudes en el marco específico del
terrorismo de
estado de la última dictadura militar argentina. Y
aquí la honestidad
intelectual es indispensable para no anteponer "el carro delante
del caballo"

¿Cómo distinguir al activismo del
"laburante común" en épocas de represión y
clandestinidad? ¿Cómo dar cuenta de la
relación entre ese "activismo" y el resto de los
trabajadores, incluidos los "delegados burócratas"?
¿Qué tan hondo caló el "algo habrán
hecho" para explicar que los trabajadores desarrollaran
mayoritariamente luchas por reivindicaciones salariales o por
condiciones de trabajo antes que por las desapariciones y la
represión? ¿En el marco de las desapariciones
masivas de trabajadores, la mera lucha salarial, reivindica o
degrada a la clase obrera como tal? ¿Qué rol
cumplieron, además de los dirigentes sindicales, los
"delegados burócratas", en tanto trabajadores, en el
día a día en el sindicato o en la fábrica,
para con su propia clase?

En el caso de los militantes y los activistas
éstos representan una minoría activa que cumple un
papel clave en las reivindicaciones y capacidad de acción
del conjunto de la clase. El ataque contra este sector es el eje
de la represión clandestina en fábricas y lugares
de trabajo. En este sector la experiencia de la última
dictadura es vivida y sentida de manera diferente sin que esto
implique en sí mismo un juicio valorativo, en todo caso el
juicio valorativo es inevitable, respecto a las vivencias y
sentimientos de los trabajadores "comunes" o los "delegados
burócratas". Éstos son algunos de los aspectos que
pueden ser abordados desde un enfoque del tipo de la vida
cotidiana, para recuperar la textura de la "clase obrera", y su
actitud durante la última dictadura militar. Quizás
dicho enfoque ofrezca una crítica al martirologio de una
clase que escondía a sus mártires, y a la
indiferencia del "algo habrán hecho" que invadía la
vida privada de las personas. Quizás dicho enfoque ofrezca
también el rescate de las experiencias de solidaridades
colectivas dentro del propio lugar de trabajo y de actitudes
hostiles y de resistencia durante la última dictadura
militar. Quizás este enfoque ofrezca, por último
pero no lo último, ayudar a comprender la compleja
relación entre los dirigentes sindicales llamados
"burócratas" y los trabajadores ¿peronistas? o no,
no importa, en una situación represiva tal como la
última dictadura militar.

Como intenté demostrar en las páginas
anteriores, este enfoque historiográfico resultó
especialmente fructífero para problematizar el
comportamiento de la sociedad alemana durante el nazismo,
así como las experiencias y actitudes de los trabajadores
durante la última* dictadura militar argentina. Los
debates mencionados acerca de los supuestos teóricos y
metodológicos de los que parte la "historia de la vida
cotidiana" y de su aplicación al estudio del nazismo son
esencialmente ricos en tanto permiten observar la relación
para nada antagónica entre la Alltagsgeschichte y los
estudios estructurales que sirven de marco
político–social para lograr una comprensión
más matizada de los procesos sociales, así como de
las mentalidades y prácticas de los sujetos que hacen su
propia historia en el contexto de dichos procesos.

Federico Iglesias

***

Bibliografía

  • Alf Lüdtke "De los héroes de la
    resistencia a los coautores. "Alltagsgeschichte" en Alemania.
    Ayer Nº 19. Madrid, 1995. Marcial Pons
    Librero.

  • John K. Walton. "Aproximación a la historia
    de la vida cotidiana en Inglaterra, 1850–1940. En La
    historia de la vida cotidiana, editado por Luis Castells.
    Ayer Nº 19. Marcial Pons Librero. Madrid,
    1995.

  • Georg G. Iggers "La ciencia histórica en el
    siglo XX. Las tendencias actuales. Una visión
    panorámica y crítica del debate internacional".
    Idea Books S.A. Barcelona, 1998.

  • Damián López "Clase obrera y
    oposición al nazismo. Una introducción a la
    obra de Tim Mason (1940-1990) en Entrepasados Nº 34,
    Buenos Aires, 2008.

  • Ian Kershaw "La dictadura nazi. Problemas y
    perspectivas de interpretación" Siglo XXI Editores.
    Buenos. Aires. 2004.

  • Daniel Dicósimo "Dirigentes
    sindicales, racionalización y conflictos durante la
    última dictadura militar". En Entrepasados Nº 29,
    Buenos Aires, 2006.

  • Rafael Bitrán y Alejandro Schneider
    "Dinámica social y clase trabajadora durante la
    dictadura militar de 1976–1983. Estudio de la zona
    norte del Gran Buenos Aires en particular de las
    fábricas Del Carlo y Ford Motors. En Nuevas tendencias
    en el sindicalismo: Argentina – Brasil. Buenos. Aires.
    Biblos, 1992.

  • Pablo Pozzi "La oposición obrera a la
    dictadura 1976–1982" Imago Mundi. Buenos. Aires.
    2008.

  • Marina Franco y Florencia Levín. "El pasado
    cercano en clave historiográfica". En Historia
    Reciente. Perspectivas y desafíos para un campo en
    construcción. Buenos Aires, Paidos, 2007.

 

 

 

 

 

 

 

Autor:

Federico Iglesias

[1] Alf Lüdtke "De los
héroes de la resistencia a los coautores.
€˜Alltagsgeschichte€™ en Alemania. Ayer
Nº 19. Madrid,
1995. Marcial Pons Librero. Pág. 50.

[2] Id. Pág. 49.

[3] Marx insiste
aquí en que la "apropiación" no se refiere a un
"disfrute" unilateral, al simple "tener", sino que se trata de
la diversidad de la €˜apropiación material
del ser humano objetivo, de
las obras humanas por y para el
hombre€™; el "comportamiento" de los
"órganos de su individualidad", pero también la
de sus "órganos comunitarios" es por consecuencia en su
"comportamiento hacia el objeto" la "apropiación de la
realidad humana". Ibíd. Pág. 49.

[4] John K. Walton. "Aproximación a la
historia de la vida cotidiana en Inglaterra,
1850€“1940. En La historia de la vida cotidiana,
editado por Luis Castells. Ayer Nº 19. Marcial Pons
Librero. Madrid, 1995. Pág. 16

[5] Lüdtke, op cit. Pág
57.

[6] Id. Pág. 54.

[7] Walton, op. cit. Pág. 22.

[8] Id. Pág. 23.

[9] Marina Franco y Florencia Levín.
"El pasado cercano en clave historiográfica". En
Historia Reciente. Perspectivas y desafíos para un campo
en construcción. Buenos Aires,
Paidos, 2007. Pág. 31.

[10] Id. Pág. 36.

[11] Ibíd. Pág. 37.

[12] Georg G. Iggers "La ciencia
histórica en el siglo XX. Las tendencias actuales. Una
visión panorámica y crítica del debate
internacional". Idea Books S.A. Barcelona, 1998.

[13] Id. Pág. 83.

[14] Ibíd.. Pág. 83.

[15] Id. Pág. 84.

[16] Ibíd.. Pág. 85.

[17] Id. Pág. 86.

[18] Damián López "Clase obrera
y oposición al nazismo. Una introducción a la obra de Tim Mason
(1940-1990) en Entrepasados Nº 34, Buenos Aires, 2008. Pp.
129€“143.

[19] Ian Kershaw "La dictadura nazi.
Problemas y perspectivas de interpretación" Siglo XXI editores. Bs.
As. 2004. Págs. 288-289.

[20] Id. Pág. 289.

[21] Ibíd. Pág. 293.

[22] Id. Pág. 307.

[23] Daniel Dicósimo "Dirigentes
sindicales, racionalización y conflictos durante la
última dictadura militar". En Entrepasados Nº 29,
Buenos Aires, 2006. Pp. 87-105.

[24] Rafael Bitrán y Alejandro
Schneider "Dinámica social y clase trabajadora durante
la dictadura militar de 1976€“1983. Estudio de la
zona norte del Gran Buenos Aires en particular de las
fábricas Del Carlo y Ford Motors. En Nuevas tendencias
en el sindicalismo: Argentina €“ Brasil. Bs. As.
Biblos, 1992. Pág. 71.

[25] E. P. Thompson, The Making of the
English Working Class. Nueva York. Vintage Books, 1963, pp.
8-9. Citado en Pablo Pozzi "La oposición obrera a la
dictadura 1976€“1982" Imago Mundi. Bs. As. 2008.
Pág. 22.

[26] Pablo Pozzi "La oposición obrera
a la dictadura 1976€“1982" Imago Mundi. Bs. As.
2008.

Partes: 1, 2
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