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Cultura fenicia (página 2)




Enviado por Ronald Ramos



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w Sidón (1400 – 1100 a.C.):
Durante este período, la ciudad de Sidón se
convierte en la más importante hasta ser invadida por los
filisteos.

w Tiro (1100 – 750 a.C.): La ciudad
fue construida en una isla cercana a la costa con importantes
puertos naturales. Fue sometida por asirios, caldeos, persas y
grecorromanos. Sus habitantes la trasladaron a Cartago, al norte
de Africa, en el
año 815 a.C.

Bibliografía: Harden, Donald. Los
fenicios.
Biblioteca de
Historia,
Ediciones Orbis S.A. Barcelona, 1965

Monografias.com

La cultura
Fenicia

Durante mucho tiempo fueron
un pueblo muy desconocido. Citados únicamente por Homero en
La Odisea y en
La
Ilíada, por Plinio y por algunos pasajes de la Biblia.
En el actual Líbano y la costa de Siria, una serie de
tribus que hablaban lenguas
semíticas se establecieron en pequeñas aldeas de
pescadores en la costa. Los asentamientos fueron creciendo hasta
convertirse en ciudades como Ugarit, Biblos y Sidón. La
geografía
resultaba demasiado accidentada para comunicarse
fácilmente por tierra entre
ellas. Cada una de ellas fue constituyéndose en un
estado
autónomo, centrados en la buena marcha de los negocios. Un
monarca al frente de cada ciudad defendía sus intereses
frente a otros estados y potencias de la época (Egipto,
Babilonia y Asiria). Los hábiles pactos con los vecinos,
especialmente filisteos y judíos,
resultaron efectivos. Cuando las circunstancias lo
requerían rendían vasallaje y pagaban tributos a las
grandes potencias. La tolerancia a los
extranjeros, autorizados a asentarse en la ciudad y montar sus
propios negocios, resultó conveniente. Por su
mediación se evitaron presiones excesivas de las grandes
potencias.

Establecidos en el país de Canaán hacia el
s.XXVIII a. J.C. Su verdadero origen se ignora (¿Arabia,
país de Amurru, país de Edom y de Moab?), se
mezclaron con los autóctonos (habitantes
paleolíticos y neolíticos, de los que existen
vestigios en Ra's-Samra) y se establecieron en la costa del monte
Carmelo hasta Ugarit. Fundaron numeroso puertos (Arados, Smyrna,
Trípoli, Yubayl-Biblos, Beritos, Sidón, Tiro y
'Akka), para los que escogían cabos o islas
próximas a la costa, que los protegían de los
vientos (S-N) y les servían de refugio en caso de
invasión (Tiro y Arados); se orientaron deliberadamente
hacia el mar, que, por medio de la navegación de cabotaje,
les permitía establecer relaciones más
fácilmente que la tierra.
Desde el III milenio entraron en contacto con Egipto, país
al que suministraban madera (cedro,
abeto) para sus barcos, aromas, aceites y resina, y por el que
estuvieron muy influidos. Sobre todo Biblos y Sidón desde
el s.XVIII, mantenían relaciones con los egeos,
dueños del mar (cretenses y posteriormente micenios), que
frecuentaban sus puertos. De este modo, cuando la invasión
de los pueblos del mar (c.1200) los liberó de la tutela egipcia,
pudieron reemplazar el poder
egeomicénico, arruinado por los dorios. A partir de
entonces conservaron su independencia
bajo la tutela de Tiro, alcanzaron una era de gran prosperidad.
Su área de influencia se extendió progresivamente;
por una parte, desempeñaron el papel de agentes e
intermediarios entre occidente y oriente (controlando, por
tierra, los puntos a donde iban a parar las caravanas del
desierto [Hama, Damasco y Thapsaco] y en donde adquirían
las mercancías orientales), y, por otra, fundando,
alrededor del Mediterráneo, numerosas factorías y
colonias comerciales. En el s.X se instalaron en Chipre y, en las
costas de Asia Menor
(Panfilia y Licia), donde chocaron con los griegos, que los
desbancaron de Rodas, de las Espóradas y de las Doradas,
donde habían permanecido durante algún tiempo.
Buscaron entonces nuevos mercados en el
Mediterráneo occidental: prudentemente, dejaron Tirrenia a
los etruscos y a los griegos, y establecieron en Sicilia
occidental, en las islas de Malta, Gozo y Pantelleria, bases
propicias para el comercio con
Africa (s.IX); a través de Cerdeña e Ibiza
habían llegado, en la Península ibérica, al
país de Tarsis (Gades, s.XI), donde sus barcos
recogían estaño
y la plata procedentes de la península o de las islas
Casitérides. A su regreso, aprovechando las corrientes de
las costas africanas y por mediación de sus antiguas
colonias de Hippo Diarrhytus y Utica (1100), llegaban a Cartago
(814-813) y al golfo de la pequeña Sirte (Hadrumeta y
Leptis). Al compás del desarrollo de
los mercados comerciales, los artesanos prosperaban en las
ciudades (monopolio de
las lanas teñidas con la púrpura del murex
recolectado en las costas de África,
Creta y Egeo; cerámicas y objetos de lujo), abasteciendo a
los barcos con telas, bordados, cueros, púrpura, perfumes,
etc.

Evolución
histórica de la Cultura Fenicia

Alrededor de la mitad del tercer milenio
antes de Cristo, Fenicia forma parte del complejo cananeo. Por
entonces existían dos grandes poderes: el africano
(Imperio Egipcio) y el poder asiático (Imperio
Mesopotámico) con importantes e intereses
políticos, comerciales y culturales.

Durante el siglo XVIII y principios del
siglo XVII los cananeos desarrollan su poderío militar y
económico.

A fines del siglo XVII los indoeuropeos
(hititas) y los hurritas avanzaron hacia el sur entrando en el
área fenicia.

Los príncipes hiksos avanzaron desde
Asia hacia Egipto y gobernaron Egipto y Canaan, a pesar de ello
Canaan mantenía su independencia y
tranquilidad.

En 1580 la dinastía XIII egipcia
arrojó a los hiksos y a partir de entonces una oleada de
conquistas egipcias inundó el Levante hasta el Alto
Eufrates y las ciudades fenicias, fueron anegadas por ella.
Ciudades como Simira, Aradus, Beritus, Sarepta, Biblos, Tiro y
Sidón habían comenzado a formar su cultura
canenea, pero por aquel entonces Egipto era todavía
demasiado potente para permitirles desarrollarse. Asimismo, el
control egeo
sobre el Mediterráneo oriental prácticamente
bloqueaba el camino para la colonización
fenicia.

En el siglo XIV vinieron del oeste los
micénicos, quienes durante dos siglos habían sido
los directores de toda la actividad comercial del
Mediterráneo oriental y habían establecido
asentamientos de mercaderes dentro de las ciudades
cananeas.

A ellos hay que añadir que, en el
sur, uno de los numerosos grupos de Pueblos
del Mar que dominaron gran parte del Mediterráneo oriental
a finales de la Edad del Bronce, los filisteos (Pulusati),
ocupó una ancha franja de la llanura costera,
probablemente a fines del siglo XIII.

Pero, además en el siglo XIII, el
Exodo trajo a los israelitas bajo el mando de Josué, a
Canaán.Así con los cananeos del Sur oprimidos por
los filisteos y los hebreos, y los del Norte presionados
duramente por los hititas y amorreos, la única área
cananea independiente hacia 1200 antes de J.C. era la franja
costera central.

Hacia mediados del milenio seguido a de C.,
en una época de incesantes movimientos de pueblos, ciertos
grupos semitas, originarios del desierto arábigo, llegaron
al Eufrates medio. Cerca del 1350 a.C. avanzaron hacia el oeste
en dirección a Palestina. En el siglo XII a C.
formaron reinos en zonas
cercanas al mar Mediterráneo, Entre estos grupos semitas
se destacaron los fenicios y los hebreos. Aunque con
características propias, ambos pueblos, al ser vecinos de
civilizo clones tan importantes como las de Mesopotamia y
Egipto, recibieron muchos elementos culturales de estas regiones.
Costumbres, artes, ideas, posaron de un lugar a otro y de un
pueblo al otro. Sufrieron también el impacto de
circunstancias externas amenazantes, pero lograron desarrollarse
sin excesivos sobresaltos antes de la formación de los
grandes imperios asirlo, neobabilónico y persa.

Los fenicios, de origen semita, se
establecieron en la costa de Siria, región del Asia
occidental comprendida entre dos montes del Líbano y el
mar Mediterráneo. La región que ocuparon, llamada
luego Fenicia, era una estrecha franja litoral de 200 km de largo
por 35 6 40 km de ancho. Es una costa abierta que permite la
navegación y que soplan vientos en dirección a la
isla de Creta y Egipto. Gracias a estas condiciones, los fenicios
se convirtieron en uno de los primeros navegantes de la historia,
y también dieron origen a una de las primeras
civilizaciones marítimas. Así como el Nilo fue un
estímulo para el desarrollo de la cultura egipcia y el
Tigris-Eufrates para a Mesopotamia, el mar Mediterráneo
fue un elemento primordial para el desarrollo de la cultura
fenicia.

Evolución histórica Fenicia
nunca formo un estado unificado sino que estuvo integrada por
ciudades-estados independientes entre sí y en ocasiones
enfrentadas. En caso de un enemigo común solían
unirse en una confederación. En determinadas
épocas, algunas de las ciudades lograban tener la
hegemonía, sin que desaparecieran las demás. Los
fenicios también sufrieron varias dominaciones
extranjeras: los asirios, los neo-babilónicos y los
persas. Sin embargo, esto no resultó un freno para sus
actividades. Tres ciudades lograron en distintas épocas la
supremacía sobre las demás: Biblos, Sidón y
Tiro.

Aunque sus habitantes tuvieron una
civilización homogénea y se consideraban una
única nación,
Fenicia no fue un estado unificado sino un grupo de
ciudades-reino, una de las cuales normalmente dominaba a las
demás. Las ciudades más importantes eran Simyra,
Sarepta (Sarafand), Biblos, Gabala, Arados (Ruad), Akka (Acre),
Sidón (Sayda), Tripolis (Trípoli), Tiro (Sur) y
Berito (Beirut). Tiro y Sidón se alternaron como
emplazamientos del poder gobernante.

Diversos contingentes de semitas empezaron
a establecerse en aquella pequeña región, en
época muy remota (posiblemente el milenio III a. C.) Pero
estas tribus semíticas, cuya unión formó el
pueblo fenicio, sufrieron la poderosa influencia de los grandes
estados vecinos, Babilonia y Egipto, quienes sucesivamente
asentaron su dominación en Fenicia.

Los babilonios, desde el tiempo de
Hamurabi, convirtieron a Fenicia en un ala de su imperio. Luego,
los egipcios hicieron lo mismo, en tiempos de los faraones
Thutmoses III y Ramsés II. Pero más tarde, hacia el
1200 a. C., los fenicios lograron emanciparse de Egipto, y desde
entonces vivieron independientes por más de 400
años, hasta que los subyugaron los asirios, pueblo
conquistador y guerrero que dominó todo el Cercano
Oriente.

La cultura fenicia, por esto, fue una
fusión
de la egipcia y babilónica. El interés
histórico de los fenicios no radica, pues, en la
originalidad de su cultura, ni en su importancia política o guerrera,
dada la pequeñez territorial de Fenicia y su escasa
intervención en las luchas de los grandes imperios. El
mérito de los fenicios consiste en el maravilloso impulso
que dieron a la navegación mediterránea, en el
desarrollo comercial e industrial que alcanzaron sus ciudades y
en el talento que demostraron para adaptar a sus necesidades
algunos elementos de las culturas egipcia y babilónica,
tales como la escritura, a
la que simplificaron creando el primer alfabeto.

Mientras vivieron independientes, los
fenicios no tuvieron unidad política: se agruparon en
pequeñas ciudades, libres y soberanas, que luchaban, a
veces, por la hegemonía.

Biblos tuvo mucha importancia
económica en tiempos de la dominación egipcia.
Luego la sucedió Sidón, cuyos barcos acapararon el
comercio del Mediterráneo oriental. Finalmente, Tiro, a
partir del 1100 a. C., se convirtió en la gran
metrópoli económica del mundo antiguo.

Los fenicios tuvieron un importante
desarrollo de la estética a través del arte.
Desarrollaron importantemente la cerámica creando vasijas y recipientes con
varios colores. Crearon
interesantes esculturas en representación, principalmente
de divinidades y figuras femeninas. Destacados también
fueron sus mosaicos y su arte de la creación de joyas
entre las que se encuentran collares, pendientes, pectorales y
otros objetos de metales
preciosos. Participaron en el desarrollo del arte de las
máscaras, y, también, crearon recipientes que
cumplieron, a la vez, las funciones
estética y utilitaria.

Origen

Los fenicios, llamados sidonios en el
Antiguo
Testamento y fenicios por el poeta griego Homero (debido al
color
púrpura, producción habitual de Fenicia, que en
griego es phoinikes), eran un pueblo de lengua
semítica, relacionados con los cananeos de la antigua
Palestina. La
investigación histórica indica que fundaron sus
primeros asentamientos en la costa mediterránea hacia el
2500 a.C. Al comienzo de su historia, se desarrollaron bajo la
influencia de las culturas sumeria y acadia de la cercana
Babilonia. Hacia el 1800 a.C. Egipto, que comenzaba entonces a
formar un imperio en Oriente Próximo, invadió y
controló Fenicia, conservándola hasta cerca del
1400 a.C. Las incursiones de los hititas contra Egipto ofrecieron
a las ciudades fenicias la oportunidad de revelarse, y hacia el
1100 a.C. se independizaron de Egipto.

Costa Este del Mar Mediterráneo,
Principales Ciudades Fenicias

Si queremos acercarnos al conocimiento
de los fenicios, debemos entender desde el principio que nunca
ellos se reconocieron bajo ese nombre, ni tuvieron conciencia de
nacionalidad o
pretendieron un reconocimiento público de otros pueblos.
Nunca existió un país llamado "Fenicia", solo hubo
un grupo de ciudades independientes, más interesadas en el
comercio que en erigir un imperio. Las cinco ciudades más
importantes de la Fenicia Oriental eran: Arados, Biblos, Birutos
(la actual Beirut), Tiro y Sidón.

Los griegos fueron los grandes cronistas de
la historia fenicia. Su nombre se lo dieron ellos. El
término griego "phoenix" se encuentra por primera vez en
Homero y significa púrpura. "Los de la púrpura",
los llamaban, por ser los inventores de este tinte que
extraían del molusco murex, abundante en las costas
fenicias.

"Fenicia fue ilustre -escribe Pomponio
Mela- por los fenicios, raza de hombres hábiles y bien
dotados para los oficios de la guerra y de la
paz; ellos inventaron las letras y otras obras de la literatura y de las artes,
como recorrer los mares con naves, combatir sus escuadras y
gobernar a los pueblos, así como el despotismo y la
guerra". Aunque hay otros autores que no describen con tanta
benevolencia al pueblo fenicio, como es el caso de Plutarco,
quien refería a los fenicios en estos términos:
"…Hay un pueblo descortés y lleno de rencor, sumiso
a los dominadores, tiránico con los que domina, abyecto en
su miedo, feroz cuando es provocado, firme en sus
propósitos y tan estricto como contrario a todo humor y
gentileza…"

Por lo que se ha podido saber, fue
alrededor del año 5.000 o 4.000 antes de nuestra era
cuando un grupo de hombres de origen cananeo, raza semita y

lengua semítica, procedente del golfo pérsico o
Arabia se establecieron en las costas septentrionales
sirio-libanesas. Su territorio era una débil franja
costera aislada del continente por una cadena de montañas,
los montes del Líbano cubiertos entonces por espesos
bosques de cedro. Ventajas comparativas que usaron los fenicios
para construir sus excelentes naves e incluso para suministrar
madera de alta calidad y
precio al
Egipto faraónico. Al observar un mapa de esta
región (figura 1), se puede comprobar que la
posición geográfica de su país, los
caracteres naturales del territorio y la propia habilidad de sus
habitantes fueron un determinante para impulsar a los fenicios a
buscar rutas marítimas para su expansión y
desarrollar las mayores empresas
navales

Los fenicios han ocupado durante mucho
tiempo un singular espacio en la historia. A través de las
numerosas referencias que otros hicieron de ellos – en la
Biblia, en la literatura antigua y en las obras de los
historiadores clásicos ; alcanzaron reputación como
los más destacados navegantes, mercaderes, artesanos
ambulantes, exploradores y constructores navales de su
época. Como pueblo asumieron un papel de intermediarios
entres países distantes, entre la antigua cultura oriental
y la occidental. De ellos no han quedado huellas y uno de los
factores que influyó en la desaparición de los
rastros de su cultura, fue la humedad del clima
litoral, ya que las inscripciones en los papiros desaparecen
rápidamente, la madera se pudre, las tabletas de arcillas,
a menos que estén enterradas bajo tierra,
se desintegran. Incluso las inscripciones en piedra, al estar
expuestas al viento, la lluvia o las heladas se vuelven
indescifrables. Por tanto, mientras los fenicios estuvieron sin
duda unos mil años afanados en hacer cosas, guardando lo
que hacían y anotándolo, la naturaleza, a
su vez se afanaba en destruirlas.

Los fenicios, como pueblo, no pueden ser
diferenciados de los cananeos (de los cuales son descendientes
directos), por lo menos hasta el año 1200 a.C. Como pueblo
empiezan a diferenciarse a partir del segundo milenio antes de
Cristo, sin embargo, es a partir del primer milenio antes de
Cristo cuando viven su periodo de esplendor, el cual se da entre
la decadencia de Egipto y hasta el apogeo del imperio asirio,
entre 1.100 y 700 a.C. Alcanzaron su cenit cuando comenzaron a
expandir su influencia por medio del comercio y sus gentes por
medio de la colonización, a lo largo del
Mediterráneo y más allá. Siguen sus
éxitos en oriente hasta el 332 a.C., en que Alejandro
Magno tomó Tiro y en el occidente hasta el 146 a.C.,
en que Roma saqueo
Cartago. A partir de estos hitos la Fenicia Oriental se
incorporó al mundo griego helenístico y la Fenicia
Occidental al imperio
romano.

Los fenicios fueron expertos marineros, ya
que basaron su cultura hegemónica en el comercio
marítimo, que les llevó establecer rutas
marítimas comerciales por todo el Mediterráneo e
incluso a lugares tan distantes como la costa oeste de
África (se especula con que llegaron a doblar el Cabo de
Buena Esperanza) las Islas Británicas (algo que no se
puede probar arqueológicamente, pero se puede suponer) o
Norteamérica y Brasil (en ambos
casos, no parece tan claro).La cultura fenicia floreció
entorno al período comprendido entre los años 1.200
a.C. y 900 a.C. y se aglutinó, sobretodo, alrededor de
varias ciudades principales: Biblos, Sidón y Tiro. En su
lengua original, se autodenominaban kena´ani, siendo el
fenicio un lenguaje
cananita, perteneciente a la familia de
las lenguas semíticas.Fenicia se comprende en la
supremacía que sucesivamente ejercieron sus ciudades
más importantes Gebal o Biblos, Sidón y Tiro. Cada
una de estas ciudades constituía un minúsculo
estado independiente, con sus leyes, su
constitución, su gobierno propio,
sus reyes hereditarios; cuyo poder estaba templado por las
familias aristocráticas y por la clase
sacerdotal.

Biblos

Vestigios del Antiguo Templo de Biblos.
Enciclopedia Encarta

Su hegemonía dura hasta el siglo
XVIII a.C., los datos que se
poseen acerca de éste periodo son muy escasos. Solo se
sabe que los egipcios establecieron una factoría o casa de
comercio en Biblos y compraban a sus príncipes las maderas
del Líbano. Las excavaciones, han puesto al descubierto la
importancia de esta ciudad con Egipto, por las relaciones que
mantuvo con los faraones.

Sidón

Su hegemonía duró cinco
siglos, del XVIII al XIII a.C. Sidón (la
Pesquería), estaba situada en la pendiente de un
promontorio cerca de una llanura bien regada y cubierta.
Poseía una flota numerosa con la que desarrolló un
intenso comercio en la época en que los egipcios dominaban
el Asia Anterior. De esta forma, los fenicios bajo la
protección de los Faraones egipcios, intensificaron su
comercio con los pueblos ribereños del Mediterráneo
y principalmente con el valle del río Nilo.

Durante la hegemonía de
Sidón, los fenicios empezaron la colonización del
Mediterráneo oriental y fundaron factorías en
Chipre, Creta y Rodas. Al igual que explotaron el oro de las
minas de Tasos y de la Colquida. Finalmente, Sidón fue
saqueada y destruida primero por los Filisteos en 1209 y,
después por los asirios.

Tiro

Después de Sidón, la
hegemonía paso a Tiro, ejerciéndola durante cinco
siglos, del XIII al VIII a.C. Tiro estaba situada al sur de
Sidón y constaba de dos ciudades: una en el continente y
la otra en un islote rocoso, separada de tierra firme por un
brazo de mar de un kilómetro de anchura. Y su puerto
estaba situado entre ambas ciudades.

Al caer Sidón bajo los Filisteos
(1209), muchos nobles de ésta ciudad se refugiaron en
Tiro. De esta forma, las ciudades fenicias formaron una
confederación y aceptaron la soberanía de Tiro, dando inicio, a lo que
se llamó la fundación de una "nación
fenicia", bajo un régimen monárquico.

Durante este período, los fenicios
ubicaron por todo el Mediterráneo occidental,
establecimientos de varias clases, tales como las
factorías, o casa de comercio, a las que los habitantes
del país acudían a cambiar los productos de
su región por los objetos fabricados que les llevaban los
fenicios. De igual manera, establecieron verdaderas colonias, en
islas como Chipre, Creta, Cartago, etc. Pero sin duda alguna, la
península ibérica, fue su mayor centro de
colonización en el mediterráneo occidental, ya que
fundaron Málaca (Málaga), Abdera (Adra), Ebussus
(Ibiza) y aunque no tenga mucha importancia. Cadir
(Cádiz). En sus viajes
marítimos, llegaron por el norte hasta las islas
Casitérides o islas de estaño (hoy Seilly o
Sorlingas). Y por el sur hasta Cabo Verde, en Africa.

Los principales reyes de Tiro
fueron:

Adibaal (990 980)

Fue el primer monarca fenicio,
contemporáneo a David.

Hiram I (980 946)

Hijo de Adibaal y suegro de
Salomón. Incrementó la marina y sostuvo
relaciones comerciales con la Península
Ibérica y el Oriente.

ItoBaal (887 …)

Sacerdote de Astarté. Se
alió con los hebreos y casó a su hija Jezabel
con Acab, rey de Israel.

Pigmalión

Subió al trono a la edad de
once años, bajo la regencia del gran sacerdote
Melkart que estaba casado con Elisa o Dido, hermana del
rey. Asesinado el regente en una sublebación
popular, Elisa urdió una conjuración contra
los asesinos de su esposo. Descubierta la
conjuración, huyó a Africa con sus
partidarios y compró en la costa al rey libio Jarbas
un trozo de terreno donde fundó Cartago (880).
Ciudad que muy poco después heredaría la
supremacía del mundo fenicio.

La decadencia de Tiro, tuvo como causas las
luchas entre la aristocracia y el partido popular, y los ataques
de los soberanos asirios y babilonios. La caída de Tiro,
puede ser vista en cuatro etapas:

  • Conquistada por los asirios en el siglo
    IX.

  • Destruida por Nabucodonosor II,
    después de trece años de sitio en el
    574.

  • Fue una satrapía o provincia del
    imperio Persa en el reinado de Ciro el Grande.

  • Finalmente, Alejandro Magno tomó
    y destruyó Tiro en el 332.

  • Tras esta derrota, los fenicios
    perdieron gradualmente su identidad diferenciadora hasta que
    fueron absorbidos por el reino de los Seléucidas. Las
    ciudades fueron poco a poco helenizadas y, en el 64 d.C.,
    incluso desapareció el nombre de Fenicia, cuando el
    territorio se convirtió en parte de la provincia
    romana de Siria.

  • Destruida Tiro, Cartago le
    sucedió en la supremacía del mundo
    fenicio.

El término Fenicia es griego, puesto
que éstos denominaban a la tierra que ocupaban los
fenicios como Phoiniki, un término que tomaron prestado
del vocablo egipcio Fnkhw, que podríamos traducir por
"sirios". Debido a la similitud fonética, la palabra
griega para designar Fenicia era sinónimo del color
púrpura (phoínix), puesto que en Tiro se elaboraba
el famoso tinte de ese color que procedía del molusco
gasterópodo del género
Murex (que en España se
conoce como cañadilla o canaílla), por el que se
pagaba un alto precio en el mercado, debido a
que para obtener un solo gramo de tinte, eran necesarios unos
10.000 moluscos y era un color que no se podía conseguir
de otra forma (que se supiera). Así, los fenicios eran
conocidos como "El pueblo púrpura".

Según Heródoto: "De acuerdo a
los Persas, los mejor versados en Historia, los primeros fenicios
tuvieron discrepancias entre sí y una parte de ellos se
desplazó a las cuencas del Mar de Eritrea, habiendo
migrado al Mediterráneo desde un lugar desconocido y
asentándose en lugares inhabitados, aventurándose
posteriormente, a realizar largos viajes más allá
de Egipto y Asiria…"Sin embargo, esta breve descripción de Heródoto sobre el
origen de los fenicios, actualmente se considera poco más
que una leyenda, puesto que sabemos a día de hoy que
realmente los fenicios eran, seguramente, cananitas. Según
las Tablillas de Amarna, del siglo 14 a.C. se autodenominaban
Kenaani o Kinaani, o sea, cananitas. Sin embargo, muchos
arqueólogos piensan que los fenicios son sencillamente
indistinguibles de los descendientes de los primigenios
cananitas, que durante siglos desarrollaron una particular
cultura y habilidad. Otros creen, al igual que Heródoto,
que la cultura fenicia debió basarse en un origen externo.
Tenemos pues, toda clase de exposiciones: que los fenicios eran
comerciantes que procedían del País de Punt (el Ta
Netjer egipcio o Tierra de los Dioses) basándose en
antiguos papiros de las primeras dinastías, siendo la
ubicación de Punt uno de los grandes misterios de
la arqueología actual, puesto que se ha
situado desde algún punto al sur de Nubia (actualmente
Sudán), como en las tierras altas de Etiopía, al
sur de Eritrea e incluso en el actual Líbano; que los
fenicios tienen algún tipo de relación con los
minoicos, con los Pueblos del Mar, con los filisteos e incluso
que se trata de una de las Doce Tribus perdidas de Israel,
concretamente la de Dan.

Cuadro cronológico

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Organización
política y social de los fenicios

Los Fenicios nunca formó, a pesar de su comunidad de
civilización, una entidad política unitaria y
nacional. El poblamiento se disponía en ciudades que
dominaban un hinterland de tierras agrícolas,
formando pequeños reinos autónomos.
Coyunturalmente, alguna de estas ciudades podía adquirir
una cierta hegemonía sobre otras, pero ello no significaba
la desaparición de las Dinastías locales

Cada ciudad poseía su propio sistema de
gobierno, siguiendo el esquema de las monarquías
semíticas: una realeza de sucesión hereditaria y
carácter sacro, en la que la reina
desempeñaba un papel muy activo. Los reyes eran asesorados
en sus tareas de gobierno por un consejo de ancianos que el
debía compartir sus decisiones. Este concejo estaba
compuesto por 100 miembros ricos mercaderes pertenecientes a las
familias más poderosas y por un nutrido cuerpo de
funcionarios civiles y militares (escribas, correos,
comisarios…) su función
era asesorar al monarca en cuestiones de política y
económica. El rey era ante todo el gran sacerdote del
culto local. Junto al monarca, parece que cada ciudad
poseía un gobernador y un comandante militar. El consejo
de ancianos evolucionó desde su dominación por la
aristocracia terrateniente y administrativa hacia una mayor
presencia de elementos de las clases mercantiles, que acabaron
controlando en gobierno de las ciudades en época de la
expansión colonial fenicia. El tipo de gobierno de la
oligarquía comercial se componía de un consejo
colegiado de magistrados civiles o sufetes. Esta forma
de administración fue la característica
de las colonias fenicias de ultramar, cuya fundación
estuvo además vinculada al dinamismo de las clases
mercantiles urbanas.

Las ciudades-estado fenicias se organizaban alrededor de
los palacios y templos locales, emplazados en una
acrópolis amurallada que dominaba el recinto urbano, a su
vez protegido por una muralla exterior. La
organización económica durante la Edad del
Bronce continuó ajustada al sistema palaciego, por el cual
el excedente de la producción agrícola y artesanal
se centralizaba en el palacio. Los funcionarios regios
redistribuían posteriormente la producción
según las necesidades del Estado. Los artesanos se
encontraban agrupados por oficios en corporaciones, que
dependían también del palacio o de un templo que
les proporcionaba las materias primas. A cambio, los
artesanos hacían entrega del producto
manufacturado y recibían en pago tierras y materias
primas.

La organización social seguía un
esquema piramidal muy jerarquizado. Alrededor de la monarquía existía una aristocracia
administrativa y militar que recibía tierras en pago a sus
servicios y
que estuvo poco vinculada al desarrollo comercial. Más
abajo se encontraba la clase media de campesinos propietarios,
artesanos y comerciantes. La base de la pirámide social la
constituía la población campesina no propietaria, que
trabajaba para los palacios y templos. La población libre
debía una serie de prestaciones
al palacio, la mayoría de ellas de carácter militar
y tributario. Había además un amplio segmento de
población servil y esclava.

En las ciudades fenicias, el desarrollo de un derecho
comercial de carácter individualista favoreció
la difuminación de las estructuras
familiares amplias de origen tribal, características de
los pueblos semíticos, y dio a las mujeres fenicias una
amplia participación en las actividades económicas
y sociales.

Las mercaderías más importantes que
comerciaban eran:

De España plata, hierro, plomo
y estaño.

De Sicilia cereales y ana. De África marfil, oro
y papiros.

De Arabia perfumes, telas e incienso.

De Fenicia maderas, tintes, misma tejidos y
cerámicas.

Para sus transacciones utilizaban el trueque. Esto se
debió sobre todo a que los pueblos con los que comerciaban
no conocían la moneda. Según referencias del
historiador griego Heródoto, los fenicios solían
practicar el trueque mudo. ¿En qué
consistía? Era una manera original de negociar sin tener
contacto directo con los compradores. Los fenicios se acercaban a
una costa, dejaban sus productos en la playa y regresaban a sus
naves. Los habitantes del lugar se aproximaban para observar las
mercaderías, ponían junto a ellas el valor que
consideraban justo, ya sea en mercancías o en metales
preciosos, y se retiraban. Los fenicios entonces se
dirigían nuevamente a la playa, y si el precio les
parecía adecuado, lo tomaban y dejaban la
mercadería. Si el precio no los convencía,
volvían a sus barcos a esperar otra oferta. Las
relaciones comerciales de los fenicios fueron de tal magnitud que
podría afirmarse que todo el mundo antiguo comerció
con ellos. Desarrollaron además una importante industria
artesanal. Pero, ¿qué entendemos por industria? La
entendemos como toda labor productiva que transforma las materias
convirtiéndolas en bienes
determinados, aptos para su uso o consumo. La
forma final de estos bienes y sus propiedades son diferentes de
la original. Hablamos de industria cuando el fruto del olivo es
transformado en aceite, la
lana en hilo y tejido, cuando se trabajan los metales y la
cerámica, cuando se construyen barcos. En la actualidad
existen numerosas ramas industriales de variada índole,
desde las más simples hasta las más complejas. En
el panorama industrial, los fenicios realizaban diversas
labores.

El armado de los barcos Elementos fundamentales para su
gran poderío marítimo, los construían de dos
tipos: "redondos" para el comercio, naves pequeñas con dos
bancos de
remeros; y largos", para la guerra. Los barcos "largos"
tenían, en la proa, un espolón puntiagudo que
servía para embestir, y tres filas de remeros, por lo que
se llamaban barcos trirremes".

Otros aspectos
importantes de la cultura fenicia

Características físicas de
los asentamientos fenicias:

Entre tierra y mar los asentamientos
fenicios poseían características comunes; eran
pequeños, estaban situados en lugares parecidos y
tenían una topografía similar. La comparación
entre yacimientos demuestra que los fenicios eran muy selectivos
a la hora de elegir un lugar donde asentarse. Así,
buscaron por todo el Mediterráneo lugares que se
parecieran a los que habían dejado en sus tierras de
origen, es decir, islas cercanas a la costa como Tiro y Arados o
promontorios rocosos unidos al continente como Biblos y
Sidón. De este modo, veremos como procuraban establecerse
lo más cerca de la costa, pero huyendo a la vez de ella,
ya que se observa claramente que preferían lugares
ligeramente separados de ella como islas o islotes (Cádiz,
Motya, Rachgoun, etc.) o promontorios rocosos unidos a la costa
como Málaga y Almuñecar. También eran
aprovechadas penínsulas que servían de refugio por
su fácil defensa y que también eran útiles
estratégicamente por su posición avanzada en el mar
(caso de Tharros o Nora en Cerdeña). También se
buscaban las desembocaduras de los ríos que facilitaban
tanto el desembarco de los navíos como las relaciones con
el interior, además de garantizar el abastecimiento de
agua dulce. En
este tipo de asentamientos (los situados en las desembocaduras de
los ríos), el hábitat
y la necrópolis se hallaban en orillas distintas. A este
esquema responde la mayoría de los asentamientos fenicios
de la costa andaluza (Morro de la mezquitilla, Toscanos, etc.),
Útica, Bithia o Lixus. Así pues, como dicen Grass
et alii: "…pequeñas aglomeraciones incrustradas en unos
islotes costeros (Motya, Rachgoun, Mogador, Cádiz) o en la
caleta de una isla grande (Sulcis) o en el extremo de una
península (Tharros, Nora); otras comunidades eligieron sus
emplazamientos en la desembocaduraza de un río (Bithia,
Toscanos, Morro de la Mezquitilla) o en el fondo de un golfo
(Útica, Cartago, Cagliari, Palermo, Ibiza). Los fenicios
se instalaron siempre entre tierra y mar".

-El urbanismo en las colonias
fenicias

La estructura
interior de los asentamientos fenicios no puede ser establecida
de un modo completo ya que, o bien las excavaciones están
sin acabar, o bien los únicos datos que poseemos provienen
de sondeos poco extensos que no son de ninguna manera suficientes
para llegar a un buen conocimiento de la estructura
urbanística de las colonias. Además, ningún
asentamiento (con escasas excepciones) se hallan tan bien
conservado como para permitir la excavación de la planta
urbanística de forma global, por el contrario, muchos de
ellos están completos o parcialmente destruidas. De este
modo los yacimientos que nos permiten abordar los problemas de
organización del espacio son pocos: Toscanos. Morro de
Mezquitilla y Chorreras en la Península Ibérica,
Motya en Sicilia y Monte Sirai en Cerdeña.Actualmente,
sabemos poco de las dimensiones reales de los asentamientos
fenicios, lo que hace que los cálculos demográficos
tengan poca fiabilidad. Aun así, se puede apuntar que la
población de las áreas fenicias fue creciendo des
siglo VIII a VII a.C. La función más importante de
estos establecimientos era el comercio, algo que queda probado
por la existencia de un puerto en todos los asentamientos.
Además, los testimonios de tráficos, esencialmente
ánforas son siempre más importantes que los de las
actividades relacionadas con la industria o la artesanía.
Los asentamientos fenicios no parece que albergaran instalaciones
donde se trabajara el mineral en bruto. Las producciones
sí existen, están dedicadas al trabajo
artesano del marfil, metales, tejidos, etc. cuyo producto se
dirigirían al consumo más bien local o regional.
Así, las necrópolis están muy lejos de las
zonas de hábitat en la isla de enfrente o en la orilla
opuesta de un río, etc. Al tofet se le arrincona
aún más que a la necrópolis,
localizándose muy a las afueras de la ciudad.

El hecho de que los fenicios escogieran
para sus asentamientos un islote o una península,
podrán llevar a pensar que deberían haber
construido grandes fortificaciones para proteger a los
comerciantes y a sus mercancías. Sin embargo, en la
Península Ibérica, sólo en Toscanos se han
podido detectar restos de una muralla, se trata de una profunda
fosa de sección triangular que rodeaba el núcleo
más antiguo del establecimiento, sin que pueda asegurarse
que estuviera reforzada por una empalizada o incluso una muralla.
Sin embargo, esto no implica que tras la instalación no se
llevaran a cabo ciertas fortificaciones, como si está
documentado para el caro griego.Por lo que respecta a los
puertos, no se sabe demasiado. Esto puede deberse a que las islas
y penínsulas donde se asentaban los fenicios son, sin
necesidad de obra alguna, lugares muy adecuados para
desembarcarEn algunos yacimientos importantes como Toscanos,
Morro de la Mezquitilla y Chorreras, se han identificado calles y
casas. La información sobre los almacenes es
numerosa y los mejores conservados son las de Motya y Toscanos,
en ambos casos están formado por grandes salas alargadas
con una capacidad muy superior a las que requería la vida
de una unidad familiar, por lo que allí sería donde
se almacenarían ánforas y recipientes cuyos restos,
además, se encuentran en esos lugares en abundancia. Las
casas descubiertas ofrecen formas y tamaños distintos,
esto puede relacionarse con la existencia de una
diferenciación social. Así, la casa de un rico
comerciante fenicio bien situado, por ejemplo, pudo estar
compuesta por varias habitaciones agrupadas alrededor de un
recinto o patio interior (casa A de Toscanos), mientras que una
casa más modesta contaría solamente de una
habitación con un hogar (casa F de Toscanos).

Algunos investigadores apuntan que las
casas fenicias de Occidente serían semejantes a las de la
metrópoli que podemos observar en los relieves asirios,
por lo que tendrían varios pisos, algo que se ha
comprobado en diversos yacimientos Por lo que respecta a la
organización urbanística, esta no era
armónica, las casas se iban apiñando unas con otras
según crecía la ciudad, lo que responde a un
concepto
urbanístico oriental. La disposición de las calles
era de tipo laberíntico, algunas estaban pavimentadas con
losas de piedra y otras eran de tierra apisonadaEn resumen, la
organización urbanística de los asentamientos
fenicios es difícil de identificar debido a las
deficiencias de los restos con los que se cuentan. Aún
así, podemos afirmar que las ciudades fenicias
contrastaban en gran medida con las griegas de sur de Italia o Sicilia.
En ellos las casas poseían un zócalo de piedra y
paredes de adobe, no sabemos si estaban fortificadas, llevaban
lejos a sus muertos por causas religiosas o de simple salubridad,
y no han sido identificadas estructuras portuarias. La imagen que nos
queda de los fenicios es pues, de máxima austeridad
-aunque esta visión este coartada por la
conservación diferencial-.

Relaciones con los
indígenas

Parece ser que las relaciones entre
colonizadores e indígenas fueron fluidas y dominadas por
el entendimiento, prueba de ello sería el hecho de que se
documenten pocos asentamientos fortificados así como el
que exista solamente una noticia que hace referencia al pago de
tributo por parte de los fenicios a los indígenas, se
trata del pago que los fenicios hicieron a los libios para poder
asentarse en el territorio de Cartago (Justino XVIII, 5,14).
Además, tenemos pruebas de la
coexistencia pacífica entre fenicios e indígenas
como son la noticia de Diodoro de Sicilia (V, 16,2-3) acerca de
la mezcla de poblaciones en Ibiza o la abundante presencia de
cerámica indígena entre el material de las tumbas y
el tofet en Motya.

La distancia que separaba una comunidad
indígena de un asentamiento fenicio nunca era muy grande,
así, o bien se situaba a pocos kilómetros de
distancia, o bien en las márgenes de los asentamientos
fenicios33. Esto es debido a que, los intereses económicos
de ambas comunidades pasaban por la colaboración. De este
modo, el elemento indígena, sin duda, fue
importantísimo en la estrategia
económica fenicia y en la consolidación del
poblamiento semita en Occidente, ya que el éxito y
la duración de la colonización fenicia en Occidente
sólo se entienden sobre la base de la existencia de unas
circunstancias económicas favorables, en función de
la disposición y de la estructura política de las
comunidades indígenas implicadas. Así pues,
la empresa
colonial y comercial fenicia sólo se podría haber
consolidado si se daban las condiciones precisas: la existencia
de unas sociedades
indígenas capaces de garantizar el flujo de bienes
excedentarios y de procurar mano de obra nativa en los puertos,
minas y campos de cultivo. Y todo esto en condiciones de
estabilidad, paz y buen entendimiento que garantizasen la
continuidad en los intercambios.Además, el comercio
colonial sólo se establece en los territorios que disponen
de un hinterland consumidor, donde
comunidades indígenas con experiencia en el intercambio
regional, que cuentan con una autoridad
política capaz de actuar como centro de distribución de recursos en el
marco de redes
jerarquizadas de intercambio y de controlar el acceso a los
recursos de la región o de los territorios
periféricas dependientes. Circunstancias estas, que
están presentes en gran parte de Andalucía durante
los siglos VIII-VII a. C., zona en la que los establecimientos
fenicios son muy numerosos (34).En resumen, no cabe la menor duda
de que los establecimientos fenicios, no estaban aisladas y de
que las sociedades indígenas que les rodeaban fueron
modificadas por su presencia en mayor o menor grado. Pero no
sólo la presencia de los fenicios fue importante para los
indígenas, sino que los fenicios también buscaron
la presencia de sociedades indígenas que les permitieran
consolidar su presencia en la zona por medio del establecimiento
de lazos económicos que repercutirían en el
desarrollo de ambas comunidades. Así pues, el estudio de
las sociedades indígenas precoloniales es de gran
importancia a la hora de estudiar la dinámica colonial y comercial del mundo
fenicio.

La relación entre
metrópoli y colonia

La relación entre metrópoli y
colonia era estrecha y venía representada en primera
instancia por el hecho de que cuando se fundaba una colonia
siempre se construía templo en honor de Melqart. Este dios
simbolizaba y garantizaba la presencia del rey de Tiro en la
colonia, ya que este era la reencarnación humana de
Melqart. De este modo, en todas las fundaciones tirias
importantes se construyó un templo a Melqart que nos
informa de la preocupación de los colonos llegadas a
Occidente de legitimizar su fundación. Así, la
presencia del dios convertía automáticamente el
establecimiento en una prolongación de la patria de
origen, el reino de Tiro en la mayoría de las ocasiones, a
la vez que aseguraba las relaciones pacíficas en el
comercio con los indígenas, ya que se ofrecía
protección sagrada a las transacciones. Pero la
relación entre la metrópoli y las colonias no era
sólo simbólico-religiosa, sino que la construcción del templo también
establecía unos vínculos económicos y
políticos. Así, los cartagineses enviaban cada
año desde la fundación hasta época
helenística un tributo al Melqart de Tiro que
consistía en una décima parte del tesoro
público. Este tributo no debió de ser ni mucho
menos exclusivo de Cartago y nos informa de la función de
los templos de Melqart: vincular religiosa, económicamente
y políticamente las colonias con la metrópoli y
asegurar, de este modo, la dependencia de Cádiz, Cartago,
etc. con relación a la metrópoli La Edad del Bronce
Antiguo

Fue probablemente la explotación de
los recursos forestales de la región cananea lo que
propició el desarrolló de una floreciente
civilización urbana entre los fenicios. Biblos, la
más antigua de las ciudades cananeas, estaba situada al
pie de los bosques y se convirtió en el principal puerto
del Mediterráneo. Entre 2900 y 2300 a.C. se sitúa
la aparición de otra de las grandes ciudades cananeas,
Tiro, que con el tiempo habría de sustituir a Biblos en la
hegemonía comercial y cultural sobre Fenicia. La madera
del Líbano, y en especial la de los cedros, era codiciada
por los países vecinos que carecían de recursos
forestales, como Egipto y Mesopotamia. En Biblos se realizaba el
intercambio de madera y de otros productos cananeos, como las
telas de lino y los preciosos objetos de oro y plata de
fabricación fenicia, por productos manufacturados y
agrícolas procedentes de otras regiones. Biblos fue
además un importante centro político y religioso
que al parecer impuso su hegemonía durante esta
época a otras ciudades fenicias, como Tiro o Sidón.
La riqueza natural y la posición estratégica de
Canaán en el Mediterráneo alimentó desde el
principio de su historia las ambiciones de los imperios
circundantes. Ya en época de los acadios, éstos
realizaron numerosas incursiones en territorio fenicio con el fin
de obtener el control sobre los recursos de los que
carecía Mesopotamia. Parece, sin embargo, que los acadios
se limitaron a imponer el reconocimiento nominal de su dominio y el pago
de un tributo a las ciudades fenicias, que pudieron conservar su
autonomía política.

Los contactos entre Fenicia y Egipto se
remontan al comienzo mismo de la historia egipcia. Los egipcios
obtenían en Biblos la preciosa madera de los cedros y los
metales y la obsidiana del Asia Menor. Este fructífero
intercambio parece haberse sostenido sobre un culto religioso
común, el de Tammuz-Osiris, que hermanaba a los
comerciantes de ambos países. La influencia fenicia se
plasmó en numerosos mitos egipcios
y, a su vez, Fenicia asumió buena parte de las
innovaciones artísticas que tuvieron su origen en el
país del Nilo. Hacia 2300 a.C., las devastaciones que
conocemos a través de los hallazgos arqueológicos
demuestran la llegada de invasores a Fenicia. Probablemente se
trató de un pueblo de pastores seminómadas que
asolaron la región cananea y se asentaron sobre las ruinas
de sus ciudades, sin reconstruirlas. Esta migración
se desconoce casi por completo, pero inauguró un periodo
de crisis con el
que concluyó la Edad del Bronce Antiguo en esta
región.

La Edad del Bronce Medio

 A la época de
destrucción siguió, con el comienzo de la Edad del
Bronce Medio (1900-1600 a.C.), un periodo de estabilidad y
esplendor del comercio fenicio. Esta época
coincidió con la instalación de los amoritas en la
región, pero ello no supuso el quebranto de la actividad
comercial, aunque las ciudades se fortificaron contra los ataques
de los nuevos ocupantes del territorio. Los hallazgos
arqueológicos sugieren un gran florecimiento de la
civilización fenicia en este periodo. Tras la crisis de
fines del III milenio, Fenicia renovó sus relaciones con
Egipto. Éste, que atravesaba la época de
expansión de su Reino Medio, extendió su presencia
en las ciudades cananeas, tanto en Biblos como en Beirut y
Siquem, estableciendo un protectorado que respetaba la
autonomía local de las ciudades. Biblos resurgió
bajo la protección egipcia, pero al parecer la
dominación egipcia fue contestada en otras ciudades. Las
ciudades-estado, que en esta época aparecen a menudo
dirigidas por gobernantes con nombres amoritas, protagonizaron
revueltas contra el poder egipcio según indican los
llamados ?textos de execración? egipcios. Sin embargo, la
dominación egipcia se mantuvo hasta la época del
faraón Amenehat IV, momento en que el debilitamiento del
imperio egipcio hizo contraerse sus esferas de influencia. Poco
después, la invasión de Egipto por los hicsos,
pueblo nómada asiático, supuso el definitivo
desgajamiento de Fenicia del poder egipcio, inaugurándose
un periodo de independencia para las ciudades cananeas. La
decadencia que sufrió Egipto bajo el dominio de los hicsos
hizo que Fenicia se volviera hacia los ámbitos sirio y
mesopotámico. Biblos y Ugarit mantuvieron fecundas
relaciones comerciales con el reino sirio de Mari, uno de los
principales centro económicos de la época. En este
momento, Tiro ocupaba ya un lugar relevante entre las ciudades
cananeas y junto a ella experimentaron un gran crecimiento otras
ciudades, como Sidón o Arvad.

La Edad del Bronce Tardío

A comienzos del siglo XVI a.C., cuando se
inició la Edad del Bronce Tardío (1600-1200 a.C.),
Fenicia vivió el final de este periodo de independencia
que tan fructífero había sido para su comercio. La
expulsión de los hicsos de Egipto afectó a las
ciudades cananeas, que sufrieron el paso de aquéllos. A
este periodo siguió una nueva dominación egipcia.
Las campañas emprendidas por los faraones Amosis y
Amenofis I restablecieron el protectorado egipcio sobre los
principales centros fenicios (Beirut, Tiro, Biblos, Sidón,
Arvad, Sarepta y Sumur). Algunas ciudades fenicias del sur, como
Jericó o Megiddo, aunque pudieron conservar sus
dinastías locales, estuvieron sometidas a vigilancia por
tropas egipcias acantonadas en sus cercanías. Se
estableció en todo el país una red administrativa
egipcia, encabezada por ?comisionados? y apoyada por guarniciones
militares situadas en punto estratégicos. Esta administración tenía sus sedes
principales en Gaza y las fuentes
egipcias informan de que fue a menudo contestada en ciudades como
Tiro o Sidón, que se revelaron contra la dominación
nilótica. Durante los siglos XIV y XV a.C., Fenicia se vio
además sacudida por la competencia que
por el dominio de la región entablaron primero egipcios y
hurritas y, posteriormente, egipcios e hititas. Estos imperios
trataron de extender sus esferas de influencia a las diversas
ciudades fenicias, que a duras penas consiguieron mantener un
frágil equilibrio
entre las ambiciones de sus vecinos más poderosos. La
inestabilidad interna de las ciudades era grande. Distintas
facciones alineadas con uno u otro poder exterior se disputaban
el gobierno.

En muchas ciudades se levantaron facciones
que deseaban aprovechar el debilitamiento del Imperio egipcio
para desembarazarse de su dominación, apoyándose en
los hititas, que en esta época vivieron su periodo de
esplendor. Los faraones de la XIX Dinastía tuvieron que
hacer frente a la rebelión de algunas ciudades fenicias, y
Ramsés II llevó a cabo una serie de campañas
que culminaron 1284 a.C. con un tratado de paz con el rey hitita
Hattusil II, gracias al cual concluyó la lucha entre ambos
imperios en tierras cananeas y Fenicia pudo gozar de un nuevo
periodo de estabilidad política. Sin embargo, el fin de la
Edad del Bronce supuso un profundo cambio en la situación
de las ciudades fenicias. Los grandes puertos que habían
sido hasta entonces centros de la actividad económica,
como Biblos o Ugarit, entraron en una época de decadencia
para ser sustituidos progresivamente por otras ciudades. Desde el
siglo XIII a.C., el territorio cananeo se redujo
considerablemente, al ser ocupado por poblaciones recién
llegadas que se instalaron en la región. A mediados de
siglo, los israelitas se asentaron en Canaán provenientes
de Egipto. Su arcaica organización les impidió
emprender una conquista
sistemática de los territorios cananeos, pero gracias a
sus incursiones sorpresivas ganaron algunos territorios
interiores en los alrededores de Jericó y Siquem, donde se
establecieron en un poblamiento muy disperso. Pero fue la
invasión de los llamados ?Pueblos del Mar? la que produjo
el quebrantamiento de la fisonomía de la sociedad
fenicia a fines de la Edad del Bronce. Estos pueblos, de cuya
configuración y origen se sabe muy poco, habían
arrasado el Imperio hitita y se dirigían de forma
imparable hacia Egipto. A su paso por Canaán asolaron
Ugarit, que nunca volvió a reconstruirse, y destruyeron
parte de Tiro. En el sur, Gaza, Ascalón, Asdod y Ekron
fueron ocupadas por uno de estos pueblos, los peleset o
filisteos, que dieron su nombre a Palestina. Otros pueblos
mezclados en la oleada se instalaron en la región, como
los piratas tjeker, que llegaron a dominar algunos
puertos. Esta fue también la época de asentamiento
en Canaán de los arameos, cuya llegada no parece
relacionada con el envite de los ?Pueblos del Mar?. La
invasión supuso la reducción del territorio de
dominio político fenicio a la franja costera central del
Líbano y la desaparición de los centros
económicos tradicionales de Fenicia, pero al mismo tiempo
inauguró la época de esplendor de otras ciudades
que hasta entonces habían ocupado un lugar
secundario.

La Primera Edad del Hierro.

A pesar de que las invasiones produjeron el
estrechamiento territorial de la civilización fenicia,
tras las invasiones ésta vivió un periodo de
esplendor cultural y de rápida recuperación
económica. La desaparición del Imperio hitita y la
decadencia de Egipto dotaron a Fenicia de autonomía
política, al tiempo que la crisis final de la
civilización micénica liberó a las ciudades
cananeas de su principal rival en el comercio marítimo.
Por otra parte, una serie de factores internos coadyuvaron a esta
evolución. En primer lugar, Fenicia
experimentó en esta época un notable crecimiento de
su población, debido probablemente al prolongado periodo
de paz y estabilidad política que siguió a las
invasiones. En segundo lugar, el país sufrió las
consecuencias del deterioro ecológico que la
explotación sistemática de sus recursos forestales
desde el III milenio a.C. había producido. La
región sufrió desde muy antiguo un proceso de
desforestación para la explotación ganadera y
pecuaria, que quebrantó sus condiciones climáticas
y edafológicas. Así, la desaparición de los
recursos forestales de la región de Biblos parece que
estuvo directamente relacionada con el declive de la
ciudad.

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