Educar en tiempos actuales para abordar la violencia desde la pedagogía de Don Bosco
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INTRODUCCIÓN
No estamos ante el final del mundo.
No ante el final de la religión.
No estamos ante la muerte de
Dios.
Estamos ante una nueva época que nos
descubre con nuevas posibilidades.
JUAN ANTONIO MONROY[1]
Es fundamental que tanto los docentes como
los alumnos se encuentren contenidos dentro de la
Institución. En efecto, a menudo los docentes parecen
más preocuparse por los fracasos escolares que de los
alumnos mismos. De este modo, deberían existir siempre
espacios para el diálogo
que pudiesen generar espacios para la reflexión ya que
generan otras maneras de pensar la Violencia, que
nos permitan visualizar posibilidades de cambio y de
mejorar nuestro trabajo
Educativo.
El papa Juan Pablo II, recordando el centenario
de Don Bosco, expresó a todos los Salesianos que hay una
necesidad urgente de la Educación
Cristiana Hoy. La iglesia se
reconoce directamente interpelada por la demanda de la
educación,
porque es ahí donde se trata del hombre y
el hombre es
el primer camino que debe hacer la iglesia para cumplir con su
misión.
"Ir a los jóvenes es la primera y fundamental urgencia de
la educación".[2]
Cuando Don Bosco expresó el Señor
me envía a los Jóvenes, allí descubrimos su
opción por los más necesitados, los pobres, quienes
están expuestos a tantos peligros, a todo tipo de
violencia.
Debemos seguir la reflexión de la
violencia desde distintas disciplinas como la Teología, la
Psicología, la Sociología, la Antropología, la Pedagogía y desde la Ciencias
Jurídicas. Donde la mirada sea interdisciplinaria,
compleja y profunda.
Pretendemos en este trabajo no caer en
explicaciones simplistas o deterministas, que atribuyen la
presencia de la violencia en la escuela a
determinados hechos, sin tener en cuenta la complejidad de los
fenómenos sociales. Por ejemplo: es frecuente que en un
imaginario social se asocie violencia con marginalidad.
Pero sabemos que no existe una relación
directa ya que la problemática atraviesa diferentes
sectores sociales. También es común asociar la
violencia con determinados consumos culturales como ciertos
estilos musicales, modas, boliches, droga etc.
Lo que deseamos es que nuestros adolescentes
en riesgo y
violencia no lleguen a la auto descalificación, que los
lleva a considerarse, que no saben nada y no tienen nada que
ofrecer, sintiéndose alejados de la inserción
social y más delante de la laboral.
La violencia es hoy un componente cotidiano en
nuestras vidas. Es una manifestación que ocurre en todos
los niveles sociales, económicos y culturales. Ésta
se ha puesto de manifiesto también en las Instituciones
Escolares. Dicha violencia fue ocultada, negada y silenciada
durante muchos años por educadores y autoridades, pero hoy
es un problema actual, que merece ser tratado, con seriedad y
reflexión, para lograr varias soluciones.
Deseamos enfrentarnos a esta problemática
que aumenta día a día. Enfrentarnos significa
reconocerla, analizarla y actuar sobre ella, esta es una manera
de trabajar en la prevención.
Éste flagelo debe ser tomado sin
dramatismo, pero con firmeza y en toda su magnitud. Debemos
evitar el miedo y la angustia que la produce para no caer en la
impotencia y poder
así actuar desde una postura reflexiva que nos permita
encarar abordajes acordes a su complejidad.
Pensar en la violencia en la escuela obliga a
definir sus causas, límites y
direcciones. Alcira Orsini,[3], caracterizó
a la violencia en la escuela a partir de una investigación realizada en el ámbito
del CONICET, donde se definen como violentas las "situaciones,
hechos o personas que expresan conductas consideradas como
impertinencias , manifestaciones de burlas lenguaje
obsceno, violación marcada de los códigos de
vestimenta, peleas serias entre personas o grupos, actos de
vandalismo que impliquen destrucción o daño de
elementos de la institución y robos".
La violencia
escolar es una violencia particularmente específica
por los siguientes aspectos: El espacio de la
victimización es la propia escuela, el lugar donde se
desarrolla el proceso
Educativo. Los participantes de la violencia, en numerosos casos
son los alumnos, esto constituye una línea endeble entre
los autores de los hechos de violencia y las víctimas. El
personal
docente se muestra
vulnerable por no poder controlar la violencia en la
Institución Escolar esto conduce a una permisibilidad y
agravamiento de los comportamientos violentos. La importancia del
rol y la función
social del Maestro no es suficientemente valorada, comprendida y
apoyada en nuestra sociedad.
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