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Estructuración curricular de la UTECAM en base a necesidades socio-económico culturales (página 2)



Partes: 1, 2, 3

La presente propuesta se enmarca a la potencialidad para
crear una Institución de educación
Superior en el cantón Mejía. Esta
Institución se plantea como una meta de complemento a
la
educación de los jóvenes bachilleres de las
Instituciones
educativas de la zona. Creemos importante destacar que la
educación
Primaria y Media en el cantón Mejía; en el
área urbana y rural es considerable, si nos basamos a la
estimación de cifras.

En los actuales momentos asisten a los centros
educativos del cantón se tienen los siguientes datos:

Estadística de estudiantes de
Jardines, Escuelas y Colegios del cantón Mejía.
Año lectivo 2007 – 2008[5]

PREPRIMARIO

PRIMARIO

MEDIO

TOTAL

fiscales

Particulares

total

fiscales

Particulares

total

fiscales

Particulares

total

1.009

428

1.437

8.061

1.709

9.770

4.109

375

4.484

15.691

La población estimada del Cantón es de
62.888 habitantes, (censo 2001). Si analizamos las cifras
de estudiantes de los niveles, pre-primario, primario y medio
corresponde al 24,9 % de la población. Las cifras
de estudiantes no podemos dejar de tomar en cuenta si se
considera que de ese porcentaje los 4.484 estudiantes del nivel
medio corresponden al 7,13%.

Campo de
acción de la investigación

El proyecto
será elaborado en todos los centros de enseñanza media del cantón
mejía, con cuestionarios y entrevistas a
maestros, padres de familia y
estudiantes, además será de tomará en cuenta
a los intereses de la población de Machachi y sus
parroquias; tales como: empresarios, autoridades y organizaciones
que puedan suministrar todo tipo de información para el desarrollo de
nuestra investigación.

Objetivo general

Proponer un Plan estructural
formal para currículo de la Universidad
Tecnológica del Cantón Mejía en base a
necesidades científico – técnicas y
desarrollo local de la región a través de la
innovación e incorporación de
profesiones que consideren las tendencias y aspiraciones de
jóvenes del cantón y del mercado
ocupacional del país.

Objetivos
específicos

  • Proponer un Plan estructural curricular de
    creación de la Universidad Tecnológica del
    cantón Mejía.

  • Determinar las necesidades científicas,
    técnicas y profesionales de los
    estudiantes.

  • Elaborar una propuesta que considere la
    innovación curricular como eje estatuario de las
    aspiraciones de los estudiantes de la
    región.

Marco
teórico

CONCEPTOS BÁSICOS

DESARROLLO HUMANO Y
SOCIAL

Cambio de época que forja visiones del mundo
para el siglo XXI

Los cambios de época no son novedad para la
humanidad, el último cambio
histórico se produjo hace más de 200 años
cuando la revolución
industrial condujo a las sociedades de
una etapa agraria a una industrial, lo que generó
incertidumbre, inestabilidad, desorientación, desembocando
en un estado de
vulnerabilidad. En los momentos actuales tres revoluciones
sociocultural, tecnológica y económica están
volviendo obsoleta la época del industrialismo y forjando
la del informacionalismo. Sin embargo este proceso no
transcurre de forma clara y por tanto sin contradicciones propias
de un cambio de época.

Toda época redefine lo que es moderno, incluso la
visión del mundo. El periodo turbulento de
transformación que ocurre entre dos épocas esta
siempre caracterizado por una fuerte confrontación entre
al menos dos ideologías de alcance planetario que intentan
moldear la visión del mundo que debe prevalecer en la
época emergente. Desdichadamente al final del siglo XX la
ideología neoliberal dominante no encuentra
una ideología rival igualmente articulada y consolidada en
el ámbito global. Por primera vez en la historia moderna de la
humanidad la jornada entre dos épocas no se caracteriza
por la confrontación entre dos ideologías
globales[6]

Bajo la noción de que la humanidad experimenta en
estos momentos profundas transformaciones de tipo cualitativo que
hacen pensar que estamos viviendo en un cambio de época,
el autor propone una reinterpretación de las condiciones
históricas actuales bajo la luz de esas
transformaciones. Así, contrapone nociones,
categorías, dinámicas, que eran propias a una
época caracterizada por el industrialismo. Las nuevas
formas sociales que actualmente vivimos recuerdan que estamos en
una sociedad de la
información. Bajo una matriz
epistemológica que recuerda a Toffler y Castells, el autor
plantea una visión crítica
del contexto institucional del momento actual y de las
características que asumiría lo que, siguiendo a
una corriente en boga, que se remite a March y Olsen, denomina el
cambio institucional. Así, plantea la necesidad de dar un
nuevo enfoque a la
globalización y a los procesos de
exclusión y marginamiento que se están produciendo,
lo que implicaría la necesidad de darles una forma
democrática y participativa a estos
procesos.[7]

El intercambio desigual entre los
más fuertes y los más débiles está
históricamente asociado a la institucionalización
de relaciones asimétricas de poder por
parte de los más fuertes para su mayor beneficio en el
más largo plazo

Los cambios de época no son una novedad para la
humanidad; el último cambio histórico
ocurrió hace más de 200 años, cuando la
Revolución
Industrial condujo a las sociedades desde el agrarianismo hacia
el industrialismo, generando incertidumbre, discontinuidad,
inestabilidad, desorientación, inseguridad,
perplejidad y, por lo tanto, vulnerabilidad. Ahora, tres
revoluciones–sociocultural, tecnológica y
económica–están haciendo obsoleta la época
del industrialismo y forjando la época del
informacionalismo. Sin embargo, este proceso no ocurre de forma
clara ni sin contradicciones, que son propias de un cambio de
época, por la competencia entre
visiones de mundo en conflicto, que
intentan prevalecer en la época emergente.

Pero, ¿qué es una época
histórica, cuándo cambia una época, y por
qué diferentes grupos
sociales y organizaciones de desarrollo se quedan vulnerables
durante este fenómeno? Estas son preguntas fundamentales
para comprender la génesis del actual cambio de
época y la forma cómo este fenómeno aporta
vulnerabilidad a todas las organizaciones de desarrollo.
Posteriormente, esta comprensión será fundamental
para inspirar estrategias
teóricas y prácticas para la construcción de estos grupos sociales y
de sus organizaciones.[8]

El concepto de
época histórica

Una época histórica es
caracterizada por la dominación de un sistema de ideas,
un sistema de técnicas y una institucionalidad–mecanismos
institucionales–que viabiliza ambos sistemas. Por
ejemplo, la época histórica del
industrialismo
pasó a caracterizarse por un
sistema de ideas dominante, sintetizado por la
metáfora de una máquina para interpretar
el mundo y actuar sobre éste. Su sistema de
técnicas
está constituido por las
tecnologías materiales–mecánicas,
químicas y eléctricas–que han impulsado el
paradigma del
desarrollo industrial. Su institucionalidad fue
establecida en torno a los
Estados-Naciones, que deberían tener un alto grado de
soberanía y autonomía, para la
creación, gestión
y perfeccionamiento de las reglas nacionales del juego de
acumulación de capital,
derivado de la racionalidad forjada por la Revolución
Industrial, y del juego de la democracia,
que se expandía bajo la racionalidad forjada por la
Revolución
Francesa. Hace ahora más de cuatro décadas que
el sistema de ideas, sistema de técnicas, mecanismos
institucionales y consecuencias del industrialismo
están bajo críticas crecientes e inexorables,
empujando esta época histórica hacia una crisis
irreversible. Todo está bajo cuestionamiento generalizado:
(i) la visión de mundo; (ii) la naturaleza,
rumbo y prioridades del paradigma de desarrollo; y, (iii) los
elementos orientadores de ésta época
histórica–valores,
conceptos, principios,
premisas, promesas, enfoques, modelos,
teorías
y paradigmas–que servían de referencia para
orientar a los actores sociales, económicos,
políticos e institucionales del desarrollo. Bajo las
contradicciones propias de un cambio de época, otra
época está siendo forjada–la época del
informacionalismo
.[9]

La génesis del actual cambio de
época

La génesis del actual cambio de
época está fuertemente asociada a tres
revoluciones–sociocultural, económica y
tecnológica, cuyos impactos cruzados (no necesariamente
compatibles entre sí), están cambiando el sistema
de ideas, el sistema de técnicas y la institucionalidad de
la época histórica del industrialismo.

Revolución
sociocultural

Desde los años 60, un conjunto de movimientos
socioculturales está desafiando las bases de la
civilización occidental y los valores de
la sociedad industrial de consumo. Por
ejemplo, los movimientos feministas, ambientalistas y por los
derechos
humanos, justicia
étnica, igualdad
social y participación democrática denunciaron: (i)
los muchos absurdos derivados de la época del
industrialismo, (ii) la vulnerabilidad de la humanidad y del
Planeta, y (iii) la necesidad de un desarrollo
sostenible. La preocupación es por la sostenibilidad
de todas las formas de vida en el Planeta. Los cambios que tienen
origen en esta revolución sociocultural, como la
cuestión de la participación del tercer sector, la
equidad de
género,
la valorización de lo social, la igualdad social, los
derechos de las
nacionalidades indígenas, la justicia étnica, la
conservación de los recursos
naturales, los derechos de los niños,
el desarrollo
humano, las redes de solidaridad y el
desarrollo sostenible en general, no pertenecen a la época
del industrialismo; ellos están cambiándola bajo
una visión sistémica de mundo.

Revolución
económica

A finales de los años 70, la crisis
económica iniciada por dos choques en los precios del
petróleo reveló el agotamiento del
régimen de acumulación de capital de la
época del industrialismo. Desarrollado en torno a una
economía productiva basada en factores
tangibles–tierra,
capital y trabajo, y
dependiente del Estado-Nación
para las reglas nacionales del juego de acumulación, el
régimen de acumulación del capitalismo
industrial entró en crisis irreversible. Eso dio inicio a
la formación de un régimen de acumulación de
capital, de naturaleza corporativa, de carácter transnacional, de alcance global y
dependiente de un factor intangible–información. Los
cambios derivados de esta revolución
económica
, que integran a la llamada globalización, bajo etiquetas como reajuste
estructural, reforma económica, modernización
productiva, privatización, liberalización,
desreglamentación, mega-fusiones,
reconversión productiva, flexibilidad laboral, dolarización de las economías
nacionales, integración regional y fondos competitivos,
no pertenecen a la época del industrialismo; ellos
están cambiándola bajo una visión
económica de mundo
.

Revolución
tecnológica

A mediados de los años 70, se inició una
revolución en torno a la tecnología
de la información, que ha influenciado otras
revoluciones científicas y tecnológicas y ha
penetrado a la mayoría de los medios y
formas de comunicación. La dimensión
microelectrónica de esta revolución hace posible la
concepción de redes virtuales capaces de
comprimir y eventualmente desmaterializar el tiempo
histórico y el espacio geográfico. Por primera vez
en la historia, la información es simultáneamente
insumo y producto. Los
cambios derivados de esta revolución
tecnológica
–la formación de redes virtuales,
la integración electrónica de formas (texto,
sonido e
imagen) y
medios de
comunicación, la propuesta de la agricultura de
precisión, la creación de oficinas-en-red, los libros
virtuales, los espacios inteligentes (edificios, fábricas,
oficinas y residencias, cuyas funciones
básicas son manejadas por computadoras
independientes de un operador humano) y el terrorismo
cibernético, no pertenecen a la época del
industrialismo, ellos viabilizan muchos de los cambios derivados
de las revoluciones sociocultural y económica, bajo una
versión sofisticada de la visión mecánica de mundo.

Obviamente, ninguna de estas revoluciones
cambiaría la época por sí misma; son los
impactos cruzados de ellas que generan otras crisis en cadena,
creando las condiciones para que se desarrollen procesos de
cambios globales, transformando de forma cualitativa y
simultánea el sistema de ideas, sistema de técnicas
e institucionalidad de la época vigente. Es lógico
que los cambios resultantes de estos impactos cruzados no generan
tendencias convergentes. Al contrario, la confrontación
dialéctica entre los intereses en conflicto de ambas
épocas está generando contradicciones que, a su
turno, están moldeando el futuro de la humanidad. Pero
estas contradicciones no resultan de una simple coincidencia
histórica. Los grupos de actores sociales que promueven
cada una de las tres revoluciones proponen una visión de
mundo, en el intento de que su percepción
de la realidad prevalezca en la nueva época. Sin embargo,
los diferentes conjuntos de
premisas, promesas y compromisos asociados a estas visiones de
mundo conducen a la humanidad hacia futuros alternativos
radicalmente diferentes entre sí.
[10]

Las visiones de mundo en conflicto en el contexto del
cambio de época

Una visión de mundo es una ventana
conceptual
, a través de la cual nosotros percibimos e
interpretamos el mundo, tanto para comprenderlo como para
transformarlo. Esta ventana funciona como una especie de
lentes cultural, donde los ingredientes para su
construcción incluyen ciertos valores, creencias,
principios, premisas, conceptos, enfoques, etc., que moldean
nuestra percepción de la realidad y, por lo tanto,
nuestras decisiones y acciones hacia
todos los aspectos de nuestra experiencia humana en el universo. En
un cambio de época, todos son presionados a cambiar de
lentes, pues los lentes de la época en declinación
revelan un paisaje fuera de foco, cuya interpretación parece imposible. Asumiendo
el estatus de paradigma social, una visión de
mundo es la herramienta cultural más poderosa de
que dispone un grupo social,
una comunidad o
una sociedad, para (re)interpretar su pasado, comprender su
presente y construir su futuro. Cuando comprendemos que la
realidad es lo que nuestro método de
observación nos permite percibir
,
pasamos a reconocer que nuestra visión de mundo moldea
nuestros modelos mentales, a través de los cuales
observamos, sistematizamos, interpretamos y aportamos significado
a nuestras propias experiencias en el
mundo.[11]

Si toda época establece una visión de
mundo dominante, un cambio de época establece una
competencia entre visiones de mundo en conflicto. Las tres
revoluciones (previamente mencionadas) generan tres visiones de
mundo en conflicto–las visiones mecánica, económica y
holística
, que compiten entre sí para
prevalecer en la época emergente. Aún cuando una de
ellas llegue a establecerse como dominante, la humanidad va a
convivir con las contradicciones y consecuencias de la lucha
dialéctica entre los intereses e influencias generados a
partir de las premisas, promesas y compromisos de las
tres.

Visión mecánica de
mundo
[12]

En los siglos XVI y XVII, se estableció, junto
con la ciencia
moderna, una visión mecánica de la realidad, bajo
la cual el mundo pasó a ser percibido a través de
la metáfora de una máquina. El marco conceptual
de Galileo y Descartes
, de una realidad objetiva gobernada
por leyes
matemáticas exactas, fue completado por la
mecánica Newtoniana y la teología
cristiana
, legitimando el mecanicismo y validando sus
implicaciones: reduccionismo, determinismo, linealidad y
mono-causalidad. Junto con esta visión de mundo, se
consolidó el pensamiento duro, donde solamente
los "hechos" cuantificables, capaces de ser traducidos al
lenguaje matemático, pasaron a ser los
"únicos" hechos relevantes. Con la Revolución
Industrial
, en la segunda mitad del Siglo XVIII, esta
visión de mundo se consolidó, y hasta hoy ha
prevalecido sobre otras. Bajo ésta
visión:

El mundo es percibido como una máquina sin
sentimientos, donde la razón mecánica excluye a la
emoción humana. Sin espacio para valores
morales ni principios éticos, este reinado de la
racionalización es "habitado" por piezas del
engranaje
que permiten funcionar a la máquina. En
este mundo mecánico, hay una ciudadanía por
derecho
, pero con pocos ciudadanos de
hecho
.

La historia no existe o no es relevante para la
máquina; el pasado y el futuro están asociados a la
idea de progreso, que significa apenas más soluciones
mecánicas. El eficiente funcionamiento de la
máquina en el presente es lo que cuenta–el corto
plazo
.

El contexto corresponde a "la" realidad
"objetiva", que existe independiente de nuestra
percepción, decisiones y acciones. Cabe a las
organizaciones "descubrir" qué parte de esta realidad
puede o debe ser considerada como "su" entorno. Los "hechos"
relevantes en este contexto son los hechos "duros", visibles y
cuantificables, que se pueden predecir a partir del manejo de las
leyes
"naturales" que rigen el funcionamiento de la realidad, a
través de relaciones lineales de causa y
efecto.

La organización es una máquina que
transforma insumos en productos, y
que debe ser manejada como tal. Esta máquina es dinamizada
por sus recursos humanos, que son autómatas
biológicos capaces de ejecutar tareas rutinarias, replicar
"recetas" e imitar comportamientos, pero no son capaces de crear,
porque no se les da el espacio para pensar.

Los modelos de intervención para el
desarrollo son centrados en la oferta, como resultado de
los excesos de la racionalización–eficiencia,
cuantificación, control y
predicción, que genera rigidez y linealidad. Para la
máquina, el progreso es sinónimo de crecimiento, y
los medios–crecimiento
económico y desarrollo tecnológico–son
privilegiados sobre los fines, que son plurales e
individuales.

La tecnociencia (la fusión
de la ciencia
moderna con la tecnología moderna)
es un factor de transformación de ciertos insumos en
información y tecnología, para aumentar la
eficiencia de ciertos procesos productivos. Desde una base
mecanicista
, que selecciona la eficiencia productiva como la
máxima referencia para el proceso de innovación, la
especialización científica es descontextualizada de
otras especializaciones, y es desvinculada de los valores
humanos: ciencia para la eficiencia.

La metáfora de la máquina
continúa como la base de está visión. Con la
revolución en torno a la tecnología de la
información, la visión mecánica de mundo
gana sofisticación y vitalidad. Para la mayoría de
los físicos e ingenieros, la máquina apenas se ha
hecho más compleja, pero la tecnología de la
información
y la teoría del caos les
permiten comprender esta complejidad, a través del
lenguaje y la
precisión de la matemática. Con la tecnología de la
información, la máquina ha ganado vida, pero es una
vida tan mecánica como la vida de los robots más
sofisticados: sin emoción, pasión, sentimientos,
valores, aspiraciones, compromisos, etc.

Los conceptos originalmente propuestos a partir
de la metáfora de la máquina son:
progreso, eficiencia, control, cuantificación,
predicción, producción, productividad,
engranaje, recursos
humanos, resultados, metas, impactos, disciplina,
orden, equilibrio,
cadena de comando, redes (electrónicas).

Visión económica de
mundo.[13]

Mientras no era dominante, la visión
económica de mundo siempre estuvo presente, desde los
tiempos en que el capital mercantil impulsó el comercio entre
los continentes. Sin embargo, a partir de la revolución
económica actual, esta visión ha ganado un nuevo y
mucho más poderoso momentum. A finales de los
años 70, el régimen de acumulación de
capital de la época del industrialismo empieza su
declinación. Ahí se inicia una revolución
económica para formar otro régimen de
acumulación: corporativo, transnacional, informacional y
global. Con la debacle del socialismo en la
Unión Soviética y en el Este Europeo, el sistema
capitalista aprovechó para reemplazar a la
ideología del Estado por la ideología del
mercado
, imponiendo esta visión como dominante. Bajo
ésta visión:

El mundo es percibido como un mercado sin
sociedades
, donde las transacciones comerciales prevalecen
sobre las relaciones sociales. Este es un mundo habitado por
proveedores,
productores, intermediarios, procesadores,
vendedores, industriales, intermediarios, banqueros,
competidores, consumidores, clientes,
inversionistas, etc. En este mundo Darwiniano, la existencia
es una lucha por la sobrevivencia
; sobrevivirá el
más competitivo. Aquí hay una ciudadanía por derecho, pero con
pocos ciudadanos de hecho.

La historia no existe o no es relevante para el
mercado. Cuando considerado, el pasado es apenas una
reconstrucción cronológica, de carácter
evolucionista, de los hechos objetivos cuantificables. El futuro,
cuando considerado, se restringe a las tendencias del mercado. En
el largo plazo, la finalidad es la acumulación; en el
corto plazo el lucro máximo es lo que importa.

El contexto es constituido apenas por diferentes
tipos de mercados con sus
diferentes tipos de clientes y diferentes tipos de demandas. Este
es un contexto comprendido principalmente a través de las
leyes naturales del mercado–oferta y demanda,
y de la premisa de que los individuos son necesariamente
egoístas, tomando decisiones basadas siempre en sus
propios intereses particulares. La realidad "objetiva"
considerada relevante es la realidad económica, que puede
ser resumida en la realidad del mercado, con todas sus
necesidades e implicaciones. Lo que no tenga valor
económico no es importante.

La organización es un proveedor de
productos y servicios para
este mercado, y debe ser manejada como tal. La dinámica de este proveedor particular
depende de su "capital
humano"–una cosa, y de su "capital
intelectual"–una mercancía; su fuente de
motivación es el lucro máximo en el
presente, su finalidad última es aportar a la
acumulación de capital, y su fuente de inspiración
y referencia en cualquier tiempo es únicamente el
mercado.

Los modelos de intervención para el
desarrollo son centrados en la demanda,
conforme a la lógica
aportada por las leyes del mercado, ignorando otros aspectos sin
voz ni voto en la realidad material y social (como seguridad
alimentaria y conservación de recursos
naturales). La modernización es sinónimo de
globalización económica y
tecnológica, y los medios–crecimiento económico y
desarrollo tecnológico–son privilegiados sobre los fines,
que son plurales e individuales.

La tecnociencia es un proveedor de ciertos
productos, procesos y servicios intensivos de conocimiento,
para aumentar la competitividad
de los que innovan basados en la ciencia. Desde una base
economicista que selecciona al mercado como la máxima
referencia para el proceso de innovación, la
especialización tiene al mismo mercado como el
único contexto relevante a considerar, generando una
tecnociencia comercial dirigida apenas para el lucro: ciencia
para la acumulación
.

La metáfora del mercado es central para la
adopción
de esta visión de mundo. Esta metáfora traslada
para las realidades sociales, económicas, políticas
e institucionales de la sociedad la lógica
evolucionista
de la realidad "natural", donde la
existencia es una lucha por la sobrevivencia
. Esta
metáfora representa un organismo biológico y su
lógica de competencia por la sobrevivencia. Con
la revolución en la tecnología de la
información, esta metáfora gana un componente
mecánico–las redes electrónicas, que aporta mucha
versatilidad a los actores de este mundo particular. La
teoría del caos ayuda a entender mejor la
complejidad del mercado.

Los conceptos originales propuestos a partir de
la metáfora del mercado son: competitividad,
calidad,
eficacia,
valor agregado, igualdad de oportunidad, ventaja comparativa,
ventaja competitiva, competencia, acumulación, oferta,
demanda, utilidad,
ciclo de vida,
modernización, cliente, retorno,
capital humano, capital intelectual, lucro, sobrevivencia,
pragmatismo,
individualismo.

Visión holística de mundo.
[14]

Antes de la dominación del capitalismo, la
visión de mundo era de naturaleza orgánica y
espiritual, que fue aplastada por la visión
mecánica de mundo durante la Revolución Industrial.
Con la revolución sociocultural en marcha, esta
visión ha sido rescatada, ampliada, profundizada,
transformada y diversificada, para incluir elementos del contexto
que van más allá del simple evolucionismo, que
todavía prevalece entre la mayoría de sus
seguidores. A mediados de la década de los años 60,
varios movimientos socioculturales cuestionaron la
civilización occidental y la sociedad industrial de
consumo. Asumiendo que estamos todos vulnerables, los promotores
de esta revolución proponen una visión
sistémica de mundo, bajo la cual todo está
interconectado en la Tierra y en
el cosmos. Pero esta interdependencia no es sinónimo de
armonía, pues nuestros conflictos de
intereses generan contradicciones. Bajo esta
visión:

El mundo es un sistema complejo y
dinámico, con múltiples dimensiones y
funciones interconectadas (espacial, temporal, ecológica,
social, económica, política,
institucional, ética,
estética), y es constituido por una
diversidad de entidades vivas interrelacionadas, incluyendo la
especie humana organizada en sociedades. En este mundo, la
ciudadanía por derecho debe generar ciudadanos
de hecho.

La historia es relevante para la
comprensión, pues el pasado, presente y futuro
están inevitablemente conectados. Para construir un futuro
diferente y mejor es preciso, a partir de hoy, pensar, actuar y
aspirar diferente, basándose en lecciones del pasado,
compromisos negociados en el presente y escenarios (futuros)
alternativos.

El contexto es el producto de las diferentes
percepciones de los diferentes grupos de actores sociales, que
comparten diferentes visiones de mundo. Existen, por lo tanto,
"contextos", como realidades socialmente construidas por las
decisiones y acciones derivadas de
estas diferentes percepciones de la realidad. En este sentido, el
contexto es un espacio especial de desarrollo, donde
interactúan sociedad, cultura y
naturaleza. Cualquier contexto incluye el mercado–con sus
clientes y demandas, pero va más allá, para
considerar otros aspectos de la realidad material y social que el
mercado no expresa.

La organización es igualmente un sistema
abierto y dinámico, que refleja las principales
características y contradicciones de los sistemas
más amplios con los cuales intercambia, debiendo ser
gerenciada bajo un enfoque necesariamente sistémico. Entre
sus múltiples funciones, la
organización de desarrollo asume el papel fundamental
de un facilitador de cambio y desarrollo. En las
organizaciones, los seres humanos son percibidos como ciudadanas
y ciudadanos, quienes tienen imaginación y son capaces de
pensar y de crear más allá de su conocimiento y
experiencias previas, y son gerenciados como "talentos"
humanos.

Los modelos de intervención para el
desarrollo son centrados en el contexto (entorno), que incluye el
mercado, sus clientes y sus demandas, pero que va más
allá; el contexto incluye otros aspectos y otras
dimensiones relevantes de las realidades material y social.
El desarrollo sostenible incluye el desarrollo humano y
social, subordinando los objetivos-medios (crecimiento
económico y desarrollo tecnológico) a los
objetivos-fines: mejores condiciones, nivel y calidad de
vida.

La tecnociencia es apenas un sistema facilitador
de cambio y desarrollo. Desde un compromiso con la totalidad, que
implica considerar el desarrollo como el encuentro entre
sociedad, cultura y naturaleza, la tecnociencia es desarrollada
bajo control social ampliado, en el contexto de su
aplicación e implicaciones: ciencia con conciencia, para
la sociedad y la vida en el Planeta
. La dimensión de
eficiencia y la económica, que prevalecen en las visiones
mecánica y económica, respectivamente, están
presentes entre las dimensiones del sistema. Pero eso ocurre en
un relativo balance con otras dimensiones, como las de
sostenibilidad y de equidad, necesarias para la existencia de
todas las formas de vida en el Planeta. Con la revolución
en la tecnología de la información, los actores del
desarrollo ganan también mucha versatilidad para actuar
bajo esta visión de mundo. La teoría del
caos
aporta a una mejor comprensión de la complejidad
de la realidad.

La metáfora del sistema es la base de esta
visión, pues le permite aceptar las diferentes, complejas
y frecuentemente contradictorias dimensiones de la realidad,
evitando el reduccionismo, linealidad y determinismo comunes en
otras visiones de mundo, que reducen la realidad apenas a una de
sus múltiples dimensiones. Pero este no es un sistema en
equilibrio, sino en constante proceso de cambio.

Los conceptos originalmente propuestos a partir
de la metáfora del sistema son: valores,
sostenibilidad, complejidad, diversidad, multicausalidad,
no-linealidad, interdependencia, naturaleza, sociedad, cultura,
equidad, participación, interacción, construcción, sistemas
blandos, talentos humanos, solidaridad.

Obviamente, ninguna visión de mundo llega a ser
practicada de forma pura. Hasta la visión dominante dentro
de una época es forzada a co-existir con aspectos e
influencias de otras visiones de mundo. Lo que generalmente
ocurre es una combinación de algunos elementos de las
diferentes visiones, pero bajo la prevalencia del conjunto de
premisas de una de ellas. Una organización de desarrollo
debe hacer primero una reflexión ética antes de
tomar la decisión política para la adopción
del conjunto de premisas de una de estas visiones de mundo;
solamente después debe importar algunos elementos de las
otras visiones de mundo, bajo la regla no negociable de que estos
elementos no pueden estar en conflicto con las premisas de la
visión adoptada. Por ejemplo, el hecho de que una
organización adopte la visión holística de
mundo no le impide incorporar el concepto de eficiencia,
propuesto por la visión mecánica, y el concepto de
calidad, propuesto por la visión económica. Bajo
una perspectiva multidimensional, la visión
holística de mundo acepta y considera estos conceptos,
pero en balance con otros conceptos, como sostenibilidad y
equidad.

Los cambios que cambian una
época

Según Manuel Castells, una época
histórica cambia cuando se transforman de forma
cualitativa y simultánea las relaciones de
producción, relaciones de poder, experiencia humana y
cultura. Hace más de 200 años que la lógica
del agrarianismo fue confrontada por la lógica del
industrialismo emergente. La Revolución Industrial fue
capaz de consolidar un nuevo sistema de ideas, desarrollar un
sistema de técnicas y crear nuevos mecanismos
institucionales para viabilizar a ambos sistemas. Para eso,
profundos cambios fueron generados para alterar las relaciones de
producción, relaciones de poder, experiencia humana y
cultura. Nuestra tesis central
es que, tanto el periodo de la Revolución Industrial como
el momento actual representan un cambio de época, no una
simple época de cambios.

La Revolución Industrial y el último
cambio de época
[15]

Entre 1760 y 1800, algunos pensadores se dieron cuenta
de que algo cualitativamente diferente estaba ocurriendo, y que
transformaría para siempre el destino de la humanidad.
Juan Jacques Rousseau fue
uno de estos agudos pensadores sociales. Él
entendió que los problemas del
siglo XVIII, antiguos y nuevos, no lograban ser comprendidos ni
resueltos a partir de las hipótesis, premisas y enfoques que
habían prevalecido hasta entonces. Por eso, él
propuso su Contrato Social, una contribución para
la época emergente, que él tan bien logró
vislumbrar. Un análisis de estudios históricos
sobre aquél período revela los cambios cualitativos
y simultáneos que se desarrollaron en las relaciones de
producción, relaciones de poder, experiencia human y
cultura.

Cambios cualitativos en las relaciones de
producción
. Con la Revolución Industrial, los
bienes y
servicios más relevantes, generados a partir del
conocimiento tácito y mano de obra familiar, pasaron a ser
"producidos" por máquinas,
en las fábricas creadas por el sistema de técnicas
del industrialismo emergente. Esto representó el fin de la
economía basada en el trabajo de
los artesanos y el fin social y económico de la
relación entre maestros y aprendices. El
conocimiento tácito de estos actores fue
sistematizado, traducido para el lenguaje
mecánico y materializado en las líneas-de-montaje
de las fábricas, donde ya no se necesitaba de las mentes
sino de las manos de los que generaban aquellos bienes y
servicios. La economía productiva pasó a basarse en
tres factores tangibles e interdependientes: tierra, capital y
trabajo. La idea de progreso fue culturalmente introducida, con
la premisa de que el crecimiento material era ilimitado, y que
beneficiaría a toda la humanidad.

Cambios cualitativos en las relaciones de poder.
Durante la Revolución Industrial, el poder fue
transferido, de las manos de los que poseían la tierra, y
de las mentes de los que poseían el conocimiento
tácito, para las manos de los que poseían el
capital industrial, porque éstos pasaron a poseer las
fábricas y las máquinas del industrialismo
emergente. La dinámica de la ecuación del
poder
–integrada por los factores fuerza, dinero y
conocimiento
–fue alterada. Desde la invención de la
agricultura, hace más de 10 mil años, la fuerza
había prevalecido sobre el dinero y el
conocimiento dentro de esta ecuación. A partir de la
Revolución Industrial, la fuerza fue reemplazada por el
liderazgo del
dinero, en el contexto de las reglas nacionales establecidas por
los Estados-Naciones, cuyo poder creció
rápidamente, principalmente para proteger la propiedad
privada y promover los intereses mercantilistas y
(principalmente) industriales del sistema capitalista en
expansión.

Cambios cualitativos en la experiencia humana. La
Revolución Industrial generó impactos radicales en,
por ejemplo, la institución de la familia y
en el concepto de sexualidad. En
el caso de la familia, toda su existencia pasó a ser
planificada en torno al tiempo mecánico establecido por
los relojes de las fábricas, y no más por los
ritmos de la naturaleza que habían prevalecido sobre la
dinámica de las comunidades. Las fábricas separaron
a los padres de sus hijos durante el día, que se quedaron
privados de la interacción frecuente a que estaban
acostumbrados. En el caso de la sexualidad, los esposos fueran
también separados de sus esposas por la fábrica
durante el día. Esta nueva realidad pasó a
determinar hasta la hora en que podrían hacer el amor: antes
o después del horario de la fábrica. Los casados y
enamorados fueron presionados a programar el periodo en que sus
deseos y sentimientos podrían ser estimulados y
cultivados, ya que la fábrica se interponía entre
las parejas durante el periodo más largo en que estaban
despiertos.

Cambios cualitativos en la dimensión
cultural
. Con la Revolución Industrial, las relaciones
sociales, antes de naturaleza orgánica, fueron superadas
en volumen e
importancia por relaciones de naturaleza mecánica,
generadas a partir de la proliferación de las
fábricas del industrialismo emergente. Éstas
reunían a extraños, que debían relacionarse
entre sí, independiente de su origen geográfico e
historia social. La emergencia de nuevos negocios en
las ciudades industriales también atraía a
extraños (fenómeno de la urbanización), que
se relacionaban de forma impersonal en el espacio del mercado. En
paralelo, el nuevo sistema de ideas promovía los valores
requeridos por el industrialismo mecánico: individualismo,
eficiencia, productividad, comando, control,
cuantificación, disciplina, puntualidad, asiduidad. Estaba
en marcha la consolidación de la cultura de la
realidad mecánica
, donde la metáfora de la
máquina
servía para todo: para interpretar el
mundo y para comprender la vida cotidiana, para actuar sobre la
realidad general y para decidir sobre las rutinas
domésticas, para inspirar a la educación de las
masas y para moldear la práctica
científica.

No es necesario tener mucha imaginación para
deducir los trastornos generados por la Revolución
Industrial: mucha turbulencia, inestabilidad, incertidumbre,
desorientación, discontinuidad, inseguridad,
fragmentación, perplejidad y, por lo tanto, vulnerabilidad
generalizada. El resultado fue la dominación de la
lógica mecánica de la época del
industrialismo sobre la lógica orgánica de
la época del agrarianismo. Pero el imperio del
industrialismo tuvo vida corta; 200 años después de
la revolución que le dio origen, la época del
industrialismo agoniza en su ocaso, abriendo paso al alba de una
nueva época. Sin embargo, la época emergente es
como una fotografía
fuera de foco, que todavía no nos permite ver con claridad
como estará la humanidad después del 2030, a pesar
de que algunas de las tendencias actuales apuntan hacia un mundo
más sofisticado tecnológicamente y más
interdependiente, pero más fragmentado política y
socialmente, con muchas más desigualdades sociales,
antiguas y nuevas.

El cambio de época
actual
[16]

Si la humanidad está experimentando un cambio de
época, deberíamos ser capaces de identificar la
ocurrencia de cambios profundos y simultáneos en las
relaciones de producción, relaciones de poder, experiencia
humana y cultura, como es posible identificarlos durante la
Revolución Industrial. A continuación se comparten
evidencias de
que los efectos combinados de las revoluciones sociocultural,
económica y tecnológica–ya
mencionadas–están confrontando la lógica de la
época histórica del industrialismo y
creando la lógica de la época histórica
del informacionalismo
, que es de naturaleza capitalista, de
base corporativa, con actuación transnacional, alcance
global y funcionamiento basado en la lógica
electrónica de las redes virtuales y en la magia digital
de la tecnología de la información.

Transformaciones cualitativas en las relaciones de
producción
. La revolución en la
tecnología de la información altera
estructuralmente las relaciones de producción. En la
economía informacional, la información es
simultáneamente insumo y producto. El conocimiento es
aplicado sobre el conocimiento para generar más
conocimiento: los productos, procesos y servicios más
relevantes son los intensivos de conocimiento. Así, la
productividad y la competitividad comandarán la
economía emergente; la productividad será derivada
de la innovación tecnológica y la
competitividad será derivada de la innovación
institucional
y de la capacidad gerencial. Por eso, la
capacidad cultural para usar la tecnología de la
información será crítica para la
sociedad informacional. Por primera vez en la historia,
más allá de la economía productiva, una
economía inmaterial fue creada a partir de un factor
intangible: información. En la economía
informacional, el rico no depende del pobre, pues en ella el
trabajador del conocimiento (mejor pagado) reemplaza al
trabajador manual (sobre
explotado en la economía productiva). El
informacionalismo conlleva a la concentración y a
la globalización descentralizadas del capital, por el uso
del poder descentralizador de las redes electrónicas. En
la época emergente, el control sobre la propiedad
intelectual
es más importante que el control sobre la
propiedad física, el valor de los bienes
culturales
es más alto que el valor de los bienes
materiales
, y el prestigio aportado por el acceso
al uso de los bienes materiales es
mayor que el prestigio aportado por la posesión
de estos bienes. La revolución en la tecnología de
la información también viabiliza otras revoluciones
tecnológicas, como la robótica, nuevos materiales, nanotecnología, ingeniería
genética (o biogenética, biotecnología), etc. También
están cambiando las relaciones entre capital y trabajo: en
su base, el capital es global; como regla, el trabajo es local.
El capital es globalmente coordinado; el trabajo es
individualizado. El trabajo es desagregado en su desempeño, fragmentado en su
organización, diversificado en su existencia y dividido en
su acción
colectiva. El contrato social entre el capital y el
trabajo ha sido violado para permitir la movilidad global del
capital y construir la vulnerabilidad local del trabajo. El
capital ahora no solamente tiene alas sino que vuela sólo.
[17]

Transformaciones cualitativas en las relaciones de
poder
. El asenso de un nuevo régimen de
acumulación de capital, apoyado por la tecnología
de la información, está transformando las
relaciones de poder. Con la revolución en la
tecnología de la información, el conocimiento
finalmente pasó a liderar la fuerza y el dinero en la
ecuación del poder. En esta dimensión, están
en crisis el
Estado-Nación
y la democracia representativa. A través de acuerdos
multilaterales, nuevas relaciones de poder son
institucionalizadas e implementadas por agencias multilaterales,
bajo las reglas de mecanismos supranacionales, que se
colocan por encima de la institucionalidad de los
Estados-Naciones, en representación de los intereses de
actores transnacionales con ambiciones expansionistas. Las reglas
nacionales de los Estados-Naciones son redefinidas como
"barreras" a ser derrumbadas, para abrir paso a las reglas
supranacionales del capitalismo corporativo transnacional. Las
redes electrónicas crean un tipo de poder
inmaterial
que no respeta ni necesita de fronteras
nacionales; al contrario, éstas se han transformado en
inconveniencias para los intereses transnacionales. Los
Estados-Naciones no van a desaparecer, ni van a perder toda su
soberanía y autonomía.

Estos conceptos están siendo deliberadamente
erosionados para que el poder del Estado-Nación pueda ser
alterado, para debilitarlo en sus antiguas funciones, asociadas a
las reglas nacionales que privilegian el régimen de
capital de la época del industrialismo, y para
fortalecerlo en sus nuevas funciones, requeridas para establecer,
proteger y perfeccionar las reglas transnacionales del
régimen de acumulación de capital de la
época del informacionalismo. Al Estado lo desmantelaron, y
ahora lo están reconstruyendo bajo una nueva
lógica: soberanía subordinada. Como el Estado ya
fue debilitado el suficiente para moldearlo al antojo del
régimen corporativo emergente, ahora hasta el Banco Mundial
y el FMI lo
están valorando, pero, obviamente, bajo las nuevas "reglas
del juego" de lo que es un "buen gobierno"en la
época de la acumulación transnacional emergente.
Con la reducción de la soberanía y autonomía
relativas de los Estados-Naciones, la democracia representativa
se está transformando en el arte de
engañar al pueblo. El poder político para formular
políticas y tomar decisiones relevantes está
institucionalmente ubicado hoy principalmente en mecanismos
supranacionales. De forma deliberada, la ideología del
Estado es reemplazada por la ideología del mercado, que
exige el debilitamiento del sector
público y privilegios para el sector privado.
También hay una tendencia hacia la globalización
del poder de la sociedad civil,
que se está organizando en redes de poder social e
institucional, para ejercer su influencia sobre cuestiones
generadas a partir de la revolución sociocultural: el
respeto a los
derechos humanos, la conservación de los recursos
naturales, la justicia global, etc. Sin embargo, al nivel del
sistema
político nacional (formal), la sensación
generalizada es de que la democracia representativa ya no es
suficiente para la práctica democrática
porque, en el mundo corporativo globalizado, los que son
electos no deciden y los que deciden no son electos
. En la
actualidad, los actores individuales más poderosos del
Planeta son corporaciones transnacionales, que representan hoy la
versión moderna de la monarquía absolutista.

Transformaciones cualitativas en la experiencia
humana
. La forma como se vive la experiencia
humana–la familia, la sexualidad, las relaciones de
género, las relaciones
interpersonales y sociales, las relaciones con la naturaleza,
etc., están bajo transformaciones profundas, cuyos
impactos en la experiencia humana son difíciles de
anticipar. A partir de los años 60, varios movimientos
socioculturales criticaron las premisas de la civilización
occidental y desafiaron los valores de la sociedad industrial de
consumo. Por ejemplo, el movimiento
ambientalista propuso el concepto de desarrollo
sostenible
, cuya práctica implica cambios profundos
en nuestra percepción, para que cambiemos radicalmente
nuestro modo de producción, patrón de consumo y
estilos de vida. Después de tres mil años de
hegemonía, la autoridad
patriarcal fue desafiada, generando la crisis del
patriarcado
y abriendo paso al ascenso de la cuestión
de género. La heterosexualidad no será el
único tipo de relación sexual socialmente y
legalmente aceptable; ya hay países que permiten el
casamiento entre parejas del mismo sexo
biológico. El impacto potencial del eclipse
electrónico
de la dimensión espacio-tiempo
sobre la experiencia humana es impresionante. La
tecnología de la información ha hecho posible la
creación electrónica del octavo continente del
Planeta
: un continente digital, donde INTERNET es un puerto
virtual
en la era del acceso. En este
continente virtual, el tiempo histórico no
cuenta, el espacio geográfico desaparece y las relaciones
sociales son innecesarias. Por eso, el concepto de "red" asume
consecuencias prácticas para la nueva
morfología social de las sociedades avanzadas del
futuro. Finalmente, el cuestionamiento de la ciencia, cuando
practicada bajo la influencia de la tradición
filosófica conocida como Positivismo,
está estimulando la generación de nuevos
paradigmas, que cambiarán nuestra percepción sobre
nosotros mismos y la forma como nos relacionamos entre nosotros y
con la naturaleza. Como resultado, un nuevo modo de
generación y apropiación de conocimiento
está emergiendo bajo la lógica de la
generación de conocimiento en el contexto de su
aplicación e implicaciones
. Esta revolución
cambia la experiencia humana, por cambiar nuestra
percepción sobre ella y, por lo tanto, nuestras decisiones
y acciones para transformarla. Irónicamente, la misma
experiencia humana está siendo mercantilizada, pues hoy
día la comercialización de los bienes
culturales
crece más que la comercialización
de los bienes materiales; el turismo global es la
industria del
futuro: ya no se paga para conocer lugares diferentes
sino para sentir nuevas experiencias.

Transformaciones cualitativas en la
cultura
. Por causa de la penetración de la
tecnología de la información en todos los medios y
formas de comunicación, gran parte de la humanidad camina
hacia la cultura de la realidad virtual. La sociedad-red
desincorpora de forma electrónica las relaciones sociales:
el tiempo se queda a-temporal; el espacio pierde su
dimensión material; la historia es de-historializada; y la
sociedad se queda de-secuenciada. Valores e intereses dominantes
son construidos sin referencia al pasado ni al futuro. La
realidad será la presentada por los medios de
comunicación, no la que experimentamos diariamente.
Los que controlan redes de comunicación aumentan su poder
de moldear y manipular percepciones, opiniones, aspiraciones y
hasta juicios de valor. Sólo lo que es visible en las
pantallas de los vehículos electrónicos de
imágenes
es considerado como real;
metafóricamente, lo que no aparece en CNN no existe.
Mientras nuestra realidad real nos aísla
individualmente en la lucha desigual por los medios materiales de
la sobrevivencia, los fabricantes de la realidad virtual
nos invitan a integrarnos para compartir los riesgos
globales: ecológicos, ambientales, atómicos, etc.
Muchos padres ya no interactúan con sus hijos; prefieren
comprarles equipos de tecnología digital y juegos
electrónicos. Crece de forma vertiginosa la
organización de redes virtuales, que reemplazan a los
contactos cara-a-cara, creando una especie de vecindario
electrónico global
, donde las relaciones sociales y
políticas parecen innecesarias. Mientras la facilidad de
acceso a la información no encuentra precedente en la
historia, la futura generación punto-com corre el
riesgo de
asumir que ya no será necesario caminar para conocer el
mundo y transformarlo, una conveniencia para los poderosos, que
no enfrentarían las fuerzas vivas de la sociedad, apenas
mensajes electrónicos. Solamente el terrorismo
cibernético
alterará la calma del octavo
continente
, este continente vacío de valores morales,
principios éticos y energía humana. Pero el
terrorista cibernético no mata a nadie; éste
criminoso sin domicilio geográfico actúa
en un continente no habitado.

Los procesos globales que están cambiando la
época

Estas transformaciones ocurren a través de varios
procesos, donde cuatro de ellos parecen ser los más
relevantes para comprender el cambio de época: (i) la
construcción de un nuevo régimen de
acumulación de capital; (ii) el establecimiento de un
Estado-red supranacional; (iii) el esfuerzo hacia el desarrollo
sostenible del Planeta; y, (iv) la emergencia de un nuevo modo de
generación de conocimiento.

Formación del nuevo régimen de
acumulación de capital

Como consecuencia de la crisis del régimen de
acumulación de capital de la época del
industrialismo, está en marcha la creación de un
régimen de acumulación de capital para la
economía de la época emergente. El
régimen de acumulación de la época del
industrialismo es
: articulado en torno a una economía
productiva dependiente de factores tangibles–tierra, capital y
trabajo; practicado por capitalistas individuales que tienen una
Patria definida, bajo la disciplina de las reglas nacionales del
juego de acumulación establecidas por el
Estado-Nación; dependiente del espacio geográfico;
basado en el transporte
como infraestructura básica; y es acusado de
sobre-explotar a los trabajadores manuales. El
régimen de acumulación de la época del
informacionalismo
es: desarrollado en torno a una
economía inmaterial dependiente de un factor
intangible–información; practicado por corporaciones
transnacionales sin Patria definida, bajo la disciplina de las
reglas transnacionales del juego de acumulación,
establecidas por mecanismos supranacionales; independiente del
espacio geográfico; basado en la
comunicación como infraestructura básica; y
acusado de exclusión
social, por su indiferencia con el destino de los que no
tienen acceso a sus redes de poder, capital, decisiones e
información. Simultáneamente, parte de la
economía productiva está siendo estructuralmente
transformada, a través de la formación de cadenas
productivas transnacionales, que promueven la
producción flexible–la posibilidad de producir
diferentes partes de un producto en cualquier parte del mundo,
ensamblarlo en cualquier punto del Planeta y venderlo en todos
los mercados nacionales donde exista dinero para comprarlo. Para
el nuevo régimen de acumulación de capital las
reglas nacionales de los Estados-Naciones son una inconveniencia;
diariamente, USD 1.5 trillones ya circulan fuera del control de
los bancos centrales
nacionales. El Forun Económico Mundial, realizado
anualmente en Davos, Suiza, desde hace 30 años, ha sido el
espacio privilegiado para la fermentación de estrategias para la
generación e implementación de las nuevas reglas
del juego de acumulación del nuevo orden corporativo
transnacional mundial. Este evento reúne las mil
corporaciones transnacionales más poderosas del
Planeta.

Establecimiento de un Estado-red
supranacional

La crisis del régimen de acumulación de
capital del industrialismo hace declinar con él la
institucionalidad–los mecanismos institucionales–que
viabilizaba dicho régimen. Una nueva institucionalidad
está siendo creada para viabilizar el nuevo régimen
de acumulación de la época emergente. Esta nueva
institucionalidad asume la configuración de un Estado-red
supranacional, estructurado bajo el sistema de ideas dominante,
que emerge en torno a los intereses de las corporaciones
transnacionales, a través de acuerdos multilaterales
implementados por mecanismos supranacionales, como la
Organización Mundial del Comercio (OMC) y la
Organización Mundial de la Propiedad
Intelectual (OMPI), y con el apoyo de agencias
multilaterales, como el Fondo Monetario
Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
Algunos de estos acuerdos son establecidos en torno a bloques
económicos regionales, como el NAFTA, MERCOSUR y
Unión
Europea, mientras otros son globales, como el Acuerdo
Multilateral sobre Inversiones
(AMI). En resumen, está en formación una especie de
gobierno mundial, incluso con una especie de banco
central supranacional, en el cual no existen Presidentes ni
elecciones. Pero existe un conjunto de nuevos actores poderosos,
que institucionalizan la desigualdad internacional, estableciendo
reglas iguales para capacidades desiguales. En este
contexto, el Estado nacional está siendo presionado muchas
veces a posicionarse en contra de su sociedad, perdiendo
legitimidad frente a esta. Si el Estado representa a la sociedad,
no puede estar en contra de sus intereses; si el Estado se
posiciona en contra de la sociedad es porque ya no la representa,
representando apenas los intereses de las élites del
poder. Sin embargo, como consecuencia de la revolución
sociocultural, afortunadamente la sociedad civil también
se está organizando para actuar globalmente. En
áreas relevantes para el medio
ambiente, derechos humanos, justicia, y otros aspectos de
importancia para el futuro de la humanidad y del Planeta,
diferentes grupos de actores sociales están creando
instancias, formales e informales, para monitorear y promover los
intereses de la sociedad civil de todos los países,
intentando reconstruir la lógica de la
globalización económica y tecnológica, para
incluir, por ejemplo, la globalización de la solidaridad y
de la responsabilidad con todas las formas de vida en la
Tierra.

Partes: 1, 2, 3
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