- Tanatos
terapéutico - Psicoanálisis on line
en acción - La
maquinaria Gonzales - Salud
mental y desarrollo
Con el anuncio de que La vida no es para sufrir,
sino para realizar nuestros sueños, envuelto en un
fondo musical entrecortado y propio de sala hospitalaria,
así empieza De frente y sin máscaras,
programa que
se ha convertido en uno de los fenómenos radiales
más sintonizados de los últimos tiempos, y, a la
vez, transformado a su conductora, Carmen Gonzáles,
psicoterapeuta psicoanalítica, en una verdadera estrella
de los mass media[1]
Tanatos
terapéutico
¡No te pases. Déjate de
tonterías!. Tú no lloras por ese mamarracho, ese
cocodrilo parado que te has buscado de marido, sino lloras de
rabia porque tu padre te abandonó siendo niña. Y
tú crees llorar de pena pero en el fondo sientes rabia por
la acción
de tu padre y reproduces el comportamiento
de tu madre que fue una mala esposa por haber permitido que el
ogro escondido de tu padre aflore. Pero eso ya es pasado.
Tú ya no eres esa bebita abandonada que odia y quiere
eliminar a papá. Tú eres linda y puedes rehacer tu
vida. ¡Estudia, trabaja… carajo¡ deja a ese
mamarracho y consíguete otro hombre porque
tienes derecho a ser feliz.
Apasionada, a veces exaltada pero, finalmente, maternal
y arrulladora, así responde Gonzáles a sus
interlocutoras que de lunes a viernes, mismo talk show, le
cuentan sus dramas y miserias personales, en su programa radial
que se ha convertido en uno de los más sintonizados del
medio[2]generando todo un fenómeno
social[3]alrededor de esta mujer sesentona,
viuda y abuela, como ella misma se confiesa, pero a la vez con
unas ganas enormes de seguir estudiando y superando sus propios
traumas psíquicos con la ayuda del psicoanálisis.
La conductora confiesa que lo que hace no es un programa
para resolver problemas
amorosos (ver entrevista)
sino para ayudar a curar el alma; para que
la audiencia, mayoritariamente femenino, descubra que tiene un
mundo inconsciente que debe identificar y así empezar a
superar sus traumas. La herramienta que usa es la terapia de
choque o la agresión creativa; es decir, un
psicoanálisis básico, directo y centrado en la
persona que le
ayudará, a través del shock, a darse cuenta que en
su problema hay profundidades que no tienen nada que ver con el
presente, sino que es producto de
traumas que viene arrastrando desde la infancia.
Aquí un ejemplo:
– Ahora vamos a hablar con Elvira que tiene 29
años.
– Doctora, llamo porque mi novio me dejó
luego de seis años de relación. Yo soy obstetra y
él es abogado. El era muy frío conmigo, sólo
nos veíamos los fines de semana y, a pesar de mi
insistencia, varias veces desistió del matrimonio.
– Un momento Elvira. Tienes que darte cuenta que el
problema no es él sino tú; es decir, qué ha
pasado contigo para que aceptes a un hombre así. Date
cuenta que muchas obstétrices tienden a buscar hombres
feos que las maltraten por su ligazón al nacimiento; es
decir, fantasean con que verán nacer a un nuevo hombre. Si
tu novio escapó una vez del compromiso, obviamente que lo
iba a hacer nuevamente. Por eso el problema eres tú. A
ver, cuéntame tu historia.
¿Cómo fue tu familia?
¿Cuántos hermanos tienes? ¿Qué
número de hija eres?
– Bueno, yo soy la segunda. Mis padres son
separados. Mi papá nos abandonó cuando yo era
niña y veía a mi madre llorar todo el
día.
– Allí está pues Elvirita. Tú
has aprendido de tu mamá a llorar y llorar por el abandono
de tu papá. Tienes que reconocer que tus padres fueron dos
infantiles porque tu padre las abandonó por irresponsable
y tu mamá en lugar de sentir rabia, lloraba. Por otro
lado, tú te sentías segundona y luchabas por la
preferencia de papá. Por eso, qué rabia debes
sentir por el abandono de tu padre, y esa rabia la transfieres
con tu novio porque en el fondo te has buscado a un
irresponsable, un inmaduro para que te deje. Date cuenta que
tú como obstetriz, te has fijado en un feto. Pero eso
ya pasó. Nada lo puede remediar. Ahora tú tienes
que ser tu propia mamá y papá y puedes cambiar,
así que llámame cuando tengas un novio maduro y
deja de enamorarte de fetos[4]
Página siguiente |