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Quemaduras (página 2)




Enviado por Johnny Silva



Partes: 1, 2

1.- Evaluar el estado
general del lesionado: En caso de incendios o
explosiones, observar si tiene dificultad respiratoria, de ser
así, mantenga despejada la vía respiratoria,
administre oxigeno a
través de una mascarilla y si es necesario aplique
respiración boca a boca.

2.- Control de los
signos
vitales: Pulso, respiración, presión
arterial y temperatura.
Es importante recordar que en las quemaduras por electricidad es
frecuente la insuficiencia o el paro
cardiorespiratorio, en este caso debe procederse de inmediato a
practicar las maniobras de resucitación cardio-pulmonar
descritas para asfixia o shock.

3.- Calmar el dolor: Para disminuir la intensidad
del dolor pueden administrarse calmantes (analgésicos),
después de interrogar al lesionado si es alérgico a
estos medicamentos.

4.- Limpieza del área quemada: Debe
lavarse la quemadura con agua, de ser
posible hervida y a temperatura ambiente, y
secar con gasas estériles.

5.- Cubrir las lesiones: Con gasas
estériles y vendajes suaves para evitar que se rompan las
ampollas, prevenir la infección y facilitar el traslado
del lesionado.

6.- Traslado al centro asistencial más
cercano: En los casos de quemaduras extensas, donde se retarde la
atención médica por más de
una hora y cuando el lesionado se encuentre consciente y sin
mitos, se
puede administrar hidratación por vía oral,
dándole de beber una solución preparada
así:

  • Diluir 1 cucharadita rasa de sal y 1
    cucharadita rasa de bicarbonato de soda en ¼ de litro
    de agua. En loa adultos administrar medio vaso cada quince
    minutos. En los niños mayores de dos años puede
    administrársele un cuarto de vaso cada quince minutos.
    Suspender la administración en caso de presentar
    vómitos.

En las quemaduras por ácidos y
álcalis es conveniente lavar con agua las lesiones de una
forma continua durante cinco minutos, para evitar que estas
sustancias continúen afectando y dañen aún
más los tejidos, luego se
procede a colocar gasa estéril y vendaje suave.

Recuerde que no
debe.

Aplicar agua helada sobre quemaduras extensas, ya
que esto agrava el shock.

Romper las ampollas, porque esto favorece la
infección y dificulta el traslado del lesionado.

Aplicar grava, mantequilla o cremas sobre la
superficie quemada.

Retirar telas u otro material que esté
adherido a la zona quemada.

CONCLUSIONES.

Las quemaduras son lesiones que afectan a la
integridad de la piel
consistentes en pérdidas de substancia de la superficie
corporal producidas por distintos agentes (calor,
frío, productos
químicos, electricidad o radiaciones como la solar,
luz
ultravioleta o infrarroja, etc.), que ocasionan un desequilibrio
bioquímico por desnaturalización proteica, edema y
pérdida del volumen del
líquido extravascular debido a un aumento de la
permeabilidad vascular. El grado de la lesión (profundidad
de la quemadura) es el resultado de la intensidad del efecto del
agente y la duración de la exposición
y puede variar desde una lesión relativamente menor y
superficial hasta pérdida extensa y severa de piel.

Las quemaduras térmicas más comunes
en adultos son aquellas ocasionadas por fuego (40-45%), mientras
que en los niños
las lesiones con mayor frecuencia son escaldaduras con
líquidos calientes.

Las quemaduras, sobre todo si son graves, a
menudo se pueden acompañar de afección de otros
aparatos, bien por alteración directa o bien a
consecuencia de la deshidratación. A menudo los
síntomas respiratorios que acompañan a las
quemaduras térmicas se deben a la inhalación de
productos resultantes de una combustión incompleta, los cuales son
potentes irritantes químicos de la mucosa respiratoria; e
incluso si la inhalación es de gases
calientes se altera el nivel de conciencia.

Aunque su pronóstico depende de la
extensión y la profundidad de la lesión, hay
ciertas zonas (manos, pies, cara y perineo) que por sí
solas producen importantes incapacidades.

La evolución del paciente quemado depende de
la fuente de calor, el tiempo de
actuación y su intensidad, el tipo de paciente (edad y
patologías previas) y la calidad de
tratamiento que se preste en la etapa aguda.

BIBLIOGRAFÍA

Martín Zurro, A; Caro Pérez, J.F.
Atención Primaria. Conceptos, organización y práctica
clínica. Tercera edición. 1994

Farreras Rozman. Medicina
interna, volumen II. Duodécima edición. 1998.
Editorial Doyma.

Iglesias Díaz, L. Tratado de
Dermatología. Medicina 2000. Primera edición.
1994

Robert Berkow, M.D. El Manual Merck de
Diagnóstico y Terapéutica. Novena
edición. 1992. Mosby. Doyma Libros

Kenneth, A; Arndt, M.D. Manual de
Terapéutica Dermatológica. Tercera edición.
Editorial Médica Panamericana. 198

www.cirugest.com/htm/revisiones/…/03-04-01.htm

 

 

 

 

Autor:

Johnny Silva

Profesor

Mérida, Roberto

Venezuela, Caracas, Julio de 2009.

República Bolivariana de Venezuela

Ministerio de Educación
Superior

Universidad Bolivariana de Venezuela

Aldea Universitaria Manuel Antonio
Carreño.

Trayecto Inicial I.

Partes: 1, 2
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