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Seguridad ciudadana: tema central de preocupación en los últimos tiempos (página 3)




Enviado por saneugegonzalez



Partes: 1, 2, 3

(b) Políticas:

((1)) Dar unicidad y organicidad a las instituciones
públicas y entidades de la sociedad civil
integrantes del Sistema Nacional
de Seguridad
Ciudadana.

((2)) Sentar las bases para una progresiva
participación multisectorial que asegure mejores niveles
de orden y seguridad
ciudadanas.

(3) Principios
rectores del Plan:

  • Legalidad: Sus actividades se realizarán
    en el marco de la Constitución Política del
    Perú, las leyes de la República, con absoluto
    respeto a los derechos humanos.

  • Coordinación e integración: Para
    articular y unificar esfuerzos entre los órganos del
    Sector Público y la comunidad organizada con el
    propósito de lograr el desarrollo de acciones comunes
    e integradas.

  • Supervisión y control ciudadano: Para
    desarrollar mecanismos de control y vigilancia ciudadana
    respecto del quehacer de los organismos del Sector
    Público y Gobiernos Locales.

  • Transparencia funcional: Para mantener una total
    transparencia en las actividades del Sistema, evitando
    ingerencias político-partidarias o de otra
    índole.

  • Participación Ciudadana: Con el fin de
    motivar a la comunidad para que apoye activamente el esfuerzo
    multisectorial por mejorar la seguridad local.

  • Prevención: El Sistema Nacional de
    Seguridad Ciudadana debe priorizar y desarrollar las
    políticas multisectoriales preventivas del delito,
    planificando sus programas, así como actuando de
    manera inmediata y permanente.

  • Solidaridad: Las instancias y organismos que
    componen el Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana deben
    actuar de manera comprometida en función a los fines y
    objetivos del SINASEC, en plena colaboración y ayuda
    mutua.

(4) Estrategias del
Plan:

  • Implementar a nivel nacional Comités
    Regionales, Provinciales y Distritales de Seguridad Ciudadana
    y alentar el desarrollo de sus actividades.

  • Afianzar el trabajo de la Secretaría
    Técnica del CONASEC instituyendo una Oficina de
    Investigación y Estadística; y estableciendo
    Secretarías Técnicas en los Comités
    Regionales, Provinciales y Distritales de Seguridad
    Ciudadana.

  • Concebir acciones específicas a
    desarrollar por los órganos y sectores integrantes del
    Sistema de Seguridad Ciudadana, en el marco de un trabajo
    integral y multisectorial.

  • Enfatizar la comunicación para motivar
    la participación proactiva de los integrantes del
    Sistema.

Seguridad Ciudadana en
nuestro país

1) Diagnóstico de la inseguridad
ciudadana:

La disponibilidad de datos sobre
inseguridad objetiva y subjetiva son proporcionado en la
actualidad por tres sistemas de
información relevantes: el policial (Sistema Nacional
de Información Criminal, SNIC), el judicial
(Sistema Nacional de Estadísticas Judiciales, SNEJ); y el penal
(Sistema Nacional de Estadísticas sobre Ejecución
de la Pena, SNEEP).

Aun cuando no existe un sistema de monitorio u observatorio de
la violencia, los
niveles de violencia en el seno de la sociedad
argentina han aumentado y se manifiestan de diversas maneras.

Según el Sistema Nacional de Información
Criminal, durante el año 2003 hubo 1.270.725 hechos
delictivos registrados. Entre estos, los homicidios
dolosos son frecuentes y los robos son violentos.

De ello se han registraron 2.876 homicidios dolosos, con una
tasa nacional de 7,93 c/100 mil habitantes (en Ciudad
Autónoma de Buenos Aires
(CABA) la tasa es de 5,72 c/100 mil habitantes). El 9% de las
víctimas eran menores de 18 años y un 22% entre 25
y 34 años. Un 85% eran hombres. El 63% de los homicidios
dolosos en el país se cometieron utilizando un arma de
fuego, con un porcentaje casi idéntico en la Ciudad de
Buenos Aires (62%). Confirmando esta realidad, datos del
Ministerio de Salud de la Nación
muestran que en el 2003 se registraron 3.752 muertes por heridas
de arma de fuego en todo el país.

El caso de los robos violentos es preocupante. Según
encuestas de
victimización en la Ciudad y Gran Buenos Aires, en el 2003
un 8,3% había sido víctima de un delito cometido
con arma de fuego. A su vez, en un 78,2% de los robos con
violencia se empleó arma de fuego. Confirmando esta
realidad, de los más de 433 mil robos denunciados a nivel
nacional, en un 36% se empleó armas (30% arma
de fuego y 6% de otro tipo), mientras que en CABA este porcentaje
se eleva a un 29% (25% arma de fuego y 4% de otro tipo). Un 2,4%
de sucesos tuvo como consecuencia muertes y lesiones.

Otras formas de violencia se han acentuado, en particular en
la Provincia de Buenos Aires y CABA: el incremento de la
"industria" del
secuestro, el
crecimiento importante de la violencia juvenil, la
consolidación a escala diaria de
la protesta social, que acompañan un comportamiento
relativamente errático de la política de
seguridad, tanto en el nivel nacional como provincial.

Argentina es el tercer país latinoamericano,
después de Colombia y
México,
con mayor frecuencia de secuestros. En un 90% esta
práctica se concentra en Capital
Federal y Gran Buenos Aires. En casi el 82% corresponden a
"secuestro express". De los 77 casos denunciados en el territorio
bonaerense en el 2001, se pasó a 259 en el 2002, 206 en
2003 y 113 en el 2004.

En cuanto a la violencia doméstica, ésta ha
cobrado mayor visibilidad, en particular desde que en 1994 se
promulgó una Ley de Violencia
Familiar. Según una evaluación
reciente dicha ley contribuyó a una mayor visibilidad del
problema y se iniciaron procesos
adecuatorios de las leyes en cada
provincia. No obstante, hay pocos datos sobre violencia
doméstica y violencia contra las mujeres. No existe un
registro
nacional unificado de hechos de violencia doméstica. En 20
de las 24 jurisdicciones existen organismos públicos
responsables de políticas pertinentes. Falta, sin embargo,
más información y una mayor articulación
entre agencias, mayor énfasis en la condena social y una
mayor garantía de acceso a la justicia para
las víctimas de la violencia doméstica.

Las cifras son parciales. En las Comisarías de la
Mujer de la
Provincia de Buenos Aires, en el 2002 registraron, por ejemplo,
más de 30.000 denuncias de violencia familiar. En la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la tasa de denuncias
creció un 43,5% entre el 2000 y el 2003, llegando a 43,5
c/100 mil habitantes; casi 4.000 mujeres golpeadas fueron
atendidas por la Dirección General de la Mujer; hubo 53.869
llamadas a la Línea Violencia
Familiar. Sin duda, su tipificación como delito
contribuye a un creciente rechazo, lo que en parte explica el
aumento de las causas.

La relación entre violencia, alcohol y
drogas es
alta. Un reciente estudio en hospitales y comisarías en
Buenos Aires demostró que el 8% del total de las
emergencias generales atendidas en hospitales están
vinculadas al consumo de
drogas o alcohol. Los varones y los habitantes del conurbano
bonaerense son las principales víctimas de los episodios
fatales vinculados al consumo de drogas y alcohol. En nuestro
país mueren 11 personas de entre 16 y 24 años por
causas violentas cada día. Los jóvenes son las
víctimas más frecuentes de accidentes,
crímenes y suicidios.

La causa de muerte
más común asociada al consumo de drogas y alcohol
son los accidentes viales. En efecto, en el 2004 los homicidios
culposos en accidentes del tránsito tienen una tasa de
9,67 c/100 mil habitantes a nivel nacional, mientras que en la
CABA llegan a la mitad, con una tasa de 4,36 c/100 mil habitantes
por su parte, la tasa de lesiones en accidentes del
tránsito llega a 178,45 c/100 mil habitantes y en la CABA
casi se duplican, llegando a 320,7 c/100 mil habitantes. En
resumen, la tasa de victimización, independiente de las
consecuencias, ha tenido un repunte desde el 2001, bordeando la
tasa de 300 c/100 mil habitantes.

Nuestro país registra uno de los índices mayores
del mundo en muertes y lesionados en accidentes de
tránsito, pues -más a allá de la causa- se
estima entre 27 y 33 muertes por día, con un promedio de
28 de muertes por día (cerca de 10.350 por año),
manteniéndose constante el número de fallecidos
desde el 2001. El 75% de las víctimas mortales son varones
y el grupo
más afectado son jóvenes entre 15 y 24
años.

Sin embargo, el que la tasa de mortalidad en accidentes de
tránsito sea más superior a la tasa de homicidio dolosos
no sea un componente de la agenda pública, proporcional a
su magnitud, es indicador de la necesidad de reformular las
prioridades y urgencias. ¿Por qué sucede esto? No
hay una única explicación. Lo concreto es
que "las muertes por accidentes" no son percibidos como una
amenaza para la seguridad de las personas.

Una situación similar está ocurriendo con la
violencia
escolar. Un estudio de 2003, efectuado entre 600 adolescentes
que asistían a escuelas porteñas, mostró que
un 45% declaró que hubo agresiones dentro de la escuela en forma
frecuente; un 17% admitió haber participado en peleas; un
12% alguna vez fue víctima de un hurto en la escuela; un
22,6% oyó de armas y un 13,5% vio armas en su escuela.

También desde la perspectiva del costo humano, hay
señales
de un mayor nivel de violencia. En la provincia de Buenos Aires,
la violencia en los "enfrentamientos policiales" crece en los
últimos años. Por ejemplo, entre 1999 y el 2004
murieron 341 miembros de la Policía Federal y de la
policía bonaerense, siendo el 2002 el año
más violento con 90 policías muertos. Pero, la
violencia también se asocia a la actividad policial en
perjuicio de los ciudadanos, como se describe más
adelante.

Para destacar, junto a los accidentes de tránsito y una
actividad criminal más violenta, que tienen un impacto
importante en muertes y lesiones, existen otras formas de
violencia, como la doméstica, la escolar y la policial,
entre otras, que son más o menos visibles dependiendo de
la importancia que se le asigne en los medios y los
propios actores. En nuestro país no hay un enfoque
dirigido a la violencia en sí. Esta suele abordarse desde
la perspectiva del delito. No hay un estrategia
nacional, ni suficiente a nivel provincial, que de cuenta de sus
manifestaciones y envergadura. Ella no se circunscribe a los
límites
urbanos, pero allí se manifiesta con mayores niveles.

Dos hechos adicionales merecen ser destacados: la ausencia de
un monitoreo de la violencia y sus distintas manifestaciones, y
su ausencia en una agenda de seguridad ciudadana no
explícita.

Un estudios de victimización aplicados a comienzos de
la década destacaban que otras ciudades del país
tenían mayores tasas que Buenos Aires. Siguiendo un orden
de prevalencia de victimización individual, en el 2000
Mendoza, Rosario (46,1%), Córdoba (37,5%), Gran Buenos
Aires (39,9%) y Ciudad de Buenos Aires (39,3%) muestran tasas
altas y distintas. Esto ya confirma la necesidad de estrategias
de prevención y control
diferenciadas, focalizadas y descentralizadas.

2) El perfil de las víctimas:

El perfil de las víctimas es un componente importante
del debate sobre
la inseguridad. La victimización se reduce según el
"nivel económico social" (NES), desde grupos de nivel
"alto" (promedio 47,3%) a grupos con menores ingresos o "bajo"
(promedio 30%). Pero, también se observa que entre el 2000
y el 2003 aumenta progresivamente en los hogares con niveles de
ingreso más bajos, desde un 28% a un 33,3%, mientras que
en el Nivel Económico Social Alto, se reduce desde un
47,8% a un 40,4%.

La victimización se concentra en segmentos
específicos. Según el delito, las tasa de
victimización como promedio anual del quinquenio
señala a los varones más que a las mujeres (42% y
37%, respectivamente). Esta se reduce, por ejemplo, en la medida
que aumenta la edad. Los menores y jóvenes (16 y 29
años (22,4% de la población residente) muestran una
prevalencia promedio anual en torno al 46%.
Entre los adultos de 30 a 49 años (23,6% de la
población) el promedio es de un 42%; entre los adultos de
50 y 65 años (16,3% de la población) es de un 36% y
entre los mayores de 65 años alcanza un 24% (17,0% de la
población residente).

Estas cifras confirman tres apreciaciones:

  • (1) La reducción en la tasa de denuncia del
    2004 no se explicaría por una menor actividad
    criminal, sino por una menor disposición a denunciar
    ante los organismos responsables.

  • (2) El despliegue de recursos policiales y la oferta
    pública está sujeto a las estadísticas
    policiales, en consecuencia, expuesta a una notable
    inconsistencia entre la demanda de servicios y la respuesta
    de los organismos responsables.

  • (3) Es necesario una oferta pública y red
    asistencial para las víctimas, donde son claves el
    trato, la información, la orientación,
    así como el apoyo a través de terapias
    médicas o psicológicas para las víctimas
    de delito.

Marco jurídico e
institucional de la seguridad ciudadana

Desde un punto de vista jurídico, no existe una ley
relativa a la "seguridad ciudadana" que estructure, defina
facultades, funciones y
obligaciones
de las instituciones del sector. Los conceptos dominantes son
"seguridad interior" y "seguridad pública", cristalizado
en la Ley de Seguridad Interior N° 24.059 de 1992.
Allí se establecen las bases jurídicas,
orgánicas y funcionales, para determinar las
políticas, así como planificar, coordinar, dirigir,
controlar y apoyar el "esfuerzo nacional de policía".

Por su parte , la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
cuenta con el Comité Técnico de Seguridad
Ciudadana
, creado en enero de 2004 a través del
Convenio N° 01/04 entre el Gobierno de la
Ciudad de Buenos Aires y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos
de la Nación,
integrado por el Secretario de Seguridad Interior de la
Nación, el Secretario de Seguridad del Gobierno de la
Ciudad de Buenos Aires, el Superintendente de Seguridad
Metropolitana de la Policía Federal Argentina, tiene la
función
de conocer, analizar, coordinar e instrumentar los programas de
protección comunitaria en materia
contravencional, tránsito, seguridad en parques y plazas,
espacios verdes y en todo otro sitio donde se entienda necesario
contar con una mayor presencia policial. Asimismo, coordina el
apoyo de servicios o
prestaciones
que se requieran a otras áreas del Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires.

Es necesario destacar que en nuestro país
interactúan distintos actores e instituciones en torno a
un propósito común como es la seguridad ciudadana,
pueden señalarse dos elementos que caracterizan esta
situación:

  • (a) Tanto los gobiernos central, provinciales y
    locales como en la esfera ejecutiva, legislativa y judicial
    hay instituciones responsables de manera directa e indirecta
    del provisionamiento de servicios ante la demanda de
    seguridad ciudadana, pero éstas no funcionan como un
    sistema integrado ni actúan de manera coordinada.

  • (b)  Las instituciones del Poder Ejecutivo vinculadas
    a la seguridad tienen un marcado énfasis en el control
    de las Fuerzas Policiales y, sobre todo, en la
    disuasión y represión del delito.

Existen diversas instituciones públicas y privadas con
competencia en el
sector (actuación directa) o vinculadas (actuación
indirecta) a la seguridad ciudadana. Estas pueden clasificarse
según niveles (nacional, provincial o local), carácter, rol, función primaria y
ámbito de incidencia.

En el nivel nacional, las instituciones públicas
permanentes del Poder
Ejecutivo que actúan en el sector son:

  • Secretaría de Seguridad Interior.

  • Policía Federal Argentina.

  • Subsecretaría de Política Criminal.

  • Secretaría de Asuntos Penitenciarios.

  • Servicio Penitenciario Federal Argentino.

  • Secretaría de Programación para la
    Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra
    el Narcotráfico

En el nivel de la Provincia de Buenos Aires, las instituciones
públicas permanentes del Poder
Ejecutivo que actúan en el sector son:

  • Secretaría de Seguridad.

  • Subsecretaría de Información para la
    Prevención del Delito.

  • Policía Buenos Aires 2 y las policías
    departamentales que actúan a nivel comunal y
    distrital.

  • Policía de la Provincia de Buenos Aires.

  • Subsecretaría de Justicia.

  • Subsecretaría de Política Penitenciaria y
    Readaptación Social.

  • Subsecretaría de Relaciones Institucionales y
    Coordinación.

  • Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos
    Aires.

  • Subsecretaría de Atención a las Adicciones
    (Min. de Salud del Gob. de la Prov. de Buenos Aires).

A nivel del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, las instituciones públicas permanentes que
actúan en el sector son:

  • Secretaría de Seguridad.

  • Consejo de Derechos de Niñas, Niños y
    Adolescentes.

En el nivel nacional, existen otras instituciones
públicas permanentes del Poder Ejecutivo vinculadas al
sector. Estas trabajan en una problemática del desarrollo social
o cumpliendo misiones propias del Estado, en
cuanto propician el bien común y el bienestar de la
población, de tal manera que su vinculación con la
inseguridad objetiva y subjetiva no es explicita. En ellas
destacan:

En cuanto a las instituciones privadas, en la mayoría
de los casos se ocupan del contralor civil y de promover el
respeto de los
derechos en
relación a la acción
estatal. Sin embargo, no hay interlocución permanente, no
están integradas ni participan en el diseño,
ejecución y evaluación de las actividades de las
instituciones del sector. No hay una estrategia que involucre a
la sociedad civil en este nivel. Las instituciones de la Sociedad
Civil vinculadas al sector seguridad ciudadana son:

  • Centro de Estudios Legales y Sociales

  • Fundación Fundar, Justicia y Seguridad

  • Fundación Crecer y Crecer

  • Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y
    Sociales

  • Grupo Sophia

  • Instituto Latinoamericano de Seguridad y Democracia

  • Centro de Estudios Nueva Mayoría

A las anteriores se agregan también las instituciones
públicas permanentes del Poder Legislativo y del Poder Judicial,
entre las cuales destacan: las Comisiones de las Cámaras
de Diputados y de Senadores; el Poder Judicial de la
Nación; el Ministerio Público Fiscal de la
Nación; el Ministerio Público de la Defensa de la
Nación y el Defensor del Pueblo de la Nación.

Por su parte, en el nivel provincial, las instituciones
públicas permanentes del Poder Legislativo y del Poder
Judicial vinculadas al sector son: el Poder Judicial de la
Provincia; el Ministerio Público Fiscal de la Provincia y
el Ministerio Público de la Defensa de la Provincia

Más allá de las intervenciones ligadas a las
Fuerzas Policiales, el panorama descripto muestra:

  • Hay poca incidencia y relevancia de las áreas e
    instituciones vinculadas a la seguridad para las personas en
    el conjunto de las políticas y estrategias que impulsa
    el gobierno nacional. El problema radica tanto en la vigencia
    de un enfoque poco elaborado, como en la falta de
    orientaciones y de una institucionalidad necesaria.

  • La respuesta institucional para prevenir la violencia y la
    inseguridad es inexistente. La articulación entre
    políticas de seguridad y políticas sociales en
    el nivel central no es eficaz. Pero, en la práctica,
    el nivel provincial y local tampoco hay un enfoque
    intersectorial suficientemente desarrollado y
    explícito.

  • En la práctica, las intervenciones se sustentan en
    estructuras de prevención y coordinación
    necesarias para el ejercicio de una gestión y
    política pública en el sector se ubican en la
    Provincia de Buenos Aires y de la CABA.

  • Se sabe poco sobre las iniciativas y el desempeño
    real de los organismos, más allá de los
    objetivos declarados en sus etapas de diseño. Hay una
    limitada capacidad técnica en el nivel nacional y
    provincial para diseñar estrategias y
    políticas, integrales, de amplia cobertura y
    sostenibles en el tiempo.

  • Hay un mayor desarrollo en el nivel provincial y local en
    prevención social general y participación
    comunitaria. Sin embargo, la opinión generalizada es
    que no hay suficientes intervenciones y dedicación a
    la prevención del delito.

4) El gasto
público:

El análisis del gasto público por
sectores de actividad (justicia, protección social y
policía) ayuda a identificar tendencias y prioridades en
la gestión
del Estado y de los gobiernos en el ámbito de la seguridad
ciudadana.

En nuestro país, el análisis del gasto en
seguridad ciudadana es difícil, dadas las limitaciones de
enfoque y la escasa información que permita una
diferenciación explícita de los recursos en
materia de función y desagregación por programas,
en particular a nivel nacional y provincial.

Principales
obstáculos para los servicios de Seguridad
Ciudadana

a) Marco Regulatorio:

Hay diversos entes públicos y privados ligados a la
seguridad ciudadana. El problema no reside, sin embargo, en el
número sino en su definición de tareas, recursos y
coordinación.

Existen seis situaciones centrales que merecen ser
observadas:

  • Ausencia de un marco jurídico suficiente, que
    dificulta un sistema institucional de gobierno para la
    seguridad ciudadana, la participación comunitaria en
    asuntos de seguridad ciudadana y el control parlamentario del
    sistema de seguridad ciudadana. Desde este punto de vista,
    puede señalarse que no hay consistencia entre el
    sistema vigente, el fortalecimiento de la democracia y las
    demandas.

  • Las tareas de seguridad ciudadana a nivel nacional se
    hallan divididas entre distintas Secretarías y
    Ministerios, lo que agrega otro problema adicional. Aun
    cuando el ente rector es el Ministerio del Interior falta un
    ente de coordinación inter-agencial, entre los
    distintos poderes y con carácter federal. Si bien
    existe un Consejo de Seguridad Interior, éste no tiene
    el alcance de un ente rector de la seguridad ciudadana a
    nivel nacional, ni posee las facultades para aquello.

  • No hay un enfoque dominante y liderazgo institucional que
    vincule seguridad y prevención, política
    pública, política social y gestión
    intersectorial en el nivel federal con el provincial y
    municipal. A nivel provincial y de la CABA la
    situación es más favorable.

  • La seguridad ciudadana no es una prioridad manifiesta en
    la agenda de la autoridad. Tampoco se encuentra
    suficientemente regulada, como objetivo y actividad del
    Estado. El enfoque dominante en el gobierno nacional es de
    seguridad interior y seguridad pública. En tal
    sentido, no hay evidencia sustantiva para sostener que las
    tareas de prevención resulten centrales. Esto se
    observa en el escaso peso relativo del ente más ligado
    a la prevención, la Subsecretaría de
    Política Criminal frente al mayor peso de la
    Secretaría de Seguridad Interior, más ligado a
    tareas delictuales y post-delictuales. El concepto dominante
    tampoco es lo suficientemente amplio como para impulsar
    problemas de violencia no delictual y la inseguridad en
    sí (temor). Esta es una de los principales factores
    que justifican la afirmación de que la gestión
    pública en seguridad ciudadana no es equitativa y es
    incapaz de satisfacer las necesidades derivadas de la
    inseguridad.

  • No existe en el nivel nacional un enfoque de seguridad
    ciudadana. En la Provincia de Buenos Aires hay un mayor
    desarrollo, pero aún parcial, por cuanto los esfuerzos
    de orientan a la prevención y control de la
    delincuencia, hay pocas acciones en materia de
    contención de la violencia y ningún esfuerzo
    sistemático en materia de inseguridad. En la CABA el
    concepto es más desarrollado aún, testimonio de
    aquello es la evolución presupuestaria 2004-2006 y los
    programas en aplicación, que van desde
    prevención escolar, apoyo y prevención de la
    revictimización, prevención del delito y
    participación ciudadana. No obstante, en ninguno de
    los tres niveles se han llevado a cabo evaluaciones
    públicas sobre estas acciones.

  • El carácter federal del Estado argentino
    contribuyen a un panorama más complejo. Cada ley
    aprobada a nivel nacional debe lograr su adecuación en
    el nivel provincial para tener validez efectiva. Dado que la
    seguridad está delegada en las provincias, todo cambio
    en el marco regulatorio debe ser acompañado por una
    adecuación de todas las provincias. A nivel de
    coordinación, esto hace la dificultad de implementar
    programas de alcance nacional, puesto que cada uno de ellos
    debe ser eventualmente materia de convenio y
    "negociación" con las respectivas provincias,
    departamentos y distritos, siguiendo un criterio de
    descentralización y fortalecimiento del poder
    local.

b) Sobre la política de seguridad
ciudadana:

En efecto, hasta el presente no se ha logrado avanzar en el
diseño de una política de seguridad ciudadana
consistente y permanente, basada en un enfoque sistémico
que aborde el problema de inseguridad y violencia de manera
coherente, integral, y sostenida en el tiempo.

El gobierno nacional no ha desarrollado un enfoque de
prevención sobre los problemas de
inseguridad objetiva y subjetiva. No hay estructuras de
la Nación que, de manera explícita y consistente,
trabajen con un enfoque integral. En este contexto, tampoco
existen directrices en el marco de una política nacional y
no se promueven alianzas estratégicas entre las
partes.

La inexistencia de una política nacional se traduce en
la ausencia de un plan consensuado y consistente de
actuación para los organismos públicos. Esto no
significa que no se hayan hecho esfuerzos en este sentido. En
Abril del 2004 el Ministro de Justicia, Seguridad y Derechos
Humanos de la época presentó el Plan
Estratégico de Justicia y Seguridad 2004-2007
.

Sus principales objetivos
eran:

  • Constituir una Agencia Federal de Investigaciones y
    Seguridad Interior.

  • La lucha contra el crimen organizado, realizando reformas
    legales complementarias.

  • Nuevas ley de abigeato.

  • Lucha contra el vaciamiento de empresas.

  • Unificación de criterios de control
    anticorrupción e integridad en todas las fuerzas de
    seguridad del país.

  • Modificaciones en las carreras y administración de
    las Fuerzas de Seguridad.

  • Mapa nacional del delito.

El Plan identificaba seis áreas de
intervención:

  • Área de seguridad ciudadana.

  • Justicia.

  • Servicio penitenciario.

  • Administrativa económica.

  • Prevención social y menores en riesgo.

  • Reformas institucionales.

En líneas generales, el Plan se centraba en las fases
delictuales y post-delictuales, con poca presencia relativa de
acciones
pre-delictuales, en particular de corte preventivo y articulado
con políticas sociales. Los documentos que
analizan el Plan son escasos. En uno de ellos, el CELS analiza
los ejes del Plan y señala ciertos problemas, en
particular un espíritu en el que aparecería una
dicotomía entre eficiencias y garantías. Sin
embargo, hoy se reconoce que dicha propuesta nunca llegó a
implementarse y no tuvo consecuencia alguna.

Se carece de una definición compartida de seguridad
ciudadana, de planificación estratégica, de
continuidad entre los planes anteriores y acciones presentes
concretas, la falta de objetivos claros y precisos. La
asignación de recursos ha cambiado en el período,
pero tampoco parece que las políticas preventivas tengan
un lugar real en la agenda pública.

El sistema de seguridad ciudadana presenta falencias
básicas, tanto en sus definiciones fundamentales, formas
de implementación y coordinación entre entes
participantes. En nuestro país existen restricciones para
el desarrollo de
la seguridad ciudadana. Más allá de los recursos,
hay problemas básicos relativos a aspectos político
ideológicos, de gestión-institucional y de
carácter técnico-informativo.

El siguiente cuadro sintetiza los principales hallazgos, en
términos de debilidades y fortalezas, así como
amenazas presentes o latentes y otras emergentes, las cuales
progresivamente se volverán claves si no se realizan
gestiones e intervenciones para modificar el escenario que se
describe.

Matriz de principales hallazgos en torno a las capacidades del
sistema de seguridad ciudadana en Argentina

FORTALEZA

DEBILIDADES

AMENAZA

1. Visión ambiciosa de futuro en los tres
niveles.

2. Sentido de urgencia instalado respecto de la
necesidad de planificar en el corto y largo plazo.

3. El gobierno nacional y el gobierno provincial posee
instituciones necesarias

4. Función específicas no duplicadas en la
normativa

5. Gobiernos de la provincia de Buenos Aires y de la
CABA actúan como coaliciones conductoras con rumbos
estratégicos más claros.

6. Mayor competencia en desarrollo de estrategias en el
nivel de la provincia de Buenos Aires y CABA.

7. Estructura en el nivel provincial y de la
CABA no es pesada ni compleja

8. Existencia de órganos de consulta y/o
cogobierno de la seguridad ciudadana, tales como Consejos
de Seguridad

9. Desarrollo de mecanismos institucionales de
participación que promueven integración en el co-gobierno de la
seguridad ciudadana.

10.Estructura orgánica descentralizada con
capacidad táctico-

operacional

1. Crisis
de confianza y negativa evaluación de los actores,
de los medios y de la sociedad.

2. Visiones no compartidas sobre el rol y ámbito
de competencia de las instituciones en prevención
social y delictual.

3. Ausencia de diagnóstico, enfoque compartido y
de coproducción para la seguridad ciudadana.

4. Inexistencia/insuficiencia de política y plan
para la seguridad ciudadana en los tres niveles (rumbo
estratégico poco claro)

5. El gobierno nacional no actúa como
coalición conductora (liderazgo) que vincule seguridad y
prevención, política pública, política
social y gestión intersectorial en el nivel
federal con el provincial y municipal.

6. Ausencia de instancias permanentes de
coordinación, planificación,

evaluación y control de
gestión en el ámbito en los tres
niveles.

7. Indefinición de metas institucionales a nivel
nacional vinculadas a la prevención de la delincuencia, la violencia y la
inseguridad.

8. Debilidad en capacidades institucionales y
habilidades técnicas claves.

9. Política comunicacional inexistente o
inefectiva.

10. Insuficiente personal
calificado en los tres niveles.

11. Fuerte autonomía en los tres niveles y entre
las instituciones.

12. Escasa conectividad tecnológica entre
gobierno nacional, Prov. de Buenos Aires y CABA.

13. Insuficiencias en política de desarrollo y
gestión de la información y del
conocimiento

14. Escasez
de socios y escasa participación ciudadana en los
procesos estratégicos

15. Inexistencia de comisiones parlamentarias de
control

1. El gobierno nacional continúa con un enfoque y
escala de prioridades no acorde con las demandas en su
entorno.

2. La falta de respuestas eficaces socava la
credibilidad y legitimidad de las instituciones
públicas

3. Falta de voluntad política para emprender un
rumbo de cambio.

4. Continúa inexistencia de comisiones
parlamentarias especializadas en seguridad ciudadana, y con
facultades

para un control activo sobre el funcionamiento del
sistema y las instituciones de seguridad ciudadana.

5. Insuficiencia de recursos para financiar los cambios
estratégicos necesarios en las organizaciones/instituciones a cargo.

6. Continúa brecha y déficit significativo
entre demanda
y oferta
de servicios.

7. Continúa baja asignación de recursos a
la prevención del delito, la violencia.

8. Cambios en el perfil de la criminalidad, la violencia
y la inseguridad no se advierten ni se abordan

9. Imposibilidad de modificar la normativa para
estructuran un sistema integrado o por niveles provinciales
y territoriales

10. Obstaculización de:

a. Las reformas policiales necesarias.

b. Adecuaciones de organismos públicos a una
agenda interinstitucional.

11. Falta de adecuación de los servicios
policiales a la diversificación de la demanda y
tipos de servicios policiales exigidos por los
usuarios.

El diagnóstico acerca de las debilidades y fortalezas
de las respuestas del Estado argentino ante las demandas de
seguridad ciudadana revela problemas tanto a nivel de la enfoque,
estructura y procesos organizacionales, como también en el
manejo o gestión y de sus relaciones con el entorno (ante
los medios de
comunicación y la propia opinión
pública).

Conclusiones

  • a. Que la Seguridad Ciudadana es un problema
    complejo, al que no se le pueden dar respuestas
    únicamente policiales.

  • b. Que la Seguridad Ciudadana, actualmente es un
    problema de los Estados y en consecuencia es necesario
    definir políticas desde ese nivel para atacar dicho
    problema.

  • c. Que la Seguridad Ciudadana es un fenómeno
    transversal, puesto que en su generación (o en la
    carencia de la misma) pueden intervenir diferentes
    políticas públicas de diferentes disciplinas y
    administraciones.

  • d. Que, para el ciudadano, la inseguridad es,
    fundamentalmente, una cuestión de percepción
    subjetiva (lo que se denomina sensación térmica
    de seguridad). Y, que esta percepción depende en poca
    medida del gran delito, que por el contrario, afecta a la
    sensación de seguridad el delito ordinario, que son
    los que el ciudadano vive más cerca.

  • e. Que no existe una estrategia y política
    integral de seguridad ciudadana. Si consideramos que la
    seguridad es un deber del Estado, destinado fundamentalmente
    a lograr el bienestar, la protección y la vida digna
    de la población que deposita en él la autoridad
    para su cuidado y preservación.

  • f. Que pese a las importantes reformas de la
    policía que se han emprendido en muchos de los
    países de la región, predomina una estructura
    organizacional altamente centralizada y jerarquizada. Esta
    situación obstaculiza la incorporación de las
    instancias de gobierno local a la gestión policial e
    inhibe el trabajo de los policías destacados en las
    comunidades. Como respuesta a esta situación, se
    debate en varios países la creación de nuevas
    policías con adscripción a nivel local que
    asuman las tareas asignadas a los cuerpos nacionales de
    policía.

  • g. Que la débil cultura democrática que
    caracteriza la organización social y política
    en América Latina, en donde los procesos de
    participación y movilización ciudadana han
    estado dirigidos a enfrentar las estructuras de poder,
    más que a generar espacios de colaboración con
    las autoridades. El modelo resulta igualmente riesgoso frente
    a la tendencia de una clase política que pueda caer en
    la tentación de utilizar la experiencia para fines de
    cooptación política más que para generar
    un impacto real en la calidad de vida de la
    población.

BUENOS AIRES, de junio de 2009

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    en la Universidad de Barcelona y fue director de la Escuela
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  • Kris Bonner is a senior environmental scientist and
    applied information technology (AIT) marketing leader at ICF
    Jones & Stokes who has over 27 years of experience
    designing, developing, and managing large, complex computer
    mapping projects, including geographic information systems
    (GIS), computer-aided drafting (CAD), and remote-sensing
    applications. His project experience includes being
    responsible for designing and establishing a riparian
    vegetation monitoring program for Owens Lake using
    large-scale color infrared aerial photographs for the Los
    Angeles Department of Water and Power (LADWP). Kris has
    designed and managed the development of an integrated
    municipal engineering information system for the City of
    Ontario, including scanning of over 15,000 construction and
    as-built drawings, entry of as-built meditate, linking of
    as-built drawings to GIS databases, development of a
    MapObjects-based GIS query and viewing system linking GIS
    data with non-GIS scanned documents and meditate, and
    database update procedures and documents. Additionally, he
    designed and managed the development of an integrated
    GIS-based water, sewer, and storm drain information system
    for the cities of San Juan Capistrano and Glendale. Kris
    received an M.S. in range management from the University of
    California, Berkeley, in1976; and a B.S. in range science
    from the University of California, Davis, in 1974.

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  • Dario Padovan is graduated in Political Sciences
    and Ph. D. in Sociology. Actually he teaches Sociology at the
    University of Turin and works at the Department of Social
    Sciences of the University of Turin. Dario Padovan published
    articles on sociology of ethnic relations, racism, history of
    sociology, environmental sociology. Now is doing researches
    on urban ecology, urban unsafety and racist thought. He
    managed International Conferences on eco-sustainable
    development and ecological crises. He is member of editorial
    board of 'Democracy & Nature', 'Theomai Journal' and
    'Razzismo & Modernit?' magazines. He recently published
    the following articles: Social Morals and Ethics of Nature:
    from Pietr Kropotkin to Murray Bookchin, in 'Democracy and
    Nature', n. 3, 1999; Comments on Sociology in Italy, in
    'Yearbook of Sociology', n. 1, 1999; Complessit? sistemica e
    sviluppo sostenibile, Sapere Edizioni, Padova, 2001; Urban
    Renewal, Sustainability and Participation: the Case of
    Italian Neighbourhood Agreements (with A. Alietti),
    Proceedings of International Conference on 'Habitus 2000: A
    Sense of Place', September 5th-9th 2000, Perth, Australia;
    The concept of social metabolism in classical sociology,
    'Theomai Journa', n. 2, 2003; Bio-politics and the Social
    Control of the Multitude, in Democracy & Nature, vol. 9,
    n. 3, 2003; Social capital, insecurity and fear of crime (con
    G. Mosconi), in H.-J. Halbrecht, T. Serassis and H. Kania
    (edited by), Images of crime 2, Edition Iuscrim, Freiburg,
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Autor:

Lic Santiago Eugenio González

Partes: 1, 2, 3
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