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Antisocial Psicópata Sociópata: Las tres caras de Narciso (Una síntesis adaptiva y axiológica – Parte I) (página 2)




Enviado por Felix Larocca



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¡Para que no ladres!.

Sociópata,
antisocial, o psicópata: "quo vadis?"

Históricamente, la
"psicopatía" fue el primer trastorno de la
personalidad que la psiquiatría reconociera per se.
Philippe Pinel (1745-1826) un destacado psiquiatra
francés, originalmente la usó como expresión
diagnóstica en los años 1800s, que traducía
como "manía sin delirio".

La etimología sigue: Del griego:
???? psiquis ("alma") +
 
p???? (pathos) "sufrimiento".

En el 1801 Pinel, describió pacientes
cuyas facultades mentales estaban intactas pero, que, no
obstante, se envolvían en actos impulsivos y
contraproducentes para ellos mismos. Pinel percibió en
estas personas, lo que calificara como la folie
raisonnante
("el delirio racional") significando
que estos individuos entendían totalmente lo incongruente
de sus acciones pero,
que, a pesar de todo, continuarían actuando del mismo
modo.

Hacia el principio del siglo XX, Henry Maudsley
(1835-1918), en Inglaterra,
empezaría a escribir acerca de la "imbecilidad
moral", anticipando — premonitoriamente — que estas personas
no podían ser rehabilitadas por el sistema
correccional.

En los Estados Unidos,
el prominente psiquiatra y patricio, Benjamin Rush (1745-1813)
("Padre de la Psiquiatría" de ese país)
designó el mismo comportamiento
como "locura moral",
observando que estas personas, desde muy temprano en sus vidas,
desarrollaban maneras socialmente negativas. En la opinión
del controvertido psiquiatra, rubricante de la constitución de su país, y asimismo
santo patrón de la American Psychiatric
Association
, estos individuos resultarían ser
más problemáticos para otros, en lugar de ser
"enfermos".

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Te adoro.

El uso del término "psicópata" se
comenzó a aplicar en Alemania,
durante las décadas finales del Siglo XIX, aunque en este
caso, abarcaba consigo la presencia de trastornos
biológicos. Resultando en que al principio del Siglo XX la
categoría de "inferioridad psicopática
constitucional" se había constituido en el comodín
que definiera la mayoría de los trastornos médicos,
fueran éstos emocionales o físicos.

Mucho después sería cuando los
daños al cerebro y las
condiciones fisiológicas fueran segregados en diferentes
categorías diagnósticas.

El próximo paso consistió en
remover la palabra "constitucional" de la
clasificación, dejando la amplia e inelegante
terminología de "personalidad
psicopática"
, carente de precisión
diagnóstica: relegando el término solamente para el
uso en aquellas personas quienes no eran psicóticas o
neuróticas, pero que, sin embargo, causaran problemas a su
comunidad.

Más y más los psiquiatras
continuarían esforzándose en encontrar soluciones a
la definición de este concepto. Pero
tuvieron que esperar hasta el año 1941 cuando la
noción del psicópata fuera firmemente establecida
con la publicación del libro La
máscara de la sanidad
por Hervey Cleckley — autor
celebrado de Las Tres Caras de Eva. (Véase mi
artículo, Escribiendo en la arena: Bulimia y
Trastorno de la Personalidad
Múltiple
, en monografías.com).

En esta obra, de trascendencia monumental, el
autor ofrece 16 criterios para la formulación
diagnóstica de la psicopatía, incluyendo,
temperamento excitable, tendencias manipulativas,
irresponsabilidad, egocentrismo, superficialidad emocional,
carencia de empatía o ansiedad, e inclinación a
cometer más clases de crímenes — y de peor
naturaleza
que otros infractores.

Cleckley describiría los psicópatas
como siendo igualmente más violentos, más
inclinados a la reincidencia, y poco responsivos al
tratamiento.

Esos criterios eran para el "psicópata".
Pero, qué ¿acerca del sociópata y el
TAP?

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Diferencias en la actividad cerebral entre
psicópatas y personas normales

A medida que el concepto de la psicopatía
continuara su evolución nosológica. En
círculos profesionales psiquiátricos — para
lograr formular el diagnóstico — se decidió
reemplazar la combinación de rasgos y conductas, con los
de comportamientos exclusivamente — ya que los comportamientos
son más fáciles de catalogar. Para reflejar este
nuevo énfasis, algunas entidades vetustas recibieron
nuevos nombres.

En el 1952, en la nomenclatura
psiquiátrica oficial, la categoría
"psicópata" fue reemplazada con la de la
"personalidad psicopática", mientras que ambos
términos se usarían de manera intercambiable bajo
la rúbrica de los "trastornos de la
personalidad".

Finalmente, con la segunda edición
de The Diagnostic and Statistical Manual of Mental
Disorders
(DSM-II) en 1968, la designación
de "personalidad sociopática" cedió el
paso a "trastorno de la personalidad tipo
antisocial".

Doce años más tarde
DSM-III introdujo una lista de criterios
explícitos para identificar individuos que, por mucho
tiempo
habían sido catalogados como psicópatas,
llamándoles Trastorno Antisocial de la
Personalidad
(TAP). Este criterio enfatizaba la
violación de normas sociales,
en lugar de destacar rasgos de temperamento. Dejando a muchos
investigadores descontentos porque, eliminando de la descripción los atributos de carácter, para ellos, resultaba en
insuficiente rigor diagnóstico.

Durante los años setentas del siglo
pasado, algunos investigadores ignoraron el DSM mientras
desarrollaban, por su propia parte, herramientas
de investigación más sofisticadas para
apuntalar la importancia tradicional de la noción de la
existencia diagnóstica e independiente del
psicópata, como Cleckley la había concebido.

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Tres caras de Narciso.

Más
adelante

Robert Hare y sus colegas en el Canadá
diseñaron la Psychopathic Checklist
(PCL-R), con veinte puntos cubriendo ambos: rasgos y
comportamientos. Sin embargo, por razones políticas,
la mayoría de los seguidores ciegos del DSM en
los EE UU, se aferraron indiscriminadamente — a pesar de la
realidad en su contra — a este último sistema, producto del
"Gran DSM" implicando que TAP y la
psicopatía eran lo mismo — lo que nunca fuera
cierto.

El Trastorno Antisocial de la
Personalidad
— la tercera cara de Narciso — es una
categoría mucho más amplia, que incluye personas
que no calificarían en el PCL-R como
psicópatas. Y, que, si bien es cierto, que algunos
psicópatas pueden ser diagnosticables como TAP,
lo mismo, recíprocamente, nunca podría aplicar a
todas las personas diagnosticables como TAP. Por
consecuencia, ambos términos se refieran a
categorías traslapadas, pero esencial y fundamentalmente
distintas.

Lo que
añade a la confusión de la nomenclatura
existente

Los investigadores que aplican el concepto
tradicional concebirían la psicopatía como un
amplio trastorno caracterizado por rasgos específicos,
como son la falta de remordimiento y empatía, la tendencia
a la mentira,
egocentrismo, manipulación habitual, labia insincera,
emociones
superficiales, poca tolerancia a la
frustración, relaciones
interpersonales episódicas y tenues, estilo de vida
parasítica, e inclinados a la violación persistente
de las normas sociales. Muchos de esos criterios son
difíciles de asignar por ser subjetivos, como ya
veremos.

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¿Amistoso o
fanfarrón?.

De acuerdo a Robert Hare, "[la]
psicopatía es uno de los mejores validados conceptos
en toda la psicopatología
".

Prosiguiendo

Hemos ya escrito abundantes — y para nosotros,
justificables — críticas, acerca de DSM-ETC
para volver a discutir en este espacio las políticas que
confunden y obscurecen la misión de
esta nomenclatura que, arbitrariamente, rige los
diagnósticos en la psiquiatría. Como resultado
colateral de su uso, lo que hemos obtenido — por la descuidada
falta de especificidad que DSM siempre nos causa — es
que casi todos los términos — como se describe
en mi ponencia acerca de la Histeria — por ella
considerados, poseen significados indeterminados.

Lo que nos trae de nuevo a la pregunta original:
¿cuál es la diferencia entre un psicópata y
un sociópata? Y, ¿qué sucede si se
añade a la pregunta el TAP? La cuestión,
aquí la repetimos de nuevo, porque la respuesta permanece
elusiva.

Si uno endorsa los criterios diagnósticos
de Hare — evadiendo los de Feighner que, como veremos
más adelante, en este asunto. poco asisten — para un
psicópata, lo que encontramos es un individuo
engañoso, manipulativo, narcisista (mantengan este
criterio en mente), que carece de remordimiento y empatía.
Por su parte (¡sorpresa!), se cree que el sociópata
es capaz de sentimientos de culpa, de abrigar alguna forma de
empatía y de desarrollar relaciones estables. pero
"solamente dentro de ciertos parámetros".

Por ejemplo, él/ella, profesarían
lealtades a un grupo
específico, pero no a toda la sociedad. Ya
que a ellos no les importan las normas sociales, las que rompen,
con indiferencia, si, así hacerlo, les sirven sus
fines.

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La mala semilla

Así que, si en la superficie, éstos
aparentan ser insensibles como los psicópatas, asimismo
todavía pueden sentir remordimientos por haber hecho
daño a
alguien dentro de su grupo, cuadrilla, o familia. Lo que
los hace ser selectivos en la expresión de sus
comportamientos negativos dentro de su clan a quienes juran
fidelidad.

El veredicto final.

Como resultado de las imprecisiones
diagnósticas de que "gozamos" (o de que "padecemos")
gracias a DSM, las diferencias entre un psicópata
y un sociópata permanecen borrosas.

DSM-IV-TR

DSM-IV lista las definiciones
TAP y psicopatía juntas bajo el acápite de
Personalidades Antisociales, debido al hecho de que
ambas categorías comparten rasgos comunes. Es como si
dijéramos que la gordura disoréxica y el
síndrome de Cushing, aunque no entidades idénticas,
pueden ser clasificadas como formas de la obesidad
epidémica, solamente porque se parecen entre
sí.

Muchos, todavía persisten, en el uso de
los términos sociopatía, psicopatía, y
Trastorno Antisocial de la Personalidad de manera
intercambiable.

Para empeorar la confusión actual, los
investigadores, aún disputan no sólo si
existe una diferencia entre un sociópata y un
psicópata, sino que no están de acuerdo en lo que
éstas serían — si es que, de veras, existen —
tales diferencias.

 

Aun aquellos profesionales que identifican
distinciones entre los varios diagnósticos aceptan el
hecho de que las características entre las
categorías son confusas y muy similares entre
sí.

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Lolita Maluca.

Rasgos que son
comunes a las clasificaciones de psicopatía y
sociopatía:

Ambos, los sociópatas y los
psicópatas, manifiestan una falta de interés en
los sentimientos y derechos de otros. Lo que,
se cree que, generalmente, aparece desde la edad de 15
años, y lo que se acompaña por la crueldad hacia
los animales. Esos
rasgos, son distintivos y repetitivos, creando un patrón
de mala conducta que
excede lo aceptado, como simples travesuras de la adolescencia.

Ambos, el psicópata y el sociópata,
carecen de sentimientos de culpa o de remordimiento. Ambos
proyectan una ausencia radical de conciencia moral
y son totalmente egoístas. Ambos, con regularidad, ignoran
las leyes, los
códigos éticos y las reglas que a todos aplican,
siendo indiferentes a poner en peligro — las propias — y las
vidas de los demás.

De las características más
salientes, algunos todavía sostienen, que el
sociópata tiende a ser menos organizado en sus
comportamientos que el psicópata, resultando ser
más ansioso y fácilmente agitado — alguien quien
es apto a vivir en la periferia social sin soporte
económico sólido o persistente.

Por la otra parte, algunos contienden que el
psicópata se inclina a ser extremadamente bien dispuesto,
discreto y manipulativo. Su personalidad manifiesta es, a menudo,
carismática y encantadora, escondiendo la persona real que
existe por detrás.

Y, como Kohut nos ilustrara — cuando hablara
del narcisismo — si es cierto que los psicópatas no
tienen sentimientos por los demás, ellos pueden imitar los
comportamientos que los hacen parecer sinceros.

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Prisión Abu Grahib

Muchos creen que, todos los factores siendo
iguales, que uno tendería a confiar más en un
psicópata que en un sociópata. Lo aconsejable
sería permanecer alerta, y desconfiado, frente a ambos
tipos de individuos.

Debido a la putativa, mejor organización en la personalidad del
psicópata, éste, puede haber adquirido una educación más
avanzada que la que regularmente obtiene el sociópata
promedio, quien, probablemente carece de los atributos de la
atención necesarios para lograr
éxitos escolares.

Mientras que los psicópatas, pueden eludir
y "volar bajo el radar" de la sociedad, aparentando mantener
familias estables y trabajo
productivo, el sociópata, a menudo, carece de los talentos
necesarios para poder
pretender comportamientos normales.

Desde el punto de vista de la criminología, las faltas
cometidas por el sociópata son típicamente
desorganizadas y espontáneas, mientras que las del
psicópata son bien planeadas, lo que las hace más
difíciles de detectar que las de los
sociópatas.

Lo que puede decirse, como sinopsis, es que,
desde todos los puntos diagnósticos, las diferencias son
sutiles y que ambas categorías poseen rasgos abundantes de
la otra.

Lo que nos trae en un círculo completo al
mismo sitio desde donde empezáramos.

Para añadir oscuridad a nuestro dilema,
tenemos que recordar que no todos quienes carecen de la
empatía son sociópatas o psicópatas, como
sucede en los casos del narcisismo patológico (NP) o de
los trastornos del espectro del autismo,
incluyendo el síndrome de Asperger, con el cual, en
nuestra experiencia, la psicopatía se relaciona.

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Explorando la consciencia

Prosiguiendo

Los pacientes, que Cleckley inicialmente
estudiara, provenían de todos los grupos
socioeconómicos. Algunos eran humildes, pero otros, eran
miembros de las clases aristocráticas y pudientes de
Augusta, Georgia.

En su descripción, y en un esfuerzo a
hacer más precisas las diferencias entre los grupos, para
distinguirlos de otras formas de trastornos emocionales, Cleckley
los dividió entre "primarios" y "secundarios",
distinción que ya no aplica.

Los estudios recientes del psicólogo Kent
Kiehl y los de otros investigadores revelan que los
escáneres cerebrales obtenidos de los psicópatas
son diferentes a los de otros seres normales. Apuntando en la
dirección del sistema paralímbico,
involucrando asimismo áreas en la corteza frontal orbital,
del cingulado anterior, y de la amígdala. Las que se
consideran regiones activadas durante reacciones emocionales,
especialmente cuando éstas envuelven la interacción social y la empatía.

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Las anormalidades
cerebrales de los psicópatas, como se observan durante los
estudios de imaginerías cerebrales

Ésta es la edad de Acuario

Un interludio didáctico.

¿Qué son las edades
astrológicas, y qué es la astrología, en la cual, el
excéntrico, astrónomo y físico, Isaac Newton
creyera?

La astrología es un conjunto
de creencias que pretende conocer y predecir el destino de las
personas, y con ese conocimiento
pronosticar los sucesos futuros. Supone el llegar a ese
conocimiento mediante la observación de la posición y el
movimiento de
los astros. Las personas que practican la astrología
sostienen que las posiciones de éstos ejercen influencia o
tienen correlación con los rasgos del temperamento de las
personas, los sucesos importantes de sus vidas, e incluso sus
características físicas.

En la antigüedad, la astrología
concurría con la astronomía (estudio científico
del universo), pero
ambas se fueron separando después del Renacimiento a raíz del Racionalismo (al igual que
la alquimia de la química). El empleo de esta
disciplina en
el mundo actual, con la pretensión de ser conocimiento
válido, la vuelve una pseudociencia.
(Para
apreciar este dilema, recomendamos leer, El pensamiento
mágico y el pensamiento científico
en
pskis.cl).

Quizás nuestras entidades
diagnósticas basadas en la adición de
síntomas, como, si fueran artículos de
mercancía, y como DSM-ETC propone, son ejercicios
similares.

Las neurociencias
y sus aportes al entendimiento y
desarrollo de nuestra
tesis

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Diferencias de tamaño.

La mayoría de las investigaciones
conducidas al respecto provienen del enfoque en dos regiones del
cerebro:

  • El hipocampo, una porción del
    lóbulo temporal que regula la agresión y que
    transforma información en memorias, y

  • El cuerpo calloso un puente de fibras que
    conecta ambos hemisferios cerebrales.

 

Los estudios conducidos se basaron en lo que los
investigadores consideraron, "psicópatas exitosos", lo que
evitan ser aprehendidos y los "psicópatas fallidos", los
que parece que siempre logran ser detectados y sometidos a la
justicia.

Los investigadores, al principio, hicieron de su
enfoque investigativo el hipocampo cerebral, estudiando ambas
categorías de psicópatas con el uso de
escáneres e imaginerías magnéticas
avanzadas.

El hipocampo juega un rol crítico en la
regulación de la agresión y en la distinción
de situaciones que se deben de temer y evitar. Un proceso
llamado miedo contextual condicionado.

En los psicópatas el miedo contextual
condicionado posee un papel en el aprendizaje de
lo que se puede y no puede hacerse. Se ha teorizado que el
circuito que conecta el hipocampo con la corteza pre-frontal
puede contribuir a la impulsividad, falta de control y
anormalidades emocionales observadas en los
psicópatas.

Todo se reduce a saber lo que está bien o
está mal en una situación específica.

La diferencia entre un psicópata exitoso y
uno que no lo es, consiste en que el exitoso posee una habilidad
mayor para apreciar el miedo de ser atrapado, guiando su
comportamiento para reducir esos chances.

Los resultados preliminares demostraron que la
mayoría de los psicópatas exitosos y los controles
tenían un hipocampo asimétrico.

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Cuerpo calloso

Pero, noventa y cuatro por ciento de los
psicópatas fallidos poseían la misma anormalidad,
con el hipocampo del lado derecho siendo mucho mayor que el
izquierdo.

Los investigadores exploraron la teoría
de que los psicópatas con trastornos en el hipocampo
podrían ser insensibles a las señales
del entorno que predicen detección y captura. Lo que los
hace más vulnerables a ser aprehendidos.

Ambos, los psicópatas exitosos y los
fallidos, comparten una forma de "alambrado" cerebral que los
hace incapaces de sentir empatía o consideración
por otras personas.

Los hallazgos ya descritos, fueron reafirmados
por los resultados de otro estudio cuyo enfoque fuera el cuerpo
calloso.

El cuerpo
calloso

Es un manojo de fibras nerviosas que conecta los
dos hemisferios cerebrales, permitiéndolos trabajar juntos
en el procesamiento de información y en la regulación de la
función
autonómica. En estos estudios, la importancia de esta
región y su papel en la psicopatía se
exploró por la vez primera.

La noción de que los cerebros de los
psicópatas están ensamblados defectivamente y de
manera distinta a las personas normales, se demostraría en
estas investigaciones.

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Los científicos encontraron que, promedio,
los cuerpos callosos de los psicópatas eran más
grandes por un 23% y más largos por un 7% que los de los
grupos controles.

Además de las diferencias en sus
dimensiones generales, se detectó que las paredes del
cuerpo calloso eran asimismo más delgadas, lo que sugiere
un trastorno del desarrollo
embrionario.

Otro hallazgo de importancia fue que la velocidad de
transmisión de información de un hemisferio
cerebral al otro, a través del cuerpo calloso, fue
anormalmente alta. Lo que no significa que la función de
este órgano fuera superior.

Con el aumento del tamaño del cuerpo
calloso vinieron los remordimientos disminuidos, menos capacidad
emocional y pocas conexiones sociales — los sellos distintivos
de la sociopatía y del narcisismo patológico — y,
también de los trastornos del espectro autista, entre
algunos más.

Lo cierto, para los investigadores, es que estas
personas no reaccionan como lo hacen las demás, y que
todavía no entendemos la razón para ello.

Las implicaciones morales del futuro hallazgo de
lo que hace que los psicópatas sean como son, son enormes
y más allá del propósito en esta tesis.

Para continuar, en esta lección y en la
que le sigue, presentaremos casos clínicos de nuestra
experiencia para enriquecer la experiencia didáctica

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Frank. Serpientes
disfrazadas de seres humanos, la psicopatología del
psicópata

Frank y yo nos conocimos durante mis rondas de
oficial médico de la Marina de Guerra
Norteamericana (US Navy) cuando yo hiciera visitas a los
pacientes confinados al calabozo naval (brig) de la Base
de Charlestón SC.

Frank, me impresionó por su porte y
apariencia. Alto, delgado, de piel negra
clara. Con presencia distinguida, con aire de estar
encarcelado injustamente — por ser de color — y
dotado de expresión espontánea y genuina. Detalles
que conspiraban para que yo ignorara cándidamente el vasto
expediente de infracciones que, este marinero, había
acumulado antes, durante — y que seguiría acopiando —
después de su dada de baja, de manera deshonorable, del
servicio
militar.

Mi reacción inmediata, humanitaria, y
estúpida fue la de aceptar que Frank era víctima
injusta de algún prejuicio
racial — recordemos, que estábamos en el famoso sur de
los EEUU — lo quizás no sea excusa.

Frank relata su historial

Nació en Biloxi uno de "muchos
hijos
" — no recordaba cuántos serían — ni
quiénes fueran los papás de todos. Solamente
recordaba que "mi mamá parió mucho."

Creció al margen de su sociedad, en
dónde, por ser negro claro, sintió no pertenecer. A
los 11 años ya había asaltado a una
compañera de escuela para
robarle el dinero del
almuerzo. Su carrera de encontronazos con la ley,
empezó entonces, culminando en una decisión por un
magistrado juvenil, de darle la opción de enlistarse en el
servicio militar o ir a la cárcel — optó por lo
que creyera sería la posibilidad más leve.

Antes de proseguir, debemos de resaltar que, de
acuerdo a Cleckley, aunque la pobreza no
ayuda a ser honesto tampoco es causa de la delincuencia.

Una vez que terminara su entrenamiento
básico (boot camp), Frank reanudó su
trayectoria de trastadas. Cada transgresión subsiguiente
— de manera progresiva — sería de gravedad mayor que
la anterior, lo que resultara, repetidamente, en su
reclusión en la cárcel militar.

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Frank el psicópata

Mientras era prisionero, todos los días
aparecía puntualmente, a la consulta médica para
quejarse de alguna molestia vaga o de algún síntoma
menor que le impidiera trabajar bajo el sol candente
del sur.

A veces sí, y otras veces no, se le
proporcionaba la anhelada excusa para permanecer, en descanso de
cama, en el confort del aire
acondicionado de la cárcel naval. Lo hacíamos
porque le tuviéramos pena, y por nada más.

Todos sabíamos de qué se trataba
este juego — que
casi todos los presos, de alguna manera u otra — trataban de
jugar.

Porque yo fundara un grupo de soporte mutuo en la
prisión — como años más tarde hiciera con
BASH — donde participarían los guardianes y los
custodiados. Frank, entre muchos, se mostrarían
apreciativos del hecho de que el maltrato humano hacia los
prisioneros disminuyó, durante mi rotación como
médico de la prisión, como Alan Nelson — mi
sucesor — notaría — años después — en
el Instituto Psicoanalítico de Chicago.

El "favor" de Frank

Una vez, Frank demostraría, de modo
extraño, su apreciación hacia mí. Por ello,
a Frank — de acuerdo a su manera de pensar — siempre, le
debería un "favor".

Una mañana nuestro amigo pidió a
Jacobs, mi asistente, que se excusara para poder hablar en
confidencia.

Su solicitud fue concedida, porque
creyéramos que iba a comunicarme algo relativo al
tabú militar de la homosexualidad
o que deseaba una consulta psiquiátrica en mi oficina de la
Estación Naval.

Estaba equivocado. A continuación les
repito nuestra breve conversación:

"Doctor [en la Marina norteamericana, a
los médicos se les llama por su título, y no por el
rango] "por favor, no beba el café"" — que ya
estaba servido y humeante, frente a mí.

Cuando le preguntara cuál sería la
razón para tan inesperada instancia. Me responde con
pícara sonrisa: "Yo sé que usted no
repetirá lo que aquí, en confidencia, hablemos. Yo
lo preparé esta mañana y me meé en la

urna".

En lo adelante, ni Jacobs, ni yo,
participaríamos del café
matutino, lo que hiciéramos sin saber cuántas veces
habíamos tomado del adulterado brebaje.

Finalmente, Frank recibió una descarga
deshonorable y de él nos olvidamos.

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El "retorno de lo reprimido" y, el
retorno de Frank

Hasta que un día. En medio de la noche,
recibí en mi residencia una llamada con cargo a
. Era Frank.

Estaba detenido en la cárcel de Beaufort
SC esperando procesamiento por robo a mano armada.

Insistió en que yo manejara las tres horas
de distancia hacia donde estaba encarcelado, que le prestara el
dinero para su
fianza, y que trajera conmigo una carta de
referencia para cualquier futuro empleador.

Nunca el silencio, como respuesta, ha sido tan
terapéutico, sino para el "paciente" — como para el
terapeuta. (Véanse mis artículos acerca de las
aplicaciones del silencio en la terapia).

Adelaide Johnson, acuñó el
término Super Ego Lacuna, para indicar los
defectos difusos en el desarrollo
moral de estos individuos que hoy llamamos sociópatas o
psicópatas.

Mientras que, en un tono más culinario, su
colaborador S. A. Zurek, nos introdujo a la metáfora de
"Súper Ego queso gruyere". (Véase al
respecto: Experience, Affect and Behavior por A.
Johnson).

Cuando sufrimos una infección — como
cuando nos ataca el dengue, por
ejemplo — hemos sido víctimas de uno de los imperativos
de la Naturaleza, ya que el organismo que nos agredió, lo
hizo para reproducirse y sobrevivir. Y, aunque no nos guste, la
supervivencia de todos los seres vivos, garantiza el
equilibrio de
todos — esa es la parte adaptiva.

Pero Dios creó al ser humano con todas sus
complejidades y con todas sus posibilidades, y con ello, Dios —
¿o fue la Naturaleza? — nos complicaría nuestras
vidas, cuando encontráramos que, para algunos, la verdad
es fingida, la moralidad
relativa, la mentira honorable, y la manipulación
aceptable. Si acaso todos así no pensamos, así es
como piensa el psicópata.

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De acuerdo a investigaciones recientes se estima
que un 4% de la población masculina en Norteamérica
y el Canadá son psicópatas. Lo que no debe de ser
diferente en cualquier otro país.

Seres que crecen sin desarrollo moral y carente
de conciencia. Seres que están faltos de sentimientos
nobles, empatía, o sensaciones de afección por
animales o por otros seres humanos. Seres defectivos en un
sentido especial — seres como Dino.

Un psicópata se define como alguien que
exhibe por lo menos tres de siete características que lo
distinguen:

  • Inclinación al engaño

  • Impulsividad en sus decisiones y acciones

  • Falta de remordimiento

  • Uso de incentivaciones superficiales para
    lograr lo que desean

  • Asociación con personas que ignoran
    los valores representativos de la sociedad en que viven

  • Tendencia a querer imitar a los demás,
    pretendiendo refinamientos intelectuales que les son
    ajenos

  • Exageración de sus exiguas
    posibilidades personales, mientras que ignoran sus
    limitaciones propias, urdiendo fantasías exageradas
    para pretender logros, que para ellos, serán, por
    siempre, inalcanzables.

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Durante su desarrollo infantil y durante la
adolescencia, estos muchachos (porque en su mayoría son
varones) sufren de baja autoestima,
logran poco en la esfera académica, hacen a las
circunstancias, responsables por sus deficiencias, y
engañan a quienes pueden, sin pensar en las consecuencias
de sus perfidias.

Cuando lo logran, tratan de manipular a los
demás apropiando discretamente aquello que no les
pertenece. Pueden tratar de no retornar cambio debido,
por dinero que se les ha confiado. Experimentan a ser audaces,
inclinándose a tentar su suerte en juegos de
azar, en los que hacen trampas. Les gusta apostar, porque es
posible ganar algo sin esfuerzo y con astucia pretendida — lo
que nunca piensan es que en lugar de ganar, puede que les toque
perder. Manejan borrachos a velocidades extremas. Cuando
jóvenes, prefieren que se les vea en
compañía de individuos de mayor edad, estableciendo
relaciones
sexuales tempranas, aunque no sepan lo que significa el amor hacia
otros. Como mienten habitualmente, el robo es una tendencia que
les acompaña, con la disposición a la
decepción que los caracteriza.

En sus inseguridades se anida un sentimiento de
miedo al fracaso que se compensa con una falta de
anticipación a consecuencias negativas y adversas a sus
agravios. Peor aún, cuando la disciplina merecida por sus
yerros, se les impone, tratan de circunvalarla para lograr, por
medio de la tergiversación de hechos, salirse con las
suyas.

Cuando se les sorprende, se justifican vía
el uso de excusas banales, mientras que en lugar de remordimiento
se dedican a evitar ser atrapados en futuras acciones similares,
ya que el remordimiento les elude.

Aprender a ser morales es algo que, nunca pueden
lograr, por su impulsividad característica y por falta de
capacidad introspectiva.

Nunca se benefician ni por la experiencia ni por
el castigo. A veces, parece que les gusta meterse en
líos, para experimentar el logro de salir airosos — en
eso consiste el mecanismo psicológico conocido como la
contra-fobia.

Les fascina el dinero — especialmente cuando
éste es mal habido — porque piensan, que el hecho de
tenerlo, los hace grandes. Lo que resulta siendo triste, porque
los más inteligentes de los psicópatas, que en
nuestro medio existen, se tornan políticos, economistas,
sacerdotes meretrices, banqueros despiadados, cambistas arteros,
leguleyos venales y usureros. Lo que constituye en sí un
espectáculo sombrío desde el punto de vista
ético/moral.

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Por ser impulsivos y hedonistas la experiencia de
las drogas
permanece muy cerca para ellos, especialmente cuando son
jóvenes. Porque en un esfuerzo, para lograr modular sus
ansiedades incontrolables, todo lo que es expediente les atrae.
Percibiendo que la solicitud de asistencia profesional para
resolver sus problemas puede ser interpretada como una debilidad,
evitan confiar en sus mayores o en quienes sean más
versados, terminando siendo víctimas de los "consejos" de
sus amigos, similarmente en conflicto con
la autoridad, la
sociedad y el destino.

Por carecer de la capacidad moderadora de los
impulsos que se anidan en las áreas prefrontales del
cerebro, viven un mundo de envidia y de resentimiento escondidos
por no ser lo que nunca lograrán ser, donde quiera que
vivan: individuos merecedores de ser respetados. Porque, si es
verdad que los banqueros y los políticos corrompidos
escapan a la justicia, asimismo es verdad que lo que nunca logran
escapar es el juicio de la historia ni el rechazo de
las personas decorosas.

El psicópata no es una serpiente o
víbora venenosa que vive muy lejos de nosotros en lugares
remotos. No, este reptil vive en nuestros vecindarios, es miembro
de nuestras iglesias, templos, y sinagogas, maneja nuestros
bancos y, a
veces son los profesores que enseñan a nuestros hijos.

Este camaleón es tan ubicuo como es
mimético, ya que con sonrisas hechiceras expresa el
mesmerismo seductivo e hipócrita para de todos
aprovecharse. A quienes así son, no se les debe confiar,
porque, siendo perversos, aun de su pobres papás e hijos
se aprovechan con actitud de
inocencia. (Véase: The Sociopath Next Door por M.
Stout).

Porque en ellos, las áreas de sus cerebros
donde residen el juicio y la razón son tan limitadas como
deformes, lo que los domina es aquello que emerge del caldero
efervescente de sus cerebros de reptiles. Placer y odio.
Pasión y envidia. Pero, más que nada, miedo y
cobardía.

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La visión de Dino.

La sociopatía es muy cercana al narcisismo
patológico, o síndrome de Dino. Siendo una
tragedia moral cuando las dos serpientes obscenas cohabitan
físicamente en la misma carroña.

La neurociencia
en el entendimiento de la patología del
sociópata

Desde que Freud publicara
el Proyecto para una Psicología
Científica
en el año 1895 mucho progreso ha
ocurrido en este respecto ya que los métodos y
los usos para el psicoanálisis han cambiado tan
profundamente, como igualmente ha cambiado el campo de la
psiquiatría, el que ahora es considerado extensión
directa de las neurociencias.

Entendemos que nuestras emociones son reguladas
por las actividades de las neuronas del cerebro que, entre
sí se comunican por medio de las actividades de los
neurotransmisores.

Esas células
poseen funciones
determinadas por la ontogenia, la filogenia, la
epigénesis, y son, a su vez, afectadas por el entorno. Si
a ello se añade el impacto de los efectos y esfuerzos de
quienes al niño enseñan, educan y protegen, y si se
toma en consideración el balance emocional de la persona,
se puede comprender sin esfuerzo, que las tendencias del
psicópata están afirmadas de modo indeleble en sus
encéfalos y que su erradicación es opuesta por el
hecho de que son circuitos
congénitos cuyas funciones reverberantes, cuando se
estimulan, fácilmente conducen al descontrol y a la
disrupción total del equilibrio psíquico y
estabilidad somática.

¿Por qué es necesario para todos
entender al psicópata? Porque estos individuos, como los
animales predadores, se alimentan de nosotros en una diversidad
de maneras. Nos engañan, cuando pueden, nos injurian en
toda oportunidad, y siempre nos usan para sus fines soeces — si
es que somos tan ingenuos que en ellos confiamos.

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"No me pegues más. y no me tires a la
calle. Tengo miedo, papi". la canción de
Francesca
.

Nunca expresan lo que, verdaderamente, sienten
— no manifestándolo, porque, en realidad, no
sienten
. Confían en que somos simples y con ello
tratan de manipularnos para servir sus propósitos. En de
necesidad, pueden decirnos que desean asistirnos, cuando lo que
ansían es aprovecharse de nosotros. Pero, todos, si nos
necesitan, esperan que, a ellos, los ayudemos
incondicionalmente.

En resumen

Porque la definición es imprecisa, ya que los ricos y
los que pueden montar buena defensa legal eluden el
diagnóstico — cuando éste acarrea connotaciones
negativas — y el castigo. La psicopatía permanece una
entidad cuya definición se aplica, en principio,
sólo al pobre y al indigente.

Sin embargo, con los avances técnicos de las
neurociencias y, con un mayor entendimiento de la genética,
la epigenética, y de los trastornos del comportamiento,
nuevas oportunidades se presentan para analizar más
detenidamente cierta patologías que traslapan en sus
manifestaciones y, posiblemente en sus orígenes.

En los muchos casos que hemos estudiado y publicados como
síndrome de Dino, existen factores del mayor
interés clínico:

  • Dino, de niño, era enurético y
    encoprético. Habiendo sufrido de una multitud de
    fobias

  • Sus padres lo rechazaron en favor de un hermano mayor

  • La crueldad a los animales fue un rasgo que mantuvo toda
    su vida

  • Como estudiante fue mediocre, siendo incapaz de graduarse
    del bachillerato

  • Se dedicó al canjeo de dinero en lo que se
    destacó por el pillaje menor

  • Contrajo nupcias tres veces y procreó unos siete
    hijos, dentro y fuera de los lazos matrimoniales

  • Le chupaba los oídos a sus hijos para estimularlos
    sexualmente

  • Le forzaba a sus hijas a oler sus flatos, para que
    aprendieran el olor de la "m."

  • Era chismoso, difamador y mentiroso

  • Carecía de todo sentido de honestidad y era incapaz
    de sentir empatía

  • Un hermano menor sufría de trastornos del
    intelecto, del aprendizaje y de la conducta

  • Una sobrina era profundamente retardada

  • De su progenie reconocida, una hija muy impulsiva, fue
    bulímica y abusaba drogas recreacionales

  • Otra, la más estable, recibió un
    diagnóstico de trastorno esquizoide de la
    personalidad

  • Un hijo se diagnosticó con una condición
    dentro del espectro autista

  • Y otra hija, por sus comportamientos decepcionantes, se
    usó como modelo en su entorno para personalizar la
    protagonista de la "Mala semilla"

Lo que sumado, y, sin hacer vuelos amplios de la
imaginación, nos conduce a pensar que — hasta ahora —
los factores bio-socio-psicológicos no han sido explorados
lo suficientemente por los investigadores, para explicar los
cuadros clínicos que conocemos como la psicopatía,
o la sociopatía.

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Trastorno de Asperger

Mientras tantos, aquí avanzamos otra hipótesis que pueda justificar una
explicación desde otro punto de vista:

Es posible que los trastornos neurológicos que subyacen
el espectro autista y la psicopatía puedan ser expresiones
epigenéticas del mismo desorden donde la socialización normal, los afectos, y la
empatía están negativamente afectados, resultado de
defectos en el "alambrado" y la función cerebral.

Lo que será explorado en detalle en la
conclusión de esta serie.

Pero, mientras esperamos a que esta hipótesis sea
validada, es necesario que todos aprendamos a reconocer los
psicópatas camuflados. Lo que constituye un buen punto de
partida.

Mientras tanto, permanezcan en sintonía y no sean
ingenuos, porque las serpientes están cercas —
así dicen los expertos.

Bibliografía

Será ofrecida en la parte concluyente de esta
ponencia

 

 

 

 

Autor:

Dr. Félix E. F. Larocca

Partes: 1, 2
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